Utilidad de la cerveza en la recuperación hídrica, del metabolismo mineral, hormonal e inmunológico de deportistas tras realizar un esfuerzo físico
RESUMEN
El objetivo del estudio fue comprobar si ingerir una cantidad moderada de cerveza tras el ejercicio intenso a 35ºC podía, por su contenido en carbohidratos, agua, minerales, vitaminas, mantener niveles más altos de glucosa plasmática y atenuar las respuestas hormonales de estrés, además de reducir directa e indirectamente las perturbaciones en el sistema inmune y favorecer la rehidratación. 24 varones jóvenes (20 – 30 años), con un VO2max aproximado de 50 ml/kg/min y una velocidad aeróbica máxima (VAM) de 14 Km/h, realizaron en orden aleatorio y separadas por tres semanas, dos evaluaciones compuestas por pruebas en tapiz, diversas baterías de test y una rehidratación con agua una vez y con cerveza y agua otra. Se realizó el análisis descriptivo de la muestra quedando establecidos los criterios de inclusión. Al finalizar el estudio se analizarán los datos de los test en tres momentos (previos a la prueba de tapiz, tras la prueba, tras la rehidratación) para calcular la variación y afectación entre los diferentes parámetros como consecuencia de la prueba en tapiz y de la rehidratación con cerveza y/o agua. La bibliografía actual apunta que la cerveza puede ser idónea para recuperar los diferentes sistemas deteriorados por el ejercicio y la deshidratación.
INTRODUCCIÓN
La ingesta nutricional en deportistas de elite es un factor determinante en su rendimiento deportivo y en su habilidad para afrontar la competición tanto física como psicológicamente (Jonnalagadda y col, 1998; Ziegler y col., 1998a). Además de una correcta ingesta nutricional, es fundamental tener en cuenta una adecuada hidratación para alcanzar un óptimo rendimiento (American Dietetic Association, 1996; Convertino y col., 1996; Jonnalagadda y col., 1998). En los deportistas se producen grandes pérdidas de agua y electrolitos a través del sudor, por lo que es recomendable aumentar la ingesta de líquidos durante el entrenamiento y competición (Jonnalagadda y col., 1998). Es relativamente reciente el interés por el estudio de los efectos que ejerce la deshidratación sobre el rendimiento ( Wagner, 2001) y por la composición óptima de las bebidas más adecuadas durante la práctica deportiva (Burke y Read, 1993; Coombes & Hamilton, 2000). De hecho, no es hasta diciembre de 2000, cuando el Colegio Americano de Medicina Deportiva (ACSM), y la Sociedades Americana y Canadiense de Dietética (ACSD), dan unas pautas sobre hidratación adaptadas al estado actual del conocimiento científico (Wagner, 2001). Conseguir una adecuada rehidratación que reponga las pérdidas hidroelectrolíticas y reinstaure rápida y completamente los depósitos energéticos deplecionados, puede mejorar el rendimiento físico-deportivo y optimizar la velocidad de recuperación post-esfuerzo (Maughan y Shirreffs, 1997; Murray, 1998; Delgado y col., 1999). Para conseguirlo, lo ideal es administrar una bebida que se absorba adecuadamente y consiga restablecer, en el menor tiempo posible, el equilibrio homeostático. El grupo EFFECTS-262 de Granada (Ortega y col., 2004) ha revisado las condiciones patológicas asociadas a esfuerzos de ultra-resistencia (duración superior a 6 horas), observando que la hiponatremia representa en la actualidad el principal trastorno severo en estos esfuerzos. Siendo el principal causante de su aparición la sobrecarga hídrica debida a una excesiva ingesta de agua. Las características que debe tener esta bebida son un contenido en hidratos de carbono de 6-8% (Burke, 2001; González-Gross y col., 2001; Ruiz y col., 2003), un contenido moderado de sodio (50 mmol/l) (Shirreffs y Maughan, 2000) y una pequeña cantidad de potasio (10 mmol/l) (Maughan & Shirreffs, 1997; Marins y col., 2001). Conseguir una óptima hidratación sigue siendo la asignatura pendiente de muchos deportistas (González-Gross y col., 1998; Maughan & Leiper, 1999). El volumen y la frecuencia de la ingesta de la bebida, está influenciada por la temperatura, sabor, aroma y apariencia (Wilmore y col., 1998; Maughan & Leiper, 1999; Burke, 2001), siendo las bebidas frías (7-13ºC) la más consumidas (Shi y col., 2000). La carbonatación de la bebida también influye sobre la respuesta sensorial y la ingesta voluntaria de líquido. En un estudio realizado en adultos voluntarios, la carbonatación al 1.1 Vol. CO2 fue la que obtuvo mejores resultados (Passe y col., 1997). La cerveza, basándose en su composición y propiedades organolépticas (Sendra y Carbonell, 1998), puede constituir un medio idóneo para conseguir una rápida y efectiva rehidratación a la vez que aporta substratos metabólicos que reemplacen las pérdidas ocasionadas por el ejercicio. Por otra parte, son numerosos los estudios que sustentan los efectos beneficiosos del alcohol ingerido en dosis moderadas, definiendo consumo moderado como 1 cerveza (10-12 g etanol/día) y 2 cervezas (20-24 g etanol/día) al día para mujeres y hombres respectivamente (Díaz y col., 2002). Los efectos beneficiosos del consumo moderado de cerveza sobre la salud han sido constatados recientemente por diversos autores, tanto para la cerveza sin alcohol (Bassus y col., 2004), como con alcohol (Denke, 2000; González-Gross y col., 2000). No obstante, son muy escasos los datos de la literatura referidos de manera específica a la cerveza en relación con la práctica de actividad física. Estos estudios ponen de manifiesto que existe consumo de cerveza, en especial entre los deportistas aficionados (Donato y col., 1994; Watten, 1995; O’Brien y col., 2000), pero en ningún caso se han dirigido a estudiar de manera específica el efecto de la cerveza sobre el rendimiento y la recuperación post-esfuerzo y a valorarlo. Por el contrario, sí ha sido motivo de estudio el estado y hábitos nutricionales de los jóvenes españoles en relación a la cerveza (Ortega y col., 1997), concluyendo que los consumidores habituales muestran una ingesta de energía y nutrientes más próxima a la recomendada, tienen una incidencia de sobrepeso/obesidad menor a la de otros grupos, y sus parámetros sanguíneos resultan más favorables. Clásicamente, se han considerado las bebidas alcohólicas como inadecuadas durante y tras la práctica de ejercicio físico, pero ningún estudio se ha dirigido a estudiar de manera práctica el efecto específico de la cerveza. La cerveza no sólo puede no ser perjudicial, sino que incluso, en cantidades razonables, puede ser beneficiosa como favorecedora de una rápida y efectiva rehidratación y como bebida ergogénica. Por lo que apreciamos, que existen importantes coincidencias bioquímicas entre la composición de la cerveza y la bebida ideal para la rehidratación en ejercicio físico propuesta por los especialistas (ACSM y ACSD). Y teniendo en cuenta, que la cerveza es una bebida que se caracteriza por lo agradable que resulta al paladar, su marcado efecto refrescante y su poder mitigador de la sensación de sed (Sendra y Carbonell, 1998), junto con la ausencia de datos al respecto, tras una exhaustiva búsqueda bibliográfica realizada en la base de datos MEDLINE, nos ha motivado a realizar el presente estudio con el objetivo de comprobar si la ingesta de una cantidad moderada de cerveza tras el ejercicio intenso puede, por su contenido en carbohidratos, agua, minerales y vitaminas, mantener niveles más altos de glucosa plasmática y atenuar las respuestas hormonales de estrés además de reducir directa e indirectamente las perturbaciones en el sistema inmune y mejorar la hidratación.
MATERIAL Y MÉTODOS
24 sujetos varones sanos de 20 a 30 años de edad, que realizan habitualmente actividad física, entendiendo por esto que poseen un VO2max de 50 ml/kg/min aproximadamente y que alcanzan una velocidad aeróbica máxima (VAM) mínima de 14 Km/h ambos estimados y calculados en el test de la Universidad de Montreal de 400 metros (Léger Boucher). Además consumen de manera habitual y con moderación cerveza tras la práctica de ejercicio, siguen una dieta mixta, no presentan hábitos tóxicos, ni tienen antecedentes familiares de alcoholismo. Participaron en el estudio previo consentimiento informado y tras la aprobación del comité de ética de la Universidad Competente. El diseño experimental fue cruzado e intrasujeto (cada sujeto es su propio control). El sujeto realizó, en orden aleatorio y separadas por tres semanas de intervalo, 2 evaluaciones compuestas por pruebas en tapiz rodante y diversas baterías de test, entre las cuales el sujeto mantuvo su actividad diaria habitual. El protocolo fue minuciosamente descrito y establecido siendo este bastante extenso debido a que la duración de cada día de evaluación era de 8 horas aproximadamente, cuyo desarrollo completo sería motivo de otro documento. Se evaluaron a dos sujetos por día y de forma simultánea, siendo las condiciones ambientales de 35ºC y baja humedad. Justo al llegar se pesaba al sujeto y se le administraba un desayuno estandarizado con una antelación de dos horas y media a la prueba principal. A continuación, se realizaba una amplia batería de test que se repetiría en tres momentos diferentes durante el proceso de evaluación (antes de la prueba en tapiz, después de la prueba en tapiz, tras la fase de rehidratación). La prueba central se desarrolló en tapiz y constaba de un calentamiento de 5 minutos al 40% de la VAM (calculada con el test de Montreal), 60 minutos de carrera continua al 60% de la VAM y 5 minutos de recuperación al 30% de la VAM. Durante la prueba cada 10 minutos se pasó la escala de percepción subjetiva del esfuerzo (RPE). Al finalizar la prueba en tapiz se sometió al sujeto a toda la batería de test posterior a la prueba. Tras esta segunda batería de test se procedió a la rehidratación del sujeto durante un periodo de dos horas. Durante este periodo el sujeto ingería un día la cantidad de agua necesaria para calmar su sed (ad limitum), y otro día una cantidad moderada (660 ml máximo) de cerveza rubia con una composición estándar y una concentración de alcohol ≤2 junto con la cantidad de agua necesaria para calmar su sed (ad limitum). Se computó la ingesta de líquido consumido y el tiempo que tardó en beberla. Durante este periodo se recolectó la orina para la medición del volumen de líquido excretado y para su posterior análisis. Y además, se realizó el test de alcoholemia. Pasadas las dos horas de rehidratación se vuelvió a someter al sujeto por tercera vez a la batería de test. Todos los análisis estadísticos fueron realizados con el programa SPSS® 12.0 para Windows®. El nivel de significación estadística para todos los análisis se fijó en un valor P < 0.05.
RESULTADOS
Se realizó el análisis descriptivo de la muestra quedando establecidos de esta forma los criterios de inclusión en el estudio. Dichos criterios se establecieron a partir de los parámetros obtenidos en el Test de Pista de la Universidad de Montreal (Legér Boucher). A partir de él se obtuvieron registro de Frecuencia Cardiaca (FC), Frecuencia Cardiaca Máxima (FCmax), Velocidad Aeróbica Máxima (VAM), se estimó VO2max, así como Velocidad de carrera, FC, y consumo de oxígeno en el umbral anaeróbico. Al finalizar el estudio los datos obtenidos de la batería de test pasada en tres momentos del protocolo (antes de la prueba de tapiz, tras la prueba de tapiz, tras la rehidratación) se analizarán para calcular la variación entre los diferentes parámetros y ver la afectación de estos como consecuencia de la prueba en tapiz y como consecuencia de la rehidratación con cerveza y/o agua.
DISCUSIÓN
La cerveza destaca por su bajo contenido alcohólico, su contenido apreciable en aminoácidos, potasio, magnesio, vitaminas del grupo B y antioxidantes (Piendl, 1999; Denke, 2000). Además, hay que destacar que la cerveza contiene alrededor de 5 g de carbohidratos totales por 100 ml (alcanza el 6% de CH recomendado para bebidas deportivas), de los cuales más de la mitad son maltodextrinas de bajo peso molecular (Piendl, 1999), lo que contribuiría a reponer las reservas de glucógeno no solo posesfuerzo, sino también durante el ejercicio. A ello habría que añadir la aceptación que tiene la cerveza como bebida de elección para saciar la sed debido a su palatabilidad, y la temperatura óptima para su consumo, que se encuentra entre 7 y 10ºC. A los sujetos del presente estudio se les realizaran tres extracciones sanguíneas en momentos diferentes obteniendo perfil hematológico y bioquímico completo. El American College of Sport Medicine en su Position stand acerca de alcohol y deporte (ACSM, 1982), afirma que la ingesta moderada de alcohol no va a influir en el funcionamiento fisiológico o metabólico esencial para el rendimiento físico, por ejemplo, sobre el metabolismo energético, consumo máximo de oxígeno (VO2max), frecuencia cardiaca, volumen latido, gasto cardiaco, flujo sanguíneo muscular, diferencia arteriovenosa de oxígeno, o las dinámicas respiratorias. Del mismo modo, numerosos estudios (Juhlin-Dannfelt y col., 1977; Bond y col., 1984) no han conseguido detectar ningún efecto adverso sobre la fuerza, potencia, resistencia muscular localizada, velocidad y rendimiento cardiovascular; si bien, otros autores (Hebbelinck, 1963; Nelson, 1959; Pihkanen, 1957) sí han informado acerca del efecto adverso del alcohol sobre estas cualidades físicas. En este estudio obtendremos dato sobre gasto cardiaco, umbral de sensibilidad periférica, habilidades psico-motrices y psico-cinéticas: precisión, coordinación y percepción óculo-pédica y óculo-manual, equilibrio estático y dinámico, y tiempo de reacción-percepción simple y discriminativo. Según algunos autores (Shirreffs y col., 1997) la ingesta de bebida al 0%, 1% y al 2% de alcohol, presenta una similar evolución de la producción de orina y los sujetos excretan el 77% de la orina durante la hora posterior al periodo de rehidratación. Mientras que en bebidas con una concentración del 4%, el pico máximo de producción de orina se retrasa una hora con respecto al resto, y se mantiene durante las dos horas siguientes, resultando en un mayor volumen total. Ello se correspondía con unos niveles de vasopresina disminuidos, favoreciendo el proceso de diuresis. En nuestro estudio se consumirá agua y cerveza con un nivel moderado/bajo de alcohol (≤2%) post-esfuerzo tras la hipótesis de que facilite una rápida y completa rehidratación. La cerveza tendría un importante papel en la prevención de hiponatremia en este tipo de esfuerzos físicos, por su efecto diurético. Este efecto diurético resulta también de gran interés para personas hipertensas, pues disminuyendo el volumen plasmático por incremento de la excreción urinaria se reduce la tensión en las paredes vasculares. A lo que se sumaría su bajo contenido en sodio (33 mg/L).
CONCLUSIONES
Analizando la bibliografía actual concluimos que pueden existir evidencias fuertes sobre la utilidad de la cerveza como bebida idónea para recuperar los diferentes sistemas deteriorados por el ejercicio y la deshidratación. Siendo los principales beneficios los efectos sobre la recuperación del metabolismo hídrico-mineral, hormonal e inmunológico.
BIBLIOGRAFÍA Y AGRADECIMIENTOS
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