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15 Jun 2012

Análisis de las diferencias en la motivación y la percepción de los otros significativos en distintos deportes colectivos.

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El presente trabajo trata de analizar las diferencias existentes entre participantes de distintos deportes colectivos, en cuanto a su nivel y dirección motivacional, y el clima motivacional que establecen los otros significativos y que va a afectar a su comportamiento.

Autor(es): Tomás García Calvo,Francisco Miguel, Leo Marcos, Pedro Antonio Sanchez Miguel, David Sanchez Oliva, Francisco Rafael Gomez Corrales
Entidades(es): Universidad de Extremadura.
Congreso: I Congreso Internacional de Deportes de Equipo
Ceuta  Universidade da Coruña, 7, 8 y 9 de mayo de 2009
ISBN: 978-84-613-1659-5
Palabras claves: orientación, autodeterminación, clima motivacional, deportes colectivos.

Análisis de las diferencias en la motivación y la percepción de los otros significativos en distintos deportes colectivos.

Resumen

El presente trabajo trata de analizar las diferencias existentes entre participantes de distintos deportes colectivos, en cuanto a su nivel y dirección motivacional, y el clima motivacional que establecen los otros significativos y que va a afectar a su comportamiento.

Así, la muestra del trabajo estuvo formada por 1007 deportistas de categorías de formación, de baloncesto, balonmano, fútbol y voleibol. Para la recogida de datos se utilizaron diferentes cuestionarios para valorar las variables analizadas.

Los resultados señalan que existen diferencias significativas entre los cuatro deportes, acentuadas estas diferencias entre fútbol y voleibol principalmente. Así, aparecen diferencias en la motivación intrínseca y extrínseca entre estos deportes. Asimismo, se comprueba que los padres tienen una mayor incidencia en los participantes de fútbol, mientras que en el voleibol son los entrenadores los que mayor relación tienen con los tipos de motivación.

Por último se incluyen aportaciones para mejorar la iniciación deportiva en función de los resultados encontrados.

Introducción.

La motivación para la práctica deportiva es una variable fundamental para el adecuado desarrollo de entrenamientos y competición (García Calvo, 2006). Sin embargo, los factores contextuales que inciden en la motivación pueden diferir en función de determinadas variables como puede ser el tipo de deporte, el nivel competitivo, el género o el comportamiento de los otros significativos.

Dentro de las diferentes teorías que tratan de explicar la motivación en el contexto deportivo, destacan la teoría de metas de logro y la teoría de la autodeterminación, que a continuación vamos a explicar brevemente.

La teoría de las metas de logro surge de las investigaciones realizadas en el ámbito escolar por varios autores (Ames, 1984), para posteriormente desarrollarse también en el ámbito deportivo (Nicholls, 1992; Roberts, 2001)

             La principal diferencia de otras teorías respecto a la perspectiva de metas de logro, es que ésta no considera que la habilidad sea un constructo unidimensional. Defiende que existen dos concepciones de lo que es habilidad y a partir de ellas, se desarrollan otras tantas perspectivas de metas fundamentales y que son perseguidas por los sujetos en contextos de ejecución (Nicholls, 1989).

            Así la primera concepción de habilidad se basa en los procesos de comparación social, donde el individuo juzga su capacidad con relación a otros. El éxito o el fracaso dependen de la valoración subjetiva que resulte de comparar la habilidad propia con la de otros “relevantes”. Esta meta es denominada por Nicholls (1992) como orientación al ego.

            Por otro lado, cuando las acciones de los individuos se dirigen hacia el aprendizaje, hacia una ejecución de maestría, las percepciones de habilidad son autorreferenciales y dependientes del progreso personal. En este caso, el éxito o el fracaso depende de la valoración subjetiva de si se actuó con maestría, se aprendió, o si se mejora en una tarea. Esta meta se denomina por  Nicholls (1992) como orientación a la tarea.

            Además de las orientaciones disposicionales, diferentes autores, Ames (1992), Nicholls (1992), confirman que los padres, profesores y entrenadores crean “climas psicológicos” que pueden modular la adopción de un concepto de habilidad basado en el yo o en la tarea en los diferentes contextos de ejecución. En este sentido, los individuos se socializan hacia diferentes metas de logro, así como los otros significativos (padres, entrenadores, compañeros, etc.) crean en el sujeto un denominado clima motivacional (orientado hacia el ego y/o hacia la tarea) que puede conducir al desarrollo de perspectivas de orientación al ego y a la tarea, siendo denominado clima orientado al ego y clima orientado a la tarea (Roberts, 2001).

            El clima orientado al ego se origina cuando ganar es el criterio de éxito percibido y el clima orientado a la tarea cuando el criterio de éxito empleado es mejorar, progresar. Numerosos estudios confirman la influencia de este clima motivacional creado por los otros significativos en el deporte (García, 2006; Pensgaard y Roberts, 2000).

Por otro lado, la Teoría de la Autodeterminación considera que la motivación es un continuo con diferentes niveles de autodeterminación, que vienen estipulados por los distintos tipos de motivación que establece la teoría. En la figura 5 viene expuesto ese continuo motivacional, con las diferentes propuestas que establecen Deci y Ryan (2000).

Según esto, la motivación se divide en tres grandes bloques. El primero es la motivación intrínseca, que hace referencia a los motivos de práctica relacionados con la actividad o tarea que se realiza y que son propios del desarrollo de la propia actividad. Supone el compromiso de un sujeto con una actividad por el placer y el disfrute que le produce y por tanto, la actividad es un fin en sí misma (Deci y Ryan, 2002). Se caracteriza por un locus interno de causalidad y un interés y satisfacción inherente a la propia actividad. Dentro de este constructo, algunos autores como Vallerand (2001), consideran la existencia de diferentes tipos de motivación que poseen niveles de autodeterminación diferente. Así, el mayor nivel de autodeterminación lo poseería los motivos de práctica relacionados con la estimulación y el placer por la realización de actividad física, el siguiente nivel se correspondería con los motivos relacionados con el conocimiento y aprendizaje de la actividad que se realiza. Por último, el menor nivel de autodeterminación dentro de la motivación intrínseca haría referencia a los motivos de práctica relacionados con mejorar y perfeccionar una determinada habilidad que se está practicando.

El segundo gran constructo es la motivación extrínseca, que se basa en los motivos de práctica ajenos a la propia actividad, siendo por tanto una motivación externa a la tarea que se está desarrollando. Dentro de ésta y expresado en función de los procesos reguladores, podemos encontrar la regulación integrada, la regulación identificada, la introyectada, la regulación externa (ordenadas de mayor a menor autodeterminación).

Así, es probable que una persona se comprometa en una actividad poco interesante sólo por conseguir una recompensa o evitar un castigo (Deci y Ryan, 2000). Tal comportamiento se denomina regulación externa, ya que obedece a un incentivo externo (locus de causalidad externo), siendo el tipo más extrínseco que existe de motivación. Obviamente, en este tipo de regulación no existe ningún proceso de internalización, ya que el sujeto realiza la actividad debido a cuestiones externas, ajenas a la propia actividad y sin que el participante tenga libertad para elegir.

La regulación Introyectada implica establecer deberes o reglas para desarrollar una actividad, que están asociadas con expectativas de auto aprobación y evitar sentimientos de culpabilidad y ansiedad, así como lograr mejoras del ego tales como el orgullo (Ryan y Deci, 2000). Por tanto, la regulación de la acción es externa, ya que los otros significativos tienen gran parte de peso en la elección del sujeto (locus de causalidad algo externo), y las respuestas internas para hacer una actividad son tipificadas como “deber” o “tener” (Ntoumanis, 2005).

Si la internalización continúa, el sujeto puede identificarse con la importancia que tiene la actividad para uno mismo y valorarla conscientemente como beneficiosa para su desarrollo personal. De esta forma, la motivación posee una regulación identificada que representa una mayor autodeterminación, y conlleva la aparición de motivos interesantes y favorables al sujeto, como puede ser el practicar actividad física por salud o forma física, o porque es una buena manera de aprender cosas que serán útiles en el futuro.

La forma más autodeterminada exceptuando la motivación intrínseca, es la regulación integrada, en la que varias identificaciones son asimiladas y organizadas significativa y jerárquicamente, lo que significa que han sido evaluadas y colocadas congruentemente con otros valores y necesidades propios del sujeto (Deci y Ryan, 2002). Este tipo de motivación se corresponde con la realización de actividades porque hacen referencia a un estilo propio de vida, siendo coherentes con este estilo. Diversos autores (Ryan y Deci, 2000; Vallerand, 2001), señalan que este tipo de regulación no aparece en las personas hasta que no poseen un grado de madurez suficiente, por lo que los niños y adolescentes, generalmente pueden llegar a este nivel. Esto repercute en los instrumentos de medida utilizados, ya que la mayoría se han desarrollado para poblaciones jóvenes y no incluyen este factor dado que no se puede dar en esta población.

Por último, el tercer componente motivacional es denominado Amotivación. Esta dimensión hace referencia a la falta de motivación para desarrollar una tarea o actividad en un contexto determinado. La Amotivación puede ocurrir cuando un individuo no percibe contingencias entre su comportamiento y las consecuencias del mismo, existe falta de habilidad percibida y/o existe la creencia de que la actividad que se realiza no es importante o interesante. Por tanto, el sujeto pierde el control y el locus de causalidad es impersonal.

Como señala Vallerand (2001), el clima motivacional y las orientaciones están muy relacionados con el tipo de motivación que va a desarrollar una persona, actuando como factores disposicionales y contextuales que determinan el grado de autodeterminación, por tanto, debe existir relación empírica entre las variables analizadas.

Por todo ello, el objetivo de este trabajo es comprobar si existen diferencias motivacionales entre los participantes de los diferentes deportes colectivos analizados, tratando de averiguar si también varían las relaciones entre las variables estudiadas.

Método.

Participantes

La muestra de la investigación estaba compuesta por 1007 jugadores de baloncesto (n = 202), balonmano (n = 68), fútbol (n = 615) y voleibol (= 121). Los participantes eran de género masculino (n = 769) y femenino (n = 238), y con edades comprendidas entre los 11 y los 16 años (M = 12.37; DT = 1.48). Todos los jugadores que formaban parte de la muestra, pertenecían a equipos federados que jugaban en competiciones organizadas en categoría alevín (n = 595), infantil (n = 314) y cadete (n = 98), poseyendo cada participante una ficha federativa con sus datos personales y deportivos.

Procedimiento e instrumentos

Para la recogida de datos para esta investigación se utilizó como instrumento el cuestionario. El procedimiento fue similiar en todos los participantes, ya que completaron los diferentes cuestionarios antes de comenzar una sesión de entrenamiento. Previamente se había pedido permiso a los padres y concertado la fecha con entrenadores y directivos.

Los instrumentos utilizados fueron los siguientes:

Medida de la autodeterminación para la práctica deportiva. Para valorar las distintas posibilidades de motivación de los deportistas implicados en nuestra investigación, se utilizó una versión de la Sport Motivation Scale (SMS: Pelletier, Fortier, Vallerand, Tudson, Brière y Blais, 1995), traducida al castellano y adaptada a la muestra de nuestra investigación. Este instrumento consta de una frase introductoria (Yo practico futbol…), continuada por 28 ítems que miden las distintas razones de práctica. Dicho cuestionario se divide en 4 factores, de los cuales, el primero se refiere a la motivación intrínseca (Ej: “Por la satisfacción que siento al aprender técnicas nuevas que nunca había realizado”). Otros 3 factores de este cuestionario, están relacionados con la motivación extrínseca, dividida en motivación extrínseca identificada (Ej: “Porque es una de las mejores formas de mantener buenas relaciones con mis amigos”), introyectada (Ej: “Porque me sentiría mal si yo no dedicase el tiempo necesario para practicarlo”) y externa (Ej: “Porque me permite estar bien visto por la gente que conozco”). El último factor de la escala lo componen ítems que valoran la Amotivación (Ej: “No lo sé; tengo la impresión de que es inútil seguir practicando deporte”).

Orientaciones motivacionales. Para medir las orientaciones de metas disposicionales se utilizó la versión en castellano del Cuestionario de Percepción de Éxito  – POSQ –  (Perception of Success Questionnaire; Roberts, Treasure y Balagué, 1998). Consta de un total de 10  ítems agrupados en dos factores principales, como son la orientación al ego (5 ítems) y a orientación a la tarea (5 ítems).

Clima motivacional percibido en los iguales. Se ha empleado la versión adaptada al castellano del Cuestionario de Escala de Clima Motivacional Percibido de los Compañeros  – PEERMCYSQ – ( Peer Motivational Climate in youth sport Questionaire; Ntoumanis y Vazou, 2005). Se trata de una versión reducida, donde tan solo se han utilizado 15 de los 21 ítems propuestos en la versión original, con el fin de adaptarlo a las características de la población a estudiar. Este instrumento consta de dos factores principales denominados clima ego y clima tarea.

Clima motivacional de los entrenadores. Se ha utilizado la versión adaptada al castellano del Cuestionario de clima motivacional percibido del entrenador  – PMSCQ – 2 (Perceived Motivational Climate in Sport Questionnaire; Newton, Duda y Yin, 2000). Nos hemos centrado en el análisis de los factores de segundo orden, como son el clima orientado al rendimiento (ego) y el clima orientado al aprendizaje (tarea),  que el jugador percibe de su entrenador.

Clima de los padres en la práctica deportiva. Para su medición se ha utilizado la versión adaptada al castellano del Cuestionario de implicación de los Padres en el Deporte – PISQ –   (Parental Involvement Sport Questionaire; Lee y Mclean, 1997). Dicho cuestionario cuenta con un total de 20 ítems que se agrupan en cuatro factores principales: comportamiento directivo (5 ítems),  apoyo y compresión (6 ítems), implicación activa (5  ítems)  y presión (4 ítems). En esta investigación solamente se han utilizado los factores de presión y apoyo.

Análisis de los datos

El análisis de resultados se ha realizado mediante la utilización del programa estadístico SPSS 15.0. En primer lugar, se eliminaron todos aquellos participantes que dejaban total o gran parte de los cuestionarios sin responder, así como aquellos que respondieron al cuestionario de forma aleatoria o al azar. El porcentaje de muestra eliminado no fue superior al 2%. Las técnicas de análisis estadístico utilizadas han sido: el análisis de varianza mediante una técnica multivariante y las correlaciones bivariadas utilizando el coeficiente de Pearson.

Resultados

En la Tabla 1, se  muestran las medias obtenidas en las variables incluidas en el análisis de varianza en función de los grupos formados a partir del deporte que se practique, con el objetivo de comprobar si existían diferencias significativas según esta práctica. También se exponen los valores de la prueba F y su significación, en cada una de las variables analizadas al realizar el MANOVA, para comprobar si esas diferencias existentes eran significativas.

Como se puede observar, existen diferencias significativas entre los diferentes deportes en todos los tipos de motivación, en las orientaciones y en casi todos los climas creados por los otros significativos.

Para comprobar entre qué grupos se acentuaban más las diferencias decidimos llevar a cabo un análisis post hoc. Este análisis permite averiguar dónde se encuentran las diferencias y de qué tipo son. Tal y como aparece en la tabla, las principales diferencias se pueden apreciar en la mayoría de las ocasiones, entre los practicantes de voleibol y el resto de grupos, apareciendo en aquél puntuaciones más elevadas en los factores de la Motivación Intrínseca, y menores en los niveles más bajos de autodeterminación.

Igualmente, podemos observar que, el fútbol es el deporte con mayores niveles de Desmotivación y de motivación extrínseca externa.

Respecto a las orientaciones y los climas motivacionales, se observan valores similares a los obtenidos en los tipos de motivación. Así, el voleibol posee valores más elevados en los factores relacionados con la motivación a la tarea y, sobre todo, menores puntuaciones en los factores que valoran la orientación y el clima ego. En este caso, debemos destacar que el baloncesto posee valores similares a los del voleibol en los componentes del ego. Asimismo, señalar que las principales diferencias aparecen en los factores ego, mientras que los factores tarea poseen puntuaciones más parecidas en todos los deportes.

Por último, nos gustaría destacar que el fútbol es de nuevo, el deporte que tiene mayores valores en las variables menos adecuadas que están relacionadas con la motivación al ego, con diferencias significativas respecto al resto de deportes.

Tabla 1. Análisis de varianza por modalidad deportiva.

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 9

En la Tabla 2 se puede observar el análisis de correlaciones realizado tras la segmentación del archivo de datos en función de la modalidad deportiva. De esta forma, se han obtenido las relaciones existentes entre los tipos de motivación respecto a las orientaciones y los climas motivacionales, en función de la modalidad deportiva. Así, se puede analizar si las relaciones empíricas entre las variables difieren en función de la especialidad deportiva.

Como puede apreciarse, al igual que ocurría con las diferencias encontradas entre deportes, las principales divergencias aparecen entre voleibol y el resto de deportes, sobre todo con el fútbol. Así, puede observarse que las relaciones difieren, adquiriendo mayor protagonismo los conceptos relacionados con la tarea en el voleibol, mientras que en el resto existen coeficientes de correlación más elevados en la orientación y clima ego respecto a menores niveles de autodeterminación. Asimismo, destaca que existen mayores puntuaciones en el clima del entrenador, en el voleibol que en el resto de deportes.

Tabla 2. Correlaciones entre los tipos de motivación y las orientaciones y climas en función del deporte.

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 9

Discusión

Como se apuntó en la introducción, el objetivo de este trabajo es el de analizar las diferencias existentes entre deportes colectivos, en cuanto a la motivación y el clima motivacional percibido por los deportistas que participan en los mismo.

Así, a raíz de los resultados obtenidos, podemos asegurar que existen diferencias en las variables analizadas y que por tanto la motivación para la práctica deportiva del voleibol, futbol, baloncesto y balonmano debe ser tratada de forma  independiente. De esta forma, se ha comprobado, como se había apuntado en estudios anteriores (González, Tabernero y Márquez, 2000), que los motivos de práctica varían de unos deportes a otros. En nuestro estudio, se puede observar que los practicantes de voleibol poseen mayores niveles de motivación intrínseca que en el resto de especialidades deportivas. Asimismo, en este deporte se le da menos importancia a los motivos extrínsecos (recompensas, apoyo social…) y existe menor nivel de autodeterminación.

En el lado contrario nos encontramos al fútbol, donde existe una adecuada motivación intrínseca, pero aparecen niveles muy elevados de motivos extrínsecos y de desmotivación. Este resultado puede deberse a la diferencia en la incidencia social que tienen estos deportes, ya que el fútbol es un deporte con gran cobertura mediática, y muchos niños y niñas lo practican para conseguir fama, estatus social o el reconocimiento del entorno próximo. Sin embargo, el voleibol es un deporte con menor repercusión, por lo que la mayoría de practicantes poseen motivos muy intrínsecos y poco nivel de desmotivación.

Respecto a las orientaciones y climas motivacionales, sucede algo similar a lo que ocurría con los tipos de motivación. Así, el voleibol es el deporte que mayores valores posee en los aspectos relacionados con la motivación hacia la tarea, seguido de cerca por el baloncesto. Por el contrario, es el fútbol el que mayores puntuaciones obtiene en la orientación y climas implicantes al ego. Estos resultados pueden tener diferentes causas.

Por un lado, debido las características propias del contexto del voleibol, que tiene un desarrollo competitivo diferente a otros deportes, es posible que no sea tan necesaria una implicación elevada hacia el ego, ya que fundamentalmente se requieren mejora personal y aprendizaje. Sin embargo, en el fútbol, balonmano o baloncesto, son deportes mucho más competitivos, donde además de mejorar y aprender, es necesario ser mejor que los demás para poder participar. Este hecho, unido a la percepción que existe en los responsables de la iniciación deportiva, sobre los objetivos que ésta debe tener, hace que puedan existir diferencias tan importantes entre estos deportes.

Por otro lado, la formación de los entrenadores que se encargan de estos deportes también difiere. Tal y como hemos encontrado en nuestro trabajo, aunque no lo exponemos por no ajustarse a la temática del mismo, en el caso del fútbol es el deporte en el que menos entrenadores titulados existe, y con menor formación académica. Esto puede conllevar a que el clima que favorezcan en sus entrenamientos y que va a afectar también al clima de los compañeros, sea un clima mucho más implicante al ego y por ende, un menor clima implicante a la tarea. Estos resultados se ajustan a lo encontrado en otros estudios (García Calvo, 2006; Reinboth y Duda, 2006).

Como se ha encontrado en numerosos trabajos, mayores niveles de motivación intrínseca y una adecuada orientación a la tarea, son fundamentales para tener una práctica deportiva más adaptativa y adecuada a la iniciación deportiva (Moreno, Cervelló y González Cutre, 2007; Moreno y González Cutre, 2006; Vlachopoulos, Karageorghis, y Terry, 2000).

Conclusiones

Por eso, tras estos resultados, consideramos interesante plantear formación para los significativos que rodean a los futbolistas (entrenador, resto del cuerpo técnico y médico, familia…) para que fomenten un clima que implique más a la tarea y traten de desarrollar los mediadores de la motivación, pues se optimizará la adaptación de los jugadores dentro del equipo.

En este sentido, diversos trabajos han propuesto este tipo de procedimientos para conseguir mejorar el clima motivacional y el nivel de autodeterminación en los motivos de práctica (García Calvo, 2006; Kilpatrick, Hebert, y Jacobsen; 2002). En ambos, se establecen una serie de recomendaciones, basadas en la teoría de metas y teoría de la autodeterminación, respectivamente, para desarrollar estrategias que mejoren el clima motivacional y los tres mediadores que funcionan como necesidades básicas, es decir, la sensación de competencia, percepción de autonomía y relación con los demás, para de esta forma favorecer mayores niveles de autodeterminación en la práctica y una mejora de la motivación intrínseca. Otros trabajo que ha propuesto aplicaciones prácticas en este sentido, ha sido el realizado por Reinboth y Duda, (2006), en el que además de incidir sobre las tres necesidades básicas, se establece la importancia que adquiere el clima motivacional para conseguir la optimización de estos constructos.

 

Bibliografía

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