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21 Sep 2006

Aspectos técnicos de la colocación y el ataque en función del género en el voleibol de alto rendimiento

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El género como variable diferenciadora en el desarrollo de cualquier modalidad deportiva es una obviedad poco estudiada. En concreto en voleibol, podemos plantearnos la influencia del género en relación con múltiples parámetros.

Autor(es): Molina Martín, Juan José*; Fernández del Valle, María*; García Domínguez, Ana*
Entidades(es): *Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad Europea de Madrid
Congreso: II Congreso Internacional de Deportes de Equipo
Pontevedra: 21-23 de Septiembre de 2006
ISBN: 978-84-613-1659-5
Palabras claves: género, voleibol, técnica, colocación, remate. gender, volleyball, technic, pass, attack

Resumen

El género como variable diferenciadora en el desarrollo de cualquier modalidad deportiva es una obviedad poco estudiada. En concreto en voleibol, podemos plantearnos la influencia del género en relación con múltiples parámetros.

OBJETIVO:

Analizar las diferencias técnicas de la colocación y el remate durante el juego en función del género.

MÉTODO:

La muestra se recogió en la Copa del Rey del año 2006 y la Copa de la Reina del año 2007. Se observaron un total 751 acciones del complejo 1 (KI).

RESULTADOS:

Se mostraron diferencias significativas en el desarrollo de la colocación en función del género en cuanto al desplazamiento en profundidad de la colocadora (DPC): la categoría PCA fue significativamente menor en mujeres (22%); y en cuanto al tipo de colocación (TDC): CSA fue significativamente menor (69,7%), y CAP mayor (30%), en voleibol femenino frente al masculino. Por otro lado, en cuanto a la técnica de remate se obtuvieron diferencias significativas en las variables carrera del remate (CRE): siendo CPA mayor en mujeres un (11,3%) que en hombres; tipo de batida (TBA) en donde R1P fue mayor en mujeres (14%); número de apoyos en el remate (NAR), siendo la categoría 4AC mayor en mujeres (60,7%) y 3AC mayor en hombres (54%); y, en cuanto a la variable giro del hombro (GHR), se produjeron diferencias en cuanto a la categoría RIN que fue mayor en mujeres (27,2%).

CONCLUSIONES:

Los resultados nos muestran diferencias en la técnica de colocación y remate en función del género. El desarrollo de la fase de ataque del KI es más horizontal en el voleibol femenino que en el masculino, tanto en su construcción como en su finalización. El desarrollo del remate en femenino está basado en aprovechamiento máximo del rango articular frente a más perpendicular a la carrera en hombres.

 

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Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº9.

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ABSTRACT:

Gender seems to be a differential variable in sports develop not much studied. Specifically in volleyball, we can think about gender influence related with multiple parameters.

AIM:

Analyze gender influence in the pass and spike technical develop during the game.

METHOD:

The sample was recruited from the 2006 King Cup and 2007 Queen Cup with a totally of 751 complex 1 (KI) actions.

RESULTS:

The pass technique depending on the gender sows significant differences in depth movement (DPC), specifically on PCA significantly minor in women (22%); and pass type (TDC): CSA significantly minor (69,7%), and CAP mayor (30%), in female volleyball players. In the other hand, the spike technique sows significant differences in the run-up attack (CRE): CPA was significantly mayor in women (11,3%); type of jump attack (TBA): P1P mayor in woman (14%); number of attack steps (NAR): 4AC mayor in women (60,7%) and 3AC mayor in men (54%); and, at last, in the attack spin shoulder (GHR): RIN mayor in women (27,2%).

CONCLUSIONS:

The results sow differences in the pass and attack techniques depending on the gender. The KI attack phase develop is horizontal in female than male volleyball, both in construction and ending. Female spike develop is based on the maximal use of the range of shoulder motion opposite to the perpendicular to the run-up attack in men.

INTRODUCCIÓN.

 

El género puede presentarse como una variable diferenciadora en el desarrollo de cualquier modalidad deportiva. En concreto en voleibol, podemos plantearnos la influencia del género en función de múltiples parámetros que definen y/o describen este deporte de forma profunda. Entre ellos podemos destacar la variable antropométrica por la importancia que tiene en el desarrollo de este juego la altura de golpeo del balón; la fisiológica en cuanto a la manifestación de las capacidades condicionales; las contextuales, como por ejemplo, el reglamento en cuanto a las diferencias sustanciales en torno al espacio que, a su vez, influyen de forma directa en el desarrollo técnico-táctico del juego.

Parámetros antropométricos

 

El alto rendimiento demanda la mejora de ciertos rasgos por medio del entrenamiento que, sin embargo, parecen estar siempre relacionados con unas características morfológicas apropiadas (De Garay et al. 1974). Además las características morfológicas constituyen un criterio básico en la selección de atletas de voleibol (Carter, 1985). En 1980 Bosco hablaba de las cualidades como base fundamental de un jugador de voleibol de élite, resaltando entre ellas la técnico-táctica y las características antropométricas, como por ejemplo: la estatura, constatándose que a menor nivel de competencia menor es la estatura (McLaren, 1993). Desde el punto de vista antropométrico se han descrito las características morfológicas de jugadores de voleibol de ambos sexos estableciéndose diferencias proporcionales (Tabla 1) (Puhl y col., 1982) confirmadas en estudios posteriores siguiendo el patrón descrito por Wilmore y colaboradores (1994), según dicho patrón la estadística establece que la mujer en comparación con el hombre tiene 13 cm menos en la talla, 14 a 18 kg menos de peso total, 18 a 22 kg menos de masa libre de grasa, 3 a 6 kg más de masa grasa, y de 6 a 10% mayor en el porcentaje graso.

Tabla 1. Características Físicas de Jugadores/as de Voleibol de Élite

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 9

Parámetros fisiológicos.

 

En cuanto al VO2max, la relación anteriormente descrita se confirma. Si comparamos las características fisiológicas entre jugadores y jugadoras de voleibol; los valores de consumo de oxígeno máximo (VO2max) son mayores en hombres (56,1 ml/kg/min) que en mujeres (50,6 ml/kg/min) (Puhl y col. 1982). Esta relación se mantiene en estudios posteriores, según Esper (2001), se encontraron valores de VO2max de 54,41 ml/kg/min (1997), 57,3 ml/kg/min (con varios jugadores por encima del 60 ml/kg/min) para mediciones directas y valores de 43,7 ml/kg/min (2001), 48,6 ml/kg/min (2001), 45,6 ml/kg/min (2001) en jugadoras para mediciones indirectas, contrastados por los valores obtenidos con otros autores (Tabla 2).

Tabla 2. Valores de VO2max de jugadoras de voleibol referidos por varios autores

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 9

 

En cuanto a los valores de frecuencia cardiaca (FC), un estudio de caso de una jugadora realizado durante un partido, mostró una FC mínima de 101 lpm (83 lpm en tiempos técnicos) y FC máxima de 173 lpm durante 1h 10 min de duración. Acumulando el 52,6% del tiempo total entre FC de 140 lpm (78% FCmax) y 173 lpm (96% FCmax) (Esper, 2003). En el caso de los hombres, los resultados de un estudio realizado con el líbero y los centrales muestraron valores de FC durante partidos de 137 lpm y 149 lpm respectivamente (Navarro y col. 2001).

En cuanto a las diferencias de género en relación al estudio de la saltabilidad, como ejemplo de la manifestación de las capacidades condicionales. Existen numerosos estudios que describen la capacidad de salto de ambos grupos de población donde la mujer presenta un menor nivel de manifestación de fuerza que el hombre, expresada a través de saltos de menor altura tanto en remate como en bloqueo o test de campo (Bosco, C. y cols. 1983a, 1983b). Esto se sostiene sobre la base de una menor cantidad de masa muscular, ya que para iguales niveles de masa muscular, no existen diferencias de fuerza entre ambos sexos (Wilmore y col. 1994). Por lo tanto, dichas diferencias en cuanto al valor absoluto del salto se deben a razones cuantitativas, y no cualitativas.

Parámetros espaciales.

 

Analizando la influencia de otros parámetros, el espacio parece ser un parámetro fijo. Pero si desglosamos este parámetro en su dimensión horizontal, medidas del campo; frente a la vertical, altura de la red. Y además, lo comparamos en función del género, nos encontramos con que ni el campo ni la red son proporcionales: las dimensiones del campo por no variar en función del género; y la red por no variar lo suficiente. En este sentido, tomando los datos editados por la FIVB (Federación Internacional de Voleibol) de los Juegos Olímpicos 2008 sobre alcance en remate y bloqueo en hombres y mujeres, y comparándolos con la altura de la red obtenemos que los hombres tienen un alcance aproximado de 87 cm por encima de la red en contraposición a las mujeres que tan solo obtienen un alcance de 76 cm, mostrando 10 cm de diferencia entre unos y otros. En el caso del bloqueo la diferencia es mucho mayor, los hombres muestran un alcance de 77 cm y 56 cm en las mujeres (www.fivb.org). Por tanto, podemos deducir que las características antropométricas de altura y/o envergadura, y la capacidad de salto teniendo en cuenta el parámetro espacial tanto horizontal como vertical son, además de un claro limitante del rendimiento en este deporte, un claro diferenciador en función del género.

Existen estudios que han comparado las diferencias entre los tiempos de juego-pausa entre hombres y mujeres (Esper, 2003 y 2008). Para todos los géneros y categorías, los periodos de tiempo que más se repiten son aquellos que comprenden las acciones que duran menos 5 segundos mayor en hombres (figura 1) y entre 6 y 10 segundos mayor en mujeres (figura 2) (Esper, A. 2008).

Figura 1.- % Acciones de menos de 5 segundos

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 9

Figura 2.- % Acciones entre 6 y 10 segundos

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 9

Teniendo en cuenta este marco de ubicación, en cuanto a las diferencias de género se refiere, este estudio se ha planteado analizar si estas diferencias se extienden hacia el desarrollo técnico-táctico del ataque durante el juego.

MÉTODO

 

La muestra objeto de estudio se recogió en la Copa del Rey del año 2006 y la Copa de la Reina del año 2007. En total se observaron un total de 11 partidos, 7 masculinos y 4 femeninos. Un total de 30 set, 21 masculinos y 9 femeninos, y 751 acciones totales del complejo 1 (KI). La herramienta de recogida de datos (figura. 3) se construyó ad hoc en formato excel para facilitar el volcado de datos al programa de análisis estadístico.

Figura 3. Hoja de Registro de datos

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 9

El diseño y desarrollo tanto del sistema de categorías (Tabla 3) y como de la herramienta de observación se realizó mediante reuniones de expertos.

Tabla 3. Categorías de la Variables relacionadas con la Colocación y el Remate.

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 9

 

ANÁLISIS ESTADÍSTICO

 

Los datos se analizaron con el programa estadístico SPSS (Statical Package for Social Sciences versión 15.0, SPSS INC, Chicago, IL, USA).

Se realizó un estudio de la fiabilidad intra- e inter-observadores resultando grados de acuerdo Kappa de muy bueno (0,8-1) para el estudio intra, y bueno (0,6-0,8) para el estudio inter; tal y como era de esperar los acuerdos fluctuaron en función de la obserbavilidad de cada una de las variables y de su grado de apertura.

Para el análisis datos se utilizaron tablas de contingencia en función de la variable Género (GNR), siendo el valor de referencia el Chi-cuadrado de Pearson para variables con más de dos categorías, y el de Phi de Cramer para variables con dos categorías, la significatividad de la distribución fue valorada en función de los residuos tipificados y corregidos.

 

RESULTADOS

 

El análisis mostró diferencias en algunas de las variables relacionadas con los criterios colocación y ataque en función del género.

Variables técnicas asociadas la colocación:

Figura 4. Distribución de desplazamiento en profundidad hacia atrás (PCA).

 

El análisis de residuos asociado a esta variable muestra a su vez una diferencia marginalmente superior en la categoría sin desplazamientos en profundidad (PCS) en mujeres (76,1%).

La distribución de la variable tipo de colocación (TDC) difiere de forma significativa en función del género, siendo la categoría colocación en salto (CSA) menor en mujeres (69,7%) que en hombres (91,5%) y, en consecuencia la colocación en apoyo (CAP) más utilizada en mujeres (30,3%) que en hombres (8,5%) (P = 0,276; p < 0,001).

Figuras 5 y 6. Distribución de la variable tipo de colocación (TDC): colocación en salto (CSA) y en apoyo (CAP)

Variables técnicas asociadas al remate:

La variable CRE muestra diferencias significativas en CPA produciéndose más en mujeres (11,3%) que en hombres (0,5%) (?23= 36,331; p < 0,001). La distribución de TBA es diferente si tenemos en cuenta el género ocurriendo que en R1P es significativamente mayor en mujeres (14,0%) que en hombres (0,3%) y, utilizando el análisis de residuos tipificados, R2C es marginalmente inferior en mujeres (82,7%) que en los hombres (94,7%) (?22= 51,007; p < 0,001) (Tabla 5).

Tabla 5. Distribución de la técnica de batida (TBA) en función del género (GEN)

 

Si observamos la distribución de la variable NAR, en mujeres el porcentaje es mayor en 4AC (60,7%) respecto a los hombres (42,6%), y en los hombres es mayor 3AC (54%) que en las mujeres (38,7%) (?22= 15,530; p < 0,001). El GHR muestra diferencias marginalmente significativas en cuanto al género siendo mayor el RRE en los hombres (45,1% hombres y 34,0% mujeres) y RIN en las mujeres (36,7% hombres y 27,2% mujeres) (?22= 6,507; p=0,039).

DISCUSION

 

Los resultados nos muestran diferencias en la técnica de colocación y remate en función del género. El desarrollo de la fase de ataque del KI es más horizontal en el voleibol femenino que en el masculino, tanto en su construcción como en su finalización. El desarrollo del remate en femenino está basado en aprovechamiento máximo del rango articular frente a más perpendicular a la carrera en hombres.

El hecho de que el colocador masculino se desplace hacia atrás con respecto a la red más que en el caso de las mujeres puede encontrarse relacionado con la potencia que tienen los saques. Saques que se realizan desde una altura mayor y con más profundidad que en el caso de los realizados por equipos femeninos. Todo ello podría estar determinado, una vez más, por las características antropométricas de alcance y por la capacidad de generar fuerza con respecto a la altura de la red y las dimensiones del campo. Del mismo modo todas las diferencias descritas pueden influir de forma directa sobre la técnica de colocación ya que en hombres se realiza prácticamente en su totalidad en salto (más del 90% de las ocasiones). Sin embargo, en mujeres la técnica de colocación en apoyo es la más utilizada (Lozano, 2007).

En la carrera del remate aparece en la mujer un desplazamiento más en lateralidad que en el hombre que lo realiza más en profundidad. Probablemente esto también esté relacionado con el tipo de batida, siendo a una pierna prácticamente inexistente en el caso de los hombres pero que cobra importancia en las mujeres. Este hecho puede ser debido a que el voleibol femenino intenta solventar la falta de manifestación de fuerza en el salto vertical cuando el salto se produce con batida a dos pies, bien simultánea o bien alternativa; dado que con el salto a una pierna la velocidad de carrera no se ve frenada y es más aprovechable la inercia como elemento impulsador.

Ocurre también con el número de apoyos realizados en la batida es mayor en mujeres con 4 o más apoyos, mientras que en hombres es de 3 apoyos fundamentalmente. Sin duda esto se debe al empleo de carrera paralela a la red en contra de la carrera de impulso tangente empleada en voleibol masculino. Por tanto, una gran diferencia entre hombres y mujeres en cuanto al remate se refiere, es un modelo de ejecución más horizontal en el caso de las mujeres y más vertical en el caso de los hombres. Esto podría llevar a pensar en la evidente necesidad de analizar los modelos de bloqueo, y de describir las adaptaciones producidas en esta técnica de intervención

Por todo ello, podemos pensar claramente que las diferencias de género están marcadas en primer lugar por parámetros antropométricos y físico-fisiológicos. Y dado que la limitación antropométrica no es salvable y que no existen diferencias en la capacidad de generar fuerza entre jugadores y jugadoras, sino que estas diferencias, tal y como afirma los autores consultados, estriba en la cantidad de masa magra, quizás deberíamos plantearnos cuales son las diferencias metodológicas con las que estamos entrenando a ambos sexos desde las categorías tempranas. Dado que parece ser que el inicio del entrenamiento de fuerza, no sólo en su manifestación social, es decir, en los juegos habituales practicados por los niños frente a los practicados por las niñas, en donde existen grandes diferencias; sino también en la manifestación deportiva, es decir, en las categorías menores de los deportes de equipo, el entrenamiento de fuerza aparece mucho más tarde en los equipos femeninos que en los masculinos: 15 años en equipos masculinos, frente a 18 en equipos femeninos. Cuando en realidad debería ser al revés dado que la mujer desarrolla antes que el hombre (Malina y cols, 1967; Malina RM y Bouchard C. 1991), y por lo tanto el entrenamiento de las manifestaciones condicionales debería empezar antes (Navarro, 1996).

CONCLUSIONES

 

Las diferencias descritas, en función de los parámetros anteriormente citados, pueden llegar a acarrear un desarrollo del juego también diferente, y por tanto, unas necesidades de entrenamiento diferentes. O por el contrario, la búsqueda de un modelo único. De hecho estas diferencias se pueden llegar a manifestar en aspectos de tipo técnico, como la mecánica de la batida del remate, o de la ejecución de la defensa acrobática. Al igual que en cuanto a estructuras tácticas aplicadas al desarrollo de los complejos estratégicos.

Los resultados nos muestran diferencias en la técnica de colocación y remate en función del género. El desarrollo de la fase de ataque del KI es más horizontal en el voleibol femenino que en el masculino, tanto en su construcción como en su finalización. El desarrollo del remate en femenino está basado en aprovechamiento máximo del rango articular frente a más perpendicular a la carrera en hombres. Es necesario un salto cualitativo en cuanto al entrenamiento condicional que nos ayude a aproximar el desarrollo de las capacidades que limitan el juego más vertical en el caso del voleibol femenino. Iniciando al entrenamiento de la fuerza antes en mujeres.

Si bien, en los últimos tiempos se empieza a vislumbrar un voleibol, en cuanto al género, más “globalizado”; entre otras cosas debido al tránsito continuo de entrenadores del voleibol masculino al femenino y viceversa. Siendo otra razón de esta tendencia la mejora de los medios y métodos de entrenamiento en general.

 

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