Efectos del ejercicio físico sobre la condición física de la mujer pre y postmenopáusica
Resumen
El ejercicio físico ha adquirido cada vez mayor importancia dentro de la terapéutica en el climaterio, dado que se ha demostrado que por sí solo puede afectar a los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares (ECV), así como evitar el desarrollo de osteoporosis con fracturas posteriores. Por todo ello, nuestro estudio consistió en someter a una población de mujeres sedentarias (n=25): premenopáusicas (n=10) y postmenopáusicas (n=15), a un programa de ejercicio físico para comprobar los cambios que se producían en diferentes parámetros. El programa consistió en realizar ejercicio de carácter predominantemente aeróbico con clases coreográficas de aeróbic durante seis meses, con una frecuencia semanal de tres días alternos, y una duración de 60 minutos cada sesión. Tanto antes como después de ser sometidas al programa, las participantes fueron sometidas a una valoración de la condición física, y a una evaluación de la respuesta cardiorrespiratoria al esfuerzo submáximo. Los datos fueron tratados mediante el programa estadístico SPSS versión 15.0 para Windows, utilizando concretamente el test de Wilcoxon. Los resultados indican que el programa de aeróbica provoca mejoras en la condición física y en las adaptaciones cardiorrespiratorias al esfuerzo en ambos grupos de mujeres (pre y postmenopáusicas). Señalando además mayores beneficios en mujeres postmenopáusicas al disminuirle el cociente respiratorio en la prueba final respecto a la inicial.
INTRODUCCIÓN
El ejercicio físico ha adquirido cada vez mayor importancia dentro de la terapéutica en el climaterio, dado que se ha demostrado que por sí solo puede afectar a los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares (ECV), así como evitar el desarrollo de osteoporosis con fracturas posteriores. La modificación de factores de riesgo mejora directamente la calidad de vida, productividad, morbilidad y mortalidad de las pacientes climatéricas, y justifica un enfoque integral que no solamente incluye medicamentos sino también medidas específicas habituales como el ejercicio. Se ha demostrado los efectos positivos del ejercicio sobre las enfermedades cardiovasculares (Duncan y cols, 1991; Cowley, A.; 1992); el mantenimiento de peso (Owens, J.; 1990), el mantenimiento de la fuerza y el metabolismo muscular (Cress, M.; 1991) y en la prevención de la osteoporosis (Prince, RL.; 1991). Además mejora los trastornos del sueño, regulariza el tránsito intestinal, disminuye los síntomas vasomotores y el estrés.
Con respectos a los efectos del ejercicio físico sobre la condición física cardiovascular de la mujer, la mujer perimenopausica ha manifestado tener una menor eficiencia cardiorespiratoria frente a mujeres jóvenes. Esto se observa, cuando al realizar ambos grupos actividades cotidianas, las primeras muestran mayores consumos de oxígeno, mayores frecuencias cardiacas y un mayor volumen espirado (Zauner y cols, 1984).
La mujer postmenopáusica ha mostrado una adaptación cuando realiza programas de danza aeróbica o de paseo, durante 6 meses, aumentando el tiempo que es capaz de soportar una carga de trabajo, mientras que su frecuencia cardiaca en reposo y durante la recuperación se ven disminuidas, al igual que los valores de tensión arterial (White y cols, 1984) También se han observados mejoras en el consumo de oxígeno submáximo, tanto en mujeres pre como postmenopáusicas, tras realizar un programa de paseo de 9 semanas, 4 días a la semana, a un 80% de su frecuencia cardiaca máxima, así como un aumento en el tiempo que podían mantener una intensidad del 80% (Cowan y Gregory, 1985; Mora y cols, 2005). Una vez analizados las investigaciones realizadas hasta el momento, destacamos la importancia de los efectos positivos del ejercicio físico sobre la condición física cardiovascular en mujeres pre y postmenopáusicas, y las adaptaciones de las mismas a programas aeróbicos. Por tanto, el objetivo de nuestro estudio consiste en indagar sobre las supuestas adaptaciones que provoca un programa de ejercicio físico sobre mujeres pre y postmenopáusicas. Y para ello se valoraron: parámetros de condición física y cardiovasculares en ambos grupos (pre y postmenopáusicas).
MATERIAL Y MÉTODO
Participantes del estudio.
En nuestro estudio participaron 25 mujeres sedentarias: premenopáusicas (n=10) y postmenopáusicas (n=15) residentes en la ciudad de Cáceres. Cada participante firmó un consentimiento informado, garantizándose la confidencialidad de los datos, del mismo modo que se cumplieron los principios de la declaración de Helsinki y sus revisiones posteriores para estudios en humanos.
Las características básicas se recogen en la tabla 1
Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 10.
Como criterios de inclusión en el estudio hay que señalar: no tener historia de cáncer, diabetes mellitus ni desórdenes endocrinos. Ninguna mujer tomaba medicación que pudiera afectar a los parámetros del estudio, ni fumaba o consumía alcohol. Para ser incluidas en el dentro del grupo de postmenopáusicas se les exigió que presentaran al menos 12 meses de amenorrea, y que no estuviesen sometidas a TSH. Diseño experimental Previo al comienzo de la actividad, a todas ellas se le realizaron una serie de valoraciones, después se procedió al desarrollo del programa de ejercicio físico, y una vez concluido, a los 6 meses, se volvió a realizar la misma serie de pruebas efectuadas al inicio.
Descripción del programa de entrenamiento
El programa de ejercicio físico era de seis meses de duración, con una frecuencia semanal de tres días alternos, con una duración de 60 minutos cada sesión. El tipo de ejercicio a realizar, de carácter predominantemente aeróbico, eran clases coreografiadas de aeróbic, en las que distinguíamos las siguientes partes: – Una parte inicial o calentamiento, con estiramientos y movilidad articular. De duración entre 5-7 minutos. – Una parte principal, con coreografías de aeróbic, a una intensidad entre el 65-75% de la frecuencia cardiaca máxima estimada. De 45-50 minutos de duración. – Una última parte de vuelta a la calma, con ejercicios de relajación y estiramientos. Esta fase tiene una duración entre los 5-7 minutos.
Valoraciones
Para la medición de la condición física se utilizó: la prueba de sit and reach para cuantificar en centímetros la flexibilidad del tronco; la valoración de la fuerza de miembros inferiores a través de un dinamómetro de piernas y la fuerza de prensión manual a través de un dinamómetro manual. Para la valoración cardiorrespiratoria se llevaron a cabo una prueba de marcha utilizando la cinta ergométrica, con una velocidad regulable entre 0 y 25 km/h, y elevación oscilable entre el 0 y 25%, con paro de emergencia. Se sigue un protocolo incremental escalonado submáximo hasta alcanzar una frecuencia cardiaca máxima estimada según la fórmula que sigue: FC máx = 208- (0,7 x edad) (Tanaka y cols, 2001)
Análisis estadístico de los datos.
Los resultados fueron analizados mediante el programa estadístico SPSS versión 15.0 para Windows, mediante el test de Wilcoxon.
RESULTADOS
Los resultados de condición física se muestran en la Tabla 2.
Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 10.
Respecto a la flexibilidad hay que señalar mejoras significativas, en ambos grupos, a través de un programa de ejercicio exclusivamente de tipo aeróbico. En relación a los niveles de fuerza, observamos aumentos de los miembros inferiores y de prensión manual en ambos grupos, que sólo llegan a ser significativos en el caso de las mujeres postmenopáusicas. Con respecto a la respuesta cardiovascular de los sujetos, podemos decir que se produjo una mejora cardiorrespiratoria a intensidades submáximas, ya que, tras los 6 meses, alcanzaron frecuencias cardiacas máximas inferiores a las del inicio, a pesar de recorrer más distancia y alcanzar una mayor velocidad (Tabla 3)
Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 10.
En el resto de parámetros ergoespirométricos analizados no se encontraron diferencias significativas en ninguno de los grupos, aunque sí una clara tendencia descendente en el consumo de oxígeno relativo en reposo, así como ligeros aumentos en el consumo de oxígeno y el volumen espirado más altos observados durante la prueba.
DISCUSIÓN
En relación con los resultados de condición física valorados en nuestro estudio, analizamos en primer lugar la flexibilidad. Estos valores mejoraron significativas tras el programa aeróbico, coincidiendo a su vez con diversos estudios realizados con mujeres menopáusicas. En un estudio, se han obtenido mejoras significativas en los niveles de flexibilidad al realizar un programa de aeróbic junto con stretching (Hopkins y cols, 1990), o un programa de ejercicio aeróbico combinado con fuerza resistencia y stretching (Mitchell y cols, 1998; Cussler y cols, 2003). Aunque, no en todos los casos revisados se han encontrado mejoras en los niveles de flexibilidad de las mujeres pre y postmenopáusicas (Heikkinen J. y cols, 1997; Heinonen A. y cols, 1998; Kyllönen ES y cols, 1998). Siguiendo dentro de la valoración de la condición física, con respecto a la fuerza muscular, muchos son los estudios que han obtenido mejoras en los niveles de fuerza muscular, a través de variados programas de ejercicio (Asikainen y cols, 2004). Sin embargo, muy pocos son los que han evaluado las mejoras de la fuerza conseguidas únicamente a través de un programa de ejercicio aeróbico. Así se han observado mejoras significativas en mujeres menopáusicas a través de programas de ejercicio aeróbico de bajo impacto (Hopkins, DR; 1990; Rodríguez JM, 1996; Mitchell SL, 1998). Sin embargo, en las mujeres premenopáusicas se observan aumentos que no llegan a ser significativos (Rodríguez JM, 1996). Todos estos resultados coinciden con los obtenidos en nuestro estudio, donde los niveles de fuerza de los miembros inferiores y de prensión manual aumentan, aunque sólo llegan a ser significativos en el caso de las mujeres postmenopáusicas. Como datos significativos obtenidos en la valoración de los parámetros cardiovasculares, señalar el menor cociente respiratorio máximo alcanzado durante la prueba realizada a los 6 meses, en las mujeres postmenopáusicas. Este menor cociente respiratorio final me indica que se produce un menor déficit de oxígeno con respecto a la prueba inicial. Se produce, por tanto, una mejora a nivel cardiorrespiratorio en el grupo de las mujeres postmenopáusicas. Señalar que estos valores máximos de cociente respiratorio se alcanzaban siempre durante la recuperación, y nunca durante la prueba, por lo que el hecho de no observar nunca cocientes respiratorios elevados durante el ejercicio, ni superiores a 1,1 nos permiten poder afirmar, que la prueba en ninguno de los casos fue máxima. Esta mejora a nivel cardiovascular observada en la prueba submáxima, una vez llevado a cabo el programa establecido en nuestro estudio, coincide con los datos encontrados en la bibliografía, en los que la mujer pre y postmenopáusica sufre una mejora cardiorrespiratoria al ser sometida tanto a ejercicios de paseo (Hamdorf y cols, 1992; Ready y cols, 1996; Rodríguez JM, 1996; Brooke-Wavell y cols, 1997; Asikainen y cols, 2002a; Asikainen y cols, 2002b), combinado con otro tipo de ejercicio aeróbico (Busby y cols; 1988; Hopkins y cols, 1990), o combinado con entrenamiento de fuerza (Bravo y cols, 1996; Heinonen y cols, 1998; Mitchel y cols, 1998; Irwin y cols, 2003).
CONCLUSIONES
El programa de aeróbic de seis meses de duración, con una frecuencia semanal de tres días alternos, con duración de 60 minutos a una intensidad entre el 65-75% de la frecuencia máxima estimada, provocó las siguientes mejoras en mujeres pre y postmenopáusicas: – Mejora parámetros de condición física como: la flexibilidad de la columna, la fuerza de los miembros inferiores y la fuerza de prensión manual en mujeres pre y postmenopáusicas. – Provoca adaptaciones cardiorrespiratorias, al disminuir la frecuencia cardiaca para una misma intensidad, durante la realización de ejercicios submáximos. – Por tanto, el programa establecido consigue una leve mejora a nivel cardiovascular, sin llegar a perjudicar en ninguno de los casos.
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