Aplicación de un Programa de Intervención para la mejora de la Cohesión y la Eficacia Percibida en Jóvenes Jugadores de Baloncesto.
Resumen aplicación de un Programa de Intervención para en Jóvenes Jugadores de Baloncesto.
El principal objetivo de este estudio es confirmar la validez del programa de intervención, es decir, comprobar el aumento de la cohesión y la eficacia percibida a través de dicho programa. La muestra está formada por 61 participantes, divididos en dos grupos, uno experimental (n=31) y otro control (n=30), pertenecientes a seis equipos de baloncesto federados. Se utilizaron diversos instrumentos para medir la cohesión, la autoeficacia, la eficacia percibida por los jugadores y por el entrenador. Los resultados más destacados son las diferencias significativas encontradas en el grupo experimental tras el proceso de intervención en la cohesión social y la eficacia percibida por el entrenador. Así, se puede destacar que factores como la cohesión tarea, la autoeficacia y la eficacia percibida por los compañeros muestran mejoras importante, pero no llegando a ser significativas.
1. Introducción
La cohesión y la eficacia pueden ser consideradas características psicológicas fundamentales para el desarrollo del juego en los deportes colectivos, de ahí su relevancia respecto a diferentes consecuencias para la práctica deportiva. Así, algunas investigaciones han confirmado esta idea, revelando que la cohesión y la eficacia son dos variables importantes relacionadas positivamente con el rendimiento (Carron, Colman, Wheeler y Stevens, 2002; Heuzé, Raimbault y Fontayne, 2006a; Myers, Feltz y Short, 2004; Watson, Chemers y Preiser, 2001). En lo relativo a la cohesión y eficacia, en el ámbito correlacional existen numerosos estudios que han tratado de investigar sobre éstas variables (García, Rodríguez, Andrade y Arce, 2006; Heuzé et al., 2006a; Heuzé, Sarrazin, Masiero, Raimbault y Thomas, 2006b; Kozub y McDonell, 2000; Lent, Schmidt y Schmidt, 2006; Leo, García Calvo, Sánchez y Parejo, 2008; Paskevich, Brawley, Dorsch y Widmeyer, 1999; Spink, 1990; Zaccaro, Blair, Peterson y Zazanis, 1995), sin embargo, se han hallado pocos estudios de investigación en el ámbito experimental de la cohesión y la eficacia. La mayoría de las investigaciones con programas de intervención enfocados a la cohesión de equipo, se han centrado en el team-building, que es una estrategia de trabajo donde los miembros del grupo aprenden cómo trabajar juntos para conseguir una meta común, y comparten la información con respecto a la calidad del equipo con el propósito de establecer pautas eficaces para el funcionamiento y rendimiento del equipo (Carron, Spink, y Prapavessis, 1997; Stevens, 2002; Yukelson, 1997). El marco que engloba este programa de la intervención de team-building, consiste en los siguientes componentes: (a) visión compartida (consistente en metas comunes y roles complementarios); (b) trabajo en equipo de colaboración y sinérgico; (c) responsabilidad individual-equipo; (d) identidad del equipo; (e) cohesión positiva de equipo y; (f) comunicación abierta y honesta (Brawley, y Paskevich, 1997; Carron, Hausenblas y Eys, 2005; Prapavesis, Carron y Spink, 1997). El trabajo eficaz en equipo, y sobre todo, la decisión de los jugadores de cooperar o no con el objetivo del grupo puede a menudo ser la diferencia entre el éxito y el fracaso (García- Mas, Olmedilla, Morilla, Rivas, García y Ortega, 2006; García-Mas y Vicens, 1995). Esto se puede ejemplificar por la paradoja por el que los equipos de jugadores talentosos no pueden utilizar todos sus recursos, mientras que los equipos con menos talento utilizan recursos más completos y acertados y exceden sus expectativas (Hardy y Crace, 1997). Se ha conceptuado el trabajo en equipo eficaz como: (a) aprovecharse de las capacidades y el talento de los jugadores; (b) trabajar juntos hacia metas compartidas; (c) equilibrar las necesidades del equipo con las necesidades individuales; (d) métodos de estructuración de comunicación (Carron y Prapavessis, 1997; Crace y Hardy, 1997; Carron, Spink y Prapavessis, 1997; Yukelson, 1997). Algunos de los trabajos de intervención más importantes, como son los de Voight y Callaghan, (2001) y Yukelson, (1997) han confirmado la idea que este tipo de programas son útiles no sólo para la mejora en el rendimiento individual de los jugadores del equipo, sino que además aumentaba el rendimiento grupal, es decir, el funcionamiento eficaz del equipo y mejoraba la unidad del equipo, tanto en el ámbito social como a la hora de llevar a cabo las tareas. Voight y Callaghan, (2001) y Yukelson, (1997) en sus trabajos de intervención se han centrado en la mejora y la solución de aspectos sociales del grupo, como la falta de cohesión, responsabilidad y comunicación, disminución de conflictos y competitividad, a través de diferentes reuniones, donde se establecían rutinas, modos de actuación o estrategias de afrontamiento planteadas por el investigador y el entrenador a los jugadores para solucionar aquellos aspectos considerados como fundamentales para conseguir un rendimiento óptimo en el equipo. En líneas generales, los distintos programas de intervención se han centrado en mejorar aspectos sociales, pero poco han sido los trabajos de intervención que se hayan centrado en la mejora de la cohesión grupal para optimizar el rendimiento deportivo. Una investigación destacada es la de Senécal, Lougheah y Bloom (2008), que intentaron aumentar la percepción de cohesión en jóvenes jugadoras de baloncesto mediante una intervención de trabajo en equipo a lo largo de una temporada a partir de establecimientos de objetivos de equipo. En sus resultados destacan que al final de la temporada los jugadores en situación experimental mostraban percepciones de cohesión significativamente mayores que el grupo control. Así, corroboraron que el establecimiento de objetivos en el equipo podía ser una manera de aumentar la cohesión de un equipo. También, otros autores como Spink y Carron (1993a,b), trataron de dotar a los entrenadores una serie de elementos del trabajo en equipo para aumentar la adherencia y la satisfacción de la actividad física. Spink y Carron (1993a) plantearon en clases de educación física una metodología de trabajo en equipo y cohesionado consiguiendo mejoras en el grupo experimental de mayor atracción hacia el grupo tarea y mayor adherencia a la práctica deportiva que el grupo control. Igualmente, Spink y Carron (1993b) en una investigación similar en clases de aerobic, plantearon a los entrenadores una serie de estrategias para el trabajo en equipo con el objetivo de aumentar la cohesión y la satisfacción. En sus resultados, destacan que el experimental y el grupo control se podrían distinguir en base de su cohesividad, con mayores porcentajes por parte del grupo experimental. Además al término del periodo de intervención, el grupo experimental manifestó un mayor grado de satisfacción en la práctica. En esta línea, Newin, Bloom y Loughead (2008), basándose en las pautas de actuación dada a los entrenadores establecidas por Spink y Carron (1993a), y Bloom, Stevens y Wickwire (2008), midieron la efectividad del programa de intervención a través de las percepciones de los entrenadores sobre el tema-building. Los resultados que se destacaban eran la efectividad del programa de intervención llevado a cabo, y la gran importancia de la figura del entrenador para el desarrollo de la cohesión de equipo. En los trabajos anteriormente citados, los programas de intervención realizados con conducidos por el entrenador, un aspecto fundamental en los programas de intervención debido al importante papel de entrenadores en la dinámica del grupo (Bloom et al., 2008; Carron y Hausenblas, 1998; Newin et al., 2008). Así, se considera que los entrenadores serían las personas óptimas para desarrollar este programa de la intervención del trabajo en equipo. Los entrenadores pueden llegar a ser más eficaces que los propios investigadores, ya que si los entrenadores realizan el programa, involucrarán a los jugadores, aumentando el impacto positivo en el funcionamiento y unidad (Bloom et al., 2008; Newin et al., 2008). Además, algunos estudios han apoyado y han demostrado que los entrenadores son un elemento influyente en la eficacia del equipo (Alzate, Lázaro, Ramírez y Valencia, 1997; Feltz y Lirgg, 1998, 2001; Vargas-Tonsing, Warners y Feltz, 2003) y la cohesión (Alzate et al., 1997; Carron y Hausenblas, 1998; Turman, 2003), por lo que sería más óptimo el desarrollo del programa de intervención por parte del entrenador. Este estudio plantea como hipótesis principal la validez del programa de intervención, es decir, dicho programa provocará un aumento de la cohesión y de la eficacia percibida en el grupo experimental en mayor medida que en el grupo control tras el periodo de intervención.
2. Material y método
Participantes La muestra está formada por 61 jugadores, pertenecientes a seis equipos de baloncesto federados en la Liga Cadete Masculina de Extremadura, con edades comprendidas entre los 14 y 16 años (M = 15.39; SD = .68). Todos los jugadores tenían una experiencia de al menos cuatro años jugando al baloncesto (M=5.2, SD=.42) y la totalidad de los entrenadores de los equipo analizados tienen formación federativa y una experiencia durante al menos seis años entrenando en categorías inferiores. Los participantes se han seleccionado de forma condicionada y bajo un muestreo conglomerado incidental, dividiéndose la muestra en dos grupos, uno experimental (n=31) y otro control (n=30). Instrumentos Cohesión. Para valorar la cohesión se ha utilizado una adaptación en castellano del Group Enviroment Questionary (GEQ: Carron, Widmeyer y Bradley, 1985). Este instrumento consta de 18 ítems que están agrupados en dos factores principales, cohesión tarea (ej.: Los miembros del equipo unen sus esfuerzos para conseguir los objetivos durante los entrenamientos y los partidos) y cohesión social (ej.: A los miembros del equipo les gusta salir juntos). El formato de respuesta empleado es de tipo Likert con un rango de respuesta de 1 a 5. Eficacia. Para medir la autoeficacia, la eficacia individual y grupal percibida por los compañeros y por el entrenador, hemos utilizado un cuestionario de elaboración propia, basado en las directrices que marca Bandura (2006). La medición se realizaba en diferentes fases del juego formadas por los aspectos técnicos y tácticos en fase de ataque y defensa (ej.: ¿Cómo le valoras en fase de ataque a nivel técnico?, ¿Cómo le valoras en fase de defensa a nivel táctico?, etc.), los aspectos físicos y psicológicos y un último ítem de valoración general del jugador en el juego (ej.: ¿Cómo le valoras en general como jugador?). Las respuestas a los ítems se realizan sobre una escala de 5 puntos de formato Likert, en todos los casos. Todos los ítems se agrupan en un único factor principal que engloba la eficacia percibida en todas las fases del juego. Diseño y Procedimiento La investigación está realizada bajo una metodología cuasiexperimental, con un diseño de medidas repetidas pretest-intervención-postest con dos grupos independientes, un grupo control y otro experimental. A cada grupo se le pasó un pre-test, para establecer unos niveles iniciales y un post-test para valorar los efectos causados en las variables dependientes, cohesión y eficacia, por la variable independiente, programa de intervención, en el grupo experimental y sus diferencias con el grupo control. Los instrumentos se cumplimentaron reuniendo a todos los jugadores para proceder a la contestación de los mismos antes de los entrenamientos. Se aplicó mediante la supervisión de un investigador, que se encargó de que todos los participantes recibiesen las mismas instrucciones. Se informó a los deportistas, padres y entrenadores de que su participación era voluntaria, y las respuestas individuales y de equipo serían tratadas confidencialmente. A partir de aquí y durante cuatro semanas el grupo experimental realizó el programa de intervención desarrollado para le mejora de la cohesión. El programa se desarrolló durante las 12 sesiones establecidas para ese mes de entrenamiento, interviniendo únicamente en las tareas pertenecientes al calentamiento y la vuelta a la calma. Estas tareas están encaminadas al desarrollo de la cohesión, con actividades de cooperación, colaboración y participación, donde la contribución al grupo sea muy importante para la consecución de objetivos comunes (Leo, Parejo, García Calvo, Sánchez e Ibañez, 2009).Complementariamente, se suministró una serie de pautas a los entrenadores de dichos equipos para aplicar durante el transcurso de las sesiones, mediante las cuales la conducta verbal del entrenador fomentara la cohesión de equipo. Una vez finalizado el programa de intervención se procedió a la cumplimentación del post-test para ambos grupos, experimental y control, con el mismo protocolo establecido para el pre-test. Análisis de los datos Para el tratamiento de los datos hemos utilizado el software SPSS 15.0, a través del cual hemos realizamos diferentes análisis para confirmar la hipótesis del estudio. Previamente, se realizaron pruebas de validez y fiabilidad de los instrumentos de medida. Se debe señalar que, tras la realización del análisis de la consistencia interna y de análisis factorial confirmatorio, se obtuvieron valores aceptables de fiabilidad y una estructura factorial como se esperaba. Además, se realizaron diferentes pruebas para comprobar la naturaleza de los datos. Se utilizó la prueba K-S para muestras independientes para comprobar la normalidad de los grupos, la prueba de Rachas para la aleatoriedad y la prueba de Levene para la homoceasticidad o igualdad entre varianzas. Se comprobó que la naturaleza de los datos era no paramétrica, por lo que se optó por aplicar pruebas no paramétricas en el análisis de los datos.
3. Resultados
Antes de realizar el programa de intervención se comprobó que los resultados de los pretest de ambos grupos fueran homogéneos entre sí, para ello se aplicó la prueba no paramétrica de Mann-Whitney (tabla 1). Tras el análisis, se encontraron diferencias significativas en dos de los factores analizados, cohesión social y eficacia percibida por el entrenador, obteniendo el grupo control medias más elevadas con respecto al grupo experimental. Una vez realizado el proceso de intervención, mediante la aplicación de la prueba no paramétrica de Wilcoxon se verificó que no existían diferencias significativas entre el pretest y el postest del grupo control, permitiendo afirmar que las posibles diferencias en el grupo experimental se deben principalmente al programa de intervención y no a otras variables, como el propio entrenamiento. En la tabla 1, se puede observar que ninguna de las variables de la investigación muestra mejoras significativas, se aprecia una tendencia estable en las medias de todos los factores del estudio. Tras este proceso previo, se llevó a cabo la prueba de Wilcoxon para comprobar la eficacia del programa de intervención en el grupo experimental. En la tabla 1, se puede observar que se encontraron las principales diferencias significativas en la eficacia percibida por el entrenador (p=.000), en cambio no se encuentran diferencias significativas en la eficacia colectiva y en la eficacia percibida por los compañeros. Destacar que se aprecia una mejora importante en la autoeficacia, aunque no se manifiesta de forma significativa. En cuanto a la cohesión, hay que destacar las mejoras significativas que se encuentran en el factor cohesión social (.022), pero no se encontraron diferencias significativas en relación a la cohesión tarea. Por último, se realizó la prueba de Mann Whitney entre los postest de ambos grupos, encontrándose diferencias significativas en la eficacia percibida, concretamente las diferencias se encuentran en la eficacia percibida por el entrenador (.030), que aunque el grupo control sigue teniendo puntuaciones más altas, las diferencias son mucho menores. En cuanto a las expectativas de éxito también encontramos diferencias significativas (.000) entre ambos grupos tras el proceso de intervención. Hay que destacar que las diferencias existentes entre el grupo control y el grupo experimental antes del proceso de intervención en varios factores del estudio se han reducido sensiblemente, como la cohesión tarea, autoeficacia, eficacia percibida por los compañeros y las expectativas de éxito, aunque no se muestran de las mejoras forma significativa.
Tabla 1. Medias, desviaciones típicas y resultados de las diferencias entre grupo experimental y control y entre prestest y postest.
4. Discusión
El principal objetivo de este estudio es confirmar la validez del programa de intervención, es decir, corroborar el aumento de la cohesión y de la eficacia percibida tras el periodo de intervención. Los resultados sugieren que el programa de intervención muestra mejoras del grupo experimental tanto en aspectos de cohesión y como de eficacia, sin embargo el programa de intervención no ha sido tan eficaz como se esperaba, ya que ha habido diferencias significativas en algunos los factores de las variables medidas, pero no se puede afirmar que existen mejoras en todos los factores esperados de la investigación. En primer lugar, la primera de las hipótesis afirmaba la validez del programa de intervención, es decir, dicho programa provocará un aumento de la cohesión y de la eficacia percibida en el grupo experimental en mayor medida que en el grupo control tras el periodo de intervención. Tras el análisis de los resultados, se han encontrado efectos positivos en la mayoría de las variables estudiadas tanto en aspectos de cohesión como de eficacia. Estas mejoras a través del programa de intervención que mejora la cohesión y el trabajo en grupo, fueron demostradas por Voight y Callaghan. (2001) y Yukelson. (1997) confirmando la idea de que este tipo de programas son útiles no sólo para optimizar el rendimiento sino para mejorar en el ámbito social del grupo. Concretamente, se han encontrado diferencias significativas entre los jugadores en situación experimental y los jugadores del grupo control en los factores cohesión social y eficacia percibida por el entrenador. En esta línea, Senécal et al. (2008) afirmó que los jugadores que habían trabajado mediante el team-building mostraban percepciones de cohesión significativamente mayores que el grupo control al final de la temporada. También, Bloom et al. (2008) y Newin et al. (2008) basándose en las percepciones de los entrenadores sobre el tema-building, obtuvieron una gran efectividad del programa de intervención, y destacaron la relevancia del rol del entrenador para el desarrollo de la cohesión. Además, se debe señalar que la cohesión tarea, la autoeficacia y la eficacia percibida por los compañeros también experimentan un aumento importante pero que no llega a ser significativos. Resultados más concluyente y significativos fueron hallados por Voight y Callaghan. (2001) donde confirmaban que su programa de intervención producía mejoras en el trabajo en grupo a nivel individual y a nivel grupal, tanto en el rendimiento como en el funcionamiento eficaz del grupo y la unidad entre los miembros del mismo. Por tanto, a pesar que no se producen todas las mejoras esperadas a través del programa de intervención, se puede afirmar la principal hipótesis planteada, es decir, se puede confirmar la validez del programa de intervención y corroborar el aumento de la cohesión y de la eficacia percibida tras el periodo de intervención, destacando los factores cohesión social y la eficacia percibida por el entrenador, a tener en cuenta en futuras investigaciones, ya que son dos aspectos relevantes para el rendimiento dentro del seno de un equipo deportivo (Carron et al., 2002; Chase, Lirgg y Feltz, 1997; Heuzé et al., 2006a). Este estudio presenta algunas limitaciones que nos permitirán en futuras réplicas mejorar la investigación. En primer lugar, el número de participantes fue pequeño, por lo que no puede ser representativa de la población. Además, la elección de los grupos experimental y control de manera incidental ha podido influir en el resultado de la investigación. Por otro lado, ha sido imposible controlar al cien por cien las acciones y actitudes de los entrenadores, a pesar de las pautas de actuación indicadas y la presencia del investigador durante las sesiones. A todo ello se une que, como en cualquier equipo, los jugadores faltan a entrenar, se lesionan o dejan los equipos, no pudiendo recibir el tratamiento completo. Por último, resaltar que la duración del programa de intervención ha podido ser corto, por motivos deportivos y competitivos, lo cual no ha podido mostrar resultados más concluyentes. Por todas estas limitaciones, se propone replicar este estudio aumentando la muestra en mayor medida, así como intentando realizar los grupos de forma aleatoria, aunque respetando los equipos deportivos, ya que lo que interesa en este estudios es la mejora en aspectos psicológicos dentro de un grupo social, en este caso deportivo. Además, si es posible, aumentar el tiempo para la intervención, realizándose a principio de temporada, donde la competición no es tan determinante para los equipos.
5. Conclusiones
Como principal conclusión destacar que los programas de intervención para mejorar cohesión grupal a través de tarea de entrenamiento ofrecen una visión optimista, frente a los anteriores programas que trataban de desarrollar el trabajo en equipo pero centrados en actividades fuera del ámbito del entrenamiento y centradas en aspectos sociales y dinámicas de grupo (Senécal et al., 2008; Voight y Callaghan, 2001; Yukelson, 1997). El planteamiento de programas de intervención de cohesión dentro de la planificación de entrenamientos de los equipo incluyendo al entrenador como figura fundamental del proceso, puede llevar a mejoras importantes en la cohesión y la eficacia, que se antojan como las principales variables que afectan al rendimiento de un grupo deportivo (Beal, Cohen, Burke y McLendon, 2003; Carron et al., 2002; Heuzé et al., 2006a; Kozub y McDonnell, 2000; Paskevich, et al., 1999; Spink, 1990).
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