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CONSUMO DE REFRESCOS: ¿SABEMOS LO QUE TOMAMOS?
3 Ene 2020

CONSUMO REFRESCOS: ¿SABEMOS QUE TOMAMOS?

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Consumo de refrescos: ¿sabemos lo que tomamos y la implicación que tiene para la salud?

Actualmente existe un elevado consumo de refrescos entre la población. Por ello, deberíamos preguntarnos si tenemos las herramientas suficientes para conocer las consecuencias de su alto consumo a largo plazo. ¿Qué sabemos a día de hoy y cuáles son las controversias? En este artículo hablaremos de la ciencia relacionada con consumo de refrescos en algunas enfermedades como la obesidad, la diabetes, la salud ósea o las enfermedades cardiovasculares. También de las implicaciones políticas y de las empresas, ¿existe conflicto de interés? ¡Saca tus propias conclusiones!

El tamaño de las porciones de bebidas azucaradas ha aumentado dramáticamente en los últimos 40 años, y los niños y adultos están bebiendo más refrescos que nunca.

¿El consumo de refrescos perjudica nuestra salud?

Refrescos y obesidad

CONSUMO DE REFRESCOS: ¿SABEMOS LO QUE TOMAMOS?

El aumento del consumo de bebidas azucaradas ha sido un importante contribuyente a la epidemia de obesidad.

Varios estudios realizados en niños y adultos han encontrado que la reducción del consumo de bebidas azucaradas puede conducir a un mejor control de peso entre los que tienen inicialmente sobrepeso.

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Refrescos y diabetes

CONSUMO DE REFRESCOS: ¿SABEMOS LO QUE TOMAMOS?

Nuevos estudios también sugieren que el consumo habitual de bebidas azucaradas se asocia con mayor riesgo de síndrome metabólico y diabetes tipo 2.

Debido al alto contenido de hidratos de carbono rápidamente absorbibles tales como la sacarosa (50% de glucosa y 50% de fructosa) y el jarabe de maíz alto en fructosa (45% de glucosa y 55% de fructosa), en conjunción con los grandes volúmenes consumidos, las bebidas azucaradas puede aumentar el riesgo de síndrome metabólico y la diabetes tipo 2 no sólo a través de la obesidad, sino también por el aumento de la carga glucémica de la dieta, lo que lleva a la resistencia a la insulina, disfunción de las células β, y la inflamación.

Las personas que consumen bebidas azucaradas regularmente – 1 o 2 latas al día o más – tienen un 26% más de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 que las personas que rara vez ingieren estas bebidas.

[Tweet “Consumir bebidas azucaradas regularmente aumenta un 26% más el riesgo de desarrollar diabetes”]

Refrescos y salud ósea

CONSUMO DE REFRESCOS: ¿SABEMOS LO QUE TOMAMOS?

Algunos estudios indican que el consumo de refrescos podría afectar la densidad mineral ósea y el riesgo de fracturas óseas.

El consumo a largo plazo de refrescos con y sin cafeína parece tener efectos catabólicos óseos en niños y niñas. Este efecto es mediado principalmente por la asociación negativa con la ingesta total de proteínas.

También se discuten mecanismos como el desplazamiento de la leche en las dietas de los niños, los valores bajos de pH de estas bebidas, y el contenido de ácido fosfórico y cafeína de las bebidas de cola.

Refrescos y enfermedad cardiovascular

CONSUMO DE REFRESCOS: ¿SABEMOS LO QUE TOMAMOS?

Los hombres que beben de media una lata de bebida azucarada al día tienen un 20% más de riesgo de tener un ataque al corazón que los hombres que rara vez consumen bebidas azucaradas.

[Tweet “Los hombres que beben un refresco al día tienen un 20% más riesgo de tener un ataque al corazón”]

Refrescos y Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad

CONSUMO DE REFRESCOS: ¿SABEMOS LO QUE TOMAMOS?

Algunos estudios preliminares apoyan el concepto de que una mayor ingesta de azúcares añadidos puede tener un papel en el TDAH. El consumo excesivo de azúcar puede dar lugar a alteraciones en la vía mesolímbica dopaminérgica en el cerebro, que podrían contribuir a los síntomas asociados con el TDAH.

Conflicto de intereses de empresas del sector

Las compañías de bebidas gastan de media 3,2 mil millones de dólares en marketing de bebidas carbonatadas. Sin embargo, rebaten agresivamente las sugerencias de que sus productos y tácticas de marketing juegan un papel en la epidemia de obesidad. Además, los estudios financiados por la industria de bebidas son de cuatro a ocho veces más propensos a mostrar una conclusión favorable a la industria que los estudios financiados de forma independiente.

Referencias

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