El desarrollo socio-moral a través del deporte escolar en el contexto europeo.
El desarrollo socio-moral a través del deporte escolar en el contexto europeo.
Introducción
El deporte escolar es un excelente medio para el desarrollo de la convivencia entre los escolares y como preparación para el ingreso de éstos en la sociedad. En este proceso formativo, el programa debe atender a un conjunto de competencias como son: la autonomía personal, la cooperación y la colaboración, entre otras habilidades sociales, con las que contribuir a ese desarrollo personal (Marina y Bernabeu, 2007).
Vinculados a este tipo de práctica físico-deportiva, algunos estudios tienen como finalidad conocer cuál es la presencia de los valores educativos en dicha actividad (Cruz, 1987, 1999; Devis, 1994). En la actividad deportiva de competición, está siendo cada vez más habitual, la presencia de las conductas agresivas, los insultos racistas, las peleas violentas, siendo urgente recuperar un conjunto de comportamientos como son: el compañerismo, la deportividad, el respeto al contrario y a las reglas de juego (Bredemeier, et al., 1995).
El desarrollo del razonamiento moral es un tópico al que se recurre en numerosos estudios en el escenario educativo (Díaz-Aguado y Medrado, 1995; Pérez Delgado y Mestre, 1995), cuya presencia también se refleja en el escenario de la educación física y de los deportes (Barba, Barba y Muriarte, 2003; Gutiérrez, 1995, 2003; Gutiérrez y Vivó, 2005).
Tomando como referencia algunos de los estudios anteriores, para este trabajo revisaremos cuál es la existencia de valores socio-morales en el deporte escolar, en el contexto de algunos países europeos. Para ello, diseñamos unos dilemas socio-morales, a través de los cuales identificar, entre un grupo de escolares, los niveles que se recogen en la teoría del desarrollo cognitivo-evolutivo de Kohlberg (1992). Considerando que, según este autor, en las primeras edades los escolares conciben las reglas como algo dependiente de la autoridad externa; más tarde como medios para obtener recompensas y satisfacción de sus necesidades; después para obtener la aprobación y la estima social; posteriormente, como soportes de un orden ideal y, finalmente, como principios sociales necesarios para vivir.
Desde los dilemas sociomorales y a partir de situaciones reales que presentan un conflicto de valores (Cantillo et al., 2005 y Puig Rovira, 1996), podemos conocer la valoración que realizan algunos escolares sobre sus comportamientos en el deporte escolar.Igualmente, destacamos la importancia de los valores como creencias a través de la cuales éstos interpretan y dan significado a todo lo que sucede en sus prácticas deportivas, desde unos principios nacidos de experiencias y vivencias anteriores, y que responden de acuerdo a su nivel de moralidad (Camps, 1994).
Por tanto, para que el deporte escolar adquiera un valor educativo, los responsables deportivos deben atender al desarrollo afectivo, emocional, moral y social de los escolares (Castañer et al., 2006). Así, desde los trabajos de (Gutiérrez, 1995; 2003, 2005; Fraile, 1996,1999; Martínez y Buxarrais, 2000; Escartí et al., 2005) destacamos algunos de ellos, como son: la colaboración, el respeto, el compañerismo, la honestidad, la no discriminación, la responsabilidad. Aunque en este trabajo solamente revisaremos aquellos que hemos considerado más relevantes.
a) La honestidad hace referencia a la integridad de una persona; es decir, a su capacidad para vivir de un modo auténtico y de acuerdo con unos valores morales. En este ámbito deportivo, una de sus finalidades educativas es favorecer la honestidad. Siendo preocupación de los educadores deportivos que se respeten las reglas de juego a partir de unos principios éticos y morales, haciendo cumplir esas normas como obligaciones libremente contraídas. También la familia y el resto de agentes sociales deben colaborar con los técnicos deportivos para hacer que los escolares cumplan con las reglas y normas del juego (Fraile, 2001).
b) El respeto es una actitud y disposición a seguir una buena relación con los demás, valorando a los compañeros como personas y no subestimándoles. Para Sennett (2003), la convivencia social se basa en el respeto, a partir de los derechos y deberes que uno tiene consigo mismo y con los compañeros.
En el ámbito de la actividad física, el respeto se observa en la capacidad de los escolares para relacionarse con los demás en el juego, considerando su integridad y actuando con “fair-play”. Durante el juego el árbitro, el entrenador y la familia deben exigir ese respeto, solicitando a los participantes que actúen de acuerdo con unos valores recreativos, lúdicos y agonistas, como algo esencial del juego.
c) El compañerismo se define a partir de la actitud de ayudar a quien lo necesite, con objeto de alcanzar un bienestar personal y social. Gutiérrez (1995), considera que según evoluciona la edad de los escolares se aumenta la importancia que tiene para el grupo el compañerismo, siendo el deporte de equipo un excelente medio para su desarrollo. En el deporte escolar, los educadores deben fomentar el compañerismo y la acción colaborativa a partir de evitar las acciones con exceso de rivalidad e individualidad. Así por ejemplo, en los deportes de equipo, el compañerismo es un valor fundamental para conseguir una mejor comunicación y colaboración entre los jugadores de cara a la consecución de unas metas colectivas.
Metodología
En el contexto de las actividades físicas y deportivas se nos presentan multitud de dilemas morales relacionados con los intereses y creencias de los escolares (Ruíz Omeñaca, 2004). En este caso, a través de algunos dilemas como instrumento metodológico, podemos conocer el estadio de razonamiento socio-moral en que se encuentran un grupo de deportistas escolares europeos. En el momento de su aplicación se les pide que, tras un proceso de reflexión y diálogo, elijan entre dos situaciones extraídas de sus vivencias deportivas, debiendo argumentar dicha elección. Igualmente, deben responder a una serie de preguntas referidas a dichos dilemas.
Por tanto, el objetivo del estudio es conocer: ¿Qué importancia tiene para un grupo de escolares y cómo lo justifican la presencia en el deporte escolar de valores como la honestidad, el respeto y el compañerismo?La muestra representativa está formada por 920 participantes en el deporte escolar de 12 años, residentes en: Valladolid (España), Oporto (Portugal), Roma (Italia) y Pau-Tarbes (Francia).
Estos dilemas se construyeron a partir de experiencias que habitualmente se producen en la práctica deportiva escolar, tomando como referentes metodológicos a: Rest (1986); Pérez Delgado y Mestre (1995); y Callejo (2001). En cada uno de ellos se presentaban dos opciones (A) o (B), ambas factibles y defendibles, entre las que los escolares deberían elegir.
Tabla 1. Participantes en el estudio por países
Resultados del estudio
A continuación presentamos los resultados del estudio, a partir de los dilemas socio-morales relativos a los valores de honestidad, respeto y compañerismo. En su análisis se han tenido en cuenta las variables: género y países de los participantes.
- Dilema sobre la honestidad: Hacer trampas para obtener una ventaja en el resultado
Es el partido más importante de la temporada. Tu equipo está perdiendo y falta poco tiempo para concluir. Tienes la oportunidad de simular un penalti para ver si el árbitro lo sanciona. Con ello, tu equipo puede ganar o mejorar favorablemente el resultado final.
A: Lo haría, es una situación normal del juego.
B: No lo haría, es una conducta deshonesta.
PREGUNTAS PARA EL GRUPO DE DISCUSIÓN
Es más importante en la competición deportiva ganar, aunque tenga que hacer trampas o actuar de forma honesta.
Tabla 2. Valoraciones de los escolares sobre la honestidad
Algo más de la mitad de los participantes, un (54%) de los escolares valoran la situación deportiva honesta, frente al (46%) que no les importa engañar por conseguir ganar o mejorar el resultado. A nivel de género, las chicas se consideran más honestas (64%) que los chicos (38%). La importancia que prestan los escolares (chicos) a la competición hace que dicha valoración sea menor que en las chicas. La mayoría de ellas actuarían respetando las reglas. Por países, los escolares españoles y franceses adoptan una valoración más honesta (53%) que los italianos (49%) y portugueses (48%).
a) Nivel convencional.- Se define a partir de considerar la moralidad como una forma de respetar las normas sociales. Por tanto, no se entiende como positivo que los escolares durante la práctica deportiva simulen una acción para beneficiarse en el juego. Según los resultados, se aprecia un mayor grado de honestidad entre las chicas y con ello un mayor desarrollo moral que los chicos.
Así se expresan las chicas sobre las actitudes y los valores que deben tener los buenos deportistas: “no se debe actuar de forma antideportiva, cuando un equipo se merece ganar es porque es superior”. “No nos gustaría que el contrario simulara una acción no reglamentaria para ganar”. “si no nos gusta que los otros lo hagan, nosotros tampoco tenemos que hacerlo”
Igualmente, los chicos que están a favor de una actuación honesta señalan lo siguiente: “Yo no simularía penalti, ya que eso es deshonesto y lo importante del juego es no hacer trampas”. “Un equipo que se considera el mejor tiene que actuar con honestidad y deportividad, ya que si lo hace con trampas o infringiendo el reglamento entonces no es tan bueno”.
b) Nivel preconvencional: En este nivel, la moralidad está gobernada por reglas externas a la propia persona (influenciado por el poder de la autoridad). En este caso, hacer trampas está condicionado por si el árbitro les ve o no; es decir no es una situación asumida por su ética o moral personal. Entre ellos, a su vez, distinguimos los que justifican las trampas con el hecho de ganar en una competición en donde el resultado tiene trascendencia (ganar un título) o aquellos que lo vinculan solamente con la victoria (sin la trascendencia del título).
“si es una final haría trampas para ganar, porque lo importante es la victoria, aunque no actuaría así en un partido normal”. “Simularíamos el penalti porque necesitamos los puntos y debemos hacer cualquier cosa para obtenerlos”. “cuando el objetivo es ganar la trampa se puede hacer”
Desde este mismo nivel preconvencional, los escolares justifican esa respuesta deshonesta al considerarla como habitual en el deporte adulto. También algunos escolares de este nivel sólo actúan cuando están motivados por factores externos (provocan el penalti cuando no les ve el árbitro y, por tanto, pueden engañarle).
“Simular una falta puede ser algo habitual entre los escolares, ya que lo es en el deporte de competición, donde cada jugador juega al límite de las reglas con el hecho de ganar”.
Por tanto, en este primer dilema las chicas muestra una actitud más honesta que los chicos, estando a favor de: evitar las trampas en el juego, actuar con deportividad, cumplir con el reglamento, buscar la victoria sin engañar. Mientras que los chicos ante la posibilidad de ganar aceptan el uso de conductas antideportivas (simular penalti), justificándose en que son habituales en el deporte de los adultos.
2. Dilema sobre el respeto: La entrenadora respeta a los jugadores cumpliendo con sus compromisos.
Resumen 1.
Tabla 3: Valoraciones de los escolares sobre el respeto
La mayoría de los escolares aprueban (80%) que la entrenadora respete a sus jugadoras cumpliendo con sus compromisos. Es decir, poner a jugar a Sara es cumplir con el acuerdo inicial y mostrar un respeto hacia ella y hacia los demás. Igualmente, el nivel de respuestas en las chicas es mayor (83%) que entre los chicos (78%). El espíritu competitivo de los chicos les lleva a priorizar la búsqueda de los resultados sobre la participación. Por último, también hay diferencias significativas entre los escolares italianos (86%) y españoles (85%) sobre portugueses (81%) y franceses (77%).
a) Nivel convencional.- La mayoría de estos escolares se encuentran en el nivel convencional e incluso se percibe un cierto nivel postconvencional, así para algunos es importante que la entrenadora cumpla con su promesa, respetando el compromiso adquirido, aunque esto represente un riesgo y la posibilidad de perder la competición.
“El compromiso de la entrenadora con la jugadora debe ser más importante que el resultado”. “Sara también tiene derecho a participar”. “Se debe dar laoportunidad a que juegue Sara para coger experiencia y confianza”.
b) Nivel preconvencional. Desde una perspectiva pragmática, en donde prima la necesidad de ganar (espíritu competitivo), algunos escolares valoran más el resultado que se respete el compromiso de la entrenadora hacia la jugadora menos hábil. Siendo preferible que no se realice el cambio, ya que puede perjudicar el resultado final.
“lo más importante es el resultado, luego que jueguen todos”. “si la entrenadora debe realizar el cambio, que lo haga, pero que no retire a una de las mejores jugadoras, sino que retire a otra”. “En otros partidos, menos importantes, la entrenadora podrá realizar los cambios y para que participen el resto de jugadores”
Por tanto, las chicas valoran algo más que los chicos que la entrenadora respete sus compromisos con Sara, valorando más la participación que los resultados. Destacan la disposición de la entrenadora para hacer participar a Sara, jugadora suplente, a pesar de que puede peligrar la victoria. Por otro lado, el espíritu competitivo de los chicos les lleva a aceptar en menor grado dicha actuación. Incluso, algunos prefieren que eso suceda en otros partidos, en donde no sea tan importante el resultado.
3. Dilema sobre el compañerismo: Un chico muestra compañerismo hacia una niña que se queda sin equipo.
Resumen 2.
Tabla 4. Valoración de los escolares sobre el compañerismo
En este tercer dilema, se presenta una clara diferencia entre los que valoran el compañerismo (91%) sobre el resto (9%). Siendo las chicas (94%) las que demuestran un mayor grado sobre los chicos (88%). Igualmente, se producen diferencias significativas entre los escolares italianos (95%) y españoles (91%) sobre los franceses (90%) y portugueses (89%).
a) Nivel convencional. En este nivel se recoge la opinión mayoritaria de los que están de acuerdo con la conducta de compañerismo de un miembro del equipo (Miguel). Es de colegas evitar que una chica quede discriminada en el grupo y sin poder participar. Igualmente, no se cuestiona que esa invitación le puede generar a Miguel problemas con el resto. Por tanto, para la mayoría de los escolares, especialmente entre las chicas, consideran que Miguel hace bien invitando a Claudia a participar en el equipo.
“Consideramos que si en el grupo hay buenos amigos entenderán que Miguel invite a participar a Claudia y evitar que se quede sola” “Miguel debe invitar a Claudia a participar en el grupo, sin preocuparle lo que puedan opinar los demás”
También algunos consideran que Miguel debería convencer al grupo sobre la necesidad de ser solidarios, valorando más el compañerismo que los resultados.
“Yo trataría de convencer a los compañeros sobre esa situación, haciéndoles ver que alguno de nosotros también podía estar igual en algún momento”
b) Nivel preconvencional. En este segundo nivel están aquellos escolares que adoptan una postura egoísta, dando prioridad al grupo cerrado y, por tanto, no aceptan compartir el grupo con alguien (en este caso una chica) sin valorar que la compañera pueda sentirse discriminada.
“Yo no la acogía pues no hay muchos momentos en los que el grupo podamos estar sólo, ya que esto favorece nuestras relaciones”
Otros consideran que admitir a una chica en el equipo puede influir negativamente en el resultado. En el caso de que la chica destacara en el deporte se la dejaría participar. Por tanto, hay una postura interesada y no tan solidaria, ya que su admisión dependerá de sus capacidades y de lo que pueda aportar a nivel de resultados.
“Podemos acogerla en el grupo y esperar a cómo funciona para que siga con nosotros”
Otros prefieren no asumir responsabilidades y dejárselas al entrenador.
“El entrenador debería tomar esa decisión de evitar que alguien del grupo se quede solo cuando los grupos están ya constituidos” “si el motivo de rechazarla es su baja habilidad, el entrenador debería organizar los equipos cuidando que nadie quede fuera”.
En este caso, la mayoría de los escolares (chicas) están a favor del compañerismo mostrado por Miguel al invitar a Claudia a formar parte del equipo, aunque ello pueda perjudicar el resultado final. Mientras que otros, lo supeditan al nivel técnico de la jugadora o a la responsabilidad del entrenador en tomar esa decisión.
Conclusiones
Algo más de la mitad de los escolares adoptan una actitud honesta (las chicas), al considerar que no deben ser ventajistas en el juego simulando faltas.
La mayoría de estos escolares (chicas) valoran el respeto que les muestra la entrenadora al cumplir el compromiso con la jugadora menos hábil haciéndola competir.
La mayoría de estos escolares (chicas) valoran el compañerismo, aceptando que uno de los jugadores posibilite que una jugadora participe en el equipo.
Por último, la evolución del desarrollo moral de los participantes en el deporte escolar se relaciona con los niveles y estadios establecidos por Kohlberg. De forma prioritaria con el nivel convencional, valorando de forma positiva dichos dilemas.
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