Actividades lúdico-tradicionales en la pintura flamenca de p. Brueguel (s. XVI)
RESUMEN
En la dilatada obra de P. Brueguel, encontramos una gran cantidad de juegos y actividades recreativas de la época, que actualmente, de manera habitual pueden presenciarse en algunos pueblos y ciudades, no sólo en periodos festivos, sino también como medio de esparcimiento, diversión, entretenimiento y ocio. Además, algunas de las escenas plasmadas por el artista son muy frecuentes durante las sesiones de Educación Física. Durante la investigación se pretende estudiar la pintura de Brueguel, examinado su obra y extraer de esta los juegos y deportes populares, autóctonos y tradicionales de la época, e intentar aplicar dichas actividades al ámbito de la Educación Física mediante el recordatorio teórico y vivencial de las actividades lúdico-recreativas vigentes o que son más relevantes, pero sobre todo rescatar del olvido las relegadas o poco trascendentes mediante una implicación investigativa directa por parte del alumnado, comunidad escolar, equipo educativo, padres, vecinos etc. Todo ello sustentado bajo tres pilares básicos: La transversalidad, la interdisciplinariedad y la interculturalidad.
INTRODUCCIÓN
Analizando el origen o nacimiento de los juegos populares-tradicionales hay que anotar que la mayoría de estos nacen de manera espontánea, estando muy ligados a la actividad laboral, bélica, religiosa y cultural de la zona, en ese caso si las instituciones sociales como el sector político, educativo o religioso, consideran oportuno que se trata de un juego formativo e integrador, y que no afecta negativamente a los valores de los individuos que componen el grupo social, darán vía libre para su continuidad. Lavega (1993), apunta que el juego y todo lo relacionado con lo lúdico, se ha visto relegado durante muchos siglos a un segundo plano, ya que estos conceptos han estado asociados a situaciones improductivas, no serias y calificadas como poco importantes o insignificantes. Ante este carácter gratuito y altruista, el hecho de jugar, divertirse, moverse, aprender… es algo intrínseco a la vida del ser humano y es una constante en la vida de cualquier colectivo sociocultural. Actualmente habría que resaltar que los juegos practicados de manera espontánea por los niños es casi nula, debido fundamentalmente a la influencia de los medios de comunicación y la publicidad, que apuestan más por actividades de ficción y poco creativas, como la proliferación de juguetes y juegos electrónicos con un marcado carácter bélico y sexista, en detrimento de los juegos practicados en la calle o en las plazas de nuestros pueblos. Los juegos tradicionales y actividades lúdico-recreativas se transmiten de generación en generación de manera oral, escrita, y a través del arte, como es el caso de la escultura (Discóbolo de Mirón) o la pintura (cartones de Goya y óleos de Brueguel) entre otros artistas (Herrador, 2003). Así, Palth (1998), expresa que la mayoría de los juegos y juguetes han sido representados en pinturas, azulejos y también en sellos postales de diferentes países. En la dilatada historia cultural de la humanidad, los artistas siempre han procurado reflejar en imágenes los movimientos del ser humano, y como afirma el profesor Renson (1989) este legado ha quedado reflejado en: grabados prehistóricos de las cuevas de Altamira y Lascaux entre otras, la escultura y arqueología griega, las miniaturas de manuales ilustrados de la Edad Media, las estampas y cromos de los siglos XVII y XVIII etc. A lo largo de la historia, numerosos artistas han plasmado el devenir de los juegos en sus obras: – De 1510 “El jugador de ajedrez” de Lucas Van Leyden. – “Jugando a las cartas” de Chardin alrededor de 1700. – “Los jugadores de cartas” (1890/92) Cézanne. – “El jugador de cartas” (1913) de Picasso. Incluso la fotografía, el cine, las historietas o comics se han unido a la tarea de transmitir visualmente acontecimientos relacionados con la actividad física y el deporte (Irureta y Aquesolo, 1995). En la actualidad, concurren variadas aportaciones en cuanto a la importancia en nuestra sociedad de los juegos tradicionales, incluso el Consejo de Europa pretende organizar cada dos años un seminario Europeo sobre estas manifestaciones. En 1993 se celebró un Congreso mundial en Berlín sobre los “juegos del mundo y el mundo de los juegos”, centrando la atención en el estudio de los juegos tradicionales (Lavega, 1993). Recientemente se ha celebrado en Bretaña, un encuentro Europeo sobre los deportes autóctonos y, producto del mismo, se ha creado la Asociación de Juegos y Deportes Tradicionales Europeos. Centrándonos en los juegos populares-tradicionales, son muchos los autores de reconocido prestigio que han dedicado una parte importante en su obra a este tipo de actividades, entre ellos destacamos las figuras de Claparède, Schiller, Groos, Huizinga, Piaget y Parlebás. En concreto Parlebas (1986) en su tesis doctoral considera los juegos tradicionales, como juegos deportivos no institucionalizados, y a pesar de que la mayoría disponen de un sistema de reglas muy elaborado, no cuentan con el respaldo o reconocimiento institucional que se merecen. Dicha autor apuesta por este tipo de juegos, demostrando la gran riqueza motriz y cognitiva que nos aportan ya que pueden tener una lógica interna igual o superior a la de los deportes. Son múltiples las manifestaciones artísticas relacionadas con el mundo del juego, así, Goya plasma en sus lienzos actividades lúdicas propias de la época. Por otro lado Hills (1956) dedica parte de su tesis doctoral a un cuadro del pintor Brueguel (1560) “Los juegos de niños”identificando 78 juegos, de los cuales una mayoría deben considerarse como populares o tradicionales, aunque es Menzel (1966) el primero en interpretar el conjunto de la obra relacionando el tipo de juegos que aparecen en el lienzo con la situación política y económica de la época. Según García (1997) el deporte moderno, siendo un fenómeno genuino de nuestra época, hunde sus raíces en las manifestaciones culturales de las sociedades más antiguas. La actividad física, el juego y los deportes, han sido considerados generalmente y hasta tiempos recientes, como unas actividades triviales, casi carentes de valor. No obstante, si se desean comprender las distintas culturas habidas en el mundo, resulta indispensable el estudio de este tipo de actividades excepcionales del comportamiento humano. A parte del célebre óleo de Peter Brueguel el Viejo “Juegos de niños”, el mismo tema es tratado por diferentes pintores como Van Clave, Miguel Ángel House, Francisco y Ramón Bayeu, José del Castillo, González Ruiz y otros, en propiedad del Museo del Prado, en el Museo de Granja, en colecciones particulares, que muestran en sus lienzos el movimiento y la gestualidad tradicional (Pelegrín, 1998).
JUEGOS Y ACTIVIDADES RECREATIVAS PINTADOS POR BRUEGUEL
2.1-INTRODUCCIÓN Intentar recopilar y seleccionar el mayor número de juegos y actividades recreativas que P.Brueguel pintó a lo largo de su vida artística, implica un estudio detallado de su biografía y de su trayectoria artística, así como de los sucesos históricos del momento o época, ya que fueron determinantes en el estilo y manera de reflejar en su obra, el modo que tenía de percibir la sociedad en la que estaba inmerso. Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569), pintor y grabador flamenco plasmó en sus lienzos con todo lujo de detalle los paisajes, escenas religiosas (episodios de la Biblia), personajes de la vida cotidiana campesina etc. A finales de la década de 1550 comenzó una serie de grandes paneles pintados con complejas composiciones que representaban diferentes aspectos de la vida rural flamenca. El primero fue una representación de Proverbios flamencos (1559) Staatliche Museen, Berlín); le siguieron El combate entre carnaval y cuaresma (1559) y Juegos infantiles (1560), estos dos últimos se encuentran en el Kunsthistorisches Museum de Viena. Brueguel representa lo más personal del arte de Flandes. Su viaje a Italia le puso en contacto con el paisaje de los Alpes y con la vida popular, dedicando su a actividad a reproducir la vida cotidiana con matices de ironía y a veces, de desbordada imaginación que lo emparientan con el Bosco, y en otros casos anuncian aspectos de la pintura del XVII (Azcárate y cols, 1979). En los siglos que siguieron a la muerte del pintor, sus cuadros y dibujos cayeron en el olvido porque no correspondían a las reglas estéticas caracterizadas por el culto a los héroes, los santos y los soberanos, así como por el modo de pensar burgués y la contemplación romántico-idealista de la naturaleza. Sólo en el siglo XX, probablemente como consecuencia de las innovaciones artísticas de impresionistas, expresionistas y cubistas, que pusieron en entredicho los hábitos visuales heredados de la tradición, se olvidó prestar atención a su obra. En concreto nos vamos a centrar fundamentalmente en el lienzo donde P.Brueguel reflejó actividades lúdico-recreativas, juegos populares y deportes tradicionales de la época, caracterizándose dicho lienzo por la gran capacidad de observación de la naturaleza humana, el ingenio omnipresente y la vitalidad de los personajes. Según Bobi (1972), Hulin de Loo quiso ver aquí una “enciclopedia de juegos de los muchachos flamencos”. En este óleo sobre tabla, con unas dimensiones de 118 x 161 cm. algunos de los juegos representados son los siguientes: Juegos con muñecas; altares improvisados; máscaras; cabalgar a caballo; tocar tambores; rodar aros; la gallina ciega; lucha de jinetes; pídola; el pañuelo; trompo; yoyo; a las piedrecillas con huesos pequeños; pájaros; pistolas de agua; representación de procesiones; cabalgar en caballito de palo; remover barro y construir con arena; inflar vejigas de cerdo o de buey; hacer cabriolas; juegos de adivinación: pares o nones; lucha de jinetes; carreras de baquetas; marcha de ganso; hacer girar gorras en la punta de un bastón; lanzar tejos; lucha libre; correr por las murallas; canicas; bolos; escondite; zancos; volteos; equilibrio invertido; golpear ollas; equilibrios en barra o baranda; trepa por árbol; lucha con palos; con remolino de viento; olla de la miel; hacer ecos en toneles huecos; equilibrios o cabalgar en barril; nadar; ondear una cinta; churro-media manga-mangotero; lanzamiento de cuchillos; transporte por tríos; el trenecito; equilibrar una escoba etc. En palabras de Elschenbroich (1979) Brueguel no escenifica a los niños como seres juguetones y graciosos, sino que lo grosero y rechoncho de sus proporciones está incluso exagerado mediante su diminuto tamaño, donde los cráneos son redondos ocultando el cuello y las espaldas en parte casi están chepadas o jorobadas.
Brueguel (1560) “Los juegos de niños” Kunsthistorisches Museum de Viena
Elschenbroich, (1979) comenta que llama la atención que se vean pocos juguetes en la escenas, puesto que si el juego precisa de estos instrumentos, en la mayoría de los casos esta función la cumplen los objetos del mundo del trabajo; en este caso encontramos el barril, el aro fabricado a partir de éste, cestas, escobas, barra para amarrar a los caballos, la vejiga de cerdo etc. En cambio los juguetes que se pueden considerar como tales en un sentido fiel, han sido confeccionados por los propios niños, como son: los molinos de viento, el yoyo, las máscaras, los huesecillos para jugar a los dados etc. Tan solo el caballo de palo y las muñecas son juguetes generados por los adultos expresamente para los niños. Según Arpino y cols (1988) Brueguel fue sucesivamente campesino y burgués, católico y libertino, humanista, filósofo, satírico, paisajista, un pintor de género es decir se basaba en un tipo de pintura imbuida en escenas de la vida diaria tratadas desde perspectiva realista. Los temas escogidos son la calle, las tabernas, la vida familiar, excursiones campestres y las fiestas. En pleno siglo XVI no decoró altares, ni iglesias ni palacios, sino que pintó para los amigos y coleccionistas de la época. Estuvo considerado como el pintor de los campesinos cuidando el más pequeño detalle anatómico en las costumbres y en los gestos. En 1604 Van Mander lo define como un pintor sutil y humorístico y comenta que pocos son los cuadros suyos que puedan mirarse sin reír; incluso el más austero de los hombres, al contemplarlos, al menos hará un gesto socarrón o guasón. Brueguel a lo largo de su obra pictórica refleja en sus cuadros una influencia clara del Bosco, donde lo demoníaco medieval y las fuerzas ocultas le alejan del sentido de la realidad humana, esta ambiente supone para Brueguel un problema que afronta mediante el contacto directo con la experiencia, con una marcada ironía o de dolorosa tristeza que le invade. El pintor convive con una realidad social de una violenta y dura política de su país, tiene en cuenta la condición humilde y humana de sus paisanos, mostrándonos los personajes de manera cinematográfica, con la vivacidad rítmica de sus movimientos, las expresiones de sus rostros con un marcado matiz humano. Algo similar ocurrirá en Goya tres siglos más tarde, ya que tanto en los grabados como tapices refleja su disconformidad y sensibilidad con algunos acontecimientos o situaciones socio-políticas de la época, y lo que es más importante participa directamente de la realidad que le rodea y así lo interpreta en la mayoría de sus pinturas, unas veces de manera irónica y satírica y otras de forma reivindicativa y crítica.
CONCLUSIONES
Según Blázquez (1995) las teorías actuales respecto al aprendizaje, tanto desde el punto de vista neurobiológico como psicológico marcan la relevancia que tiene permitir al niño organizar su propia actividad, ofertándole ocasiones y medios. Sus conocimientos deben ser el fruto de sus propias experiencias y no sólo la información aportada por el adulto. Este autor añade que los educadores buscan continuamente un modelo perfecto donde se intenten resolver todos los problemas educativos, es decir ayudar al alumnado a que aprenda cosa empleando todos los recursos que se tengan al alcance. A pesar de que algunos autores como (Pelegrín,1990; Moreno,1992; y Trigo, 1994) experimentan un convencimiento en cuanto a la extinción o desaparición de los juegos, debido entre otras causas a la acelerada revolución tecnológica y a los hábitos de vida en las grandes ciudades. Considero que tras haber estudiado el legado iconográfico que nos dejó Brueguel, llego a la conclusión que no han variado en demasía las actividades recreacionales que se practicaban hace ya quinientos años aproximadamente, ya que actualmente nos tropezarnos con una serie de juegos y deportes tradicionales que siguen practicándose tanto por los adultos como por los niños, y que seguramente los efectuarán las generaciones que están por venir. Ahora bien, como medida provisional, los docentes tenemos un papel fundamental o responsabilidad directa a la hora de inculcar estos juegos a nuestros alumnos bajo una perspectiva lúdica y motivacional y no del rendimiento, incluyéndolos no solo en el bloque de contenidos de Juegos y Deportes durante la clase de Educación Física, sino como una forma de calentamiento, de iniciación al aprendizaje de los deportes reglados, en los recreos y en las fiestas del Colegio o IES (Semana Cultural), donde se vean implicados el resto del equipo educativo bajo un enfoque transversal y multidisciplinar, empleando no sólo los medios y recursos humanos que tengamos a nuestro alcance sino también aprovechándonos de los avances tecnológicos que nos ofrece una sociedad en vanguardia en la que estamos inmersos. Tras la identificación del mayor número de actividades recreativas y juegos plasmados por este pintor, y estrechando una aplicación didáctica real, es conveniente analizar aquellos que podrían incluirse durante la clase de Educación Física con las correspondientes adaptaciones o modificaciones para que puedan ser lo más provechosos posible, por lo que he seleccionado aquellos donde por un lado el riesgo para la integridad física del alumno/a está controlado, y por otro, atendiendo a factores como: la motivación, la coeducación, el empleo de recursos materiales disponibles, el desarrollo lo más completo posible de todas las capacidades físicas y cualidades motrices , centrándome en los temas transversales y bajo un apoyo Interdisciplinar o diligencia directa con las diferentes áreas con conforman el currículo. Es un hecho incuestionable la ausencia de espacios abiertos en nuestras ciudades, sustituidos por aceras y asfalto, que limitan la actividad lúdico-motriz de la sociedad actual. Esta situación influye de manera determinante a que se vaya perdiendo desgraciadamente la transmisión de juegos de una generación a otra, sustituyéndose por una imposición, consecuencia de la influencia poderosa de una sociedad de consumo marcada por claros intereses políticos y económicos.Sería preciso alertar a padres, educadores y a los sectores políticos responsables, sobre la importancia de la práctica de juegos en el hogar, en el colegio y en el barrio o entorno, facilitando y permitiendo el desarrollo de actividades lúdicas enriquecedoras desde un punto de vista motriz, sociológico y psicológico. Las obras de Arte son documentos que nos ayudan a comprender mejor las formas de vida (organización familiar, instrumentos y formas de organización del trabajo, alimentación, vestidos, construcciones, conflictos entre personas, grupos y países) y pensamiento (creencias, modelos físicos o morales) de la sociedad en que se generaron. Esta información directa que nos proporciona la obra de Arte a veces nos permite ir más allá, al extraer más información, y debería facilitarnos a los docentes utilizarla como herramienta pedagógica en la enseñanza desde una visión Interdisciplinar realista. Este documento podría ser el punto de partida para que los docentes, responsables de sectores de la sociedad (Instituciones públicas y privadas), padres etc. reflexionemos y actuemos como impulsores en defensa de nuestras raíces (cultura), nuestro ocio y nuestra salud, potenciando la investigación sobre el origen y las características de los juegos tradicionales, canciones, palabras y dichos que practicaban y empleaban nuestros mayores, ya que suponen parte de nuestro patrimonio, y como tal, un producto del asentamiento de valores culturales y formativos. Como indica Lavega y Rovira (1997) redescubrir y conocer la cultura popular y tradicional, no es un sentimiento romántico de recuerdo nostálgico del pasado, es una necesidad que se torna urgente en un presente a veces alienador. No es que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero debemos ofertar a las generaciones futuras para que ellas mismas valoren y juzguen el peso de su cultura, y esto sólo se consigue a partir del conocimiento de la misma. Para concluir quisiéramos reflexionar sobre la frase de Saporscchez (1971), quien indica que la esencia del juego no podría ser entendida si no es, bajo el prisma de la sociedad y no desde el punto de vista de la Biología, ya que lo lúdico representa la forma específica de la apropiación de experiencias histórico-sociales. Esta afirmación viene a reivindicar por nuestra parte que sería preciso ahondar en temas que abarquen aspectos sociales y antropológicos con respecto a lo que rodea al juego, apartándonos en la medida de lo posible de conceptos exclusivamente mecanicistas y fisiológicos basados en el rendimiento, lo agonístico y lo competitivo, y centrándonos en los comportamientos humanos desde un punto de vista afectivo y actitudinal. En todas las actividades lúdicas analizadas, comprobamos la supervivencia, cronológicamente increíble, de los juegos tradicionales hasta nuestros días. De este modo si en el análisis de estos observamos un estancamiento en su devenir, podemos preguntarnos: ¿han llegado estos a su punto más álgido? Si la respuesta es afirmativa cabe pensar que en los próximos siglos, al igual que ha ido ocurriendo en los anteriores, los niños y niñas del mundo seguirán divirtiéndose con la gallinita ciega, el escondite, etc. Pero por otro lado, no es difícil percibir que la idiosincrasia de la infancia actual dista bastante de la de los niños y niñas de antaño. Hoy en día es poco habitual encontrar calles en las que los más pequeños se diviertan jugando a la antigua usanza. Entonces, ¿por qué se ha producido este cambio?. Por un lado encontramos la sobreprotección que padres y madres ejercen sobre sus vástagos, quienes, a su vez, pueden justificar esta excesiva cobertura en las inadecuadas infraestructuras de las ciudades modernas, que invitan poco a la creación de una conciencia de seguridad como la que podían disfrutar nuestros mayores. Además, por supuesto, de la alarmante disminución del número de niños y niñas en los países más avanzados, que impide la creación de grupos o pandillas con componentes suficientes para que los juegos populares y tradicionales pudieran llevarse a cabo de forma interesante y motivante. Esto nos conduce a una última pregunta ¿a qué jugarán los niños del futuro?.
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