Club baloncesto la salle; la gestión educativa del deporte

Introducción:

Los centros La Salle reciben su nombre de San Juan Bautista De La Salle, quien, a finales del siglo XVII , se asoció con unos maestros para mantener escuelas dedicadas a los niños pobres. Con ellos fundó el instituto de los hermanos de las escuelas cristianas. La educación, hoy como ayer, es una tarea colectiva, ya que todos los miembros de la comunidad escolar se reúnen alrededor de un objetivo común: la educación integral de los/as niños/as, e integral significa la totalidad de la persona, lo cual engloba todas las parcelas del ser humano. Es precisamente una de esas parcelas, “el movimiento”, el que ha servido al hombre para sobrevivir a lo largo de la historia, y al que el hombre ha ido y se ha ido adaptando a lo largo de la evolución filogenética de la especie. Quizás hoy, más que nunca, el movimiento y su expresión a través del deporte tienen una relevancia social sustancial, y no tanto por el impacto mediático del que pueda ser objeto, sino por la coyuntura socio-laboral en la que convergemos en la actualidad. Así pues para muchos/as niños/as el deporte se ha convertido en un “balón de oxígeno”, del que echar mano tras la salida del colegio, es decir como actividad extraescolar, y es precisamente en este contexto donde el deporte ha de cumplir una función social, preventiva, educativa y socializadora (Álamo, J.M., Amador, F., Pintor, P. (2002).

Material y método:

La Escuela de Baloncesto La Salle: Es un proyecto deportivo fundamentado en estructuras curriculares de carácter pedagógico y técnico, cuyo fin es contribuir a la educación física, intelectual, afectiva y social de jóvenes deportistas a través de programas sistemáticos donde se pretende: – Conocer, respetar y desarrollar las principales características cognitivas, motrices y afectivas de los niños y jóvenes. – Valorar y disfrutar de la actividad física, con vista al bienestar físico y mental, practicando hábitos de higiene personal. – Promocionar valores y actitudes de convivencia, civismo, cooperación, solidaridad y respeto, necesarios para la excelencia personal y deportiva, a través del juego. Para ello se ha se ha desarrollado un plan estratégico bienal (PEDAL), donde se recogen los objetivos generales y específicos físico-deportivos y sociales de la escuela, junto con los contenidos y criterios de evaluación. A continuación se muestran algunos de los objetivos que figuran en el mismo: Físico – Deportivos de la Escuela de Basket (5-8 años). – Desarrollar los esquemas motores de base. – Mejorar las capacidades coordinativas básicas. – Favorecer los aspectos comportamentales y actitudinales mediante el juego. Físico- Deportivos Preminibasket (8-10 años) – Mejorar los esquemas motores de base. – Favorecer las capacidades coordinativas básicas. – Mejorar los aspectos comportamentales y actitudinales mediante el juego. – Introducir elementos técnico-tácticos de aprendizaje del baloncesto. Objetivos Sociales: – Fomentar en los alumnos/as el aprendizaje del liderazgo, autodisciplina, cooperación, y competición. – Fomentar la comunicación entre padres e hijos, a través de la actividad deportiva. – Fomentar la educación física y el deporte como vía para una vida sana y saludable. – Formar a los alumnos/as en base a los principios de respeto y tolerancia. – Permitir el acceso a la práctica deportiva de calidad. – Educar la responsabilidad personal, aceptación de las reglas y compromisos, fomentando la autoconfianza. – Favorecer la relación social mediante la realización de actividades grupales que potencien el aprovechamiento del tiempo libre. – Contribuir a ala formación integral del niño/a. Para alcanzar estos objetivos nos valemos de un estilo pedagógico que forma parte del carácter propio de los centros La Salle y que se rige entre otros, por los siguientes principios: – Coherencia y renovación metodológica: Nuestra metodología se rige por criterios que buscan la calidad educativa, la respuesta a las necesidades de los alumnos, el rigor científico, el trabajo cooperativo, la autonomía responsable y la sintonía con los avances tecnológicos y medios didácticos más eficaces. Fomentamos la formación continua y la creatividad de los educadores para responder a los retos educativos con total profesionalidad, sentido de equipo y eficacia docente. -Educación centrada en el alumno: Ayudamos a cada alumno a ser consciente de sus esfuerzos, éxitos o dificultades en el aprendizaje; así como a apreciar y estimar las ayudas y medios que le proporcionamos. Consideramos que todo avance se apoya en la exigencia personal y en el esfuerzo constante, origen de su propia estima. – Atención a la diversidad: Orientamos nuestra educación hacia el desarrollo de las peculiaridades de cada persona, respetando sus ritmos y capacidades; atendemos a la diversidad de situaciones, ofreciendo a cada uno las oportunidades para su pleno desarrollo. Las características sociales y familiares dan origen a situaciones de niños y jóvenes tan variadas que necesitan con frecuencia una atención personalizada. Para lograrla, y también para que cada alumno encuentre personas y lugares de acogida ofrecemos toda una gama de recursos. – Educación en el desarrollo integral: Cada alumno tiene la oportunidad de desarrollar todas sus habilidades y adquirir una sólida cultura deportiva. Esto se traduce en el logro de su creciente autonomía, en su seguridad ante diversas situaciones, en su sentido ético y en su deseo de aprender durante toda su vida. *(Podremos observar esta metodología en el video que se aportará durante la exposición de la experiencia y donde disfrutaremos de una sesión de entrenamiento con los más pequeños donde se utilizó el fit-ball, un elemento de entrenamiento que consiste en un balón gigante de diferentes tamaños de acuerdo a la envergadura del practicante, que aporta un sin fin de beneficios para la salud, amen de mejorar la propiocepción del practicante.)

Conclusiones:

Esta manera de entender el baloncesto base, compromete al club a contar con unos recursos humanos extraordinariamente cualificados que ha incorporado e incorporará en el futuro, no sólo por formación, que es requisito sine quanon, sino también por características personales que encajen con el proyecto del club. Es decir, para nosotros un educador deportivo del club (comúnmente denominado entrenador), ha de ser un modelo de comportamiento, que no caiga en incoherencias entre lo que se le exige y lo que se le pide a los deportistas. Pues como apuntaba de J.A. del Río en el artículo titulado: “¿Pedimos ilusión? Pues demos cariño”, en la revista Nuevo Basket, lo que queremos y pretendemos es enseñar a nuestros chavales a amar el Baloncesto, formando jugadores que vayan por la vida presumiendo de serlo, fuera de una competitividad casi siempre mal entendida, que hace que tantos jugadores finalicen su contacto con el baloncesto al despedirse activamente de él. Ha sido para ellos, un modo de no echar una barriga temprana, casi nunca una filosofía de vivir. En definitiva, estamos convencidos de que tanto el trabajo técnico como psicológico y de educación deportiva que realizamos en el club, no solo determinará las primeras experiencias deportivas del niño/a o joven, sino que condicionará su desarrollo deportivo y personal, por lo que nos gusta cuidar hasta el más mínimo detalle. Por eso desde hace dos años contamos con especialistas en psicología, didáctica y medicina del deporte, así como con un plan de formación continua para los educadores deportivos, basado en la premisa de que sea formación para la acción, esto es, incorporar de manera Operativa y selectiva los hallazgos que se van produciendo en el mundo del deporte y de la educación, y que ayudan a mejorar nuestra metodología y nuestros actos educativos con los jóvenes deportistas.