Tipos de padre en partidos de fútbol base categoría infantil

Contenido

La mayoría de los niños realizan su actividad física participando en programas de deporte organizados fuera de la escuela (Sallis, 1994). Las actividades físicas y deportivas en horario no lectivo adquieren así un papel importantísimo en términos de salud y promoción de estilos de vida activos, dado que la frecuencia y duración de la actividad física que se realiza en las aulas resulta insuficiente para alcanzar los niveles mínimos de actividad física diaria recomendados para jóvenes (Biddle, Cavill y Sallis, 1998; U.S. Dpt. of Health, 2000).
De hecho, a pesar de que la asignatura de Educación Física es obligatoria en Educación Primaria, Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y 1º curso de Bachillerato, es decir entre los 6 y los 17 años, aproximadamente, apenas supone por término medio un total de 1 a 2,2 horas de clase semanales, que a veces se imparten en un solo día.
En los adolescentes y en los adultos el comportamiento anterior relacionado con la práctica temprana de actividades físicas y deportivas, parece ser una de las variables con un mayor valor predictivo sobre los niveles de actividad física en la adolescencia y la edad adulta (Telama, Yang, Laakso y Viikari, 1997; Calmeiro y Matos, 1999). Por tanto, resulta fundamental desarrollar desde la infancia estilos de vida activos que faciliten el mantenimiento de la práctica de actividades físicas y deportivas a lo largo de toda la vida.
En este cometido los padres cumplen una importante función como agentes de socialización de sus hijos desde edades tempranas promoviendo la participación de éstos en actividades deportivas (Escartí y Ballester, 1993; Stucky-Ropp y DiLorenzo, 1993; Sallis, 1994; Carratalá, 1996; Castillo, Balaguer y Tomás, 1997). Sin embargo, su capacidad de influencia en este sentido se resiente de forma significativa con la llegada de la adolescencia.
En este sentido, los estudios con adolescentes coinciden en demostrar que en esta etapa la tasa de abandonos de la práctica de actividad física y deportiva es ya muy elevada, y que los jóvenes a estas edades han reducido de forma significativa la vinculación familiar que tenían en su infancia y son mucho menos sensibles a la influencia que puedan ejercer sus padres en cuanto a actitudes y comportamientos relacionados con la actividad física y la salud (Cruz, 1997; NASPE, 2003; Dishman, Washburn y Heath, 2004).
En consecuencia, el objetivo de nuestro estudio es analizar los comportamientos de los padres que asisten a un partido de fútbol categoría infantil para llevar a cabo una clasificación de los mismos en función de su propio comportamiento.

Método

La muestra estudiada la componen 8 padres elegidos por accesibilidad en las gradas del campo de fútbol de un de la provincia de Sevilla, antes del inicio del partido. Hay diversidad de género (mujeres= 2 y hombres=6) y las edades no fueron tenidas en cuenta porque no son relevantes en esta observación.
A cada padre se le ha repartido un cuestionario con 16 ítems con una explicación previa de la función de dicho impreso (mejorar el entorno deportivo de sus hijos). Dichos ítems son valorados de forma numérica, siendo el 1 totalmente desacuerdo y 5 totalmente de acuerdo, mediante una escala Likert.
 
Los ítems utilizados en la muestra son:

• Me gusta ponerme a pie de pista mientras veo el partido.
• Le hago indicaciones a mi hijo porque sé que le vienen bien para su rendimiento.
• Me gusta dar indicaciones de cómo jugar a todos los miembros del equipo de mi hijo.
• Si el entrenador tuviera en cuenta mis indicaciones todo sería mejor.
• El entrenador acierta en los cambios.
• Los árbitros me ocasionan malestar por sus intervenciones.
• Considero que el entrenador del equipo de mi hijo no está capacitado para entrenarlos.
• Cuando grito al árbitro, influyo positivamente en el equipo de mi hijo.
• Cuando grito al equipo rival, consigo ponerles nervioso y eso es bueno para el equipo de mi hijo.
• No tengo más remedio que usar palabras malsonantes.
• No suelo acompañar a mi hijo hasta el lugar donde se encuentre el grupo.
• Suelo ofrecer comentarios de protección a mi hijo. No deja de ser un niño.
• En los partidos, suelo visitar la cafetería.
• Durante el partido, nunca hablo por el móvil.
• Me gusta comentar las acciones con otros padres.
• Mi hijo se suele ir con otros padres que lo recogen y llevan a casa.

Las categorías analizadas son:

• Padre entrenador.
• Padre hipercrítico y vociferante.
• Padre sobreprotector.
• Padre desinteresado.

Cada cuestionario llevaba escrito en la esquina superior derecha un número del 1 al 8. Conforme se le repartió uno de estos impresos a cada padre se apuntó, en un papel a parte sin que ellos lo vieran, los colores de sus camisetas. De esta forma, se podía saber quién había contestado cada cuestionario, facilitando así la prueba de fiabilidad.
Cuando los sujetos terminaron de rellenar dicho documento, se les recogió y se les dio las gracias por la colaboración. Posteriormente, al tener localizado a los padres que habían participado, se pasó a realizar la prueba de fiabilidad. Dicha prueba consistió en apuntar los ítems manifestados por los padres a través de la observación. Luego, comparar las respuestas de los cuestionarios con lo observado, no siendo el total de respuestas coincidentes con lo observado. Por tanto, con la prueba de fiabilidad comparamos la percepción subjetiva de los padres colaboradores con la percepción objetiva de los observadores.

Resultados

Se llevó a cabo un cuestionario a los 8 sujetos. En él, obtuvimos resultados referentes a las cuatro dimensiones que pretendemos estudiar. Además, llevamos a cabo una acción de observación individual, utilizada como prueba de fiabilidad.
Las respuestas fueron ofrecidas a través de una escala Likert que oscilaba desde 1 totalmente desacuerdo a 5 totalmente de acuerdo. Por tanto, la positividad o negatividad de la respuesta con aconteceres respecto al ítem viene en relación al acercamiento del 0 o al 5.
Una vez analizados los resultados del cuestionario, contrastamos las respuestas de los sujetos.
Figura 1. Relación de ítems del cuestionario, respuestas de los padres (RESP) y contraste con laobservación (REALIDAD)