Trastornos de alimentación en la infancia y la adolescencia. La obesidad
Trastornos de alimentación en la infancia y la adolescencia. La obesidad
Resumen
Los trastornos de alimentación son alteraciones graves de la conducta alimentaria, que se diferencian entre sí por sus manifestaciones y sintomatología. Son múltiples los trastornos de alimentación que sufren en la actualidad niños, adolescentes y adultos.
Con este trabajo se pretende hacer una revisión de uno de los trastornos de alimentación más frecuentes en la niñez y la edad adulta “la obesidad y el sobrepeso”, objeto de gran preocupación en la actualidad. Así como, conocer los factores de predisposición más frecuentes y algunas pautas de prevención de los trastornos de alimentación de forma genérica.
Introducción
Cada momento histórico conlleva un conjunto de valores sociales y culturales que condicionan el modo de vivir y enfermar de las personas (Maganto y Cruz, 2000).
Un trastorno natural se apoya en valores que la sociedad establece de forma directa o indirecta, tales como los “ideales”. Los síntomas son extensiones y exageraciones directas de conductas y actitudes frecuentes dentro de una cultura, que a menudo incluyen conductas que son muy valoradas. El trastorno es una pauta de desviación que proporciona a las personas maneras o modos aceptables de ser irracionales o desviados (Maganto, Del Río, Roiz y Cruz, 2000).
Una vez aclarado el término de trastorno pasamos a detallar las diferentes definiciones encontradas de trastornos alimenticios: “Los trastornos de la alimentación son enfermedades crónicas y progresivas, se manifiestan a través de la conducta alimentaria, sin embargo, engloban una gama muy compleja de factores psicológicos y emocionales entre los que prevalece una alteración o distorsión de la auto-imagen corporal, hay un gran temor a subir de peso y la autoestima está supeditada a la percepción de una buena imagen corporal”. (La biblioteca Itson de Psicología).
Papalia (2005) define a los trastornos de alimentación como “comer en exceso y falta extrema de alimentos” y son más comunes en las sociedades industrializadas donde el alimento es abundante y lo atractivo se equipara con la delgadez. Halgin (2004) dice que “el significado psicológico de la comida se extiende más allá de sus poderes nutritivos y los define como trastornos caracterizados por conflictos sobre la comida, la alimentación, el ejercicio y la imagen corporal”.
“El término trastornos alimentarios se refiere a una variedad de trastornos. La característica común de todos los trastornos alimentarios son los comportamientos anormales de alimentación. Los trastornos alimentarios son problemas serios de salud mental y pueden poner en peligro la vida. Los principales trastornos de alimentación son: Anorexia, bulimia, ortorexia, vigorexia, y comer compulsivo. Tienden a aparecer durante la adolescencia porque en esta etapa la preocupación por el aspecto físico aumenta”.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es posible definir los trastornos de alimentación como alteraciones graves de la conducta alimentaria, que se diferencian entre sí por sus manifestaciones y sintomatología. Todos los trastornos de alimentación presentan una serie de conflictos psicológicos y sociales.
Son múltiples los trastornos de alimentación que sufren en la actualidad niños y adolescentes. Tras la revisión bibliográfica realizada se ha elaborado la siguiente clasificación:
Tabla 1.
Con este trabajo se pretende hacer una revisión de uno de los trastornos de alimentación más frecuentes en la niñez y la edad adulta “la obesidad y el sobrepeso”, objeto de gran preocupación en la actualidad. Así como, de algunos de los factores de predisposición y prevención de los trastornos de alimentación de forma genérica.
La obesidad y el sobrepeso
Con este trabajo se pretende hacer una revisión de uno de los trastornos de alimentación más frecuentes en la niñez y la edad adulta “la obesidad y el sobrepeso”, objeto de gran preocupación en la actualidad. Así como, de algunos de los factores de predisposición y prevención de los trastornos de alimentación de forma genérica.
La obesidad y el sobrepeso:
La OMS define la obesidad y el sobrepeso como una acumulación anormal y excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
El índice de masa corporal (IMC) es una medida muy sencilla que resulta de dividir el peso en kilogramos por la estatura en metros al cuadrado (Kgr/m2), empleada frecuentemente como indicador del sobrepeso y la obesidad. Su utilidad proviene de que su cálculo no varía en función de la edad o el género, aunque debe considerarse una medida orientativa.
La OMS define el sobrepeso como un IMC igual o superior a veinticinco y la obesidad como un IMC igual o superior a treinta. Aunque hay pruebas que determinan que el riesgo de padecer enfermedades crónicas aumentan a partir de un IMC de veintiuno.
Tabla 2.
La obesidad y sobrepeso son producidas por un desequilibrio entre la ingesta de calorías y el gasto que se produce de las mismas. El aumento mundial de estos trastornos ha sido vinculado a dos causas fundamentalmente: la modificación de la dieta con tendencia a la ingesta de alimentos hipercalóricos y la disminución de la actividad física.
Ambos trastornos tienen consecuencias muy negativas e la salud. Se puede decir que a medida que aumenta el IMC también lo hace el riesgo de sufrir enfermedades crónicas como:
- Enfermedades cardiovasculares (principal causa de muerte en el mundo).
- La diabetes.
- Enfermedades del aparato locomotor, particularmente la artrosis.
- Algunos cánceres: endometrio, colon o mama.
La obesidad, el sobrepeso y las enfermedades vinculadas a ellos pueden evitarse mediante el compromiso personal y social. Así, las personas pueden lograr un equilibrio energético y un peso normal, reducir la ingesta de calorías y azúcares, aumentar el consumo de productos sanos (frutas, verduras, legumbres…) e incrementar la actividad física.
Pero su puesta en práctica requiere el compromiso político y la colaboración del sector público y privado. Algunos datos relevantes sobre la obesidad y el sobrepeso aportados por la OMS en el 2005 son:
- Unos 1600 millones de adultos (más de 15 años) presentan sobrepeso.
- Al menos 400 millones de adultos padecen obesidad.
- Aproximadamente 20 millones de menores de cinco años presentan sobrepeso.
- En el 2015 se calcula que habrá unos 2300 millones de adulos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad.
La Revista Panamericana Salud Pública ofrece algunos datos de interés sobre este trastorno de alimentación:
- El tabaquismo y la obesidad son las principales causas de muerte en EEUU en el años 2000. Según un informe realizado por la Revista Panan Salud Pública en 2004 la mala alimentación fue la segunda causa de muerte en Estados Unidos. Ésta asociada a la escasa actividad física produce obesidad, trastorno que provocó en el año 2000 unas 400.000 muertes (16% del total).
- Se ha demostrado la existencia de una estrecha relación entre la obesidad en la niñez y la adolescencia y la mortalidad en la edad adulta. Así, padecer obesidad en la infancia o juventud favorece la presencia de este trastorno en la vida adulta, que a su vez predispone al sujeto a sufrir enfermedades y trastornos como la diabetes o la enfermedad coronaria.
- Se descubre que los niños con obesidad actúan con dos veces más rebeldía que los otros niños y presentan tendencias a la depresión.
- El ejercicio físico ligero disminuye el riesgo de obesidad y la diabetes de tipo dos. Es fundamental insistir en el ejercicio físico y la reducción del sedentarismo.
- El incremento de la obesidad ocurrido en las últimas décadas obedece a factores como un cambio importante en la alimentación, la actividad física y otros elementos de carácter sociocultural.
En palabras de la OMS y la Revista Panan Salud Pública la ausencia de actividad física, una dieta insana, el consumo de alcohol y tabaco son entre en otros, factores de riesgo que afectan a la población en general y que se encuentran profundamente arraigados al tejido social (la forma de vida, el trabajo, factores ambientales…). En consecuencia, la reducción de estos factores requiere del conjunto de la sociedad.
Algunas de las iniciativas que han surgido en este sentido son:
- La Declaración Libre de Grasas de Trans-Américas
- La Alianza Clinton para una generación más sana
- Plataforma Europea de Acción sobre la Alimentación, Actividad Física y Salud
- La Declaración de las Américas sobre diabetes (DOTA).
- Grupo de Trabajo de Sodio de Canadá.
Factores que predisponen a la aparición de un trastorno de alimentación
Existen muchos factores que influyen en la aparición de los trastornos de alimentación. Los factores deben ser entendidos como agentes que pueden hacer a una persona más vulnerable a desarrollar un trastorno alimenticio.
Factores personales Los factores personales comunes a la mayoría de los trastornos alimenticios son:
- Pubertad temprana en el caso de las mujeres.
- Sufrir previamente un problema de obesidad.
- Poseer determinados rasgos del carácter (pocas HHSS, baja autoestima, exceso de responsabilidad, bajo autocontrol…)
- Tener tendencias depresivas o sufrir trastornos de ansiedad.
- Poseer tendencia al padecimiento de trastornos de personalidad y conductas compulsivas/impulsivas.
- Haber elegido una afición o una carrera que conceda gran importancia al peso.
- Cumplimiento de la “hipótesis de dependencia externa”. Esta hipótesis fue formulada por Schachter y Rodin en 1974, supone que los bulímicos y los anoréxicos, no regulan su conducta de comer a partir de indicios de hambre o saciedad, sino a partir de claves externas.
Factores familiares Los factores familiares no pueden considerarse como importantes aunque si influyentes en los trastornos de alimentación y son:
- Tener familiares obesos o que padezcan algún desorden alimentario.
- Haber sido abusado sexualmente. Un 35% de las mujeres que han sufrido abusos sexuales desarrollan un trastorno alimenticio, sobre todo bulimia.
- Convivir con personas que le den mucha importancia al peso y a la apariencia física.
- Prejuicios y mala transmisión de valores.
Factores socioculturales Los factores sociales influyentes son muchos. La presión social y mediática que existe en torno a la línea y el adelgazamiento tiene un papel decisivo en la aparición y desarrollo del trastorno. La moda y la publicidad incitan a diario a la delgadez relacionándolo con buena salud.
- Los trastornos culturales, representados por la cultura de la delgadez y concesión de importancia al “Mitos de la belleza”. La delgadez se asocia con belleza, elegancia, prestigio, juventud, aceptación social, todo ello ya que los medios se han encargado de machacarlo.
- La discriminación y el rechazo social hacia los obesos.
- La manipulación. La manipulación que se ejerce a través de la coacción publicitaria, el mercado de adelgazamiento, la difusión del cuerpo delgado de los modelos como estereotipos y la difusión de páginas pro-anorexia (“pro-ana”) a través de Internet.
Algunos autores hacen especial hincapié en los factores de carácter familiar y sociocultural como causas que influyen en la aparición de un trastorno. Consideran que el estilo de vida de los pacientes, sus conductas mientras realizan el acto de comer (ver televisión, comer solo o acompañado…) y el hecho de que sus madres trabajen fuera del hogar influye en el desarrollo de malos hábitos y prácticas de alimentación. (Calvo Viñuela, I., Aroca Palencia, J., Armero Fuster, M., Díaz Gómez, J. y Rico Hernández, Mª. A., 2002).
Se responsabiliza a la sociedad en general por la aparición de trastornos de alimentación, por conferir mayor importancia al aspecto externo del sujeto, olvidándose de aportar la información necesaria para evitarlos. Sería fundamental inculcar una educación para la salud a través de las familias y las escuelas.
El grupo de amigos y compañeros es el más influyente en la adolescencia, hasta el punto de que muchos de los sujetos que presentan un trastorno (especialmente los más jóvenes) tienen amigos que también los sufren.
Prevención o detección precoz de los trastornos:
Como primera medida recomendamos dotar a la juventud de una educación alimenticia, e informar sobre los riesgos que conlleva el no comer adecuadamente. Los factores implicados en la aparición de los trastornos son muchos, por ello la prevención nos corresponde a todos.
Según el Ministerio de Sanidad y Consumo “los educadores tienen la función de promover en el alumnado la formación de un juicio crítico ante las imposiciones sociales, enseñarles a valorar su propio cuerpo y todas las posibilidades que éste ofrece; ayudarles a desarrollar una idea ajustada de sí mismos, que reconozcan sus capacidades y también sus limitaciones como personas; animarles en la elección de metas más realistas, de acuerdo con sus posibilidades físicas y emocionales y transmitir la importancia de saber aceptar errores, soportar y tolerar las frustraciones”.
Los educadores deben mejorar la autoestima mediante la propia aceptación del cuerpo y el rechazo a los estereotipos poco saludables que establecen los medios, se debe vigilar a las personas en población de riesgo en cuanto a conductas alimenticias, pero sin ejercer control excesivo.
Señalar que su actuación en la detección precoz de este tipo de trastornos puede ser clave. El segundo aspecto importante a realizar en la atención primaria es el tratamiento, que ha de ser conjunto con el especialista, colaborando con él en la consecución de los distintos objetivos según el diagnóstico y la gravedad en cada caso.
Prevención desde la escuela
Todos los trastornos de alimentación se pueden llevar al aula como tema transversal, centrándose en una educación alimenticia, dietas equilibradas, defensa del culto excesivo al cuerpo, mejora de la autoestima… (Geosalud) En la escuela se observan fácilmente cambios físicos y psicológicos que hacen reflexionar sobre los sujetos que pueden estar comenzando a padecer algún trastorno. Los adelgazamientos exagerados o muy rápidos, la palidez, tristeza, signos de ejercicios físicos agotadores, aislamiento, incomunicación son signos de que pueden aparecer trastornos.
Para trabajar con adolescentes nos gustaría recomendar la lectura de testimonios de jóvenes que han sufrido estos trastornos y los han resuelto. Se pueden ver programas de TV, estudiar anuncios publicitarios, obras de teatro, películas para discutir en grupo.
Todas estas charlas o debates pueden ayudar a concienciar a las niñas sobre la repercusión que tienen sus hábitos alimenticios en sus vidas, sobre lo críticos que deben ser con la publicidad, que deben valorarse.
Bibliografía
-
Maganto, C., Cruz, S. (2000) La imagen corporal y los trastornos alimenticios: una cuestión de género. Cuadernos de psiquiatría y psicoterapia del niño y del adolescente. Vol. 3 pp.45-57.
-
Biblioteca Itson. Definiciones de trastornos de alimentación. En el 25 de noviembre)
- Organización Panamericana de Salud y Organización Mundial de la Salud (OMS). Obesidad. En (Consultado el 17 de noviembre de 2009).
- Organización Panamericana de Salud y Organización Mundial de la Salud (OMS). Obesidad. En ‘499’&KW=reviewedPublicationsNCD6&Lang=S&LNG=SPA&Title=Enfermedades%20no%20transmisibles&SubTitle=Obesidad (Consultado el 17 de noviembre de 2009).
- Organización Panamericana de Salud y Organización Mundial de la Salud (OMS). Obesidad y sobrepeso. En el 17 de noviembre de 2009).
- Calvo Viñuela, I., Aroca Palencia, J., Armero Fuster, M., Díaz Gómez, J. y Rico Hernández, Mª. A. (2002). Estilo de vida en trastornos de conducta alimentaria. Revista de nutrición hospitalaria, 17, 4 (219-222). En (Consultado el 19 de noviembre de 2009).
- Geosalud. Prevención en las aulas de los trastornos de alimentación. En http://www.geosalud.com/Nutricion/anorexia_bulimia.htm (Consultado el 20 de noviembre de 2009).