Un estudio sobre la preocupación por la imagen corporal de los alumnos/as de educación secundaria de la población de La Roda (Albacete).
RESUMEN
En este trabajo de investigación se evalúa la preocupación por la imagen corporal de alumnos y alumnas de educación secundaria de la población de La Roda (Albacete), comparándola principalmente con otros estudios de ámbito nacional. En la investigación participaron 652 adolescentes españoles entre 12 y 17 años a los que se les administraron el Body Shape Questionnaire (BSQ). Los resultados permitieron comprobar cómo, contrariamente a otros estudios, en nuestros adolescentes la insatisfacción corporal no aumentó con la edad en la adolescencia, manteniéndose estable y mostrando sus niveles más altos a la edad de 13 años, coincidiendo con la pubertad. Lo que si es evidente es que las mujeres presentan una insatisfacción corporal notable, superior a la de los hombres, y superior también a la hallada por otras investigaciones con instrumentos similares. Esto pone de manifiesto la necesidad de ser tratada como problema importante a partir de la Educación Física escolar.
INTRODUCCIÓN.
La pubertad y la adolescencia es una etapa de significativos cambios físicos y psicológicos en los que la construcción de la imagen corporal cobra especial relevancia. Además de los cambios físicos y psicológicos, las influencias sociales son también fundamentales en la construcción de los ideales del adolescente. La cultura de la delgadez tiene influencia sobre el ideal de belleza de los adolescentes, los ideales cinematográficos y los personajes populares cobran cada vez más importancia en la formación del ideal de belleza. Los adolescentes occidentales han experimentado desde su infancia un modelo corporal femenino más delgado que el de la mujer promedio. Este modelo se ha ido interiorizando, haciéndolo suyo y formando su modelo de cuerpo. Cuanto más delgado sea el modelo ideal que haya interiorizado el adolescente, más probable será que su cuerpo le cree preocupación e insatisfacción. Pero el desarrollo físico a estas edades contradice el ideal de la cultura de la delgadez y el consiguiente deseo de asemejarse a este modelo parece desencadenar patologías del trastorno de la imagen corporal (Cruz y Maganzo, 2002). Pero no sólo eso, sino que su autoimagen general, su autoestima, va a depender enormemente del grado de satisfacción o insatisfacción hacia su cuerpo (Toro, 2004). Casper y Offer (1990) fueron los primeros en afirmar que cuanto más preocupación por el peso y las dietas, más insatisfacción corporal, peor autoimagen, más depresivo y mayor malestar general presentaba el adolescente. Todos los cambios neurobioquímicos, psicológicos, sociales son una factor de riesgo añadido al inicio de trastornos de la imagen corporal y también de TCA (Crisp, 1984). Mientras que en los chicos el incremento de peso se debe en gran parte al aumento de músculo, en las chicas se produce por un aumento del tejido adiposo en las zonas que más preocupan a las chicas (nalgas, muslos y abdomen). Hermes y Keel (2003) descubrieron que son los cambios corporales y no la edad ni el modelo estético los que más contribuían a crear insatisfacción corporal, aunque parece más lógico que las consecuencias cognitivas y emocionales de percibir los cambios en un contexto de delgadez ya interiorizado contribuyan determinantemente a este hecho. (Toro, 2004).
Las adolescentes con una maduración temprana pueden presentar mayor predisposición a la insatisfacción corporal (Ohring et al., 2002). Estos autores obtuvieron en sus estudios que aquellas que más satisfechas estaban con su cuerpo habían iniciado la pubertad más tarde y acostumbraban a tener menos trastornos y depresión al alcanzar la juventud, mientras que aquellas que iniciaron su pubertad antes les ocurría justamente lo contrario. Cooper y Goodyer (1997) pusieron de manifiesto que a medida que aumentaba la edad mayor era el porcentaje de chicas que tenían una importante preocupación por su cuerpo. Entre chicas de 11 a 16 años, aquellas del grupo de 15 a 16 manifestaron mayor porcentaje de preocupación por su cuerpo, además la insatisfacción se asociaba a hábitos correspondientes a TCA. En palabras de Toro (2004), al inicio de la etapa adolescente se fraguan una serie de actitudes y conductas que eclosionan en etapas posteriores. Toro (1989) y Raich et al. (1991) comprobaron en la población española como la insatisfacción aumentaba también con la edad.
METODOLOGÍA.
Objetivo:
Evaluar la preocupación por la imagen corporal de los alumnos/as de educación secundaria de la población de La Roda (Albacete).
Participantes:
La muestra estuvo compuesta por 652 adolescentes (296 varones y 356 mujeres) de una edad comprendida entre los 12 y los 17 años, pertenecen al IES Doctor Alarcón Santón e IES Maestro Juan Rubio de la población de La Roda (Albacete). Los participantes conforman casi la totalidad de alumnos/as escolarizados en educación secundaria de la localidad.
Instrumentos:
Body Shape Questionnaire (BSQ, adaptado por Raich et. al., 1996). Evalua la insatisfacción producida por el propio cuerpo, el miedo a engordar, la autodesvalorización por la apariencia física, el deseo de perder peso y la evitación de situaciones en las que la apariencia física pudiera atraer la atención de otros.. El BSQ es un cuestionario autoaplicado formado por 34 ítems, con seis opciones de respuesta tipo Likert (1 = nunca, 2 = raramente, 3 = algunas veces, 4 = a menudo, 5 = muy a menudo, 6 = siempre). A partir de la puntuación total obtenida es posible establecer cuatro categorías: no hay preocupación por la imagen corporal (puntuación < 81), leve preocupación (puntuación entre 81 y 110), preocupación moderada (puntuación entre 111 y 140) y preocupación ex-trema (puntuación > 140 puntos). En la presente investigación se alcanzó una consistencia interna α=0,975.
RESULTADOS
Dadas las puntuaciones medias obtenidas de la suma de los distintos ítems del BSQ, se realiza un análisis diferencial para las variables independientes edad y género.
Observando la Tabla 1, existe una gran diferencia en las puntuaciones de chicos (M= 54,49) y chicas (M=85,51), mostrándose éstas mucho más preocupadas por su imagen corporal. Si diferenciamos por edad, los chicos mantienen estables sus puntuaciones a lo largo de toda la adolescencia, aunque a los 13 años tienen los índices mayores de preocupación por su figura. Del mismo modo, las chicas de 13 años (M=95,47) tienen una inquietud muy superior a las chicas del resto de edades.
Tabla 1: Puntuaciones medias en el BSQ en función de la edad y el género.
Gráfico 1: Evolución de las puntuaciones en el BSQ en función de la edad y el género.
Igualmente, se realiza una ANOVA de las puntuaciones medias del BSQ en función de las variables independientes género y edad. Podemos comprobar como el sexo influye determinante en la varianza del cuestionario (F= 108,05 p<,001) y no así la edad (F= 2,19 p>,05). (Tabla 2).
Tabla 2: Análisis univariante de las puntuaciones del BSQ en función de las variables género y edad.
Siguiendo a Cooper y Taylor (1988) agrupamos a la muestra en cuatro niveles de preocupación:
- No hay preocupación por la imagen corporal: suma de puntuaciones del BSQ menor de 81.
- Preocupación leve por la imagen corporal: suma de puntuaciones del BSQ mayor de 80 y menor de 110.
- Preocupación moderada: puntuaciones entre 111 y 140.
- Preocupación extrema: Puntuaciones superiores a 140.
En la Tabla 3 podemos observar como el 14,5% de los chicos están preocupados por su imagen corporal mientras que la preocupación entre las mujeres asciende al 46,6%. Además, destacar que aunque la preocupación extrema de los chicos es del 2,3% en las chicas asciende al 12,9%.
Por edad (Tabla 4), a los 13 años se obtiene el porcentaje más alto de preocupación por la imagen corporal, 21,06% en chicos y más del 50% de las chicas. Es a esta edad donde se encuentran el mayor número de casos de preocupación extrema, 8,77% de los chicos y 20,33% de las chicas. A los 15 años las chicas presentan también porcentajes elevados de insatisfacción (55,6%) y con un 12,34% de insatisfacción extrema. Por el contrario los 12 años de edad muestran los niveles más bajos de preocupación para ambos sexos, aunque no deja de ser relevante el 12,5% de las chicas que están preocupadas extremadamente por su imagen corporal.
Tabla 3: Frecuencias de los niveles de preocupación por la imagen corporal en función del género.
Tabla 4: Frecuencias de los niveles de preocupación por la imagen corporal en función del género y la edad.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
El objetivo de la investigación consistía en evaluar la imagen corporal en términos de preocupación por la imagen corporal de los alumnos/as de secundaria.
La insatisfacción valorada con el BSQ mostró, al igual que en otros muchos estudios (Baile, Guillén y Garrido, 2002; Cohane y Pope ,2001; Cruz y Maganto, 2002; Offer, Schonert-Read y Boxer., 1996, Raich et al., 1996), que la preocupación por la imagen corporal de las mujeres era mayor que la de los hombres a todas las edades. El 14,5% de los chicos mostraron alguna preocupación por su imagen corporal mientras que la preocupación entre las mujeres ascendió al 46,6%. Comparando estos resultados con otros estudios realizados en España con adolescentes, nuestros estudiantes manifiestan una mayor preocupación que los estudios de Espiná, Ortego, Ochoa de Alda y Alemán (2002) (preocupación varones 9,1%; preocupación mujeres 32,5%), aunque inferiores que los de Ballester et al., (2002) (preocupación mujeres 66%). Además, destacar que aunque la preocupación extrema de los chicos fue escasa (2,7%) en las chicas ascendió al 12,9% frente al 9% de Ballester et al., y el 7,5% de Espiná et al. Por edades, los 13 años fue la edad más crítica para varones (BSQ M= 62,94) y mujeres (BSQ M=95,47). A esta edad se alcanzó el 8,77% de preocupación extrema en los chicos y el 20,33% en las chicas, con una preocupación global del 21% para los primeros y un 51% para las segundas. A los 15 años las mujeres (BSQ M=88,91) también mostraron un alto porcentaje de preocupación (65%), aunque menor de preocupación extrema (9,5%). Para el resto de las edades no hubo diferencias manteniéndose una preocupación de alrededor del 10% en los chicos y entre el 30-40% en las mujeres. La edad con menor preocupación en las mujeres fueron los 12 años (BSQ M=76,21) con un 31% de preocupación por la imagen corporal. Estos resultados reflejan que la edad más crítica en los problemas de la imagen corporal son los 13 años, coincidiendo con la pubertad y los cambios físicos, especialmente en las mujeres. Los cambios corporales femeninos y no la edad son los que constituyen el principal factor de riesgo que se asocia a la insatisfacción corporal (Hermes y Keel, 2003). Además, según los resultados del análisis de varianzas, a partir de los 13 años no existen diferencias en la preocupación por la imagen corporal de los adolescentes. Estos datos contrastan con los obtenidos en otras investigaciones (Baile et al., 2003; Cooper y Goodyer, 1997; Martínez y Veiga, 2007; Raich et al, 1991; Toro et al., 1989) según las cuales la preocupación por la imagen corporal va aumentando durante toda la adolescencia, obteniendo el índice más bajo a los 12 y 13 años. Cooper y Goodyer (1997) hallaron los índices más altos de preocupación extrema a partir de los 15-16 años (18,9%). Baile et al. (2003) encontraron los niveles más bajos de preocupación a los 12-13 años (varones BSQ M= 47,49; mujeres BSQ M= 52,14) y notablemente más elevados a los 15-16 (BSQ M=81,2) y 17-19 (BSQ M=79,49) años. Martínez y Veiga (2007) también encontró más preocupación entre los estudiantes de secundaria a medida que aumentaban de edad.
El hecho de encontrar, en nuestra investigación, los niveles más altos de preocupación por la imagen corporal a edades tan tempranas puede deberse a varias causas. En primer lugar, la interiozación prematura del modelo estético delgado a edades infantiles, que puede ser debido al aumento de la presión social sobre el culto al cuerpo en los últimos años, y por el mayor acceso a la información de los escolares. En segundo lugar, los cambios corporales producto de la pubertad que contrastan con el modelo impuesto. Y en tercer lugar, el gran porcentaje de estudiantes con sobrepeso.
Un índice de masa corporal (IMC) alto es un factor objetivo que justificaría la insatisfacción corporal por el factor cultural del canon de belleza delgado. El IMC correlacionó positiva y significativamente con las puntuaciones en el BSQ (varones r=,39; mujeres r=,43), de manera que aquellos con más peso estaban más insatisfechos con su cuerpo. Anteriormente Espina et al. (2002), Rodríguez y Cruz, (2006), y Martínez y Veiga (2007) hallaron la correspondencia entre IMC e insatisfacción, siendo mayor la correlación entre las mujeres que en los varones. Nuestros obesos mostraron los mayores porcentajes de preocupación (el 71% de chicas; 39% de chicos) y el mayor número de sujetos con preocupación extrema, alcanzando el 31% de las chicas y el 8,3% de los chicos. En el grupo de bajo peso no se halló preocupación ni en el caso de los chicos (0%) ni en el de las chicas (1 caso con preocupación leve). Los chicos mostraron menor preocupación para todas las categorías de IMC, el 16% de los que presentan sobrepeso (sólo un 3% preocupación extrema), el 9% que tienen un peso normal-alto y el 2,8% que tienen un peso normal-bajo manifestaron preocupación con su figura. En cambio, el 68 % de las que presentan sobrepeso (21,7% preocupación extrema), el 44% con un peso normal-alto (9,5% preocupación extrema) y el 24,1% de peso normal-bajo (2% preocupación extrema) se sintieron preocupadas por su imagen corporal.
Destacamos la insatisfacción corporal en los varones, que a pesar de ser sensiblemente inferior a las mujeres, ha ido aumentando en las últimas décadas (Garner, 1997). En este sentido hay que destacar dos hechos:
- Es importante el número de alumnos que desean aumentar de peso. Los deseos de ganar peso en los varones también se relacionan con la insatisfacción corporal. Este tipo de insatisfacción corporal es difícil de valorar y menos con instrumentos como el BSQ. Mientras que las mujeres se sienten más atractivas al estar más delgadas, los hombres suelen hacerlo al estar más musculados. Todo ello porque los cánones de belleza impuestos por la sociedad para ambos sexos son diametralmente opuestos.
- No se debe olvidar que existe un gran número de obesos, estando muchos de ellos insatisfechos por ello. La sociedad no sólo impone a los varones modelos de cuerpos musculados sino que rechaza al hombre con sobrepeso de la misma manera que a la mujer.
Concluyendo, contrariamente a otros estudios, en nuestros adolescentes, la insatisfacción corporal no aumentó con la edad en la adolescencia, manteniéndose estable y mostrando sus niveles más altos a la edad de 13 años, coincidiendo con la pubertad. Lo que si es evidente es que las mujeres presentan una insatisfacción corporal notable, superior a la de los hombres, y superior también a la hallada por otras investigaciones con instrumentos similares. Esto pone de manifiesto la necesidad de ser tratada como problema importante a partir de la Educación Física escolar
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