Valoración de la violencia en adolescentes. Investigación comparativa entre un grupo de artes marciales y un grupo de control
RESUMEN COMUNICACIÓN/PÓSTER
Esta comunicación resume un estudio de diseño ex post facto en el que han participado 104 sujetos de entre 12 y 17 años, seleccionados mediante muestreo incidental, diferenciados en dos grupos: (1) adolescentes que practican artes marciales y (2) adolescentes que practican actividad física común o sin especialización. La distribución de ambos grupos es equivalente en función de las variables sexo y edad. Tras proceder con estadística inferencial de naturaleza paramétrica, se concluye que los datos son compatibles con la hipótesis de que los adolescentes que practican regularmente artes marciales declaran menor violencia gratuita que los adolescentes sin perfil deportivo específico.
INTRODUCCIÓN.
El presente trabajo da continuidad a una línea de investigación sobre defensa personal que analiza el impacto pedagógico de las artes marciales en general y de la defensa personal en particular, siendo el tercer estudio sobre dicha cuestión. En un primer estudio (Tejero, Ibáñez y Pérez, 2008) se llevó a cabo una experiencia educativa, muy cercana a la investigación-acción, en la que se diseñó y se puso en práctica una unidad didáctica de defensa personal en el contexto escolar. En dicho trabajo, los protagonistas de la experiencia: cuatrocientos sesenta y cinco estudiantes de un Instituto de Enseñanza Secundaria, tres profesores de educación física y dos catedráticos de enseñanza secundaria por la especialidad de educación física, argumentaron con reflexiones y juicios críticos que la defensa personal puede ser un contenido oportuno del área de educación física, tanto en cuanto la defensa personal es un contenido innovador, desarrolla aspectos psicomotrices y, sobre todo, permite abordar aspectos educativos vinculados a la cultura de paz y la no violencia. Como consecuencia de este primer trabajo, se articuló un segundo estudio de diseño cuasi-experimental de grupo único (Tejero, Balsalobre e Ibáñez, en evaluación), donde, en primer lugar, se midió a modo de línea base el nivel de actitud hacia la violencia de 104 adolescentes. Posteriormente, se impartió una unidad didáctica de defensa personal a dicho grupo. Y, finalmente, se midió de nuevo la actitud violenta con el objeto de conocer el impacto de la defensa personal sobre la violencia. El instrumento utilizado fue la Escala breve de violencia en adolescentes. Un cuestionario de autoinforme elaborado ex profeso para la ocasión que aporta una medida común: violencia general, con dos escalas subyacentes: violencia gratuita y violencia vinculada a la autoprotección. La principal conclusión de esta investigación fue que una unidad didáctica de defensa personal de tan sólo nueve sesiones es capaz de disminuir la violencia gratuita, pero no la violencia general ni la violencia vinculada a la autoprotección. Unos resultados que lejos de parecer débiles, son esperanzadores ya que, de acuerdo con Madden (1995), las mejoras significativas se producen a largo plazo, por ejemplo, un año de práctica. Idea última comprobada por Lamarre y Nosanchuk (1999) al comprobar que los años de entrenamiento en una disciplina como el judo correlacionan significativamente de forma inversa a la agresividad, es decir, a mayor número de años de práctica menor agresividad. A partir de aquí, sabiendo que la defensa personal es un saber derivado de diferentes artes marciales, como por ejemplo: jiu-jitsu (Galán, 1998; Kirby, 2001), judo (Milloy, 2000), aikido (Nagashima, 1978; Makijama, 1993), gung fu (Lee, 1992), hapkido (Shaw, 1998), karate (Lorden, 2003) y taekwondo (Mitchell, 1996; Hornsey, 2002), y habiendo comprobado que la defensa personal decrece la actitud violenta (Tejero, Balsalobre e Ibáñez, en evaluación), es lógico pensar que la práctica continuada de las artes marciales, entre otras aportaciones, influye positivamente en la personalidad de quienes las practican de forma que sus rasgos de violencia son menores que los de la población normal. El trabajo tiene un objetivo: contrastar si los adolescentes que practican artes marciales tienen menor actitud violenta que los adolescentes que practican actividad física común o sin especialización concreta.
MÉTODO
Participantes
La muestra está formada por 104 participantes, de los que 57 son estudiantes de un Instituto de Enseñanza Secundaria, con un perfil de actividad física común o sin especialización, y los otros 57 son practicantes de artes marciales, en concreto, de judo, karate y jiu-jitsu. Todos los participantes fueron seleccionados por muestro no aleatorio, de forma incidental, por dos motivos: por una parte, fácil acceso y, por otra, la intención de homogenizar las distribuciones de los dos grupos. En este sentido, ambos grupos tienen misma distribución en función de la variable sexo: 51% chicos y 49% chicas, y misma distribución en función de la variable edad: entre 12 y 17 años, con media igual a 14 años. En consecuencia, ambos grupos pueden considerarse estadísticamente equivalentes en sus distribuciones y distintos en su perfil de actividad física. Véase distribución de subgrupos en Tabla 1.
TABLA 1. Distribución muestral de grupos
Diseño
Diseño ex post facto retrospectivo.
Variables
- Variable independiente: tipo de actividad física practicada. Dos niveles: (a) actividad física especializada en artes marciales y (b) actividad física común.
- Variable dependiente: nivel de actitud violenta.
Hipótesis
Los adolescentes con un perfil especializado en artes marciales declaran, cuanto menos, menor violencia gratuita que los adolescentes con perfil deportivo común. Es decir, en términos estadísticos: H0: violencia gratuita grupo artes marciales ≥ violencia gratuita grupo control H1: violencia gratuita grupo artes marciales ˂ violencia gratuita grupo control
Instrumento
Para medir la actitud hacia la violencia de los participantes se utilizó la Escala breve de violencia en adolescentes (Tejero, Balsalobre e Ibáñez, en evaluación). Escala que solicita al adolescente que exprese su grado de acuerdo con cada uno de los diez ítems que configuran el instrumento, valiéndose para ello de un rango de respuesta tipo Likert de cinco puntos, donde 1 significa total desacuerdo y 5 total acuerdo. Antes de la aplicación del instrumento se explicó el protocolo del mismo, subrayando el carácter voluntario y anónimo de la participación, y la importancia de ejercer la opinión de forma libre y sincera. El instrumento está formado por dos subescalas. Por una parte, la escala de violencia gratuita:
- Ítem 1. Me parece bien que se insulte al árbitro cuando mi equipo juega un partido importante si ello nos ayuda a ganar el partido.
- Ítem 3. Es lógico que rompan el retrovisor del coche a los profesores que suspenden mucho.
- Ítem 5. Las personas que evitan meterse en peleas son unos cobardes.
- Ítem 6. Es gracioso reírse de las alumnas y los alumnos más empollones.
- Ítem 8. Los fines de semana son más divertidos si hay peleas.
- Ítem 9. Me parece adecuado que se pegue a los chivatos. Se lo merecen.
Y por otra parte, la escala de violencia vinculada a la autoprotección:
- Ítem 2. Una persona segura de sí misma y valiente sabe pegar.
- Ítem 4. Es correcto pegar a quien se mete con otras personas.
- Ítem 7. Cuando hay una pelea, la mejor forma de evitar que te peguen es pegar tu primero.
- Ítem 10. Si veo que mi pandilla se ha metido en una pelea, lo lógico es meterme yo también.
Procedimientos estadísticos
Con el fin de contrastar el grupo de artes marciales con el grupo de control o de actividad física común, se actuó con Prueba T para dos muestras independientes, estableciendo un margen de error Tipo I del 5% (α= 0,05) y atendiendo al parámetro delta para la estimación del tamaño del efecto. También se valoró la potencia de los contrates. Se procedió con ayuda de los programas informáticos PASW Statistics 17 y Epidat 3.1.
RESULTADOS
Como se observa en Figura 1, los adolescentes con un perfil de actividad física especializada en artes marciales muestran menor actitud violenta que los adolescentes con perfil de actividad física común en las tres variables: violencia general (1,95 vs. 2,18), violencia gratuita (1,63 vs. 1,90) y violencia vinculada a la autoprotección (2,43 vs. 2,59); siempre tomando como referencia una escala de 1 a 5, donde 1 es nada de violencia y 5 máxima violencia.
FIGURA 1: Valores medios de violencia
Procediendo con prueba T para muestras independientes, las diferencias entre el grupo de artes marciales y el grupo con perfil deportivo común son estadísticamente significativas cuando se trata de violencia general (T= 1,65; gl.= 102; sig.= 0,050; δ= 0,32) y violencia gratuita (T= 2,00; gl.= 102; sig.= 0,023; δ= 0,38). En consecuencia, se rechaza la hipótesis que defiende que los adolescentes que practican artes marciales tienen igual o mayor agresividad gratuita que los adolescentes del grupo de control. Por otra parte, no hay diferencia estadísticamente significativa en el caso de la violencia vinculada a la autoprotección (sig.= 0,19). Si bien, con respecto a este último dato, se ha de indicar que el error Tipo II es elevado (β= 0,50). Tabla 2.
TABLA 2. Contraste de grupos
CONCLUSIONES
En la línea de lo esperado, de acuerdo a Tejero, Balsalobre e Ibáñez (en evaluación), los datos son compatibles con la hipótesis de que los adolescentes que practican artes marciales declaran menor violencia gratuita que los adolescentes del grupo de control. Además, los adolescentes también difieren de forma estadísticamente significativa en violencia general. Así pues, se confirma la expectativa incial del estudio, especialmente si tenemos en cuenta lo defendido por Morales (2008) cuando consigna que parámetros delta en torno a 0,30 tienen significación práctica en investigación educativa.
Agradecimientos
Es voluntad de los autores agradecer a Enrique HIGUERAS DEL VADO, Elisa María DIAZ GUERRA y Miguel ANDRÉS KUETTEL, su ayuda desinteresada en la recogida de datos de este estudio.
REFERENCIAS
- Galán, M. (1998). Fu-jitsu. Método superior de defensa personal. Madrid: Esteban Sanz.
- Hair, J. F., Anderson, R. E., Tatham, R. L. y Black, W. D. (2004). Análisis multivariante (5ª Ed.). Madrid: Pearson.
- Hornsey, K. (2002). Taekwondo. A Step-by-Step Guide to the Korean Art of Self-Defense. Rutland, Vermont: Tuttle Publishing.
- Kirby, G. (2001). Jiu Jistsu nerve techniques. The invisible weapon of self-defense. California: Ohora Publications.
- Lamarre, B. y Nosanchuk, T. (1999). The gentle way: a replication of studies on martial arts and aggression. Perceptual & Motor Skills, 88(3 Part 1), 992-996.
- Lee, B. (1992). Chinese gung fu. The philosopical art of self defense. California: Ohara Publications.
- Lorden, M. (2003). Practical self-defense. Rutland, Vermont: Tuttle Publishing.
- Madden, M. (1995). Perceived vulnerability and control of martial arts and physical fitness students. Perceptual & Motor Skills, 80(3 Part 1), 899-910.
- Makijama, T. H. (1993). Keijutsukai aikido. Japanese art of self-defense. California: Ohara Publications.
- Milloy, S. J. (2000). Junk Science Judo: Self-Defense Against Health Scares and Scams. Washington: Cato Institute.
- Mitchell, D. (1996). Taekwondo. Barcelona: Paidotribo.
- Morales, P. (2008). Estadística aplicada a las ciencias sociales. Madrid: Universidad de Comillas. (Consultado el 16 de octubre de 2009 en www.upcomillas.es/personal/peter).
- Nagashima, S. (1978). Aikido básico. Barcelona: Alas.
- Pardo, A. y Ruiz, M. A. (2002). SPSS 11. Guía para el análisis de datos. Madrid: McGrawHill.
- Shaw, S. (1998). Hapkido. Korean art of self defense. Rutland, Vermont: Tuttle Publishing.
- Tejero, C. Mª, Balsalobre, C. e Ibáñez, A. (en evaluación). La defensa personal como intervención educativa en la modificación de actitudes violentas.
- Tejero, C. Mª, Ibáñez, A. Y Pérez, A. (2008). Cultura de paz y no violencia. La defensa personal como propuesta educativa. Revista Internacional de
- Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el deporte, 8(3), 199-211. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista31/artcultura80.htm