Análisis de los procesos ofensivos que llevan al gol en el fútbol en la liga española durante la temporada 04/05.
RESUMEN
El trabajo presenta un estudio observacional indirecto mediante el que se analizan los goles conseguidos durante 10 jornadas en las ligas de Primera y Segunda división españolas, en la temporada 04/05 (un total de 210 partidos). Se desgranan los modelos tácticos generales ofensivos (tipos de ataque) que resultan más eficaces en los goles en juego, además de incluir los procedimientos empleados en los goles conseguidos a balón parado. Los resultados permiten concluir la importancia de las acciones a balón parado, tanto en ataque (para aprovechar su potencial como factor desequilibrante en el marcador), como en defensa (para neutralizar en mayor medida el riesgo potencial), además de las acciones que constituyen la transición defensa-ataque (ataque rápido o contraataque), ya que supone el aprovechamiento de la desorganización defensiva del rival. El ataque directo, como progresión simplificada hacia zona de finalización, y el ataque combinativo suponen otra forma de desequilibrio ofensivo. Todo ello permite una buena fuente de información para modelizar el entrenamiento táctico en el fútbol.
INTRODUCCIÓN.
En los deportes colectivos, el proceso de indagación de la realidad se centra fundamentalmente en el análisis del modelo competitivo. La competición es la fuente de información más privilegiada, y su análisis desde el punto de vista táctico se realiza a través del método observacional (Dufour, 1993; Gerisch y Reichelt, 1993). El análisis de la competición tiene importancia para los investigadores y entrenadores: ambos están interesados en percibir el tipo de acciones que se asocian a la eficacia de los equipos: – el investigador, con la intención de aumentar los conocimientos acerca del contenido del juego, determinando los factores de rendimiento. – el entrenador, con el objetivo de modelizar las situaciones de entrenamiento en la búsqueda de la eficacia competitiva, determinando los aspectos críticos del juego, y proponiendo tareas de entrenamiento para intervenir y optimizar los comportamientos del equipo. Uno de los objetivos del análisis del juego es contribuir a la diferenciación entre las opiniones y los hechos. Todavía, y aunque el análisis del juego puede proporcionar información importante, permanece una cierta resistencia a su utilización, basada en la visión tradicional de que los entrenadores experimentados pueden observar un partido sin ningún sistema de apoyo a la observación y que retienen con precisión los elementos críticos del juego (Franks y McGarry, 1996). Evidentemente, la complejidad del fenómeno de estudio, la propia acción de juego, supone un acontecimiento hipercomplejo como para ser abordado mediante acercamientos simplistas (Lago y Martin Acero, 2005). En la medida en que las competiciones son la fuente privilegiada de información útil para el entrenamiento, es a partir de la observación del como se aprende lo que se debe entrenar para orientar el proceso de entrenamiento y conseguir la meta alcanzada (Grosgeorge, 1990; Smith y cols, 1996; Alvaro, 2005). Se asume como norma tautológica que conforme se quiera jugar así se debe entrenar, lo que sugiere una relación de reciprocidad e interdependencia entre entrenamiento y competición. En el juego, han de expresarse aquellas conductas modelizadas durante el proceso de entrenamiento. Entonces el análisis del juego pasa a ser un elemento crucial, orientador por un lado y reafirmador por otro. La observación y análisis del juego se circunscriben entonces como una necesidad cotidiana, como una habilidad procedimental básica en el ejercicio profesional, siendo, además, susceptible de mejora a través del entrenamiento del observador (Franks y Miller, 1991). Junto a ella, la capacidad para diseñar y proponer estímulos de entrenamiento adecuados (a través de ejercicios y tareas de entrenamiento). En el fútbol, determinar los procedimientos que llevan al gol, y por tanto al desequilibrio en el marcador, supone encontrar alguna de las claves del juego, ya que permite localizar las formas de ataque más eficaces, y, recíprocamente, ofrecer pautas de cara a una mejor organización defensiva. Ambos aspectos constituyen una importante base para el entrenamiento táctico de los equipos. Un aspecto decisivo a debatir es el uso de tareas de entrenamiento táctico en consonancia con lo que solicita el juego, la competición. Es común el predominio de tareas encaminadas hacia el modelo de ataque combinativo y la defensa organizada, dejando muchas veces de lado otras facetas como el ataque o la defensa en las fases de transición y en las acciones a balón 3 parado, que, paradójicamente, son los momentos en los que se genera mayor desequilibrio entre los equipos.
MATERIAL Y MÉTODOS
El abordaje de estudio de los fenómenos tácticos en los juegos deportivos colectivos se circunscribe fundamentalmente al uso de la metodología observacional (Hernández, 2001; Nevill y cols 2002; Anguera, 2004). En este estudio se presenta un procedimiento para facilitar el análisis de las acciones que terminan en gol en el fútbol. – Muestra: Se seleccionaron mediante un muestreo no probabilístico intencional diez jornadas de la liga española en primera (las diez últimas, de la 29ª a 38ª) y segunda (entre la 29ª y la 39ª, ambas inclusive y exceptuando la 30ª). Se trata de un 26.32% de la competición de la máxima categoría y de un 23.81% de la división inferior. Se analizaron los goles conseguidos por todos los equipos, para un total de 466 goles. – Instrumentos: Se diseñó un instrumento de observación ad hoc, siguiendo el modelo de formato de campo, para consignar los aspectos procedimientales que llevan al gol. Se registraron y se categorizaron los goles conseguidos en juego y a balón parado, consignando las zonas de remate de las acciones de gol (fig. 1)
Fig. 1: Subdivisión de las zonas de finalización y las zonas de la portería (para los goles de penalty)
La tipología de acciones, que sigue los criterios de exhaustividad (las categorías deben dar cabida a toda la variedad de acciones posibles), y mutua exclusividad (de forma que una misma acción no puede estar contenida en dos categorías al mismo tiempo) (Anguera, 1991), muestra los diferentes modelos tácticos ofensivos (tipos de ataque), obteniendo como resultado la tipología resumida en la figura 2.
Fig. 2: Categorización de las acciones de gol.
– Procedimiento: Se realizó una observación sistemática e indirecta de los eventos (goles conseguidos) tras su grabación en vídeo, a partir de las imágenes ofrecidas por televisión en programas de resúmenes de la jornada, codificando los diferentes aspectos contenidos en el formato de campo. Debido a la imposibilidad de analizar adecuadamente algunos eventos, se descartaron 13 goles. Como procedimiento para reafirmar la calidad del dato se repitió la observación y codificación de los eventos, logrando un grado de acuerdo prácticamente del 100%. – Análisis de datos: Se generaron los resúmenes de casos de todas las observaciones y se realizó un estudio descriptivo de los datos mediante
RESULTADOS
En el total de partidos registrados (210, de los cuales 100 corresponden a 1ª división y 110 a 2ª división), se marcaron 513 goles (2.44 goles por partido), 264 en primera división (2.64 goles por partido) y 249 en segunda (2.26 goles por partido). Del conjunto de goles analizados (recordemos que 13 fueron descartados), 328 (65.6%) fueron conseguidos en acciones de juego mediante diferentes tipos de ataque, y 167 a balón parado (33.4%). 5 (1%) se originaron de errores claves del rival (tabla 1).
Tabla 1.- Goles conseguidos en accion de juego y a balón parado en primera y segunda división.
Con respecto a los tipos de ataque que originan los goles se observa un predominio de goles conseguidos con ataques relativamente simplificados (ataque directo o contraataque), esto es, acciones ofensivas rápidas, de menos de 3-4 pases. También hay un porcentaje importante de goles conseguidos mediante juego combinativo. En segunda división, porcentualmente, se observa mayor presencia de goles conseguidos a través del juego directo (tabla 2).
Tabla 2.- Distribución de los goles marcados en juego.
En cuanto a las acciones a balón parado, se consiguen un buen número de goles de penalti, de corner y de faltas indirectas, y en menor medida de faltas directas. Otras acciones aparentemente de bajo potencial, como saques de banda también pueden serorigen de acciones de gol. Porcentualmente, en primera división se consigue un mayor número de goles, lo que muestra un mejor aprovechamiento (tabla 3).
Tabla 3.- Distribución de los goles conseguidos a balón parado.
Un aspecto destacable a analizar en los lanzamientos de penalty lo constituye la zona de la portería y la lateralidad del jugador. Parece existir un predominio de lanzamientos al lado contralateral de la lateralidad del lanzador (Figs. 3a y 3b)
Fig. 3a: Distribución de los goles en lanzamiento de penalty en 1ªdivisión. Lateralidad del lanzador: * Diestro * Zurdo
Fig. 3b: Distribución de los goles en lanzamiento de penalty en 2ªdivisión. Lateralidad del lanzador: * Diestro * Zurdo
DISCUSION
En este estudio se corrobora la tendencia táctica del fútbol moderno, en el que predominan los fuertes ajustes defensivos, lo que hace que la media de goles por partido sea baja (2,26 en segunda división, y 2,61 en primera), situándose en la línea de otras ligas y competiciones oficiales, como la liga 97-98, 98-99, el mundial de Usa 94, Francia 98, etc., en los que la media de goles fue de 2,6 por partido (Castellano y Zubillaga, 1995; Gómez, 1999, 2000; Mombaerts, 2000; López, 2001; Alvaro, 2005). Un estudio profundo de cómo se consiguen los goles, y por tanto el desequilibrio en el juego lleva a las siguientes conclusiones: – entre el 30-40 % de los goles se consiguen a balón parado. A pesar de que la mayoría de los goles se consiguen en fases dinámicas del juego, en los últimos años ha aumentado la importancia del aprovechamiento de las acciones a balón parado, ya que los distintos autores han observado que se consiguen un importante número de goles (Garganta, 1997; Franks, 1997; Hughes, 1990; Romero, Utrilla y Morcillo, 1997; Mombaerts, 2000; Grehaigne, 2001). En el presente estudio dicho porcentaje se sitúa en un 33.4% de los goles. – el 50% de los goles en acción de juego corresponden a las fases de transición (ataques rápidos y contraataques), imposibilitando la organización de la acción colectiva del equipo, con lo que se debe hacer especial hincapié en la defensa circunstancial o defensa en inferioridad. Theodurescu (1984) ya avanzaba que la evolución táctica podría resumirse en base a una serie de conclusiones, entre las que destacaba la importancia de las situaciones de transición, cara al ataque (contraataque), y cara a la defensa (balance defensivo), ya que las acciones entre 2-3 jugadores, ejecutadas a gran velocidad son la base de las acciones ofensivas que acaban en gol. Igualmente, Mombaerts (2000), concluye que la duración de la fase ofensiva se caracteriza por su brevedad, ya que la mayoría de los goles se consiguen en menos de 15 segundos (las secuencias de pases reducidas resultan más eficaces: entre 1-4 pases se consiguen el 75% de los goles en juego). Grehaigne (2001) constata también la importancia de este aspecto, ya que los ataques rápidos constituyen las acciones de ataque más peligrosas: las jugadas que acaban en gol no sobrepasan los 3-4 toques (antes, ya Bate, 1988, en Garganta, 1997, había observado que la probabilidad de marcar disminuye de manera espectacular sea cual sea la zona de entrada del balón si la acción ofensiva supera los 5 pases, ya que daría suficiente tiempo a una reorganización defensiva eficaz). Garganta (1997) muestra que la resolución de la acción ofensiva se caracteriza por una corta duración (menos de 10 segundos) y una secuencia corta de pases (5 o menos pases). Muchos otros autores (Romero Utrilla y Morcillo, 1997; Castelo, 1999) concluyen en líneas similares.
CONCLUSIONES.
Este trabajo permite reafirmar la importancia de desarrollar estrategias observacionales centradas en el análisis del juego, como medio para obtener las claves tácticas del juego, acercándose así hacia una táctica de éxito (Hughes, 1990).El análisis de las acciones ofensivas deja de manifiesto la imperiosa necesidad de dotar a los equipos de unas pautas de organización del juego y funcionamiento en las acciones a balón parado en ataque y defensa, y en las fases de transición: recuperando rapidamente el equilibrio defensivo, y aprovechando al máximo la desorganización del rival para realizar el contraataque, reforzando con ello el trabajo del modelo táctico general ofensivo (combinativo o directo) y defensivo (defensa organizada presionante o de contención) .
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