El entrenamiento de la resistencia en el joven deportista
El entrenamiento de la resistencia en el joven deportista
Resumo
El entrenamiento de la resistencia en edades comprendidas entre los 9-10 y 17 años requiere unos conocimientos especiales. Un mal planteamiento puede provocar la irrupción en el alto rendimiento a edades inadecuadas, lo que conlleva al fracaso. En cambio, cuando la parición se produce en edades más avanzadas, la llegada a la elite resulta más posible. Por ello, es preciso tener en cuenta que en cada edad aparecen circunstancias que determinan el entrenamiento a aplicar. En consecuencia, el conocimiento de esas circunstancias puede determinar el éxito o el fracaso del entrenamiento.
Para facilitar el diseño del entrenamiento se propone el modelo del plano bioenergético con los estadios de entrenamiento entrenables y no entrenables, en el que se contemplan todas las capacidades condicionales a entrenar.
Introducción
El deporte de los niños en edad escolar suele resultar un proceso poco organizado, escasamente metodológico y, mucho menos, científico. El entrenamiento de resistencia suele asociarse al sacrificio, al estrés, a la fatiga o, cuando menos, a cargas monótonas y prolongadas (carrera continua u otro tipo de ejercicios) que poco tienen que ver con las apetencias y con las necesidades de los niños y adolescentes.
El planteamiento inadecuado del entrenamiento, de la competición e, incluso de hábitos y actitudes, hacen que un gran porcentaje de los jóvenes que se inician en la práctica deportiva, abandonen o no lleguen a las cotas para las que están potencialmente dotados.
No obstante, lo más preocupante no es que no lleguen al alto rendimiento, ya que solamente unos pocos se encuentran capacitados para ello. Lo más grave es que por un mal planteamiento o por unas falsas expectativas, se puedan provocar frustraciones que hacen que el niño o el adolescente acabe desconectándose de los hábitos deportivos y dé un giro en su vida, dedicando las horas de ocio a otras actividades menos saludables.
Este trabajo pretende establecer unas directrices metodológicas que faciliten el planteamineto del entrenamiento de niños y adolescentes, con vistas a una formación, que precisarán aquellos que estando dotados, quieran apostar por el deporte de rendimiento. Esto siempre condicionado a que cuando llege el momento idicado, estén en condiciones de tomar la decisión.
De los niños que se inician en el entrenamiento en especialidades relacionadas con la resistencia, la mayoría no llega a cumplir las esperanzas. Muchos son los que comienzan a practicar pero, solamente un porcentaje muy bajo cumple sus expectativas.
Un ejemplo de estudio acerca de la edad de aparición de atletas en especialidades de resistencia
Con el objetivo de aproximarse al planteamiento del entrenamiento, se intentó comprobar hasta dónde puede llegar la importancia de retrasar la llegada al alto rendimiento deportivo de los jóvenes que comienzan con el entrenamiento.
Con este objetivo se realizó un estudio en el que se trataba de averiguar en qué momento de la vida deportiva, se producía la llegada a la elite en un deporte de resistencia, tal cual es el Atletismo.
Material y metodología
Para este estudio se consultaron los ránquings de la Real Federación Española correspondientes a los años 2003 y 2004. Se anotaron los nombres de los diez, cinco y tres primeros clasificados, en la categoría sénior, en las especialidades en las que la resistencia supone un factor determinantes del rendimiento: 400, 800, 1500, 5000, 10000, 400 vallas, 3000 Obstáculos y maratón. El total de los casos, una vez eliminados aquellos que se repetían en diferentes pruebas o en ambos ránquings arrojó la cifra de 127 atletas (66 hombres y 61 mujeres). Posteriormente se fueron cotejando los ránquings desde quince años atrás (años 1993 hasta 1999) para comprobar en qué categoría se encontraban aquellos atletas, en el primer momento en el que se incorporaban a los 10 primeros del ránquing.
Resultados
Los resultados reflejaron lo siguiente (tabla 1):
Tabla 1. El entrenamiento de la resistencia en el joven deportista
-El 29,3 % de los atletas que figuraban entre los 10 primeros del ránquing, aparecieron cuando militaban en la categoría cadete o juvenil (14 chicos y 23 chicas).
-El 18, 9 % lo hacían en la categoría júnior (18 chicos y 6 chicas).
-El 52,0 % aparecían en la categoría promesa o ya en la categoría sénior (34 hombres y 32 mujeres).
-Del total de 127 casos observados que figuraban en la categoría sénior, 95 sobrepasaban los 25 años (52 hombres y 43 mujeres).
Tabla. 1.- Datos referentes a la primera aparición de atletas de resistencia en el ranking oficial de la Real Federación Española de Atletismo.
Discusión
Observados los resultados se pueden establecer las siguientes observaciones: –El 70,9% (78,8% de los hombres y 62,4%) de las mujeres) de los atletas aparecen que llegan a los 10 primeros puestos del ranking en las pruebas de resistencia, lo hacen a partir de la categoría júnior. –Del total de los atletas que aparecen a partir de la categoría promesa, 32 aún no han llegado a los 25 años, por ello, no se puede afirmar que han llegado a su madurez como atletas. –Solamente un 29,3 % de los casos observados apareció en edades cadete o juvenil.
Conclusiones
A la vista de los resultados, dado que en estas pruebas, el máximo rendimiento se produce a partir de los 25 años, se pueden deducir una serie de conclusiones:
-En las pruebas de atletismo, en las que la resistencia supone un factor determinante del rendimiento, para poder llegar a la elite deportiva y encaramarse a los primeros puestos del ranking, es preferible aparecer a partir de los 18-19 años.
-En los casos de aparición temprana (edades cadete o juvenil), el riesgo de no llegar aumenta de forma considerable.
-De todo ello, puede deducirse que si se pretende que los talentos deportivos lleguen a las más altas cotas, se debería tener más paciencia con los niños que practican deportes de resistencia. Por consiguiente, el entrenamiento y la competición deben plantearse a más largo plazo.
Necesidad de completar este estudio.
Sería necesario efectuar estudios similares con otras especialidades con implicación de la resistencia en otros deportes (natación, triatlón, ciclismo, esquí de fondo, etc.) para completar las conclusiones y comprobar si también se aprecian fenómenos similares.
El entrenamiento de la resistencia en los niños y adolescentes
A la vista del estudio anterior, teniendo presente que un gran porcentaje de los niños y adolescentes que comienzan a practicar especialidades de resistencia, no cumplen las expectativas, no llegando a la madurez deportiva o, incluso, han abandonando la práctica, se puede pensar que se deben establecer metodologías específicas (tomando como tal las adecuadas a cada edad y no las que se implantan para los adultos) para que los jóvenes dotados genéticamente puedan llegar a la elite si ese es su deseo.
El niño no es un adulto en “versión bolsillo”
Lo primero que se debe plantear es la cuestión de lo que significa un niño. Uno de los mayores errores que cometen algunos entrenadores es tratar el entrenamiento del niño como si fuese el de un adulto, con la salvedad de reducir las cargas. Esta manera de actuar conlleva que un entrenamiento inadecuado para el niño, pero sobre todo, lo hará mal ya que los estímulos que deben administrársele defieren de los adecuados para el adulto.
El rendimiento, producto del entrenamiento inadecuado, se interpreta como cualidad deportiva cuando lo que refleja es la diferencia entre los que entrenan mal y mucho con los que entrenan bien
o poco.
El rendimiento depende fundamentalmente, del entrenamiento específico y éste no deja lugar a trabajos generales, más adecuados para los niños.
Con respecto a las competiciones de los niños, están planteadas de forma similar a las de los adultos. La solución en la competición no consiste en cambiar las pruebas, es preciso cambiar su planteamiento general.
Es correcto tener en cuanta que el máximo rendimiento se alcanza cuando converge la madurez física y la mental. Por ello, si se anticipase, a través de un entrenamiento inadecuado, la primera, estaría faltando la segunda y no se alcanzaría el éxito.
El entrenamiento: “Un puzzle”
De la misma forma que si se tratase de un puzzle, el entrenamiento en general y, por consiguiente, el de resistencia, está compuesto por una serie de “piezas- (cargas de entrenamiento) que no solamente deben ser las adecuadas. Habrá que colocarlas en el espacio y el tiempo para que aparezca el resultado apetecido. Con este ejemplo, se debe entender que existen cargas de entrenamiento que pueden ser óptimas en un momento determinado, pero que pueden convertirse en inadecuadas en otros momentos.
Así pues, siguiendo el símil del puzzle, el entrenamiento estaría compuesto por las piezas, que se han referido a las cargas de entrenamiento pero, éstas, deben colocarse adecuadamente en un plano: El plano bioenergético (PBE).
El plano bioenergético del niño y del adolescente. Las zonas de entrenamiento.
La metodología del entrenamiento por zonas de intensidad, está cobrando en la actualidad una fuerza progresiva. Son ya muchos los entrenadores que la aplican.
Este planteamiento, aplicado al entrenamiento del niño y del adolescente, puede facilitar la comprensión y, en consecuencia, la metodología que se debe aplicar en estas edades.
El plano bioenergético está basado en la cantidad de energía necesaria por unidad de tiempo (intensidad o potencia del ejercicio) para efectuar diferentes tipos de esfuerzos. En la figura 1 se expone el modelo de plano bioenergético correspondiente a un adulto entrenado en especialidades de resistencia. Este plano es distinto en cada momento de la evolución del joven. Más adelante se exponen las diferencias con respecto a los niños y adolescentes.
En el PBE se puede deducir que, en función de la magnitud de las escalas exigidas, pueden pueden tener diferentes objetivos de adaptación.
Figura. 1.- Modelo teórico de plano bioenergético correspondiente a un adulto entrenado en especialidades de resistencia. De derecha a izquierda. Escala de frecuencia cardiaca; zonas de entrenamiento en función de la potencia; escala de concentración de lactato sanguíneo; escala de consumo de oxígeno.
Evolución de las capacidades condicionales en función de la edad
Las capacidades no aumentan de forma continua o regular a lo largo de la vida. Lo hacen de acuerdo a pautas diferentes cada una de ellas y además de forma irregular. Por ello, resulta muy importante que los técnicos estén atentos a los cambios que se vayan produciendo porque, en función de éstos, deberán diseñarse las cargas o estímulos adecuados. En la figura (figura 2) se expone la evolución teórica que sufren las diferentes capacidades. Los cambios son aproximados y deben acomodarse a la maduración biológica de los jóvenes ya que, como es sabido, la edad cronológica y la edad biológica pueden no coincidir casos.
Figura. 2.- Evolución teórica de las capacidades condicionales de los chicos a lo largo de su evolución. Para las chicas partir de la edad de 10-11 años, los cambios pueden llegar a adelantarse hasta 2 años. (García-Verdugo y Landa, 2005).
Evolución de la capacidad de resistencia
Todas las capacidades evolucionan de forma diferente. No obstante y, dado que este trabajo trata de edades en proceso de desarrollo, deben ser tratadas de forma conjunta (principio de la unidad funcional). Pese a todo, para una mejor comprensión, aquí se trata la evolución de la resistencia de forma aislada, lo cual no debe hacer pensar que en la práctica deba hacerse así.
La resistencia en los niños y adolescentes tiene peculiaridades especiales que deben tenerse en cuenta cuando se trate del entrenamiento en cualquiera de sus manifestaciones tanto en su concepción como en sus objetivos.
De forma general, a lo largo de las etapas de desarrollo del niño-adolescente, crece de forma más o menos regular. No obstante, si se analiza relacionándola con los procesos de obtención de energía se aprecian sustanciales diferencias. Por lo tanto es preciso que se estudien de forma separada.
Evolucióny ycaracterísticasydeylayresistenciayaeróbicayenylosyniñosy yadolescentes
La resistencia aeróbica crece de forma paulatina y regular hasta la pubertad. Antes de esta etapa, el niño está muy capacitado para realizar ejercicio solicitando prestaciones aeróbicas.
Llegando la pubertad, se observa un ligero estancamiento e, incluso en chicos que no entrenan, puede aparecer un ligero retroceso. Este fenómeno puede venir causado por desajustes entre crecimiento del aparato locomotor y el desarrollo de los órganos. Todo ello redunda en un estancamiento de la resistencia aeróbica. Este descenso-estancamiento, es menos apreciable en niños que entrenan con regularidad, incluso, llegando a no percibirse. Por ello, un entrenamiento adecuado puede hacer que estos síntomas se atenúen o desaparezcan.
Posteriormente, pasada la pubertad, una vez que se va desacelerando el crecimiento rápido, la trayectoria de la resistencia aeróbica, vuelve a su curso de crecimiento normal.
Para mejor comprensión de aquello que sucede con la resistencia aeróbica en las edades comprendidas entre los 9 y 17 años es necesario recordar que depende de diferentes factores:
-Del VO2max. Depende a su vez: De la capacidad de absorción y de la capacidad de transporte. Esta última se encuentra directamente relacionada con el volumen sistólico y la frecuencia cardiaca.
-De la capacidad aeróbica: Entendida como la aptitud para mantener un porcentaje del VO2max durante un tiempo determinado. Se encuentra directamente relacionada con la posibilidad de almacenamiento de glucógeno.
-De la economía: Basada en la aptitud dpara utilizar la menor cantidad de energía en un ejercicio determinado. También depende, en parte, de la utilización prioritaria de utilizar como elementos energéticos los hidratos de carbono o las grasas.
Algunas observaciones acerca del consumo de oxígeno (V02J en niños y adolescentes
-El consumo de oxígeno es poco susceptible de mejora en el adolescente entre un 10 y 20% .
-Existe una edad crítica, en el momento de la aceleración del crecimiento puberal, en la cual, la entrenabilidad del VO2max e menor.
-En ambos sexos, el VO2max es similar antes de la pubertad pero a partir de aquí, el de las chicas es de un 65-75% con respecto al de los chicos (figura 3). Estas diferencias son debidas, entre otras causas, al desarrollo del tejido adiposo (en los chicos permanece estable mientras que en chicas sube hasta 24-27%, incremento que corresponde a la grasa estructural (G.Manso et al, 1996).
-Los valores máximos de VO2max se obtienen a los 18-20 años, por maduración, aunque mediante el entrenamiento, se puede modificar este dato.
-El valor potencial del VO2max viene determinado por factores hereditarios.
Figura. 3.- Evolución del VO2max de chicos y chicas en función de la edad. (García Manso et al, 1996).
Algunas observaciones acerca de los factores hemodinámicos y respiratorios en niños y adolescentes
Los factores hemodinámicos de los niños y adolescentes tienen ciertas diferencias con respecto a las del adulto.
–Ante las cargas que inciden en los procesos aeróbicos, el sistema cardiovascular, reacciona de manera similar al del adulto.
–El tamaño del corazón del niño, en proporción, es similar del adulto.
–Para transportar al músculo la misma cantidad de O2, el niño precisa una cantidad total de pulsaciones superior a la del adulto.
–El niño se adapta al esfuerzo aeróbico, fundamentalmente, mediante aumento de la frecuencia cardiaca, mientras que las adaptaciones del adulto se producen prioritariamente mediante el aumento del volumen sistólico. Esto es debido a la diferencia del volumen del corazón.
–En el niño, la frecuencia cardiaca, tanto la basal como la máxima, son considerablemente más elevadas que en el adulto. Ésta, va descendiendo hasta llegar a la edad adulta (figura 4).
–La frecuencia respiratoria es más elevada y menos profunda en el niño, lo que provoca mayor esfuerzo de los músculos respiratorios.
–Durante el desarrollo, para cubrir las necesidades de transporte de O2, el aumento de la frecuencia cardiaca, va dejando paso al aumento del volumen sistólico. Este resulta un proceso más económico.
–En los jóvenes entrenados se observan valores de volumen cardiaco y pulso de O2 que están muy por encima de los valores correspondientes a la edad. Esto induce a pensar que el niño y el prepúber pueden ser bien entrenados a través de los procesos aeróbicos.
Figura. 4.- Evolución teórica de la frecuencia cardiaca máxima y mínima a lo largo de los años del corredor de resistencia.
Algunas observaciones acerca de la capacidad aeróbica en niños y adolescentes
–En la edad cadete comienza a definirse la tendencia hacia el predominio de resistencia aeróbica
o anaeróbica. –El período fundamental de desarrollo de la resistencia aeróbica (fase sensible) es alrededor de 10-13 años para los chicos y de 9 a 11 para las chicas. –En la adolescencia, el VO2 se puede mejorar relativamente poco. En cambio, es muy mejorable la posibilidad de mantenerlo más tiempo (capacidad). Esta posibilidad aumenta con la edad. –El metabolismo aeróbico se utiliza hasta muy tarde por parte de los niños, de forma que el umbral del lactato queda desplazado, apareciendo más próximo al VO2max, siendo más acentuada esta situación para los niños entrenados en resistencia.
–En los esfuerzos de carácter aeróbico, los niños prepúberes tienen más tendencia hacia la utilización de las grasas que de los hidratos de carbono.
Algunas observaciones acerca de la economía de esfuerzo en niños y adolescentes
El niño prepúber, consume mayores cantidades de energía que el adulto para un mismo tipo de ejercicio. Por ello, es menos eficiente. Este aspecto se va equilibrando con el proceso del tiempo, de modo que el adolescente, en el que la potencia muscular aumenta considerablemente, la economía de carrera también mejora de forma equitativa. El hecho de que el niño consuma más energía es debido, entre otras, a las siguientes razones:
–La necesidad de energía en reposo (metabolismo basal) es más elevada en el niño que en el adulto.
–El niño tiene menor capacidad de energía elástica y menor potencia muscular.
–En los niños, existe mayor disponibilidad hacia el metabolismo de las grasas que en el adulto. Esto puede ser debido a su menor posibilidad de almacenar glucógeno.
–En edad puberal, no puede ser bien asimilado el trabajo de carácter aeróbico, por lo que no solo no es útil este tipo de entrenamiento, sino que demanda un gasto energético, que sería preciso para otros objetivos. En edad de crecimiento, el niño tiene mayor necesidad de energía que el adulto, entre otros, para el proceso de crecer.
Evolucióny ycaracterísticasydeylayresistenciayaneróbicayenylosyniñosy yadolescentes
La resistencia en su faceta relacionada con el metabolismo del lactato, es muy baja antes de la pubertad, por una serie de características que se tratan más adelante. Llegando a la pubertad comienza a incrementarse de forma muy acentuada, momento en el chico se encuentra en la fase sensible. Posteriormente, en la adolescencia sigue creciendo pero la progresión se atenúa. Pasada la adolescencia, la capacidad de producción de energía merced a la vía anaeróbica láctica es similar a la del adulto.
La resistencia anaeróbica láctica depende de algunos factores que se deben analizar para poder comprender con mayor detalle las características especiales en estas edades.
La resistencia anaeróbica láctica depende, entre otros de los siguientes factores:
–De la capacidad para producir enzimas responsables del metabolismo del lactato: Fosfofructokinasa, piruvatodeshidrogenasa y fosforilasas.
–De la capacidad de producción de testosterona y de su concentración en sangre.
–De la capacidad de tolerancia de la acidósis muscular (pH).
–De la capacidad de almacenamiento de glucógeno en el músculo.
–De la potencia muscular y de la economía.
La producción de enzimas glucolíticas en niños y adolescentes
–En los niños que se encuentran en edad previa a la pubertad, los valores de lactato inferiores pueden ser debidos a una menor cantidad de enzimas glucolíticas. Esto, junto con una adaptación más rápida del consumo de oxígeno, puede corroborar que su movilización más apresurada del metabolismo aeróbico, hace innecesaria la alta capacidad de glucólisis anaeróbica.
–En la pubertad, merced al empuje de las hormonas sexuales y la producción en mayor cantidad de las enzimas responsables de la glucólisis anaeróbica, el chico se encuentra en una fase sensible para desarrollar este sistema. Por lo tanto, debería ser el momento de comenzar a incidir en el metabolismo láctico. No obstante, es necesario matizar algunos puntos:
– Las tareas han de ser mediante impactos a intensidades altas pero cortas (por ejemplo 2-3 x 150 m. 10 min. de recuperación o más.
– Dado que en estas edades los procesos aeróbicos pueden encontrarse diezmados, la recuperación es más costosa. Por ello, las pausas deben ser muy amplias.
Algunas observaciones acerca de la producción de lactato en niños y adolescentes
–El niño, antes de la pubertad, está muy poco capacitado para producir energía a través de la glucólisis anaeróbica. Posee un mecanismo de alarma que se pone en funcionamiento cuando alguien quiere excederse en sus posibilidades. Esto se produce gracias a que la concentración de protones (H+) hace que se inhiban los mecanismos productores de enzimas glucolíticas interrumpiendo este mecanismo de obtención de energía.
–El trabajo específico anaeróbico láctico debería postergarse a partir de los 15-16 años ya que la máxima capacidad anaeróbica láctica no se desarrolla, de forma regular, hasta esta edad. El metabolismo láctico se entrena con escasa eficacia a edades anteriores a la pubertad, pero su entrenabilidad mejora considerablemente en la adolescencia siempre y cuando el individuo tenga una buena resistencia de base.
–No obstante es conveniente reseñar que no existen efectos negativos con el trabajo láctico con los jóvenes y adolescentes, tal y como aparece en la bibliografía de años atrás. Incluso, hay evidencias que sugieren que el entrenamiento del metabolismo láctico, mediante dosis adecuadas, puede ayudar a madurar este sistema de obtención de energía.
–Durante la pubertad. Las posibilidades de reclamar la energía por la vía anaeróbica láctica se acelera de forma tangible.
–A partir de la adolescencia se obtienen niveles de lactato próximos a los obtenidos en adultos.
Algunas observaciones acerca de a producción de testosterona en niños y adolescentes
Los niños prepúberes tienen insuficiencia hormonal, testosterona entre otras. A los 11 años se puede haber concentraciones de 60 mg/100ml de sangre mientras que en la pubertad puede llegar a 85 mg/100ml en mujeres y hasta 600 mg/100ml en hombres (García-Verdugo y Landa, 2005). Esto indica que habrá que diferenciar el trabajo entre niños y niñas a esta edad ya que, como se ha visto, la concentración de testosterona está íntimamente relacionada con la producción de lactato.
Algunas observaciones acerca de la capacidad de tolerancia de la acidósis en niños y adolescentes
–En los púberes y adolescentes existe una baja capacidad para tamponar la acidósis y eliminar la hiperacidez.
–La tolerancia a la acidósis metabólica aumenta con el crecimiento.
–El grado de acidósis que es capaz de soportar el músculo del niño y del prepúber es menor que el del adulto. Esto supone un mecanismo de defensa que evita que el niño pudiera excederse en este tipo de trabajo.
–Se ha visto que el prepúber, por lo general, almacena menos glucógeno en su musculatura que el adulto. Esta puede ser otra causa de la menor producción de lactato a estas edades ya que éste solamente es producido a partir de los hidratos de carbono.
En la figura 5 se exponen, de forma aproximada, las diferencias en los cambios de predominancia de las vías metabólicas entre el niño y el adulto, así como los sustratos solicitados.
Figura. 5.-Diferencia de predominancia de las vías metabólicas y de sustratos energéticos entre un corredor adulto, un niño y un púber y la predominancia de los sustratos energéticos solicitados.
Diferencias en el plano bioenergético según las edades
De acuerdo a todo lo que se ha tratado, puede deducirse que, en función de la edad, existen diferencias sustanciales en las escalas que relacionan la potencia del ejercicio con la frecuencia cardiaca, el consumo de oxígeno o la concentración de lactato sanguíneo y, por consiguiente, todo ello provoca diferencias en el plano bioenergético. Estas diferencias determinan las zonas de entrenamiento y su forma de incidir en ellas con las cargas. En la figura 6 se expone una comparación entre las escalas de cuatro planos bioenerégeticos correspondientes a diferentes edades. Como puede observarse, las discrepancias elocuentes, vienen a corroborar la diferenciación que hay que realizar a la hora de diseñar las cargas de entrenamiento para cada edad.
Figura. 6.-Plano bioenergético teórico correspondiente a diferentes edades biológicas. De izquierda a derecha: Niño, púber, adolescente y joven adulto.
En función de todo lo tratado, debe deducirse que el entrenamiento tiene que adecuarse a las características del estado de desarrollo, debiendo seguir unas directrices de especificidad para cada etapa.
Directrices acerca del entrenamiento en las diferentes etapas de desarrollo:
El desarrollo de la resistencia en edades tempranas, tal y como ya se ha apuntado, no debe resultar un compartimento aislado ya que debe formar parte del “todo- correspondiente al entrenamiento. Por ello, se propone el modelo de entrenamiento basado en el plano bioenergético (PBE) correspondiente a acada etapa en el que tienen cabida todas las capacidades condicionales
Niveles o estadios de desarrollo de las capacidades
Según este modelo (García-Verdugo, 2006). Cada una de las capacidades, en función de los objetivos del entrenamiento, tiene una serie de niveles o estadios de desarrollo:
–Estadios de desarrollo entrenables: Son aquellos que por su intensidad adecuada, provocan adaptaciones útiles para la especialidad de que se trate. A su vez pueden ser:
• Estadio de desarrollo básico: Se fundamenta en la obtención de adaptaciones que permiten tolerar y asimilar cargas posteriores. En los niños, puede producir efectos que mejoren el rendimiento, aunque no sea este su objetivo principal. En cambio, en el adulto, es posible que no solo no mejoren el rendimiento puntual ya que, incluso, pueden empeorarlo. No obstante, le permitirán tolerar, más adelante, las altas cargas específicas que sí que le harán mejorar el rendimiento. “Se entrena para entrenar-.
- Estadio de desarrollo específico: Está basado en la aplicación de cargas dirigidas hacia el desarrollo de las capacidades con objetivo de mejoras de rendimiento. “Se entrena para mejorar-.
- Estadio de desarrollo competitivo: El objetivo es el de la obtención de la máxima deportiva forma para aprovecharla en el momento de la competición. Las cargas deben ser lo más parecidas, tanto en circunstancias físicas como mentales a las que se dan en competición. “Se entrena para competir-.
–Estadios de desarrollo no entrenables: Son aquellos que, en general, deben evitarse ya que no colaboran en la mejora del rendimiento en una especialidad determinada. A su vez pueden distinguirse:
- Estadio regenerativo: Basado en cargas lo suficientemente bajas tanto en volumen como en intensidad con el objetivo de favorecer y acelerar los procesos de recuperación que permitan retomar lo antes la introducción de nuevas cargas. Pese a que no produzca adaptaciones puede aplicarse, pero hasta cierto punto ya que si se aplica en exceso puede interferir en la progresión. “Se entrena para recuperar-.
- Estadio de desarrollo poco útil: Produce adaptaciones que por cubrir objetivos distintos a los que corresponden con una especialidad, además de no producir mejoras, gastan tiempo, energía e información que podrían ser aplicables para cubrir otros objetivos más beneficiosos. “Se entrena para desentrenar-
- Estadio de desarrollo negativo: Está basado en aplicación de cargas que al encontrarse tan alejadas de los objetivos, producen adaptaciones que empeoran el rendimiento. “Se entrena para empeorar-.
Para que se produzcan beneficios en cada edad, los estadios de desarrollo deben incidir en zonas distintas. Es posible que lo que resulte beneficioso a unas edades, pueda implicar perjuicios en otras. O lo que es lo mismo: Lo que suponen estadios de desarrollo entrenables en algunas edadas pueden resultar estadios de desarrollo no entrenables en otras. Más adelante se proponen algunas directrices basadas en el PBE para cada edad.
¿Métodos de entrenamiento?
Los métodos de entrenamiento podrían ignorarse siempre y cuando el entrenador tenga las ideas claras del plano bioenergético del chico y de cómo incidir en cada una de las zonas. Así pues, considerando más importante esto último, en esta propuesta, se van a obviar las descripciones de las tareas, proponiéndose exclusivamente las zonas donde se debería incidir con los estadios de desarrollo. En las figuras (7 -10) se exponen, de forma gráfica los planos bioenergéticos correspondientes a cada edad. En éstas, recorridas de izquierda a derechas se pueden observar las siguientes partes:
–Escalas correspondientes a la frecuencia cardiaca, consumo de oxígeno y concentración de lactato sanguíneo. –Zonas y subzonas de intensidad o potencia de entrenamiento en las que se puede incidir. –Columnas en las que se contemplan los estadios de desarrollo ubicados en cada zona-subzona:
- R: Estadio de desarrollo regenerativo
- B: Estadio de desarrollo básico
- E: Estadio de desarrollo específico
- C: Estadio de desarrollo competitivo
- PU: Estadio de desarrollo poco útil
• N: Estadio de desarrollo negativo –Edad y proporción del total de trabajo
Figuras. El entrenamiento de la resistencia en el joven deportista
Figura. 7.- Directrices de entrenamiento propuestas para niños en edad previa a la pubertad.
Figura. 8.- Directrices de entrenamiento propuestas para niños en edad púber.
Figura. 9.- Directrices de entrenamiento propuestas para niños que se van definiendo hacia especialidades de resistencia de duración media en edad post puberal.
Figura. 10.- Directrices de entrenamiento propuestas para niños que se van definiendo hacia especialidades de resistencia de duración larga en edad post puberal.
Para terminar cabe reseñar que, tal y como se expone en las figuras anteriores, todas las capacidades condicionales y tecnomotrices, deberían contemplarse en este modelo de entrenamiento, ya que todas tienen una moneda de cambio común: el ATP y, por lo tanto, unas interfieren en las otras. Si, por ejemplo, se entrena velocidad y no se tiene en cuenta que se está incidiendo en la zona alta del PBE y luego se entrena otra capcidad, hay que tener presente que ya se habrá gastado una cantidad de energía y posiblemente, las otras zonas ya no estén en condiciones de ser influenciadas.
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