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3 Nov 2009

La psicomotricidad un contexto educativo para el desarrollo de las capacidades en educación infantil

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La presente comunicación pretende poner de manifiesto la contribución que desde la práctica psicomotriz se hace a la asunción de las capacidades definidas en el actual currículo de Educación Infantil.

 
Autor(es): Isabel Viscarro Tomàs *, M. Asunción Martínez Vera **, Dolors Cañabate Ortiz ***
Entidades(es): * Universidad Rovira i Virgili ** IES Vidal i Barraquer i Universidad Rovira i Virgili *** Universidad de Girona
Congreso:VII Congreso Internacional Sobre la Enseñanza de la Educación Física y el Deporte Escolar
Ceuta– 3-6 de Noviembre de 2009
ISBN: 978-84-613-3640-1
Palabras claves: PSICOMOTRICIDAD, EDUCACIÓN INFANTIL, CAPACIDADES

 

Resumen

La presente comunicación pretende poner de manifiesto la contribución que desde la práctica psicomotriz se hace a la asunción de las capacidades definidas en el actual currículo de Educación Infantil. Entendemos la psicomotricidad como la práctica educativa que implica la globalidad del niño y la niña, movilizando sus estructuras motoras, socioafectivas e intelectuales y que atiende a su progreso global a partir de las vivencias corporales placenteras que la actividad motriz le provoca. La sesión de psicomotricidad es un espacio de aprendizaje donde los pequeños aprenden a aprender, a saber hacer y a saber ser y estar en relación a los otros.

ANTECEDENTES

La sociedad de principios del siglo XXI está inmersa en un proceso de cambio global y acelerado que afecta también a la educación y al mundo escolar. Las reformas educativas intentan ajustar sus propuestas al contexto histórico, social, económico y político del momento para poder responder a las nuevas necesidades y demandas que generan. Desde la Constitución de 1978 hasta el momento actual se han sucedido en el Estado Español varías reformas educativas a las que se ha cuestionado su motivación arraigada, principalmente, en los cambios políticos del país. Esta proliferación de leyes educativas con el correspondiente desarrollo reglamentario, especialmente desde 1990, que han ido derogando parcialmente las leyes anteriores, ha provocado una carencia de claridad con respecto a las normas aplicables a la ordenación académica y al funcionamiento del sistema educativo. La actual Ley Orgánica de Educación, 2/2006, de 3 de mayo, conocida como LOE, regula las enseñanzas obligatorias no universitarias. Es la sexta reforma educativa de la etapa democrática y pretende simplificar el panorama de las leyes educativas no universitarias anteriores, por tal de hacerla más clara y comprensible.

EL CURRÍCULUM DE EDUCACIÓN INFANTIL

Según el currículum, la finalidad de la educación infantil es contribuir al desarrollo físico, afectivo, social y cognitivo de los niños y niñas, proporcionándoles un clima y un entorno de confianza donde se sientan acogidos y con perspectivas de aprendizaje. Es “la etapa educativa donde los niños y niñas deben desarrollar unas capacidades que les faciliten vivir unas relaciones estables y afectivas con ellos mismos y con los otros, conocer y interpretar el entorno, así como la adquisición de unos instrumentos de aprendizaje y un grado de autonomía que les permita formar parte de una sociedad culturalmente organizada.” (Decret 181/2008) , de 9 septiembre, DOGC). La capacidadesentendida como la posibilidad de utilizar conocimiento y habilidades, de manera transversal e interactiva, en diferentes contextos y situaciones, lo que significa según Jonnaert, Barrette, Boufrahi, Masciotra, (2004) que:

  1. Presenta una organización invariante para una misma clase de situaciones.
  2. Es una estructura cognitiva estable en el mismo sentido que el esquema  operatorio piagetiano.
  3. Toda capacidad es reversible

Aprender en la educación infantil, significa para los más pequeños, construir nuevos significados de la realidad que les rodea, los cuales a su vez  deben enriquecer los propios conocimientos previamente adquiridos, y permitir su aplicación a las nuevas situaciones cada vez más complejas El currículum de educación infantil se concibe desde un enfoque globalizado a partir de tres áreas de conocimiento y de experiencia.

Se presenta en el gráfico siguiente la relación entre las experiencias y aprendizajes infantiles y el desarrollo de las capacidades.

Gráfico 1. Globalización de los aprendizajes. Modificado a partir de Rodriguez (2009).

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 1

1.

 

Las tres áreas se interrelacionan para crear unos espacios de aprendizaje globalizados desde dónde se contribuye al desarrollo integral infantil. Únicamente participando junto a otros en estos contextos de aprendizaje, los niños y niñas de esta etapa pueden dar sentido y significado a la realidad sobre la actúan Uno de estos espacios de aprendizaje es la sesión de psicomotricidad. Esta tiene un planteamiento de partida muy valioso: la globalidad de la persona (Berruezo, 2004;  Franc, 2001 ; Mendiara y Gil 2003;  Sugrañes y Ángel, 2007; Viscarro i Fuguet, 1996, entre otros). Globalidad que se manifiesta mediante la actividad  motriz espontánea.

LA PSICOMOTRICIDAD, UN CONTEXTO FACILITADOR PARA EMPEZAR A CONSTRUIR LAS CAPACIDADES.

En la etapa de Educación Infantil la psicomotricidad, entendida como una manera de ser, de estar i por tanto de aprender de los niños y niñas de 0 a 6, se sitúa en el centro de la práctica educativa e impregna toda la actividad escolar. Más allá de este tratamiento de la psicomotricidad como eje de la intervención educativa, la sesión,  realizada de manera sistemática, continuada y estable, facilita un espacio y un tiempo específicos para la vivencia del placer psicomotor.

La práctica psicomotriz facilita que el niño y la niña puedan experimentar la vivencia del cuerpo y del movimiento con placer, a partir de su actividad motriz espontánea, permitiendo la expresión de su globalidad. De esta manera, en la sala de psicomotricidad los niños y niñas exploran sus posibilidades de acción que, al inicio del desarrollo, son tónicas, en posturas preferentemente horizontales y próximas al nivel del suelo. En las primeras edades los materiales usados preferentemente por los más pequeños son objetos blandos para realizar diferentes movimientos que estimulan el sistema laberíntico-vestibular: balanceos, giros, saltos o caídas, presiones, equilibrios y desequilibrios, masajes, etc. También experimentan diferentes maneras de desplazarse (andan, corren, saltan, se arrastran, giran, trepan, hacen construcciones con las piezas de espuma, etc.) poniendo a prueba con esta variedad de actividades el equilibrio y la coordinación tanto general como específica. La actitud del adulto caracterizada por la disponibilidad, la no directividad, el ofrecimiento de una acogida incondicional que pone límites y da seguridad, la aceptación, la contención, el respeto a las producciones de los niños y las niñas y su reconocimiento,  facilitarán el control progresivo del propio cuerpo, la formación de una auto imagen positiva y la capacidad de autoestima y autonomía.

Las circunstancias anteriormente descritas ofrecen un contexto privilegiado para el desarrollo de los cuatro ejes o capacidades que el currículo define. A continuación se analizan los procesos que desde la práctica de la psicomotricidad contribuyen a su construcción. 1. Aprender a ser y actuar de manera cada vez más autónoma. La autonomía se puede definir como la capacidad por realizar una tarea de forma independiente; es decir, ejecutándola de principio a fin sin necesidad de recibir ninguna ayuda o apoyo. Actuar de manera autónoma comporta para el niño un cierto grado de desarrollo psicomotor que incluye la construcción de las habilidades motrices intelectuales y afectivas. Mediante los juegos de acción y la práctica de actividades corporales en la sala de psicomotricidad, el niño y la niña “progresan en el conocimiento y dominio de su cuerpo, en el movimiento y la coordinación dándose cuenta de sus posibilidades” (Decret 181/2008.). Mientras actúa, experimenta cambios tónicos y posturales, equilibrios estáticos y dinámicos que favorecen un mayor ajuste de las conductas neuromotrices; explora el espacio que le rodea realizando todo tipo de desplazamientos en múltiples trayectorias,  a distintos ritmos y velocidades poniendo en juego la coordinación dinámica general y las habilidades perceptivo-motrices. También, manipula y realiza actividades de precisión con diferentes objetos desarrollando la coordinación viso-motriz y la lateralidad. Ejercitando las habilidades tanto de estabilidad como de locomoción y manipulación el niño/a va adquiriendo el dominio y conciencia del propio cuerpo  y va descubriendo las diversas reacciones y posibilidades que éste le ofrece, así como, la importancia de actuar con seguridad. La adquisición de conocimientos y de habilidades relacionadas con el autoconocimiento facilita la estructuración de la propia identidad y la construcción de la autoestima. La vivencia de experiencias diversificadas favorece que el niño se reconozca como un ser único: sus gustos, sus intereses y las necesidades que les son próximas y adquiera “una progresiva seguridad afectiva y emocional formándose una imagen positiva de si mismo y de los otros” (Decret 181/2008).

El niño aprende a tener confianza, se hace accesible a las relaciones con los otros, manifestando su deseo de aprender y de hacer, comprometiéndose de forma autónoma en las actividades de aprendizaje.  Construyendo así, de manera progresiva “hábitos básicos de autonomía en acciones cotidianas, para actuar con seguridad y  eficacia” (Decret 181/2008).

2. Aprender a pensar y a comunicar

Capacidad relacionada con el desarrollo del lenguaje entendido como una herramienta esencial para el desarrollo cognitivo, para la socialización y para el conocimiento del mundo.

Los niños y las niñas situados en un entorno rico y estimulante desarrollan el lenguaje tanto oral como escrito y las habilidades de comunicación que le permiten afirmar su personalidad y la relación con los otros; construir su comprensión del mundo y llevar a cabo sus actividades o sus proyectos.

El primer lenguaje de comunicación que permite a los pequeños expresar sus necesidades y sus experiencias afectivas es tónico, gestual y corporal e irá  evolucionando, a partir de sus experiencias vividas, hacia el lenguaje verbal.

Es a través de la acción que el niño y la niña organiza el contenido de sus mensajes y se interesa por las actividades y juegos de los otros. En la medida que la persona adulta le guía y le acompaña en su proceso de aprendizaje, poco a poco va tomando conciencia del efecto que producen sus gestos, palabras, mensajes.

La comunicación se desarrolla a partir de situaciones reales y de vivencias significativas y complejas de la vida cotidiana. Los juegos simbólicos que reproducen estas vivencias, estimulan la expresión verbal de los niños/as del mismo modo que lo hacen otros proyectos de juego que también aparecen en las sesiones de psicomotricidad. En la sala, además del lenguaje corporal y gestual también tienen cabida otros sistemas de comunicación.  Así, en la parte final de la sesión se potencia la representación de todo aquello que han vivido, pudiéndolo  expresar a través de diferentes lenguajes: dibujo, pintura, modelado con barro o plastilina y el lenguaje oral y escrito, realizado por ellos mismos o por el maestro, que puede ir recogiendo en la pizarra lo que ellos dicen. Con esta fase final de la sesión, se pretende ayudar a los niños y niñas a desarrollar su capacidad para la representación y la comunicación de experiencias, lo que les permite un distanciamiento de la acción, así como la posibilidad de descentración, facilitando de esta manera el ”progreso en la comunicación y la expresión ajustada a los diferentes contextos y situaciones de comunicación habituales por medio de diversos lenguajes” (Decret 181/2008) y el trabajo de una gran variedad de contenidos transversales que adquieren significado a partir de la propia vivencia.

  1. Aprender a descubrir y tener iniciativa

Esta capacidad se halla íntimamente relacionada con el desarrollo cognitivo además de con el desarrollo del autoconcepto. Es a  partir de las acciones e interacciones con otros que el ser humano desarrolla estrategias y construye conocimientos. Actuando entre ellos, los niños y las niñas se familiarizan con los diferentes dominios del aprendizaje y entran en contacto con el entorno para descubrirlo, conocerlo y adaptarse. A través de los juegos con los compañeros o en su compañía, los pequeños observan, experimentan y descubren formas variadas de decir, de hacer, de comprender las cosas y de resolver problemas. Estos descubrimientos le permiten el acceso progresivo hacia un pensamiento autónomo, crítico y creativo.

Esta capacidad tiene relación directa con el aspecto cognitivo: explorar la información, dar una opinión, activar el pensamiento creativo, resolver problemas que, evidentemente, también favorecen la práctica psicomotriz. Estas sesiones permiten al niño/a que actúa espontáneamente, manifestarse tal y como es, en libertad, además de favorecer su creatividad desde el momento en que pueden organizar  tanto los materiales y objetos que están a su disposición como los juegos y actividades que realizan en la sala. Viéndolos actuar, se puede observar cómo manipulan los objetos: lanzan y cogen pelotas, las hacen botar, hacen puntería, hacen nudos con las cuerdas y van prosperando en la capacidad de tomar decisiones, acuerdos y de buscar soluciones a los problemas que surgen mientras juegan de manera cada vez  más autónoma.

Goza con los descubrimientos que realiza, éstos le permiten construir  la noción de objeto y establecer relaciones, correspondencias y comparaciones entre ellos y así,  va construyendo su capacidad para “observar i explorar el entorno inmediato, natural y físico, con una actitud de curiosidad y respeto y participar, gradualmente, en actividades sociales i culturales” (Decret 181/2008). Al mismo tiempo muestra “iniciativa para afrontar situaciones de la vida cotidiana, identificando los peligros y aprendiendo a actuar en consecuencia” (Decret 181/2008).

  1. Aprender a convivir y habitar el mundo.

Esta capacidad está asociada al desarrollo social del niño/a. Es a través de la interacción como el pequeño adquiere la comprensión del mundo que le rodea y llega a conocer sus ámbitos de interés y sus afinidades al compararlas con las de los otros. Progresivamente aprende a resolver conflictos con un espíritu de respeto mutuo y de equidad. El niño se identifica con su medio cultural, se interesa por los otros, se abre a nuevas realidades y “convive en la diversidad, avanzando en la relación con los otros y en la resolución pacífica de conflictos” (Decret 181/2008). Ésta, está relacionada con los aspectos personal y social del desarrollo: cooperar, compartir, valorar, participar, respetar la diversidad.

En la sala de psicomotricidad surgen juegos de manera espontánea o inducida, que suelen ser muy ricos en experiencias, facilitando al niño/a mucha información. Los niños y niñas se disfrazan con trozos de ropa simbolizando personajes, se relacionan, respetan o no las normas, comparten y también entran en conflicto, expresando sus sentimientos y poniendo en juego su dimensión afectiva. Se trata de aprovechar estas situaciones que se ponen de manifiesto en la sala de psicomotricidad  y usarlas de punto de partida a la hora de trabajar determinados contenidos, puesto que, la construcción del pensamiento la realizan a partir de sus vivencias, de las ideas que manifiestan cuando juegan a las familias, a los médicos, a los medios de transporte y de las actitudes y normas sociales que aparecen en el juego; aprendiendo a“comportarse de acuerdo a unes pautas de convivencia que le lleven hacia una autonomía personal, hacia la colaboración con el grupo y hacia   la integración social” (Decret 181/2008).

REFLEXIONES FINALES

En la etapa de Educación Infantil los procesos de enseñanza y aprendizaje se caracterizan por ser globalizados, interrelacionados, transversales y contextualizados; por ello, la construcción de las capacidades anteriormente citadas, se desarrollan en el día a día de la clase y de la escuela a través de diferentes situaciones: juegos, actividades y proyectos de las niñas y de los niños. No obstante, hemos querido enfatizar la contribución que la motricidad infantil hace al desarrollo de estas capacidades.

Recordamos que la sala de psicomotricidad es un entorno privilegiado donde los pequeños pueden manifestarse como son, actuando con total  libertad, porque la persona adulta prepara el espacio, los materiales y las propuestas de juego con una intencionalidad educativa y dando la seguridad necesaria para que puedan actuar con placer. El adulto hace, en palabras de Mendiara (2005), “una manipulación pedagógica de la circunstancia ambiental” para adecuar los espacios y la organización de los materiales a las necesidades, deseos, capacidades de aprendizaje de los niños y niñas entendidos desde su globalidad.

La sesión de psicomotricidad prepara el cuerpo libremente, lo despierta, le aporta sensaciones, emociones y pensamientos. Le ofrece la posibilidad de experimentar habilidades y competencias como: el placer de la conquista, el placer de comunicarse, el placer de ser i actuar, el placer de pensar, el placer de crear… (Vives, 2009)

Tal como hemos expuesto a lo largo de esta comunicación, todo ello se encuentra en estrecha relación con las  finalidades, objetivos y capacidades, marcados en la educación Infantil.

Así pues, la psicomotricidad es un planteamiento global de la persona que le permite a través de su propia experiencia conocerse a si mismo y al mundo que le rodea. Por este motivo en esta comunicación ponemos el acento en ella, como eje fundamental en el currículum de educación infantil.

Bibliografía

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  • Viscarro, I. y Fuguet, J. (1996) Treballem la psicomotricitat al parvulari. Revista Comunicació Educativa, 6, 43-47
  • Viscarro, I. (2003) L’educació Psicomotriu en l’àmbit escolar. Curso de Postgrado “Especialista Universitari en Educació psicomotriu” 2ª ed. Universidad Rovira i Virgili. Tarragona. [documento no publicado]
  • Vives, I. (2009) Formació Personal. Curso de Postgrado “Especialista Universitari en Intervenció Psicomotriu en l’àmbit educatiu”. 2ª ed. Universidad de Girona. [documento no publicado]
  • Vygotsky, L. S. (1979). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Madrid: Crítica.

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