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6 Sep 2007

Motivación hacia la práctica físico-deportiva de los corredores de fondo.

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Dosil Díaz (2004, p. 129) hace una definición de la Motivación en el Deporte que trata de integrar a todas: “La motivación es una variable psicológica que mueve al individuo hacia la realización, orientación, mantenimiento y/o abandono de las actividades…

Autor(es): Antonio Zarauz Sancho, Alfonso Valero Valenzuela, Francisco Ruiz Juan
Entidades(es):
Congreso: VII Congreso Internacional sobre la Enseñanza de la Educación Física y el Deporte Escolar
Badajoz – 6-9 de Septiembre de 2007
ISBN: 978-84-611-8417-0
Palabras claves: motivación, psicología, actividad, deporte

Resumen

Dosil Díaz (2004, p. 129) hace una definición de la Motivación en el Deporte que trata de integrar a todas: “La motivación es una variable psicológica que mueve al individuo hacia la realización, orientación, mantenimiento y/o abandono de las actividades físicas/deportivas, y suele estar determinada por la asociación cognitiva que el sujeto hace de las diferentes situaciones (si es positiva, mayor motivación; si es negativa, menor motivación; si es neutra, dependerá de la construcción cognitiva que realice por la influencia del entorno y de sus propias convicciones), en función de una serie de factores (individuales, sociales, ambientales y culturales)”.

1.Introducción; Definición, tipos y teorías de la motivación.

Dosil Díaz (2004, p. 129) hace una definición de la Motivación en el Deporte que trata de integrar a todas: “La motivación es una variable psicológica que mueve al individuo hacia la realización, orientación, mantenimiento y/o abandono de las actividades físicas/deportivas, y suele estar determinada por la asociación cognitiva que el sujeto hace de las diferentes situaciones (si es positiva, mayor motivación; si es negativa, menor motivación; si es neutra, dependerá de la construcción cognitiva que realice por la influencia del entorno y de sus propias convicciones), en función de una serie de factores (individuales, sociales, ambientales y culturales)”.

Por otro lado, nos encontramos con que ante un mismo estímulo o situación, cada persona no responde o se motiva de la misma manera, lo que nos lleva a deducir que existen diferentes tipos de motivación, tanto en la vida como en el deporte, pues tendrían que explicar porqué se inician las personas en el deporte, como lo orientan en sus vidas, porqué lo siguen haciendo y por qué lo abandonan. De esta manera podemos distinguir:

a) Motivación Intrínseca y Extrínseca (Dosil Díaz, 2004); la primera hace referencia a aquellos deportistas que lo agradable de la propia actividad deportiva en si y el placer al realizarla y superarse a si mismos, son suficientes para mantenerles practicándola. La segunda se atribuye a deportistas que dependen mayormente de refuerzos externos para mantenerles haciendo su deporte, tales como becas, prestigio social, trofeos, mejora de la imagen, fama, complacer a familiares, etc. Mientras que la primera es más duradera, pues está controlada por auto-recompensas (disfrute, autosuperación, autorrealización…), la segunda es más inestable, pues varían siempre las recompensas. Carratala Sánchez (2004) explica un tercer estado en que los atletas no están motivados ni intrínseca ni extrínsecamente, simplemente no están motivados, participando en su deporte sin propósito, experimentando efectos negativos como los de apatía, incompetencia, depresión, sin buscar ningún objetivo afectivo, social o material; es el estado de Amotivación. b) Motivación orientada hacia el Ego y hacia la Tarea (Cervelló Gimeno, 1996); la primera se identifica con deportistas que les impulsa la competencia o competición contra otros, juzgando su nivel de competencia comparándose con los demás, y la segunda lo hace con los deportistas que su motivación depende de retos y resultados, pero no en comparación con los demás, sino consigo mismos, con el afán de autosuperación de dominio deportivo o marcas.

Gutiérrez Sanmartín (2000), concluye que las motivaciones orientadas al resultado, la del Ego o la Extrínseca, pueden hacer que la persona deje su deporte, puesto que otorgan a agentes externos no controlables por él un valor determinante para continuar. Sin embargo, estas motivaciones, suelen tener más peso a la hora de iniciarse en ese deporte, pero para mantenerse en su práctica es necesario que se empiece a producir un equilibrio entre ellas con las segundas; la Extrínseca y la Orientada hacia la Tarea. Son muchísimos los autores que han tratado de manera seria la motivación tanto a nivel general como a nivel deportivo: Cervelló Gimeno (1996), Weinberg y Gould (1996), Bandura (1998), Duda (2001), Dosil Díaz (2004), Gómez López (2005), Moreno Murcia y Martínez Camacho (2006), etc., y todos ellos, tanto en psicología general como en el ámbito de la actividad física y el deporte, han hecho una búsqueda continua de la teoría “correcta” que pudiese explicar el rango de conductas de ejecución de los sujetos.

Sin embargo, en la actualidad, la que parece estar más “de moda” o ser “más comúnmente aceptada” es la de la Autodeterminación, que viene a exponer que el deportista tiene la necesidad de sentirse competente en la actividad que realiza, de ahí que, cuando no existe esta percepción, la motivación intrínseca disminuye y se produce desmotivación. En los últimos años, se ha desarrollado el modelo jerárquico de la motivación intrínseca y extrínseca que hace referencia a la existencia de tres niveles de generalidad en los que interactúan estos tipos de motivación, explicando el porqué un deportista está motivado intrínsecamente, extrínsecamente o desmotivado:

-Nivel global (personalidad-rasgo); hace referencia a una orientación motivacional general que depende de los rasgos de la personalidad de cada persona, que explican que en cada deportista predomine la Motivación Intrínseca, Extrínseca o la Amotivación.-Nivel contextual (vida cotidiana); hace referencia a aquella orientación motivacional que tiene cada deportista en función de los diversos contextos donde lleva a cabo su práctica (familiar, deportivo, escolar…).-Nivel situacional (estado); hace referencia a una u otra motivación en función de la situación en la que se encuentre (entrenamiento grupal o individual, en el lugar de entrenamiento o en la pista de competición…).

De esta manera, a partir de la distinción de los tres tipos de motivación y de los niveles en que se presentan, esta teoría identifica los mecanismos que subyacen a los cambios motivacionales del deportista, teniendo en cuenta los diferentes factores que están presentes y prediciendo consecuencias positivas o negativas que ello pueda conllevar en la actividad deportiva.

2. Motivos de inicio, mantenimiento y abandono de la actividad físico- deportiva

Son numerosos los estudios que han tratado los motivos de inicio a la actividad deportiva, los de su permanencia y los de su abandono, tanto en la población en general como en poblaciones muy concretas. En la población en general destacan los estudios de Sánchez Bañuelos (1996), Cervelló Gimeno (1996), Weinberg y Gould (1996), García Ferrando (1996 y 2001), Dosil Díaz (2004), y suelen coincidir en que los principales motivos de inicio en la práctica de actividad físico-deportiva son los relacionados con la salud, para luego ir cobrando más importancia en el mantenimiento de la práctica los motivos relacionados con la diversión de la tarea en si, el bienestar que les produce, el encuentro con los amigos y la búsqueda de estética (tabla 1).

Tabla 1. Evolución motivos de práctica deportiva en la población española. Tomada de García Ferrando (2001).

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Por otra parte, la falta de tiempo y no gustarle el deporte son los principales motivos de abandono deportivo. También el cansancio de la actividad laboral, la precariedad y la lejanía de las instalaciones (tabla 2). Sin embargo, las causas por la edad varían con el paso de los años, lo que denota una mayor y mejor o menor y peor oferta deportiva para estos colectivos, aduciendo estos el miedo a las lesiones como principal causa de abandono. Tabla 2. Evolución motivos de abandono deportivo en la población española. Tomada de García Ferrando (2001).
Además, Weinberg y Gould (1996) subrayan que una de las variables básicas para explicar el abandono deportivo es la percepción de la habilidad personal, definida por los éxitos y fracasos en los entrenamientos y competiciones. A partir de esto surgen las teorías del Burnout o Síndrome del Quemado y la de Overtraining o Sobreentrenamiento.

3. La Motivación del corredor de fondo

El tema de la motivación específica de los corredores de fondo ha sido tratado también por numerosos autores (tabla 3). Entre todos ellos, bajo nuestro punto de vista, destaca Jaenes Sánchez (2000), el cual hizo un estudio en España con una población muy amplia: los corredores de las maratones de diferentes años de las ciudades de Sevilla, Valencia, Jerez, Madrid y San Sebastián, para así contemplar longitudinalmente las maratones más populares de todos los extremos de nuestra geografía. Los corredores debían tener más de 18 años y marcas superiores a 2h 11′, para no ser catalogados como élite. Como instrumento utilizó unas adaptaciones convenientemente validadas por psicólogos muy expertos de traducciones de los cuestionarios SCAT y CSAI-2, con los que preguntaba sobre diferentes aspectos psicológicos del maratón, pero principalmente sobre la ansiedad precompetitiva. Uno de los temas que trató también es la motivación de estos corredores. Así, explica que algunos de los estudios llevados a cabo sobre los motivos para correr largas distancias, muestran que no hay un motivo único que lleve a las personas a la práctica de la carrera continua, y a muchas de ellas incluso a participar en algún maratón.

Sin embargo, manifiesta que la mayoría de los encuestados aduce razones que tienen que ver con los beneficios que esperan obtener con la práctica, aunque otras razones como la influencia de familiares y amigos o mantenerse en forma, también tenían importancia para iniciarse, y los factores motivacionales derivados del entrenamiento y las sensaciones positivas que tenían, la tenían para mantenerse en la práctica. Añade que motivos como mejorar físicamente, sentirse bien y en forma, parecen ser los que predominan como motivos para correr en general. Sin embargo, para correr un maratón en particular, el desafío personal que supone y la satisfacción de lograr una mejoría en su tiempo previo, son los motivos que cobran más importancia.

Tabla 3. Resumen de los principales motivos para correr.
Glover y Florence (1999), que además son corredores de fondo, elaboraron una lista de 19 “trucos para la motivación”, es decir, las claves que ayudarán a mantener la motivación para entrenar y competir (tabla 4). Tabla 4. Trucos para mantenerse motivado para correr. Tomada de Glover y Florence (1999).

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Podríamos hacer un análisis de cada uno de los trucos, pues todos son muy importantes a la hora de mantener la motivación para correr, pero unos más que otros según en qué momento y circunstancias. Sin embargo, nos quedamos con lo que consideramos clave: disfrutar de la carrera en si por diferentes paisajes cada día y olvidándose del reloj (rendimiento), es decir, incidir directamente en la motivación intrínseca, desde el punto de vista de los corredores de fondo. Jaenes Sánchez (2000), hace también alusión a un término directamente relacionado con la motivación para seguir corriendo: la adicción a la carrera, caracterizada por la aparición de síntomas de carácter psicológico y fisiológico que te impulsan a volver a correr tras 24-36 horas sin hacerlo. De esta manera, distingue entre dos conceptos, el de adicción positiva y el de adicción negativa a la carrera continua.  La primera viene dada por los efectos ocasionados por la práctica de la carrera continua (creemos que con motivación fundamentalmente intrínseca), es decir, bienestar, satisfacción, euforia, sensación de ser y hacer algo diferente, tener amigos con los que compartir los entrenamientos y competiciones, menores índices de depresiones, además de otros tales como pérdida de peso, estar en forma, encontrarse bien, etc. De hecho, según Jaenes Sánchez, parece ser que algunos especialistas han aprovechado estos efectos para recomendar la carrera continua como parte de un tratamiento a pacientes con agorafobia, psicoterapia, depresión o reducción de la ansiedad.

La segunda tiene que ver con los trastornos derivados de no correr durante un tiempo (creemos que con motivación fundamentalmente extrínseca u orientada al ego), ya sea por lesión, por trabajo, por falta de tiempo real…, es decir; ansiedad, incapacidad para descansar, incomodidad, culpabilidad, tensión, etc. Así, Jaenes Sánchez (1994), en un estudio que hizo en 108 competidores del Maratón Ciudad de Jerez de 1993, encontró datos alarmantes en sujetos que sufrían este tipo de adicción: personas que hacían de la carrera continua el eje central de su vida, de manera que un simple cambio en la hora de irse a entrenar (por el motivo que fuese) era muy mal tolerado, o personas que aún estando lesionadas o a medio curar, se empeñan en seguir entrenando y/o compitiendo, con el peligro para su integridad que ello conlleva. Arribas, Bellido y Llanos (2007) dijeron que la adicción a la carrera viene determinada por factores fisiológicos (durante la carrera se liberan Serotonina y Beta-endorfina, responsable de la sensación de euforia al correr) y psicológicos (la carrera nos libera de estrés, enfados, frustraciones, hostilidad…).

Para mantenerse motivado en carrera, ya sea para mejorar la marca o para superar momentos de cansancio o aburrimiento, sin por ello disminuir notablemente el ritmo, también es conveniente reseñar dos estrategias: las de asociación y las de disociación (Jaenes Sánchez, 2000). Las primeras hacen referencia a correr centrándose en el propio cuerpo, en sus sensaciones, en controlar los tiempos de paso posibles u objetivo (calculados antes de la carrera), etc. Las segundas hacen referencia a correr “desconectando”, es decir, pensando en sus actividades cotidianas, repasando experiencias de sus vidas, en una reforma para su casa, en su pareja, en algo del trabajo, etc. Jaenes Sánchez (2000) concluye que las estrategias de tipo asociativo ayudan a rendir mejor en competición y entrenamientos de series de ritmo preestablecido. Por el contrario, las estrategias de tipo disociativo, en nada ayudan a mejorar el rendimiento, aunque si son muy útiles para superar momentos críticos de gran cansancio en competición, o momentos de aburrimiento en entrenamientos en solitario de carrera continúa sin ritmos establecidos. Es normal, por ello, que la mayor parte de los corredores “disocie” cuando entrena sólo. Por su parte, Bueno, Capdevila y Fernández Castro (2002) comprobaron que los aspectos precompetitivos (ansiedad, estado de ánimo y autoeficacia) se relacionan poco con el rendimiento. Sin embargo, las percepciones de amenaza y los recursos de afrontamiento tienen un mayor valor explicativo de éste. Los resultados, puestos o marcas dan validez al concepto de sufrimiento competitivo, que aparece cuando el atleta tiene la certeza, mientras está compitiendo, de que no alcanzará el objetivo por el que está luchando.

Para concluir, parece claro que el perfil del “corredor ideal” es aquel que se inicia por motivos de salud, que se mantiene practicando la carrera por las sensaciones placenteras y beneficios que percibe, que se plantea unos retos exigentes pero asequibles sin obsesionarse por conseguirlos, que entrena y compite con amigos y/o familiares, que sabe parar a tiempo ante un aviso de lesión y no se obsesiona con volver a correr cuanto antes, que se cuida y no tarda demasiado en cambiar a otro buen par de zapatillas, que en competición corre por sensaciones, tratando de respetar los tiempos de paso calculados a priori con su entrenador, y que los agotadores “rodajes” largos de entrenamiento los hace por lugares bellos y variados, disfrutando del paisaje y charlando con los compañeros o pensando en “sus cosas” si ese día corre sólo.

Bibliografía

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