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7 Jul 2011

Deportes Tradicionales en la Mediterránea: una visión de los juegos deportivos de pelota

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El juego es un fenómeno básicamente social (Mauss, 1996/1936) que establece entre sus protagonistas un sistema de relaciones que se proyecta en las dimensiones cognitiva, afectiva y social. 

Se trata de una verdadera escuela de socialización en la que el practicante se familiariza con los códigos, usos y las diferentes maneras…

 
Autor(es): Dr. Pere Lavega Burgués
Entidades(es): Federació de Pelota Valenciana
Congreso: II Congreso de Pelota a Mano
Valencia: 26 al 28 de Abril de 2007
ISBN: 978-84-614-9947-2
Palabras claves: Pelota valenciana, pelota de mano, Deportes tradicionales la Mediterránea

1. Introducción.

El juego es un fenómeno básicamente social (Mauss, 1996/1936) que establece entre sus protagonistas un sistema de relaciones que se proyecta en las dimensiones cognitiva, afectiva y social. 

Se trata de una verdadera escuela de socialización en la que el practicante se familiariza con los códigos, usos y las diferentes maneras de comportarse en esa situación. Se puede formular una hipótesis: las normas y los valores de una cultura marcan las conductas lúdicas de los practicantes. Entrar en juego es entrar en sociedad. El juego es una especie de emblema de una cultura, de ahí que el conocimiento profundo de las prácticas lúdicas es un elemento importante del conocimiento de una sociedad”. (Parlebas, 2005:13)

Sin embargo, en el campo científico, a pesar de haberse reconocido la presencia universal del juego, ha permanecido escondido, ignorado o poco reconocido. Probablemente la dimensión motriz de estas manifestaciones, en una sociedad que académicamente ha exaltado la mente y ha desprestigiado el cuerpo, da testimonio de este descuido.
En términos de Mauss, cada sociedad dispone de unas técnicas corporales que no son naturales sino adquiridas mediante creaciones simbólicas que crean los “habitus” vinculados íntimamente a las normas y valores de la sociedad a la que pertenecen. “los juegos son uno de los lugares de expresión de una cultura, considerando que a las  a peculiaridades culturales corresponden originalidades lúdicas. El “yo” de cada cultura se manifiesta en sus juegos“. Parlebas (2001:223)
El juego tradicional no aparece como una pura frivolidad. Participa de una identidad cultural en cada comunidad que manifiesta escenarios lúdicos, originales e íntimamente ligados a las formas de vida locales, a sus creencias y pasiones. Por este motivo parece sensato afirmar que los juegos son el espejo de su sociedad y los mensajes que reflejan son tan variados y originales como las sociedades que los hacen emerger.
En el ámbito de la motricidad los juegos tradicionales constituyen una familia singular, portadora de escenarios lúdicos construidos desde la variedad, originalidad y proximidad a rasgos culturales de carácter local. Lejos de ser obras menores y obsoletas se trata de manifestaciones que activan valores, mensajes y símbolos cargados de significación y sentido para la sociedad del siglo XXI; el diálogo intergeneracional, el respeto a los demás o la relación sostenible con el medio ambiente… son buenos algunos ejemplos (LAVEGA, 2005).

1.1 La lógica interna del juego tradicional

Parlebas, creador de la ciencia de la acción motriz o praxiología motriz, muestra sabiamente que al aplicar la teoría de sistemas, reforzada por un enfoque estructuralista, cada juego deportivo se puede concebir como un sistema praxiológico, cuyos componentes están ordenados de forma lógica, presentando unos mecanismos de funcionamiento y unas propiedades singulares para cada práctica.
Todo juego es portador de un patrón básico de organización, una especie de filtro oculto que hace posible que las acciones y comportamientos propios de cada juego, las acciones motrices, como el caso de chutar, botar, lanzar, o correr, tengan rasgos distintivos y singulares. Se trata de una red de vínculos y relaciones entre los componentes del juego que determinan su organización que sigue siempre una secuencia lógica, puesto que es precisamente este orden interno, esta profunda y compleja cohesión la que hace posible la existencia misma del juego o deporte en cuestión. Esta estructura profunda que organiza y ordena a cualquier juego motor de reglas, es conocida y denominada por la Praxiología Motriz como la lógica interna del juego.
En términos de Parlebas se trata del “sistema de rasgos pertinentes de una situación motriz y de las consecuencias que entraña para la realización de la acción motriz correspondiente” (Parlebas, 2001).
La persona que participa de un juego es un actor que interpreta las “leyes internas”, la “gramática” del sistema, es decir, su lógica interna, dando testimonio de esta aventura mediante acciones motrices. Desde este punto de vista, toda persona al jugar debe interactuar con los otros protagonistas, y relacionarse con el espacio, el tiempo y el material.
Además, la lógica interna de los juegos y deportes tradicionales lleva el sello de la cultura que los origina, elevándolos a la categoría de patrimonio lúdico inmaterial, portador de relaciones, aprendizajes y simbolismos. Se trata de la carta de identidad de cada juego.
Los juegos están en consonancia con la cultura a la que pertenecen, sobre todo en cuanto a las características de la lógica interna, que ilustran los valores y el simbolismo subyacentes de esa cultura: relaciones de poder, función de la violencia, imágenes del hombre y la mujer, formas de sociabilidad, contacto con el entorno…” (Parlebas, 2001:223). La cultura con su presión endógena presiona a los miembros de la sociedad y suscita por ello el entretejido de determinadas lógicas internas en los juegos y pasatiempos ciudadanos, que una vez construidos se convierten en vehículos inmateriales que hacen emerger con su puesta en acción la semilla impuesta en otro tiempo por la cultura, en un proceso circular que se construye sin cesar desde tiempo inmemorial.

1.2 La lógica externa del juego tradicional

Si bien la lógica interna de los juegos es un espejo excelente donde observar el conjunto de relaciones y aprendizajes que suscitan, esta visión se puede enriquecer si se complementan los datos con informaciones correspondientes a las condiciones de práctica y a las características de sus protagonistas, es decir, considerando la lógica externa del juego dado que no forma parte del sistema praxiológico. Informaciones de gran interés, incluso relevantes, pero que quedan fuera del campo de la acción motriz, de la praxiología motriz, de ahí que se tenga que recurrir al legado de la antropología, de la sociología o de la historia, entre otras disciplinas.
Así pues, la lógica interna de un juego o deporte tradicional se puede reinterpretar desde fuera, por una lógica externa que le atribuye significados simbólicos insólitos o específicos. Mientras la lógica interna dirige la atención al estudio de las propiedades internas que fundamentan las reglas de un juego, la lógica externa se interesa por aquellas condiciones, valores y significados que le dan sus protagonistas.
Por este motivo, resulta de gran interés complementar la visión interna del juego, observando en la lógica externa algunos rasgos socioculturales de los que participa, tales como: características de los protagonistas (por edad, género, condición social…), zonas donde se celebra la práctica (emplazamientos: calle, plaza, instalación específica…), materiales (proceso de construcción y personalización de los objetos) y la localización temporal (momento de práctica: festividad, época del año, momento del día…). Se trata de considerar relaciones de otra naturaleza a la práxica, constituyendo todas ellas un sistema sociocultural (LAVEGA, 2000). El reto consiste en suma poner “las notas distintivas” del juego tradicional, sus rasgos pertinentes, sobre un “pentagrama”, el contexto sociocultural, para poder así componer la mejor “melodía” que pueda interpretarse de modo contextualizado. En el caso de los juegos de pelota estos datos complementarios pueden resultar muy enriquecedores.

2. La riqueza motriz de los juegos de pelota

Los juegos de pelota han gozado de una gran popularidad y tradición en los distintos continentes y obviamente en los distintos países y regiones de la Mediterránea. Si bien su presencia transcultural es muy extraordinaria, también lo es el abanico de formas distintas de relacionarse motrices que han originado. Una manera de constatarlo consiste en localizar esta familia de juegos en las distintas categorías o dominios de acción motriz de la clasificación elaborada por Parlebas. Recordemos que esta clasificación agrupa todas las distintas prácticas motrices que puedan concebirse o existir, entre ellas los juegos de pelota, a partir de considerar cualquier situación motriz como un sistema en el cual el participante se relaciona globalmente con el entorno físico y con otros posibles protagonistas.
Teniendo en cuenta dos componentes estructurales de cualquier situación motriz, los protagonistas de la acción, atendiendo al criterio de interacción en cuanto a presencia o ausencia de compañeros (C) y/o adversarios (A), y el espacio de acción, incorporado bajo el criterio de presencia o ausencia de incertidumbre  (imprevistos) debido al entorno físico (I).
La combinación de estos tres criterios (CAI) posibilita caracterizar cualquier situación motriz. Así, la combinación binaria de los tres factores indicados distribuye las prácticas motrices en ocho categorías o dominios diferentes, en las que se fundamenta la estructura motriz de cualquier juego o deporte. Estas categorías se pueden distinguir a su vez en varios subconjuntos o subdominios.

Fig. 1. De las calles y los trinquetes al ámbito académico: guía bibliográfica de la Pilota Valenciana

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº17

 

Fig. 1. Dominios de acción motriz a partir de la clasificación de Parlebas (2001)

a) Según el criterio de Interacción Motriz
Atendiendo el criterio de Interacción con los demás (CA) se diferencian dos grandes grupos de situaciones motrices según se presente o no la interacción motriz con las otras personas. Cada una de estas familias ofrece un conjunto variado de vivencias y aventuras motrices.
1 Situaciones Psicomotrices en las que no se requiere la presencia de interacción motriz con otros, por lo que el participante interviene en solitario, sin interactuar con compañeros o adversarios. Por ejemplo salto de longitud, carrera de 100 metros, lanzamiento de disco. En el caso de los juegos que emplean algún objeto esférico destacar  el tiro de bola conocido en distintas regiones europeas, las bolas en Zarza de Montánchez (Extremadura) y algún juego tradicional de pelota protagonizado por chicas como el Ite (Barbastro, Huesca) o el canto de la Aceituna (arrendó, Logroño, La Rioja o Té, chocolate y café. Lo que mandes, yo haré en Aragón …). A modo de ejemplo se explican dos situaciones de juego de esta familia.
En los juegos de chicas se podría incluir el Canto de la Aceituna; se trata de hacer el mayor número posible de combinaciones lanzando la pelota sobre una pared y recibirla según la consigna siguiendo la canción del juego. Por ejemplo, recoger la pelota con una mano, con la otra, de espaldas, dando una media vuelta, dando la vuelta entera, con el apoyo de un pie, con los ojos cerrados… Si una jugadora se equivoca pasa el turno a la siguiente participante. Gana quien termine antes. En el juego Té, chocolate y café. Lo que mandes, yo haré una compañera ordenaba repetir la operación pero con una consigna determinada como con los ojos cerrados, de espalda, etc., y solo cuando la pelota caía al suelo se cambiaban los papeles y la que había mandado tiraba la pelota siguiendo la última consigna ordenada.

El juego de las bolas jugado en Zarza de Montánchez (Extremadura) se realiza el primer domingo de octubre. Se trata de un juego de azar y apuestas, únicamente autorizado por la tradición por estas fechas. Se juega en un rectángulo de cemento, de dos por un metro, con inclinación y rebordes altos, en la parte baja de la inclinación existe un pequeño hoyo y una incisión cuadrangular alrededor. Se juega con ocho bolas pequeñas de acero. Un apostante tira las bolas pero antes debe igualar las apuestas de los que lo hacen desde fuera, si salen pares (es decir quedan bolas pares en el hoyo e incisión) gana el apostante que tiró las bolas, si salen impares ganan los apostantes del exterior y entra otro en el interior. Tradicional y goza de gran importancia en la comarca.

2 Situaciones Sociomotrices en las que se exige la interacción motriz con otro u otros participantes. Estas prácticas pueden ser de tres tipos:
2.1 Situaciones de cooperación o comunicación motriz, en las que la interacción se produce con al menos un compañero, debiendo cooperar para conseguir conjuntamente el objetivo que les une. En el caso de los juegos de pelota merece especial atención el juego de las palas practicado en Cantabria.
En las playas de la ciudad de Santander se practica el juego de las palas. Consiste en formar grupos de al menos dos personas y hasta un número que no suele pasar de cinco, y mantener en el aire el mayor tiempo posible una pelota golpeándola con una pala de madera y sin que caiga al suelo.
Entre los participantes, al menos uno realiza la función de “parador” o “pared”, siendo el resto “pegadores o tiradores”. El “parador”, de espaldas a la pared escogida por los jugadores para resguardarse del viento e impedir que las bolas perdidas se alejen demasiado, trata de devolver las bolas a los “pegadores” colocándoselas en el lugar que más les convenga a éstos y en un orden que se trata de mantener para que todos jueguen por igual. Los “pegadores” tienen que golpear la bola con fuerza hacia el “parador” y dirigiéndole de modo que sea fácil devolverla. En el caso de que haya más de un “parador”, estos dos se alternarán para devolver la bola, si la dirección que lleva lo permite. Cuando sólo juegan dos personas se habla de partida “mano a mano”. La distancia a la que se colocan “tiradores” y “pared” es arbitraria, pudiendo variar según la destreza y costumbres. 
La duración de las partidas es indefinida y suele darse el caso de añadirse o retirarse jugadores en su transcurso; así pueden participar dos personas, tres, cuatro o incluso cinco. El juego habitualmente termina con el “cole” (como se denomina en Santander al baño o chapuzón) en las aguas del Cantábrico, independientemente de la época del año y de las condiciones meteorológicas.
2.2 Situaciones de oposición o contracomunicación motriz, en las que la interacción se realiza ante al menos un adversario que se opone al objetivo motor propuesto. En este grupo existen juegos de duelos de jugadores, en los que se enfrentan dos adversarios, como sucede en el tenis, y en numerosos juegos de pelota como son algunas modalidades del juego de pelota a mano, pelota vasca y de pilota valenciana como escala i corda, raspall (trinquet y carrer) frontón, llargues, la perxa, les galotxetes, curtes, pilota blanca y frare (LAVEGA y OLASO, 1999)
En estos juegos los jugadores suelen estar uno delante del otro (juegos directos), excepto en los casos como  el frontón o frare que la pelota se lanza sobre una misma zona para que salga rebotado de la pared (juegos indirectos).
También existen juegos de oposición entre todos los protagonistas. En esta familia se incluye el frontón rebotón, también denominado punto y coma, barrenes, primis, o frontón rebullón. En este juego, los jugadores golpean la pelota bien directamente o tras dar un bote, proyectándola hacia la pared. La pelota debe contactar por encima de la línea marcada en la pared. El jugador que falla se coloca en esa pared, tratando de atrapar la pelota que envían los jugadores de campo, ya que si lo consigue se salva, permutando su función con el lanzador del esférico. Al final, cuando sólo queda un jugador se le concede una vida para la siguiente partida. Un juego parecido es el puntero que se juega en Pamplona en el cual el jugador que interviene dice el nombre de la siguiente persona que debe golpear la pelota, el resto de las reglas son casi iguales.
Otro ejemplo de juego de todos contra todos sin hacer uso de la pared es el caso de Ceba (Cataluña) o Baña (Islas Baleares). En este juego todos los jugadores disputan una pelota para lanzarla con fuerza sobre el cuerpo de un adversario. Este juego finaliza por causas externas (cuando los jugadores están cansados…)
2.3 Situaciones de cooperación-oposición,en las que los protagonistas intervienen con la colaboración de compañeros y la oposición de adversarios. Esta familia de juegos deportivos es la que origina una mayor complejidad en la relación motriz entre los protagonistas. Se distinguen varios subdominios de juegos de cooperación-oposición.
2.3.1. Duelos de equipo. En estas prácticas se enfrentan dos equipos, teniendo una gran presencia en numerosos juegos de pelota, como la pelota canaria, modalidades de pelota valenciana, tamburello italiano…. Igualmente se presentan en muchos juegos infantiles como el conocido balón tiro (cementerio, brile, jugar a matar, balón prisionero).
2.3.2 Equipo contra el resto. En este subgrupo se encuentran los juegos en los que los jugadores que son inicialmente adversarios pasan a ser posteriormente compañeros. Este es el caso del juego tradicional francés de la pelota cazadora, en el que dos jugadores disponiendo de una pelota se la van pasando hasta contactar el cuerpo de un contrario; a partir de ese momento, ese jugador pasa a ser su compañero, de modo que cada vez el equipo que persigue va aumentando más y más sus componentes hasta que tan sólo queda un jugador por ser atrapado.
2.3.3 Juegos paradójicos o ambivalentes. Este subdominio representa un auténtico tesoro cultural, ya que en estos juegos los jugadores pueden ser al mismo tiempo compañeros y adversarios, generando situaciones contradictorias o paradójicas. Uno de los casos más extraordinarios es el de la pelota sentada, en el cual cualquier jugador con un balón puede pasarlo por arriba a otro jugador (en caso de tocarle lo elimina momentáneamente y debe sentarse en el suelo) o puede hacer un pase picado, con un bote en el suelo, el cual no origina ningún peligro para el jugador receptor. Si un jugador que está en el suelo, en el caso de capturar una pelota y poderla hacer llegar a otro jugador capturado, se salva.

b) Según el criterio de Incertidumbre con el entorno físico (I)
Se distinguen con este criterio dos grandes grupos de prácticas, según se presente o no incertidumbre con el entorno físico.

  • Situaciones en un medio estable. En esta categoría o dominio de acción, las prácticas se realizan en un medio regular, previsible, sin incertidumbre, por tanto domesticado, en el cual el protagonista no debe preocuparse por la toma de decisiones en relación al entorno físico. Entre los distintos ejemplos, se puede citar la mayoría de los juegos deportivos de pelota (fútbol, baloncesto, voleibol, tenis; y también la pelota vasca, pelota valenciana sobre todo en trinquet, frontón…).
  • Situaciones en un medio inestable. En este caso el entorno es fuente de incertidumbre, lo cual comporta la necesidad de leer constantemente el espacio de acción, buscando indicios, recibiendo información, procesándola y tomando decisiones para adaptarse de modo óptimo a ese entorno que se presenta irregular y fluctuante. Se trata de situaciones desencadenadas ante un medio incierto, como es el caso de las prácticas realizadas en espacios naturales o irregulares. Un buen ejemplo es el caso del tiro de bola y también el chambot.

En el caso del tiro de bola cada jugador dispone de una bola de acero de unos 1.670 gr. y 75 mm. de diámetro. El juego consiste en recorrer una distancia de 4 a 6 Km., entre ida y vuelta en el menor número de tiros posible, teniendo en cuenta que un tiro es el trayecto que hace la bola desde que sale de la mano del tirador hasta que se para. Cada jugador dispondrá de un marcador, encargado de reconocer el camino, estudiar peraltes, curvas, y otras posibles irregularidades en el terreno y aconsejar al tirador, sobre el lugar idóneo donde la bola debe tocar el suelo. El jugador que empieza la competición toma impulso corriendo de unos 15 a 20 metros hasta la línea de desembarre y tras hacer un salto lanza la bola hacia el lugar que ha indicado su marcador. Cuando la bola se detiene, el siguiente jugador inicia su recorrido. Gana quien antes llegue al lugar acordado.
En el juego tradicional de Chambot, se enfrentan dos equipos disponiendo de un palo y una pelota. Cada equipo indica el número de series que necesita para llegar hasta una distancia pactada; una serie se compone de tres golpeos de pelota en ataque y uno en defensa. El equipo que indique menor número de series ataca, realizando cada jugador de forma alterna un golpe a la pelota con el bastón. Tras realizar los tres golpes interviene un jugador contrario golpeando la pelota lejos de los intereses de sus contrarios. Si el equipo atacante consigue llegar a su objetivo con el número de golpeos acordados o en un número inferior suma un punto; en caso contrario lo suma el equipo defensor. Acto seguido se vuelve a pactar un lugar dónde llegar y siguiendo el mismo procedimiento se identifica el equipo atacante y el defensor. Al final gana quien obtiene mayor número de puntos.

Dependiendo de cómo se presente la combinación de los criterios relativos a la interacción motriz (C, A) y a la incertidumbre con el medio físico (I) se dan ocho categorías distintas de situaciones motrices (dominios de acción motriz), las cuales son portadoras de tendencias específicas en la lógica interna singular en cada caso, o lo que es lo mismo, exigen que los protagonistas se adapten a condiciones y estructuras muy distintas. De este modo las prácticas que aparecen en cada grupo aunque no tienen la misma lógica interna, si que contienen rasgos estructurales muy similares; por ese motivo sus lógicas ofrecen una organización y propiedades internas que tienden a proyectarse en el mismo sentido, lo que les hace aparecer como dominios de acción homogéneos. Dicho de otra manera, en cada uno de estos ocho dominios, los jugadores tienden a solucionar problemas motores parecidos.
Estos dominios de acción motriz homogéneos constituyen un tema primordial para saber diferenciar las prácticas atendiendo a criterios de la lógica interna de las propias actividades. Esta manera de clasificar los juegos y los deportes permite identificar las principales exigencias que solicitan nuestras prácticas, además de posibilitar elegir entre los distintos ejemplos de situaciones motrices de cada categoría siguiendo criterios de pertinencia estructural, científicos y rigurosos. 
Es necesario recordar una vez más, que desde un punto de vista estructural dos situaciones motrices que pertenezcan a una misma categoría de la clasificación serán igual de válidas e importantes, independientemente de si se trata de deportes, juegos o prácticas inventadas. No es la importancia o la rentabilidad social o económica lo que se busca, sino su homogeneidad motriz desde su disposición estructural, desde su lógica interna.
Esta circunstancia resulta un requisito imprescindible para fundamentar cualquier proyecto (deportivo, pedagógico, turístico…) constituido en base a situaciones motrices. Así por ejemplo, se puede estar en disposición de garantizar unas condiciones óptimas entre el proyecto pedagógico y la elección de las situaciones motrices que se ajustan a los objetivos planteados. En el caso de los juegos de pelota, cualquier práctica debería tener el mismo respeto y consideración, independientemente de si se trata de un juego infantil o de adultos; masculino o femenino; vigente o desaparecido. En el fondo, cada juego propone un laboratorio de relaciones y es en este contexto en el que se debe valorar su interpretación y su potencialidad en el campo aplicado.

3. La lógica interna de los juegos de pelota: la relación con el espacio

Las reglas de cualquier juego definen una lógica de comportamiento motor, una lógica interna que confiere una identidad para cada juego. Esta lógica motriz se manifiesta de una manera concreta mediante ciertos tipos de relaciones que se pueden observar y que el jugador teje con el mundo que le rodea.
Las relaciones que origina la lógica interna de cualquier juego se establecen sobre cuatro ámbitos o sectores de acción motriz: La relación con el espacio; la relación con los demás; la relación con el material; y la relación con el tiempo.
Dada la limitación de la extensión de este escrito se procede a hacer una aproximación a la relación con el espacio que activa la lógica interna de los juegos deportivos de pelota.

3.1 Espacio estable – Inestable

Como se ha comentado en el apartado anterior los juegos de pelota pueden jugarse tanto en un espacio estable como en un espacio portador de imprevistos. No obstante, existe un gran predominio de los juegos de pelota de adultos que hacen uso de un espacio estable respecto a los que emplean terrenos portadores de incertidumbre.
Si bien en términos generales la superficie horizontal sobre la que se sitúan los jugadores suele ser estable, las superficies verticales pueden ofrecen algunas dificultades según las características del contexto (lugar) donde se juegue. A veces, la pared irregular de una vivienda, palacio, iglesia o torre origina espacios portadores de imprevistos que sólo los jugadores del lugar son capaces de leer con eficacia y virtuosismo.
En el caso de los juegos de pelota a mano de adultos más practicados en las regiones mediterráneas, se observa una constante, dirigida a controlar la “agresividad” de las acciones motrices. En términos generales, las reglas orientan a los jugadores a trasladar la pelota hacia una zona alejada de los adversarios; en ningún caso el juego premia alcanzar la pelota el cuerpo del contrincante (como sucede en otros juegos de duelos o luchas como la esgrima, el judo o el boxeo). Además esta domesticación del contacto corporal con los demás a menudo se ve acentuada cuando cada equipo se distribuye en zonas distintas. No obstante cuando los jugadores coinciden en un mismo espacio (como por ejemplo en alguna modalidad de frontón), las acciones se dirigen hacia una misma pared (o paredes) sobre las que enviar la pelota, siempre buscando que el contrincante esté lo más lejos posible o que no pueda devolver la pelota con facilidad.
La importancia del terreno de juego en esta familia de juegos origina una gran diversidad de combinaciones:

  • Juegos directos (sin paredes) y juegos indirectos (con una o más paredes, que pueden localizarse delante o en los laterales);
  • Juegos con límites en la extensión del terreno de juego, a juegos sin que sea necesario establecer límites en los extremos;
  • juegos con espacios siempre iguales (el mismo para cada equipo) a juegos con espacios que cambian de superficie (por ejemplo al jugar la “raya”).

En la familia de los juegos de pelota también existen modalidades que no se han institucionalizado, conocidas en el caso de muchos juegos infantiles en los cuales se buscan el cuerpo del adversario como espacio a alcanzar. Entre los muchos ejemplos se indica el caso del juego de pies quietos, el balón prisionero o cementerio, la pelota sentada o el juego de baña dirigen la atención sobre el contacto del cuerpo rival. Este hecho origina una lógica distinta, en la cual, las acciones estratégicas de engaño, anticipación o preacción, así como la toma de decisiones responden a una aventura motriz substancialmente distinta. Según el espacio se trata de juegos directos, cuyos límites, dimensiones y subespacios pueden ser muy variados.

3.2 La Relación con el espacio en el juego del Frontón en Aragón

Dada la enorme variedad de modalidades de juegos de pelota, se propone realizar una visión en torno a los juegos de pelota localizados en la Comunidad Autónoma de Aragón. De este modo, los detalles de este estudio permitirán entender mucho mejor lo que puede aportar esta visión contextualizada de la lógica interna en los juegos de pelota. Los datos que se aportan corresponden a un trabajo realizado por la Asociación Cultural Chuara “El juego tradicional de la pelota en Aragón.Chugar á pilota” (Pirineos y extremo noroccidental)
El juego de la pelota mano destaca por conllevar generalmente la existencia de un elemento inmueble, el frontón, que en algunos casos fue construido con la intención concreta de servir a ese propósito y en otras muchas ocasiones era simplemente la pared o paredes de un edificio previamente existente que era aprovechada para la realización de la práctica cotidiana de jugar al frontón. Fijémonos que el término frontón delata la relación espacial imprescindible para el desarrollo de las reglas de este juego (a diferencia de la denominación juego de pelota a mano, que hace referencia a la relación del jugador con el material –pelota- y la parte del cuerpo con la que se contacta –la mano- ).
Si bien el frontón es el término más extendido para nombrar el lugar de juego de manera general, se produce asimismo en toda la zona (o al menos así ha sido testimoniado en todas las comarcas excepto en la Ribera Alta del Ebro) una oposición entre este término cuando denomina un lugar de juego compuesto por una sola pared frontal o frontis (o incluso por un frontis y una sola pared lateral) y el de “trinquete” que se emplea de manera específica para designar un terreno de juego compuesto al menos bien por un frontis y una pared lateral (en el Somontano de Barbastro y en otras localidades dispersas) o por un frontis y dos paredes laterales (en casi toda el área prospectada excepto el Alto Gállego, la Ribera Alta del Ebro y el Somontano de Barbastro).

3.2.1 Los espacios verticales en el juego del Frontón en Aragón

De los algo más de 100 lugares de juego de los que se ha recogido información acerca de su número de paredes, prácticamente la mitad repartida de manera uniforme por toda el área se componía de una sola pared que servía de frontis o frontón. Los compuestos por un frontis y una pared lateral suponían casi la tercera parte del total, siendo algo más numerosos los de frontis y pared izquierda (ausentes en La Jacetania y la Hoya de Huesca/Plana de Huesca, y abundantes en Alto Gállego, Tarazona y el Moncayo y, especialmente, Cinco Villas) aunque sólo unos pocos ejemplos por delante de los de frontis y pared derecha, presentes en toda el área excepto las comarcas de Alto Gállego y Ribera Alta del Ebro. Por último, los lugares de juego que presentaban frontis, pared izquierda y pared derecha representan casi la cuarta parte del total, aparecen en todas las comarcas salvo Alto Gállego y Ribagorza y son especialmente abundantes en Campo de Borja, Tarazona y el Moncayo y, algo menos, en la Hoya de Huesca/Plana de Huesca.
Como matización a estos datos hay que señalar que se ha tenido constancia de la pérdida de alguna pared lateral con lo que algunos frontones de tres o dos paredes aparecen a la vista hoy en día como frontones de dos paredes o de solo un frontis, tal como sucede en Ambel, Bureta o Piedratajada/Piatallada. Junto a esto cabe resaltar la posibilidad no comprobada de que, de la misma manera, algunos de los frontones señalados como de sólo un frontis poseyera antaño alguna pared lateral adicional de la que no queda testimonio en la actualidad.
Una última pared que podría considerarse como parte del terreno de juego es la situada enfrente del frontis y que podría denominarse como “pared de rebote”. Esta pared aparece únicamente en seis frontones, siempre de dos o tres paredes y situados en la mitad occidental de la zona estudiada. Además es necesario resaltar que sólo se ha considerado como tal aquellas paredes de rebote que no se encontraban demasiado lejos del frontis y sobre las que se había recogido información oral que les confirmara ese carácter.

3.2.2  Superficie de juego

Entre los más de 40 frontis localizados y cuya forma presenta unos límites expresos para su uso como tal (construidos, de paredes prolongadas o delimitados sobre una pared de otro uso) parece que predomina la forma aproximadamente cuadrada, detrás de la cual se sitúa la apaisada o con lado mayor horizontal (entre los que el de proporción más horizontal es el de Ortilla) y, ya a más distancia, la vertical (entre los que debía destacar por su airosidad el de Ejea de los Caballeros). Entre todos ellos, de los que se ha podido disponer de mediciones, son más abundantes los que tienen entre 6 y 9,5 m de anchura y entre 6 y 9 m de altura . En cuanto a la anchura sobresale por sus mínimas medidas el de Morillo de Monclús/Moriello Monclús con poco más de 5 m, mientras que por sus grandes dimensiones destacan los de tres localidades (Ortilla, Labuerda/A Buerda y Sallent de Gállego/Sallén de Galligo) en torno a los 13 m y, sobre todo, el de Ardisa con 17 m. En cuanto a la altura el menor es el de Piedratajada/Piatallada que no llega por poco a los 5 m, y los de mayor envergadura son los de Labuerda/A Buerda y Sos del Rey Católico con 9,5 m. En cuanto a la superficie total de la pared, estando la media en torno a los 60 m2, destacan por su pequeño tamaño el de Bielsa con tan solo 30 m2 y por sus enormes dimensiones, de nuevo, el de Ardisa con 136 m2.
Como excepción cabe reseñar que el frontón de Gurrea de Gállego/Gurrea de Galligo contaba con una raya vertical que dividía el frontis en dos franjas, una muy ancha y otra mucho más estrecha, y cuya función era disminuir la anchura válida del frontis para los partidos jugados a individuales o por parejas.
“Sí, la raya, y otra también cuando jugaban dos a dos de arriba abajo pa no coger todo digamos, una a un metro marcada como más hondo, cuando lo lavaron de cemento, y otra como eso del tenis cuando juegan y tienen esas en los laos pa cuando juegan mano a mano y dos a dos pues mu parecido, le quitaba digamos una parte de frontón cuando jugaban mano a mano o dos a dos algunas veces”. Gurrea de Gállego/Gurrea de Galligo
Los frontones que aprovechan paredes de otros edificios y no llegan a delimitarlas presentan, tal y como cabía esperar, una gran variedad de formas de la que resulta complicado extraer ninguna conclusión. A pesar de ello, sus medidas sí que se aproximan significativamente a las de los frontones construidos lo cual podría indicar una cierta intención a la hora de elegir una pared como frontis teniendo en cuenta sus medidas. Así, de la treintena larga de frontones catalogados que aprovechan una pared anterior como frontis, más de sus dos terceras partes tienen una anchura entre 5 y 11 m y una altura entre 5 y 10 m. En anchura destacan por su estrechez los de Cerler/Sarllé y Torres de Alcanadre/Torres d’Alcanadre con sólo 4 m, y por su amplitud el de Nueno con 18 m. En altura sobresalen algunos que aprovechan la torre de una iglesia y, de nuevo por sus exiguas medidas, el de Cerler/Sarllé con tan sólo 3 m de alzado.

3.2.3. Uso reglamentario y estratégico de la zona de saque

El juego de pelota al pertenecer a los dominios de acción motriz de oposición en un medio estable o de cooperación-oposición en un medio estable orienta los retos de los protagonistas a resolver la incertidumbre o imprevistos que generan las acciones motrices de los otros participantes. Leer a los contrarios (y compañeros), descifrar sus respuestas, anticiparse, engañar, actuar estratégicamente… son constantes de esta familia de aventuras motrices.
La puesta en escena de estos aspectos se confirma en la ocupación racional e inteligente de los diferentes subespacios de juego. Sin lugar a dudas uno de estos lugares es el correspondiente a la zona de saque. El modo de ejecución de la acción del saque consistía en la gran mayoría de localidades en dar un bote con la pelota en el suelo para acto seguido golpearla hacia el lugar y altura que al jugador más le conviniera según la estrategia a seguir.

a) Zonas libres para iniciar el saque
En la mayoría de las ocasiones, el jugador que realizaba el saque podía elegir cualquier punto del terreno de juego para realizar esta acción tan importante que iba a condicionar las siguientes secuencias de juego. Dependiendo de las características del terreno de juego (de su “geografía peculiar”) así como de las preferencias estratégicas de cada jugador esta zona podía cambiar. No obstante en términos generales la tendencia era la de sacar desde una zona próxima al frontis en localidades como Rodellar; desde el centro del terreno de juego en Berbegal, o desde atrás en Bernués. Probablemente la influencia de la reglamentación deportiva justifica que en las localidades de Ansó y Fuendejalón se exigiera realizar el saque desde detrás del número 4. En otras localidades la singularidad del terreno de juego establece sin lugar a dudas desde donde sacar, como en Javierrelatre/Xabierrelatre donde el lugar de saque estaba indicado por una línea de piedras de canto hincadas en el suelo a cierta distancia del frontis.
b) Uso del Trinquete o Botadera
En ciertos lugares de Sobrarbe y la zona prepirenaica se introduce un subespacio denominado trinquete (en Junzano/Chunzano y en Sin) o botadera según la literatura especializada. Se trata de una superficie de piedra o losa cuadrada y plana sobre la que era obligatorio botar la pelota en el momento del saque para golpearla en el aire seguidamente. En algún lugar, el papel de esta losa lo cumplía un cuadro de cemento o un pedazo de suelo concreto que se guardaba siempre limpio. La situación de este “trinquete” o “botadera” varía desde unos 2 metros (Sin), 3 metros (Orés), 5 metros (Junzano/Chunzano) o unos 12 pasos de distancia del frontis, hasta un lugar aproximado en el centro del terreno de juego (Apiés).
Sin lugar a dudas la utilización de este subespacio de saque le otorga a la lógica interna del juego una peculiaridad estratégica que enriquece la variedad motriz de esta familia de juegos.
c) Zonas a alcanzar la pelota en el primer bote tras el saque
Dependiendo del grado de permisibilidad normativa para realizar el saque se distinguen dos modalidades de saque.

  • A Bote, denominada así en Añón y practicada en muchas localidades de las comarcas estudiadas solía delimitarse una raya en el suelo paralela y a cierta distancia del frontis, obligando a que la pelota botara detrás de esa zona una vez volvía de la pared tras realizar el saque.
  • A Brazo, también conocida con este nombre en Añon, en la que el jugador podía realizar el saque sin limitaciones en el primer bote. Esta modalidad también se protagonizaba en localidades puntuales como Estopiñán del Castillo/Estopanyà del Castell, Gurrea de Gállego/Gurrea de Galligo, Javierrelatre/Xabierrelatre, Junzano/Chunzano y Luna).

En unos pocos lugares asimismo, evidentemente influidos por la práctica normalizada deportiva del juego, ese primer bote después del saque no solo tenía que situarse detrás de una línea sino también delante de otra situada en la parte trasera del terreno. Así podía ser “entre la falta y la pasa” (Santa Cruz de Moncayo), “entre el tres y el siete” (Fuendejalón) o “entre el cinco y el siete” (Ansó), aunque en estos dos últimos casos podía establecerse en cada caso la numeración entre la que situar este primer bote.
En algunos casos cuando algún jugador destacaba de modo considerable sobre los demás, se proponía igualar la diferencia de nivel mediante el uso exigente del espacio de juego en la acción de saque. Así era conocido el pacto de reglas que un experto jugador de Ejea de los Caballeros proponía a sus contrincantes consistente en la obligatoriedad de que todas las pelotas de saque impactasen en la pared izquierda después de rebotar en el frontis, de tal manera que la pelota volvía siempre hacia la parte central de la pista y resultaba muy fácil volverla. A pesar de dar estas facilidades este jugador siempre solía ganar a sus rivales.

3.2.4. Espacios estratégicos a buscar para terminar la jugada con éxito

Durante el transcurso de un partido, los pilotaires podían hacer uso de diversas estrategias para tratar de “matar el tanto”, mediante golpes determinados a la pelota buscando direcciones imprevistas o efectos poco esperados para sorprender al contrario y, en todo caso, dificultar que pudiese devolver la pelota.  Entre los citados por los informantes los más numerosos son los referidos a aprovechar alguna de las particularidades del frontón del pueblo entre las que destaca sin duda alguna en el caso de los frontones de dos o más paredes el rincón, y el matachín o chaflán más o menos curvo que podía ocupar uno de los dos rincones laterales del frontis en caso de que existiera. Enviando la pelota hacia el matachín, si se acertaba con el golpe adecuado, la pelota quedaba completamente muerta o salía casi rodando pegada a la pared lateral hasta donde era muy difícil que llegase en buenas condiciones para devolver el contrario.
También son muy citados otros “accidentes” o particularidades del frontón como ventanas, rejas, puertas, columnas, o del suelo como escalones o cambios de nivel, que trataban de buscar los jugadores con más picardía y que solían ser definitivos en los partidos contra pilotaires de fuera de la localidad y que, por tanto, no conocían a fondo todos los truquillos habituales.
Otras formas de intentar conseguir el tanto era tirar la pelota muy cercana a la raya de falta del frontis, hacer una dejada por sorpresa, enviar la pelota a la mano del contrario que peor sabía usar, tirarla al lugar de la cancha en que no se encontraba ningún contrincante, darle por sorpresa de volea, o intentar que diese consecutivamente en el frontis y la pared lateral o viceversa.

4. Epílogo.

Los datos aportados permiten acercarse a la riqueza motriz y sociocultural que caracterizan a los juegos de pelota. La comprensión de su lógica interna y la contextualización de la información en el marco geográfico, social y cultural permiten entender mejor la condición de esta familia de juegos como patrimonio cultural.
El sistema de reglas de los juegos de pelota a mano practicados por los adultos activa un entramado de relaciones motrices peculiares asociadas a la necesidad de actuar inteligentemente en cualquier circunstancia del juego. El repaso de algunos de los rasgos pertinentes asociados a la relación de los jugadores con el espacio, así como las singularidades del espacio en el contexto de juego confirman el interés por desvelar las propiedades de estos juegos, en aras a favorecer una interpretación y una posible aplicación educativa, recreativa, deportiva o turística de este tipo de juegos deportivos.
No obstante se debe considerar que esta relación tan íntima que ofrece la lógica interna de los juegos de pelota con los rasgos locales, tiende a desaparecer a medida que los juegos se incorporan en un proceso de deportificación (Parlebas, 2001). Este itinerario institucionalizador tiende a unificar todas las condiciones sobre las reglas o código de juego (relaciones entre protagonistas, con el espacio, con el tiempo y con el material), incorporando a su vez espacios específicos para su práctica, que impiden que aparezcan imprevistos o particularidades distintas en los terrenos de juego de cualquier totalidad. A la ventaja de poder comparar los resultados y unificar las condiciones de práctica se une la desventaja de la pérdida de rasgos culturales locales que durante mucho tiempo han constituido un auténtico patrimonio cultural en cada una de las regiones de la Mediterránea.
El dilema o la discusión esta abierta, a pesar de que la historia de los juegos de pelota y su significación social y cultural se escriben con letras mayúsculas en el tesoro que constituyen los juegos de tradición local.

5. Bibliografía.

Adell y García (1999) El fenómeno deportivo en Aragón. Del juego tradicional al deporte moderno. Zaragoza: Diputación General de Aragón.
Andolz (1998) Los aragoneses. Tomo II. Los ciclos del año. El invierno. Zaragoza: Mira.
Bajén y Gros (1994)  La Tradición oral en las Cinco Villas. Zaragoza: Diputación de Zaragoza
Bajén y Gros (2003) La tradición oral en el Moncayo Aragonés. Zaragoza: Diputación de Zaragoza.
Bombín y Bozas(1976a) El gran libro de la pelota. Deporte Universal. Tomo I. Madrid, Federación Internacional de Pelota Vasca.
Bombín y Bozas(1976b). El gran libro de la pelota. Deporte Universal. Tomo II. Madrid, Federación Internacional de Pelota Vasca.
CHUARA ASOCIACIÓN CULTURAL: RIVAS, LAVEGA, Y MAESTRO (2004)  Frontones, jugadores de pelota y otros juegos tradicionales en Aragón:Pirineos y extremo noroccidental. Estudio becado por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte de Aragón, para la Promoción y Difusión del Patrimonio Etnológico, Lingüístico y Musical. (Inédito)
Chueca, Rivas y Romeo (2004) Arquitectura popular de las comarcas de Campo de Borja y Tarazona y el Moncayo. Asomo, Comarca de Campo de Borja y Comarca de Tarazona y el Moncayo (inédito).
Debroise (1985) Frontons de place en place en Pays Basque. Pau, Association pour la sauvegarde des sites et ensembles monumentaux des Pyrénées-Atlantiques
GILLMEISTER (1987) Os métodos de investigaçao e o desporto medieval: resultados recentes e perspectivas. Desporte e Sociedade. 39
LAGARDERA y LAVEGA (2003) Introducción a la praxiología motriz. Barcelona: Paidotribo
LAGARDERA, y LAVEGA, (2004) La ciencia de la acción motriz. Lleida:UdL-INEFC-Lleida. Col.lecció motriu núm. 1
LAVEGA (2005) “El valor pedagógic del joc tradicional” en “Jocs i Esports tradicionals“, Tradicionari, Enciclopèdia de la cultura popular de Catalunya, Volum 3 Barcelona: Enciclopèdia catalana; Pp. 164-168
LAVEGA, (2000) Juegos y deportes populares-tradicionales. Barcelona: INDE
LAVEGA y OLASO (1999) 1.000 juegos y deportes populares y tradicionales. La tradición jugada. Barcelona: Paidotribo.
MAUSS, (1966/1936) “Les techniques du corps”, en Sociologie et anthropologie, , París:PUF. Pp.363-386
PARLEBAS (2005) “El joc, emblema d’una cultura” en ENCICLOPEDIA CATALANA “Jocs i Esports tradicionals“, Tradicionari, Enciclopèdia de la cultura popular de Catalunya, Volum 3 Barcelona: Enciclopèdia catalana; Pp. 13
PARLEBAS (2001) Juegos, deportes y sociedades. Léxico de praxiología motriz. Barcelona: Paidotribo.
Vergara ET AL. (1998) Falordias de chuglars (Disco compacto y folleto anexo). Zaragoza: Ligallo de Fablans de l’Aragonés.

6. Anexo.

A continuación se muestran algunas imágenes de terrenos de juego del juego de pelota aragonés, obtenidas en el trabajo de campo y registradas por Félix Rivas (Chuara, 2004).

Fig 2. De las calles y los trinquetes al ámbito académico: guía bibliográfica de la Pilota Valenciana

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº17

 

Fig 3. De las calles y los trinquetes al ámbito académico: guía bibliográfica de la Pilota Valenciana

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº17
Comarca Jacetania (Aragón) Comarca Alto Gallego (Aragón)

Fig 4. De las calles y los trinquetes al ámbito académico: guía bibliográfica de la Pilota Valenciana

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº17  

Fig 5. De las calles y los trinquetes al ámbito académico: guía bibliográfica de la Pilota Valenciana

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº17
Comarca Ribagorza (Aragón)    Cinco Villas (Aragón)

Fig 6. De las calles y los trinquetes al ámbito académico: guía bibliográfica de la Pilota Valenciana

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº17  

Fig 7. De las calles y los trinquetes al ámbito académico: guía bibliográfica de la Pilota Valenciana

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº17
Almudevar (Huesca)        Adabuesca (Huesca)

 

Fig 8. De las calles y los trinquetes al ámbito académico: guía bibliográfica de la Pilota Valenciana

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº17
San Martín de la Virgen del Moncayo (Aragón)

Fig 9. De las calles y los trinquetes al ámbito académico: guía bibliográfica de la Pilota Valenciana

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº17
Ribera Alta del Ebro (Aragón)

Los frontones que aprovechan paredes de otros edificios y no llegan a delimitarlas presentan relativa abundancia de discontinuidades muy aparentes en la superficie de estos frontis que suelen deberse a la presencia de contrafuertes exteriores habituales en paredes de iglesias, de quiebros en el trazado de la pared, o de la conjunción no continua de dos paredes diferentes.

Chuara asociación cultural (RIVAS, F. LAVEGA, P. Y MAESTRO, F) (2004)  Frontones, jugadores de pelota y otros juegos tradicionales en Aragón:Pirineos y extremo noroccidental. Estudio becado por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte de Aragón, para la Promoción y Difusión del Patrimonio Etnológico, Lingüístico y Musical. El trabajo de campo y el redactado final es autoría de Félix Rivas, miembro de esta investigación.

Con esta acepción también fue recogido el término “trinquete” en bibliografía referida a las comarcas de Moncayo Aragonés (Bajén y Gros: 2003:64).

En general estas medidas son muy similares o ligeramente inferiores a las reglamentarias de un frontón para mano cuyo frontis ha de medir entre 7 y 10 m de ancho y entre 7,5 y 10 m de alto. (Bombín y Bozas-Urrutia: 1976 a: 841).

Andolz (1998:58)

Bombín y Bozas-Urrutia b (1976:1.244)

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