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6 Sep 2007

La presencia de un paradigma en el área de educación física

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El tratamiento de la motricidad tiene múltiples orientaciones didácticas y de aplicación práctica. Sea como fuere, siempre hay factores que inciden en el organismo de la persona ejecutante: Por un lado, que no primero, hay factores fisiológicos que inciden en la persona ejecutante.

 
Autor(es): .Javier Aguirre Zabaleta
Entidades(es):
Congreso: VII Congreso Internacional sobre la Enseñanza de la Educación Física y el Deporte Escolar
Badajoz-6-9 de Septiembre de 2007
ISBN: 978-84-611-8417-0
Palabras claves: paradigma, Educación Física, tratamiento de la motricidad

Resumen

El tratamiento de la motricidad tiene múltiples orientaciones didácticas y de aplicación práctica. Sea como fuere, siempre hay factores que inciden en el organismo de la persona ejecutante: Por un lado, que no primero, hay factores fisiológicos que inciden en la persona cada vez que se realiza ejercicio físico, tenga una edad u otra. También se genera un flujo eferente de funcionamiento neuro – muscular que nos lleva a la manifestación motriz y que puede valorarse desde la más amplia visión cognitiva, psicológica, social, emocional, deportiva, etc. Todo un mundo de manifestación de las ideas, de los pensamientos, de las capacidades, a través de la acción motriz. Igualmente se genera otro flujo aferente músculo – neuronal que incide en el proceso de la propiocepción y en el desarrollo neurológico del sistema nervioso central, factor importantísimo en desarrollo de la inteligencia motriz o cinético corporal y en las inteligencias afines a la conducta y procesamiento motriz. Es evidente que el ser humano está inmerso en un medio social y ambiental complejo, y que su percepción psicológica de las cosas, que se producen dentro de sí mismo y a su alrededor, tiene una evolución constante. Por tanto, aludimos a una visión holística del ser humano y a estudiar la motricidad desde referencias múltiples, pero con un esquema sencillo que nos permita situarnos para comprender qué entendemos por movimiento y qué trabajamos en cada momento, qué influencias puede tener en el ser humano ya sea en el ámbito educativo, de ocio, recreativo, de rendimiento deportivo etc.

 

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Desde el paradigma teórico del ámbito motor

Si hacemos alusión a la visión holística del ser humano (unidad cuerpo-mente) el término “ámbito motor” integra aspectos cognitivos, emocionales, simbólicos, psicológicos, corporales metabólicos y todo un conjunto de referencias fisiológicas, integradas en la capacidad de ser y actuar del individuo en un contexto psicosocial. Consideremos al ser humano conformado por una serie de atributos que le dan capacidad para actuar en el medio ambiente donde habita. El esqueleto de la teoría de Cratty (1982) queda plasmado en la representación de los “canales de atributos” que se forman sobre los componentes: motriz, verbal, perceptual y cognitivo. La persona se desarrolla en el movimiento, con la palabra, a través del sentimiento de los hechos y por la afectividad social, entre otras funciones. Recordemos que somos seres bio-pisco-socio-culturales en una función maravillosa gracias a la cual se constituye nuestra vida y nuestro ser. El análisis de la motricidad ha de organizarse de manera clara y concreta, de tal forma que en cada momento sepamos situarnos en el punto de encuentro próximo a la realidad del trabajo. Igual que en otras áreas necesitamos un marco guía que nos lleve hacia los objetivos que deseamos alcanzar. En el área del ámbito motor humano no puede ser diferente. Para ello necesitamos un mapa con los componentes propios que nos permite delimitar conceptos epistemológicos propios de este estudio, (Aguirre – Garrote 1994). Como puntos de referencia comenzaremos exponiendo los tres grandes bloques en los que sustentamos la propuesta: – Un bloque que hace referencia a la exigencia fisiológica o de las cualidades físicas. Está influenciado por la intensidad de la acción y por la producción de trabajo y limitado por los umbrales de fatiga que pueda tener cada persona. La frecuencia, intensidad y duración son factores que podrán modificar el grado fisiológico que cada trabajo representa para el organismo humano. – Un segundo bloque de referencia a la cinestesia y al componente propioceptivo. Integra el control corporal, el dominio del espacio interno de la persona, las interacciones cognitivas, emocionales, simbólicas y sensoriomotrices en la capacidad de ser y de sentir su cuerpo tanto en reposo como en movimiento. – Un tercer bloque que hace alusión a la manifestación motriz como movimiento, producto del acto motriz, al que llamamos coordinación dinámica general. En este bloque diferenciamos dos subgrupos: a/ los movimientos que requieren coordinación motriz, y que son movimientos que exigen un recíproco ajuste de todas las partes del cuerpo y en la mayoría de los casos implican locomoción e implican expresividad, al igualmente que requieren adaptación y reproducción de nuevos ritmos y nuevas secuencias; y b/ movimientos que requieren coordinación visomotriz que requiere una capacidad de respuesta para el manejo de los objetos, con implicación de la percepción exteroceptiva y que los componentes espacio temporales deben estar ajustados de forma permanente con la acción motriz.

El cuadro siguiente nos muestra los componentes de la motricidad ordenados por bloques, con una visión de conceptos.

Esquema 1 de los componentes del ámbito motor.

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1.- El esquema nos agrupa los componentes de la motricidad en los tres bloques diferenciados:

a) Las aptitudes físicas.- Un apartado que en las etapas de Educación Primaria tiene poca atención. A pesar de ello, es lo que marca el umbral de fatiga y podría limitar que desarrollen otros componentes. El estudio de la motricidad parte, también, de la propia acción física. A su vez, está supeditada a la utilización de sustancias nutritivas derivadas del metabolismo energético. No podemos hacer movimiento sin energía. Ésta nos llega a través de los alimentos que periódicamente ingerimos y que necesitamos desde el primer momento de la concepción. Este criterio de utilización de energía es un punto importante que vincula a la motricidad con la ciencia. No es posible apartarlo del estudio. Es a su vez una de las razones de que el funcionamiento orgánico es una realidad compleja, compuesta de procesos fisiológicos. También nos vienen a demostrar constantemente, que, dentro de una unidad funcional, el cuerpo es un sistema de sistemas con una funcionalidad orgánica derivada de unas pulsiones y necesidades. La actividad física sólo puede conseguirse por medio de ejercicios físicos. Según se realizan estos, el efecto sobre el organismo es diferente. Cada ejercicio tiene una estructura funcional diferenciada, una misión que puede ser variable en función a: el tiempo de realización, la dificultadde la situación, la intensidaden cuanto a la situación y a la rapidez de su práctica. Las aptitudes físicas permiten soportar un trabajo físico con cierta naturalidad. La base está en: la resistencia como aptitud fisiológica para superar el esfuerzo prolongado, la fuerza como aptitud fisiológica para vencer resistencias de nuestro cuerpo y su influencia con la gravedad, la flexibilidad como aptitud facilitadora de dinamismo y fluidez de movimientos. Gracias al trabajo físico satisfactorio el organismo segrega hormonas: la dopamina que proporciona satisfacción, las endorfinas que combaten el cansancio e inhiben el dolor, la adrenalina y testosterona que circulan por la sangre y permiten la recuperación. Las aptitudes físicas son el soporte físico de la motricidad, y como tal, determinantes en su proceso de maduración-aprendizaje; de la misma manera que su manifestación coordinativa o cinestésica. La coordinación motora -culmen de la manifestación motriz- se proyecta impulsada por su potencial físico y cinestésico, a un desarrollo divergente en el que el entorno adquiere un protagonismo especial. Como prueba de su importancia, hay estudios de investigación, (E. Generelo 1995 tesis doctoral, Universidad de Zaragoza) que estudian el seguimiento del compromiso fisiológico en las clases de Educación Física de Educación Primaria Sobre las que se cimentan importantes principios de la motricidad y no podemos ignorarlas. El funcionamiento fisiológico no puede sacarse del conjunto funcional creyendo que no afectan en ciertas edades. Ha pasado una etapa donde los especialistas de la educación física consideraban que los factores fisiológicos eran los más importantes de su labor educativa, otras corrientes posteriores han venido ha decir que solamente la motricidad neurológica tiene efecto válido en la educación motriz. El modelo propuesto en nuestro estudio nos lleva a considerar las respuestas motrices de forma integral. Consideramos el rol existente entre los procesos cognitivos, su organización, su control y su necesidad funcional energética propia de toda actividad de vida. El compromiso fisiológico lo valoramos según el balance entre la participación activa del sujeto, la frecuencia cardiaca, la facilidad o dificultad en la ejecución y la naturaleza de cada persona, indicadores asequibles para el profesor en su intervención didáctica de la clase de Educación Física. Este término de compromiso fisiológico se estimula cuando la frecuencia de la participación es apropiada a la edad o cualidad del organismo, cuando la intensidad es acorde con la aptitud, y cuando la duración se ajusta a las posibilidades de asimilación del trabajo realizado. El niño en sus primeras edades escolares, “si tiene oportunidad”, realiza una gran cantidad de trabajo. Adapta la intensidad a sus cualidades; acepta la dificultad según los niveles que es capaz de resolver; prolonga los tiempos de duración en la medida que la actividad le sea significativa y en su intervención gradúa la intensidad a lo que su organismo puede asimilar. Descansa, pero inmediatamente inicia la actividad. Ello demuestra que tiene altas posibilidades de utilizar energía para producir eso que tanto valoramos: el trabajo.

b) La cinestesia. (Derivada de Kinestesia) Kines igual a movimiento; estética igual a sentimiento. La cinestesia es el movimiento sentido, consciente e interiorizado que permite un mejor aprovechamiento del trabajo. Este apartado agrupa a los componentes que se desarrollan a través de la propiocepción, como son: el esquema corporal, la lateralidad, el equilibrio, la relajación, la respiración, la actitud postural, etc. Son los componentes motrices que nos permiten tener un mejor control corporal, sentir nuestro cuerpo su dominio, ser sensibles al “cómo somos” y “cómo estamos” en cada momento, sea en movimiento o en reposo. Es la puesta en acción de la reflexión a través del movimiento, que es mucho más que moverse. Es desarrollar la inteligencia motriz a través de los canales propioceptivos del sentido cinestésico. Pero no solamente eso, es poner en marcha áreas de asociación para activar conductas y actuaciones que son la base de los valores y del desarrollo de otras inteligencias.

Esquema 2. Configuración del sentido cinestésico.

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Siguiendo el proceso propioceptivo, encontramos la naturaleza epistemológica de organización interna, de gran importancia en nuestra área de desarrollo motriz. Es el grupo de los componentes del ámbito motor que se desarrollan gracias a la percepción interna de nuestra estructura corporal, y permite el dominio del espacio interno. Todo ello gracias al funcionamiento del sentido cinestésico. Este sentido cinestésico tiene los mismos principios de funcionamiento que otros sentidos de nuestro cuerpo. Los órganos sensoriales funcionan de un modo similar. Todos ellos tienen receptores específicos: en el caso de la visión, la retina; en el caso de la audición, la cóclea; en el caso del gusto los quimiorreceptores; en el caso de la cinestesia, los propioceptores, etc. Todos ellos tienen como misión esencial la de traducir un estímulo físico, visual, sonoro, etc., en una descarga eléctrica. La neurona tiene la propiedad de controlar el flujo de iones a través de su membrana y generar así potenciales eléctricos. Esto es lo que hacen los receptores, este potencial eléctrico así generado, es transmitido hasta el cerebro, donde a su vez, y dadas las características de sus neuronas, traducen en el córtex estos estímulos concretos procesándola como información o recuerdo. Estos hechos que se desarrollan en nuestro organismo y que gracias al sentido cinestésico llegan al córtex y se procesan como tal, se van a elevar, con el tiempo y la madurez neurológica, a conceptos, que al relacionarlos con el mundo y las cosas sobre las que actuamos, se aplican como principios. Cratty (1979), siguiendo a Piaget y Gagné afirma que la capacidad de descubrir un principio y aplicarlo a más de una situación constituye un alto nivel de funcionamiento intelectual. Más, ¿cómo nos percibimos?. Cómo soy. Cómo estoy. Cómo me percibo. Detén un instante tu agitada vida y percibe tu cuerpo. Escucha las sensaciones que te emite. Luego reflexiona y piensa que tú también puedes quererte. A veces, llegamos a la conclusión de que las personas actuales nos desprendemos de un sexto sentido. Olvidamos cómo utilizar el sentimiento interiorizado del “cómo soy” y “cómo estoy”. Nos falta sentir cómo la mente llega a diferentes puntos de nuestro organismo. Pues bien, por medio de ese movimiento sentido, interiorizado, consciente, se produce una alimentación a las áreas sensitivo-motrices que van a influir en nuestra forma de ser y en el desarrollo de ciertos valores humanos. ¿De qué depende la llegada de la percepción del movimiento a centros superiores del sistema nervioso? De algo tan sencillo y a la vez complejo, como es todo nuestro organismo, llamado sentido cinestésico. A través de este sentido se consigue la actividad cinestésica o cinestesia. La realidad de nuestra existencia está sustentada en la configuración corporal. Pero dentro de nuestro cuerpo hay en función unos sentidos, gracias a los cuales nuestra vida se hace útil, conectamos con el entorno y conectamos también con nuestro propio ser corporal. Por tanto, su importancia se hace fundamental, y más si tenemos como referencia los momentos clave de nuestra evolución y el desarrollo de las estructuras corporales que sustentan los diferentes sentidos. La función de sentir lo que nos rodea, al igual que “sentir nuestro cuerpo”, está reservado a los sentidos. Normalmente éstos se citan como cinco: vista oído, gusto, olfato y tacto; pero con ellos, lo que hacemos es conectar con el mundo exterior. Cada uno de ellos tiene sus órganos receptores que son activados por estímulos ambientales y, gracias a su vía de conexión con el cerebro, transmiten e informan de lo acontecido en nuestro entorno. De esta manera nos encontramos que tenemos para disponer de unos sentidos que se encargan de percibir aquello que ocurre, aquello que existe en nuestro espacio exterior. A su vez, podemos entender que ciertos sentidos están preparados para percibir el espacio lejano, como la vista y el oído, de alguna manera también el olfato; otros, como el gusto y el tacto perciben lo que existe en el espacio próximo, para ello deben tomar contacto con las cosas y recibir, analizar e interpretar aquello con lo que conviven. ¿Y nuestro espacio interior? De alguna manera los seres humanos somos espacio, nuestro cuerpo está configurado por unos segmentos espaciales que son órganos con los que se completa nuestro organismo. Unos son periféricos y otros centrales los cuales nos permiten ser como somos morfológicamente. Este espacio interior tiene un centro y una periferia. La parte central la podemos considerar en aquel órgano u órganos que reciben la información como son el córtex cerebral, otros órganos encefálicos, con una estimación añadida hacia la médula espinal; la periferia la forma el resto del cuerpo, incluso el sistema nervioso periférico. Por tanto, ¿cómo se organiza el sentir nuestro cuerpo? Hemos recordado que tenemos un sistema nervioso compuesto por órganos centrales y otros periféricos. Esta organización nos permite disponer de un sentido propioceptivo que desempeña la función de enviar mensajes de la periferia de nuestro organismo a la médula espinal, a los núcleos encefálicos y córtex cerebral. Por tanto es necesario conocer que, al igual que los otros sentidos tienen una composición con receptores y vías aferentes de información, es decir, substratos orgánicos concretos, también el sentido cinestésico tiene sus receptores articulares, tendinosos y musculares que informan de cómo es nuestro cuerpo y cómo está en cada movimiento; además están reforzados por la información laberíntica (con los conductos semicirculares, el utrículo y el sáculo) que completa el sistema para el control, progresión, cambios de dirección y aceleración del movimiento. Para ayudar a esta información propioceptiva tenemos las terminaciones nerviosas táctiles que completan la información de cómo nuestro cuerpo se adapta y siente diferentes formas y objetos con los que convivimos. Para el ser humano, el espacio que lo rodea tiene su centro en sí mismo, en su propio cuerpo. De ahí la importancia de la toma de conciencia de su espacio parcial, de su espacio propio, interior, para luego pasar al conocimiento y dominio del espacio total. El espacio parcial o primera esfera de acción es lo que en algunos tratados bibliográficos se denomina como la kinesfera (esfera de movimiento). La vivenciación del espacio total implica el desarrollo sociológico y adaptativo de ser humano que en interrelación con otra personas modifica y adapta la utilización del espacio en el que vive. Trabajar sintiendo su propio espacio y a la vez en cooperación con otro significa abrir caminos de adaptación y transmisión mutua, saliendo así, cada uno, de su propia esfera. En este complejo cuerpo humano, constituido por diversos órganos, se producen cambios, funciones y existen potenciales que son posibles de percibir, y que en los primeros años de vida corresponde organizar estos datos en una estructuración adecuada de nuestro esquema corporal. No dudamos al considerar, como uno más de los sentidos, al sentido cinestésico. Él se encarga de la percepción espacial intracorpórea, mientras que otros tienen la función de percibir lo exterior a nosotros mismos. Todos forman el soporte que permite la evolución y capacidad funcional. Porque en definitiva, entendemos que son los sentidos los que ejercen de soporte en la evolución del comportamiento humano, o lo que es igual a la evolución de las funciones mentales, interpretativas y de ejecución. Sobre estos manifiestos deberemos consolidar toda la acción motriz. El movimiento inteligente es movimiento pensado y sentido. El movimiento comprendido nos lleva a querer más movimiento. Controlar nuestro cuerpo en movimiento nos lleva a encontrar seguridad en aquello que queremos. Nuestra línea de trabajo pretende integrar el cognitivismo motriz a la conciencia del ser humano. De ahí que el esquema corporal estructurado lo consideremos de fundamento básico para el progreso cognitivo-motriz. El estudio científico del movimiento humano no puede ser estudiado en su totalidad si no lo planteamos, también, desde la interpretación de la vivencia percibida, y ello sólo es posible mediante la razón. En efecto, como dice Le Boulch, es la interpretación de la experiencia, y no la experiencia en sí misma lo que constituye la ciencia. Es el sentido cinestésico el que nos permite percibir el movimiento, pero también interpretar la función motriz del cuerpo. En la cinestesia trabajamos esos factores organizativos dentro del cuerpo del alumno: organización interna, donde el profesor no llega. Es el concepto de “cómo siento” el proceder de mi cuerpo cuando se mueve. Cada alumno es un ser independiente y reconocerá su cuerpo y su forma de accionarlo. c) La coordinación dinámica general, la estudiamos sobre la teoría del proceso neurológico y la observación de la manifestación motriz. La palabra coordinación implica un determinado orden en la acción motora y es a su vez una manifestación de la inteligencia motriz. Un buen nivel de coordinación motriz depende: del grado de desarrollo del sistema nervioso central, de la práctica realizada en diferentes actividades motrices y de la asimilación de esas vivencias motrices que estará en función de la inteligencia motriz del individuo. “La coordinación motriz es el ordenamiento, la organización de acciones motoras en dirección a un objetivo determinado y la manifestación del control propioceptivo”. La coordinación motriz es la expresión máxima de la conducta neuromuscular, porque en ella confluyen: los factores de la motricidad que requieren la utilización de sustancias energéticas (aptitudes físicas), los factores de la propiocepción del sentido cinestésico (aptitudes perceptivas) y en último grado la manifestación motriz, producto del patrón motor. La coordinación visomotriz interrelaciona la ordenación de la actividad neuromuscular, la percepción exteroceptiva y el dominio del espacio exterior. La coordinación nos permite realizar el movimiento efectivo y dinámico del propio sujeto. Pero el hombre vive en un espacio donde su relación con las cosas es fundamental. La manipulación de los objetos y el desarrollo de las posibilidades que la especie humana posee, permiten controlar el espacio en el que nos desenvolvemos con mayor eficacia. Por lo cual, podemos decir que la coordinación viso motriz puede definirse como: “El ajuste entre el móvil utilizado, las referencias externas y la actuación interna del propio sujeto”. O también: “El ajuste perceptual estructurado entre el sujeto, el espacio y el material empleado”. La visión y el movimiento están íntimamente relacionados. Es frecuente estudiar varios aspectos del movimiento desde el concepto de tareas visomotrices o de coordinación visomotriz. Estas capacidades las desarrollamos en grado óptimo gracias a las experiencias motrices y la interrelación con las cosas del medio ambiente. Pero en el movimiento no siempre interviene la visión. A los niños de cuatro años les encanta caminar con los ojos cerrados cogidos de la mano a otra persona. Los ciegos se mueven por el espacio con gran percepción. En ambos casos, tienen un gran apoyo de información en el sentido cinestésico.

2.- Enmarcación de la motricidad en el espacio y en el tiempo

Pero esta organización de los componentes del ámbito motor no podía quedar fuera del enmarque del espacio y el tiempo. Nosotros vivimos en un espacio y en un tiempo a la vez. Todo movimiento es realizado en un espacio y en un tiempo incuestionablemente; nosotros somos espacio y tenemos un espacio interior que debemos comprender. Dentro de nuestra función docente tenemos una preocupación por la percepción espacial y temporal. Nada mejor que el movimiento para desarrollar estas percepciones. Es evidente que el sentido de la vista se encarga fundamentalmente del la percepción del espacio, pero también el sentido cinestésico. Prueba de ello tenemos en las personas ciegas que su percepción espacial está bien desarrollada, gracias al sentido cinestésico; igualmente podemos decir del sentido del oído con relación a la estructuración del tiempo, pero el sentido cinestésico también interviene. Toda la conducta motriz de la persona humana está inmersa en el espacio y en el tiempo. Enmarcada de alguna manera por estos conceptos inseparables de la acción motriz. El espacio y el tiempo no son motóricos, pero la motricidad no es posible fuera de ellos. El estudio del desarrollo del conocimiento humano sobre el tiempo desempeña un papel importante en cualquier consideración general sobre el desarrollo perceptivo y cognitivo puesto que, como dice Belén Bueno (1993), el tiempo es una propiedad omnipresente de la experiencia sensorial dado que es información. Además, el tiempo es fundamental en la vida humana ya que sin la experiencia del tiempo no conoceríamos el significado de la vida. Piaget en 1964 consideró que el espacio juntamente con el tiempo era fundamental en la experiencia mental de los niños, donde el periodo sensoriomotor es de importancia básica para la construcción de las primeras estructuras y para la construcción de las primeras relaciones temporales de los movimientos coordinados. No podemos olvidar otros elementos que igualmente intervienen en el desarrollo de estos componentes motóricos. El primer elemento que consideramos esel impulso fisiológico. Gracias al impulso generado por ciertos órganos en formación, se produce una necesidad de moverse que en los primeros años de vida es importante para provocar, con efecto recíproco, estimulación en los órganos propioceptivos y desencadenar todo un proceso de maduración neurológica. El medio ambiente influye sobre el desarrollo del niño. En ese medio se encuentra el sistema educativo en el que mantenemos inmerso al alumno desde que lo escolarizamos, y en ese sistema educativo estamos nosotros como docentes. Es por tanto la carga de responsabilidad que debemos asumir. A su vez tenemos la motivación que le llega al niño para ejercitarse en su tarea. Generalmente no necesita de mucha motivación externa, ya que la motivación interna es tan fuerte que le arrastra hacia el movimiento. Pero nuestra función está en adornar de fantasía el marco de trabajo con el que se encuentra vivenciando un mundo de ilusión, de trabajo y de creatividad, basadas en la actividad motriz. Y todo va orientado hacia la consecución de una conciencia voluntaria. Buscamos el acto voluntario, ideado hacia un fin determinado, donde el alumno active su organismo en la medida más profunda y en el concepto de dominio de sus posibilidades. Con ello pasamos a establecer patrones motores que pueden aparecer en determinados momentos y que por falta de oportunidad no conseguimos o se quedan a medio desarrollar. La influencia de la conciencia primaria, el medio ambiente, la motivación y la voluntariedad, en el desarrollo del potencial humano, va a tener un factor multiplicador. Igualmente van a influir en los componentes del ámbito motor. Por tanto, el impulso motivacional que permite el continuo desarrollo de estos potenciales no puede omitirse.

El esquema representado en la página siguiente, ha sido adaptado y compuesto siguiendo la propuesta de nuestro paradigma. En él quedan reflejados los componentes del ámbito motor, enmarcados en el espacio y en el tiempo, activados por la conciencia primaria, la motivación, el medio ambiente y orientados por la participación de la conciencia voluntaria que nos lleva a la conceptualización de los componentes motóricos.

Esquema 3.- Mapa esquemático sobre los componentes del ámbito y aspectos que influyen en su desarrollo.

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Bibliografía

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  • J. (1964) The Origins of Inteligence in Children, Nueva York, International Universities Press.

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