Frecuencia de práctica física y su relación con variables psicológicas y sociales en adolescentes españoles
Frecuencia de práctica física y su relación con variables psicológicas y sociales en adolescentes españoles
Resumen
La actividad física es considerada básica para un adecuado desarrollo de la salud, entendida en su triple vertiente de física, psicológica y social, y para la adopción de un estilo de vida saludable en la edad adolescente. El objetivo de este trabajo es estudiar los patrones de actividad física de 1268 alumnos de Educación Secundaria Obligatoria y de Bachillerato de alumnos de la provincia de Málaga con edades comprendida entre los 14 y los 17 años.
Así mismo, hemos recogido información sobre autopercepciones de determinados aspectos relacionados con la actividad física, como es la consideración por tener unas buenas capacidades y habilidades, si les gusta practicar, si tienen interés o si piensan que tienen una buena forma física. Para ello, hemos elaborado un cuestionario sociodemográfico amplio que han sido cumplimentados en los centros educativos por los alumnos, previa explicación y autorización. Se han recogido los datos correspondientes a las variables aludidas anteriormente y otros datos descriptivos sobre los deportes más practicados en función del sexo.
Los datos han sido analizados mediante técnicas descriptivas, análisis de medias y de correlaciones, pruebas no paramétricas utilizando para ello el programa estadística SPSS en su versión 19. Hemos encontrados interesantes diferencias en función del sexo entre hombres y mujeres en todas las variables estudiadas que hace plantearse determinadas cuestiones relacionadas con dichos patrones de actividad como la incentivación de las mujeres a la practica ya que los estudios indican beneficios generales en los practicantes.
Introducción
En la sociedad actual, la práctica de actividad física es desde hace muchos años uno de los hábitos más saludables para las personas ya que se ha señalado diversos beneficios de ésta sobre la salud (ACSM, 1993; Rodríguez Allen, 2000). Sin embargo, la tendencia de la población es hacia la adquisición de un estilo de vida más sedentario y poco saludable (García-Ferrando, 1997). Es una cuestión que preocupa a los responsables de distintas áreas por las consecuencias que tiene la adopción de hábitos perjudiciales para la salud. Se pretende desde estas distintas áreas aumentar los patrones de actividad física, reducir los niveles de sedentarismo de la población y reforzar las prácticas ya implementadas en las personas (Biddle y Mutrie, 1991; Hernán, Ramos y Fernández, 2001; USDHHS, 1996).
El interés por incentivar y reforzar la práctica de actividad física se ha hecho evidente a medida que ha aumentado nuestro conocimiento sobre los beneficios para la salud de una práctica moderada y regular. Manifestar un estilo de vida activo beneficia a las personas de todas las edades (Donovan y Owen, 1994; ISSP, 1991). Es necesario conocer los patrones de actividad física de las personas en todos los rangos de edad para entender distintas cuestiones relacionadas con la práctica y el sedentarismo (Caspersen, Powell y Christensen, 1985; García-Ferrando, 1990). En población de escolares y adolescentes se han realizado distintos estudios relacionados con la salud (Mendoza, Sagrera y Batista, 1994; Tercedor, 2001; Casimiro, 2002; Cantera y col., 2002).
Y es que la actividad física no nos aporta solo beneficios físicos en nuestro cuerpo, sino también psíquicos (Blasco; 1994, 1997). Las variables psicológicas más estudiadas y con mayor apoyo empírico son: los estados de ánimo, la ansiedad (Mihevic, 1982; Morgan, 1985; Morgan y Goldston, 1987), la depresión (McCullagh, North y Mood, 1988; Vallejo, 1992) y el autoconcepto (Balaguer, 1998). El interés por la relación entre el ejercicio y los estados de ánimo proviene de la investigación sobre las diferencias entre deportistas y población normal (Biddle y Mutrie, 1991). Morgan y Pollock (1977) observaron que los deportistas poseían un perfil de estados de ánimo más positivo que la población normal.
Los efectos beneficiosos de la práctica física pueden explicarse mediante distintas variables psicológica como es la adopción paulatina de un estilo de vida más saludable, pautas más adecuadas de alimentación, más atención a la imagen corporal, una adicción positiva al ejercicio que proporciona fortaleza psicológica y satisfacción vital, la distracción que supone la práctica de ejercicio, un aumento de las sensaciones de autoeficacia, una mejora de la experiencia de maestría y de la percepción de la forma física y un aumento de la autoestima (Balaguer y García-Merita, 1994; Biddle y Mutrie, 1991; Sonstroem y Morgan, 1989; Weinberg y Gould, 1996).
En definitiva, encontramos numerosas investigaciones que informan que la realización de actividad física regular aporta beneficios tanto para la salud física (Berlin & Colditz, 1990; Bouchard, Shephard, Stephens 1994; Powell, Thompson, Caspersen & Kendricks, 1987) como para la salud psicológica (Balaguer & García Merita, 1994; Blasco, 1994; Morgan, 1985). Constituye por ello, unos de los objetivos del presente estudio que es conocer en la población de los adolescentes cuáles son los factores de predisposición, facilitación y refuerzos asociados con la práctica de actividad física y salud y cómo podemos intervenir para formar la base de los hábitos de ejercicio físico para la vida adulta.
Método
Objetivo
El objetivo de este estudio es analizar los niveles, los tipos y las creencias sobre la práctica física realizadas en adolescentes viendo si existen diferencias en función de diferentes variables sociodemográfico como el curso, el sexo y ser practicante.
Muestra
Para la realización del estudio se han analizado los datos obtenidos de una muestra de 1268 alumnos de 3º, 4º y 1º de Bach. de ambos sexos: chicos (N=591; 46.61%) y chicas (N=677; 53,39%); y diversas edades (media = 15,61; DT = 0,953).
Tabla 1. Distribución de la muestra.
Instrumentos
Cuestionario sociodemográfico
Este recogió la siguiente información:
-
Datos sociodemográficos: el sexo, el curso y edad.
-
Otros aspectos relacionados con distintas creencias y valorados en este cuestionario fueron los directamente relacionados con la práctica física. Estos son: percepción de buena forma física, percepción de buenas capacidades para la práctica física, gusto por la educación física, interés por el deporte, práctica física extraescolar, práctica físico-deportiva, para los que no practican, si piensan volver a practicar o hacerlo por primera vez. Así mismo hemos recogido la frecuencia de deportes practicados.
Procedimiento
Una vez estudiados distintos instrumentos de evaluación, se elaboró un cuestionario sociodemográfico dónde se recogieron diversos aspectos sobre las variables enunciadas en el apartado anterior. Se solicitó a los participantes en los centros educativos que cumplimentaran una sencilla encuesta de forma voluntaria.
Resultados
Tras el análisis de datos hemos encontrado que los chicos practican más actividad física que las chicas (?2=148.483; p<0,001), tabla 2. Así, podemos ver cómo, en el caso de los chicos, hay casi cuatro veces más practicantes (77,66%) que no practicantes (22,34%), mientras que hay más chicas que no practican (55,98%) que practican (44,02) tal y como podemos apreciar en el figura 1. Estos datos coinciden con otros estudios que han arrojado conclusiones similares con respecto a la práctica física en relación al sexo (Casimiro, 1999; García Ferrando, 2006; Moreno, Muñoz-Tinoco, Pérez, Sánchez-Queija, Granado, Ramos y Rivera, 2008; Pavón, 2004; Rodríguez, 2000; Ruiz, 2000; Sallis, Prochaska, y Taylor, 2000; Torre, 1998); Vazquez, 1993).
Tabla 2. Frecuencias y porcentajes de práctica en función del sexo y del curso
Figura 1. Porcentaje de práctica por sexo
Al comparar la tasa de actividad física de los alumnos de secundaria con los de bachillerato, vemos que predomina la actividad física en los cursos de secundaria (62% de media) frente los alumnos que cursan bachillerato (52,71%); (?2= 10,037; p<0,05). Nos interesaba también conocer las diferencias relacionadas con las creencias sobre la actividad física en función del sexo del participante. Podemos ver reflejado los resultados en la tabla 2.
Vemos que los chicos afirman tener una mejor forma física (78,6%) con respecto a las mujeres (57,2%), mientras que las chicas se perciben con una peor forma física (42,8%) en comparación con los chicos (21,4%); (?2=47.829; p<0,001). Lo mismo ocurre con las demás creencias: capacidad, interés y gusto (tabla 3 y figura 2), dónde los chicos obtienen mayores puntuaciones que las chicas.
Tabla 3. Frecuencias y porcentajes de creencias por sexo y práctica
Figura 2. Porcentaje de creencia en tener buena forma física x sexo
También hemos encontrado que existe diferencia significativa en la percepción de la buena forma física entre practicantes y no practicantes (tabla 3 y figura 3), siendo los practicantes los que tienen mayor percepción de una buena forma física (?2= 104.003; p<0.001). Respecto a las buenas capacidades para la práctica física de adolescentes, predominan los adolescentes activos (?2=25.892; p<0.001). En función del interés por el deporte y la practica física, vuelven a predominar en adolescentes activos más que en no activos (?2= 77.951; p<0,001). Por último, respecto al gusto por la educación física, vuelven a predominar en adolescentes activos (?2=25.892; p<0.001).
Figura 3. Porcentaje de creencia en tener buena forma física x práctica
En la tabla 4, se observa que la mayoría de adolescentes que practican actividad física actualmente lo llevan haciendo desde hace 3 años o más (N=504, 39.75%), mientras que la mayoría de los que no practican, lo han practicado alguna vez (N=459, 36.20%).
Tabla 4. Práctica física extraescolar
Figura 4. Antigüedad en la práctica física
Respecto a los deportes más practicados, en los primeros lugares figuran al footing, el baloncesto y el fútbol sala; mientras que los menos practicados son la gimnasia rítmica, el esquí y el balonmano. Y dentro de estos deportes, podemos ver que los hombres son más practicantes que las mujeres en prácticamente todos los deportes, salvo en patinaje, gimnasia rítmica, aerobic y sobre todo en baile (figura 5).
Figura 5. Actividad física practicada
Discusión
Los resultados de nuestro estudio coinciden, en general, con los obtenidos en otras investigaciones. Hemos obtenido unos resultados que indican que existen diferencias significativas entre chicos y chicas en cuanto a los niveles de práctica física, a las creencias sobre la actividad física y a los tipos de deportes preferidos y más practicados. Los chicos destacan con puntuaciones más elevadas en todas y cada una de estas creencias. Estos resultados van en la línea de otras investigaciones que han encontrado patrones similares diferenciales entre chicos y chicas a la hora de la práctica (Armstrong, 1995; García, Norton, Frenn, Coviak, Pender y Ronis, 1995; Gili y Ferrer-Pérez, 1994; Robinson y Godbey, 1993; Sánchez-Barrera et.al. 1995). En los deportes practicados hemos encontrado también importantes diferencias sobre las características del ejercicio en función del sexo del practicante, lo que va en la línea de otras investigaciones (Corbella et. al. 1988; Douthitt, 1994; Finkenberg, DiNucci, McCune y McCune, 1994; Gili y Ferrer-Pérez, 1994; Sánchez-Barrera et. al. 1995).
Así, los chicos practican más deporte que requieren de un nivel de fuerza, velocidad, resistencia y trabajo en equipo, mientras que las chicas prefieren deportes que tienen que ver con un trabajo corporal o de mejora corporal como son el aerobic, la gimnasia rítmica y el baile. Es cierto que los chicos son los que disfrutan más practicando actividad física que requiera de un esfuerzo intenso, aunque cada vez más las chicas están optando por actividades que requieren de ese esfuerzo. Parece también que los chicos tienen más facilidad para “formar equipo”, mientras que a las chicas, les costaría más encontrar compañeras para formar un equipo y practicar un deporte de equipo.
Independientemente del sexo, se ha observado también que los practicantes de actividad física en su mayoría, la llevan practicando desde hace bastante tiempo, lo que indica que la actividad física es una opción importante para la población estudiada, con una adherencia aceptable de práctica. Además, las respuestas de los participantes señalan que muchos no practicantes en la actualidad han practicado con anterioridad. Esto constituye un dato muy importante ya que la práctica juega un papel destacado en la adopción de pautas positivas relacionadas con un estilo de vida saludable.
En general, podemos afirmar que los participantes con puntuaciones superiores en las creencias sobre forma física, capacidad, interés y gusto practican más actividad física que aquellos participantes que puntuaron más bajo en dichas creencias. Hay que seguir investigando para determinar el sentido causal de estas relaciones, quizás mediante un modelo de ecuaciones estructurales o aplicando una metodología experimental que determine si las creencias son antecedentes de la práctica o si por el contrario, es la práctica la que va incrementando estas creencias. Aunque al respecto existen abundante investigación que corrobora la importancia de las creencias sobre la acción (González y Ríos, 1999; Gutiérrez, 2000; Weinberg y Gould, 1996).
Destacar también que los adolescentes realizan más actividad física en etapas de secundaria que en etapa de bachillerato, suponiendo que es debido al mayor nivel académico que resta tiempo libre al alumno/a. Este efecto también se ha encontrado cuando la muestra estudiada fue de alumnos universitarios (Castillo, 2006).
La importancia vista en nuestro estudio sobre las creencias de las personas en la determinación de las conductas en su inicio, mantenimiento y en su no abandono, como en el caso del deporte, o en su abandono, en el caso de otras conductas poco saludables para la salud como el fumar concuerda con otras investigaciones (Adams, Abraham, y Markstrom, 2000; Casimiro, 1999; Lotan, Merrick, y Carmeli, 2005; Moreno y cols, 1997; Torre, 1998); Además señalar que las creencias estarían muy relacionadas con la motivación y con la confianza en uno mismo. Es un hecho comprobado que los atletas extremadamente motivados muestran también una excesiva confianza en sus posibilidades, capacidades y habilidades. Un concepto muy relacionado con estas creencias es el de las expectativas de autoeficacia percibida que tan importante es en la determinación de las conductas que se emprenden (Bandura, 1986).
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