Efectos de la participación en un programa orientado a la mejora de la estimulación sensorio-motora en el tiempo de reacción motora como biomarcador/indicador de longevidad y calidad de vida en mayores
RESUMEN
Diversos trabajos han mostrado que se puede reducir el tiempo de reacción en los mayores con la práctica de actividad física (Hunter et al., 2001). Asimismo, con el ejercicio físico sistemático el tiempo de reacción de los mayores se puede igualar al de los jóvenes (Light et al., 1996). 42 hombres y mujeres de la ciudad de Melilla distribuidos en dos grupos de estudio: un grupo control (n=20) que participan en actividades físicas genéricas (M= 68,56 años) y un grupo experimental (n=22) que han participado en las mismas actividades y que durante la intervención llevarán, además, a cabo el programa de entrenamiento (M=67,32 años) participaron en un estudio donde la variable dependiente ha sido la respuesta de reacción medida a través del tiempo de elección simple a estímulos luminosos.
Los resultados no muestran diferencias significativas en el postest, pero los sujetos del grupo experimental (participantes en un programa orientado a la mejora de laestimulación sensorio-motora) alcanzan mejores tiempos de reacción en las dos variables de estudio (GE TR M= .55 SD=.35 , TM M=. 53 SD= .38 ; GC TR M=.60 SD=.47 ; TM M=. 64 SD= . 56). Asimismo, los participantes en el programa mejoraron su tiempo de respuesta y movimiento en relación al comienzo del programa
Introducción
Hablar de longevidad o anti-envejecimiento, no es buscar obsesivamente la prolongación agónica de la vida sino crear las condiciones para vivir una vida positiva, plena y con autonomía, que es lo mismo que decir con salud o calidad de vida. Las estrategias para buscar esta concepción de longevidad deben ser integrales afectando a los tres planos del ser humano: el biológico, el psicológico y el social, en interacción entre sí; y modificando diferentes categorías de hábitos relacionados con la salud: alimentación, descanso, interacción social y, entre ellos, la actividad física.
La actividad física constituye una de las actividades claves de las intervenciones anti-envejecimiento. Los datos demuestran sus efectos positivos en términos generales y específicos sobre los distintos planos y funciones de la persona. Por tanto, podemos considerarla como instrumento clave para la salud y calidad de vida.
Pero la actividad física per-se, cualquier tipo de ejercicio físico, no produce esos efectos positivos. Una actividad extenuante, desorganizada o excesivamente genérica, puede tener efectos negativos, o al menos difusos, para la salud y, por tanto, para la longevidad (Miquel, 1991).
Como alternativa a una actividad física genérica o desorganizada, debemos ajustar las tareas y los programas de forma operativa e intencional a los objetivos concretos de anti-envejecimiento que establezcamos en los diferentes planos y funciones para la longevidad y la calidad de vida.
Los programas de actividad física para la longevidad, pues, deben integrarse con las estrategias integradas de intervención. Debemos entender que practicar sistemáticamente un programa de actividad física implica instaurar y mantener nuevos hábitos en la persona, por ello, conocer y organizar los factores psicológicos que contextualizan estos programas es clave para su optimización. Los efectos positivos de un programa de actividad física en los mayores, o contra el envejecimiento, se consiguen por su continuidad, por su mantenimiento durante un largo período (Rosenfeld, 1985; Blair & Brodney, 1999).
Aunque aceptando que envejecer es un proceso básicamente biológico y genético, no podemos restringirlo exclusivamente a ellos. La acción del medio ambiente, del aprendizaje y del entrenamiento puede influir condicionando la calidad del envejecimiento en cada sujeto.
Estudios epidemiológicos han demostrado una alta correlación entre la práctica regular de ejercicio físico y el aumento de la esperanza de vida. Investigaciones longitudinales y transversales realizadas en Finlandia (Sarna; Sahi; Koskenvuo & Kaprio, 1993) o Estados Unidos y Holanda (Bortz, 1991) han confirmado la relación positiva entre ejercicio y esperanza de vida, sobre todo con el mantenimiento de los índices de salud hasta el final de la vida por parte de la población que hacía actividad física. En sintonía con estos autores, Christensen, Payne, Wughalter, Yan, Henehan & Jones (2003) señalan que un estilo de vida donde la actividad física es regular provocará una reducción en los decrementos relacionados con la edad de tipo neuromuscular; en otras palabras, las dosis de actividad física podrían aliviar los decrementos de velocidad de entrada sensorial y rendimiento motor durante discriminaciones simples y selectas.
Diversos autores han querido concretar los efectos asociados de la actividad física con la salud. Así, Pate (1995) establece tres cuestiones básicas que se debe responde en las investigaciones sobre la actividad física y la longevidad: (a) ¿Qué tipo de ejercicio se asocia a cada beneficio específico de la salud ligado a la longevidad?, (b) ¿Existe una cantidad óptima recomendada de actividad física para incrementar los índices de longevidad?, y (c) ¿Existe una cantidad mínima de ejercicio físico para producir beneficios claros sobre la salud y la longevidad?.
Asimismo, las investigaciones realizadas han precisado las características que debe tener la actividad física que se realice con el objetivo de incrementar la longevidad. Parece ser que el ejercicio debe ser variado, orientado a cada objetivo específico de salud, adaptado a las capacidades actuales del sujeto y aplicado mediante una práctica a largo plazo (Rosenfeld, 1985). Un programa de ejercicio practicado como parte del estilo de vida personal, desde la juventud, es el que mayor longevidad aporta (Blair & Brodney, 1999). Respecto de los efectos que produce el ejercicio sobre la longevidad, debemos ser, igualmente, más precisos.
La longevidad o el envejecimiento se han de interpretar de una forma específica y operativa y no ligado irremediable y genéricamente a la edad cronológica; sino a la edad funcional o a los biomarcadores de envejecimiento
Los biomarcadores que parecen mejorar con la práctica del ejercicio físico son: (a) la función respiratoria, (b) la tensión arterial y (c) los tiempos de reacción (Borkan & Norris, 1980).
La respuesta de reacción, de la que el tiempo de reacción es uno de sus componentes, es una medida tradicional del ámbito psicológico, particularmente del Control y el Aprendizaje Motor. Nos puede ofrecer información de los distintos procesos comportamentales: Percepción, Decisión, Anticipación, Memoria o Atención (Oña, 1994).
Se entiende por Tiempo de Reacción (TR) “el tiempo que transcurre entre la aparición del estímulo y la ejecución de la respuesta motora apropiada” (Alves, 1990: 72).
Dentro de este constructo, se consideran diferentes tipos de tiempos de reacción. En el presente estudio se utilizarán los tiempos de reacción simple (TRS) y los tiempos de reacción de elección (TRE). El TRS puede ser definido como la aplicación de un único estímulo para el cual existe una respuesta predeterminada. En las tareas de tiempo de reacción simple se aplica un estímulo único al que corresponde una única respuesta pre-determinada, es decir, el estímulo es siempre el mismo y la respuesta también.
Tal y como refiere Alves (1985), el TRS varía, por ejemplo, de acuerdo con el órgano sensorial estimulado y no con el tipo de estímulo, aunque habitualmente hay una relación estrecha entre estímulo y órgano receptor (Richalet et al.,1981).
El Tiempo de Reacción de Elección ha sido definido por Alves (1985) como el tiempo que transcurre entre la aparición de un estímulo, de entre los varios posibles, y la respuesta motora adecuada a ese estímulo.
En tareas de TRE son presentados dos o más estímulos diferentes, correspondiendo a cada uno una respuesta específica. En oposición a la predeterminación de la respuesta que caracteriza a las tareas de TRS, en las tareas de TRE existe un desconocimiento de la naturaleza del estímulo y del momento de su aparición, así como de la naturaleza de la respuesta.
En la tentativa de analizar la importancia del TR verificamos que esta variable es un componente fundamental en la realización de múltiples actividades, incluso de la vida cotidiana, entendiéndose como la velocidad de procesamiento de la información, de la toma de decisión y del inicio de la acción.
Según Alves (1982:35), parece que la velocidad de conducción nerviosa no puede ser mejorada de forma significativa, llevándonos a la conclusión de que, teniendo en cuenta las diferentes fases del procesamiento de información, la mejora del TR ocurre a nivel del análisis y decisión central, el denominado tiempo perceptivo. Será entonces a este nivel que los efectos del entrenamiento se harán sentir más eficazmente. A este respecto Bard y Fleury (1976) afirman que “con la práctica, el tiempo necesario para el reconocimiento de un estímulo y su interpretación disminuye considerablemente”.
La influencia de la práctica de actividad físico-deportiva sobre el tiempo de reacción ha sido estudiada en poblaciones “normales” y parece evidente la influencia de la práctica deportiva sobre el tiempo de reacción, permitiendo acortar el tiempo que separa la presentación de un estímulo y la respuesta al mismo (Whiting, 1979; Alves, 1990; Tavares, 1993).
Diversos trabajos han mostrado que se puede reducir el tiempo de reacción en los mayores con la práctica de actividad física (Hunter et al., 2001). Asimismo, con el ejercicio físico sistemático el tiempo de reacción de los mayores se puede igualar al de los jóvenes (Light et al., 1996), si bien las diferencias relacionadas con la edad respecto a la actuación, son sustancialmente más pequeñas para tareas que requieren cantidades menores de mando ejecutivo (Kramer et al., 2000). Existen datos que apoyan el pensamiento de que los niveles moderados y altos de actividad física pueden proporcionar efectos positivos frente al declive cognoscitivo; concretamente la actividad física puede mejorar la función del mando ejecutivo en los mas mayores afectando a la distribución de la amplitud de P3 (ERP –potencial evento-relacionado-) relacionado con la memoria y el proceso de atención, y disminuyendo la latencia de P3 relacionada con la velocidad del proceso cognoscitivo. Por tanto, se puede hablar de resultados beneficiosos para la salud cognoscitiva durante el envejecimiento avanzado.
Como marcador de longevidad y medida de los procesos psicológicos, el tiempo de reacción pude ser utilizado como variable dependiente para comprobar los efectos generales y específicos de la actividad física como mejora de la calidad de vida de los mayores.
Respecto a este último, diversos trabajos han mostrado que se puede reducir el tiempo de reacción en los mayores con la práctica de actividad física (Hunter et al., 2001). Asimismo, con el ejercicio físico sistemático el tiempo de reacción de los mayores se puede igualar al de los jóvenes (Light et al., 1996), si bien las diferencias relacionadas con la edad respecto a la actuación, son sustancialmente más pequeñas para tareas que requieren cantidades menores de mando ejecutivo (Kramer et al., 2000). A partir de estos hallazgos, el tiempo de reacción pude ser utilizado como biomarcador de longevidad para comprobar los efectos generales y específicos de la actividad física en la mejora de la calidad de vida de los mayores.
Christensen & al. (2003) llevaron a cabo un estudio con 3 grupos de mayores (un grupo que realizaba actividad física alta, otro grupo que realizaba actividad física moderada y un tercer grupo cuyos componentes no realizaban ningún tipo de actividad física). Los resultados encontrados mostraron que los sujetos del grupo de actividad física alta presentaban tiempos de reacción simple significativamente mejores que los otros dos grupos de estudio, mientras que no hubo diferencias significativas entre ellos en el tiempo de reacción de elección, aunque el grupo de alta actividad física mostraba mejores desempeños que los otros tres grupos.
A partir de estos datos, el estudio que aquí se describe se plantea como objetivos:
- Comprobar los efectos diferenciales que un programa de actividad física con contenidos que estimulen aspectos comportamentales orintados a la mejora de procesos como la sensación-percepción, la respuesta de reacción y los proceso de respuesta motora tiene en el tiempo de reacción como biomarcador de longevidad y calidad de vida
- Determinar la existencia de diferencias en la influencia del programa en función del género
- Valorar los efectos del programa en el subgrupo de mayor edad de los participantes en el estudio
MÉTODO
Muestra
Los participantes han sido 42 hombres y mujeres de la ciudad de Melilla (España) distribuidos en dos grupos de estudio: un grupo control formado por 20 personas que participan en actividades físicas genéricas como baile, gimnasia mantenimiento, etc. (M= 68,56 años; SD=4,95 ) y un grupo experimental formado por 22 personas que han participado en las mismas actividades y que durante la intervención llevarán, además, a cabo el programa de entrenamiento diseñado (M=67,32 años; SD=6,53).
Variables y Diseño
Las variables independientes no experimentales han sido el género y la edad
La variable independiente experimental ha sido el tipo de práctica de actividad física de cada sujeto, con dos niveles: participación y no participación en un programa de estimulación sensorio-motora.
La variable dependiente ha sido la respuesta de reacción medida a través del tiempo de elección simple a estímulos luminosos
El diseño experimental utilizado ha sido un diseño de dos grupos, con medidas pre-post y prueba de transferencia
Instrumental
El sistema de registro utilizado para medir la respuesta de reacción ha sido “Pheripherix”, diseñado y desarrollado por el grupo de investigación “Análisis del Movimiento Humano” de la Universidad de Granada, consistente en una unidad central encargada de presentar los estímulos mediante 10 led luminosos, y recoger la respuesta mediante una célula fotoeléctrica para determinar el tiempo de reacción del sujeto.
Procedimiento
De forma voluntaria, y una vez informados, antes de empezar con el programa de intervención todos los participantes han realizado la prueba relacionada con la respuesta de reacción motora simple a estímulos luminosos.
La prueba consistía en la presentación de 20 estímulos luminosos, de forma aleatoria, mediante una serie de led situados encima de unos trípodes a lo largo de todo el arco visual, teniendo los participantes en estudio iniciar su respuesta motora una vez presentado el estímulo. Se midieron los valores del tiempo de reacción y tiempo de inicio del movimiento. (ver figura 2).
Los sujetos fueron informados de forma normalizada del funcionamiento del instrumental y de la medida del tiempo de reacción. Posteriormente realizaron un ensayo de prueba y calentamiento con sólo 6 estímulos, para pasar a realizar la prueba de registro experimental.
los participantes han llevado a cabo actividad física de forma regular durante un mes, tres días a la semana, en un programa orientado a la mejora de laestimulación sensorio-motora, mientras que los sujetos del grupo control han continuado con sus actividades diarias habituales.
Una vez finalizado este periodo, todos los sujetos participantes de los dos grupos de estudio han realizado de nuevo la misma prueba relacionada con la respuesta de reacción motora simple a estímulos luminosos.
Finalizada la prueba postest, se procedía a la realización de la prueba de transferencia, consistente en una prueba de tiempo de reacción de elección donde se presentaban de forma aleatoria estímulos luminosos (20) y sonoros (6) y solamente tenían que responder a los estímulos sonoros para comprobar el grado de afianzamiento que provoca la participación en el programa.
Solamente se registraba el tiempo de respuesta a los estímulos sonoros
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los resultados no muestran diferencias significativas en el postest, pero muestran que los sujetos del grupo experimental (participantes en un programa orientado a la mejora de laestimulación sensorio-motora) alcanzan mejores tiempos de reacción en el postest en las dos variables de estudio (GE TR M= .55 SD=.35 , TM M=. 53 SD= .38 ; GC TR M=.60 SD=.47 ; TM M=. 64 SD= . 56). Asimismo, los participantes en el programa mejoraron su tiempo de respuesta y movimiento en relación al comienzo del programa (ver fig. 3).
Si comparamos los valores en función del género, los datos indican que las mujeres participantes del grupo experimental son las que alcanzan los mejores desempeños en la variable “tiempo de reacción”, mientras que los hombres del grupo experimental son los que presentan mejores desempeños en la variable “tiempo de inicio del movimiento” (ver figura 4).
En cuanto a la prueba de transferencia (sólo respuesta a estímulos sonoros), los datos encontrados muestran una mejor performance en los 2 componentes analizados (tiempo de reacción y tiempo de movimiento) en la prueba de transferencia (tiempo de reacción de elección) por parte de los sujetos del grupo experimental (ver figura 5)
Los resultados, aunque no alcancen un valor estadístisco significativo, son coincidentes a los señalados por Christensen y otros (2003) y Hunter y otros (2001), reforzando la idea de que este biomarcador puede ser mejorado en personas mayores mediante su participación en programas específicos de actividad física dirigidos a la mejora de los procesos sensorio-motores.
CONCLUSIONES
Los datos encontrados tras el desarrollo del programa de un programa de actividad física diseñado con la inclusión de contenidos que estimulen aspectos comportamentales de control y aprendizaje motor, parecen confirmar la tendencia ya señalada por Hunter et al. (2001) de que se puede reducir el tiempo de reacción en los mayores con su participación en un programa de actividad física dirigido a tal fin.
Los datos de la prueba de transferencia confirman que la participación en el programa permite responder de forma más eficiente en situaciones novedosas en que es exigido este biomarcador.
Estos datos son especialmente significativos en el en el caso del grupo de mujeres del grupo experimental, las cuales presentan mejores tiempos de reacción que los demás grupos considerados. Estos datos coinciden por los hallados por León, Oña, Bilbao y Ureña (2010) en un estudio con mayores de la provincia de Granada
Estos resultados confirman la necesidad de que los programas de actividad física que se implementen en mayores no pueden ser inespecíficos o generales, ya que a pesar del poco tiempo de duración del programa (1 mes) y el escaso tiempo de practica (10-15 minutos por sesión, 3 veces a la semana), los sujetos participantes en el programa mejoran en casi todos los componentes analizados en relación a la variable tiempo de reacción simple
En definitiva, el control y el aprendizaje, o reaprendizaje, de movimientos en los mayores debe organizarse y planificarse igual que cualquier otro tipo de entrenamiento, mediante procedimientos operativos que permitan medirlo y controlar su progres y estimulen los procesos cognitivos como parte principal de sus contenidos, puesto que ello propiciará, en mayor medida, la mejora en el TR.
AGRADECIMIENTOS
Nuestro agradecimiento al IMSERSO, a la Dirección del IMSERSO y del Centro de Día de la Ciudad Autónoma de Melilla y a todos los participantes en este estudio por su colaboración y compromiso en el desarrollo del mismo
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