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4 May 2006

Fatiga neuromuscular después de una prueba incremental en jóvenes no corredores

nuestro objetivo era valorar la influencia de una prueba incremental de carrera en la capacidad de salto en jóvenes no corredores y comprobar si la fatiga resultante tenía alguna relación con el rendimiento aeróbico de los sujetos.

Autor(es): Daniel A. Boullosa Álvarez* y José Luis Tuimil López**
Entidades(es):*, ** Grupo de Investigación “Análise e evaluación das capacidades motrices no deporte”. I.N.E.F. de Galicia, Universidade da Coruña, España
Congreso: I Congreso Internacional de las Ciencias Deportivas
Pontevedra – 4-6 de Mayo de 2006
ISBN: 84-611-0552-4
Palabras claves: fatiga, prueba incremental, carrera, CMJ

Resumen

Objetivos: nuestro objetivo era valorar la influencia de una prueba incremental de carrera en la capacidad de salto en jóvenes no corredores y comprobar si la fatiga resultante tenía alguna relación con el rendimiento aeróbico de los sujetos. Material y Método: 10 jóvenes moderadamente entrenados (edad: 22 ± 2,40 años; talla: 174,5 ± 5,78 cm; masa: 70,80 ± 7,62 kg) fueron valorados mediante el test CMJ antes de realizar la prueba de carrera en pista de la Universidad de Montreal (UMTT). A los 2 y 7 min. de finalizar el UMTT, los sujetos fueron nuevamente valorados con el CMJ (CMJ2min; CMJ7min). Resultados: no hubo diferencias estadísticamente significativas entre el CMJ y los CMJ2min y CMJ7min (CMJ-CMJ2min; p=0,771; CMJ-CMJ7min; p=0,668). Tampoco se hallaron relaciones entre el rendimiento aeróbico y el anaeróbico de los sujetos. Conclusiones: La fatiga resultante del UMTT no afecta a la capacidad de salto valorada con el CMJ en jóvenes no corredores.

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Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº1.

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1.INTRODUCCIÓN:

Además de los tradicionales parámetros cardiovasculares, las últimas evidencias relacionan a parámetros de naturaleza neuromuscular o anaeróbica y su entrenamiento, con el rendimiento en deportes cíclicos de resistencia, particularmente de la carrera (Paavolainen et al., 1999; Paavolainen et al., 2000; Millet et al., 2002; Turner et al., 2003). La resistencia, que de forma clásica se define como la capacidad psicofísica de resistir a la fatiga, puede definirse, como apunta Zintl (1991) en la otra dimensión de esta definición, como la capacidad para recuperarse de la fatiga. Esta otra dimensión está respaldada por las evidencias que relacionan la influencia positiva de una mejor capacidad oxidativa con, por ejemplo, una restitución más rápida de la fosfocreatina (PCr) (McMahon y Jenkins, 2002).

Por otro lado, de los diferentes parámetros de valoración de la resistencia de carrera, la velocidad aeróbica máxima (VAM), definida como la “mínima velocidad que solicita el máximo consumo de oxígeno en una carrera progresiva” (Billat, 1994), es un parámetro muy útil que combina en un único factor el VO máx 2 & y la economía de carrera (EC), pudiendo identificar diferencias aeróbicas entre varios corredores y categorías de corredores (Billat y Koralsztein, 1996). La VAM obtenida con el protocolo de la prueba de valoración en pista de la Universidad de Montreal (UMTT) (Léger y Boucher, 1980) y sus variantes (Brue, 1985), es un buen predictor del rendimiento (Lacour et al., 1989; 1991; Billat et al., 2003; Boullosa y Tuimil, 2004; 2005). Desde este paradigma, sólo tenemos noticia de un estudio (Vuorimaa et al., 2006) que haya analizado y encontrado la relación entre el rendimiento en una prueba incremental de carrera y la fatiga de parámetros neuromusculares. Nuestro objetivo, por lo tanto, era describir cómo la fatiga afectaba a la capacidad de salto después de una prueba triangular hasta la extenuación como el UMTT, y si existían diferencias en el rendimiento en la capacidad de salto en el periodo de recuperación que discriminasen el rendimiento en sujetos no entrenados en carreras de resistencia.

2. MATERIAL Y MÉTODOS

Sujetos 10 estudiantes de educación física (edad: 22 ± 2,40 años; talla: 174,5 ± 5,78 cm; masa: 70,80 ± 7,62 kg) se presentaron voluntarios para este estudio. Los sujetos realizaban habitualmente una actividad física moderada.
Día 1º En primer lugar se procedió con un estudio antropométrico (Aragonés y col., 1993) (Tabla 1) para posteriormente proceder con una sesión para comprobar que los sujetos ejecutaban correctamente el test CMJ (Bosco, 1994), ya que todos ellos ya habían sido instruidos en la ejecución de este test. Siguiendo las recomendaciones de Martín Acero et al. (2000), se dio libertad a los sujetos en la elección del ángulo de flexión del miembro inferior.
Tabla 1 Estadísticos descriptivos antropometría

Tabla 1. Estadísticos descriptivos antropometría.

Día 2º Una semana después de la primera toma de datos se convocó a los sujetos en la pista de atletismo (400 m) a la misma hora. Se les indicó que no ingiriesen ningún alimento ni bebidas con cafeína en las dos horas anteriores a la realización de la prueba.

 

En primer lugar se colocaron los pulsómetros (Polar® Vantage NV, Finlandia) para monitorizar la frecuencia cardiaca (FC). Para calentar, se les indicó que corriesen por el césped a una velocidad que no les supusiese un incremento mayor del 70% de su FCmáx estimada (220 – edad; ± 140 ppm) durante 10 minutos. Después del calentamiento, se procedió con la valoración de la capacidad de salto mediante el test CMJ, con el sistema ChronoMaster® basado en unos sensores de infrarrojos que abren y cierran un circuito con el que se mide el tiempo de vuelo. La altura del salto se deduce de la fórmula: H = g x t2 x 8-1, donde g es la gravedad y t el tiempo de vuelo en segundos. Se registraron dos intentos. Se permitían recuperaciones máximas (<1 min) y se animaba a los sujetos a realizar el mayor salto posible.

Inmediatamente después de finalizar la valoración de la capacidad de salto, los sujetos realizaban, por parejas, el Test de carrera en pista de la Universidad de Montreal (UMTT), respetando la cadencia del protocolo original. El ritmo, en este caso, fue impuesto por un ciclista, según la variante propuesta por Brue (1985). Se animó a los participantes hasta que no fuesen capaces de mantener la velocidad impuesta por el ciclista. Se determinaron la velocidad aeróbica máxima (VAM) y el tiempo instantáneo final de la prueba (TUMTT). Una vez acabado el UMTT, los sujetos se recuperaban de pie deambulando en las proximidades de los sensores de infrarrojos. A los 2 (CMJ2min) y a los 7 min. (CMJ7min) se realizaban dos nuevos intentos del CMJ para valorar la capacidad de salto en estado de fatiga. El tiempo de recuperación entre intentos fue de entre 15 y 30 segs.

En la valoración de la capacidad de salto antes y después de la prueba incremental, sólo se consideraban válidos los intentos en los que existía un acuerdo inter-observadores del 100%. La medición de las condiciones ambientales nos dio una temperatura de 21ºC, una presión barométrica de 1024 mbar y una humedad relativa del 83%. Análisis estadístico El análisis estadístico se realizó con el programa SPSS (v. 12.0). En primer lugar se procedió con un estudio descriptivo de los datos. Para determinar la igualdad de medias se utilizó el t de Student. Para determinar las correlaciones entre las diferentes variables se utilizó el estadístico r de Pearson.

3. RESULTADOS

Pre-esfuerzo En lo que respecta a las variables antropométricas, hemos encontrado una correlación negativa muy elevada (-0,943; p=0,001) entre el porcentaje de masa magra (%Mmagra) y el porcentaje de masa grasa (%Mgrasa). Ha de hacerse notar también la alta correlación de la masa total corporal (Mc) con los valores absolutos de estos dos parámetros, siendo mayor la correlación con la masa magra (Mc-Mmagra; r=0,927; p=0,001) que con la masa grasa (Mc-Mgrasa; r=0,736; p=0,015). En el rendimiento anaeróbico de los sujetos, valorado mediante la capacidad de salto manifestada en el CMJ, se obtuvo una media de los mejores saltos de 33,85 cm (± 4,68).

Al aplicar el análisis correlacional entre variables antropométricas y la capacidad de salto, hemos encontrado una relación entre la Mgrasa y el CMJ de r=-0,643 (p=0,045) y entre el %Mmagra y el %Mgrasa con el CMJ de r=0,659 (p=0,038) y r=-0,688 (p=0,028) respectivamente. Los rendimientos referentes a la aptitud aeróbica de carrera nos refieren una VAM media final de 17,34 km·h-1 (±1,52), con un valor máximo de 20 km·h-1 (1 caso) y un valor mínimo de 15 km·h-1 (1 caso), con una media final del grupo en el TUMTT de 1156 seg (± 161). Post-esfuerzo En estado de fatiga, no hubo diferencias en las medias obtenidas en la capacidad de salto a los 2 min (CMJ2min=33,99 ± 3,82 cm) ni a los 7 min (CMJ7min=33,67 ± 4,37 cm) con la media obtenida antes de la prueba incremental de carrera (CMJ-CMJ2min; p=0,771; CMJ-CMJ7min; p=0,668), ni entre ambos registros en condiciones de fatiga (CMJ2min-CMJ7min; p=0,507).

Figura 2 Gráfico resumen de líneas para las distintas variables de salto

Figura 2. Gráfico resumen de líneas para las distintas variables de salto (CMJ, CMJ2min, CMJ7min) agrupadas por el resultado final en el UMTT (TUMTT).

4.DISCUSIÓN

El primer hallazgo interesante de este estudio es una correlación muy elevada (- 0,943; p=0,001) entre %Mmagra y %Mgrasa acompañada de unas correlaciones entre % Mmagra y % Mgrasa con el CMJ de r=0,659 (p=0,038) y r=-0,688 (p=0,028), respectivamente. Estos datos, en conjunto, nos sugieren la hipótesis de una relación entre el nivel de condición física y la composición corporal, a pesar de no reflejarse en el rendimiento en el UMTT. En este sentido, tenemos noticia de un estudio sobre los efectos de entrenamiento de fuerza y resistencia en adultos varones sedentarios que constató unos incrementos simultáneos del porcentaje de masa magra (5%) y de la capacidad de salto (9%), con una reducción en el porcentaje de masa grasa (-11%) (McCarthy et al., 1995).

La relación entre índices de potencia muscular y la composición corporal en valores absolutos está bastante estudiada (Marcovic and Jaric, 2005), caso que no ocurre con la altura del salto, a pesar de ser común su empleo como un índice de potencia muscular (Komi and Bosco, 1978). Nosotros creemos probable la hipótesis de que, en esta población, los sujetos con más porcentaje de masa magra, teniendo en cuenta la íntima relación entre la masa corporal y la masa magra absolutas (Mc-Mmagra; r=0,927; p=0,001), desarrollaron una mayor potencia muscular en el salto y, por lo tanto, alcanzaron una mayor altura. Por otro lado, la fatiga, desde el modelo del ciclo estiramiento-acortamiento, es un fenómeno muy complejo que repercute en los niveles mecánico, metabólico y neural (Komi, P.V., 2000). Además, es dependiente del modo de ejercicio que la induce (Place et al., 2005) y de la prueba de valoración (Skurvydas et al., 2002), entre otros. Por estas razones, no existe todavía un consenso acerca de los mecanismos relacionados con la incapacidad para mantener la producción de un nivel de fuerza determinado (Millet and Lepers, 2004), además de que es posible la superposición de los efectos de la fatiga y la potenciación resultantes de la activación muscular repetida (Rijkelijkhuizen et al., 2005), con lo que la valoración de los efectos de la fatiga neuromuscular se nos antoja difícil, aunque son numerosas las metodologías empleadas hasta la fecha (Millet and Lepers, 2004; Lattier et al., 2004).

Respecto de la influencia de la fatiga en el rendimiento en el CMJ, parece que la ausencia de diferencias estadísticamente significativas entre el rendimiento en el salto antes y después de la prueba incremental (CMJ-CMJ2min; p=0,771; CMJ-CMJ7min; p=0,668) en esta población de no corredores, está en concordancia con los resultados de trabajos relacionados en poblaciones de corredores. Al respecto, se ha demostrado un mantenimiento e incluso un incremento en el rendimiento en el CMJ después de 28 min de entrenamiento interválico submáximo (Vuorimaa et al., 2000) y en las fases iniciales de un test intermitente anaeróbico progresivo (Paavolainen et al., 1994; Vuorimaa et al., 1996). Más recientemente, Vuorimaa et al. (2006), determinaron unos incrementos en la altura del CMJ después de una prueba incremental hasta la extenuación (MR), una carrera continua (TR) y una carrera interválica (2:2 min) al 80% de la VAM durante 40 min. Este incremento en la altura del CMJ después de la prueba progresiva en tapiz (velocidad inicial 10 km·h-1; incrementos de 1 km·h-1 cada 2 min. hasta la extenuación) correlacionó con parámetros como el volumen de entrenamiento (r=0,64; p<0,001), la VAM (r=0,44; p<0,05), el nivel de lactato sanguíneo (r=0,59; p<0,01), el máximo CMJ (r=-0,63; p<0,001), 1 RM en ½ sentadilla (r=-0,58; p<0,01) y la máxima velocidad en 20m (r=-0,57; p<0,01), siendo el primer trabajo que encuentra relaciones estadísticamente significativas entre la fatiga neuromuscular y el rendimiento en corredores de resistencia.

En nuestro estudio, con una prueba incremental similar en pista, hemos constatado un mantenimiento de la capacidad de salto después de la carrera y no hemos podido encontrar ninguna relación entre los diferentes parámetros de rendimiento aeróbico (VAM; TUMTT) con el rendimiento anaeróbico (CMJ). A pesar de que la carga de carrera es muy similar, hemos de señalar una serie de diferencias. La primera es la población que, en nuestro caso, eran jóvenes no corredores moderadamente entrenados con diferentes niveles de condición física, pero que eran expertos ejecutantes del CMJ. La segunda es el periodo de recuperación hasta la valoración en fatiga que, mientras en el resto de estudios de la literatura era inmediatamente posterior a los esfuerzos (5-15 seg.), en nuestro caso, determinamos que fuese de 2 min. para, por un lado, garantizar la restitución del componente rápido de la resíntesis de PCr (McMahon and Jenkins, 2002) y, por el otro, evitar que la fatiga aguda en el momento de la finalización del UMTT influyese demasiado en el control motor para la correcta ejecución del CMJ (Rodacki et al., 2002). Respecto de este último punto, en un estudio anterior de nuestro grupo (datos sin publicar), encontramos que la media del CMJ a los 2 y 7 min. después del UMTT en cinco corredores jóvenes de fondo bien entrenados era bastante superior a la media en ausencia de fatiga pero sin calentamiento (CMJ=30,26 cm; CMJ2min=35,16 cm; CMJ7min=35,08 cm; p=0,005 y p=0,007, respectivamente).

El rendimiento en el CMJ es muy sensible a la calidad de la ejecución ya que es muy habitual que sujetos no expertos realicen agrupamientos o desplazamientos en la fase de vuelo que, debido a las características del protocolo y del instrumento de medición, falseen el resultado obtenido. En esta línea, llevamos a cabo un estudio de caso con un sujeto experto (datos sin publicar), en el que valoramos la influencia de una ejecución con elevación de hombros y flexión dorsal del tobillo en la fase aérea pero con un aterrizaje correcto, resultando en una diferencia significativa entre la medias de cinco CMJ (33,475 vs 36,28 cm; p<0,0007) con y sin esta estrategia, repetidos en cuatro días diferentes con unos valores de reproducibilidad elevados en ambos casos. Es por esto que guardamos una cierta cautela acerca de la validez de la valoración neuromuscular en condiciones de fatiga a través de la estimación de la altura del salto, más si cabe, en el momento instantáneo de finalización de la prueba.

En resumen, la capacidad de salto valorada a los 2 y a los 7 min. con el CMJ en jóvenes varones moderadamente entrenados, no ha sufrido variación después del UMTT. Además, no hemos hallado relación entre el rendimiento aeróbico y el anaeróbico en fatiga. Parece que la valoración de la fatiga neuromuscular con el test CMJ presenta limitaciones metodológicas, con lo que sugerimos tomar con cierta cautela los resultados obtenidos con este test.

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