DEPORTES TRADICIONALES DE FUERZA EN ESPAÑA:
ISBN: 978-84-9886-337-6
Editorial: VISION LIBROS
Sinopsis: La fuerza está considerada como una de las cualidades motrices básicas, pues no en vano es el elemento esencial en todas las formas de movimiento humano, ya sea coger un bolígrafo, conducir un coche o levantar pesos colosales. Sin fuerza, estas acciones, o cualquier otra, serían imposibles de realizar. Un detalle que nos sirve para incidir un poco más en el tema, es que la primera recomendación que hacen los médicos a un paciente que haya sufrido una operación que afecte al sistema locomotor, y una vez que ha recuperado cierto grado de movilidad, es que gane fuerza. Sin el grado suficiente de ella en las extremidades inferiores, caderas y sección media no puede haber movimiento.
Contemplada desde el punto de vista deportivo, la fuerza es una de las variables que más afecta al rendimiento. En la actualidad son contados los deportes en los que sus competidores no llevan a cabo un sistemático y riguroso entrenamiento de fuerza aplicado a su especialidad. Esto es, sin duda, uno de los principales motivos del enorme incremento que han experimentado los registros. Paradójicamente, es en estos momentos cuando los deportes que pueden ser calificados de fuerza (levantamientos, lanzamientos) están atravesando sus cotas de popularidad más bajas. No es fácil encontrar razones que justifiquen esto, aunque bien pueden encontrarse en la pérdida de valor que tiene la fuerza física en la actualidad, tanto en el mundo rural como en el urbano. Esto es porque la fuerza humana ha sido sustituida por la de las máquinas y, por tanto, no supone una forma de ganar estatus ante el resto de la comunidad.
Sin embargo, la fuerza ha sido siempre una cualidad muy apreciada por los pueblos. Las referencias a ello son múltiples y no hay que esforzarse mucho para encontrarlas. Las tenemos en los relatos mitológicos (los trabajos de Hércules) y en la Biblia (las hazañas de Sansón). También hay héroes en los antiguos Juegos Olímpicos cuyo éxito residía en una fuerza física fuera de lo común; tal es el caso de Milón de Crotona. De épocas más recientes, finales del siglo XIX y principios del siglo XX, nos llegan las noticias de hombres como el mencionado Louis Cyr, u otros como Frederick Müller (más conocido como Eugen Sandow) o Arthur Saxon, quienes llenaban teatros y salas de fiestas de espectadores deseosos de contemplar sus proezas. Entre ellas se incluían gestos aparentemente imposibles para un hombre, como impedir exclusivamente con los brazos el galope de dos potentes caballos percherones o soportar sobre el abdomen, haciendo de puente humano, el paso de un automóvil cargado de personas.
España no se distingue por sus éxitos en los llamados deportes de fuerza. Salvo alguna muy honrosa excepción, los resultados de nuestros compatriotas pasan desapercibidos tanto en halterofilia como en powerlifting o en los lanzamientos de atletismo. El número de competidores en estos deportes tampoco es elevado. A juzgar por las cifras, es evidente que nuestras preferencias se decantan por los juegos (fútbol, baloncesto, balonmano, tenis) o por actividades en las que predomina la resistencia (ciclismo, carreras de media y larga distancia).
Los Juegos y Deportes Tradicionales españoles que se ajustan a estas exigencias no son muchos, aunque los hay. Todos tenemos en mente la imagen del levantador de piedras vasco o navarro, pero existen pruebas similares en Canarias y Aragón de las que casi nadie ha oído hablar. Algo parecido ocurre con los lanzadores de barra castellanos o aragoneses, o con aquellos que arrastran inmensos bloques de piedra en el País Vasco.
En muchas de nuestras regiones podemos encontrar deportes de combate (ya sea cuerpo a cuerpo, como a través de las manos o por medio de cuerdas, palos, etc.) y perfectamente podrían incluirse en este trabajo, pero aunque en ellos se mejora el rendimiento con un buen desarrollo de la fuerza, no tiene porqué ser ésta la cualidad más destacable de un luchador. También son muy populares las competiciones de corte de troncos. El despliegue físico que hacen estos hombres es un auténtico derroche. No carecen de fuerza, desde luego, pero para quien tiene la ocasión de verles en acción pasa desapercibida ante su habilidad con el hacha, la velocidad con que se golpea el tronco o la impresionante resistencia que exhiben y que les permite mantener el ritmo de corte hasta que concluye su actuación.
Los Deportes Tradicionales españoles de fuerza no están entre los considerados como de masas, pero aun así han llamado la atención de alguno de los más acreditados técnicos de nuestro deporte, quién ha destacado la importancia que pueden tener en la búsqueda de los orígenes del entrenamiento de sobrecarga.