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6 May 2010

La flexión sostenida en barra como variable predictora del índice de fuerza de morehouse

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El Índice de Fuerza de Morehouse (IFM) es una prueba de valoración funcional que necesita de instrumentación específica, en concreto, de dinamómetros de mano, espalda y piernas. Por ello, en aras de pronosticar dicho índice mediante una prueba de fácil medición…

 
Autor(es): Carlos Mª Tejero*, Vicente Martínez de Haro*, Juan del Campo*, Carlos Balsalobre**, Adrián Muñoz**, Inés San Deogracias**, Andrea Villarubia**
Entidades(es): *Universidad Autónoma de Madrid (www.uam.es/carlos.tejero) **Estudiantes Universidad Autónoma de Madrid
Congreso: III Congreso Internacional de Ciencias del Deporte y Educación Física
Pontevedra– 6-8 de Mayo de 2010
ISBN: 978-84-613-8448-8
Palabras claves: Medición, predicción, fuerza, Índice de Morehouse, Flexión sostenida en barra.

Resumen

El Índice de Fuerza de Morehouse (IFM) es una prueba de valoración funcional que necesita de instrumentación específica, en concreto, de dinamómetros de mano, espalda y piernas. Por ello, en aras de pronosticar dicho índice mediante una prueba de fácil medición, se analiza la capacidad predictiva del test Flexión Sostenida en Barra (FSB) mediante ecuación de regresión lineal simple, valiéndose de cuatro grupos muestrales: chicas adolescentes (n= 35), chicos adolescentes (n= 46), mujeres adultas (n= 30) y hombres adultos (n=35). Los resultados permiten concluir que la FSB tiene capacidad de explicar entre el 21% y el 46% de la dispersión del IFM, pronosticando mejor a los hombres que a las mujeres. El trabajo concluye aportando fórmulas inéditas de predicción del IFM y, como prospectiva, una expresión matemática a tener en cuenta en el horizonte investigador inmediato: IFM = α + β Flex_Sost_Barra + β Salto_pies_juntos+ β Estatura + e

ABSTRACT

The Morehouse Strength Index (MSI) is a functional test for functional assessment that requires specific instrumentation, such as dynamometers for use on hands, legs and back. Therefore, in order to predict the index through a simple measuring test, we analyze the predictive ability of the test “Sustained Pull-up in Bar” (SPB), using a simple linear regression equation, using four sample groups: adolescent girls (n = 35), adolescent boys (n = 46), adult women (n = 30) and adult males (n = 35). The results show that the SPB is able to explain between the 21% and 46% of the dispersion of MSI, predicting better men than women. The paper concludes providing new ways of predicting the MSI and, as a forward, a mathematical expression to be considered in the immediate researcher horizon: MSI= α + βsust_pull_bar + βjump_feet_togethers+ βheight + e.

INTRODUCCIÓN

La valoración de la fuerza es un tema muy tratado dentro del estudio de la actividad física y del deporte, tanto desde un punto de vista funcional como desde un punto de vista del rendimiento deportivo. A lo largo del tiempo han ido surgiendo test y pruebas físicas que pretenden valorar el nivel de fuerza de las personas. Estos test se basan en métodos isométricos, isocinéticos, anisométricos (con peso libre o máquinas) y los basados en el Ciclo de Estiramiento Acortamiento (González y Gorostiaga, 2002). Existe un amplio repertorio donde podemos encontrar desde test simples de carácter escolar, como el lanzamiento de balón medicinal, a otros más científicos que requieren una instrumentación específica y costosa, como por ejemplo los test de medición biorrobótica. Sin olvidar los test simples pero con exigencia de preparación específica del sujeto, como el test de la repetición máxima. Uno de las pruebas que requiere instrumentación específica es el Índice de Fuerza de Morehouse (Morehouse y Miller, 1976) (en adelante, IFM). Dicho test mide la fuerza isométrica de los individuos. De acuerdo al protocolo de la prueba (Montoya y Calderón, 2007), para valorar el IFM es necesario registrar, por una parte, el peso corporal y, por otra, con la ayuda de dinamómetros, la fuerza de la extremidad superior dominante (FESD), la fuerza de la extremidad superior no dominante (FESND), la fuerza de piernas (FP) y la fuerza de espalda (FE). A partir de aquí, se procede según sigue:

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.

Sin entrar a valorar las posibles ventajas, bondades e inconvenientes de este test de fuerza, es evidente que una de sus limitaciones es la necesidad de instrumentación específica, como es el caso de los dinamómetros, no siempre disponibles en todas las organizaciones, sean éstas centros educativos o clubes deportivos. En consecuencia, entendemos que una pertinente línea de investigación es aquella que facilite pruebas de fácil medición pero con capacidad de pronóstico del Índice de Fuerza de Morehouse. Al hilo de esta cuestión, atendiendo criterios fisiológicos y biomecánicos, entendemos que un posible test predictor del Índice de Morehouse es el test de la Flexión Sostenida en Barra (en adelante, FSB). De ser así, se abriría la puerta a la búsqueda de más pruebas sencillas que predigan el IFM hasta configurar una batería completa, válida y capaz de ser realizada sin necesidad de instrumentación específica y costosa.

MÉTODO

Objetivo Analizar en qué grado el test de la Flexión Sostenida en Barra tiene capacidad de predecir o pronosticar el Índice de Fuerza de Morehouse.

Diseño Estudio ex post facto (León y Montero, 2004), con finalidad de inferencia predictiva.

Variables V. Independiente o predictiva: fuerza operativizada con test FSB. V. Dependiente o criterio: fuerza operativizada con IFM.

Participantes La muestra está compuesta por 146 personas, de los que el 55% son adolescentes y el 45% adultos. La muestra de adolescentes está formada por 81 personas (35 chicas y 46 chicos), de entre 12 y 15 años (M= 13,1; DT= 0,8), estudiantes de 1er y 2º curso de Enseñanza Secundaria Obligatoria de un centro educativo de la Comunidad de Madrid (España). La muestra de adultos la configuran 65 personas (30 mujeres y 35 hombres), de entre 18 y 60 años (M= 33,8; DT= 10,7),  practicantes de diferentes modalidades deportivas —judo, taekwondo, aeróbic y musculación—, de un gimnasio de no alto rendimiento de la ciudad de Madrid (España). De esta forma, los participantes dan lugar a cuatro submuestras o grupos, tal y como se detalla en Tabla 1.

TABLA 1: Submuestras del estudio. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.

Todos los participantes fueron seleccionados mediante muestreo accidental o incidental (Rodríguez, 2001), por el único motivo de facilidad de acceso.

Prueba estadística Ecuación de regresión lineal aplicada a cada una de las submuestras por separado y de forma independiente, con margen de error del 5%.

Validez del tamaño muestral Los tamaños de las diferentes submuestras son suficientes y válidos para llevar a cabo estimaciones de regresión lineal donde hay una única variable independiente, de acuerdo, entre otros, a Hair, Anderson, Tatham y Black (2004).

Aparatos Para medir el Índice de Fuerza Morehouse se utilizaron dos dinamómetros, uno digital de mano y otro analógico de piernas, que expresan la fuerza de prensión y tracción del sujeto en kilogramos, así como una báscula digital que mide el peso corporal, también en kilogramos. También se utilizaron barras fijas para realizar la flexión sostenida en barra, y un cronómetro digital para contabilizar el tiempo en segundos que el sujeto era capaz de aguantar.

Procedimiento La toma de datos se llevó a cabo durante los meses de abril y mayo de 2009. Las pruebas de dinamometría se mantenían durante aproximadamente 3-4 segundos hasta que el sujeto llegaba a su máximo y la medición del instrumento se estabilizaba. La dinamometría de manos se realizó agarrando el dinamómetro con el brazo relajado, al lado del cuerpo, sin tocarlo, y con el codo extendido. La dinamometría de piernas se realizó con las rodillas en una flexión aproximada de 50º y con la espalda recta, indicando que sólo se tenía que realizar la tracción con las piernas y no con los brazos. La dinamometría de espalda se realizó con las rodillas extendidas, el tronco flexionado unos 30-40º, e indicando que sólo se debía traccionar con la espalda y no con los brazos. La flexión sostenida en barra se realizó con agarre en supinación de muñecas, más o menos a la anchura de los hombros de acuerdo a la comodidad del sujeto. No se pedía subir hasta la posición inicial mediante la fuerza de los flexores de los codos, sino que el investigador ayudaba al sujeto a flexionar sus codos, empujándole desde las caderas, hasta dejar la barbilla por encima de la barra. Una vez se soltaba al sujeto de las caderas comenzaba el cronometraje y, cuando el sujeto era incapaz de mantenerse con la barbilla por encima de la barra, se paraba el crono.

RESULTADOS

A continuación se exponen los resultados en virtud de las diferentes fases del procedimiento estadístico: (a) análisis de correlación, (b) comprobación de supuestos y (c) estimación de la ecuación de regresión y bondad del ajuste (Etxeberría, 1999; Hair et al., 2004). Análisis de correlación Con la intención de conocer el tipo y la intensidad de la relación entre la variable predictora y la variable criterio y, por tanto, la viabilidad o no del análisis de pronóstico (Salkind, 1999), se analizó el coeficiente de correlación entre la FSB y el IFM, alcanzando valores significativos, lineales y positivos en todos los subgrupos. Gráfico 1.

GRÁFICO 1. Coeficientes de correlación. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.

Comprobación de supuestos Independencia. En cuanto al comportamiento de los residuos, el estadístico Durwin-Watson se situó entre los valores 1,5 y 2,5 en todas las submuestras, lo que garantiza la independencia de los residuos (Pardo y Ruiz, 2005). Tabla 1.

TABLA 2. Estadísticos DW. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.

Normalidad. Por su parte, el estadístico Shapiro-Wilk indicó que los residuos se distribuyen normalmente. Gráfico 2.

GRÁFICO 2. Normalidad de residuos. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.

Homocedasticidad de residuos. Asimismo, las nubes de puntos entre residuos y pronósticos tipificados no reveló pautas de asociación. Gráfico 3.

GRÁFICO 3. Asociación residuos/pronósticos tipificados. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.

Estimación de la  ecuación de regresión y bondad de ajuste Finalmente, todas las ecuaciones de regresión fueron estadísticamente significativas, si bien comportaron diferentes capacidades de pronóstico.

TABLA 3. Ecuaciones de regresión. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

El objetivo de este trabajo ha sido analizar la capacidad predictiva del test Flexión Sostenida en Barra para pronosticar el Índice de Fuerza de Morehouse, valiéndose de cuatro grupos muestrales de tamaños válidos y suficientes: chicas adolescentes, chicos adolescentes, mujeres adultas y hombres adultos. Ambas variables, la Flexión Sostenida en Barra como variable predictiva o independiente y el Índice de Fuerza de Morehouse como variable dependiente o criterio, han mostrado una covariación significativa, lineal, positiva y suficiente, que ha permitido proceder mediante ecuación de regresión simple, asegurando todos los preámbulos o exigencias metodológicas que son necesarios en todo pronóstico de regresión lineal. Nos referimos a los supuestos de Independencia, Normalidad y Homocedasticidad de residuos. En este sentido el trabajo aporta cuatro fórmulas, inéditas y no publicadas ni comunicadas hasta la fecha, para predecir el Índice de Fuerza de Morehouse (IFM) a partir de los datos de la Flexión Sostenida en Barra (FSB). Dichas fórmulas son las siguientes:

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.

Al mismo tiempo, se ha encontrado que la Flexión Sostenida en Barra, por sí sola, tiene capacidad para predecir el 21% de la dispersión del Índice de Fuerza de Morehouse en chicas adolescentes, el 46% en chicos adolescentes, el 25% en mujeres adultas y el 38% en hombres adultos. De lo que necesariamente tenemos que concluir, por una parte, que la Flexión Sostenida en Barra predice mejor en el caso de los hombres que de las mujeres y, por otra, que la Flexión Sostenida en Barra, aun siendo una variable de gran peso predictivo, necesita de otras variables para pronosticar con mayor capacidad explicativa el Índice de Fuerza de Morehouse. Al hilo de esta última cuestión, en otros estudios piloto llevados a cabo por los autores se han encontrado correlaciones con el IFM de un 0,58 para la prueba de Salto de pies juntos y de 0,21 con la variable Estatura. Por ello, entendemos que el siguiente paso en el horizonte investigador es llevar a cabo un estudio empírico sobre la base de la siguiente expresión matemática:

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.

De igual forma, como prospectiva, se considera pertinente que los próximos estudios deben incluir otras poblaciones no abordadas en este trabajo como son la niñez y la juventud, en aras de buscar un conocimiento universal y generalizable. Si bien, por la naturaleza y el tipo de pruebas que están en juego, especialmente por la Flexión Sostenida en Barra, no procede investigar la senectud o vejez. Por otra parte, se dijo al comienzo de este trabajo que no era objetivo del mismo analizar las ventajas, bondades y limitaciones del Índice de Fuerza de Morehouse como prueba o test de valoración de la fuerza, sin embargo, ha surgido la inquietud de comprobar qué papel tienen los miembros inferiores en el IFM, ya que los análisis parecen indicar que en la ejecución de la dinamometría de las piernas también intervienen los músculos flexores de codo y extensores de hombro, ya sea de forma involuntaria, dado que el manillar del dinamómetro de piernas se sujeta con las manos y ha de hacerse fuerza con ellas para evitar soltarlo, o de forma deliberada, con la intención de obtener mejores resultados aplicando la fuerza no sólo con las piernas sino también con los brazos. De ser esto así, sería necesario utilizar otro aparato dinamométrico que no viole la validez de la dinamometría de piernas y, en consecuencia, del Índice de Fuerza de Morehouse.

Bibliografía

  • Etxeberría, J. (1999). Regresión múltiple (cuaderno de estadística 4). Madrid: La Muralla.
  • González, J.J. y Gorostiaga, E. (2002). Evaluación de la Fuerza. En J.J. González y E. Gorostiaga, Fundamentos del entrenamiento de la fuerza. Aplicación al alto rendimiento deportivo (pp. 243-300). Barcelona: Inde.
  • León, O. G. y Montero, I. (2004). Métodos de Investigación en Psicología y Educación (3ª ed.). Madrid: McGrawHill.
  • Pardo, A.y Ruiz, M. A. (2005). Análisis de datos con SPSS 13 Base. Madrid: McGrawHill.
  • Hair, J. F., Anderson, R. E., Tatham, R. L. y Black, W. C. (2004). Análisis multivariante (5ª edición). Madrid: Pearson Educación, S. A.
  • Montoya, J. J. y Calderón, F. J. (2007). Valoración de la fuerza isométrica. En J. J. Segovia, F. J. López-Silvarrey y J. C. Legido (Eds.), Manual de valoración funcional (pp. 199-210). Madrid: Elsevier.
  • Morehouse, L. E. y Miller, A. T. (1976). Fisiología del ejercicio. Buenos Aires: El Ateneo.
  • Rodríguez, J. (2001). Métodos de muestreo (Cuadernos metodológicos 1/1ª reimpresión). Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.
  • Salkind, N. J. (1999). Métodos de investigación. México: Pearson Prentice Hall.

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