La gallina ciega a través de las fuentes iconográficas
RESUMEN
El texto que presentamos analiza el juego de la “gallina ciega” y su incidencia socio-cultural, desde sus orígenes, deteniéndonos en el análisis de las fuentes documentales escritas, iconográficas, libros de juegos etc, hasta los juegos que practican nuestros niños y niñas en el patio de recreo o en las clases de Educación Física como un contenido más de la materia que trata de recuperar nuestro pasado histórico-cultural.. También recogemos las múltiples variantes y versiones de este juego. Tratamos de analizar el origen de este juego que, por su carácter y formas, debió surgir en los bailes de salón que practicaran los cortesanos y su conversión en juego popular con alto índice de percepción corporal, dado que el protagonista se desplaza con los ojos vendados buscando a un componente del corro al que debe reconocer con el tacto. Su práctica en las verbenas y fiestas populares por jóvenes y adultos, reflejada en la pintura de la época, lo convierte en una actividad socio-cultural digna de ser considerada en la educación física escolar dentro de los elementos curriculares tales como interdisciplinariedad y multiculturalidad.
Coluccio (1988) revela que la universalidad del juego de la “gallina ciega” está ampliamente reconocida y que sus orígenes se remontan a ritos muy antiguos relacionados con adoraciones prehistóricas. Etienvre (1978) en un estudio de la obra de Rodrigo Caro (s. XVII) señala que el origen de la “gallina ciega” habría que buscarlo en los juegos latinos, denominándose Musca aenea (Mosca de metal). A su vez describe un juego similar al de la “gallina ciega” llamado “Yo soy ciego de Granada”, donde los muchachos suelen jugar imitando ciegos y tirando a dar con un palo a tientas y dicen: “Yo soy ciego y no veo nada, A quien diere no se me da nada” La “gallina ciega” se juega en Francia desde hace unos mil años aproximadamente. Los niños no saben, cuando les vendan los ojos, que este juego se practica porque un caballero muy valiente de Francia llamado Collin Maillard, quedó ciego un día de pelea y sin soltar la espada no quiso que lo curasen, sino que siguió peleando hasta morir. Luego el Rey mandó que en las peleas de juego, que se llamaban torneos, saliera siempre a pelear un caballero con los ojos vendados, para que la gente de Francia no se olvidara del gran arrojo mostrado por este hidalgo. (Fullera, 2004). En la versión española del Gargantúa de Rebelais, traducida del francés antiguo por el Dr. García-Die Miralles, aparece el juego de la “gallina ciega” dentro de una lista de 218 juegos (Rosa y Elhecle, 2001). Elschenbroich (1979) estudia la obra de Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569), y en concreto relata de forma detallada el óleo Juegos infantiles (1560) -Kunsthistorisches Museum de Viena- y entre los 85 juegos representados aparece el de la “gallina ciega”. También queda recogido este juego en la Novela Picaresca Española, así, Úbeda (1605) lo describe de la siguiente manera: “Tras esto le asestó el sombrero sobre los ojos, no tanto por arroparle cuanto por arroparse con la carpeta o sobremesa sin que lo columbrase el labrador, a quien dejaba hecho pita ciega” El juego consistía en vendar los ojos a uno de los jugadores hasta que coge a otro y lo reconoce a base de palparlo y, en ese momento, éste es el vendado. Rosa y Elhecle (2001) hacen mención a Alonso de Ledesma “Juegos de Noche Buena a lo Divino” (1611), donde dicho autor dedica romances y redondillas a Cristo, a Dios, a la Virgen y algunos Santos, basados en juegos con un claro matiz moralizador, en concreto a uno de ellos lo denomina “El Iuego de la Gallina ciega” y que a continuación detallamos: P. ¿Qué venden en la tienda? R. Espadas. ¿ Qué venden en la plaza? R. Escaramojos. P. Con ellos te saquen los ojos si vieres. R. Amén” Covarrubias (1611) narra el juego así: “Tienen los niños un juego que llaman de la gallina ciega, atando a alguno de ellos una venda a los ojos que no pueda ver, y los demás le andan alrededor tocando en el suelo con un çapato, y diziendo; Çapato acá; y suelen darle en las espaldas con él; pero al que él diere palmada con la mano o con el çapato, que trae en ella, entra en su lugar. El juego es muy antiguo…” Lequeux (1984) apunta que disponemos de un documento donde se explica el exacto testimonio del médico de Luis XIII (s. XVII), donde queda recogido día a día la vida del joven monarca e incluye la “gallina ciega” como una de las actividades lúdicas preferidas por éste, participando a la edad de nueve años en este juego con las damas de la corte y la Reina. Pelegrín (1984) hace referencia a varios estudiosos del juego y a las obras, donde aparece el juego de la “gallina ciega”; así nombra a los siguientes autores: Rodrigo Caro “Días geniales o lúdricos” (1626); Naharro “Descripción de los juegos de la infancia” (1818); Muñoz Maldonado”El mentor de la infancia” (1845) y Fernández Villabrille “Juegos y entretenimientos de las niñas” (1864). Pelegrín (1998) detalla y localiza el juego de la gallina ciega en fuentes documentales antiguas (s. XVI-XVIII) y modernas (s. XIXXX). Por último, Torcuato Luca de Tena (1958) en la obra “edad prohibida” narra un divertido juego denominado “las ánimas del purgatorio” o “escondite a oscuras”, que bien podría ser una variante del juego de la “gallinita ciega”.
FUENTES ICONOGRÁFICAS, LIBROS DE JUEGOS Y FOTOGRAFÍA
Fuentes Iconográficas
Olañate (1982) apunta que el juego de la “gallina ciega” aflora en un manuscrito del siglo XIII que se encuentra en el Museo Atger de Montpellier. (Ilustración 1). “Ligan los ojos de algún muchacho con una banda. Éste se vuelve diciendo: ¿Cazaré la mosca de metal? Ellos responden: Cazarás pero no la gozarás. Simultáneamente le dan con los cintos azotes hasta que coge a alguno que se pone en su lugar”.
Ilustración nº 1
Manuscrito del siglo XIII Museo Atger de Montpellier. Pelegrín (1984) describe juegos de la infancia en las llamadas “Aucas” o “Aleluyas”, se trata de un género de literatura popular difundida en el s. XIX y principios del s. XX. No son más que unos pliegos de cordel que se vendían en boticas y pequeños comercios donde acudían los niños para comprar manuales y abecedarios escolares. Según Caro Baroja (1969) dentro del género de las “Aleluyas”, hay una sección estrictamente infantil (cuentos, mitología, juegos etc.). El juego de la “gallina ciega” aparece en diferentes aucas cuyo repertorio consta de escenas en viñetas numeradas.
Ilustración nº 2
Aleluyas. Juegos de la Infancia (Madrid) s. XIX; Sección de Bellas Artes de la Biblioteca Nacional de Madrid. Viñeta 11 (Gallinita ciega).
Ilustración n º 3
Aleluyas. Juegos de la Infancia (Madrid) s. XIX; Sección de Bellas Artes de la Biblioteca Nacional de Madrid. Viñeta 20 (Al cucharón) Kant (1804) Detalla en su obra el juego de pelota, los juegos de habilidad, la gallina ciega y el columpio como actividades adecuadas para la formación y la salud de los niños.Muñoz (1845)”El mentor de la infancia” recoge una ilustración del dibujante Eusebio Zarza del juego de la “gallina ciega”. (Ilustración 4)
Ilustración n º 4
La “gallina ciega” (1845). Dibujo de Eusebio Zarza.
Biblioteca Nacional de Madrid
Kneipp (1893), en su obra expone los siguientes juegos: carreras con los pies descalzos, pelota, bolos, la gallina ciega, las cuatro esquinas, el escondite etc. Lequeux (1984) indica que existen unos grabados en la Biblioteca Nacional de Francia, que constituyen una verdadera enciclopedia de los juegos practicados durante el reinado de Luis XIV en el siglo XVII. En uno de estos grabados aparece el juego de la “gallinita ciega”. Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569), personifica 85 juegos en el óleo Juegos infantiles (1560).-Kunsthistorisches Museum de Viena-. Entre ellos podemos localizar el de la “gallina ciega”. (Ilustración 5). (Detalle Ilustración 6)
Ilustración nº 5
Ilustración nº 6
Pieter Brueghel el Viejo Juegos infantiles (1560) Kunsthistorisches Museum de Viena.
Juego de la “gallina ciega” Detalle Juegos infantiles.
Goya (1788) inmortalizó en el cartón para tapiz la “gallina ciega” aunque tambien recibe el nombre del “cucharón” debido al artilugio (cuchara de madera) empleado por el individuo que se encuentra en el centro del corro. (Ilustración 7). Como expresa Mestre (1973) “Goya es el gran pintor dominical, el pintor del ocio, de los juegos, recreo y ocio. Pintó a nuestro pueblo cuando era dichoso. Cuando vivía como podía, pero que era feliz con este tipo de vida. Cuando salía a las plazas, a las afueras, a tomar el sol jugando y divirtiéndose”.
Ilustración nº 7
La gallinita ciega o cucharón Goya (1788) Museo del Prado (Madrid)
Numerosos autores como Abbruzzese (1967); Wyndham (1970); Garrido (1980); Tomlinson (1993); han disertado sobre la extensa obra pictórica de Francisco de Goya y especialmente sobre el cuadro de la “gallina ciega”. Hemos querido recoger la reflexión que con un matiz filosófico y figurado hace Vallentín (1994) acerca del juego cuando afirma: “Es el rostro atormentado de una época de vida demasiado fácil, un juego pueril de lo demasiado conocido, la afición a lo misterioso para halagar a los sentidos insatisfechos”.
contemporánea en la obra de Ramos (1998). (Ilustración 8).
Ilustración nº 8 Colección privada. Ramos. (1998)
Libros de Juegos Algunos textos de Educación Física y juegos tratan el juego de “la gallina ciega” como actividad lúdica y recreativa. (Ilustración 9, 10,11 y 12)
Ilustración nº 9 González (1987)
Ilustración nº 10 Amorós y cols (1995)
Fotografía El entrenador de la selección colombiana de fútbol en las sesiones de entrenamiento introduce un juego adaptado de la “gallina ciega”, llamado “Bobito o Gallinita”. La actividad consiste en que jugador situado en el centro del corro intenta robar el balón que se pasan sus compañeros que están agarrados de las manos. (Foto 1).
Fotografía nº 1 “Bobito o Gallinita” Diario MARCA 11/06/2004
VARIANTES Y DIFERENTES VERSIONES DEL JUEGO DE LA GALLINA CIEGA
Pelegrín (1992) lo define como un juego infantil en el que se tapan los ojos a un jugador seleccionado. El resto de jugadores lo hacen girar y van cantando alguna canción similar a esta: Coro: Gallinita ciega, que se te ha perdido. Gallina: Una aguja y un dedal. Coro: Da la media vuelta y lo encontrarás. Entonces la “gallina” intenta tocar con la mano, un palo o una cuchara grande de madera a alguno de los jugadores mientras estos intentan zafarse. Cuando uno es tocado pasa a ocupar el lugar de la gallina. En algunas versiones avanzadas del juego hay que identificar por el tacto al jugador atrapado. Lavega y Olaso (2003) recogen varias versiones sobre el juego, entre las que destacamos las siguientes: • “El joc de la sardana.” • “Trampita Yaaltji” (¿Dónde está el sonajero?) (Australia) Santos Hernández (1993) detalla el juego como sigue: Con el pañuelo o con una gorra se cubre los ojos el designado por la suerte, y se coloca en el centro del corro, los demás comienzan a darle con el zurriago en las espaldas. El ciego corre tras ellos, y si logra prender a alguno, se descubre y el preso le sustituye en el cargo. Debido a la gran universalidad de este juego este adopta diferentes nombres dependiendo del lugar geográfico donde se practique, así, en México se le conoce con el nombre de Mona, en Argentina y Uruguay Gallo ciego, en Brasil Cobra cega y en Bolivia Ratoncito (Rosa y Elhecle, 2001). Pelegrín (1998) señala que el juego de la “gallina ciega” acoge diferentes nombres según la zona donde se practique, así, en el área valenciano/catalana se le denomina “Papua” o “gallinèta cega”, en el área gallego/portuguesa “cabra cega” o “pita ciega” y en el área de Vasconia “Buleka” o”Tisú-itsuka”. Gallinèta cega, qui has perdut? Una agulla i i un canut. Busca-la per terra. No la trobe. Arre, bardoll Por último, no se podría entender el juego de la “gallina ciega” sin su lógica aplicación práctica, así pretendemos que dicho juego pueda suponer un estímulo para aquellos educadores y docentes que busquen en su alumnado una educación integral que no arrincone en el recuerdo sus raíces históricas, y a la vez encuentre en estas actividad motórica tradicional, un vehículo de formación creativa, participativa y totalmente saludable. Además, esta actividad lúdica trasciende de su escenario habitual como son las calles de los pueblos y el entorno rural; así consideramos que su aplicación didáctica en la escuela es esencial puesto que supone una serie de excelentes “bondades” o valores educativos.
La “gallina ciega”. Alumnos/as
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