Metodología de enseñanza en salvamento acuático
INTRODUCCIÓN
- El socorrismo
Actualmente, en el ámbito del socorrismo acuático existen muy pocos estudios científicos realizados, y aún menos haciendo referencia a la enseñanza. Este dato podría verse como una ventaja ya que al no haberse investigado prácticamente nada en el pasado, el campo de investigación está abierto a todo. Sin embargo, y desde otro punto de vista, también sería un inconveniente, puesto que el material de apoyo para el desarrollo de futuras investigaciones es escaso.
Por tanto, ya que lo poco que hay escrito sobre socorrismo acuático profesional da respuesta al “qué enseñar” (contenidos teórico-prácticos), al “dónde enseñar” (espacios acuáticos naturales e instalaciones acuáticas) y al “para qué enseñar” (salvar vidas) (Palacios, 2009), se deduce que falta por responder al “cómo enseñar” (Palacios et al., 2010).
El mundo del socorrismo ha evolucionado en gran medida y el número de ahogados en los últimos veinte años ha descendido afortunadamente. Se calculó que en el año 2004 fallecieron en todo el mundo como consecuencia del ahogamiento 388.000 personas, definiendo ahogamiento como “el proceso de experimentar deterioro de la respiración por sumersión/inmersión en un líquido” (Peden et al., 2008).
En Estados Unidos, la United States Lifesaving Association (1981) define la figura del socorrista como un miembro equiparable a la de las fuerzas de seguridad del estado “a causa de su completa dedicación a la seguridad de las comunidades, la mayoría de los socorristas profesionales son pagados tan bien como cualquier otro oficial de seguridad, tales como policías o bomberos”. Ellis y Fick (1991) (citados por González, Palacios, Barcala, & Oleagordia, 2008) afirman que “hoy en día se espera que los socorristas sean profesionales… La sociedad espera del socorrista que sea un profesional en el sentido de que sus deberes sean ejecutados y en el modo en que maneja la situación de emergencia”.
Sin embargo, en España, un país turístico por excelencia, con 8.000 kilómetros de costa, no existe suficiente profesionalización en el campo del socorrismo, sin existir todavía ningún tipo de entidad con la capacidad de otorgar títulos de Socorrismo Profesional. Esto quiere decir que cualquier formación impartida por cualquier institución de carácter oficial tiene validez en todo el territorio español.
- La enseñanza en socorrismo
A razón de lo expuesto anteriormete, son numerosos los cursos y seminarios encaminados a formar socorristas que ni tan siquiera tienen una secuenciación adecuada de contenidos, como pueden ser cursos de socorrismo con una duración de uno o dos fines de semana. Todas las entidades que ofertan estos cursos critican al resto por, según ellos, llevar a cabo métodos inadecuados. Pero, ¿cuál es el método adecuado? ¿Existe dicho método? (Thomson, 2010). Ese es el primer objetivo de esta investigación, encontrar la metodología adecuada para impartir los contenidos en los cursos de socorrismo.
En la Educación Física, una enseñanza se considera eficaz si el alumno alcanza los aprendizajes deseados (Piéron, 1988; Piéron, 1999), entendiendo la enseñanza como “el comportamiento de los profesores durante su trabajo profesional” y el aprendizaje como “el cambio de un comportamiento resultante de una experiencia y no de un desarrollo genético” (Siedentop, 1998). Pero hay que ir más allá. Si se puede ser eficiente, mejor; es decir, reducir también el tiempo. ¿Pero cómo lo logramos? Pues utilizando fundamentalmente el método de enseñanza más adecuado a cada actividad y situación (Pila, 1979). No es lo mismo enseñar socorrismo en instalaciones acuáticas que en espacios acuáticos naturales, y no todas las técnicas poseen las mismas características, por lo que no se tendrá que utilizar el mismo método en todas ellas. Que un grupo de estudiantes tratados con una metodología de enseñanza determinada consiga mejores puntuaciones a través de un determinado test, no quiere decir que esa metodología mejore todos los aprendizajes en ese ámbito, ni por supuesto en todas las condiciones en que se pudieran producir dichos aprendizajes (Sicilia, 2001).
Como posibilidades a la hora de enseñar, podemos observar diferentes estilos de enseñanza, entendidos por Delgado como “el modo o forma que adoptan las relaciones entre los elementos personales del proceso didáctico y que se manifiestan precisamente en el diseño instructivo y a través de la presentación por el profesor de la materia, en la forma de corregir así como en la forma peculiar que tiene cada profesor de organizar la clase y relacionarse con los alumnos.” (citado por Sicilia y Delgado, 2002).
Los estilos de enseñanza podemos dividirlos en estilos directivos y estilos de búsqueda (Mosston y Ashworth, 1993). Los estilos directivos son aquellos en los que al alumno se le concede menos toma de decisiones, siendo procesos mucho menos lentos que los de búsqueda, por lo que teniendo en cuenta la cantidad de contenidos y escaso tiempo del que se disponen en los cursos de socorrismo, se opta por la utilización de estilos directivos (Thomson, 2009).
Por tanto, dejamos un poco a un lado los estilos de búsqueda considerando los directivos como preferentes por las razones explicadas. Con esto no queremos decir que nos olvidemos de ellos puesto que estamos de acuerdo en que la resolución de problemas así como el descubrimiento guiado contienen intrínsecamente un componente motivacional del que carecen los demás (Webster, Mîndrilaa, & Weaver, 2011). Dicho componente es una fuerza tremenda en educación, dificultándose el proceso de enseñanza-aprendizaje en caso de déficits motivacionales (Pila, 1979; Vázquez et al., 2001), ya que es un potente mediador entre la acción de un profesor y los efectos de la enseñanza (Castro, Pieron & González, 2006).
Dentro de los estilos de enseñanza directivos, desechamos la enseñanza recíproca así como la enseñanza individual por contar con errores en la ejecución y ser difíciles de implementar y controlar, yendo en contra de los objetivos del Socorrismo Acuático como puede ser el de “capacitar a los socorristas en el dominio de las técnicas, métodos, protocolos, materiales y pruebas.” (Palacios, 2009).
Quedan, por tanto, la asignación de tareas, utilizada para repasar ejecuciones y el mando directo para el momento de inicio de la enseñanza técnica. Éste nos permite ese ahorro de tiempo en la metodología que necesitamos para llevar a cabo el desarrollo de todos los contenidos (Mosston y Ashworth, 1993).
Este es el punto al que se pretendía llegar desde el inicio, al momento inicial de enseñanza técnica. Dentro del mando directo se puede distinguir entre lo que sería la voz explicativa (el ejercicio se enuncia oralmente) y la voz ejecutiva (demostración del ejercicio) (Pila, 1979).
La demostración merece un tratamiento especial por su importancia en la enseñanza de las habilidades motoras (Fonseca et al., 2008). La demostración produce gran impacto en el observador y tiene implicaciones psicológicas para el alumno, teniendo grandes ventajas (Mosston y Ashworth, 1993) y (Piéron, 1988).
Aún así, hablemos de información verbal o demostración, la información no es algo que pueda improvisarse. La calidad de la comunicación dependerá de la preparación previa del docente, no siendo suficiente con escribir en una hoja de preparación “enseñanza del nado de aproximación crol cabeza fuera” y esperar a que la inspiración nos ayude a salir del paso en el momento del cara a cara frente a los alumnos (Piéron, 1988).
Se deduce entonces que con una buena preparación previa, la demostración es ventajosa respecto a la simple explicación verbal, pero al inicio de este apartado afirmamos que “no todas las técnicas poseen las mismas características, por lo que no se tendrá que utilizar el mismo método en todas ellas”, por lo que habrá que averiguar qué metodología es más beneficiosa en según qué técnica.
MATERIALES Y MÉTODOS
Los resultados y conclusiones de esta investigación se obtendrán a partir del análisis de las tomas de tiempo y contemplación de errores en la realización de seis pruebas que los participantes (sin formación en socorrismo) tendrán que realizar en diferentes metodologías aplicadas.
Mediante la técnica de muestreo no probabilística intencionada, se consiguió una muestra formada por 24 participantes (14 varones; 10 mujeres), de los cuales ninguno de ellos posee formación en socorrismo (no son socorristas, no asistieron a ningún curso, congreso o jornadas relacionadas ni con el socorrismo acuático ni con los primeros auxilios). La mencionada muestra se dividió en tres grupos de ocho participantes.
Como se expuso en la introducción, los estilos de enseñanza que más conviene a la hora de impartir los contenidos prácticos son los directivos, en concreto, el mando directo. También se habló de la importancia didáctica de la demostración, por lo que los estilos a analizar fueron la resolución de problemas, el mando directo con información verbal, el mando directo con información verbal y demostración en seco, y el mando directo con información verbal y demostración en agua, puesto que no tiene sentido impartir unos contenidos tan sólo con demostración, sin ningún tipo de apoyo verbal.
Las técnicas a realizar fueron la colocación de aletas fuera del agua, entrada al agua abierta sin hundirse, nado crol cabeza fuera, control de víctima inconsciente de frente, traslado de víctima inconsciente y extracción de víctima inconsciente por borde bajo. Dichas técnicas formarían una secuencia de actuación completa (Palacios et al., 2010), y deben ser enseñadas en los cursos según se referencia en las Cualificaciones Profesionales de Socorrismo en Instalaciones Acuáticas y Socorrismo en Espacios Acuáticos Naturales. Los posibles errores de cada prueba se adjuntan en la tabla 1.
Tabla 1. Metodología de enseñanza en salvamento acuático
Tabla 2: Esquema de la investigación.
Cada grupo fue sometido a la resolución de problemas (resolver una situación planteada sin ningún tipo de indicación de cómo hacerlo) y a continuación a uno de los tres métodos de enseñanza seleccionados, repitiéndose esta sucesión con cada una de las técnicas como se muestra en la tabla 2.
Tabla 2. Metodología de enseñanza en salvamento acuático
La explicación de cada una de las técnicas fue realizada en todas las ocasiones por uno de los investigadores, socorrista acuático, miembro del Grupo de Investigación en Actividades Acuáticas y Socorrismo de la Universidad de A Coruña, antiguo alumno de la Maestría en Salvamento Acuático (asignatura de la Licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte), colaborador y asistente a diferentes congresos relacionados con las Actividades Acuáticas y el Socorrismo y alumno de la asignatura Actividades Acuáticas Saludables y Socorrismo (asignatura del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte). Por lo tanto, nos estaríamos refiriendo a una persona relacionada y formada en este ámbito. Además, y siguiendo el camino marcado en el soporte teórico, se produjo un proceso meticuloso de revisión bibliográfica y actualización. Todo ello para que la información dada a los participantes fuese clara, concisa y plena.
Todas y cada una de las ejecuciones de los sujetos de la muestra fueron cronometradas y grabadas (algunas de ellas, en función de la técnica, también de forma subacuática) para así poder cumplimentar una planilla de errores previamente diseñada como se muestra en la tabla 3. La cumplimentación de las planillas se realizó con la colaboración de dos sujetos ajenos a la investigación, uno de ellos con formación en socorrismo (socorrista acuático y profesor de cursos de socorrismo acuático y primeros auxilios). Con ellos, se realizaron dos jornadas en la piscina para unificar criterios a la hora de cumplimentar las planillas de errores.
Tabla 3. Metodología de enseñanza en salvamento acuático
RESULTADOS
Tras la explicación verbal, se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la colocación de aletas, nado de aproximación y traslado del accidentado en cuanto a tiempo, y en la entrada y traslado de accidentado en cuanto a número de errores.
Tras la demostración en seco, se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la colocación de aletas, nado de aproximación y traslado del accidentado en cuanto a tiempo, y en la colocación de aletas, traslado y extracción del accidentado en cuanto a número de errores.
Tras la demostración en agua, se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la colocación de aletas y traslado de accidentado en cuanto a tiempo, y en la colocación de aletas, técnica de control, traslado y extracción del accidentado en cuanto a número de errores.
Los datos desvelan también que las diferencias, tanto a nivel de tiempo como de número de errores entre las ejecuciones de las técnicas entre los tres grupos, no se consideran significativas. A raíz de esto, se decidió analizar también las medias grupales de tiempo y número de errores cometidos en cada una de las técnicas,tabla 4.
Tabla 4. Metodología de enseñanza en salvamento acuático
DISCUSIÓN
Tras el análisis de los datos, se corrobora lo que se apuntaba en el marco teórico: no existe un estilo de enseñanza ni una metodología universal (Chatopis & Vagenas, 2011). Por tanto, es de esperar que no en todas las técnicas sea más favorable la utilización de un estilo determinado frente a los demás.
Aún a pesar de no haber encontrado diferencias significativas en la utilización de un estilo u otro, en la extracción por borde bajo, defendemos la idea de que la demostración en agua es más eficaz que cualquiera de los otros dos. Tres participantes de la muestra han alcanzado realizar la técnica sin ningún error, siendo uno de ellos uno de los que no la había finalizado en la fase de resolución de problemas, y dos de ellos el primer y tercer ejecutante más rápido; eficiencia (Palacios, 2009). Además, consideramos que la explicación verbal es el peor estilo puesto que, además de ser el estilo con mayor número de sujetos sin finalizar la prueba, el tiempo de explicación de la misma dobla los tiempos de las demostraciones, siendo el de la demostración en agua el menor.
Volviendo a hacer referencia al tiempo de explicación de cada técnica, la explicación verbal es claramente superior respecto a cualquiera de las demostraciones (Piéron, 1999) en todas las pruebas a excepción de la colocación de aletas y nado de aproximación, considerando estas pruebas como las que más indiferencia muestran al uso de un estilo u otro.
Respecto a la entrada al agua, la única ventaja que vemos de la demostración en agua frente a la demostración en seco, es la percepción de la acción de frenado de los brazos, puesto que les permite interiorizar en mayor medida el momento justo.
La demostración en seco consideramos que puede llegar a ser suficiente a la hora de enseñar el control y el traslado de la víctima. El control puesto que, a pesar de tener ciertas acciones difíciles de visualizar sin demostración, no es necesaria la intervención acuática del profesor ya que sí que es muy sencillo hacer la pertinente simulación en seco. En el traslado, debido a que la frecuencia y amplitud de brazada y patada la va a marcar el propio socorrista en función de sus cualidades y capacidades, por tanto, con mostrar la posición correcta es suficiente. De hecho, el estudio ya muestra que la demostración en seco es la más efectiva.
En definitiva, podríamos relacionar las técnicas a enseñar con los estilos tal y como se muestra en la tabla 5
Tabla 5. Metodología de enseñanza en salvamento acuático
En cuanto a las valoraciones cuantitativas, atribuimos el hecho de no alcanzar grandes diferencias significativas a la división de la secuencia de actuación en un total de seis partes, así como a la única realización de cada técnica. En pruebas en las que el tiempo máximo de realización no es más que quince segundos, es de esperar que la diferencia de tiempo entre estilos de enseñanza en un único intento no sea significativa. Aún así, se han encontrado diferencias, por lo que queda demostrado que el aprendizaje de las técnicas escogidas (impartidas en los Seminarios de Salvamento y Socorrismo), son de rápido aprendizaje.
CONCLUSIONES
Este estudio demuestra la sencillez de aprendizaje de las técnicas de socorrismo que componen una secuencia de actuación completa, estableciendo también qué estilo de enseñanza sería más apropiado usar en función de la técnica a enseñar.
Los participantes, sin formación previa en socorrismo, comenten un alto porcentaje de errores en la fase de resolución de problemas, concretamente un 55’8% de los errores posibles, lo que desencadenaría en una situación real la muerte de la víctima.
El número de errores y tiempo de realización de las técnicas de socorrismo tras su aprendizaje disminuye a medida que el estilo de enseñanza es más preciso en las técnicas de nado de aproximación y control del accidentado.
El aprendizaje de una técnica concreta de una parte de la secuencia de actuación influye positivamente en el aprendizaje de las siguientes técnicas. En el nado de aproximación, un 62’50% de los participantes no cometió el error de perder de vista al accidentado por transferencia positiva de la entrada al agua. Un 95’24% de los participantes mantuvo un correcto agarre del accidentado en la técnica del traslado por transferencia positiva del control del accidentado. Un 90’00% de los participantes que consiguieron finalizar la técnica de extracción del accidentado, mantuvo siempre las vías del accidentado fuera del agua, por transferencia positiva de las técnicas anteriores.
La técnica de extracción del accidentado por borde bajo es la que contempla mayor número de errores, con un 26’56% de los errores posibles a cometer en dicha prueba, y dentro de ésta, el mayor porcentaje de errores es cometido por los componentes del grupo que tan sólo recibía información verbal, 41’17%.
AGRADECIMIENTOS
En primer lugar, agradecer a todos los participantes el habernos cedido parte de su tiempo para poder estar hoy escribiendo estas líneas, puesto que sin todas aquellas personas que de forma desinteresada ceden su ayuda a los investigadores, seríamos incapaces de seguir aumentando el conocimiento.
Por otro lado, a todas aquellas personas que de una u otra forma hicieron posible que la investigación saliese adelante, ya sea con cesión de material, de instalaciones o trabajo diario.
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