Bases del entrenamiento con jóvenes en los deportes individuales.
El proceso de desarrollo del deportista de alto nivel supone avanzar a lo largo de una serie de etapas que suponen una modificación en las cargas de entrenamiento con el fin de obtener un máximo rendimiento deportivo.
Bases del entrenamiento con jóvenes en los deportes individuales.
Introducción
El proceso de desarrollo del deportista de alto nivel supone avanzar a lo largo de una serie de etapas que suponen una modificación en las cargas de entrenamiento con el fin de obtener un máximo rendimiento deportivo. Cada etapa del largo perfeccionamiento deportivo supone subir un peldaño en los requerimientos de la prestación deportiva del sujeto, de este modo, la estructura de la preparación deportiva requiere de muchos años según la especificidad de cada deporte y son los deportistas de alto nivel los que se encuentran en la cúspide de dicha preparación y nivel de prestación deportiva.
La noción de entrenamiento con jóvenes se vincula con la de planificación del entrenamiento a largo plazo y a las numerosas peculiaridades que en este proceso se producen a lo largo de los años. En este caso, es pertinente para una mejor comprensión de este capítulo identificar y analizar las estructuras del proceso de entrenamiento siguiendo las recomendaciones de Issurin (2008) y que parte de las estructuras planteadas por Matveyev en tal y como muestra la tabla 1:
Tabla 1. Componentes de la preparación (Issurin, 2008).
Para el desarrollo de este texto, los aspectos más interesantes en relación a la preparación en jóvenes se centran en los dos primeros componentes que se analizarán a lo largo del capítulo.
Preparación Multianual
El desarrollo de los procesos de adaptación en el organismo del deportista se plantea como una evolución muy larga en el tiempo que puede durar años, y sólo es posible bajo una organización y estructuración del entrenamiento que permita aumentar la dificultad del programa en cada etapa de la preparación plurianual. Esta organización a largo plazo enlaza directamente con las propuestas reflejadas en los trabajos de Platonov (2001) o de Tschiene (1997) en relación a los estadios de la adaptación deportiva a largo plazo que sufre el organismo del deportista:
- Estadio relacionado con una movilización sistemática de las reservas funcionales del organismo durante la ejecución del programa de entrenamiento de determinados tipos y grados de carga. En cualquier caso, es necesaria la acumulación de los efectos de la adaptación a corto plazo repetida múltiples veces (en las unidades diarias de entrenamiento). Aquí se produce una adaptación inespecífica.
- Estadio en el cual con cargas metódicamente crecientes y repetidas sistemáticamente durante un periodo de tiempo determinado se produce una intensa transformación estructural y funcional de los órganos y tejidos directamente relacionados con el rendimiento deportivo. Al final de este estadio se alcanza la hipertrofia necesaria de células y tejidos, así como una coordinación de los diferentes mecanismos responsables del sistema motor funcional bajo las nuevas condiciones.
- Estadio que se caracteriza por una adaptación estable con una duración prolongada. Se manifiesta en la existencia de una mayor reserva para asegurar un nuevo nivel funcional del deportista. Ahora las estructuras funcionales tienen una mayor estabilidad, incluso con influencias negativas.
- Este estadio sólo se produce con un entrenamiento planificado irracionalmente, una alimentación insuficiente y una deficiente recuperación. Se manifiesta en un empeoramiento estructural y funcional del sistema motor funcional, su estabilidad se debilita, ya no es posible un desarrollo posterior, el resultado desciende claramente.
La planificación a largo plazo debe tener como principal eje el efecto residual del entrenamiento (Counsilmann y Counsilmann, 1991; Navarro, 2004; Issurin y Lustig, 2004), definido como la acción que una carga de entrenamiento conserva durante un cierto periodo de tiempo su efecto, si otra carga no se presenta en dicho periodo, el efecto retorna al nivel inicial. Este concepto es muy importante desde el punto de vista de la adaptación a largo plazo, ya que la cota de prestación final del deportista de alto nivel viene determinado como consecuencia de dicho efecto residual (Issurin y Lustig, 2004).
El efecto residual puede ser a corto, medio o largo plazo, y tiene una velocidad de decaimiento diferente (heterocronismo) dependiendo del sistema orgánico funcional sobre el que se haya producido el efecto del entrenamiento (tabla 2). Esto es muy importante de cara al tiempo de entrenamiento de cada capacidad motora.
Tabla 2. Modificación de los sistemas orgánicos debido al efecto residual del entrenamiento. Según Issurin y Lustig. (2004: 26)
Los efectos residuales dependen de una serie de factores directamente implicados con la organización del entrenamiento deportivo que son:
- Tiempo de entrenamiento realizado: En general un entrenamiento prolongado provoca un efecto residual a largo plazo. Un deportista de alto nivel tiene una cota de desarrollo de la capacidad física relativamente bajo. En atletas de nivel alto, cuanto más elevado es el grado de adaptación a largo plazo, mayor es el efecto residual. La utilización de cargas concentradas en este tipo de atletas maximiza este efecto residual.
- Edad cronológica y años de entrenamiento: En referencia a los antecedentes a largo plazo del entrenamiento, el atleta que lleva más años de entrenamiento y es más experto está mucho más adaptado a la carga de entrenamiento. En consecuencia la reacción a ésta es menos evidente, por lo que la utilización de cargas concentradas se hace necesaria para la mejora. Por otro lado, cuanto más elevado es el nivel de adaptación a largo plazo, más lenta es la pérdida de la capacidad física.
- Especificidad del entrenamiento y condiciones ambientales: Por ejemplo, un entrenamiento en altitud o la participación en competiciones provoca un aumento de los procesos catabólicos, por lo que la masa muscular del deportista disminuye significativamente, anulando así los efectos residuales procedentes del entrenamiento de fuerza.
La carga y su vinculación con el proceso de construcción de un deportista.
El desarrollo de la prestación deportiva durante el proceso de entrenamiento, en especial en la etapa juvenil representa una etapa importante en la construcción a largo plazo. En esta etapa de desarrollo del deportista, la capacidad de carga del organismo y su conservación se manifiesta como un aspecto esencial que hay que cuidar minuciosamente mediante el control del entrenamiento (Fröhner, 2001). El concepto de capacidad de carga hace referencia a: “…una capacidad compleja individual para la adaptación y el aprovechamiento, así como para la tolerancia de las cargas y aplicaciones, que determina ajustes morfológicos, orgánicos y funcionales, sin que el organismo se dañe ni se ponga en peligro la salud…” (Martin et al, 2004:160).
La capacidad de carga se puede considerar una función del organismo, en interacción con la carga de entrenamiento, que se caracteriza por la tolerancia de los tejidos y sistemas biológicos hacia esta carga que desarrolla la prestación deportiva, como base para una posterior adaptación a ésta (Fröhner, 2001).
Esta capacidad se manifiesta en la misma forma en que el organismo reacciona a la carga de entrenamiento. Así pues, cuando hablamos de capacidad, estamos haciendo referencia a la potencialidad del organismo a desarrollar unos efectos de entrenamiento determinados, y esta capacidad va modificándose debido a los efectos de entrenamiento producto de la dinámica provocada por el trinomio carga-recuperación-adaptación. La capacidad de carga pone en juego la disponibilidad del organismo para asumir ciertas cargas de entrenamiento que comprometerían al organismo, sobre entrenándolo o lesionándolo por lo que guarda una relación directa con el entrenamiento y desarrollo de un deportista de categorías inferiores (figura 1).
Figura 1. Relación entre capacidad de carga y efecto de entrenamiento en un deportista a largo plazo
La capacidad de carga tiene una relación directa con la salud del deportista, las cargas de entrenamiento no deben representar un riesgo para su salud, por ello dicha capacidad representa la base (la tierra), sobre la que se construye la prestación deportiva tal y como ejemplifica metafóricamente Fröhner (2001) en la figura 2.
Figura 2. La prestación deportiva se puede representar como el albero en el que arraiga la capacidad de carga.
Si existe un problema de salud, puede deberse a que se ha superado el límite de tolerancia de la capacidad de carga, y por lo tanto hay una insuficiente capacidad de recuperación, sobre todo en deportistas que están en fase de desarrollo y maduración del organismo, esta precaución hay que tenerla en cuenta incluso en sujetos dotados con talento, ya que su organismo, independiente de que esté mejor capacitado para la prestación deportiva, requiere de los mismos cuidados que otro que no lo esté.
Al desmenuzar este concepto de capacidad de carga, Martin et al. (2004) encontraron dos tipos de categorías diferentes relacionadas específicamente con el constructo carga de entrenamiento:
- Capacidad de carga general orgánica: es la manifestación del trabajo de las cargas y de la aplicación en todo el organismo.; se caracteriza por la capacidad de recuperación después de cargas de distinta magnitud.
- Capacidad de carga del sistema, relacionado con la capacidad de prestación deportiva especifica de un deporte y su aumento producto de cargas específicas.
Modelos de preparación a largo plazo.
Las investigaciones científicas realizadas por Bloom, (1985), Ericsson et al, (1993) y Ericsson
y Charness, (1994) concluyen que son necesarios de ocho a doce años de entrenamiento para que un atleta con talento para llegar a niveles de élite. Esto se conoce como la Regla de los diez años o 10.000 horas.
La formación de un deportista durante todo su proceso no es una tarea fácil, ni siquiera en muchos casos es predecible cual será el resultado final a tan largo plazo. En el ámbito específico de los deportes individuales, autores como Bompa (1994) o Balyi (2001) proponen un enfoque estructuralista de planificación a largo plazo. Este enfoque pretende establecer que objetivos y contenidos de entrenamiento son los más adecuados de acuerdo a la edad biológica del individuo. Sin embargo, la literatura científica no ha demostrado si estos modelos de preparación son eficaces aunque los hechos empíricos si avalan que son útiles y válidos (Swimming-natation Canada, 2008).
Balyi (2001) establece un modelo de 5 etapas para el desarrollo del joven deportista, este modelo presenta como principal característica la diferenciación cronológica entre chicos y chicas así como un resumen del tipo de contenidos de entrenamiento que hay que introducir en cada etapa (tabla 3).
Tabla 3. Modelo de preparación a largo plazo según Balyi (2001).
Dicho proceso plantea de forma profiláctica una serie de principios que deben asegurar la protección de la salud, de tal manera que Navarro (2004) plantea una serie de condicionantes a considerar durante el proceso de construcción de un deportista joven:
- Realizar un entrenamiento seguro.
- Tener en cuenta la edad biológica a la hora de llevar a cabo el entrenamiento.
- Perseguir la mejor reserva posible de adaptación a largo plazo.
- Respetar las condiciones óptimas para el entrenamiento de las distintas capacidades necesarias para el rendimiento deportivo
- Afrontar, en el momento oportuno, la especialización del entrenamiento atendiendo a las características propias de los deportes.
Navarro (1994) afirma a su vez que el entrenamiento de niños y jóvenes es posible y recomendable siempre que se ajuste a las posibilidades y limitaciones de cada edad y sexo, por lo tanto el principio de individualización debe primar siempre que sea posible.
Partiendo de estas premisas el objetivo principal se basa en conseguir una adecuada organización de las cargas de entrenamiento desde que el niño accede al deporte de manera formal hasta que llega éste, en el caso que sea pertinente a la alta competición.
El deportista de alto nivel, incluso en las primeras fases de su entrenamiento opera a otro nivel respecto a sus compañeros, se identifican claramente un rendimiento deportivo superior a otros niveles que hay que desarrollar, y por ende potenciar al máximo su potencial para optimizar el rendimiento.
A nivel empírico, y a modo de ejemplificación en el caso de los deportes individuales, los datos proporcionados por D. Antonio Oca Gaía como Director Técnico de la Federación de Natación de Castilla la Mancha muestran un modelo de planificación plurianual (tabla 4) para el desarrollo de nadadores jóvenes basado en el modelo teórico de Balyi (2001):
Tabla 4. Planificación plurianual establecida por la Federación de Natación de Castilla la Mancha
Existe algún estudio que muestran la diferencias en rendimiento entre los diferentes nadadores en función de su edad cronológica, González Ravé et al (2011) analizó y comparó la potencia máxima específica en nadadores crolistas de diferente nivel. 33 nadadores crolistas masculinos fueron divididos en cuatro grupos según sus diferentes edades: Grupo ÉLITE (n= 5; 22.6 ± 5.18 años), Grupo FCLM A (n= 8; 19.3 ± 3.17 años), Grupo FCLM B (n= 10; 15 ± 2.25 años), Grupo FCLM C (n= 10; 13.5 ± 3.55 años). Todos los nadadores realizaron un test de nado resistido incremental utilizando un dispositivo de cargas (Aquaforce – Telju S.A., Toledo, España). El ANOVA de un factor mostró que el Grupo ÉLITE consiguió una potencia máxima específica y una carga de arrastre significativamente (p<0.001) mayores que la de los Grupos FCLM A, FCLM B y FCLM C, siendo este último el que menor potencia manifestó en el test. Por tanto, la potencia desarrollada en el nado resistido es mayor en los nadadores de élite respecto a nadadores de inferior nivel de prestación deportiva.
Otro ejemplo aplicado a los deportes individuales es el que muestra para ciclismo el seleccionador infantil y cadete de la Federación de Ciclismo de Castilla la Mancha D. Manuel J Jiménez (tabla 5):
Tabla 5. Modelo de preparación para ciclismo (datos proporcionados por D. Manuel J Jiménez).
Como se puede comprobar, el incremento de volumen e intensidad en cada fase, aumenta sucesivamente la carga de entrenamiento en cuanto a su naturaleza y magnitud, esta característica viene como resultado de la adaptación del organismo a los sucesivos estímulos crecientes.
Otro modelo de desarrollo muy popularizado por la literatura científica y que conviene mencionar en este texto para poseer una visión global de modelos a largo plazo es el de Bompa (1994) siguiendo el mismo enfoque estructural de desarrollo del deportista de Balyi (2001), en el que a cada etapa de desarrollo basada en la edad cronológica se le presentan una serie de consideraciones sobre como estructurar los programas de entrenamiento (tabla 6):
Tabla 6. Modelo a largo plazo de Bompa (1994)
Tanto Bompa (1994) como Balyi (2001) sugieren que el rango de edad comprendido entre los 9 a 11-12 años es fundamental para la adquisición mediante el entrenamiento de las habilidades motrices básicas, por su parte Medlicott (2006) apoyado en los postulados de ambos autores afirma que un fallo en la adquisición de éstas puede tener implicaciones en la entrenabilidad de las habilidades específicas a largo plazo.
En síntesis, podemos afirmar en relación a la planificación multianual que:
- Un enfoque estructural del entrenamiento permite establecer un correcto desarrollo de competencias y objetivos, propiciando una correcta adaptación y previniendo lesiones.
- Los deportistas deben establecer un adecuado desarrollo de las habilidades básicas, específicas y competitivas para una adecuada optimización del rendimiento.
- Los entrenadores por su parte deben controlar el progreso y la adquisición de estas habilidades, fomentando su adecuado desarrollo conforme a la edad del deportista.
- El incremento de volumen e intensidad en cada fase, debe de adecuarse al deporte específico que se entrene de cara a una correcta adaptación.
El macrociclo
Las cargas de entrenamiento y su adecuada organización constituyen uno de los cometidos más importantes por el entrenador para conseguir una adaptación adecuada del organismo del deportista, y por ende, supone optimizar el máximo rendimiento deportivo de éste. La periodización es la ordenación cíclica y gradual de los ejercicios de entrenamiento siguiendo unos principios de especificidad volumen e intensidad con el objetivo de alcanzar altos niveles de rendimiento deportivo en las competiciones más importantes (Wathen y Roll, 1994; Fleck, 1999). La cuestión en torno al entrenamiento en jóvenes sería considerar cual es el modelo de periodización más adecuado, si el modelo de cargas regulares o el modelo de cargas concentradas. Para ello, vamos a analizar inicialmente qué relación existe entre la carga de entrenamiento y la adaptación entre ambos modelos.
Para Verkhoshansky (1990) existen dos tipos de variantes para generar la adaptación en el deportista, la primera variante (A) consiste en la aplicación de cargas de notable volumen que provocan una gran movilización de las fuentes de energía, y que producen una alteración prolongada y profunda de la homeostasis. Este tipo de entrenamientos se organizan temporalmente en mesociclos de 3 a 4 semanas, después de los cuales es necesario hacer una pausa rehabilitadora de 7 a 10 días, y utilizándolo de 18 a 22 semanas. Este tipo de estrategias se utilizan principalmente en deportistas de alto nivel y de fuerza rápida. Esta variante está relacionada con cargas de tipo concentrado (Issurin y Shkijar, 2002; Issurin y Lustig, 2004), variante que comienza a cobrar fuerza en los años 80 como crítica y revisión alternativa al modelo de cargas regulares que existían en torno a la periodización de Matveiev (Issurin y Shkijar, 2002). Las cargas concentradas guardan una estrecha relación con la particularidad de sus efectos, denominados efectos residuales del entrenamiento (Issurin y Lustig, 2004). La variante A suele estar desaconsejada en niños y solo sería recomendable empezar a utilizarla cuando las reservas de adaptación del sujeto son escasas.
La segunda variante (B) consiste en el aumento gradual de los índices funcionales y se expresan en el caso de un volumen moderado y continuo de las cargas de entrenamiento. En esta variante se provocan alteraciones periódicas y a corto plazo. Así la homeostasis del organismo y las reservas energéticas se compensan durante el ciclo de entrenamiento. Este tipo de entrenamientos se organizan temporalmente en ciclos de mayor duración en el tiempo respecto a los sistemas de cargas concentradas, concretamente de 5 a 6 semanas, después de las cuales es necesario igualmente hacer una pausa rehabilitadora de la misma duración que con la primera variante. Esta forma de adaptación corresponde con la idea tradicional de periodización del entrenamiento de Matveiev (1977) o Stone, O´bryant y Garhammer, (1981) recomendada para jóvenes.
Cada variante presenta ritmos de adaptación completamente diferentes en cuanto al tiempo que transcurre para alcanzar el rendimiento deportivo y son representados gráficamente en la figura 3.
Figura 3. Esquema general de los diferentes tipos de reacciones de adaptación del organismo a la carga según su distribución.
En cuanto a la opinión recabada por entrenadores de deportes individuales, el director técnico de la federación de natación de Castilla la Mancha propone la siguiente secuencia temporal de aplicación de los distintos modelos de planificación deportiva en el contexto de la preparación deportiva a largo plazo en natación (figura 4):
Figura 4. Secuencia de los modelos de planificación más aconsejados siguiendo un modelo cronológico (figura cedida por D. Antonio Oca Gaía).
En la figura 4 se puede comprobar cómo hasta los 10-11 años en chicas y 11-12 años en chicos no se empezaría a desarrollar un modelo de planificación en natación, y el más aconsejado es el de cargas regulares en las primeras edades, ya que es menos agresivo para el organismo del joven deportista, permitiendo un aumento gradual de los índices funcionales mediante el uso de un volumen moderado y continuo de las cargas de entrenamiento. A partir de los 16 años se podría utilizar el modelo de cargas acentuadas, y desde los 17 el de concentradas.
En el contexto del ciclismo, D. Manuel J. Jiménez, seleccionador cadete de la Federación de ciclismo de Castilla la Mancha utiliza el de cargas regulares para 14-15 años de edad, aunque desde los 11 años ya se podría utilizar un modelo de planificación.
En relación a las investigaciones sobre las bondades de la periodización anual y su impacto sobre los deportistas jóvenes, Berdejo et al (2010) describió la composición corporal y cambios en la condición física durante toda una temporada en niños considerados élite en la Comunidad autónoma de Aragón. Un total de siete jugadores de élite de tenis niños y niñas (edad: 10.83 ± 0.39 años) participaron en el estudio. El modelo de periodización seguido fue el de cargas regulares de Matveyev (1977), y la distribución de contenidos de entrenamiento viene reflejada en dicho estudio. Los resultados mostraron como se produjo durante la temporada aumentos en la masa muscular y disminuciones en el tejido graso medido con DXA. Del mes 1 al mes 5 mejoraron en el test de salto de longitud y course navette. Durante el mes 5 al 10 no hubo diferencias significativas en cuanto a condición física.
Arroyo (2010) analizó y comparó los efectos de dos distintas formas de organización de la carga del entrenamiento resistido en la natación, empleando un dispositivo de nado resistido denominado AQUAFORCE en 16 nadadores adolescentes (16,22±2,63 años, 169±10.20 cm, 61,33±9.90 kg) divididos en dos grupos que utilizaron dos metodologías de entrenamiento de fuerza diferentes basado en el nado resistido (estándar y piramidal) durante 6 semanas de entrenamiento. Las variables dependientes fueron carga máxima de arrastre, potencia especifica de nado, fuerza y potencia medido en banco isocinético (Swimm Bench), mejor marca de 50 metros crol y mejor marca en 50 metros estilo principal. Se realizaron tres mediciones: una medición pre-test previa a la aplicación del tratamiento; una segunda medición intermedia que además sirvió de reajuste a las cargas de trabajo de cada participante y posterior a las tres últimas semanas de entrenamiento se realizó la tercera medición post-test.
Los resultados mostraron que una vez identificada la Carga Máxima de Arrastre, el programa de entrenamiento organizado en forma piramidal mejoró de forma significativa (p<0.05) en el desarrollo de la fuerza especifica de nado por encima del entrenamiento realizado en forma de cargas lineales estándar.
En síntesis, podemos afirmar en relación al macrociclo que:
- A partir de los 11 años se aconseja la utilización de organización y selección de cargas de entrenamiento usando modelos de planificación.
- El modelo de planificación más aconsejado es el de cargas regulares o de Matveyev (1977), existiendo evidencias de que en jóvenes es eficaz.
Agradecimientos.
Deseo agradecer la colaboración desinteresada de D. Antonio Oca Gaía (Federación de Natación de Castilla la Mancha) y D. Manuel J Jiménez (Federación de Ciclismo de Castilla la Mancha) en el desarrollo de este capítulo.
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