Determinar la incidencia de transtornos de la conducta alimentaria en deportistas andaluces
Determinar la incidencia de transtornos de la conducta alimentaria en deportistas andaluces
Resumen
El deporte de alto rendimiento se considera junto a otros agentes, un factor de riesgo a padecer trastornos de la conducta alimentaria. Nuestro trabajo ha determinado en una muestra de deportistas andaluces la incidencia de trastornos de la conducta alimentaria. Se practicaron encuestas de hábitos nutricionales y un cuestionario EAT-40, así como una prueba de bioimpedancia a 68 deportistas andaluces que acudieron al Centro Andaluz de Medicina del Deporte. Los deportistas dieron su consentimiento informado para participar en el estudio. Del total de la muestra n = 68 el 68,65% es población sin riesgo, sin embargo el 23,88% es población de bajo riesgo siendo mayoritarias las mujeres y el 8,95% es población de riesgo siendo mayoritario los hombres. No se ha detectado ningún caso clínico. El riesgo de padecer trastornos de la conducta alimentaria entre los deportistas analizados es bajo, siendo mayor en hombres que en mujeres. Son necesarios más estudios, con tamaños de muestra mayores y más tipos de deportes para comprobar si los datos encontrados en nuestro estudio se podrían extrapolar a poblaciones de deportistas más amplias.
Introducción
Los trastornos de la conducta alimentaria son el conjunto de actitudes y comportamientos asociados con la preocupación permanente por el peso y la imagen corporal. Su gravedad queda representada en los elevados índices de morbilidad, la cronificación del trastorno y la proliferación de casos subclínicos1, 2. Los trastornos de la conducta alimentaria son más frecuentes en adolescentes, aparecen en ambos sexos pero principalmente en el sexo femenino (Mayor inestabilidad de la autoimagen, menos autoestima y cierta insatisfacción con su cuerpo en comparación con los chicos)3.
La incidencia de los trastornos de la conducta alimentaria es mayor en grupos con un intenso predominio sociocultural2, 4, 5. Unos hábitos alimentarios correctos son fundamentales para el rendimiento deportivo y las anomalías nutricionales pueden influir muy significativamente en el rendimiento del deportista6. La presión que sufre el deportista para mantener un peso óptimo, una imagen esbelta o delgada, pueden ser un factor determinante en la aparición de patología de la conducta alimentaria4, 7.
En investigaciones anteriores, se han descrito una amplia gama de deportistas que cumplían criterios diagnósticos tanto clínicos como subclínicos de trastornos de la conducta alimentaria. Es el caso de un estudio realizado en la población noruega (1620 atletas y 1696 controles), donde el 13,5% de los deportistas resultó padecer algún trastorno de la conducta alimentaria, siendo superior en mujeres, mientras que en el grupo control solo se detectaron 4,6% sujetos con trastornos de la conducta alimentaria. Fue en los deportes estéticos donde predominaron los mayores resultados. El estudio se basó en cuestionarios autocumplimentados y una entrevista clínica8.
En Francia se evaluaron a 127 individuos (96 atletas y 31 sedentarios), con un cuestionario EAT-26, obteniendo como resultados que un 19% de los deportistas superaba el umbral, siendo el porcentaje de mujeres mayor que el de hombres. La prevalencia fue mayor en deportes como el ciclismo, el judo y la gimnasia9.
En España se administró un cuestionario de evaluación de los trastornos de la conducta alimentaria (EAT) en 283 deportistas, donde el 22,6% de los individuos sufre algún tipo de trastorno alimentario frente al 4,1% de la población general, no especificando la prevalencia por modalidades deportivas10. En España las investigaciones en este momento son muchas comparado con la escasez de estudios en las pasadas décadas. La revisión de estudios publicados hasta la fecha en nuestro país indica que la magnitud del impacto de los trastornos de la conducta alimentaria está claramente establecida, constituyendo en la población adolescente y femenina un problema de salud relevante11.
Los profesionales sanitarios reconocen que el deporte de competición es un factor de riesgo ante los trastornos de la conducta alimentaria4, 12, 13, sin embargo la obsesión por el peso y por mantener ciertos hábitos alimentarios en este tipo de población no tiene por qué significar un caso clínico de este tipo de enfermedad. La modalidad deportiva es un factor que también podría influir en el diagnóstico de falsos positivos por las exigencias intrínsecas a cada modalidad, no obstante, no hemos podido encontrar publicaciones al respecto.
Analizar la incidencia de los trastornos de la conducta alimentaria en deportistas federados andaluces.
Método
Muestra
Se practicaron encuestas de hábitos nutricionales y un cuestionario EAT-40, así como una prueba de bioimpedancia a 68 deportistas andaluces que acudieron al Centro Andaluz de Medicina del Deporte. Los deportistas dieron su consentimiento informado para participar en el estudio.
Variables de estudio:
-
Datos personales:
-
Sexo
-
Edad
-
Datos antropométricos:
Los individuos serán pesados y tallados con el mismo instrumental.
-
Talla
-
Peso
-
Índice de Masa Coporal (IMC)
-
Datos de Biompedancia: Se utilizará el modelo BC-418MA Segmental del fabricante Tanita Corporation.
-
% Masa Grasa.
-
-
Cuestionario Eating Attitudes Test (EAT-40): Su objetivo es identificar síntomas y preocupaciones características de los trastornos alimentarios en muestras no clínicas. Es el cuestionario autoaplicado más utilizado hasta el momento14.
-
Cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos corto: Método comúnmente utilizado debido a que permite obtener información del modelo de consumo habitual a largo plazo en poblaciones grandes. Es un método barato, rápido y fácil de aplicar. Exige un menor esfuerzo por parte del entrevistado que otros métodos, no altera el patrón de consumo habitual y permite extraer información sobre la influencia de la variabilidad estacional o incluso intersemanal. Finalmente, los cuestionarios de frecuencia de consumo de alimentos son capaces de clasificar a los individuos de una población según su consumo lo que permite realizar comparaciones e identificar conductas de alto riesgo15.
-
Imagen Corporal: Se le formuló a cada individuo la siguiente pregunta: ¿En cuánto a su peso actual, se considera usted: Gordo, Normal, Delgado o Atlético?
-
Información nutricional: Se le preguntó a cada deportista si recibía asesoramiento nutricional y quien le proporcionaba la información.
Procedimiento:
Por medio de un consentimiento informado los deportistas autorizaran su colaboración en la participación del estudio de investigación. Una vez obtenida la autorización se procederá a pesar y a tallar al individuo para luego proceder al cumplimiento de los cuestionarios, siempre asesorados por un profesional entrenado. Se habilitará una consulta para asegurar una entrevista privada, y para que el individuo encuestado se encuentre cómodo en todo momento.
Una vez finalizada la encuesta se le solicitará al deportista una segunda colaboración para obtener datos con el método de bioimpedancia, se utilizará el modelo BC-418 MA Segmental del fabricante Tanita Corporation.
-
Una vez recogida la información de las encuestas y la bioimpedancia, se procederá a la tabulación, análisis y estudios estadísticos correspondientes. Los parámetros a tener en cuenta son: de centralización (moda, mediana, media) de dispersión (desviaciones, varianza, rango) y se realizarán las inferencias estadísticas que se consideren oportunas.
-
Los soportes informáticos empleados serán: programa estadístico SPSS® y el programa DIAL® de valoración de dietas.
-
Se buscará obtener la mayor cantidad de datos posibles para aportar al estudio resultados discutibles.
-
Antes de cualquier publicación el estudio será evaluado por un comité de ética.
Confidencialidad de datos:
-
Dicho estudio de investigación respetará en todo el momento el anonimato de los individuos encuestados, se recogerán únicamente datos de cara a la evaluación de la investigación y en caso de conocer la identidad de algún deportista encuestado, su información será únicamente de uso interno.
Resultados
Figura 1. Porcentaje género
Tabla 1. Porcentaje género.
Los datos antropométricos de los sujetos de nuestro estudio se detallan en la Tabla 2. El porcentaje de grasa corporal fue de 22,22% para las mujeres y 15,20% para varones.
Los datos obtenidos tras valorar el cuestionario Eating Attitudes Test (EAT-40) se detallan en la figura 2 y en la tabla 3.
Figura 2. Resultado Cuestionario Eating Attitudes Test (EAT-40)
Tabla 2. Datos Antropométricos.
El grupo de edad en que se centran la mayor cantidad de individuos con resultados en el test de bajo riesgo y población de riesgo es de 14-19 años, afirmando los resultados de otros estudios en los que los resultados son superiores en adolescentes.
También podemos destacar que es en los deportes de resistencia donde mayor cantidad de individuos hay con mayor puntuación en el Cuestionario Eating Attitudes Test (EAT-40).
Respecto a la imagen corporal, se le formulo a cada individuo la siguiente pregunta: ¿En cuánto a su peso actual, se considera usted: Gordo, Normal, Delgado o Atlético? El 26,6% se consideraba gordo, el 47,1% pensaba que tenía un peso normal, el 13,2% consideraba estar delgado y el 19,1% atlético.
Figura 3. ¿En cuánto a su peso actual, se considera usted: Gordo, Normal, Delgado o Atlético?
Tabla 3. Resultados Cuestionario Eating Attitudes Test (EAT 40)
De los 68 individuos encuestados, 22 deportistas reciben asesoramiento nutricional (32,35%) 18 atletas reciben la información por parte de especialistas en nutrición y los otros 4 de profesionales no sanitario.
Tabla 4. ¿En cuánto a su peso actual, se considera usted: Gordo, Normal, Delgado o Atlético?
Figura 4. Cuestionario de Frecuencia de Consumo de Alimentos.
Tabla 5. Cuestionario de Frecuencia de Consumo de Alimentos.
A través de un recordatorio de consumo de frecuencia de alimentos se valora la dieta de la muestra en cuestión. Se reflejan unos malos hábitos alimentarios, con un consumo elevado de alimentos ricos en proteínas, siendo excesiva la toma de carnes pero deficitarias la de pescados y normales las de lácteos, huevos y legumbres.
El aporte de hidratos de carbono es deficitario, siendo de gran importancia este grupo de alimentos en este tipo de población.
El consumo de fruta y verdura es escaso, por lo que el aporte de fibra, vitaminas y minerales resulta deficitario.
El consumo de grasas (aceites, mantequilla…) es adecuado, pero el consumo de bollería, snaks, postres y helados está por encima de lo recomendado.
El consumo de alcohol es insignificante en este colectivo.
Al estudiar la correlación entre las variables índice de masa corporal con la imagen corporal (r = -0,328, sig: 0,006), tendremos una dependencia funcional, una correlación negativa, es decir, ambas variables varían en sentidos opuestos “relación lineal inversa”. Al estudiar la relación entre las variables índice de masa corporal con los resultados del cuestionario Eating Attitudes Test (EAT-40) (r = +0,266, sig: 0,030), encontramos una dependencia funcional, una correlación positiva, es decir, ambas variables varían en el mismo sentido. En cambio la correlación entre el cuestionario Eating Attitudes Test (EAT-40) y la imagen corporal (r = -0,182, sig: 0,14) no se pudo demostrar relación alguna entre ambas variables.
Discusión
El principal hallazgo de nuestra investigación ha sido que en la población estudiada se detecta un 23,88 % de sujetos en bajo riesgo y un 8,95% en alto riesgo, de presentar un trastorno de la conducta alimentaria.
En nuestro trabajo se utilizaron varios métodos para evaluar la posibilidad de trastornos de la conducta alimentaria en el deporte, como son el cuestionario EAT – 40, un cuestionario de frecuencia de consumo de alimento, preguntas sobre imagen corporal e información nutricional y datos personales y antropométricos, pero es cierto que para una mejor obtención de datos se deben evaluar otros parámetros y utilizar más cuestionarios2.
En el mundo del deporte de por sí hay una obsesión por el peso, ya que un adecuada composición corporal puede mejorar el rendimiento deportivo, según la modalidad deportiva. El deportista sufre exigencias por parte del equipo técnico en cuando a su composición corporal, poniendo en riesgo la salud psicológica del deportista16.
En 1987 el Comité Olímpico estadounidense determinó que el promedio de tejido graso corporal necesario para un funcionamiento saludable era del 20-22% para las mujeres y 14-16% para los hombres. Los atletas jóvenes se esfuerzan por conseguir un porcentaje aún menor que el recomendado4. No obstante el porcentaje óptimo de grasa corporal del deportista debe valorarse individualmente.
Aunque en el deporte es muy importante la nutrición, son muy pocos los deportistas que tienen unos correctos hábitos alimentarios y que reciben asesoramiento por parte de un especialista. Es muy fundamental evaluar el estado nutricional del individuo17, y para conseguir mejorar el rendimiento deportivo el objetivo es alcanzar un peso óptimo así como una composición corporal adecuada. La nutrición aplicada al deporte es una disciplina con efectos positivos en el rendimiento deportivo18.
En otros estudio se pone de manifiesto una situación similar, un exceso de alimentos grasos y proteicos, así como un consumo deficitario de cereales integrales, legumbres frutas, verduras y hortalizas. Muchos tienen conocimientos erróneos de nutrición, o simplemente la información es escaza18,19.
El equipo de profesionales que trabajan con deportistas debe ser multidisciplinar, médicos, nutricionistas, psicólogos/psiquiatras, entrenadores, entre otros, y deben mantenerse informados acerca de lo que es considerado una nutrición correcta en el ámbito de la actividad física, ya que los deportistas suelen recibir información errónea de su entorno más cercano, sobre todo por publicidad engañosa y agresiva, estando mal asesorados y pudiendo cometer errores que ponen en juego su salud y su entrenamiento20.
Es fundamental la prevención por parte de todo el personal sanitario y el equipo técnico en contacto con el deportista, ya que los trastornos de la conducta alimentaria suponen un riesgo grave para la salud y para el rendimiento deportivo. En estudios de la conocida triada del atleta femenina (trastornos de la conducta alimentaria, amenorrea y baja densidad ósea) 23 se ha comprobado que dichos deportistas sufren lesiones del músculo esquelético afectando su carrera profesional22,21,24.
Es necesaria una correcta formación para los entrenadores, los profesionales del deporte y los educadores para identificar las conductas de riesgo. Si la pérdida de peso es necesaria, debe ser supervisada por nutricionistas para así prevenir comportamientos y actitudes de riesgo que puedan desencadenar en un trastorno de la conducta alimentaria en el deporte.25
La población estudiada en nuestro trabajo ha estado compuesta por deportistas en activo que acudían al Centro Andaluz de Medicina del Deporte para reconocimiento médicos, diágnóstico y tratamiento de lesiones deportivas o valoración funcional de su aptitud física. La no detección de casos con trastornos de la conducta alimentaria y el bajo porcentaje de sujetos en alto riesgo de padecerlos, puede estar relacionada con la composición de la muestra, en este sentido, se hacen necesarios estudios en los que se pueda acceder a los mismos datos pero en poblaciones de deportistas más amplias.
Conclusión
La frecuencia de trastornos de la conducta alimentaria, como caso clínico en deportistas andaluces es excepcional, sin embargo no son despreciables los porcentajes de población de riesgo y bajo riesgo, de padecer trastornos de la conducta alimentaria, entre los deportistas analizados.
Se hacen necesarias estrategias educacionales entre los deportistas andaluces, especialmente entre los adolescentes, para corregir malos hábitos alimentarios, mejorar su asesoramiento nutricional y prevenir los trastornos de la conducta alimentaria en deportistas.
Bibliografía
March, J.C., Suess, A., Prieto, M.A., Escudero, M.J., Nebot, M., Cabeza, E. y Pallicer, A. (2006). Trastornos de la conducta alimentaria: Opiniones y expectativas sobre estrategias de prevención y tratamiento desde la perspectiva de diferentes actores sociales. Nutrición Hospitalaria, 21(1):4-12.http://0-search.proquest.com.athenea.upo.es/docview/67794154?accountid=14695
Pérez Recio, G. (1992). Prevalencia de trastornos de la conducta alimentaria en deportistas. Revista de Psicología del Deporte, 1:5-16.http://ddd.uab.cat/pub/revpsidep/19885636v1n1p5.pdf
Furnham, A., Badmin, N., Sneade, I. (2002). Body image dissatisfaccion: Gender differences in eating attitudes self-esteem and reasons for exercise. The Journal of Psychology, 136(6), 581-596.
Miguel Tobal, F., Martín Díaz, M.D., Legido Arce, J.C. (1997). Trastornos de la conducta alimentaria en el deporte: Anorexia y bulimia nerviosas. Revista Electrónica de Motivación y Emoción, 5(11-12):1-38.http://reme.uji.es/articulos/amiguf3982201103/texto.html
Scoffier, S., Paquet, Y., d´Arripe-Longueville, F. (2010). Effect of locus of control on disordered eating in athletes: The mediational role of self-regulation of eating attitudes. Eating Behaviors, 11:164–169.
Grandjean, A. C. (1997) Diets of elite athletes: Has the discipline of sports nutrition made an impact?. The Journal of Nutrition, supl. 1996 ASNS Symposium Proceedings.127(5S): 874-877.
Holm-Denoma, J. M., Scaringi, V., Gordon, K. H., Van Orden, K. A., Joiner Jr, T. E. (2009). Eating disorder symptoms among undergraduate varsity athletes, club athletes, andependent exercisers, and nonexercisers. International Journal of Eating Disorders.42(1):47-53.
Sundgot-Borgen, J., Torstveit, M. K., Prevalence of Eating Disorders in Elite Athletes Is Higher Than in the General Population (2004) Clinical Journal of Sport Medicine. 14(1):25-32.
Filaire, E., Rouveix, M., Bouget, M., Pannafieux, C. (2007). Prévalence des troubles du comportement alimentaire chez le sportif Science & sports22( 3-4):135-142.
Toro, J., Galilea, B., Martinez-mallen, E., Salamero, M., Capdevila, L. (2005). Eating disorders in Spanish female.International journal of sports medicine26(8):693-700.
Ruiz-Lazaro, P. M. (2003). Epidemiology of eating behavior disorders in Spain. Actas españolas de psiquiatría. 31(2):85-94.
Torres-McGehee, T. M., Green, J.M., Leeper, J. D., Leaver-Dunn, D., Richardson, M. (2009). Body Image, Anthropometric Measures, and Eating-Disorder Prevalence in Auxiliary Unit Members. Journal of Athletic Training. 44(4):418-426.
Sundgot- Borgen, J. (2002). Weight and eating disorders in elite athletes. Scandinavian journal of medicine & science in sports. 12(5): 259-260.
Trinidad Rodríguez, I., Fernández Ballart, J., Cucó Pastor, G., Biarnés Jordà, E., Arija Val, V. (2008). Validation of a short questionnaire on frequency of dietary intake: reproducibility and validity. Nutrición Hospitalaria. 23(3):242-252.
de Irala, J. J., Cano-Prous, A., Lahortiga-Ramos, F. , Gual-García, P.; Martínez-González, M.. Validation of the Eating Attitudes Test (EAT) as a screening tool in the general population (2008). Medicina clínica. 130(13):487-491.http://0-search.proquest.com.athenea.upo.es/docview/69117727?accountid=14695
Caulfield, M.J., Karageorghis, C. I. (2008).Psychological effects of rapid weight loss and attitudes towards eating among professional jockeys. Journal of Sports Sciences. 26(9):877-883.
Som Castillo A, Sánchez Muñoz C, Ramírez Lechuga J, Zabala Díaz M. (2010). Analysis of the feeding habits in cyclists of the SpanishNational Mountain Bike Team. Nutrición Hospitalaria. 25(1):85-90.http://0-search.proquest.com.athenea.upo.es/docview/733673987?accountid=14695
Úbeda N, Palacios Gil-Antuñano N, Montalvo Zenarruzabeitia Z, García Juan B, Iglesias-Gutiérrez E. (2010). Food habits and body composition of Spanish elite athletes in combat sports. Nutrición Hospitalaria. 25(4):414-421
Sánchez-Benito, J.L., León Izard, P. (2008). Study of dietary habits of young spotsmen. Nutrición hospitalaria. 23(6):622-623.
Márquez, S. (2008).Eating disorders in sports: risk factors, health consequences, treatment and prevention. Nutrición Hospitalaria. 23(3):183-190.
Hoch, A. Z., Pajewski, N., Moraski, L. A., Carrera, G. F., Wilson, C. R.(2009). Prevalence of the female athlete triad in high school athletes and sedentary students. Clinical Journal of Sport Medicine. 19(5): 421-428.
Schtscherbyna, A., Soares, E.A., de Oliveira, F.P., Ribeiro, B.G. Female athlete triad in elite swimmers of the city of Rio de Janeiro, Brazil. (2009). Nutrition (Burbank, Los Angeles County, Calif.). 25(6): 634-639.
Rauh, M. J.,; Nichols, J. F., Barrack, M. T. (2010). Relationships Among Injury and Disordered Eating, Menstrual Dysfunction, and Low Bone Mineral Density in High School Athletes: A Prospective Study. Journal of Athletic Training. 45(3): 243-252.
Cobb, K. L, Bachrach, L. K., Greendale, G., Marcus, R., Neer, R. M. (2003). Disordered eating, menstrual irregularity, and bone mineral density in female runners..Medicine and science in sports and exercise. 35(5):711-719.
Rosendahl, J., Bormann, B., Aschenbrenner, K., Aschenbrenner, F., Strauss, B.(2009). Dieting and disordered eating in German high school athletes and non-athletes.Scandinavian Journal of Medicine and Science. 19(5):731-739.