Niveles de actividad físico-deportiva durante el tiempo libre en función del sexo y la edad en adolescentes granadinos
RESUMEN:
Según datos del estudio AVENA (Alimentación y Valoración del Estado Nutricional en Adolescentes), en España el 26% de los chicos y el 19% de las chicas adolescentes presentan importantes índices de sobrepeso u obesidad (Moreno et al., 2006). Es relevante conocer, por tanto, la cantidad de actividad física que realizan los adolescentes españoles para valorar cómo la falta de este hábito afecta al incremento de la prevalencia de la obesidad que se está observando en España. A través del presente estudio hemos obtenido el nivel de actividad físico-deportiva habitual en el tiempo libre de 683 adolescentes granadinos representantes de tres Institutos de Enseñanza Secundaria, seleccionados al azar de tres zonas de las cinco existentes en Granada y provincia. Se ha efectuado un estudio descriptivo de corte transversal, empleando parte del inventario de actividad física habitual para adolescentes (IAFHA), originalmente creado por Velandrino, Rodríguez y Gálvez (2003). Se aprecian algunas diferencias de opinión entre el colectivo estudiado en ambas variables analizadas, tanto en la cantidad total de práctica (frecuencia, intensidad y duración), tipo de actividades y deportes practicados, lugar de realización de práctica deportiva y grado de autopercepción respecto al nivel de actividad físico-deportiva realizada por compañeros de características similares.
Palabras clave: Actividad física, adolescentes, tiempo libre.
“NIVELES DE ACTIVIDAD FÍSICO-DEPORTIVA DURANTE EL TIEMPO LIBRE EN FUNCIÓN DEL SEXO Y LA EDAD EN ADOLESCENTES GRANADINOS”
INTRODUCCIÓN
En la actualidad, numerosa literatura científica destaca la importancia de una actividad físico-deportiva regular, y adaptada a las características de cada individuo, como medio para mejorar la salud y la calidad de vida (American Collage of Sports Medicine, 1999; Pate y cols., 2007; Skoffer y Foldspang, 2008; Menschik y cols., 2008; Currie y cols., 2008).
Una práctica de actividad físico-deportiva realizada bajo unos determinados parámetros de frecuencia, intensidad y duración, orientada hacia una mejora de la condición física básica, encuadrada dentro del modelo de condición física orientada a la mejora de la salud e incluso al fitness, cumpliendo una serie de recomendaciones o prescripciones básicas de práctica, repercutiría en la consecución de estilos de vida saludables. En este sentido, existen relaciones significativas entre la práctica de actividad físico-deportiva y la reducción de hábitos negativos para la salud de los adolescentes, como el consumo de tabaco y alcohol (Casimiro y cols., 2001).
A través del cumplimiento de dichas recomendaciones, se destaca la obtención de beneficios no sólo físicos, sino también psicológicos y sociales (Burton y cols., 2007; Goodwin y cols., 2008), convirtiéndose la actividad físico-deportiva en un factor primordial para el desarrollo personal y social de los niños y adolescentes, teniendo una marcada influencia en los hábitos de práctica durante la edad adulta (Trudeau y cols., 1999; Telama y Yang, 2000).
A pesar de las teorías bien fundamentadas y apoyadas desde el ámbito sanitario sobre la práctica de actividad físico-deportiva, no parece existir un fuerte convencimiento de la población en lo que a niveles reales de práctica habitual se refiere en los distintos sectores de la misma. Las investigaciones sociológicas en diferentes países constatan un descenso progresivo de la práctica físico-deportiva con la edad (García Ferrando, 1997) y detectan una disminución de dicha práctica en la etapa escolar, acentuándose de manera alarmante en la adolescencia (C.I.S., 2000; Telama y Yang, 2000; Telama y cols., 2005; Rodríguez García, 2006; Mason y cols., 2008). La etapa adolescente es por tanto, señalada como punto de declinación en los hábitos de práctica físico-deportiva (Elizondo-Armendáriz y cols., 2005; Michaud y cols., 2006; Bergeron, 2007).
Esta declinación de práctica adolescente se asocia a dos factores importantes y que deberían de tenerse muy en cuenta: la conducta sedentaria y la obesidad (Currie y cols., 2004). Sobre esta última, existe una tendencia al aumento en toda Europa, en particular entre los jóvenes, constituyendo una grave preocupación en el ámbito de la salud pública. Se estima que el número de niños de la Unión Europea afectados por exceso de peso y obesidad aumenta en más de 400.000 por año, lo que se suma a los más de 14 millones de ciudadanos europeos que ya sufren un exceso de peso (incluidos al menos tres millones de niños obesos). El exceso de peso afecta al menos a uno de cada cuatro niños, lo que provocará una tendencia a que el exceso de peso continúe acumulándose desde la infancia hasta la edad adulta. Por consiguiente es importante alcanzar un peso corporal adecuado durante toda la vida, lo que evitaría determinadas enfermedades y tendría un menor gasto económico si se consiguen paliar tales circunstancias. En la Unión Europea la obesidad es responsable de casi el 7 % de los gastos de salud, y dicho importe aumentará, dada la tendencia al aumento de la obesidad (Schmitt, 2007).
Por lo tanto, la promoción de la salud y la práctica de actividad físico-deportiva se convierten en uno de los objetivos esenciales en la política de la mayoría de países desarrollados. Diversos organismos internacionales elaboran estrategias que puedan resultar idóneas en la promoción de una vida activa. Destaca el famoso “Informe sobre la salud en el mundo 2002”, dondese hace hincapié en las posibilidades de mejorar la salud pública adoptando medidas para reducir la prevalencia de los factores de riesgo de las enfermedades no transmisibles (en especial, la combinación de regímenes alimentarios poco sanos con la falta de actividad física) y de cuyos principios surge la elaboración del proyecto mundial de la OMS sobre régimen alimentario, actividad física y salud (2004) para la formulación de estrategias y planes de acción nacionales y regionales.
Por otro lado, el papel de la Educación Física (EF) en la sociedad debería estar más claro y mejor establecido (Devís y Fernández-Balboa, 2001). La European Comision, indica el problema de la mala orientación general de la Educación Física en la actualidad.
¿Está desarrollando la escuela las condiciones adecuadas para promover la actividad física?. La cuestión central no es si la EF en la escuela es útil o no. La cuestión es: ¿Qué condiciones son necesarias para que la EF tenga resultados beneficiosos?
¿Hacia dónde se debería encaminar y orientar la Educación Física? En el informe (Special Eurobarometer 213 “Citizens of the European Union and Sport”, 2004) sedescribe una panorámica de la situación en Europa y se propone su reorientación. Ratificado en la ponencia de Pál Schmitt (2007) en el Parlamento Europeo. Igualmente, en nuestro contexto, se está poniendo en cuestión el asunto. Se denuncia la mala orientación de la Educación Física en la Unión Europea, alegando que se trata de un tema de enorme importancia en la actualidad por su gran relevancia en relación a la promoción de la salud y prevención de enfermedades.
Esto supone un costo importante para el sistema sanitario y la economía general, afectando a la calidad de vida de la población, teniendo su trascendencia al sistema educativo. En este informe se señala que el 77% de los ciudadanos de la Unión Europea y el 73% de los españoles manifestaron una opinión favorable a dedicar mayor tiempo al deporte en los programas escolares.Sobre esto, en varios artículos publicados en el monográfico de la revista Profesorado, coordinado por Romero (2007) se presenta el panorama de la investigación y el desarrollo curricular de la Educación Física, alentándose hacia una redimensionalidad enfocada a lo educativo y sanitario.
Todo ello, coincide con un momento de cambio educativo, tanto por la implantación de un nuevo marco normativo LOE (Ley Orgánica de Educación) y LEA (Ley de Educación de Andalucía), y la eminente revisión de los planes de estudio para la formación de futuros docentes de Educación Infantil, Primaria y Secundaria, que tendrán que responder a nuevos retos y perspectivas. Por todo ello, parece relevante orientar la investigación por los derroteros descritos anteriormente.
Nos encontramos con dos necesidades ya establecidas y relacionadas entre sí. Por un lado, la necesidad de un cambio en la orientación de la Educación Física, y por otro, la falta de práctica de actividad físico-deportiva entre los jóvenes de la población escolar, especialmente entre adolescentes (12 a 16 años), sujeta a una conducta sedentaria y relacionada con altos porcentajes de obesidad entre los mismos.
Pensamos que la escuela y dentro de la misma, la Educación Física, es un contexto ideal para promover la actividad físico-deportiva y una actitud positiva hacia estas actividades físicas regulares. Los escolares, independientemente del extracto social, tendrán la oportunidad de tener experiencias y un acercamiento a la actividad física, adquiriendo aprendizajes y actitudes favorables para la participación continua en las mismas (“aprendizaje para la vida”). Así, la Educación Física puede ser un instrumento para luchar eficazmente contra la obesidad y el exceso de peso de los niños. Para ello, es necesario promover elementos en el programa escolar que atraigan a los escolares y tenga relevancia para conformar estilos de vida saludables.
Las investigaciones en torno a este fenómeno centran el punto de interés en analizar los intereses y motivaciones de los sujetos hacia la Educación Física (Moreno y cols., 2008; Pieron y González, 2006). Sin embargo, consideramos que esta dimensión, analizada parcialmente, arroja conclusiones reduccionistas y poco significativas, teniendo en cuenta la realidad del concepto de práctica activa de la actividad físico-deportiva.
Así, considerada la práctica de actividad físico-deportiva tan importante en la adolescencia, se han desarrollado estudios sobre los motivos de práctica y abandono de la misma, así como de los niveles de práctica relativos a esta población (Gálvez, 2004; Ortega y cols., 2005; Valverde, 2008).
Aparte, con el objeto de desarrollar estrategias idóneas de promoción de hábitos y estilos de vida activa en la población (Ministerio de Sanidad y Consumo, 2005; Consejería de Salud-Junta de Andalucía, 2004) y de manera especial en los jóvenes a nivel de materia educativa, surgen diversos programas orientados a una mejora de la salud en la etapa escolar.
Atendiendo al análisis de la efectividad de las intervenciones para promocionar la práctica de actividad física, todavía se siguen planteando algunos interrogantes, como por ejemplo, si estos programas a nivel escolar resultan efectivos respecto a un mayor tiempo total de actividad física diaria (Kahn y cols., 2002).
El principal obstáculo para promover la actividad física saludable desde la escuela, posiblemente resulte ser, la “falta de concienciación”, es decir, la no existencia de una conciencia clara de que el sedentarismo en niños y niñas suponga realmente un problema. Sin duda, cuando no hay conciencia de que existe un problema, no se toman iniciativas para resolverlo.
Concienciar a la comunidad educativa de la importancia de ser físicamente activo y de los beneficios que para la salud se derivan de la actividad física, a la vez que alertar sobre los perjuicios del sedentarismo excesivo resulta absolutamente necesario desde nuestra humilde opinión.
Ofrecer a los miembros de esta comunidad, especialmente al alumnado, oportunidades suficientes para poder ser activos en el centro educativo y desde la Educación Física como medio fundamental, es algo que tenemos la obligación de intentar.
De esta manera, la importancia de la labor de los programas de promoción en los estilos de vida de los jóvenes adolescentes, en especial, sobre el nivel de práctica de actividad físico-deportiva en éstos, suscitó el interés y el origen o punto de partida del presente trabajo.
Objeto de la investigación
Los objetivos de investigación:
- Determinar los niveles de actividad físico-deportiva habitual en los adolescentes de la provincia de Granada.
- Conocer la eficacia respecto a los niveles de práctica en presentes medidas de promoción adoptadas en salud y actividad física de manera particular.
- Determinar los tipos de práctica físico-deportiva en los adolescentes de la provincia de Granada.
DISEÑO METODOLÓGICO
Participantes
A través del presente estudio hemos obtenido el nivel de actividad físico-deportiva habitual en horario escolar de 683 adolescentes granadinos representantes de tres Institutos de Enseñanza Secundaria, seleccionados al azar de tres zonas de las cinco existentes en Granada y provincia.
Material
Para ello, empleamos el cuestionario “Tipos, niveles e intención futura de práctica físico-deportiva habitual” adaptado del inventario de actividad física habitual para adolescentes (IAFHA), originalmente creado por Velandrino, Rodríguez y Gálvez (2003), posteriormente utilizado en su tesis doctoral (Gálvez, 2004; Yuste, 2005; López Villalba, 2006 y Valverde, 2008).
RESULTADOS
Descriptivos correspondientes al cuestionario de niveles de actividad físico-deportiva habitual en el tiempo libre
De la muestra (683 sujetos), un 97,7 % realizan práctica de actividad física, existiendo prácticamente una igualdad entre los porcentajes de chicos (96,7%) y chicas (98,6%). El valor de Chi-cuadrado de Pearson, p=0,119, lo que no existen diferencias significativas entre género.
Teniendo en cuenta la edad (por intervalos), el porcentaje de mujeres practicantes es sensiblemente superior en el primer intervalo de edad (12-14 años) respecto al de varones, existiendo además variaciones significativas con la edad en ambos sexos, apreciándose una disminución en la práctica en el segundo intervalo de edad (15-17 años).
En la figura 1 queda representado el porcentaje de participación de los adolescentes escolarizados en las diferentes modalidades de actividad física. En la misma, podemos apreciar como en la actualidad a pesar de los esfuerzos realizados, siguen existiendo actividades que podríamos denominar “para chicas”.
Observamos una fuerte desigualdad en lo referente a las labores propias del hogar (Limpiar y quitar el polvo, planchar, fregar los platos, hacer la cama, pasar la aspiradora). En todas, salvo en “sacar la basura”, las chicas obtienen porcentajes notablemente superiores a los chicos.
Por otra parte, también podemos apreciar diferencias significativas en ciertas actividades, tales como el Aeróbic, más propio de las mujeres y el Fitness, más propio de ellos.
Figura 1. Tipos y cantidad de actividad física realizada respecto a la variable del género
Días a la semana de práctica de actividad física
La mayoría de adolescentes practicantes eligen como opción principal entre 2-3 veces por semana (49,5%) y 4-5 veces por semana (30,3%), siendo en estos casos nuevamente muy cercanos los porcentajes pertenecientes a chicos y chicas, es decir, el 49,8 % de ellos y el 49,1% de ellas (en la opción 2-3 veces por semana) y el 32,4% de ellos frente al 28,2% de ellas (en la opción 4-5 veces por semana). En cuanto a la prueba Chi-cuadrado realizada, no se observan diferencias significativas en cuanto al género (p=0,219).
Duración de la sesión de práctica de actividad física.
Los adolescentes practicantes suelen realizar de 30 minutos (32,7%) a 60 minutos (27,1%) de actividad física en los días que anteriormente vimos que practicaban, existiendo además un porcentaje del 19,5% para sesiones de más de 1 hora de práctica. no se observan diferencias significativas en cuanto a género (p=0,653).
Teniendo en cuenta la edad (por intervalos), en el intervalo de edad (12-14 años), los chicos poseen un rango de práctica mayor (desde los 30 a más de 1 hora) que las chicas. Mientras que en el segundo intervalo de edad (15-17 años), son ellas las que mantienen este rango más amplio, experimentando un descenso en picado de los chicos a partir de los 60 minutos de práctica.
Por otra parte, podemos observar como en los chicos de entre 12 a 14 años, la duración de las sesiones suele ser de entre 30 minutos a más de 1 hora, existiendo menos número de sesiones de esta duración en el intervalo de 15 a 17 años donde comienzan a darse sesiones más prolongadas de práctica.
En cuanto a las chicas, en el intervalo de edad (12-14 años) la duración de sus sesiones se centra más entre los valores 30 a 60 minutos, siendo las sesiones de 15 a 17 años algo más prolongadas en el tiempo, desde los 30 minutos hasta más de 1 hora de práctica de actividad física.
Intensidad de la sesión de práctica de actividad física
La mayoría de los adolescentes practicantes de actividad física la realizan a una intensidad denominada por el ACSM como moderada (53,5%) o leve (24,6%). Esta realización de actividades a intensidad moderada parece ser más común entre el género femenino (57,6%) que entre el masculino (49,2%). Es importante resaltar un porcentaje considerable de ejecución de actividades a intensidad vigorosa entre estos adolescentes (13,2%), dentro del cual el porcentaje de chicos que perciben estas actividades como más duras sería superior al de chicas, con un (7,5%) frente al (5,7%). No se muestran diferencias significativas en cuanto a género (p=0,192).
Teniendo en cuenta la edad (por intervalos), en el intervalo de edad (12-14 años), las chicas realizan las actividades con una intensidad moderada mayor que los chicos. En cambio, éstos realizarían más práctica de la denominada como vigorosa. Nos llama especialmente la atención como en este intervalo de edad ninguno de los chicos percibe la práctica como muy vigorosa mientras que algunas de las chicas si que lo hacen. En el intervalo de edad (15-17) años, apenas se aprecian diferencias.
Por otra parte, los chicos de entre 15 y 17 años si comienzan a percibir las actividades que realizan como “más duras” en cuanto a intensidad, encontrándose casos que viven esta práctica como muy vigorosa, una denominación que no aparecía en el intervalo anterior perteneciente al género masculino.
En las chicas en cambio, lo que se percibía como moderado en el primer intervalo (12-14 años), pasa a repartirse mejor entre lo leve o ligero y lo vigoroso en el segundo intervalo (15-17 años).
Deporte realizado
De la totalidad de la muestra (683 sujetos), un 77,6 % realizan práctica deportiva. De los 338 chicos de la muestra, 312 sí realizarían algún deporte, es decir, el 92,3%. En cuanto a las chicas, de las 345 pertenecientes a la muestra, 218 sí realizarían, es decir, el 63,2% de las mismas. Existiendo diferencias significativas entre géneros (p=0,00).
Teniendo en cuenta la edad (por intervalos), el porcentaje de chicos practicantes de deporte (12-14 años) es considerablemente superior que en el mismo intervalo de edad perteneciente a las chicas. En el intervalo de (15-17 años) llama nuestra atención la abrumadora diferencia de práctica deportiva entre chicos y chicas. Observamos como ellos si realizan bastante práctica frente a la casi nula por parte de éstas.
En la figura 2 queda representado el porcentaje de participación de los adolescentes escolarizados en las diferentes modalidades de práctica deportiva. Podemos apreciar la existencia de ciertos deportes más practicados por las chicas (voleibol, natación, gimnasia rítmica), frente a deportes claramente más practicados por chicos (fútbol, fútbol sala, tenis, tenis de mesa, baloncesto).
Percibimos que las pachangas deportivas con los amigos se posicionan como la actividad más realizada, tanto por ellos como por ellas.
Figura 2. Tipos y cantidad de deportes realizados respecto a variable género
Lugar de realización de práctica deportiva
De la práctica deportiva realizada, el 50% correspondería al “Deporte con los amigos”, siendo en este aspecto las chicas más dadas a realizar esta práctica en compañía (55,5%) que los chicos (46,2%). El 12,6% realizaría un deporte de tipo federado, ganando en este aspecto los chicos (14,7%) frente a las chicas (9,6%).
Destaca también el hecho de que juntando ambas modalidades (Deporte federado, deporte con los amigos), el porcentaje sería de un 13,8% del total de practicantes. Esta situación se daría en el 19,9% de los chicos y sólo en un 5% de las chicas.
Las llamadas “escuelas deportivas”, tanto solas (9,2%), como unidas al deporte con los amigos (6,6%) también supondrían un medio frecuentado, mientras que en el programa extraescolar denominado “Deporte en la escuela” (2,8%) o el deporte federado junto a las “escuelas deportivas” (0,8%), serían los medios menos utilizados.
Se ha verificado diferencias significativas entre chicos y chicas (p=0,00).
Días a la semana de práctica deportiva
Los adolescentes practicantes de actividad deportiva eligen como opción principal entre 2-3 veces por semana (51,6%) y 4-5 veces por semana (21,3%), siendo ligeramente superior en el caso de las chicas, es decir, el 57,1 % de ellas frente al 47,8% de ellos (en la opción 2-3 veces por semana) y al revés (en la opción 4-5 veces por semana) el 28,8% de ellos frente al 10,5% de ellas. Se observan diferencias significativas en cuanto al género (p=0,00).
Duración de la sesión de práctica deportiva
La mayoría de los adolescentes practicantes de actividad deportiva suelen realizar de 60 minutos (35,4%) a más de 1 hora (36,9%) de deporte en los días que anteriormente vimos que practicaban, existiendo además un porcentaje del 14,7% para sesiones de más de 2 hora de práctica. Se observan diferencias significativas en cuanto a género (p=0,00), siendo los chicos los que más tiempo dedican a la actividad deportiva.
Teniendo en cuenta la edad (por intervalos), la mayor cantidad de sesiones con una duración de más de 1 hora en chicos con respecto a chicas tanto en edades de 12 a 14 como de 15 a 17 años. En el caso de los chicos, en el intervalo de 15 a 17 años, desaparecen las sesiones con una duración de hasta 20 minutos y todos realizan de 30 minutos hacia delante. En la chicas, también, no sólo la frecuencia como ya vimos más arriba, sino también la duración, a pesar de describirse una curva muy similar.
Intensidad de la sesión de práctica deportiva
La práctica deportiva de los adolescentes la suelen realizan a una intensidad denominada por el ACSM como moderada (47,1%) o vigorosa (38,6%). Esta realización de actividades a intensidad moderada parece ser más común entre el género femenino (56,2%) que entre el masculino (40,7%). En cuanto a la intensidad vigorosa, podría decirse que sucede lo contrario, hablaríamos del (46,8%) de los chicos que realizan el deporte a esta intensidad por un (26,9%) de chicas. Encontrándose diferencias significativas entre los chicos respecto a las chicas (p=0,00).
Teniendo en cuenta la edad (por intervalos), en el intervalo de edad (12-14 años), las chicas realizan las actividades con una intensidad moderada mayor que los chicos. En cambio, éstos realizarían más práctica de la denominada como vigorosa. En el intervalo de edad (15-17) años, destaca la gran cantidad de práctica deportiva por parte de chicos a una intensidad vigorosa frente a la muy poca realizada por las chicas a este nivel.
Por otra parte, los chicos de entre 15 y 17 años, introducen sesiones de práctica deportiva a una intensidad muy ligera, posiblemente por el hecho de realizar ejercicios de musculación, utilizando esta práctica deportiva de manera complementaria con un fin social más que para mejora de la condición física o rendimiento deportivo.
Autopercepción del nivel de actividad físico-deportiva realizada en el tiempo libre
El 40,4% de los adolescentes consideran que realizan una práctica físico-deportiva igual al resto de compañeros de su edad y con circunstancias similares a las suyas. Esto pasa sobre todo en las chicas (42,9%) frente a un (37,9%) en los chicos.
El 23,7% percibe su práctica como mayor que la de sus compañeros, sobre todo entre los chicos (30,5%) frente al (17,1%) entre las chicas.
El 19,6% percibe su práctica como menor que la de sus compañeros. Aquí ocurre lo contrario que en el último caso, serían las chicas las que más lo perciben (26,1%) frente al (13%) entre los chicos.
La autopercepción de los adolescentes sobre el nivel de actividad físico-deportiva comparado con compañeros en circunstancias similares a las suyas sigue una distribución prácticamente equilibrada en el intervalo de edad (12-14 años), donde se percibe el nivel sobre todo como igual al compañero.
En el intervalo (15-17 años), existe una asociación positiva destacable de los varones hacia una mayor valoración de su nivel de actividad realizada. En las chicas ocurre lo mismo pero en sentido opuesto, es decir, hacia una menor valoración de su nivel respecto al de sus compañeros.
CONCLUSIÓN
Los niveles globales de actividad físico-deportiva de los jóvenes estudiados en el estudio piloto realizado para la adaptación del inventario de actividad física habitual para adolescentes (IAFHA), tienden a situarse por encima de los bajos niveles obtenidos en otras investigaciones analizadas sobre dicha temática. No obstante, la precisión de estos datos, podrán ser confirmados más adelante, tras la necesaria validez criterial y predictiva que debe seguir a este proceso de validación realizado parcialmente en el pilotaje.
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