El dopaje como problema ético-social y de salud ¿Podemos influir en su evolución?
El dopaje como problema ético-social y de salud ¿Podemos influir en su evolución?
Resumen
Desde los inicios de la humanidad, la rivalidad ha hecho que en cualquier competición deportiva se utilicen todos los medios posibles para obtener una ventaja y así, conseguir el status o dinero asociados a la victoria, recurriendo en muchos casos al dopaje; donde médicos, entrenadores y farmacólogos han trabajado de manera antiética para incrementar el rendimiento de los deportistas (Baron, Martin, & Abol, 2007). Todo ello sin tener en cuenta los problemas de salud que a largo plazo repercutirán sobre los deportistas. Esta revisión bibliográfica trata de la evolución del dopaje en el deporte, el debate del tema en el momento actual y cómo abordarlo desde la escuela y los clubes deportivos. Reivindicando la promoción de una práctica sana y responsable del deporte.
Introducción
Actualmente el término “doping” se utiliza en el ámbito deportivo actual y se refiere al uso de sustancias prohibidas (o la presencia de marcadores de dichas sustancias en el cuerpo del atleta) o métodos que pueden mejorar artificialmente la condición física o mental de un deportista, y con ella, el rendimiento en la práctica deportiva, según el Comité Olímpico Internacional (I.O.C., 2004).
Evolución histórica del dopaje
“Existen numerosos antecedentes históricos de la utilización de las sustancias en la práctica deportiva, que se remontan a las civilizaciones china, griega y precolombina” (Barbany, 2002:182). Véase algunos ejemplos de ello: En la mitología nórdica, los guerreros comían hongos porque tenían efectos estimulantes. Los nativos de Sudamérica y los africanos utilizaban las hojas de coca para correr porque así aumentaba su resistencia. En China, los comandantes utilizaban “Ma Huang” (Ephedra) como estímulo, además de otras plantas (p.e. opio, ginseng). En la Antigua Grecia, los atletas comían hongos alucinógenos y semillas de sésamo para potenciar el rendimiento. Los gladiadores romanos usaban estimulantes para superar la fatiga y las lesiones (Barbany, 2002; Ramos, 1999).
La utilización de alcohol, alucinógenos, cafeína, y extractos de plantas y hongos también fue una práctica extendida durante la Edad Media y Moderna. Sin embargo, los primeros casos conocidos de dopaje en actividades deportivas se remontan al siglo XIX. La primera muerte de la que se tiene constancia data de finales de este mismo siglo, tratándose del ciclista Arthur Linton a causa del consumo excesivo de estupefacientes durante las famosas carreras de los Seis, (Barbany, 2002; Rodríguez, 2008).
Fue en 1964 cuando se realizaron los primeros intentos de regulación del dopaje. El C.O.I., en el Congreso de Tokio, decidió que habría que condenar el dopaje de los deportistas, puesto que el uso de sustancias dopantes es contrario a la ética del deporte, afecta a la salud de los deportistas y a los valores implícitos en toda práctica deportiva. Aún así, hasta 1967 no se aprobó la Resolución n º 12/67 sobre la lucha contra el dopaje en el deporte. Sin embargo, el consumo de drogas no desapareció de las competiciones deportivas (Baron, Martin & Albol, 2007; Ramos, 1999; Rodríguez, 2008).
En España, en 1969, gracias a la Real Federación Española de Ciclismo, se comienzan a realizar controles antidopaje en las pruebas organizadas por la propia federación (García, 2009; Houlihan, 2002; Mazanov & McDermott, 2009; Ramos, 1999).
Por fin, en 1984, gracias al Consejo de Europa, se crea la “Carta Europea contra el Dopaje en Deporte”. Ese mismo año, el C.O.U. publicó la “Carta contra el Dopaje en el Deporte Olímpico Internacional”.
En 1990 se añadieron nuevas sustancias a la lista de sustancias dopantes y al año siguiente, se creó la subcomisión de control de antidopaje fuera de la competición que reforzaba la labor existente hasta el momento. Después de ello, se han realizado diversos congresos, publicaciones, conferencias y actos en contra del dopaje (Baron et al., 2007; Laudo, Puigdevall, del Río y Velasco, 2006; Ramos, 1999).
Las actuaciones antiéticas de dopaje de los atletas afectaron de manera decisiva la credibilidad del deporte de élite de cara al público e influyeron en la creación, en 1999, de la Agencia Mundial Antidopaje (A.M.A.) y en la aprobación del Código Mundial Antidopaje (2003) (García, 2009; Laudo et al., 2006).
Se observa por tanto, que el consumo de drogas ha sido una constante a lo largo de la historia, en todas sus civilizaciones y culturas. Hoy en día el dopaje está a la orden del día, y algunos de los casos más sonados a nivel nacional e internacional han sido el caso Contador y el caso “Galgo” donde los implicados son deportistas españoles. Pese a todos los esfuerzos, los transgresores, ayudados por los avances científicos, siguen yendo por delante de los métodos de detección y, hoy en día, la gran amenaza es el dopaje genético, del cual todavía no hay casos comprobados de su utilización.
El dopaje como un problema ético-social y de salud
Recurrir al uso de sustancias dopantes implica la violación de los principios éticos del deporte, genera desconfianza en el juego limpio, crea una sensación de injusticia en los participantes y espectadores e influye en los valores educativos del deporte porque aceptar el dopaje es aceptar el triunfo de la trampa y el engaño (C.S.D., 2005).
El dopaje se puede entender como una combinación de factores individuales, culturales, sociales y fisiológicos (Laudo et al., 2006). Individuales porque es una solución tentadora para los deportistas, quienes justifican estas prácticas para llegar a la élite, aumentando su capacidad física de rendimiento por encima de sus condiciones normales. Culturales, puesto que en diversas culturas a lo largo de los continentes se han consumido sustancias para aumentar el rendimiento (Barbany, 2002; Ramos, 1999). Y sociales porque ya no afecta únicamente a los deportistas, sino también a su entorno, quienes utilizan los avances médicos para el fraude deportivo.
El problema del dopaje, a parte de las repercusiones reglamentarias como las sanciones de inactividad, son los daños que este provoca en el organismo que varían desde palpitaciones, vómitos o dolor de estómago hasta la muerte, pasando por cáncer de hígado y de próstata, infartos al corazón e innumerables enfermedades cardiovasculares. Esto se debe a que estas drogas eliminan la sensación de cansancio, de por lo que en lugar de bajar el ritmo del ejercicio se mantiene debido a que no se acusa cansancio, pero en realidad el organismo está haciendo un gran esfuerzo que en algunos casos puede provocar un colapso y la muerte.El agravante a este problema de salud en los deportistas está en que el consumo de estas sustancias hormonales por parte de los atletas, rara vez tiene lugar de forma aislada; generalmente recurren a la ingesta de varios fármacos diferentes pero asociados, buscando aumentar su efecto o enmascarar las sustancias, con lo que las consecuencias en su salud también se multiplican (Houlihan, 2002), y en la mayoría de los casos sin supervisión médica(Houlihan, 2002; Mazanov & McDermott, 2009).
Por otra parte, cada vez más se va extendiendo el uso de estas sustancias fuera del deporte profesional ya que son más accesibles que nunca, gracias a internet y la suministración ilegal en gimnasios u otros centros deportivos, y no hay temor por ser descubierto debido a la escasez de controles a nivel recreativo o semiprofesional.
Se precisa de la necesidad de un plan coordinado, desde la escuela, las instituciones deportivas y las administraciones públicas, con tal de educar a los futuros deportistas y ciudadanos en el juego limpio y a rechazar el dopaje.
Discusión
Todo lo expuesto en la presente revisión nos lleva a pensar que en el mundo de hoy en día, el uso y las pruebas de sustancias prohibidas son temas principales de preocupación.
Existe un problema ético detrás de todo consumo de sustancias dopantes ya que deja de haber igualdad en la competición y los resultados pasan a ser injustos. Todo ello sin tener en cuenta los problemas de salud que a largo plazo repercutirán sobre los deportistas, quienes pretenden ganar a cualquier precio.
Para finalizar, queremos reivindicar la promoción de una práctica sana y responsable del deporte, sin necesidad de llegar al uso de sustancias prohibidas, para conseguir superarse a uno mismo y alcanzar la victoria.
Bibliografía
- Barbany, J.R. (2002). Fisiología del ejercicio físico y el entrenamiento. Paidotribo: Barcelona.
- Baron, D., Martin, D., & Abol, S. (2007). El dopaje en el deporte y su propagación a las poblaciones de riesgo: una revisión internacional. World Psychiatry (Edición española), 5(2): 118-123.
- C.S.D. (2005). Proyecto del Plan de Lucha contra el Dopaje en el deporte, extraído 14 de Mayo de 2011 de
- Houlihan, B. (2002). Dying to win. Council of Europe Publishing, Strasbourg.
Laudo, C., Puigdevall, V., del Río, M.J. y Velasco, A. (2006). Hormonas utilizadas como agentes ergogénicos: situación actual del problema.
Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 29
- (2): 207-217.
- I.O.C. (2004). I.O.C. anti-doping rules. Luisiana, extraído de
- Mazanov, J. & McDermott, V. (2009). The case for a social science of drugs in sport. Sport in society, 12 (3): 275-295.
- Ramos, A.S. (1999). Lucha contra el dopaje como objetivo de salud. Adicciones, 11(4): 299-310.
- Rodríguez, C. (2008) La historia del dopaje. Historia del dopaje, sustancias y procedimientos de control. Vol. 1. CSD: Madrid.