Composición corporal y fuerza del atleta veterano: efecto del envejecimiento
Composición corporal y fuerza del atleta veterano: efecto del envejecimiento
Resumen:
El atleta máster ha sido propuesto como modelo ideal de envejecimiento debido a su participación en el ejercicio de alta intensidad. El propósito de este estudio es analizar la evolución de la composición corporal y de la fuerza de atletas veteranos de fondo en relación con la edad. Material y Método. Los participantes son 43 atletas, 40 hombres (Edad: 41.2±1.1años) y 3 mujeres (Edad: 44.3±3.1años) que entrenaban actualmente. Se analizó la fuerza de piernas mediante CMJ y saltos en 30 segundos, dinamometría manual y diferentes parámetros de composición corporal. Como parámetros explicativos se establecieron dos grupos de edad (35-44 años y 45-54 años). Resultados. No se han encontrado diferencias significativas (p?.05) en composición corporal por el efecto de la edad, pero sí en relación con la fuerza que experimenta reducciones significativas (p<.05) en altura de salto, velocidad máxima, potencia máxima y trabajo concéntrico en el CMJ y en la altura media de salto y potencia media en los saltos en 30 segundos en el grupo de mayor edad. Conclusiones. El atleta veterano a pesar de la edad, mantiene parámetros saludables de composición corporal, sin embargo, este tipo de entrenamiento no permite mantener los valores de fuerza de piernas a lo largo del envejecimiento. El paso de los años y la edad se han asociado con la fragilidad y la limitación funcional debido a tres factores: el envejecimiento como proceso biológico irreversible, el desacondicionamiento debido a la forma de vida más sedentaria y a los efectos de la co-morbilidad (Rittweger, Kwiet y Felsenberg, 2004). Los beneficios del ejercicio físico sobre la salud, su efecto en el mantenimiento adecuado de la actividad funcional y autonomía personal, el incremento de la expectativa de vida y los perjuicios que conlleva el sedentarismo, están ampliamente demostrados en la literatura científica, considerándose al ejercicio físico como una terapia antienvejecimiento (Castillo, Ortega y Ruiz, 2005). El proceso de envejecimiento provoca la disminución de la masa muscular, de la masa ósea, de la fuerza y la función cardiovascular, con el consiguiente aumento de la masa grasa visceral y la masa grasa total (Singh, 2004) así como de los riesgos asociados (Baumgartner, 2000). Varios estudios han establecido el papel del ejercicio en la prevención de tales disminuciones (Hawkins, Wiswell y Marcell, 2003), siendo la forma física un importante predictor de mortalidad y morbilidad (Gulati et al., 2003).El atleta máster ha sido propuesto como modelo ideal de envejecimiento debido a su participación en el ejercicio de alta intensidad (Hawkins et al., 2003, Louis, Nosaka y Brisswalter, 2012 y Michaelis et al., 2008,). Por tanto, su estudio se propone como esencial para separar los cambios modificables asociados con el envejecimiento de los cambios biológicos inmutables (Singh, 2004). Varios estudios han significado la importancia por evaluar y conocer el estado de forma física de las personas como un excelente indicador de calidad y expectativa de vida (Mora, et al., 2003). El objetivo del presente estudio es analizar la evolución de la composición corporal y la fuerza del atleta veterano en relación con el incremento de la edad.
Método
Participantes.
Han participado 43 atletas, 40 hombres (Edad: 41.2±1.1 años) y 3 mujeres (Edad: 44.3±3.1 años) (Años de entrenamiento=7.20±6.31). Se trata de una muestra no probabilística perteneciente a clubes de atletismo de las provincias de Jaén y Granada. Después de recibir información detallada del estudio, cada sujeto firmó un consentimiento informado que cumplía con las normas éticas de la Asociación Médica Mundial en la Declaración de Helsinki. Como criterios de inclusión, se tuvo en cuenta que los sujetos fueran de categoría veterana, según los criterios de la Real Federación Española de Atletismo (a partir de 35 años), no tener ninguna discapacidad intelectual, no haber padecido lesión en los últimos 3 meses y estar entrenando actualmente (los atletas que se habían alejado de la práctica deportiva desde hace más de una semana, fueron excluidos). Los atletas competían a un nivel regional.
Materiales.
La composición corporal fue analizada mediante un impedianciómetro multifrecuencia táctil de 8 electrodos a frecuencias de 5, 50, 250 y 500 kHz (InBody 720, Biospace, Seoul, Korea).. La talla (cm) se midió con un estadiómetro (Seca 22, Hamburgo, Alemania). Para el registro de la fuerza de prensión manual (kg) se empleó el dinamómetro digital TKK 5401. El registro del salto en contramovimiento (CMJ) y la prueba de 30 segundos de saltos repetidos se realizaron mediante el dispositivo FreePower Jump Sensorize (Biocorp, Italy). Por último, mediante un cuestionario sociodemográfico realizado ad hoc se recogieron determinadas variables sociodemográficas.
Procedimiento.
Los atletas fueron citados de manera individual en el laboratorio de ergonomía de la empresa “ErgonomíaSolei”. A los participantes se les indicó evitar ejercicio extenuante 72 horas antes del protocolo de toma de datos. Inicialmente se tomaron datos de composición corporal, la medición se realizó transcurridas al menos dos horas del último almuerzo, liberados de ropa y objetos metálicos y habiendo permanecido en bipedestación un mínimo de 5 minutos previos al test. Seguidamente se analizó la fuerza de prensión manual (se realizó un intento con cada mano, calculando el promedio de ambas). Posteriormente, los atletas ejecutaron un calentamiento de 5 minutos de carrera confortable en cinta rodante y se analizó el CMJ (tres intentos, separados 20 segundos, calculándose el promedio) y la prueba de 30 segundos de saltos repetidos.
Análisis estadístico.
Los datos de este estudio se han hallado mediante el programa estadístico SPSS., v.19.0 para Windows, (SPSS Inc, Chicago, USA). Los resultados se muestran en estadísticos descriptivos de media y desviación típica. Se empleó la prueba de Shapiro–Wilk test para comprobar la distribución normal de los datos. Como factores explicativos se establecieron dos grupos de edad (35-44 años, 45-54 años). La comparación de datos entre grupos se realizó mediante Chi cuadrado para variables cualitativas, prueba T y U de Mann-Whitney para aquellos datos en los que no se consiguió una distribución normal después de varias transformaciones (transformaciones de raíz cuadrada y logarítmica). Se realizó a su vez correlación Pearson. El nivel de significación se estableció en p<.05.
Resultados
En la tabla 1 se muestran los estadísticos descriptivos de los parámetros de la fuerza. Se observan diferencias significativas (p<.05) en la altura de salto, velocidad máxima, potencia máxima y trabajo concéntrico en el CMJ y en la altura media de salto y potencia media en la prueba de saltos en 30 segundos, valores inferiores en el grupo de mayor edad. En la tabla 2 se muestran los resultados de composición corporal por grupos de edad, no encontrándose diferencias significativas (p?.05). El análisis de correlación Pearson muestra una correlación negativa entre la edad y el CMJ (r=-.483, p=.002) y una correlación positiva entre el CMJ y la masa muscular esquelética (r=.635, p<.001).
Tabla 1.
Composición corporal según el grupo de edad.
*Datos expresados en Media (Desviación Típica). GC: Grasa Corporal. Masa muscular esquelética: MME. Masa grasa corporal: MGC. Masa mineral ósea; MMO. Masa proteínas: MP. NS: No significativo.
Tabla 2.
Parámetros de fuerza en los grupos de edad de atletas veteranos.
*Datos expresados en Media (Desviación Típica). Dinamometría promedio: DP. Salto en contramovimiento: CMJ. Altura máxima de salto: AM. Velocidad máxima: VM. Fuerza máxima: FM. Potencia máxima: PM. Trabajo excéntrico: TE. Trabajo concéntrico: TC. Altura media de salto: AMS. Potencia media: Pm. Potencia máxima en mejor salto: PMS. Índice de fatiga: IF. Número de saltos: Ns. Índice de reactividad medio: IRM. NS: No significativo.
Discusión
Un hallazgo importante de este estudio es que el envejecimiento provoca reducción de la fuerza, ésta es significativa (p<.05) en la fuerza de piernas no así en la de brazos. El efecto del envejecimiento ha provocado reducciones significativas (p<.05) en el CMJ y en sus parámetros mecánicos como la velocidad máxima, la potencia máxima y el trabajo concéntrico, así como en la altura media de saltos y de la potencia media en la prueba de saltos en 30 segundos, que se ven empeorados en el grupo de mayor edad. Michaelis et al. (2008) muestran reducciones significativas (p<.001) del CMJ en atletas veteranos con el paso de los años y Zaragoza, Serrano y Generelo (2004) señalan reducciones significativas (p<.05) en el salto vertical entre las edades de 35 a 44 años y las comprendidas entre los 50 y 64 años en adultos sanos. Es de destacar el estudio de Korhonen (2009) que señala una reducción del 11% en el CMJ por década de envejecimiento, datos que coinciden con los obtenidos en este estudio en el que se observa una reducción del 11.11% del CMJ entre los dos grupos de edad. Estudios recientes también han indicado que la élite de corredores veteranos de larga distancia (40-87 años, n=116) presentan un CMJ 14.8% menor en comparación con hombres emparejados por edad no entrenados (n= 89), diferencias cada vez más pequeñas conforme aumenta la edad (Michaelis et al., 2008). La desaceleración de las propiedades contráctiles y la pérdida de potencia en los atletas veteranos podría estar vinculada a la menor expresión de las fibras rápidas (Martin, Farrar, Wagner y Spirduso, 2000). Sin embargo, McCrory, Salacinski, Hunt y Greenspan (2009) señalan que los atletas de alto nivel que participan en el ejercicio altamente competitivo tienen más fuerza que sujetos sanos emparejados por edad que no entrenan. En el caso de los atletas veteranos de este estudio, la pérdida significativa de fuerza de piernas con la edad debería implicar la incorporación de entrenamientos de fuerza específicos para este tipo de deportistas. Por otro lado, el envejecimiento no ha producido reducciones de la fuerza de prensión manual en atletas entrenados y los valores son semejantes a adultos de la misma franja de edad en cada grupo, según valores normativos de Budziareck, Pureza y Barbosa-Silva (2008).
Los valores de IMC de este estudio son inferiores a los sujetos de semejante edad del estudio nacional DORICA (2004). La mayoría de estudios epidemiológicos poblacionales observan que la mortalidad empieza a aumentar cuando el IMC supera los 25 kg/m² (Rodríguez, López, López y Ortega, 2011). Por lo tanto, los sujetos de este estudio presentan valores de IMC saludables. Si comparamos el IMC con referencias de atletas de fondo, los resultados de este estudio son semejantes con otros estudios (Hoffman, Lebus, Ganong, Casazza y Van Loan, 2010), incluido estudios con atletas veteranos (Latorre, Salas y Soto, 2012 y Michaelis et al., 2008). Además, la edad no ha provocado diferencias significativas (p?.05) en el IMC. Resultados que contradicen los hallazgos de Williams (1997), según los cuales, con la edad aumenta el IMC independientemente de la distancia recorrida por semana. El porcentaje de grasa se incrementa con la edad (Meeuwsen, Watson, Hasegawa, Roelands y Piacentini, 2010). Para el porcentaje de grasa corporal, se definen como sujetos obesos aquéllos que presentan porcentajes por encima del 25% en los varones y del 33% en las mujeres. Los valores normales son del 12 al 20% en varones y del 20 al 30% en las mujeres (Aranceta et al., 2003). De acuerdo con estas referencias, los sujetos de este estudio presentan valores normales en porcentaje de grasa corporal aunque inferiores al estudio en adultos españoles (Rodríguez et al., 2011). El incremento de porcentaje de grasa corporal con la edad, por década en este estudio se sitúa en un 1.58%, valores semejantes a las referencias de Meeuwsen et al., (2010) que lo sitúan entre un 1.1% a un 1.4%. En comparación con atletas de fondo veteranos, el porcentaje de grasa que obtienen Hoffman et al. (2010) y Latorre et al. (2012) es semejante a los resultados de este estudio, pero superior en comparación con las referencias de atletas de élite de fondo, 5.1% del estudio de Kong y Heer (2008). Por último, teniendo en cuenta la masa muscular, la masa libre de grasa y la masa de proteínas, el grupo de atletas de mayor edad manifiesta pérdidas no significativas, por lo que la actividad física permanente parece tener un impacto sobre la pérdida en el número de fibras musculares. Una limitación de este estudio es el reducido tamaño muestral lo que no ha permitido analizar el efecto de la edad en los parámetros analizado más allá de los grupos de edad establecidos. A su vez la incorporación de mujeres para futuras investigaciones podría permitir analizar las diferencias por sexo en la composición corporal y fuerza por el efecto del envejecimiento. La incorporación de un grupo de sujetos sedentarios o de otra especialidad deportiva como grupo control sería interesante para establecer si la práctica de la carrera de fondo por atletas veteranos podría revelarse como un modelo de envejecimiento saludable.
La información obtenida a partir de este estudio, además de contribuir con los conocimientos actuales sobre los efectos de envejecimiento, puede ser aplicada en la planificación de la formación de deportistas y no deportistas. Un entrenamiento de resistencia puede ser recomendado como parte de la preparación física en general de las personas de mediana edad y mayores para prevenir la atrofia y la pérdida de fibras musculares y el incremento del porcentaje de grasa como cambios críticos en el proceso de envejecimiento, que contribuyen sustancialmente a la dependencia, caídas y fracturas y a los factores de riesgo cardiovascular. Sin embargo, el entrenamiento de resistencia debería ser concurrente con entrenamiento de fuerza para evitar las pérdidas significativas de fuerza de piernas en este tipo de deportistas. Los estudios actuales de los atletas veteranos proporcionan una nueva visión del efecto del envejecimiento.
Referencias
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