Estudio comparativo de la identidad deportiva de futuros maestros
Estudio comparativo de la identidad deportiva de futuros maestros
INTRODUCCIÓN Y DEFINICIÓN DEL TEMA DE ESTUDIO
Numerosos estudios (p.e. Barbero & Hernández 2000; Dowling 1998; Hutchinson 1993; O’Sullivan 2005; Sicilia & Lorite 1998; Templin & Schemmp 1989) revelan que los estudiantes de títulos universitarios de diversos lugares del mundo que siguen cursos relacionados con la Educación Física tienen una biografía especialmente ligada a la actividad física y el deporte. Esas experiencias con frecuencia actúan como lentes a través de las cuáles los estudiantes reinterpretan y filtran lo que reciben en su formación inicial (Martínez Álvarez 1994; Palomäki & Heikinaro-Johansson 2005) y minimizan las transformaciones que la formación inicial pueda tener acerca de las concepciones sobre la teoría y la práctica de la Educación Física (Hickey 1997:30).
Esto parece indicar que este aspecto debe ser tenido en cuenta si queremos conocer cómo puede incidirse en la formación de docentes. El estudio que presentamos aquí forma parte de una investigación más amplia llevada a cabo en universidades de Chile, Colombia y España, que trata de mostrar y describir la existencia de una identidad deportiva de quienes deciden estudiar Educación Física; explicar cómo es su proceso de construcción y en qué medida determina la elección de los estudios; y, por último, analizar el modo en que la identidad deportiva repercute en su formación inicial (Pulido et al, 2009). Lo que presentamos en este congreso se limita a conocer si los estudiantes que se incorporan a los planes de maestros del denominado “Plan Bolonia” tienen un perfil deportivo diferente de los que cursaban la especialidad de Educación Física que se ha impartido en las últimas dos décadas.
La finalidad última del estudio reside en disponer de elementos para reflexionar sobre los retos y posibilidades que nos ofrecen los cambios producidos por el Espacio Europeo de Educación Superior. Por razones de espacio y de focalización del tema de estudio, esta comunicación se centrará en la parte de la investigación que utiliza una aproximación cuantitativa, y dejamos sin abordar la parte cualitativa. La pregunta de investigación que ha puesto en marcha y guiado nuestro estudio es: ¿Cuál es la identidad deportiva de los estudiantes que ingresan en el título de maestro del “plan Bolonia” en el primer curso de su implantación en comparación con la de los estudiantes de la penúltima promoción de la especialidad de Educación Física de nuestra universidad?
Cuando hablamos de identidad en el contexto de esta investigación, nos referimos a la construcción de la manera de ser, comportarse y sentirse que tiene el individuo en su dimensión personal y social, en la que busca reconocer y ser reconocido por otros (Barbier, 1996); al proceso de interacción, donde el sujeto se construye desde el reconocimiento libre y en la búsqueda de reconocimiento que se establece con otros (Mead, 1990). La identidad deportiva vendría definida por la afinidad y relación de una persona con el deporte y con el rol de deportista (Vázquez, 2008).
METODOLOGÍA
Para poder disponer de datos sobre la “identidad deportiva”, empleamos el Cuestionario de Identidad Deportiva (C.I.D.), construido a partir del AIMS (Athetic Identity Measurement Scale) (Phoenix, Faulkner & Sparkes 2005). El CID1 está construido en forma de escala Likert. A partir de una afirmación se pide el acuerdo o desacuerdo con la misma. Los extremos van del 1 (desacuerdo máximo) al 7 (acuerdo máximo). El interés de este cuestionario para los efectos de esta investigación no está tanto en su precisión psicométrica, sino en la forma en la que hace visibles algunos aspectos de la idea de “identidad deportiva” que posteriormente abordaremos en la fase cualitativa de la investigación.
Para dar una idea del tipo de preguntas sobre las que se pide el grado de acuerdo, mencionamos algunos ejemplos: “4. El deporte es la parte más importante de mi vida”; “6. Necesito hacer deporte para sentirme bien”; “12. Me gustaría que en la carrera hubiera muchas asignatura relacionadas con el deporte”. El cuestionario solicita datos sobre las características personales y biográficas en relación al deporte y la actividad física. Además, en el caso de los estudiantes que habían comenzado el grado de Educación Primaria, se les preguntó por su intención de escoger entre las diferentes menciones posibles para su titulación, una de las cuáles es Educación Física. El cuestionario fue pasado en el primer mes del primer semestre del plan de estudios.
En el caso de los estudiantes de la diplomatura de Educación Física, se hizo en octubre de 2007 y en el caso de los estudiantes de grado de Primaria, se pasó en octubre de 2009. En ambos casos, se pasó en el centro universitario en el que cursan sus estudios aprovechando una hora de clase de una asignatura que no era de Educación Física y que tenía una alta tasa de presencia de estudiantes matriculados. En total, se recogieron cuestionarios de 62 estudiantes de la especialidad de Educación Física (45 hombres y 17 mujeres) y 102 estudiantes del Grado de Primaria de todas las menciones (50 hombres y 52 mujeres, de los cuáles, 36 hombres y 17 mujeres señalaban que tenían pensado optar por la mención de Educación Física). Los datos se tabularon y analizaron con el programa SPSS.
RESULTADOS
Un primer hecho que quisiéramos resaltar de los datos recogidos es que el alumnado de los nuevos grados reproduce las proporciones y tendencias de los últimos cursos de los estudios antiguos en nuestra escuela. Para entender esto mejor, hay que mencionar que de los 102 estudiantes del grado de Primaria, 51 expresaron su deseo de cursar la mención de Educación Física y, dentro de estos, la proporción de hombres/mujeres presentó una ratio similar a la que existía entre los estudiantes de la especialidad de Educación Física: 45/17 para la especialidad y 36/15 para el grado, lo que supone una predominancia masculina del 72’5% y 70’6% respectivamente.
Es decir, la mención de Educación Física sigue viéndose como un “coto masculino” en una proporción semejante a lo que era vista la especialidad de Educación Física. Estos datos son congruentes con lo que ocurre en otras universidades, que también presentan una gran diferencia por género entre la especialidad de Educación Física y el resto de las especialidades de magisterio2. Ante la imposibilidad de mostrar todos los datos obtenidos, vamos a centrarnos en dos preguntas, que elegimos como representativas de cómo han sido respondido el resto del cuestionario. Aunque las conclusiones se fundamentarán en estas dos preguntas, el resto sigue una tónica similar: existe una similitud general entre las respuestas de los estudiantes “de Educación Física”, bien de la especialidad de Educación Física o de la mención de Educación Física dentro del grado de maestro, y una diferencia de estos respecto a los de “otras menciones” lo que, como primer resultado, ratifica la capacidad para discriminar el grado de afinidad de los dos grupos de estudiantes respecto a las diferentes cuestiones del CID.
Detallaremos más los resultados de las afirmaciones 4ª y 6ª. En primer lugar, elegimos la pregunta cuatro (4) de cuestionario: “El deporte es la parte más importante de mi vida”. Partíamos de la convicción de que la vida de una persona de esta edad tiene suficientes focos de interés como para considerar extraño que alguien pueda responder de un modo tajante que está de acuerdo, sea cual sea el grado, con esta afirmación3. Dudamos de que haya alguna faceta de la vida de una persona lo suficiente importante como para que pudiera decirse que es la más importante de su vida.
Llamamos la atención (aparece sombreado en el cuadro 1) sobre el hecho de que más del 44% de los varones con interés por los estudios de Educación Física, incluso más del 50% en caso de los del Grado, estén bastante o muy de acuerdo con que el deporte “es la parte más importante de su vida” y que otro 22% esté medianamente de acuerdo. Siguen pautas parecidas las mujeres de estos mismos grupos pues un 37,5% dicen estar bastante o muy de acuerdo con la afirmación, a lo que se puede añadir el 25% medianamente de acuerdo.
Frente a estos datos (también sombreados para resaltarlo), se muestran esclarecedoras las respuestas de los hombres y mujeres de los grados que señalan no querer estudiar la mención de Educación Física. Un 71,5% de los varones y un 81,1% de las mujeres declaran que no están en nada o muy poco con la afirmación. Siendo el deporte una de las (muchas) actividades que marcan la juventud, la parte de la muestra que no muestra interés por los estudios de Educación Física otorga valores bajos, incluso cuando practique con mayor o menor intensidad deporte.
Estos datos nos indican que los estudiantes que eligen cursar EF, tanto en la especialidad como en la mención, difieren notablemente en la valoración que hacen del deporte como parte de su vida respecto a la que hace el resto de estudiantes de magisterio. Son datos que se confirman en otras preguntas del cuestionario como “Me considero una persona deportista”, “La gente tiende a verme o a considerar que soy deportista” o “Paso más tiempo pensando en el deporte que en otra cosa”. Aunque hay ligeras diferencias entre hombres y mujeres de ambos grupos, es la pertenencia o no al grupo de EF, y no tanto el sexo de los estudiantes, lo que tiene una mayor correlación con los valores otorgados. En la tabla se pueden ver más detalles sobre cada uno de los subgrupos que componen la muestra del estudio.
Cuadro 1. Estudio comparativo de la identidad deportiva de futuros maestros
Cuadro 1: respuestas a la afirmación 4 del CID: “El deporte es la parte más importante de mi vida.” En cada cuadro, se refleja la frecuencia absoluta y la proporción sobre el total de su fila. En segundo lugar, como muestra de la importancia e influencia en la elección de estudios que pueden haber tenido diferentes fuentes, mostramos los resultados de los ítems 11a (“El haber hecho deporte ha determinado mi elección por estos estudios”) y el 11b (“Mi profesor-a de Educación Física influyó en mi elección por estos estudios”).
Observamos que un 65,5% de los varones que eligieron estudiar la especialidad en su momento o tienen la intención de hacer la mención de Educación Física en el Grado declara estar muy de acuerdo o totalmente de acuerdo en la influencia de haber practicado deporte en la elección de sus estudios. A esto, se añade un 24,7% que está bastante de acuerdo con la citada relación, por lo que más de un 90% considera relevante el deporte en la elección de su carrera (incluso cuando, como en el caso de la mención, los créditos totales supondrán menos de un tercio del total). Para las mujeres los números son muy parecidos (60,5% muy de acuerdo o totalmente de acuerdo y el 21,9% bastante de acuerdo).
Frente a esto, encontramos los datos de los varones y las mujeres que no han elegido ni piensan elegir estudios de Educación Física que no consideran importante ni el deporte ni su profesor de Educación Física para elegir sus estudios. Esto es totalmente congruente, claro, pues apenas el 5% de sus créditos tendrán como objeto de estudio materias de Educación Física. Sin embargo, la sorpresa nos la encontramos cuando vemos la influencia del docente de Educación Física en la elección de los estudios. De forma congruente a su respuesta al 11a, los estudiantes de grado que no piensan cursar la mención de Educación Física, dicen que la influencia es mínima; los valores casi calcan los expuestos en la 11b.
Los estudiantes de Educación Física, sorprendentemente, presentan valores contrarios a los que han declarado en la 11a (cuando podrían haber sido, como en el caso del otro subgrupo) similares. Es decir, si la mayoría señala una alta influencia de su práctica como deportista en la elección de los estudios de especialidad o mención en Educación Física, esa misma mayoría opta por una influencia baja de su profesor de Educación Física en la elección de sus estudios. En la tabla se pueden ver con más detalle los datos (en la casilla de arriba, aparecen las respuesta a la pregunta 11a, en la de abajo, las del 11b).
Cuadro 2. Estudio comparativo de la identidad deportiva de futuros maestros
Cuadro 2. Respuestas a las preguntas 11ª: “el haber hecho deporte ha determinado mi elección por estos estudios” y 11b: Mi profesor-a de EF influyó en la elección de estos estudios. En cada fila, los datos del 11a aparecen arriba y el 11b abajo. Cada casilla muestra la frecuencia absoluta y el tanto porcentaje de casos respecto a la fila.
DISCUSIÓN
De los datos precedentes podemos intuir que la cohorte de estudiantes que ha accedido por primera vez al grado de Primaria continúa la inercia de aquellas cohortes que cursaron las especialidades. Es decir, que a los estudiantes de Bachillerato no ha llegado aún noticias del cambio que los estudios de Grado suponen respecto a los que existían en las especialidades. No existen diferencias notables entre la “identidad deportiva” que muestran los estudiantes de la Diplomatura y del Grado. También demográficamente son similares. La característica más llamativa, que permanece, es el sesgo de género notable, con preponderancia masculina, que contrasta con el sesgo inverso existente en especialidades como Lengua Extranjera o en la titulación de maestro-a de Educación Infantil. No sorprende que los estudios de magisterio más próximos a la Educación Física no atraigan a tantas chicas como a chicos.
Todos lo estudios muestran este sesgo. Pese a que nos hemos acostumbrado a ello, refleja un cierto fracaso en el intento de construir una Educación Física en los colegios en los que tantos unas como otros vean colmadas sus necesites educativas y, en algunos casos, profesionales. Tal vez, se podría argüir que el fracaso en esta desigualdad de género no corresponde necesariamente a la Educación Física como materia escolar, pues en las preguntas 11b hemos visto el escaso peso de los docentes en la elección de estudios relacionados con la Educación Física. Sin embargo, esta interpretación de que pese a este desequilibrio se podría estar ofreciendo en los colegios e institutos una Educación Física más igualitaria contiene en sí misma el fracaso de que, pese a ello, no contrarresta el peso más importante – y aparentemente desigual en cuanto a género – del deporte a la hora de que los jóvenes se sientan atraídos por la enseñanza de la Educación Física como profesión.
Pero nuestro estudio no tenía como único objeto el disponer de una radiografía de la identidad deportiva de los estudiante a la entrada en el Grado de Educación Física, sino de dotarnos de elementos de reflexión para afrontar con diferentes estrategias la llegada de cohortes de estudiantes con características similares a las que durante dos décadas hemos estado formando. La estructura de los Grados permite volcar nuestros esfuerzos en cambiar el perfil de los estudiantes que, finalmente, escogerán la opción de Educación Física. No hemos de olvidar que la elección real de la mención será en los cursos Tercero y Cuarto.
Esto deja la posibilidad de captar alumnado que tenga unas características diferentes a las que tendría si la elección ya estuviera hecha antes de que pudiéramos contactar con ellos, como ocurría en las especialidades de la diplomatura. Es decir, si consideramos que es deseable que entre los futuros encargados de la Educación Física en Primara haya una variedad de experiencias vitales respecto a la actividad física (con gente que ha sido exitosa en la Educación Física y el deporte, pero también con quienes han vivido otras cosas) tenemos la opción – y tal vez la obligación – de mostrarles que la Educación Física puede enriquecerse con personas que tienen características que se salen de las imágenes normativas a las que estamos acostumbrados4. El plan de estudios de nuestra universidad (tal vez en otras sea diferente) permite que aprovechemos las dos asignaturas que se imparten del área de Educación Física a todo el alumnado para transmitir este mensaje.
Esto provoca que entre las intenciones de las asignaturas “comunes” está no sólo el generar aprendizajes que todos los docentes de Primaria deben poseer para entender y aplicar el papel de la Educación Física en la escuela (cada uno, según su propia situación profesional), sino también estará encaminada a mostrar la mención de Educación Física como una opción abierta a diferentes perfiles profesionales que no se agotan con una “identidad deportiva”. En esta línea, consideramos que sería un éxito para nosotros si pudiéramos atraer estudiantes con un bajo perfil deportivo, según está definido por el CID, pero que pudieran ver la Educación Física como una opción profesional compatible con su futuro laboral más que con su pasado de practicantes.
A esta línea de trabajo, debemos añadir la de lograr que aquellos estudiantes que han optado por la Educación Física tal vez desconociendo lo que ésta significa en la escuela contemporánea, no se vean decepcionados por la orientación “no tan deportiva” que recibirá el área en la formación inicial, ni tampoco culpabilizados por un pasado que tal vez no encaja tan bien como presuponían con la formación inicial del especialista en Educación Física.
A lo largo de dos décadas hemos tenido que lidiar con estas dos líneas de tensión, pues si bien la formación inicial no puede ratificar que el perfil deportivo es el único o el ideal para ser maestro especialista, tampoco vemos posible ignorar que una gran mayoría de los estudiantes vienen con estas experiencias incorporadas y que solo atendiéndolas – y no ignorándolas, ni reforzándolas ni demonizándolas – podremos ayudarles a que reconduzcan su identidad deportiva a una identidad como educadores. Para este trabajo de reconocimiento de su identidad de partida y el ajuste de la misma a una realidad diferente de aquella en la que ésta se ha conformado, consideramos de gran valor las técnicas narrativas (Armour 2006) y el trabajo con las creencias (Martínez Álvarez et al 2010; Tsangaridou 2006), aunque esto corresponde más a la parte cualitativa de este estudio.
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