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29 Mar 2007

Comparación de la extensibilidad isquiosural y la flexión del raquis lumbar entre canoistas y kayakistas de categoría infantil.

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A un total de 43 piragüistas (23 kayakistas y 20 canoistas) de categoría infantil (media de edad: 13,35 ± 0,59 años) seleccionados para la concentración nacional de Zamora 2006 se les valoró, con un inclinómetro Unilevel, la extensibilidad isquiosural…

Autor(es): Lda. Ascensión García Ibarra (1), Dr. Pedro Ángel López Miñarro (2), Ldo. Fernando Alacid Cárceles (3), Dra. Carmen Ferragut Fiol (4), Dr. Juan Luis Yuste Lucas (5).
Entidades(es): (1) I.E.S. Alquipir de Cehegín (Murcia) (2) Facultad de Educación. Universidad de Murcia. (3) Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Universidad Católica San Antonio de Murcia.(4) Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Universidad Católica San Antonio de Murcia. (5) Facultad de Educación. Universidad de Murcia.
Congreso: III Congreso Nacional Ciencias del Deporte
Pontevedra– 29-31 de Marzo de 2007
ISBN: 84-978-84-611-6031-0
Palabras claves: raquis, dorsal, lumbar, extensibilidad isquiosural, piragüistas.

Resumen extensibilidad isquiosural y la flexión del raquis lumbar entre canoistas y kayakistas

A un total de 43 piragüistas (23 kayakistas y 20 canoistas) de categoría infantil (media de edad: 13,35 ± 0,59 años) seleccionados para la concentración nacional de Zamora 2006 se les valoró, con un inclinómetro Unilevel, la extensibilidad isquiosural mediante el test de elevación de pierna recta, así como la disposición de las curvas lumbar y dorsal en bipedestación relajada y en máxima flexión del tronco al realizar el test dedos-planta. Los valores angulares medios para la cifosis dorsal en bipedestación fueron de 42.22º ± 7.76º para los kayakistas y de 37.45º ± 8.68º para los canoistas. En cuanto a la lordosis lumbar estos valores fueron de 27.91º ± 6.21º y 25.70º ± 6.15º, respectivamente. En el test dedos-planta, la curva dorsal y lumbar media en los kayakistas fueron de 63.78º ± 6.21º y 33.70º ± 7.18º, respectivamente. En los canoistas, estos valores fueron de 65.35º ± 11.48º y 30.55º ± 6.33º. El valor angular del test de elevación de pierna recta fue de 74.52º ± 4.81º para la pierna derecha y de 73.96º ± 6.40 para la pierna izquierda en el grupo de kayakistas, mientras en los canoistas estos valores fueron de 70.55º ± 9.78º y 71.70º ± 9.77º, respectivamente.

1. Introducción

El piragüismo presenta una gran implicación de la columna vertebral en el plano sagital y transversal. La práctica intensa y repetitiva de estos gestos aumenta la probabilidad de generar deformidades raquídeas, especialmente en el plano sagital (Pastor, 2000). Diversos estudios han valorado el morfotipo raquídeo estático (bipedestación) y dinámico (flexión del tronco) en población deportista, tales como nadadores (Pastor, 2000), gimnastas de rítmica (Martínez, 2004), futbolistas profesionales (Sáinz de Baranda y cols., 2001) y aficionados (Wodecki y cols., 2002) encontrando diversas alteraciones en el plano sagital del raquis así como una alta frecuencia de deportistas con una extensibilidad isquiosural reducida. Boldori y cols. (1999) tras valorar el raquis en diversos deportes, concluyen que la práctica deportiva realizada (natación, tenis, fútbol, gimnasia artística, danza clásica, baloncesto o voleibol), genera cambios específicos en la morfología del raquis. En relación al raquis no conocemos investigaciones en el ámbito del rendimiento deportivo que analicen la influencia de los movimientos que realiza la columna vertebral en los gestos técnicos del piragüismo sobre la disposición de las curvas dorsal y lumbar en el plano sagital (morfotipo raquídeo). Las diferencias en la posición inicial sobre la piragua y los gestos técnicos del paleo entre los kayakistas y los canoistas, podrían generar diferentes adaptaciones de su morfotipo raquídeo estático y dinámico. La actividad del kayakista se basa en una sedentación prolongada, con un paleo que exige una gran implicación del raquis en el plano transversal. Por el contrario, el canoista debe realizar una marcada flexión del tronco, que coexiste con una moderada flexión lateral y una pequeña rotación vertebral. Estas diferencias, junto a una inadecuada extensibilidad de la musculatura isquiosural, podrían generar cambios posturales específicos que influirían el rendimiento y la calidad de vida de estos deportistas. Fernández y cols. (1992) en una revisión de la literatura científica sobre la patología del piragüismo, indican que pueden existir alteraciones de las curvas fisiológicas en estos deportistas, tales como hipercifosis dorsal e hiperlordosis lumbar. Los mismos autores comentan que dichas alteraciones se deben a un balance muscular negativo y pueden conducir, a largo plazo, a una degeneración artrósica de los cuerpos vertebrales. No obstante, no existen estudios que hayan cuantificado la disposición angular del raquis en piragüistas, por lo que las alteraciones citadas están basadas en procesos deductivos. Los objetivos del presente estudio son: 1) comparar la disposición del raquis dorsal y lumbar en bipedestación y flexión máxima del tronco y 2) valorar y comparar la extensibilidad isquiosural entre kayakistas y canoistas de categoría infantil.

2. Material y método

Muestra Un total de 43 piragüistas varones de categoría infantil, seleccionados por la Real Federación Española de Piragüismo para la concentración Nacional de Zamora del año 2006, participaron en el estudio, agrupados en la prueba realizada (kayak o canoa). Los datos descriptivos de la muestra se presentan en la tabla 1.

Tabla 1. Características de la muestra.

Tabla 1. Características de la muestra.

Procedimiento. El estudio fue aprobado por el Comité Ético y de Investigación de la Universidad Católica San Antonio de Murcia. Los padres y los deportistas fueron informados de los objetivos y métodos del estudio y se obtuvo un consentimiento informado de sus tutores. Previamente a la mediciones del raquis se midió el peso y la talla con una báscula y tallímetro SECA con precisión de fracciones de 100 g. para el peso y de 0.1 cm. para la talla. A continuación se marcaron las apófisis espinosas de la primera vértebra dorsal (T1), duodécima vértebra torácica (T12) y quinta vértebra lumbar (L5), para identificar los límites vertebrales al realizar las mediciones de la disposición sagital del raquis. Para la valoración de la disposición sagital del raquis se utilizó un inclinómetro Unilevel (ISOMED). En bipedestación relajada se midió la cifosis dorsal y lordosis lumbar. El deportista se situaba de pie, con los pies separados a una distancia equivalente a su anchura coxofemoral, los brazos pegados en sus costados y relajados, con la mirada al frente. Una vez colocado, se procedía a la medición de las curvas, permaneciendo el deportista sin moverse. Para medir la cifosis dorsal el inclinómetro se colocó al inicio de la curvatura torácica (T1), colocándose en esta posición a 0º, y a continuación se contorneaba el perfil del raquis hasta la zona donde se obtenía el mayor valor angular (final de la curvatura cifótica) generalmente coincidente con T12-L1 (transición lumbosacra), obteniendo el grado de cifosis dorsal. Los valores de referencia de la curva dorsal que se han utilizado para categorizar a los deportistas son los descritos por Santonja (1993): rectificación dorsal: < 20º; normal: 20º – 45º; hipercifosis leve: 46º – 60º; hipercifosis moderada: 61º – 80º. Para medir la lordosis lumbar, en el punto donde se determinó el grado de cifosis dorsal, se niveló el inclinómetro a 0º y a continuación se colocó en la marca de L5. Los valores de referencia de la curva lumbar que se utilizaron para categorizar a los sujetos son los aportados por Pastor (2000): rectificación lumbar: < 20º; normal: 20º – 40º; hiperlordosis: > 40º. Las curvaturas torácica y lumbar fueron también registradas al realizar una flexión máxima del tronco en sedentación con las rodillas extendidas (test dedos-planta). El deportista se situó en sedentación, con las rodillas extendidas y los pies separados a la anchura de sus caderas, con los tobillos a 90º de flexión. Las plantas de los pies se colocaron perpendiculares al suelo, en contacto con el cajón de medición. En esta posición se les solicitó que realizaran una flexión máxima del tronco con rodillas y brazos extendidos. Las palmas de las manos se tenían que deslizar sobre el cajón, hasta alcanzar la máxima distancia posible (Figura 1). Para la medición de la curva dorsal el inclinómetro se colocó al inicio de la curvatura torácica (T1), colocándolo a 0 grados. A continuación se colocó en la marca realizada en T12, obteniendo el valor angular de la curva. Para la obtención de la curva lumbar, el inclinómetro se colocó a 0 grados en T12 y a continuación se colocó en L5.

Figura 1. Posición de máxima flexión del tronco en el test dedos-planta.

Figura 1. Posición de máxima flexión del tronco

Extensibilidad isquiosural. La extensibilidad isquiosural fue valorada en ambas piernas mediante el test angular de elevación de la pierna recta (EPR), mediante el inclinómetro Unilevel. Para la realización del test, el deportista se situaba en decúbito supino sobre una camilla con un Lumbosant colocado bajo el raquis lumbar. Un explorador colocaba una mano fijando la pierna no explorada y la pelvis. Con las rodillas en extensión, otro explorador realizaba una flexión pasiva coxofemoral de forma lenta y progresiva, hasta que el explorador notaba una retroversión de la pelvis o el deportista manifestaba dolor en el hueco poplíteo, momento en el que se procedía a la medición en grados. Para clasificar los valores del test de elevación de la pierna recta se siguieron las referencias de Ferrer (1998): normalidad (? 75º), cortedad grado I (74º – 61º) y cortedad grado II (? 60º). Tratamiento estadístico. A nivel estadístico se ha realizado una estadística descriptiva de cada una de las variables con la obtención de la distribución de frecuencias basándose en las referencias de normalidad para el test EPR y disposición sagital del raquis en bipedestación. Las variables continuas se presentan como medias ± desviación típica. Tras comprobar que las variables siguen una distribución normal mediante la realización del test de normalidad de Shapiro- Wilk, se ha aplicado una prueba t de student para muestras independientes con objeto de comparar las variables analizadas entre canoistas y kayakistas. Para comparar los valores del test EPR entre ambas piernas se ha realizado prueba t de student para muestras dependientes. Todos los datos fueron analizados usando el SPSS 12.0 y el nivel de significación fue de p < 0.05.

Resultados

Los valores de extensibilidad isquiosural en los kayakistas fueron de 74,52º ± 4,81 y 73,96º ± 6,40 para las piernas derecha e izquierda, respectivamente (p>0.05). En los canoistas estos valores fueron de 70,55º ± 9,78 y 71,70º ± 9,77, respectivamente (p > 0.05). Aunque los valores angulares son menores para los canoistas, no existen diferencias significativas en ambas piernas. La tabla 2 se presenta la distribución de los deportistas en base a las referencias de normalidad para el test EPR.

Tabla 2. Distribución de los casos según los valores de extensibilidad isquiosural en la pierna derecha.

Tabla 2. Distribución de los casos según los valores

Los valores angulares medios y desviación típica de las curvas dorsal y lumbar en bipedestación y en el test dedos-planta para los kayakistas y canoistas se presentan en la figura 2.

Figura 2. Media ± desviación típica de las curvas dorsal y lumbar en bipedestación y flexión máxima del tronco (DDP, test dedos-planta).

Figura 2. Media ± desviación típica de las curvas dorsal y lumbar

La distribución porcentual de los deportistas en base a las referencias de normalidad en bipedestación para la cifosis dorsal y lordosis lumbar se presenta en la tabla 3. Hay un porcentaje ligeramente mayor de morfotipos cifóticos dorsales en el grupo de canoistas. No existen casos de hiperlordosis lumbar en la muestra analizada.

Tabla 3. Distribución porcentual de los casos según las referencias de normalidad en bipedestación.

Tabla 3. Distribución porcentual de los casos según las referencias

Discusión

En el presente estudio se comparó el morfotipo raquídeo en bipedestación y en flexión del tronco, así como la extensibilidad isquiosural de kayakistas y canoistas de categoría infantil. Aunque existen diferencias claras en los gestos técnicos que realizan de forma sistematizada canoistas y kayakistas, no hemos encontrado diferencias significativas en las variables analizadas. Resulta destacable el valor angular de la curva dorsal en disposición dedos-planta, ya que los valores angulares de canoistas y kayakistas son superiores a los descritos en la literatura científica. La adopción de posturas cifóticas y de inversión lumbar mantenidas o repetitivas en un raquis aún en proceso de maduración puede producir alteraciones en los núcleos de crecimiento de las vértebras (Ashton-Miller, 2004). La edad de los piragüistas evaluados supone que los núcleos de crecimiento vertebral aún siguen activos, y por tanto, una postura inadecuada del raquis al palear podría generar alteraciones que afectarían a su calidad de vida y vida deportiva. En España, diferentes estudios han valorado el morfotipo raquídeo estático (bipedestación) y dinámico (flexión del tronco) en población deportista. Pastor (2000), valoró una muestra de nadadores españoles de elite de categoría infantil y promesa, encontrando una alta frecuencia de morfotipos cifóticos y extensibilidad reducida en la musculatura isquiosural, tal como encontramos en los piragüistas analizados Así también, Pastor (2000) observó una clara tendencia al aumento de la cifosis dorsal al pasar de categoría, y una mayor presencia de acuñamientos vertebrales en la transición tóraco-lumbar en aquellos nadadores que presentaban mayor cifosis dorsal en flexión del tronco máxima. Martínez (2004) valoró la disposición sagital del raquis y la extensibilidad isquiosural en una muestra de 82 gimnastas de rítmica de competición entre 7 y 15 años, y encontró una alta frecuencia de morfotipos cifóticos lumbares en flexión máxima del tronco. En cuanto a la cifosis dorsal, ésta se encontraba dentro del rango de normalidad. En un estudio de Wodecki y cols. (2002) se analizó el perfil sagital del raquis en una muestra de 31 jugadores de fútbol que entrenaban al menos 4 horas semanales y se comparó con un grupo de 47 sedentarios. Los jugadores de fútbol presentaban una menor cifosis dorsal, una mayor inclinación pélvica (anteversión) y una mayor lordosis lumbar que el grupo de sedentarios. Sáinz de Baranda y cols. (2001) analizaron el morfotipo raquídeo mediante el método de las flechas sagitales a 78 futbolistas profesionales adultos del Albacete Balompié S.A.D., encontrando un gran porcentaje de deportistas con un morfotipo normal en bipedestación, pero con cierta tendencia a la hiperlordosis lumbar. No obstante, al valorar la flexión máxima del tronco encontraron un 18% de futbolistas con un morfotipo cifótico leve. Tratándose de deportistas de alto nivel de su categoría, resulta destacable el gran porcentaje de piragüistas que presentan cortedad isquiosural. En esta variable existen diferencias significativas entre kayakistas y canoistas. Esta diferencia puede estar provocada por las diferencias en la posición sobre la piragua, puesto que los kayakistas adoptan una posición de sedentación con rodillas casi extendidas, que supone un estímulo de tracción de la musculatura isquiosural. Sin embargo, los canoistas no tienen una posición que ejerza un estímulo de tracción importante, ya que ambas rodillas se colocan flexionadas en torno a lo 90-100 grados. No obstante, es posible que ciertas diferencias en la preparación entre ambas disciplinas puedan ser responsables parciales de este hecho. Ferrer (1998) tras evaluar una amplia población de deportistas adolescentes, encontró que existe en torno a un 25% de casos con cortedad isquiosural. Este porcentaje es notablemente inferior al que encontramos en los piragüistas. Pastor (2000) encontró un incremento en el número de nadadores con cortedad isquiosural al pasar de la categoría promesa a la infantil. Puesto que la cortedad isquiosural aumenta el riesgo de lesiones (Croisier y cols., 2002), y puede alterar la capacidad de rendir al palear es preciso valorar la extensibilidad y plantear programas de intervención en aquellos casos que sea preciso. Así también, puesto que la postura del raquis lumbar está íntimamente relacionada con la posición de la pelvis (Levine y Whittle, 1996), un adecuado trabajo de concienciación pélvica debería ser incluido en los programas de entrenamiento de los kayakistas.

Conclusiones.

No existen diferencias significativas en la disposición sagital del raquis en bipedestación ni en flexión del tronco entre kayakistas y canoistas de categoría infantil. Un importante porcentaje de los piragüistas evaluados presentan cortedad isquiosural, siendo más frecuente en los canoistas.

Bibliografía

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