Escala de medida de actitudes hacia el dopaje
Escala de medida de actitudes hacia el dopaje
Resumen
Se presenta la construcción de una escala para medir actitudes hacia el dopaje partiendo de un enfoque multidimensional de las actitudes. Sus ítemes han sido redactados y discutidos por representantes de la población a la que se pretende destinar la escala. Los resultados muestran que con 20 ítemes se consigue una elevada fiabilidad alpha (0,915) y una estructura de tres factores coincidente con la multidimensionalidad de las actitudes. Todo ello apunta a una elevada validez teórica. La investigación futura en este tema debe centrarse en aplicar la escala a otras muestras siendo necesario incidir en su capacidad predictiva. Para ello, no ha de usarse directamente la conducta de dopaje como variable criterio, sino otras cuyas relaciones con ésta es conocida.
La trascendencia a la opinión pública de casos de dopaje en deportistas de reconocido prestigio, debe hacer que las instituciones tomen conciencia de este problema a fin de prevenir las conductas relacionadas con el dopaje. Para hacer un primer acercamiento a este tema es necesario conocer la probabilidad con que los deportistas recurrirían al dopaje. El constructo psicosocial de actitud muestra creencias, emociones e intenciones que el deportista puede tener hacia el dopaje. Sin embargo, a pesar de que el tema de las actitudes es uno de los más estudiados desde la psicología social, la psicología del deporte, que se abastece en parte de aquélla (Martens, 1987), apenas ha recogido investigaciones e instrumentos relacionados con las actitudes hacia el dopaje. El constructo de actitud es uno de los tópicos más profusos de la psicología social, por lo que existen numerosas definiciones y acercamientos al mismo. Allport (1968) comentaba que el concepto de actitud puede ser el que posee más entidad propia y el más imprescindible en la psicología social. Muchas aproximaciones al estudio de las actitudes comparten que son estados aprendidos con la experiencia, duraderos y estables que influyen en nuestro comportamiento. Son disposiciones a actuar responsables del tipo de relación que los sujetos adoptan con determinados objetos sociales, es decir, funcionan como mediadoras entre las concepciones acerca de estos objetos y la intención de llevar a cabo conductas relacionadas con esas actitudes (Pérez y Devís, 2004). Existe cierta controversia en cuanto a la estructura de las actitudes: hay autores que defienden una estructura unidimensional mientras que otros se decantan por estructuras multidimensionales. Cuando alguien se relaciona con objetos sociales, ya sean personas o cosas, inmediatamente determina lo agradable o desagradable que puede resultarle; efectúa un juicio o valoración de aceptación o rechazo, o lo que es lo mismo, expresa un sentimiento general positivo o negativo hacia esos objetos (Petty y Cacioppo, 1981). La actitud entendida desde este punto de vista sólo posee un componente: el afectivo. Los modelos unicomponentes han sido muy estudiados. Entre ellos, Hagger, Chatzisarantis y Biddle (2002) apuntan que se han usado con profusión 1) la teoría de la acción razonada (Fishbein y Ajzen, 1975) que postula que en la intención (el elemento predictivo más inmediato del comportamiento), aparte de la actitud, influye la norma subjetiva; y 2) la teoría de la conducta planificada (Ajzen, 1985) que además de lo anterior incluye el control conductual percibido. En ambas teorías, la actitud representa la evaluación psicológica de un determinado objeto en función de atributos como bien-mal, beneficioso-perjudicial, agradable-desagradable, de forma que las personas tienen actitudes positivas hacia aquellas cosas, personas, situaciones o conductas que creen que tienen atributos positivos mientras que poseen actitudes negativas hacia las que les atribuyen rasgos negativos. Los modelos que postulan las actitudes como constructo multidimensional son los más clásicos. Rosenberg y Hovland (1960) defienden que las actitudes poseen tres componentes: cognitivo, afectivo y comportamental: El componente cognitivo no se refiere a lo que el sujeto sabe sobre el objeto de la actitud, sino lo que cree saber; por ello cuando analizamos este componente en cualquier sujeto no se hace a modo de un test de conocimientos. Resulta llamativo el hecho de que cuanto más favorable es la actitud de un sujeto hacia objetos sociales mayores son los conocimientos que éste despliega sobre aquéllos. Es decir, una actitud positiva hacia algo se relaciona con saber más sobre ese algo, por lo que este componente puede usarse como un elemento de validez cuando se pretende medir actitudes (Morales, 2011). A este respecto, Zellia, Malliaa, & Lucidi (2010) comprobaron que las intenciones de adolescentes deportistas a la utilización -y el uso real- de sustancias dopantes se ven influidos por su conjunto de creencias sobre el uso de dopaje. El componente afectivo de las actitudes se refiere a los sentimientos en sentido amplio, preferencias, sensaciones, etc. que provoca el objeto de la actitud. Este componente es manifiestamente evaluativo y muestra de ello son algunas concepciones como la de Fazio () que define la actitud como la evaluación que una persona hace de un objeto dado. El componente conductual se refiere a lo que el sujeto hace; sin embargo hay que prestar especial atención al efecto que puede ejercer la presión o deseabilidad social y también el disponer o no de oportunidades para hacer lo que se desea. Por ello, desde el enfoque de las actitudes este componente se refiere más a la intención de realizar algo que a su ejecución propiamente dicha. Los autores que defienden el modelo multidimensional sobre las actitudes parten de la base que entre las tres dimensiones existe elevada consistencia, es decir, que todos los componentes de las actitudes apuntan hacia la misma dirección: un sujeto no puede hacer una evaluación negativa de algo a la vez que tiene la intención de acercarse a él o tener unas creencias muy abundantes y bastante certeras sobre algo. Esta es la base de las teorías con bastante apoyo como la de la disonancia cognitiva de Festinger (1957) que vendría a explicar, por ejemplo, que nos cueste trabajo defender el fair play en deporte y a la vez hacer trampa en el mismo. Una cuestión controvertida se refiere al valor predictivo de las actitudes. A menudo se ha correlacionado puntuaciones en escalas de actitudes con conductas manifiestas posteriores de los sujetos. Los resultados son habitualmente desalentadores (Wicker, 1969); sin embargo este hecho puede deberse a que las actitudes suelen medirse de forma general y descontextualizadas mientras que las conductas son concretas y en un contexto determinado. Además, también hay que considerar que si bien las conductas llevan asociadas sus actitudes, éstas últimas no son causas suficientes de las conductas, sino que hay otros elementos desencadenantes o bloqueadores de los comportamientos manifiestos como la influencia normativa o la deseabilidad social. Precisamente Gucciardi, Jalleha y Donovan (2010) demuestran cómo la obtención de información fidedigna sobre las actitudes hacia el dopaje puede verse gravemente comprometida por el efecto de la deseabilidad social. En el ámbito de la actividad física y el deporte se han desarrollado estudios sobre actitudes en deporte de alta competición (Dosil, 2002), pero puede constatarse fácilmente como cada vez abundan más las publicaciones referidas al deporte escolar y al deporte en el ámbito del ocio, la recreación o la salud. Sin embargo, respecto a actitudes hacia al dopaje existen muy pocos estudios. Alaranta y colaboradores (Alaranta y otros, 2006), investigaron las actitudes de los deportistas de élite finlandeses con respecto a las sustancias y métodos prohibidos en el deporte. Las investigaciones de Petróczi (Petróczi, 2007; Petróczi y Aidmanc, 2009) parten de la premisa que el dopaje no es hecho casual, sino que se trata de una acción deliberada que a menudo requiere un fuerte compromiso hacia la mejora del rendimiento, de forma que es probable que las actitudes relacionadas con este tipo de acciones sean predictivas de las conductas relacionadas con el dopaje. En estos estudios comenta algunas cuestiones metodológicas en la investigación sobre actitudes hacia el dopaje, introduce la escala de actitudes hacia la mejora de rendimiento (PEAS) y ofrece un análisis comparativo de su fiabilidad y validez como medida de autoinforme de una actitud generalizada de dopaje. Otro estudio relacionado con esta idea es el de Uvacsek y otros (2009), quienes pusieron de manifiesto que las predicciones de dopaje que realizaban los sujetos participantes eran mayores que el índice promedio de positivos en test de dopaje. Esta sobreestimación observada era mayor en deportistas que buscaban mejorar el rendimiento que en aquellos que practican deporte recreación (34.6% frente 16.9%), lo cual fue explicado bajo la hipótesis del falso consenso. La escasez de estudios sobre actitudes hacia el dopaje hace necesario estudiarlas partiendo de la elaboración de un instrumento que permita medirlas en el contexto Español de la actividad física y deporte.
Método
El estudio se realizó en dos fases: la elaboración de las cuestiones de la escala y la construcción de la misma. En la primera fase participaron 43 alumnos matriculados en la asignatura Psicología Social correspondiente al Grado en Actividad Física y Deporte de la Universidad de Sevilla. Merece destacar que todos ellos se encuentran federados en alguna modalidad deportiva. Tras un curso específico de 8 horas sobre el constructo de actitud y sobre cómo redactar ítemes relacionados con éstas, se les pidió que elaboraran de manera individual 5 proposiciones relacionadas con las dimensiones cognitivas, afectivas y comportamentales respectivamente sobre las actitudes. Posteriormente, en grupos de 5 a 6 personas se realizó el vaciado de respuestas, eliminando las que consideraban reiteradas y refinando la redacción de las seleccionadas. Terminada esta tarea, un grupo compuesto por representantes de cada uno de los grupos anteriores realizó un nuevo vaciado. De esta manera se obtuvieron 100 proposiciones. Con posterioridad y para comprobar la calidad de los ítemes redactados, se pidió a un grupo de 10 expertos (Doctores en Psicología) que clasificaran cada uno de los ítemes del vaciado de respuestas en función de la dimensión actitudinal a que se refería (cognitiva, afectiva o comportamental). Esta tarea fue realizada mediante la aplicación web encuestafacil.com (Encuesta Fácil, 2011), de forma que al experto se le pedía que expresara si cada proposición se refería a actitudes hacia el dopaje y que, en caso afirmativo, marcara la dimensión de las tres a la que mejor creía que se ajusta cada ítem. No fue preciso eliminar ningún ítem con lo que el estudio inicial se realizó con 100 proposiciones. En una segunda fase, se invitó mediante muestreo intencional a deportistas federados en diversas modalidades deportivas a expresar su opinión mediante sus respuestas a los 100 ítemes en una escala de 1 a 5 puntos (totalmente en desacuerdo a completamente de acuerdo) a fin de comprobar posteriormente los datos psicométricos de ésta a través de la aplicación web antes referida. Dicha aplicación fue cerrada cuando se alcanzó un número igual a 150 deportistas. Por último se recurrió a análisis estadísticos para la selección de los ítemes que conformarían la escala definitiva. En ambas fases, para el análisis de los datos se utilizó el paquete estadístico SPSS (Versión 17).
Material
Para el desarrollo de esta investigación hemos elaborado entrevistas en profundidad. En cuanto a la estrucutra de la entrevista, se han recogido en una primera parte datos sociodemográficos, y en una segunda preguntas referidas a la actividad, sobre el monitor, el material, la instalación y la organización. Para el análisis se ha realizado a través de entrevistas en profundidad a los usuarios de 8 a 12 años, junto a familiares de los niños que los acompañan a realizar la actividad deportiva, monitores, atención al usuario, gerentes y responsable del Área de Juventud y Deportes del Ayuntamiento por considerar que era la persona que tiene una visión más amplia y más real de las características y del modelo de gestión de un servicio deportivo municipal.
Esto nos permitió hacer un análisis cualitativo del contexto y elaborar un diagnóstico lo más ajustado posible a la realidad para la realización del estudio para evaluar la calidad del servicio en instalaciones municipales de Alcalá la Real.
Procedimiento
Esta investigación es el comienzo de una investigación de mayor envergadura realizado a través de un convenio de colaboración entre el Ayuntamiento de Alcalá la Real (Jaén), concretamente con el Patronato de Deporte y la Universidad de Málaga con el título de Evaluación de la Calidad en los Servicios Municipales Deportivos orientados a la Población Infantil.
Tras diversas reuniones con los responsables técnicos de los servicios deportivos municipales de Alcalá la Real y con expertos del sector, se elaboró unas series de preguntas de interés para la entrevista, partiendo principalmente de los cinco criterios del cuestionario SERVQUAL; elementos tangibles, fiabilidad, capacidad de respuesta, seguridad y empatía. Pese a encontrar numerosas herramientas de evaluación en la literatura, tomamos como referencia las investigaciones de Morales Sánchez (2003) y Morales Sánchez, Hernández Mendo y Blanco (2005,2009), donde realizan una evaluación de la calidad de los servicios municipales deportivos utilizando las herramientas SERVQUAL (Parasuraman, Zeithaml y Berry, 1988, 1993)
En un primer momento, se redactó una batería de preguntas sobre los aspectos que pueden influir en la satisfacción de los usuarios, desde que sale de su lugar de origen hacia la instalación deportiva hasta que se marcha de la misma una vez que realiza la actividad.
Posteriormente, diferenciamos una serie de elementos característicos que intervienen en la prestación de un servicio deportivo, como son la propia instalación deportiva, la zona de atención al usuario, los espacios deportivos donde se desarrollan las actividades, los vestuarios, el programa de actividades ofertado por la organización y el profesor o monitor que dirige la actividad deportiva concreta, e incorporamos a cada una de ellas a las preguntas redactadas, configurando así la entrevista.
Se recogieron las autorizaciones de los niños que participaban en la actividad y en las entrevistas con los niños tuvieron consideraciones particulares como por ejemplo: generar una atmósfera que permitiera al niño expresarse libremente, es una habitación adecuada. El entrevistador fue paciente, dispuso de tiempo suficiente hasta que el niños logrará sentirse cómodo para conversar. La duración de la entrevista se ajustó al tiempo y capacidad de concentración de cada niño, lo cual permitió obtener una descripción detallada de sus experiencias como participante actividades de deportivas de Alcalá la Real.
La recogida de datos se realizó a través de cámaras digitales Sony HRD-CX505VE y los análisis de los resultados y para analizar el contenido de las entrevistas utilizamos la metodología cualitativa utilizándola como herramienta para el análisis del contenido de las entrevistas el programa Atlas Ti 6.2.24.
En primer lugar cabe destacar que los expertos consideran que el 100% de las preguntas se refieren al constructo estudiado de actitud ante el dopaje. Seguidamente se presentan los resultados de las opiniones de los expertos respecto a la clasificación de las dimensiones de los ítemes.
Tabla 1: Validación por expertos de la clasificación de ítemes.
Como puede observarse en la tabla 1, merece la pena destacar el considerable porcentaje de clasificaciones correctas que ofrece la dimensión conductual (87,2%). En el otro lado, sin ser bajas, observamos un 68,2% de clasificaciones correctas dentro del nivel cognitivo.
También se analizaron las clasificaciones erróneas a fin de detectar si había alguna dimensión que hubiera resultado más dificultosa a la hora de elaborar ítemes por parte de los participantes. Los resultados fueron los siguientes:
Tabla 2: Análisis de errores en la clasificación de ítemes según opiniones de expertos
En esta tabla puede apreciarse que los errores por parte de los sujetos participantes en la redacción de ítemes se refieren fundamentalmente a los relacionados con la dimensión afectiva (77,4%). Es decir: que los sujetos han elaborado los ítemes referidos a dimensiones cognitivas (71,4%) y conductuales (83,3%) cuando en realidad se refieren a aspectos afectivos según los expertos.
Una vez comprobada la corrección y adecuación de los ítemes se procedió a comprobar en qué grado los ítemes están midiendo lo mismo (consistencia interna de la escala). Con una muestra de 150 sujetos válidos se obtuvo una fiabilidad alpha de Cronbach (?) de 0,867. A pesar de ser ésta una fiabilidad elevada (dado que la muestra en la que se realizó el estudio es muy homogénea) se decidió eliminar las afirmaciones o ítemes cuyas correlaciones con el total de la escala eran inferiores a 0,3 en términos absolutos. De esta forma, se aumenta la garantía de que las respuestas covaríen, es decir, que tiendan a responder de manera coherente y deducir así que todos los ítemes son indicadores del mismo rasgo. Esto hace que puedan sumarse y diferencien o discriminen a los sujetos adecuadamente.
La nueva fiabilidad alpha, eliminados 54 ítemes mediante el procedimiento anterior, ascendió a 0,937, resultando las correlaciones de cada elemento con la escala que pueden observarse en la tabla 3.
Tabla 3.
El siguiente paso en el análisis consistió en realizar un contraste de medias en cada ítem seleccionado entre los dos grupos con puntuaciones extremas (25% superior y 25% inferior) en el total de la escala. Lo que se espera es que el 25% con una puntuación total superior tenga una media significativamente más alta en cada ítem que el 25% inferior; de esta forma se podrá concluir que los ítems que simultáneamente diferencian a los mismos sujetos están midiendo lo mismo. La prueba T de Student realizada arrojó diferencias significativas entre los grupos superiores e inferiores en 35 de los 36 ítemes. En concreto no discrimina adecuadamente el ítem número 81 (“Dopándome puedo acelerar mi puesta a punto como deportista”).
Tabla 4. Prueba T de Student de diferencia de medias entre 25% superior y 25% inferior
Otra cuestión era comprobar cuántos factores diferenciados están presentes en la escala. A pesar de que se partió de la hipótesis de que debían aparecer elementos de las dimensiones comportamentales, cognitivas y afectivas, se decidió hacer un análisis factorial sin restringir el número de factores. No obstante, lo que sí se presupone es que los factores presentes en una escala de actitudes deben estar relacionados.
Tabla 5. Análisis de la varianza de ítemes de escala de actitudes hacia el dopaje. Factores de mayor peso.
Puede apreciarse que con tres factores consigue explicarse el 51% de la varianza, es decir, que el 51% de la variabilidad observada en las respuestas de los sujetos a esta escala se debe a la propia escala y no a otros elementos.
Lo elementos asignados a cada factor son los siguientes:
Tabla 6: Matriz de componentes rotados Método Oblimix directo
A la vista de los resultados se pueden diferenciar tres factores: el F1, con 10 elementos explicaría el 35% de la varianza; el segundo con 4 elementos explica el 9,78% de la varianza y el tercero, con 6 elementos explica el 6,22% de la varianza.
Si con los elementos de estos tres factores consigue explicarse el 51% de la varianza, la fiabilidad de la escala no debe descender demasiado contando sólo con esos 20 elementos. El análisis realizado al efecto muestra una fiabilidad alpha total de 0,923 y, por factores, F1 presenta una fiabilidad de 0,915; F2 de 0,934 y F3 de 0,881.
Discusión
El primer resultado encontrado es la unanimidad por parte de los expertos a la hora de admitir todas las cuestiones como referidas a actitudes hacia el dopaje y el elevado porcentaje de clasificaciones correctas respecto a las dimensiones de las actitudes. Este hecho resulta muy interesante en este estudio pues permite afirmar que el instrumento supera el primer control referido a una validación previa de tipo conceptual, dado que los ítemes son claros y parece que miden lo que se pretende medir. Sin embargo, debe recordarse que la validez final del instrumento debe confirmarse con estudios experimentales.
Respecto a la clasificación de las dimensiones sobre las actitudes es de destacar que los expertos corrigen mayoritariamente ítemes afectivos que deberían aparecer como comportamentales (62,5%) y viceversa (83,3%), es decir, existe cierta confusión por parte de los encargados de redactar ítemes respecto a nivel afectivo y comportamental. Este hecho parece estar en consonancia con las teorías que parten de la base de considerar la actitud como unidimensional pues expresaría que la evaluación psicológica de un determinado objeto estuviera fuertemente unida a la intención.
Respecto a la construcción de la escala es de destacar la elevada consistencia interna de la misma (?=0,923) con sólo 20 ítemes, pues a pesar de haberse podido ganar más en fiabilidad (?=0,937), el aumento del número de ítemes necesarios para ello (26 más) no está justificado para tan escasa ganancia.
La factorización de la escala produjo tres factores: El F1 contiene proposiciones referidas a ganar a cualquier precio y éstas fueron clasificadas por los expertos como pertenecientes a la dimensión conductual. El F2 consta de ítemes que se relacionan con hacer trampas en el deporte o el miedo a ser descubierto haciéndolas. Aunque todas fueron clasificadas por los encargados de redactar las proposiciones como pertenecientes al nivel afectivo, los expertos clasificaron dos de ellas como comportamentales (P28 y P76). Por último, el F3 se refiere a creencias sobre dopaje, es el nivel cognitivo de las actitudes y todas ellas fueron clasificadas como tales tanto por los expertos como por los encargados de su elaboración.
Es muy interesante señalar los elevados índices de fiabilidad alpha de las tres subescalas encontradas (0,915; 0,934 y 0,881 respectivamente) lo cual avala la idea de que los componentes de las actitudes son consistentes a la vez que proporciona validez teórica a este instrumento.
Este trabajo ha presentado una escala para medir las actitudes hacia el dopaje; sin embargo, debe comprobarse en otras poblaciones haciendo especial énfasis en su validez empírica. Para ello, no debe usarse como criterio la conducta de dopaje propiamente dicha, sino alguna otra variable que se supone relacionada con la actitud aquí estudiada (salud, juego limpio, etc.).
Bibliografía
Ajzen, I. (1985). From intention to actions: a theory of planned behaviour. En J. Kuhl y J. Beckman (Eds.), Action-control from cognition to behaviour. Heidelberg: Apringer.
Alaranta, A., Alaranta, H., Holmila, J., Palmu, P., Pietilä, K. y Helenius, I. (2006). Self-reported attitudes of elite athletes towards doping: differences between type of sport. Internaitonal Journal of Sports Medicine, 27 (10), 842-846.
Allport, G. W. (1968). La naturaleza del prejuicio. Buenos Aires: Eudeba.
Dosil, J. (2002). Escala de actitudes hacia la actividad física y el deporte (E.A.F.D.). Cuadernos de Psiicología del Deporte, 2(2), 43-55.
Encuesta Fácil, S. L. (2011). Encuestafacil.com. Madrid.
Festinger, L. (1957). A theory of cognitive dissonance. Evanston, IL: Row, Peterson.
Fishbein, M. y Ajzen, I. (1975). Belief, attitudes, intention and behaviour. An introduction to theory and research . Massachussets: Addison-Wesley.
Gucciardi, D. F., Jalleha, G. y Donovan, R. J. (2010). Does social desirability influence the relationship between doping attitudes and doping susceptibility in athletes? Psychology of Sport and Exercise, 11(6), 479-486.
Hagger, M., Chatzisarantis, N. L. D. y Biddle, S. (2002). A meta–analytic review of theories of reasoned action and planned behavior in physical activity: predictive validity and the contribution of additional variables. Journal of Sport and Exercise Psychology, 24, 3-32.
Martens, R. (1987). Science, knowledge and sport psychology. The Sport Psychologist, 1 , 29-55.
Morales, P. (2011). Guía para construir cuestionarios y escalas de actitudes. Available: [2011, 27 de Febrero].
Pérez, V. y Devís, J. (2004). Conceptuación y medida de las atitudes hacia la actividad física relacionada con la salud. Revista de Psicología del Deporte, 13 (2), 157-173.
Petróczi, A. (2007). Attitudes and doping: a structural equation analysis of the relationship between athletes’ attitudes, sport orientation and doping behaviour. Substance Abuse Treatment, Prevention, and Policy, 2(34).
Petróczi, A. y Aidmanc, E. (2009). Measuring explicit attitude toward doping: Review of the psychometric properties of the Performance Enhancement Attitude Scale. Psychology of Sport and Exercise, 10(3), 390-396.
Petty, R. E. y Cacioppo, J. T. (1981). Attitudes and persuasion: Classic and contemporary approaches. Dubuque, IA: William C. Brown.
Rosenberg, M. J. y Hovland, C. I. (1960). Cognitive, affective and behavioral components of attitudes. En C. I. Hovland y M. J. Rosenberg (Eds.), Attitude Organization and Change. New Haven: Yale University Press.
Uvacsek, M., Nepusz, T., Naughton, D. P., Mazanov, J., Ránky, M. Z. y Petróczi, A. (2009). Self-admitted behavior and perceived use of performance-enhancing vs psychoactive drugs among competitive athletes. Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports, 21(2), 224–234.
Wicker, A. W. (1969). Attitudes versus actions: the relationship of verbal and overt behavioral responses to attitude objects. Journal of Social Issues, 25, 41-78.
Zellia, A., Malliaa, L. y Lucidi, F. (2010). The contribution of interpersonal appraisals to a social-cognitive analysis of adolescents’ doping use. Psychology of Sport and Exercise, 11(4), 304-311.