Consumo de tabaco y práctica física de la población adulta
RESUMEN
El presente trabajo trata de dar conocimiento de la posible relación que puede existir entre el consumo de tabaco con las diferentes variables sociodemográficas (sexo, edad y nivel de estudios), así como la posible influencia que puede ejercer la práctica de actividad física en la creación de unos hábitos de vida saludables. Se evaluaron en 3329 sujetos mayores de 15 años el consumo de tabaco y la cantidad de actividad física realizada durante el tiempo libre. Se realizó un análisis descriptivo e inferencial, con una prueba de estadístico ÷2 (Chi-cuadrado de Pearson) para estimar las diferencias significativas entre los diferentes grupos. Los resultados muestran que los sujetos estudiados presentan un consumo habitual de tabaco elevado aunque ligeramente mas bajo que la media nacional. El nivel de práctica de actividad físico-deportiva no parece guardar una relación significativa con el consumo de tabaco.
INTRODUCCIÓN.
El consumo de tabaco habitual tiene su origen en edades tempranas; durante la adolescencia se desarrollan gran parte de conductas, en las que tienen influencia el colectivo de amigos y otros pares significativos, como profesores, padres y hermanos, y que van a conformar los hábitos de vida de la etapa posterior, por lo que puede decirse que, como ya hemos comentado con otros aspectos del estilo de vida a lo largo de los diferentes trabajos desarrollados, en la población adulta el consumo de tabaco puede tener su origen en edades tempranas (Balaguer, Pastor & Moreno, 1999; Nuviala, Ruiz & García, 2003), siendo una de las sustancias nocivas más consumidas por la población total y especialmente por adultos jóvenes (Plan Nacional sobre Drogas, 2008). En nuestro país el consumo habitual de tabaco es uno de los factores de riesgo del estilo de vida más preocupantes, girando en torno a un 37% la prevalencia de fumadores habituales (Ramos, 2003). El tabaquismo desde la etapa de adulto joven y mantenido durante la edad adulta posterior es uno de los factores de riesgo cardiovascular más importantes en la población general (Irwin, 2004; Riala, Hakko, Isohanni, Järvelín & Räsänen, 2004), y además hay que tener en cuenta que existe asociación entre este hábito y otro hábito ya descrito como factor de riesgo cardiovascular a lo largo de este libro, como es la inactividad física (Paavola, Vartiainen & Haukkala, 2004). Los determinantes del consumo habitual de tabaco no están demasiado claros, a pesar de ser uno de los hábitos nocivos para la salud más estudiados (Ma, Shive, Tan, Thomas & Man, 2004; Robinson, Berlin & Moolchan, 2004; Spruijt-Metz, Gallaher, Unger & Anderson-Johnson, 2004). Los factores relacionados en mayor medida con el no consumo de dicha sustancia son una buena percepción de la percepción de salud, bienestar psíquico y físico y un entorno afectivo próximo en el que se primen conductas de salud adecuadas (Rodrigo et al., 2004). Entre las estrategias de prevención, encontramos que la actividad física y deportiva durante el tiempo de ocio puede suponer un estímulo para el no consumo de tabaco (Martínez & Robles, 2001). Una actitud favorable hacia la práctica deportiva, expresada en términos de motivación hacia la actividad física y sentimiento de competencia deportiva, ejerce una influencia indirecta y positiva sobre otras conductas de salud (Pastor, Balaguer & García-Merita, 2006). En nuestro país ha sido constatado que la práctica de actividad físico-deportiva reglada se asocia con una menor prevalencia de tabaquismo (Nerín et al., 2004), manteniendo una relación inversamente proporcional entre el consumo habitual de tabaco y la práctica deportiva (Tercedor et al, 2007). El objetivo del presente trabajo es conocer la posible relación que puede existir entre el consumo de tabaco con las diferentes variables sociodemográficas, así como la posible influencia que puede ejercer la práctica de actividad física en la creación de unos hábitos de vida saludables.
Metodología
Participantes y procedimiento
Se presenta un estudio de carácter transversal el cual se ha llevado a cabo, entre los meses de febrero y mayo de 2006, en las provincias de Almería, Granada y Murcia escogiéndose, en cada provincia, a todos los habitantes mayores de 15 años. Los datos de esta investigación fueron facilitados por el INE (Instituto Nacional de Estadística). Para asegurar que la muestra era representativa de las tres provincias (error ±3%, intervalo de confianza 95,5%), se empleó un diseño de muestreo polietápico estratificado por afijación proporcional y por conglomerados. Se tuvo en cuenta, el tamaño de la población (más de 50.000 habitantes, de 20.001 a 50.000 habitantes, de 10.001 a 20.000 habitantes, de 5.001 a 10.000 habitantes, de 2.001 a 5.000 habitantes y menos de 2.001 habitantes). Igualmente, se nos proporcionó la distribución de la población por sexo (varones y mujeres) y edad (grupos quinquenales) en cada municipio. A partir de estos datos, extrajimos la población censada en cada una de las tres provincias, según censo del año 2006 (anexo 2pg), obteniendo así el total de ciudadanos mayores de 15 años, lo que nos permitió organizarla atendiendo a estos parámetros (tabla 1). Los sujetos eran libres de declinar su participación en el estudio.
Tabla 1. Población y muestra obtenida de los mayores de 15 años en las provincias de Almería, Granada y Murcia.
Instrumento: variables utilizadas.
Dadas las características propias de la investigación, para la obtención de los datos se empleó una de las técnicas sociológicas más usadas y apropiadas en estos casos, la técnica de encuesta, que nos permite extrapolar los resultados al total de la población. La recogida de los datos se efectuó por medio de un cuestionario denominado “Hábitos físico- deportivos y estilos de vida”, al que se le han pasado las correspondientes pruebas de validez de contenido y de constructo y dónde las cuestiones relativas a la actividad física realizada en su tiempo libre se validaron anteriormente. Para la elaboración de este trabajo, se han seleccionado las preguntas 49 y 51 del cuestionario (Pérez-Milena et al., 2007). En la primera de ellas se les solicitaba a los alumnos que indicaran la frecuencia con la que consumen tabaco, teniendo cinco opciones de respuesta: “habitual”, “ocasional”, “sólo fines de semana”, “lo he dejado” y “nunca”. La segunda pregunta debían contestarla lo fumadores debiendo indicar cuántos cigarrillos fuman al día de promedio. Para realizar este trabajo hemos agrupado el consumo en categorías de cinco cigarrillos: “entre 1-5”, “entre 6-10”, “entre 11-15”, “entre 15-20” y “más de 20”. Para cada uno de estos aspectos, realizamos las comparaciones siguientes según:
- El sexo.
- Los grupos de edad: 15 a 29 años, 30 a 44 años, 45 a 59 años y más de 60 años.
- El nivel de estudios: sin estudios, primarios, secundarios y universitarios.
- La implicación o no en actividad física de tiempo libre: práctica regular, abandono y nunca haber practicado.
- El índice global actividad física: diferenciando, por una parte, los que realizan una ligera o insuficiente actividad, los que la llevan a cabo de forma moderada y los que muestran una actividad intensa o vigorosa.
Resultados.
Frecuencia y unidades de consumo.
Las tres provincias presentan comportamientos bastantes similares con respecto al consumo de tabaco, auque se observan algunas diferencias porcentuales, podríamos hablar de una cierta generalización de los resultados (figura 1). Los porcentajes de aquellos que dicen no fumar y que lo han dejado oscilan entre al 60% de los almerienses y el 68% entre los granadinos, situación esta, a priori, bastante preocupante por los efectos negativos que genera en su salud por lo que habría que recurrir al número de cigarrillos fumados para concretar este aspecto. El consumo de tabaco de manera ocasional y sólo en fines de semana está sobre el 5% en las tres provincias, situación esta ciertamente preocupante por la posible adicción hacia un consumo habitual que estos grupos presentan. Dónde si observamos datos sumamente preocupantes, por la incidencia en la salud de los sujetos, es en el consumo habitual. Casi un tercio de los almerienses indican fumar de manera habitual, mientras que los granadinos y murcianos lo hacen algo más de un cuarto de la población.
Figura 1. Conducta hacia el consumo de tabaco en las tres provincias.
Centrándonos solamente en los fumadores, vemos como es en Murcia donde se muestran los mayores porcentajes de sujetos que dicen fumar entre 1-10 cigarrillos al día, alrededor de un 51%, frente al entre un 40% en Almería y a un 48% en Granada. Datos estos que vienen a corroborar que es en estas provincias dónde se presentan los mayores riesgos para la salud por el consumo de tabaco. Efectivamente, en las provincias de Almería y Granada, el 44% y el 42% respectivamente, presentan un consumo superior a los 15 cigarrillos diarios, frente al 37% en Murcia. Por lo tanto, podemos decir que es en Murcia donde se consume menos en comparación con las otras dos provincias objeto de estudio (figura 2).
Figura 2. Número de cigarrillos consumidos diariamente en las tres provincias.
Frecuencia y unidades de consumo según el sexo.
Es claramente observable un aumento lineal, en las tres provincias, del porcentaje de mujeres (menos en los varones) que no consumen tabaco conforme va aumentando la edad del sujeto, pero son las mujeres las que se alejen de este consumo nocivo para la salud más que los hombres (figura 3), siendo esta una situación generalizable a las tres provincias. Concretamente, hasta los 30-44 años, entorno al 60% de las mujeres no consume nunca tabaco o lo han dejado, porcentaje que va en aumento, cada vez más exageradamente según se incrementa la edad, hasta llegar a casi al 100% de mujeres que no fuman nunca a la edad de más de 60 años. Mientras que en los varones se aprecia la misma situación pero con diferencias inferiores a las veinte unidades porcentuales. Por lo tanto, podemos decir que son las mujeres las que en mayor porcentaje aseguran ser exfumadoras o no consumir nunca tabaco y que es a partir de los 45 años cuando mayores diferencias se encuentran entre sexos.
Figura 3. Evolución del consumo de tabaco, según el sexo, de la categoría de quienes dicen no consumir nunca, en la provincia de Granada.
Respecto al consumo habitual, podemos observar un descenso lineal, en las tres provincias, del porcentaje de sujetos que afirman consumir cigarrillos de manera habitual, sobre todo a partir de los 44 años, tanto en varones como en mujeres.
En cuanto a las diferencias entre sexos, podemos decir que a la edad de 15-29 años no encontramos diferencias significativas, excepto en Murcia donde los varones estarían un 7% por encima de las mujeres en cuanto al consumo habitual. Las diferencias comienzan a ser visibles a partir de los 30 años en que los varones se manifiestan más consumidores que las mujeres, existiendo entre ellos unas diferencias que oscilan entre el 10% y el 15% en todas las provincias en cada grupo de edad (figura 4).
Figura 4. Evolución del consumo de tabaco, según el sexo, de la categoría de quienes dicen consumir habitualmente, en la provincia de Almería.
En el análisis realizado de los cigarrillos consumidos diariamente por edad y por sexo, no encontramos diferencias porcentuales que puedan ser generalizables a las tres provincias en el consumo de 1-5 cigarrillos en cuanto a la edad. Pero si se aprecia, en las tres provincias, que son las mujeres las que mayores porcentajes presentan en todas las edades. En cuanto al consumo de más de 15 cigarrillos diarios, podemos observar diferencias perceptibles, en cuanto a la edad y el sexo, bastante similar en las tres provincias. Existe un aumento progresivo desde los 15 años hasta los 59, tanto en los varones como en las mujeres, que afirman fumar más de 15 cigarrillos diarios. Concretamente, se pasa, en varones, de valores entorno al 30% hasta el 60%-70%, y en las mujeres de valores medios del 25% en el grupo de edad de 15-29 años a valores próximos al 40% en el grupo de los 45-59 años (figura 5). A partir de los 60 años, ambos sexos consumen menor cantidad de cigarrillos, pero son siguen siendo fumando más los varones que las mujeres, exceptuando la provincia de Murcia donde a esta edad se invierten los papeles y las mujeres consumen casi un 10% más que los varones.
Figura 5. Evolución del número de unidades consumidas por los fumadores (más de 15 cigarrillos diarios), según el sexo, en la provincia de Granada.
Frecuencia y unidades de consumo según el nivel de estudios.
Se puede observar una correlación entre la frecuencia de consumo de tabaco y el nivel de estudios, en las tres provincias (p<.000) y además con resultados bastantes similares, por lo que podemos hablar de una generalización de los resultados. Aquellos sujetos que no tienen estudios, en las tres provincias, son los que en mayor porcentaje aseguran no consumir tabaco, con porcentajes que oscilan entorno al 80%, apreciándose un descenso paulatino a medida que aumenta el nivel estudios, con la salvedad de aquellos que poseen estudios universitarios que presentan valores porcentuales medios cercanos al 70% (figura 6). En cuanto al consumo ocasional o de fines de semana, podemos observar como los porcentajes no superan el 10%, existiendo escasas diferencias entre los distintos niveles de estudios, situación que se produce en las tres provincias. Por el contrario, entre los fumadores habituales, es apreciable como a medida que el nivel de estudios es mayor también se ve incrementado el consumo habitual de tabaco, observándose un ligero descenso de porcentaje en los universitarios que vienen a romper con esta tendencia en las tres provincias.
Figura 6. Comparación de la frecuencia de consumo, según el nivel de estudios, en la provincia de Granada.
El número de cigarrillos que consumen semanalmente los fumadores no guarda relación con los niveles de estudios ya que no se han encontrado diferencias estadísticamente significativas entre estas variables.
Frecuencia y unidades de consumo según los comportamientos hacia la práctica física.
El análisis de resultados ha manifestado que existe una correlación (p<.000) entre la frecuencia de consumo de tabaco y la realización o no de actividad física durante el tiempo libre, que puede generalizarse a las tres provincias por la similitud de los resultados obtenidos. Son aquellos sujetos que nunca han realizado práctica física los que en mayor medida afirman nunca haber fumado o ser exfumador, con porcentajes entorno al 70% en las tres provincias. Los que presentan menores porcentajes de no fumadores son aquellos que aseguran haber abandonado la práctica de tiempo libre alcanzando cifras del 50% en Almería y del 60% en Granada y Murcia (figura 7). Por el contrario, en el consumo habitual encontramos que son aquellos sujetos que en algún momento de su vida practicaron actividad física pero ahora no la realizan, los que reflejan los mayores valores (35%-40%), observándose una diferencia entorno al 10% con respecto a los practicantes.
Figura 7. Comparación de la frecuencia de consumo, según los comportamientos hacia la práctica física, en la provincia de Murcia.
En el análisis de la relación entre las unidades de cigarrillos consumidos y los comportamientos hacia la práctica física, sólo encontramos diferencias estadísticamente significativa (p=.043) en la provincia de Granada, donde los valores más altos del consumo de 1-5 cigarrillos diarios son reflejados por los sujetos activos (31%), mientras que son los sujetos sedentarios los que fuman mayor cantidad de cigarrillos diarios, más de 45% de éstos aseguran fumar mas de 15 cigarros diarios.
Frecuencia y unidades de consumo según nivel de práctica de actividad física.
El análisis de resultados demuestra que sólo existen diferencias estadísticamente significativas en la provincia de Almería y Granada (p=.036; p=.007), entre la frecuencia de consumo y el nivel de práctica física entre los activos. Los sujetos cuyo nivel de práctica es intenso o vigoroso presentan los mayores índices de no haber fumado nunca o ser exfumador (70%-80%). Además, se puede apreciar en la figura 8 como se van incrementando los porcentajes de no fumadores a medida que el nivel de práctica física se incrementa.
Lo contrario ocurre, lógicamente, con el consumo habitual, donde a mayor nivel de práctica menor es la frecuencia de consumo. Por lo tanto, son los sujetos cuyo nivel de práctica es insuficiente+ligera los que presentan los mayores valores (37%-30%), frente a los que tienen un nivel de práctica intenso o vigoroso (16%-25%)
Figura 8. Comparación de la frecuencia de consumo, según el nivel de práctica física, en la provincia de Granada.
No hemos encontrado diferencias estadísticamente significativas entre los cigarrillos consumidos y el nivel de práctica física en ninguna de las tres provincias objeto de estudio.
DISCUSIÓN
La prevalencia de consumo de tabaco entre la población estudiada, según los datos obtenidos en este estudio (entorno al 30%) está por debajo de la media nacional según indica el Plan Nacional sobre Drogas (2008). Tanto edad como sexo ejercen de factores determinantes del consumo habitual de tabaco, encontrando que es más habitual entre varones y adultos jóvenes de mediana edad en la población estudiada: existe asociación entre el consumo de tabaco con la edad y el sexo, ya que son los jóvenes y adultos quienes más consumen frente a los mayores y la tercera edad y este consumo habitual es más frecuente entre los varones (Bang & Kim, 2001; Denton & Walters, 1999; Escobedo & Peddicord, 1996, Plan Nacional sobre Drogas, 2008). El presente trabajo parece constatar los mencionados hallazgos. La mayor prevalencia en el consumo de tabaco entre los sujetos con menor nivel de estudios y de ingresos es un fenómeno que se ha venido observando reiteradamente en gran parte de los estudios epidemiológicos acerca del tabaquismo (Bang & Kim, 2001; Barbeau, Krieger & Soobader, 2004; Escobedo & Peddicord, 1996; Winkleby, Jatulis, Frank & Fortmann, 1992). En el presente trabajo resulta de interés encontrar que se da lo opuesto, siendo los sujetos con mayor formación académica los más fumadores. La explicación podría deberse a cierto sesgo en el nivel de formación y su relación con la edad de los sujetos estudiados: el consumo de tabaco es más frecuente en jóvenes, tal y como hemos visto; no obstante, son éstos, comparado con las generaciones mayores, los que socialmente y teniendo en cuenta las etapas de desarrollo de nuestro país, más facilidad para la formación han tenido, de ahí podría derivarse este hecho. Sería conveniente ajustar la relación consumo-formación a la edad de los sujetos. La práctica de actividad física se relaciona de forma inversa con el tabaquismo (Andersen, Schnohr, Schroll & Hein, 2000; Elizondo-Armendáriz, Guillén & Aguinaga, 2005; Paavola et al., 2004; Raitakari et al., 1994), mostrando este trabajo que el consumo de tabaco se da en mayor medida entre las personas que han abandonado dicha práctica, lo que supone, en términos epidemiológicos, el desarrollo de enfermedades asociadas al tabaquismo y una vida sedentaria, como las cardiovasculares y diversos tipos de cáncer (Hecht, 1999; World Health Organization, 2004). Los niveles de dicha práctica, sin embargo, no parecen afectar la prevalencia de este fenómeno, por lo que no parecen ser tan determinantes para la prevención como los comportamientos ante la práctica de actividad física. Es necesario señalar que el empleo de escalas subjetivas en el cuestionario para valorar el consumo de tabaco y la práctica de actividad física pueden suponer cierto sesgo en las estimaciones, tanto de práctica como de consumo de estas sustancias, como ya hemos descrito a lo largo de todo este trabajo. Los datos obtenidos mediante el cuestionario autoadministrado pueden sobreestimar o bien subestimar el fenómeno de consumo de tabaco o el nivel de práctica, no ajustándose a la realidad.
CONCLUSIONES
El consumo habitual de tabaco es elevado (alrededor del 30% de la población de las tres provincias) aunque ligeramente menor que la media nacional (4 de cada 10 personas). Existe una conexión directa entre el uso del tabaco con el sexo y la edad de los sujetos, observando que a medida que avanza la edad disminuye el porcentaje de fumadores habituales. Respecto al sexo, excepto en la generación más joven, son los hombres los que son fumadores con mayor frecuencia. Existe una relación positiva entre el consumo de tabaco y el abandono la actividad físico-deportiva, es decir, lo más probable es que las personas que fuman habitualmente, sean varones, jóvenes adultos y que realizaron en un momento pasado algún tipo de actividad físico-deportiva. Los ciudadanos que realizan actividad físico-deportiva consumen tabaco en menores cantidades que aquellos otros sujetos que no practican actividad físico-deportiva. No obstante, el nivel de práctica de actividad físico-deportiva no parece guardar una relación significativa con el consumo de tabaco.
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