La eficacia del ataque posicional en baloncesto tras un entrenamiento de la táctica colectiva mediante un modelo de enseñanza constructivista
Resumen la eficacia del ataque posicional en baloncesto tras un entrenamiento
El rendimiento en baloncesto viene determinado no sólo por la capacidad de ejecución de los participantes sino por la capacidad de superar al adversario que genera un entorno cambiante, donde el jugador debe estar analizando y decidiendo continuamente las acciones a realizar para conseguir encestar. El objetivo de este estudio fue analizar si con un programa de entrenamiento para la táctica, basado en un modelo constructivista, se puede conseguir mejorar el rendimiento de un equipo de baloncesto masculino formado por 10 jugadores seniors. Para ello se utilizaron como variables dependientes la eficacia de los ataques posicionales y la eficacia de los medios tácticos, entendiendo ésta como la capacidad de conseguir ventajas espaciales del jugador con balón. La recogida de datos se realizó mediante metodología observacional gracias a un instrumento previamente validado. Se utilizó un diseño pretest-postest sin grupo control. Los resultados mostraron que existió una mejora en la eficacia de los ataques posicicionales con diferencias muy significativas, pasando del 28,6% de eficacia en el pretest al 67,5% en el postest. Estos mismos resultados se repitieron con la eficacia de los medios tácticos, esta vez con diferencias altamente significativas, pasando de una eficacia del 29,5% en el pretest a una del 64,9% en el postest. La principal conclusión del estudio es que un programa de entrenamiento para la enseñanza de la táctica colectiva basado en un modelo constructivista tiene una influencia positiva en el rendimiento de un equipo de baloncesto.
1. INTRODUCCIÓN
Según el reglamento en los deportes de equipo vence el equipo que consiga un mayor número de puntos en el tiempo establecido. En baloncesto la forma de conseguir anotar es introducir el balón en el aro del equipo rival, lo que convierte dicha acción en la más importante y el objetivo prioritario. Por lo tanto el éxito del ataque radica en conseguir encestar, y para ello el equipo debe realizar acciones individuales y colectivas de forma que todas ellas vayan encaminadas a conseguir que el lanzamiento se realice en las mejores condiciones posibles (Cárdenas, 1999). Es por ello que uno de los objetivos que debe cumplir el jugador atacante sea buscar superar al contrario momentáneamente para conseguir lanzar con el menor grado de oposición puesto que los adversarios intentan evitar que se produzca la canasta (Alarcón, 2008). Para lanzar, con el menor grado de oposición, es necesario dificultar la acción defensiva todo lo que se pueda, y con ello conseguir ventaja espacial con respecto al oponente más cercano. Estas ventajas suelen durar poco, puesto que, o el defensor recupera su posición perdida, o aparecen ayudas que neutralizan la ventaja conseguida. Una vez que el jugador ha conseguido una ventaja espacial durante el juego debería aprovecharla para conseguir encestar, ya sea lanzando sin oposición o aproximándose al aro y lanzando en sus cercanías donde los porcentajes de acierto son mayores. Aún consiguiendo lanzar en estas condiciones, los jugadores suelen errar muchos de estos lanzamientos, sobre todo por motivos puramente técnicos o psicológicos, no consiguiendo el éxito. Pero, en estos casos, las decisiones que se tomaron llevaron a poder realizar un buen lanzamiento. Por lo tanto se podría decir que la eficacia del ataque viene dada por la consecución de canasta, mientras que la eficacia del juego colectivo puede venir determinada por la consecución de ventajas espaciales durante las acciones colectivas. Según lo expuesto un método de entrenamiento que se base en la mejora táctica (mejora de la toma de decisiones) debería aumentar las ventajas que se producen durante el juego. Además, al mejorar las condiciones en las que se produce el lanzamiento, debería también mejorar la eficacia del ataque, aún sin incidir en la mejora de la técnica del lanzamiento. En la actualidad, y desde una corriente de aprendizaje cognitivista, existen muchos modelos de enseñanza que intentan adaptarse a las necesidades de la táctica en los deportes de equipo. Uno de estos es el modelo constructivista, que se basa en las teorías de aprendizaje que dan nombre al modelo, las cuales hacen hincapié en la realización de aprendizajes con significado, es decir, que el jugador comprenda, dándole sentido al nuevo aprendizaje. Para ello, los jugadores deben tomar conciencia de la necesidad de los aprendizajes para afrontar los problemas que surgen en el juego (Butler, 1996). Además, las actividades que se propongan para este aprendizaje deben mantener el marco contextual y problemático que se da en el juego real (Grehaigne, Godbout, y Bouthier, 1999). Por último, los aprendices se deben involucrar activamente en el aprendizaje, tratando de relacionar lo que aprenden con lo que ya saben, siendo éstos “constructores” de sus aprendizajes, quedando la función del entrenador como mediador entre el nuevo conocimiento y el aprendiz (Contreras, 1998). A diferencia de otros modelos cognitivos, el modelo constructivista no se limita a la utilización exclusiva de juegos modificados, sino que incluye todo tipo de tareas que contengan elementos característicos de las prácticas deportivas estandarizadas, en el que se trata de mejorar las capacidades estratégicas y de ejecución de los participantes (Grehaigne, Godbout y Bouthier, 2001; Musch, Mertens, Graça, Timmers, Meertens, Taborsky, et al., 2002). Esto significa que este modelo no rechaza el aprendizaje de los aspectos técnicos, ni de la enseñanza repetitiva y analítica para conseguir la automatización de estas técnicas, sino que éstas se subordinan a las necesidades de que el jugador conozca y comprenda su significado en el juego, antes de automatizarlas. Fundamentándose en esta forma de entender la intervención del entrenador, Cárdenas (1999) realiza una propuesta para los deportes colectivos, y que es la que se utiliza en este estudio para la mejora de la táctica colectiva en baloncesto. Existen ya algunos estudios que se basan en este planteamiento de la enseñanza constructivista (Harvey, 2003; 2006; Iglesias, 2006; Tallir, et al., 2003; 2005; 2007; Wright, et al., 2005) y en los que se han encontrado mejoras sobre aspectos de la táctica en deportes de equipo, aunque parten de situaciones simples muy alejadas de la realidad del juego. Aunque en algunos de estos estudios se ha comprobado que existen mejoras en la toma de decisiones, ninguno de ellos analiza si con esta metodología se podría conseguir mejorar la eficacia del juego durante la competición. Según algunos autores cuando se realiza un proceso de enseñaza-aprendizaje durante la competición ésta se convierte en una medida interesante para el propio estudio (McMorris y Graydon, 1997; Ponce, 2006). El objetivo por tanto de esta investigación será comprobar cómo varía la eficacia del juego colectivo posicional de un equipo de baloncesto formado por los sujetos participantes en el estudio, durante y tras la realización de un programa de intervención para la mejora de la táctica colectiva de ataque.
2. MATERIAL Y MÉTODO
Para la realización de este estudio se utilizó el siguiente material: – Relacionado con el procedimiento para la grabación de los encuentros: se utilizó una videocámara. – Relacionado con la toma de datos: se diseñaron una hoja de observación para la toma de datos de las conductas relacionadas con la eficacia de los ataques y de los MTCBs. La población a la que se dirige esta investigación está compuesta por jugadores de baloncesto del Municipio de Murcia. Los sujetos que formaron parte de este estudio fueron los jugadores pertenecientes al equipo de la Universidad Católica de Murcia que militó en la 1ª división Autonómica de la región de Murcia. Este equipo constaba de 10 jugadores con edades comprendidas entre 18 y 26 años, con una media de edad de 21 años. El tipo de muestreo seleccionado fue un muestreo no probabilístico de carácter opinático (Sierra-Bravo, 1996) ó deliberado, cuya característica fundamental es que los sujetos fueron seleccionados de manera intencionada (Buendía, Colás y Hernández, 1998). El presente trabajo de investigación utilizó un diseño cuasiexperimental antesdespués (pretest-postest) sin grupo control, en el que el grupo considerado es el grupo experimental (Latorre, Del Rincón y Arnal, 2003). Variables dependientes. Eficacia de los ataques posicionales. Las categorías son: 1. Ataque no eficaz. Aquel en el que no se consigue ningún beneficio ni en puntos, ni en faltas personales realizadas por el equipo contrario. Se considera ataque posicional la fase del juego que discurre a partir del transporte del balón a pista delantera, una vez que la defensa rival se encuentra correctamente posicionada para evitar la aproximación cómoda y rápida tanto del balón como de los jugadores hacia la canasta (Piñar, 2005), y en la que no existe superioridad numérica o táctica. 2. Ataque eficaz. Cuando se consigue puntuar por canasta convertida de dos o tres puntos, o por falta personal, con o sin tiro libre convertidos. Eficacia de los medios tácticos colectivos básicos (MTCBS). Esta eficacia vendrá dada por la obtención de la posesión de balón y ventaja por parte del beneficiario principal o secundario del MTCB. Así las categorías son: 1.Medio no eficaz: los beneficiarios no consiguen ventaja suficiente para obtener la posesión del balón. 2.Medio eficaz: uno de los participantes en el medio obtiene la posesión del balón o ventaja con el balón. Se define ventaja como el desequilibrio creado al adversario que defiende al jugador con balón, durante la realización del medio (puede ser cualquiera de los oponentes que participen en el medio) y que le permite lanzar o avanzar hacia el cesto, sin oposición. Esta puede tener diferentes dimensiones. Así las categorías de esta variables fueron: • Medio eficaz por obtención de posesión: cuando tras la realización de medio, el beneficiario principal o secundario obtienen la posesión de balón, aunque no obtengan otra ventaja. • Medio eficaz por ventaja posicional relativa: se define como aquella ventaja generada gracias a la posición de cualquier oponente perteneciente al medio más cercano al jugador con balón, cuando éste se encuentra con parte de su cuerpo fuera de la línea que une el jugador con balón con el aro. • Medio eficaz por ventaja posicional máxima. igual que la anterior, a diferencia que en este caso el defensor no está en esa línea imaginaria. • Medio eficaz por ventaja por distancia: es aquella que se produce cuando existe una distancia entre defensor y jugador con balón suficiente para que éste último pueda lanzar sin oposición. Esta distancia será mayor a un brazo del defensor más cercano (esta distancia no es relativa; lo que varia entre un jugador y otro es el tiempo que necesita desde que recibe hasta que lanza. Por eso se diferenciará si existe o no ventaja cuando recibe, y cuando tira). • Medio eficaz por ventaja por orientación: se consigue cuando el defensor no está orientado hacia el jugador con balón. Dependerá si la cara anterior del cuerpo, que queda definida por la posición de los pies, está o no orientada al jugador con balón. • Medio eficaz por ventaja por cercanía al cesto: cuando, sin tener ningún tipo de ventaja anterior, el atacante, por sus características antropométricas y/o físicas, es capaz de lanzar eficazmente dentro del área restringida. • Medio eficaz por ventaja absoluta: cuando se produzca en combinación al menos dos de las anteriores ventajas, se considerará como absoluta. • Medio eficaz por enlace eficaz: cuando no exista ninguna de las ventajas anteriores pero los jugadores pertenecientes al medio hayan participado en el enlace con otro, ya sea simultanea o sucesivamente. Variable independiente. Programa de entrenamiento. El programa de entrenamiento para la mejora del ataque posicional se basó en la mejora de cada uno de los MTCBS, y en la relación que se establece entre unos y otros. Su duración fue igual al periodo precompetitivo y competitivo del equipo con el que se desarrolló el programa, es decir, siete meses. Los MTCBS son las herramientas necesarias para que los jugadores puedan cumplir con los objetivos que marca la lógica del juego, por lo tanto su aprendizaje debe proporcionar las bases conceptuales, procedimentales y actitudinales que permitan una utilización adecuada de ellos, atendiendo al cumplimiento de los objetivos del juego. Para ello, se dividió el desarrollo de cada medio en cuatro fases. Para la elección de los objetivos que se iban a trabajar en cada fase se tomaron como criterios: su especificidad, complejidad y su incremento gradual, es decir, evolucionando de menor a mayor. En la primera fase, llamada introductoria a los jugadores se les enseñó, a través de los MTCBs, cuáles son los objetivos del juego: conservar el balón, proteger el cesto, buscar profundad, y lanzar con la menor oposición posible; así como los principios más generales que surgen de ellos: ayuda mutua, seguridad máxima relativa, dificultad la acción defensiva y máxima profundización. En la segunda fase, o fase de desarrollo, se trabajó el principio específico fundamental de mantener la ventaja obtenida desde un punto de vista colectivo. Para llevar a cabo este principio se requiere de una mayor complejidad, y la necesidad de tener mayor número de herramientas para su realización, puesto que no basta el medio con el que se está trabajando para ponerlo en práctica, sino que habrá que enlazarlo con los que se hayan trabajado anteriormente. En la fase de perfeccionamiento, una vez que se conoce como utilizar el medio según cada uno de los principios que le afectan, se perfeccionó atendiendo a la actuación de los defensores, según los criterios de eficacia previamente establecidos. Además en esta fase también se desarrolló el principio de aprovechamiento de las ventajas posicionales conseguidas, utilizando para ello el juego en triángulo. En la cuarta y última fase, la de refuerzo, el jugador se sometió a un refuerzo de lo aprendido hasta ese momento, con dos objetivos: el primero aprender el principio de generar incertidumbre en el rival para conseguir ventajas durante el desarrollo de los medios; y el segundo ser capaz de decidir correctamente en unas condiciones de fatiga tras practicar los medios en unas exigencias físicas mayores. El instrumento de observación utilizado fue el sistema de categorías, considerado por Anguera (1993) como el instrumento básico de medida en la investigación observacional. Para la validación del instrumento se les pidió a un grupo de expertos formados por doctores en Educación Física y especialistas en baloncesto, que analizarán las categorías de observación. Los procedimientos estadísticos empleados han sido los que siguen (Perea- Milla, 1998): Descripción de los datos. Mediante la presentación de los resultados en Tablas de Frecuencias proporcionando, junto con los distintos valores o modalidades de cada variable analizada, sus frecuencias absolutas, frecuencias relativas, frecuencias relativas acumuladas y porcentajes de cada modalidad con respecto al tamaño total de la muestra. Inferencia Estadística. El procedimiento empleado ha sido el de Tablas de Contingencia. A través del Test de Chi-Cuadrado se obtuvo tanto la significación unilateral como bilateral que se produce en el cruce de variables.
3. RESULTADOS
Resultados relacionados con la eficacia de los ataques posicionales. Las diferencias entre el pretest y el postest en relación con la eficacia de los ataques posicionales fue muy significativa según el test de Chi-cuadrado, con un p = ,006 (Tabla 1). En el pretest, hubieron 14 ataques en los que se consiguió eficacia, es decir un 28,6% del total de los ataques posicionales. Mientras que en el último partido de la temporada el 67,5% de los ataques posicionales fueron eficaces.
Tabla 1. Incidencia del programa de intervención sobre de la eficacia de los ataques posicionales.
También se calculó la estimación de riesgo entre los dos partidos, teniendo la razón de las ventajas un valor de 3,750. Esto quiere decir que la razón de ataques no eficaces con respecto a los ataques eficaces fue 3,750 veces mayor en el pretest con el postest. Estos resultados mostraron que el programa de intervención provocó una mejora en la eficacia del juego con respecto al ataque posicional, entendiendo ésta como aquellos ataques en los que se consigue puntuar o en los que el rival realiza una falta personal. Si se comparan los resultados de la eficacia de los ataques posicionales obtenidos en los partidos seleccionados durante la temporada, se comprueba que, a medida que pasó el tiempo, y por lo tanto a medida que avanzaba el programa de intervención, la eficacia del ataque fue en aumento, mientras que los ataques ineficaces descendían. Hasta el partido 5, correspondiente a la jornada 14, los ataques ineficaces superaron a los eficaces. A partir de ese momento el número de ataques eficaces fue siempre superior a los no eficaces, llegando en el partido 8 (jornada 22) a encontrarse las mayores diferencias, con un porcentaje de eficacia del 78,3% (Figura 1).
Figura 1. Porcentajes de eficacia de los ataques posicionales durante la temporada.
Resultados relacionados con la eficacia de los Medios Tácticos Colectivos Básicos. Como se puede comprobar en la tabla 2, las diferencias entre el pretest y el postest fueron altamente significativas, pasando la eficacia del medio de un 29,5% en el pretest a un 64,9% en el postest. El grado de mejora entre los dos partidos fue alto, siendo del 35,4%. Esto se refleja en la estimación de riesgo que, en este caso, fue de 6,224, es decir, la razón entre los medios ineficaces con respecto a los eficaces fue 6,224 veces mayor en el pretest que en el postest.
Tabla 2. Incidencia del programa de intervención sobre la eficacia de los MTCBs.
Si se comparan los resultados encontrados en los partidos seleccionados durante toda la temporada (Figura 2) se puede comprobar cómo, al igual que la eficacia de los ataques posicionales, la eficacia de los MTCBs creció progresivamente a medida que avanzó la temporada, llegando esta vez su pico al último partido analizado. No es hasta el partido 5 (jornada 14) cuando el número de medios eficaces superó a los no eficaces.
Figura 2. Resultados encontrados sobre la eficacia de los MTCBs durante la temporada.
En la figura 3 se puede analizar cómo influyó el programa de intervención en el tipo de eficacia de los MTCBs. Tras la prueba de Chi-cuadrado de Pearson, las diferencias de los tipos de eficacia entre el pretest y postest fueron altamente significativas (p = ,000), aunque no en todos los tipos las diferencias fueron favorables al postest. La eficacia del medio lograda por la obtención de la posesión fue mucho mayor en el pretest (41,7%) que el postest (17,5%). Esto también ocurrió con la eficacia conseguida por ventaja posicional del jugador con balón, aunque las diferencias fueron bastantes inferiores, siendo de un 9% en el pretest y de un 3,4% en el postet. Con respecto a la eficacia conseguida tras una ventaja por distancia del jugador con balón, fue en el postest donde existió un porcentaje mayor (5,2%) que en el pretest (1,5%), aunque las diferencias, igual que en el caso anterior, fueron mínimas. En la ventaja por cercanía al cesto los resultados fueron prácticamente iguales (1,5% y 1%) y muy bajos. En el que existieron unas diferencias mayores fue en la ventaja absoluta, encontrándose un 11,3% en postest, en contraposición de un 3% en el pretest. Pero, sin duda alguna, fue en la ventaja conseguida por enlace eficaz donde se encontraron las mayores diferencias, puesto que en el pretest no se consiguió ninguna, mientras que en postest el porcentaje se elevó al 26,4%.
Figura 3. Incidencia del programa de intervención sobre los tipos de eficacia de los MTCBs.
En la figura 4 se pueden observar los tipos de eficacia de los MTCBs que se dieron en los partidos seleccionados de los diferentes macrociclos de los que constaba la planificación anual. El macrociclo 1 está compuesto por los resultados de los partidos 1,2 y 3 (Jornadas 3, 7 y 9); el macrociclo 2 por los partidos 4, 5 y 6 (Jornadas 12, 14 y 15); y el macrociclo 3 por los partidos 7, 8 y 9 (Jornada 21, 22 y 27).
Figura 4. Resultados del tipo de eficacia de los MTCBs en los distintos macrociclos de la temporada.
Los porcentajes de la categoría “sin eficacia” de los medios, realizaron una curva descendente a medida que trascurrió el tiempo, pasando del 54,2% en el pretest, al 28,7% en el macrociclo 3 (Figura 4). Lo mismo ocurrió con la ventaja conseguida por obtención de la posesión, que pasó del 41,7% en el pretest al 19,7% en el macrociclo 3. En cambio, tanto con la ventaja absoluta (del 3% al 8,6%) como con la ventaja conseguida por enlace eficaz (del 0% al 31,5%) a medida que trascurrió el tiempo tuvieron un crecimiento ascendente. Del resto de tipo de ventajas no pareció encontrarse una constante a lo largo del tiempo.
4. DISCUSIÓN
Los resultados sobre la eficacia de los ataques posicionales demuestran que para conseguir eficacia en el juego no es necesario invertir el tiempo que proponen los modelos tradicionales a la ejecución, y que la mejora necesaria para ser eficaz se realizará durante tareas globales o analíticas en condiciones más o menos tácticas. Por lo tanto para la eficacia del juego es más importante incidir en la mejora de la toma de decisiones y en el conocimiento conceptual que en la capacidad de ejecución. Estos resultados no pueden ser comparados con otros anteriores puesto que en ninguno de los estudios analizados en los antecedentes se utiliza como variable dependiente la mejora del rendimiento del juego. Esto puede ocurrir así porque la mayoría de éstos, tanto los relacionados con un modelo constructivista (García López 2004; Harvey et al 2006; Tallir et al. 2005) como los relacionados con otros modelos alternativos (Fernández, 2003; Griffin y Placek, 2001; Méndez, 1999; López Parralo, 2004; Turner y Martinek, 1999; Vegas, 2006) están realizados dentro de un marco educativo, ya sea en educación primaria o secundaria, en el cual el rendimiento durante la competición carece de importancia. Si se analizan las categorías de la variable eficacia de los MTCBs existe un dato que puede llevar a confusión. En el caso de la eficacia conseguida por ventaja posicional, los resultados del pretest son superiores a los del postest. Esto se debe a que en el postest se consiguió un mayor número de eficacias por ventaja absoluta. Es decir, en el test final se contabilizan muy pocas ventajas posicionales, no porque se dieran menos que en el pretest, sino porque éstas iban acompañadas además de otro tipo de ventaja, como la conseguida por distancia o por orientación, por lo que éstas se anotaban como ventaja absoluta. Los valores de eficacia de los MTCBs son muy similares a los conseguidos por la eficacia de los ataques posicionales, es decir que a medida que aumenta la eficacia de los primeros, también lo hace la eficacia de los segundos, con porcentajes prácticamente iguales en el postest (65,1% para la eficacia de los medios y 67,5% para la eficacia de los ataques posicionales). Si se relacionan ambas variables, las diferencias encontradas tras la corrección por continuidad de la prueba de Chi-cuadrado para una tabla 2×2, son altamente significativas (p = ,000). Quiere decir que conseguir eficacia en los MTCBs influye positivamente en el rendimiento de los ataques posicionales.
5. CONCLUSIONES
La principal conclusión del estudio es que un programa de intervención para la mejora de la táctica colectiva, que utiliza un modelo de enseñanza constructivista basado en la reflexión en situación real de juego y la provocación de conflictos ha demostrado ser eficaz para aumentar el rendimiento del equipo seleccionado, al aumentar la eficacia de los ataques posicionales y la eficacia de los MTCBs durante el juego real. Además, conseguir mejoras en la eficacia de los MTCBs, es decir, conseguir unas mejores condiciones de lanzamiento gracias a unas ventajas espaciales influye directamente en una mejora de los ataques posicionales, es decir, en conseguir éxito.
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