Hacia un nuevo modelo de trabajo motriz en las fases de formación deportiva
Resumen
La práctica deportiva realizada en edad escolar es sin lugar a dudas uno de los pilares básicos de la construcción de un deportista. Los escolares de primaria y secundaria se convierten en muchas ocasiones en el centro de atención de la promoción del deporte por parte de numerosas instituciones públicas y privadas. Pero paralelamente a esto, tan sólo unos pocos deportistas continúan realizando ejercicio físico más allá de la edad escolar, registrándose un alto índice de abandono deportivo entorno a los 14-18 años. Numerosos investigadores (Cervello, E., 2002; Nuviala, A., 2005; Sánchez, J.A.; Barba, J.; Domínguez, G.; 2004; Tabernero, B., 2005; Hernández, A., 2004) han estudiado las múltiples causas de este abandono sin existir un consenso en un mismo origen. Si bien es cierto, que podemos sospechar que una mala pedagogía del entrenamiento puede ocasionar la falta de adherencia a este y por tanto provocar el abandono deportivo o no llegar a conseguir las metas previstas.
1.- INTRODUCCIÓN
La práctica deportiva realizada en edad escolar es sin lugar a dudas uno de los pilares básicos de la construcción de un deportista. Los escolares de primaria y secundaria se convierten en muchas ocasiones en el centro de atención de la promoción del deporte por parte de numerosas instituciones públicas y privadas. Pero paralelamente a esto, tan sólo unos pocos deportistas continúan realizando ejercicio físico más allá de la edad escolar, registrándose un alto índice de abandono deportivo entorno a los 14-18 años. Numerosos investigadores (Cervello, E., 2002; Nuviala, A., 2005; Sánchez, J.A.; Barba, J.; Domínguez, G.; 2004; Tabernero, B., 2005; Hernández, A., 2004) han estudiado las múltiples causas de este abandono sin existir un consenso en un mismo origen. Si bien es cierto, que podemos sospechar que una mala pedagogía del entrenamiento puede ocasionar la falta de adherencia a este y por tanto provocar el abandono deportivo o no llegar a conseguir las metas previstas. Por tanto, deseamos a través de este trabajo describir y reflexionar sobre algunos aspectos importantes asociados a este proceso del individuo, en la línea que permite, según nuestro juicio, situar y establecer un eficaz y coherente enfoque metodológico dirigido hacia una adecuada iniciación deportiva, respetando siempre las fases de formación. Pero quizá, cierta culpabilidad de este abandono la adquiere el técnico deportivo. No debe ser una preocupación el intentar captar talentos o enganchar más niños hacia el deporte, lo verdaderamente importante es intentar indagar en las causas que han provocado que niños que en su día han sido atraídos por el deporte lo abandonen años más tarde. Debemos reflexionar sobre nuestra labor como técnicos y profesionales del deporte. El desconocimiento de distintas características de los niños en las diversas esferas del desarrollo integral, física, social, afectiva y psíquica junto una mala praxis del técnico, provocan errores pedagógicos y metodológicos que se pueden evitar. Un error en la actuación metodológica que afecte a un deportista mayor, ya formado, tiene unas repercusiones negativas en su rendimiento que fácilmente se manifiestan, ya que la relación causa-efecto puede ser inmediata; pero en el caso de los deportistas pertenecientes a las categorías inferiores, las consecuencias pueden ser mucho más graves, no solamente hipotecando su futuro deportivo o cuestionándolo, sino poniendo en riesgo su salud. El proceso de formación deportiva es largo y complejo, ya que requiere manejar y considerar gran cantidad de factores de diversos ámbitos. Por ejemplo, debe seguirse el principio de adecuación de las cargas, siendo estas adaptadas a la etapa madurativa del niño. La tendencia que a veces se observa en el deporte es la de entrenar más tiempo, más intenso y en edades cada vez más tempranas. Esta realidad estimula el eterno debate entre la especialización prematura y la formación multideportiva. Existen estudios que confirman que un trabajo realizado en edades tempranas desde diferentes puntos de vista y condicionantes iniciales facilitará el dominio de cualquier modalidad deportiva del futuro deportista, tendrá por tanto un mayor efecto residual. En contraposición, un trabajo específico en jóvenes atletas, producirá un menor efecto residual hipotecando en cierta medida el futuro deportivo del mismo. En cualquier caso, los riesgos también son cada vez más evidentes cuando se superan los límites fisiológicos o psicológicos de los practicantes, generando alteraciones imprevisibles en su futuro deportivo y personal.
Hacia una propuesta de modelo actual de las fases del ciclo vital del deportista
Observando lo anteriormente descrito presentamos un modelo que sigue los principios del desarrollo humano y abarca los contenidos que deben trabajarse en cada franja etaria, con el fin de no destruir el futuro deportivo del niño y permitir así un mayor efecto residual de las cargas multilaterales aplicadas en las primeras etapas formativas. Las etapas de formación deportiva no son cajas cerradas y por tanto es tarea del técnico deportivo enriquecer con su experiencia y creatividad cada uno de estos compartimentos, siguiendo siempre las fases sensibles de las distintas capacidades físico-condicionales y factores perceptivo-motrices. Estas fases son comunes a todos los deportes puesto que en ellas prima el trabajo de diversos contenidos necesarios para cada etapa formativa frente a la especialización de un gesto técnico o capacidad física requerida en un determinado deporte. Por tanto, además de prestar atención a la edad del deportista, debemos analizar que contenidos ha trabajado anteriormente. De esta manera, cualquier persona que se inicie en el deporte con 15, 20 o 30 años deberá de trabajar unos contenidos generales antes de los contenidos específicos y propios de las etapas de máximo rendimiento deportivo. Es importante no dar por hecho que los deportistas ya poseen una preparación general. Especialmente si se trata de niños, debemos cuidar y velar por el cumplimiento de este tipo de preparación. Si no creamos unos buenos cimientos, seguramente nuestro proyecto se derrumbará. A continuación, presentamos un modelo que los técnicos deportivos y profesionales del entrenamiento deberían seguir para formar a cualquier deportista en cualquier modalidad deportiva. Este modelo de fases de ciclo vital del deportista está adaptado a los conocimientos generados en la actualidad.
PROPUESTA DE MODELO ACTUAL DE ETAPAS DE FORMACIÓN DEPORTIVA
Tabla 1. Modelo actual de las fases de formación deportiva. Arufe Giráldez, V. (2005).
3.
La finalidad de este modelo es intentar transmitir al los técnicos los aspectos en los cuales debe reforzar en cada una de las etapas de formación deportiva de los deportistas. La primera etapa: estimulación psicomotriz y predeportiva (4-7 años) es de vital importancia en el desarrollo de cualquier niño, bien sea deportista o no, ya que posibilita una mejora en la motricidad, a la vez que favorece el desarrollo de distintas habilidades sociales, psíquicas y afectivas. En ella se trabajará en la primera subfase las habilidades motrices básicas simples: desplazamientos, saltos, lanzamientos… sin profundizar en ningún tipo concreto. Pasando posteriormente a un trabajo más complejo, como son los giros, recepciones, etc. Además deberemos afianzar la lateralidad del niño, trabajando específicamente en la primera subfase con la dominancia predominante, para posteriormente realizar tareas con la dominancia contraria. La edad ideal para afianzar dicha dominancia es la de 4-5 años. Otro aspecto a desarrollar son los factores perceptivo-motrices: sentido del ritmo, organización espacio-temporal, apreciación de trayectorias, coordinación óculo-manual, coordinación óculo-pédica, equilibrio, tonicidad, relajación, etc. siendo estos trabajados en las segunda subfase de esta etapa, y permaneciendo este tipo de trabajo en las dos siguientes etapas de formación deportiva, aumentando progresivamente la complejidad de estos contenidos.
En la siguiente fase formación deportiva polivalente (8-10 años) se continuará el trabajo de las habilidades motrices básicas complejas aumentando el nivel de trabajo de los factores perceptivo-motrices y se introducirá el trabajo de las capacidades físicas, incidiendo en aquellas que se encuentre en su fase sensible, tal es el caso de la velocidad de reacción y flexibilidad. Algunos ejemplos son: manipulación de móviles con el pie y con la mano (transferencia al fútbol, balonmano, baloncesto, voleibol…), equilibrio (transferencia al patinaje, baloncesto, esgrima, atletismo, voleibol, etc.), velocidad de reacción (atletismo, patinaje, baloncesto, fútbol, balonmano, voleibol…). Con ello proporcionaremos una riqueza motriz a nuestro deportista que le permitirá mejorar el rendimiento en años sucesivos cualquiera que fuese su deporte. El hecho de practicar un deporte a los 10 años no nos asegura que ese mismo niño a los 16 años siga en esa modalidad, por lo que debemos dotarle de todo un rico abanico motriz de manera que no hipotequemos su potencial deportivo, puesto que en estas edades las preferencias deportivas pueden cambiar. A finales de esta etapa se alcanza casi el máximo desarrollo del sistema nervioso, de ahí la importancia del trabajo técnico con el fin de estimular todo este sistema. En esta fase es importante también que el técnico evalúe la estática postural del joven deportista. Si detectamos algún defecto postural (apoyo incorrecto, desviación de la columna, etc.) a estas edades y aplicamos un plan correctivo, disminuirá la gravedad de este y evitará que se produzcan lesiones mayores con el paso de los años. Siguiendo con la etapa de iniciación deportiva (11-15 años) nos encontramos con dos subfases: la general y la específica. La general es una prolongación de la anterior etapa, la diferencia está en el nivel de exigencia y compromiso motor, en el mayor conocimiento de las normas del deporte y del aprendizaje de la técnica para cada modalidad deportiva. En esta tercera etapa el deportista reconoce el modelo técnico de cada modalidad deportiva, pero todavía no se especializa en ninguna. Posteriormente, en la específica, nos delimitaremos a trabajar la técnica de las distintas modalidades de un deporte en concreto, con mayor grado de insistencia en una modalidad e introduciremos progresivamente la competición. En el caso del atletismo, si hablamos de un atleta de modalidades de carrera trabajaremos la técnica de carrera mayoritariamente, pero sin abandonar los lanzamientos y saltos. En otros deportes, como por ejemplo el fútbol trabajaríamos los roles de atacante, defensor, portero… insistiendo más en la posición que mejor se adapte a las capacidades y habilidades del joven deportista. En este periodo se trata de concienciar al niño de entrenar y no tanto de jugar. Él mismo se preocupará por asistir a los entrenamientos con el fin de beneficiarse de éstos para conseguir un mayor rendimiento. Se producen numerosos cambios en la vida del deportista, ya que finaliza la etapa escolar y también se producen numerosos cambios internos como consecuencia del crecimiento. En relación al sistema nervioso, en esta etapa tiene lugar un desarrollo notable de la corteza cerebral y por ello hemos de trabajar la coordinación dinámica general. Debemos evitar los trabajos de resistencia anaeróbica láctica y los grandes volúmenes de resistencia aeróbica o de fuerza, puesto que podrían repercutir negativamente en el proceso de osificación. La especialización, propiamente dicha, en una modalidad deportiva tendría su inicio en torno a los 16 años en la etapa de especialización deportiva (16-30 años). Ésta se divide en tres subfases: especialización baja, media y alta. En cada una de ellas habrá una progresión de los contenidos trabajados, de una menor a una mayor especificidad. Hasta los 18-20 años existen numerosos cambios fisiológicos caracterizados por el aumento gradual de la capacidad cardiovascular y cardiorrespiratoria. Decir que el VO2max. alcanza sus máximos valores (de forma natural) alrededor de los 20 años en chicos y 17 años en chicas, con el entrenamiento se puede lograr un pico más alto en años posteriores. En relación al desarrollo óseo, es necesario recordar, que numerosos huesos como la tibia continúan su desarrollo hasta los 21-23 años (Ballesteros, 1997). Seguidamente se inicia la fase de mantenimiento competitivo (30-59 años). En ésta, el deportista intentará prolongar los éxitos alcanzados en la anterior etapa el mayor tiempo posible. Debido al proceso de envejecimiento los resultados, teóricamente, irán empeorando con el paso de los años, hasta que el deportista abandone la competición, iniciándose ya la última etapa de la formación deportiva, el mantenimiento saludable (60 años en adelante)
Algunas reflexiones sobre nuestra labor de técnicos y docentes
Para finalizar planteamos al lector las siguientes cuestiones con el objetivo de que el mismo reflexione sobre su labor como educador deportivo y su trabajo desempeñado en el día a día.
- ¿Quién me asegura que un niño inscrito en un club de fútbol a los 12 años no sea un futuro tenista?, ¿Por qué queremos especializarlo en fútbol?, ¿Por qué hipotecamos su potencial deportivo?, ¿Por qué no trabajamos los factores perceptivo motrices en su totalidad?…
- ¿Cuántos técnicos deportivos que están entrenando en categorías inferiores posee los suficientes conocimientos sobre las diversas áreas científicas que giran entorno al deporte?, ¿Conocen las fases del desarrollo motor?, ¿Dominan la biomecánica?, ¿Poseen conocimientos de fisiología humana y fisiología en ejercicio?, ¿Conocen las estrategias metodológicas y los principios psicopedagógicos?, ¿Son capaces de establecer un plan de prevención de lesiones en función de la modalidad practicada y su riesgos inherentes y en función de aspectos morfológicos, biológicos y biomecánicos del niño?, ¿Dominan la higiene postural?, ¿Continúan formándose a través de cursos y congresos?…
- ¿Por qué deseamos seleccionar talentos?, ¿Acaso, existen tal cantidad de practicantes en todos los deportes como para andar escogiendo?, ¿Por qué escogemos talentos con tan sólo 12-14 años, cuando todavía no han desarrollado físicamente y mentalmente?, ¿Por qué no nos preocupamos de conocer las causas por las que un niño abandonó el deporte por el cual en su día se sintió atraído?, ¿O por qué algunos niños nunca le llamó la atención el deporte?….
- ¿Por qué no se trabajan por igual todos los contenidos de las habilidades motrices básicas y factores perceptivo motrices en las distintas escuelas deportivas de categorías inferiores?, ¿Por qué se especializa a un niño en un contenido en concreto?..
- ¿Por qué asociamos la iniciación en determinados deportes con determinados valores y actitudes?, ¿Por qué los padres creen que los niños que practican fútbol serán más sociables?, ¿Por qué otros padres piensan que serán más agresivos?, ¿Por qué los padres de los niños que practican atletismo o gimnasia creen que sus hijos serán más disciplinados?, ¿Acaso existen deportes más educativos que otros?, ¿O el hecho de practicar un deporte está asociado a ciertos valores y actitudes?…
- ¿Existe una enseñanza del deporte individualizada en las escuelas deportivas y en los centros educativos?, ¿Se tiene en cuenta el desarrollo motor de cada niño, y su desarrollo psíquico, y su desarrollo afectivo o social?, ¿Realmente conocemos los efectos que producirán una determinada carga externa en el organismo de un niño?…
- ¿Por qué casi siempre se atribuye al crecimiento una lesión que padezca un niño durante su práctica deportiva entre los 12-14 años?, ¿No puede existir el hecho de que otros factores produjesen esa lesión?, ¿Se establece un plan de prevención de lesiones después de tener un niño lesionado en nuestra escuela?, ¿Se investiga en las causas que pudo haber ocasionado esa lesión?…
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