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18 Jun 2012

Función social del deporte II: El Olimpismo frente a beijing 2008

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El presente trabajo aborda la crisis generada en el Movimiento Olímpico debido al cuestionamiento de los JJOO de Pekín 2008 a raíz de la situación de los erechos humanos en China

Autor(es): Luis Javier Ruiz
Entidades(es): Universidad de Málaga
Congreso:II Congreso Internacional de Ciencias del Deporte
Pontevedra, 8 – 10 mayo de 2008
ISBN: 978-84-612-3518-6
Palabras claves: Juegos Olímpicos, Función social, política, Historia, Deporte.

Función social del deporte II: El Olimpismo frente a beijing 2008

Resumen

El presente trabajo aborda la crisis generada en el Movimiento Olímpico debido al cuestionamiento de los JJOO de Pekín 2008 a raíz de la situación de los derechos humanos en China y especialmente por la revuelta del Tíbet y la represión posterior llevada a cabo por el gobierno chino. Parto del marco teórico definido por una perspectiva psicosocial del deporte y de las funciones que en este conflicto desempeñan los JJOO, tanto las manifiestas, o atribuídas por las instituciones, Movimiento Olímpico y gobiernos, como las latentes, aquellas no intencionales o no reconocidas que se derivan del hecho de formar parte de una institución o participar en una acción social, así como las disfunciones o consecuencias (desviadas) que perjudican la adaptación o ajuste del sistema y que son las que han llevado a la crisis actual del Olimpismo.  El procedimiento para acercarme al objeto de estudio ha sido el de interpretar las diferentes posiciones  públicas de los agentes sociales en conflicto. Las fuentes utilizadas han sido  principalmente los medios de comunicación y la misma Carta Olímpica en su definición de los principios del Olimpismo y de las funciones del COI. Una parte importante del trabajo ha consistido en la contextualización histórica del conflicto y la alusión constante a los condicionantes políticos, sociales y económicos del mismo. Como conclusión referida al propio Movimiento Olímpico destaco la responsabilidad de éste en la crisis, debida en mi opinión a dos razones. Por un lado la indefinición  y falta de adecuación a las teorías de las Ciencias Sociales y al actual contexto histórico, cultural y social, de la Carta Olímpica y de los principios del Olimpismo y por otro la indecisión y falta de coherencia interna en las declaraciones y posicionamientos de los dirigentes del Movimiento Olímpico y demás instituciones relacionadas con el deporte.

Basándome en el marco teórico para la investigación social del deporte que hemos planteado en el trabajo anterior , he emprendido el análisis de la crisis generada en el Movimiento Olímpico con motivo de los JJOO de Pekín 2008.  La revuelta de los tibetanos y la represión de la misma llevada a cabo por las autoridades chinas, amén de otras deficiencias crónicas del régimen, relacionadas con la falta de libertades básicas y la violación de los derechos humanos, han generado un debate internacional en torno a la legitimidad de China para organizar y albergar los JJOO, la actitud del Movimiento Olímpico y de la comunidad internacional ante el conflicto, así como las posibles medidas de presión que se podrían llevar a cabo sobre las autoridades chinas para que solucionen los problemas denunciados.
La manifestación más evidente de dicha crisis es el debate abierto a nivel internacional sobre la responsabilidad del Movimiento Olímpico en la misma. Se cuestionan tanto la decisión tomada por el COI en 2001 de conceder a China los Juegos, como la capacidad (independencia y decisión) de la institución olímpica y de sus dirigentes para gestionar la crisis actual mediante medidas concretas en defensa de los principios del Olimpismo. El revulsivo que este conflicto está ocasionando en el Movimiento Olímpico no tiene precedentes en la Historia Olímpica de la era moderna. Ni los juegos nazis de 1936, ni la matanza de estudiantes del gobierno mexicano poco antes de los Juegos del 68, ni el ataque del terrorismo palestino en Munich 72, ni los boicots a Moscú (1980) o Los Ángeles (1984) dieron lugar a una incertidumbre como la que actualmente se cierne sobre el Olimpismo. A pesar de las predicciones simplistas que algunos dirigentes olímpicos se han atrevido a realizar tratando de minimizar sus efectos, es imposible pronosticar las consecuencias que este conflicto traerá tanto a China como al Olimpismo. Tampoco está nada claro que las presiones ejercidas sobre las autoridades chinas por las minorías, internas y externas, utilizando los Juegos vayan a dar el resultado esperado por dichos agentes sociales y no el contrario. 
Entre las causas que han contribuido a dicha crisis, de la que el Olimpismo podría resultar como uno de los principales damnificados, me gustaría destacar dos que en mi opinión incumben a las instituciones integrantes del Movimiento Olímpico:

  1. Indefinición  y falta de adecuación a las teorías de las Ciencias Sociales y al actual contexto histórico, cultural y social, de la Carta Olímpica (C.O. en adelante) y de los principios del Olimpismo.
  2. Indecisión y falta de coherencia interna en las declaraciones y posicionamientos de los dirigentes del Movimiento Olímpico y demás instituciones relacionadas con el deporte.

1. Contextualización de la crisis

1.1 El detonante tibetano 
Por razones obvias nos limitaremos a hacer un breve repaso de la historia más reciente de este conflicto, incidiendo en los aspectos que mejor nos pueden ayudar a comprender la crisis actual. Las relaciones históricas entre el Tíbet y China han sido bastante conflictivas y han oscilado entre la independencia total o relativa del primero y las ocupaciones militares y el dominio chino. La independencia de facto, con el país gobernado por los sucesivos Dalai-Lamas, fue la tónica durante la primera mitad del siglo XX, hasta que en 1952 el país fue ocupado por las tropas comunistas chinas, que impusieron un gobierno relativamente autónomo. Éste duraría hasta 1959, cuando se produjo una sublevación armada que concluyó con al menos 87.000 tibetanos muertos y la huída del Dalai-Lama a la India. Miles de tibetanos escaparon al exilio, de los cuales la mayoría se estableció en la India, aunque también se instalaron importantes comunidades en Nepal y en Bután. Los esfuerzos no violentos del Dalai_Lama por liberar el Tíbet le valieron el Premio Nobel de la Paz en 1989. Vive en la ciudad india de Dharamsala, desempeñando el papel de líder espiritual de los tibetanos y el cargo de presidente del gobierno tibetano en el exilio mientras continúe la ocupación china. En 1965 el Tíbet fue convertido formalmente en una región de la República Popular China, y Pekín anunció que el territorio tendría que sufrir una firme transformación socialista. Durante la Revolución Cultural, los guardias rojos maoístas intensificaron la persecución religiosa y destruyeron centenares de monasterios y monumentos budistas. A finales de la década de 1970, tras el final de la Revolución Cultural, China mitigó gradualmente su política hacia el Tíbet. Los chinos admitieron en 1980 que Tíbet había sido mal gobernado y anunciaron reformas en la región, permitieron las actividades religiosas y reconstruyeron algunos monasterios destruidos por los guardias rojos en un esfuerzo por mejorar sus relaciones con el pueblo tibetano. En octubre de 1987 y mayo de 1993 hubo violentas manifestaciones de protesta contra el gobierno chino; las autoridades chinas respondieron con varias medidas como la represión violenta de la disidencia, la severa supervisión de la actividad religiosa y el fomento de la inmigración masiva de colonos chinos, que han llegado a superar en número a la población nativa. 
Los hechos más recientes son conocidos por todos y están aún en los medios de comunicación. El pasado 10 de marzo se produjeron manifestaciones en Lhasa para conmemorar el aniversario de la revuelta de 1959 que dio lugar al exilio del Dalai-Lama. La represión de las autoridades dio lugar a más protestas y la revuelta acabó tras varios días con más de numerosos muertos que oscilan entre los 22 dados por las autoridades chinas y 140 por el gobierno tibetano en el exilio. Aunque las autoridades procedieron rápidamente a expulsar a la prensa extranjera del Tíbet, el apagón informativo no llegó a tiempo para evitar que las imágenes de la brutal represión se difundieran por todo el mundo desencadenando las reacciones que han llevado a la situación actual. Aunque sectores importantes de la población tibetana reivindican la independencia de China, la posición oficial del Dalai-Lama y del gobierno en el exilio, como ellos no se cansan de repetir, es la de pedir una autonomía que garantice el respeto a la religión y a la identidad cultural tibetana, y han rechazado en todas sus intervenciones cualquier petición de boicot a los Juegos de Beijing 08.

1.2 Las libertades básicas y los derechos humanos
Son los dos factores que junto a la revuelta del Tíbet están condicionando la crisis olímpica actual convirtiéndose en los ejes centrales de las críticas y denuncias hacia China. Nos parece que la mejor forma de aproximarnos a estos temas es precisamente acudir a las fuentes de dichas críticas y denuncias que han sido y lo siguen siendo las ONGs  y los medios de comunicación.  
Las Organizaciones no Gubernamentales son entidades con una amplia estructura nacional o internacional y con objetivos que pueden cumplirse mediante la influencia sobre la opinión pública y los gobiernos, pero que no están constituidas como partidos políticos ni dependen de los gobiernos. Aunque han estado presentes en los asuntos internacionales desde la segunda mitad del siglo XIX, ha sido en las últimas décadas cuando han tenido un desarrollo espectacular en todo el mundo, ocupándose de cuestiones tan variadas como la cultura, la religión, la ayuda humanitaria, las libertades básicas, los derechos humanos, etc. El valor más destacado del que hacen gala las ONGs es su independencia de intereses económicos o políticos, y en base al mismo han adquirido prestigio y reconocimiento a nivel mundial, y ejercen una influencia cada vez mayor en cuerpos internacionales como las Naciones Unidas (ONU), la Organización para la Seguridad y el Desarrollo y la Unión Europea. El artículo 71 de la Carta de las Naciones Unidas encarga al Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC) que adopte las medidas necesarias para la consulta con las organizaciones no gubernamentales. Las ONGs son militantes, efectivas y disponen de un amplio apoyo económico y social. Su actividad permite los contactos y los acuerdos transfronterizos sin que los gobiernos se vean involucrados. Son aceptadas como parte de las relaciones internacionales y, al influir sobre las políticas nacionales y multilaterales, adquieren cada vez un mayor protagonismo.
Este protagonismo se ha hecho sentir de una manera inédita en la actual crisis olímpica, donde se han constituido en las principales voces críticas del gobierno chino y están ejerciendo una presión sin precedentes sobre los gobiernos y los organismos olímpicos. Sin ánimo de ser exhaustivos, ya que ni contamos con el tiempo ni el espacio suficientes, nos parece interesante hacer referencia a algunos de los  argumentos usados por estos agentes sociales, ya que han tenido un amplio eco en los medios de comunicación, polarizando los debates y generando reacciones tanto en la opinión pública como en representantes de los gobiernos y de las instituciones olímpicas.
En su informe de 2007 sobre el estado de los derechos humanos en el mundo , la ONGAmnistía Internacional hace un relato pormenorizado sobre las graves violaciones de derechos humanos llevadas a cabo por el gobierno chino: pena de muerte, discriminación de personas migrantes rurales, represión contra periodistas, escritores, cibernautas, ataques a minorías étnicas y religiosas, violencia y disciminación contra las mujeres, tortura, detención arbitraria y juicios injustos, etc. 
Al margen de su informe anual, AI ha realizado recientemente múltiples denuncias relacionadas con la próxima cita olímpica. A mediados de marzo las autoridades chinas anunciaron el desmantelamiento de una conspiración “terrorista” para atacar las Olimpíadas. Según AI el anuncio, en el que no se presentaron pruebas que respaldaran la versión oficial, pretendía justificar los ataques llevados a cabo contra la población uigur de la Región Autónoma Uigur de Sin-Kiang, concretamente unos disturbios ocurridos en enero que produjeron centenares de muertos. Además, estas declaraciones gubernativas se produjeron a los pocos días de que AI advirtiera sobre la oleada represiva que sigue teniendo lugar contra abogados de derechos humanos y otros activistas en Pekín vinculada al hecho de que China vaya a ser la sede de las Olimpíadas. Las referencias al “terrorismo” y las amenazas para la seguridad del Estado formuladas por las autoridades chinas, en el contexto de los preparativos para los JJOO, las considera AI como una justificación de la amplia oleada represiva no sólo contra minorías étnicas críticas con la autoridad de China, sino también contra los defensores de derechos humanos.
Por otra parte la organización Human Rights Watch ha denunciado el incumplimiento de la promesa de respetar los derechos de los trabajadores implicados en la construcción de las infraestructuras e instalaciones deportivas de los JJOO. Para la faraónica ampliación del aeropuerto de Pekín con motivo de los próximos Juegos Olímpicos, se demolieron 15 aldeas, y sus 10.000 habitantes fueron desplazados de sus hogares sin contemplaciones. Esos campesinos se quedaron sin la tierra que trabajaban, pero ni siquiera recibieron a cambio las exiguas prestaciones sociales que debería corresponderles como nuevos residentes de la megápolis a la que se habían visto forzados a trasladarse. 
Un reciente informe publicado por esta ONG denuncia las condiciones infrahumanas que todavía padecen los casi dos millones de trabajadores que participan en la construcción de las infraestructuras olímpicas: jornadas de 17 horas diarias, a 30 céntimos de euro la hora y a menudo impagadas; ausencia de medidas y equipos de seguridad; dormitorios hacinados, sin higiene ni calefacción; falta de atención médica… Los autores del informe , titulado “Un año de mi sangre”, no han logrado descubrir cuántos obreros han perecido en las construcciones olímpicas: el Gobierno sólo reconoce seis muertos en esas obras, pese a que cifra en 101.480 el número de fallecidos en accidentes laborales en el país sólo durante 2007. Las denuncias concluyen con el siguiente llamamiento a las instituciones olímpicas:
Si el movimiento olímpico se enorgullece realmente de su dedicación a los ‘principios éticos universales y fundamentales’, el Comité Olímpico Internacional debe asegurarse de que los trabajadores que participan en la construcción de las instalaciones olímpicas de Beijing disfruten al menos de un trato justo y de acuerdo con la legislación china y las normas fundamentales internacionales de derechos humanos, cuyo respeto China ha asumido y prometido a sus ciudadanos respetar 
Por otra parte, la asociación defensora de la libertad de prensa Reporteros sin Fronteras ha denunciado las restricciones a la libertad de movimiento de los periodistas así como la férrea censura en Internet y en la prensa china. Las autoridades chinas prometieron a los periodistas libertad de acceso a Internet y de movimiento, y la crisis del Tíbet ha demostrado otro incumplimiento flagrante, de lo que es un buen ejemplo la “excursión” organizada por el régimen de Pekín (nos referiremos a ella más adelante) para pasear a la prensa por Lhasa. Se han registrado 180 denuncias de violaciones del derecho a la información.
“La libertad de movimiento de los periodistas extranjeros era uno de los escasos avances antes de los Juegos Olímpicos para la libertad de prensa, pero ahora se ha visto burlada por el gobierno chino, enfrentado a las protestas de los tibetanos. Una vez más, el gobierno chino pisotea sus compromisos relacionados con los Juegos Olímpicos, y se dota de medios para reprimir sin testigos la revuelta de los tibetanos” 
La decisión de las autoridades de cerrar el Tíbet a la prensa está en contradicción con las reglas para los medios de comunicación extranjeros, adoptadas en enero de 2007, para antes de los Juegos Olímpicos. Así por ejemplo, en su introducción de la “Guía de servicios para los periodistas extranjeros durante los Juegos Olímpicos de Pekín“, Liu Qi, alcalde de Pekín adquirió el siguiente compromiso: 
Se garantizará la libertad de los periodistas extranjeros en sus actividades profesionales

 

2. Algunas reacciones institucionales frente a la crisis

 
2.1 Movimiento olímpico
Si tuviésemos que resumir en una palabra la idea que sugieren las declaraciones públicas realizadas por los dirigentes de las instituciones olímpicas en los medios de comunicación desde que dio comienzo la crisis, esa sería la de incoherencia, tanto respecto a sus propias declaraciones como respecto a los propios principios del Olimpismo, de los que aparecen como los primeros incumplidores (cf. epígrafe 3), si nos atenemos a la C.O. Los problemas de la candidatura china que han desencadenado la presente crisis ya fueron puestos sobre la mesa en el Congreso Olímpico de Moscú de 2001 cuando se le asignó la organización a Beijing con 56 votos, derrotando a otras candidatas como París (22 votos) o Toronto (18 votos). 
Jacques Rogge, presidente del COI:
Sobre las peticiones de boicot a los JJOO, “Es una herejía porque los únicos castigados serían los atletas. ¿Quién pagó los boicots a Moscú y a Los Ángeles? Atletas como Sergei Bubka”. (as.com, 19/3/2008).
Respecto a la crisis del Tíbet, “Lamentamos esta crisis en el Tíbet y esperamos que la calma retorne en la zona” (as.com, 19/3/2008); “…la situación en el Tíbet preocupa vivamente al COI. Ya hemos expresado nuestra esperanza en ver que este conflicto se resuelve pacíficamente lo antes posible. La violencia, sea cual sea su motivación, está en contra del espíritu y los valores olímpicos”. (elmundo.es 23/3/2008)
“La nube sobre los Juegos de Pekín es sobre asuntos políticos. Es verdad que ni el COI ni los Juegos pueden ser aislados del resto de la sociedad” (estrelladigital.com, 24/3/2008)
Poco antes de iniciarse la ceremonia de la Llama Olímpica en Olimpia, Rogge declaró a la prensa que la “prioridad sagrada” del COI es “garantizar que los atletas tengan unos buenos juegos olímpicos, que se merecen”.(estrelladigital.com, 24/3/2008)
“He dicho muchas veces que el COI considera que es una decisión acertada haber concedido los Juegos a Pekín, y no nos arrepentimos. Pekín tiene una excelente apuesta, probablemente la mejor de todas las apuestas. Queremos calidad para los Juegos, y con Pekín tenemos calidad. China era candidata por segunda vez, y se trataba de un enorme valor añadido conceder a una quinta parte de la humanidad los Juegos Olímpicos” (hoySport.com, 5/4/2008).

         Juan Antonio Samaranch, presidente de honor del COI . En unas declaraciones a la agencia EFE hacía las siguientes afirmaciones en referencia a las protestas mundiales por la violación de derechos humanos en el Tíbet por parte del gobierno chino:
Respecto a las acusaciones contra el COI “es una entidad deportiva que no puede arreglarlo todo”.
“El conflicto tibetano es un asunto político que no tiene nada que ver con el deporte, por lo que considera que deberían ser las organizaciones políticas internacionales, como, por ejemplo, la ONU, las que se encargaran de resolverlo.”
            “A nosotros que nos dejen tranquilos, ha pedido el presidente del COI, quien ha dicho no estar sorprendido, no obstante, por que este tipo de actos reivindicativos se estén llevando a cabo en el contexto olímpico, para aprovechar el importante impacto que tienen, hoy día, unos Juegos”.
Juan Antonio Samaranch se mostró convencido “de que el macro acontecimiento deportivo que albergará la capital china pasará a las historia por la calidad de sus instalaciones y no por los problemas políticos”.
El presidente de honor del COI también ha restado importancia a la posibilidad de que algunos atletas puedan sumarse a las protestas contra el gobierno chino durante su participación en Pekín 08. “Los atletas que quieran protestar que protesten, pero a los deportistas lo que realmente les mueve es ir allí, participar y hacerlo lo mejor posible”, ha concluido.
Juan Antonio Samaranch (hijo) representante español en el COI, en declaraciones a EFEconsidera “un error y una injusticia” que los Juegos Olímpicos de Pekín se utilicen como excusa para reivindicar cuestiones extradeportivas, porque ello convierte en “rehenes” a los que deberían ser los únicos protagonistas de la cita, los atletas.
                “El tema es muy serio”, dijo Samaranch, “porque este movimiento, surgido en el mundo occidental, intenta utilizar el Movimiento Olímpico y la cercanía de los Juegos para conseguir unos objetivos de cambio en China que ni nos corresponde hacer a nosotros ni seríamos capaces de lograr”. “Esta presión”, subrayó, “está poniendo como rehenes a más de 10.000 atletas que llevan años, muchos años, preparando los Juegos”.
                “Quienes protestan contra los Juegos no están usando cosas baldías, sino la ilusión de los atletas de todo el mundo. Los Juegos son su festival, su fiesta, y no sé por qué todos estos deportistas tienen que prepararse ahora con la ansiedad y con la inquietud de pensar en las protestas que puede haber en Pekín. Me parece un error y una injusticiapero desgraciadamente creo que la presión no va a desaparecer y el BOCOG (comité organizador) y el COI van a tener que lidiar con ella en los próximos cinco meses”.
                “No me cabe la menor duda de que cuando el 8 de agosto se dé el pitido para que empiece la primera competición, la fuerza del deporte y de los Juegos arrasará con todos los comentarios. Ha pasado muchas veces”.
Ni las Naciones Unidas, ni los países más importantes, ni el mundo de los negocios han conseguido fomentar en China tanta apertura y cambio como los que ha hecho el país desde que hace siete años obtuvo los Juegos“.
                “Pedir al Movimiento Olímpico y al COI que utilicen los Juegos como ariete para mover más rápidamente hacia ciertas posiciones a un país de la fuerza y de la inercia de China me parece fuera de lugar”.

Giselle Davies, jefe de comunicaciones del COI:
 “Los Juegos han generado ya enormes cambios, apoyado la modernización del país y permitido avances en la libertad de expresión”

Kevan Gosper, miembro australiano del COI:
 “Podemos hablar con bombo y platillo, pero a quien de verdad corresponde abordar estos asuntos de derechos humanos es a los gobiernos y a las ONGs interesadas”, “Nuestro trabajo es lograr unos JJOO estupendos para los atletas del mundo y debemos centrarnos en eso” 
Hein Verbruggen, presidente de la comisión de coordinación del COI: 
 “Algunos políticos hacen un uso injusto del deporte y firman al mismo tiempo todo tipo de contratos económicos”
“No queremos involucrarnos en los asuntos políticos de ningún país. Si miro a las ciudades  candidatas a los Juegos de 2016 [?]¿debería el COI estar obligado a hablar, porque Madrid es candidata, de las pretensiones del País Vasco de ser independiente de España?
De la reunión informal de ministros de deportes de la UE y miembros del COE (Comité Olímpico Europeo) celebrada el 16 de marzo en Brdo pri Kranju (Eslovenia), recogemos las siguientes declaraciones realizadas por dos miembros del COE a preguntas de los periodistas sobre las peticiones de boicot a los Juegos de Pekín:

Togay Bayatli, vicepresidente del COE (Comité Olímpico Europeo): 
Los deportistas serían los más perjudicados, como en Moscú 1980 y Los Ángeles 1984

Erica Terpstra, presidenta del Comité Olímpico holandés: 
Sería erróneo cargar al deporte con ello. Es para que se ocupen los políticos. Además, no hubo ningún llamamiento al boicot, aunque hay preocupación por lo que sucede allí“.
Alejandro Blanco, presidente del COE (Comité Olímpico Español): 
“Los Juegos Olímpicos son un poderoso instrumento de pacificación y concordia entre los pueblos, así nacieron y así continúa siendo. Ahora, con el encendido de la antorcha olímpica, es el momento de hablar de la ilusión con que cientos de miles de deportistas del más alto nivel han competido y siguen compitiendo en busca de su participación en los Juegos de Pekín.” (As.com, 25/3/2008)
Hasta el momento la actitud del COE ante la crisis ha sido la de rechazar rotundamente la posibilidad de un boicot a los juegos. En la web oficial del COE apenas aparecen referencias a los sucesos en el Tíbet o a las numerosas denuncias de incumplimiento de de la C.O. que se han hecho contra el gobierno chino. Ello puede deberse a la posición oficial del COE de evitar los “asuntos políticos” salvo cuando no les queda más remedio ante la presión de la prensa. Tan solo en una noticia referida a la ceremonia de encendido de la antorcha olímpica se hacía una mención escueta al incidente ocurrido durante el encendido de la antorcha olímpica en Olimpia, cuando dos activistas de RSF burlaron las medidas de seguridad interrumpiendo el discurso de un representante chino. El cronista de la noticia, de la agencia EFE, eludía cualquier referencia a la causa de las protestas, acusando, sin embargo, a las autoridades griegas de negligencia por haber permitido el incidente.
2.2 Ministros europeos de deportes 
En la reunión informal celebrada en Brdo pri Kranju (Eslovenia), los ministros de deportes de la UE y los miembros del COE firmaron una declaración en la que se sostiene que “deporte y política no deben mezclarse“. La misma descarta que la violenta represión de las protestas en el Tíbet contra la ocupación china desemboque en un boicoteo a los Juegos aduciendo que en ese caso los deportistas serían los más perjudicados. 
Milan Zver, ministro esloveno de Deportes : 
Estoy en contra de un boicot a los Juegos Olímpicos en China. Las presiones políticas por medio de los deportes no funcionan“.

Brian Mikkelsen, ministro de los deportes danés: 
¿De qué manera el boicot podría ayudar en algo? No tendría un efecto real“. Además opinó que los Juegos “darán más relieve” y “beneficiarán” a la cuestión del Tíbet.

3. Funciones sociales de los JJOO de Beijing 2008

En el trabajo anterior en el que establecimos el marco  teórico para la investigación social del deporte hemos hecho referencia a las aportaciones del funcionalismo estructural para la determinación de las funciones de la acción social. Aplicando dicho marco teórico a lasfunciones que en este conflicto desempeñan los JJOO hablaré tanto de las funcionesmanifiestas, intencionales o atribuídas por las instituciones, Movimiento Olímpico y gobiernos, como las latentes, aquellas no intencionales o no reconocidas que se derivan del hecho de formar parte de esta institución deportiva o participar en la acción social deportiva de los JJOO, así como las disfunciones o consecuencia observadas que perjudican la adaptación o ajuste del sistema (conductas desviadas) y que son las que han llevado a la crisis actual del Olimpismo.  El procedimiento para acercarme al objeto de estudio ha sido el de analizar e interpretar diferentes posiciones  adoptadas públicamente por los agentes sociales en conflicto. Las fuentes utilizadas han sido  principalmente los medios de comunicación y la misma C.O. en su definición de los principios del Olimpismo y de las funciones del COI.

1. Servir de catalizador para el cambio social
Este fue uno de los principales argumentos para la elección de China como país organizador y lo sigue siendo para contestar a las ONGs y personas que denuncian los incumplimientos de la C.O. por parte del gobierno chino. La tesis de la Nueva China, según la cual los JJOO contribuirán al aperturismo chino, a una mayor libertad de expresión y al respeto de los derechos humanos ha sido refutada por la realidad del día a día desde que fuera esgrimida por los dirigentes del COI y por las autoridades chinas ya en 2001 cuando se concedió a China la sede de los Juegos.

Jacques Rogge, presidente del COI:
“…son un catalizador para el cambio, no un remedio para todas las enfermedades”“Creemos que China cambiará al abrir el país a la mirada del mundo a través de los 25.000 medios de comunicación que asistirán a los Juegos”,  (elmundo.es, 23/3/2008)
Alejandro Blanco, presidente del COE“El problema de China está ahí, pero en una reciente reunión de comités olímpicos nacionales coincidí con la opinión mayoritaria de que estos Juegos van a servir para que China dé pasos gigantescos hacia el respeto a los derechos humanos. Pekín 2008 puede ser la mayor aportación para mejorar un sistema que no es el más adecuado”,  (noticiasdenavarra.com, 14/3/2008)

Puestos a hacer predicciones podemos recurrir a algún ejemplo histórico que posea algún parecido con el caso que nos ocupa. Podríamos remontarnos por ejemplo a los JJOO de Berlín de 1936. En aquellos Juegos se dieron algunas circunstancias similares a las actuales (juegos organizados por un régimen autoritario, violaciones graves de derechos humanos, propuestas de boicot, debate internacional, importancia de la propaganda y los medios de comunicación, etc.). En los meses previos a los JJOO, el régimen nazi llevó a cabo una operación de imagen dirigida a mostrar a los millares de visitantes todo lo que el país y especialmente el régimen tenían de bueno, y ocultar al mismo tiempo la cara oscura del régimen. Las sucesivas campañas antisemitas, que habían sido constantes desde 1933, año del ascenso nazi al poder, fueron suprimidas. La violencia contra la comunidad judaica, particularmente visible en el verano de 1935, casi desapareció. Los avisos prohibiendo o disuadiendo la presencia de judíos, que eran frecuentes en la entrada de muchas localidades y barrios (Juden sind nicht erwünscht – Los judíos no son deseados), u otros carteles de tenor semejante, fueron retirados por orden de Hitler (tras la petición del conde Henri Baillet-Latour, el belga que presidía el COI), en febrero de 1936. Las persecuciones a los judíos recomenzarían tras el fin del los juegos el 16 de agosto de 1936. Lo cierto es que a la vista de este ejemplo la posibilidad de que los JJOO de Pekín surtan los efectos que sugieren los dirigentes del Movimiento Olímpico parece bastante ilusoria. 
Respecto a la argumentación empleada, resulta irónico que precisamente se utilice la “teoría del cambio” para desactivar las exigencias de un cambio político o social, y además, contribuyendo precisamente a lo contrario, es decir, a que no se emprendan acciones que puedan llevar a la innovación. Asimismo los JJOO están desempeñando una función contraria a dicho cambio según ponen de manifiesto las denuncias a las que hemos hecho referencia. En este sentido las ONGs y los medios de comunicación han denunciado que las violaciones de los derechos humanos se han intensificado conforme se acercaba la fecha de los Juegos, que estarían siendo utilizados por el gobierno para justificar la represión que están llevando a cabo, en aras de la “armonía”, la unidad nacional y la estabilidad social.

2. “El Objetivo del Movimiento Olímpico es contribuir a la construcción de un mundo mejor y más pacífico…”. (Art. 1 de la C.O.). Es posible que esta fuese la intención inicial del COI en su reunión de julio de 2001 en Moscú, cuando se concedió a Pekín la organización de los juegos de 2008. Como he señalado, las candidaturas de París y Toronto cumplían mejor los requisitos para la organización y celebración de unos JJOO, sin embargo el COI se inclinó por China. Esta decisión fue muy discutida por las violaciones de China a los derechos humanos. Para acallar estas quejas, se eligió como lema: “Nuevo Pekín, Grandes Juegos” para enfatizar el cambio de los ideales del país para el nuevo milenio. Wang Wei, secretario general del Comité para la Candidatura de Pekín a las Olimpíadas de 2008 declaró:
“Tenemos plena confianza en que la celebración de los Juegos Olímpicos de 2008 en China no sólo promoverán nuestra economía sino que también mejorarán todas las condiciones sociales, incluidas la educación, la salud y los derechos humanos.” 
Sin embargo, tras los siete años transcurridos, el análisis de la realidad muestra que las promesas realizadas durante la campaña para promover la candidatura china distan mucho de haberse cumplido. Los episodios relacionados con el Tíbet y las medidas represivas adoptadas por las autoridades chinas, la censura en prensa o en Internet o las restricciones de movimiento y expulsiones de periodistas son ejemplos de los compromisos incumplidos que las instituciones olímpicas no se han atrevido a denunciar. Entre las medidas represivas figura precisamente el encarcelamiento de personas que se han dirigido al COI en cartas abiertas, en las que se pedían mejoras en la situación de los derechos humanos   y condenaban el desalojo forzoso, y en muchos casos ilegal, de miles de residentes de Pekín, en el marco de los preparativos para los juegos.Al no implementar los mecanismos de verificación y de sanción en caso de incumplimiento, tanto de las condiciones exigidas a China como de los compromisos adoptados por ésta, el COI ha dejado en papel mojado sus buenas intenciones y ha dado al régimen chino vía libre para una utilización propagandística de los JJOO que  refuerza su prestigio como potencia internacional, legitima su política represiva y en definitiva  contribuye al mantenimiento de la estructura política y social vigente.
La misión del COI es promover el Olimpismo por todo el mundo y dirigir el Movimiento Olímpico”. (Art. 2 de la C.O.). Una de las principales críticas que se hacen al COI en los medios de comunicación es precisamente la de adoptar una actitud pasiva o cuando menos indulgente frente al incumplimiento de los compromisos adoptados por China en 2001 o a las actuaciones represivas llevadas a cabo en el Tíbet. La práctica inhibición de la institución ante el debate público generado por la actual crisis, limitándose a repetir consignas estereotipadas, así como la actitud pusilánime ante China denotan, en mi opinión, una falta de liderazgo que menoscaba la credibilidad del Movimiento Olímpico.
3. “Estimular y apoyar la promoción ética en el deporte y la educación de la juventud a través del deporte, así como dedicar sus esfuerzos y velar para que se imponga el fair play y se excluya la violencia en el deporte”. (Art. 2.1 de la C.O.). Si por ética entendemos el “conjunto de normas morales que deben regir la conducta humana”, no se estará estimulando la misma cuando se fomenta entre los jóvenes la idea de que se puede desvincular el deporte del contexto político y social o de que se pueden celebrar los JJOO en un contexto de ausencia de libertades básicas como la de información o de religión, de falta de respeto a los derechos humanos o de violencia contra minorías, ya sean de carácter religioso, político o étnico. En unas declaraciones, realizadas el pasado14 de febrero a Associated Press, Milan Zuer, ministro esloveno de deportes afirmó lo siguiente: “El deporte es demasiado importante. Demasiado importante para que se le utilice políticamente“. El ministro consideró que hablar de los derechos humanos en Pekín tendría un efecto contraproducente sobre el poder chino. “Necesitan tiempo. Hay que dárselo y no utilizar el deporte como un instrumento político“, dijo. Sin embargo al mismo tiempo guardan silencio cuando es el gobierno chino quien hace esta utilización política del deporte. Así por ejemplo, la manera en que el gobierno chino está anunciando el paso de la antorcha olímpica por el Tíbet, podría interpretarse como un gesto político de efecto propagandístico que pretende reafirmar y legitimar la dominación china sobre dicha región. Sobre la misión de velar para que“se excluya la violencia del deporte” es preciso advertir que en esta ‘categoría’ se incluye también la represión violenta de manifestaciones pacíficas y la represión contra disidentes políticos que con el objetivo de garantizar la buena imagen de los JJOO están llevando a cabo las autoridades chinas. 

4. “Cooperar con las organizaciones públicas y privadas, así como con las autoridades competentes, a través de sus dirigentes, con objeto de poner el deporte al servicio de la humanidad, promoviendo así la paz”. (Art. 2.6 de la C.O.). Las asociaciones de defensa de los derechos humanos y de la libertad de prensa se han quejado de la falta de respuesta del COI y de su presidente, Jacques Rögge, a las reiteradas denuncias que han hecho sobre China en los últimos años. De hecho el presidente del COI ha criticado a algunas ONGs por la presión que están ejerciendo sobre el COI y sobre él mismo. Según informaba la edición digital del diario francés ”L’Equipe”, Rögge reconoció que los “problemas” con los derechos humanos en el país asiático eran conocidos por el COI desde el día de la elección de la capital china como ciudad organizadora, pero lanzó una crítica a aquellas organizaciones que están intentando imponer al Movimiento Olímpico “un papel” que no es el suyo:
“Ciertas asociaciones están en su papel de luchar por la libertad y los derechos del pueblo tibetano, pero hay otras que sobrepasan los límites y se acercan a la difamación, y quieren que juguemos un papel que no es el nuestro. El COI no es una organización política y no me considero Poncio Pilato”. (as.com, 19/3/2008) 
5. “Actuar con el objetivo de proteger y reforzar la unidad e independencia del Movimiento Olímpico”. (Art. 2.5 de la C.O.). Dicha independencia queda en entredicho si como se ha puesto de manifiesto hasta el momento no se adoptan las medidas de sanción contempladas en la C.O. para el caso de incumplimientos graves de la misma. Así por ejemplo, a pesar de la brutal represión llevada a cabo en el Tíbet o de las restricciones al libre movimiento de los periodistas internacionales, a unos meses de los Juegos, la Comisión de Ética del COI podía haber solicitado a la Comisión Ejecutiva el lanzamiento de una advertencia al gobierno chino, como se contempla en los Capítulos 22 y 23 de la C.O. Además, ¿quién puede asegurar que todas las actuaciones del Movimiento Olímpico, desde la elección de Pekín en 2001 como sede de los juegos, hasta su posición actual ante el conflicto no son consecuencia precisamente de una falta de independencia y de una cesión a intereses políticos o económicos? Algunas declaraciones de dirigentes del Movimiento Olímpico así parecen sugerirlo. Un ejemplo pueden serlo las de Togay Bayatli, vicepresidente del COE (Comité Olímpico Europeo), quien durante una reciente reunión con ministros europeos de deportes celebrada en Brdo pri Kranju (Eslovenia) y ante las preguntas de la prensa sobre su actitud frente a China afirmó: “Nuestros países realizan negocios allí. Toca a los hombres de negocios y políticos tomar la iniciativa“.
6. “Oponerse a todo tipo de discriminación que afecte al Movimiento Olímpico”. (Art. 2.6 de la C.O.). Organismos internacionales y ONGs han denunciado reiteradamente las limitaciones impuestas por las autoridades chinas a la libertad religiosa, así como la política de acoso a minorías étnicas contra las que se emplean medidas de “reeducación” contra monjes, estudiantes y población tibetana destinadas a destruir su identidad cultural y religiosa. La discriminación étnica y cultural que sufren los tibetanos está afectando ya al Movimiento Olímpico pero, en mi opinión, la oposición del COI a la misma (“en el ámbito de sus competencias”, por supuesto) aún está por ver. 
7. Medio de propaganda y de control social
Los JJOO son un excelente escaparate mediático para que las autoridades chinas exhiban ante el mundo su perfil más favorable de país moderno y próspero. Las excelencias de su sistema político y económico se ponen de manifiesto consolidando la posición del país como gran potencia internacional. El control de la información mediante censura y el control social mediante la represión de disidentes que critican al gobierno aprovechando la presencia de periodistas extranjeros en el país constituyen ejemplos de esta importante función de los Juegos que en el fondo persigue consolidar el nuevo contrato social impuesto al país en las últimas décadas. A cambio de su retirada parcial de la esfera privada, el Estado exige que se abandone todo intento vano de cuestionar al régimen. Se invita a prosperar a la clase media, pero dejando intacto el monopolio político del Partido Comunista Chino y de su élite económica. 
El control de la prensa extranjera también se ha convertido en objetivo del gobierno. RSF ha contabilizado múltiples violaciones graves de los derechos de los periodistas extranjeros:
“Tras desembarazar al Tíbet, y a las regiones colindantes, de observadores indeseables –periodistas y turistas extranjeros-, las fuerzas de seguridad aplastan las manifestaciones lejos de la mirada de la comunidad internacional. Naciones Unidas tiene que reclamar la vuelta de los periodistas extranjeros y el envío de observadores independientes, para terminar con la represión en Tíbet”

Los JJOO son utilizados por el gobierno chino para reforzar la integración social y la cohesión internas. En palabras de las propias autoridades chinas constituyen un medio para afirmar la “unidad nacional” y la “china armoniosa”. Las críticas de los disidentes o las protestas de las minorías son interpretadas como un ataque directo a dichos principios, lo cual hace de la propaganda y el control de la información una prioridad para el régimen que ha tratado por todos los medios de evitar fugas de información que perjudicasen la imagen del país durante los JJOO. Este debería de ser un factor a tener en cuenta por las actuaciones que desde fuera del país presionan sobre China mediante los Juegos, como se está viendo con el recorrido internacional de la antorcha olímpica. Sorprendentemente las autoridades están emitiendo los incidentes por la televisión, en clave de conspiración internacional para deslucir los JJOO chinos, reforzando de este modo la cohesión externa frente a un enemigo exterior.
A pesar de todo, el aparato propagandístico chino se ha visto frustrado en parte, al menos de cara al exterior. Primeramente por el fichaje fallido del director de cine Steven Spielberg como asesor artístico de las ceremonias de las olimpíadas, y en segundo lugar por la crisis tibetana, que cogió por sorpresa al gobierno, viéndose incapaz de evitar la salida de imágenes sobre la violencia de los disturbios. Posteriormente, tratando de acallar las críticas de la comunidad internacional, el gobierno organizó un esperpéntico tour de periodistas, escoltados por funcionarios, que nuevamente resultó malogrado por culpa de  un grupo de monjes que les salió al encuentro durante su visita a un monasterio de Lhasa. Con este viaje de prensa extranjera el gobierno pretendía mostrar al mundo el retorno de la normalidad al Tíbet tras las recientes revueltas. Un fallo en la seguridad propició que un grupo de monjes accediera a los periodistas y frustrara el plan de las autoridades. 
8. Agente de aculturación 
Los JJOO son en definitiva un producto cultural de Occidente, y en ellos se ponen de manifiesto normas, creencias y valores culturales que son exportados en el marco de la globalización. La mayoría dominante china los asume gustosamente como ingrediente necesario para su inserción y aceptación en el contexto económico mundial. Sin embargo existen numerosas minorías con culturas frágiles, ligadas a sistemas económicos tradicionales, que aparte de no beneficiarse de ese proceso globalizador, sufren un proceso de asimilación por parte de las grandes culturas circundantes. En el Tíbet por ejemplo, el progreso traído por las autoridades chinas, parte del cual se ha dado en los últimos años bajo la excusa de preparar el país para los JJOO, ha generado en su población un sentimiento de exclusión de los beneficios de dicho desarrollo, restricciones a la práctica de su religión y el menoscabo de su cultura y su identidad étnica.

  1. Función económica

Como toda institución y acción social, los JJOO se ven condicionados por la economía a la vez que generan consecuencias económicas sobre la estructura social. Gran parte de las críticas que ha recibido el Movimiento Olímpico a raíz de los JJOO de Pekín están relacionadas con la función económica.  Muchos críticos de estos Juegos han señalado este motivo como el que condicionó la decisión del COI para asignarle a China su organización en 2001. Las presiones económicas justificarían igualmente las tibias reacciones de gobiernos e instituciones olímpicas ante China. Los JJOO vendrían a sancionar la inserción de China en el capitalismo internacional, tras 25 años de reformas económicas, que no políticas, que han convertido al país en una de las economías de mayor crecimiento del mundo. Por ello, para entender el conflicto surgido entorno a China y los JJOO es imprescindible conocer y considerar en los análisis que se hagan su evolución económica y el papel que juega China en el actual contexto económico internacional. 
No podemos olvidarnos en este apartado de los damnificados por las consecuencias económicas de estos Juegos. Ya hemos aludido más arriba a los trabajadores rurales desplazados a Pekín en busca de empleo en las construcciones olímpicas, a cambio de salarios paupérrimos y en condiciones de semiesclavitud, privados de derechos laborales (que también son derechos humanos). Igualmente los miles de expropiados y desplazados de los terrenos donde se están construyendo, etc.

 

4. Función política de los JJOO y “asepsia social del deporte”.

Repasando las declaraciones públicas que a raíz de los Juegos de Pekín y en relación con esta crisis han hecho algunos de los más destacados miembros del Movimiento Olímpico podríamos añadir otros calificativos como la simplicidad, la frivolidad y la falta de rigor intelectual de algunas afirmaciones que se han hecho. Salvando contadas excepciones, la mayor parte de dirigentes políticos de la comunidad internacional y del Movimiento Olímpico se han caracterizado por la defensa a ultranza de una especie de “asepsia social” del deporte que evitase su contaminación con “asuntos políticos” como las denuncias sobre falta de libertades básicas y violaciones de derechos humanos en China, limitándose a formular sus esperanzas en un hipotético cambio o en todo caso, recomendaciones, lo más vagas posibles, de que se acometan reformas. No considero que dicha argumentación sea la más acertada en defensa de los JJOO, pues como veremos tiene otras consecuencias que suponen un lastre para el Olimpismo. 
El principal y más recurrente argumento empleado por los dirigentes políticos y de las instituciones deportivas, en el marco de la crisis por la que atraviesa actualmente el Movimiento Olímpico, ha sido como acabamos de comprobar el de “no mezclar la política y el deporte”. Como ha puesto de manifiesto Ruiz Cazorla en su reciente tesis doctoral sobre la función social del deporte espectáculo quienes utilizan dicho argumento pretenden presentar el deporte como una entidad abstracta, idílica, que puede sobrevolar las épocas y mantenerse al margen de la realidad histórica en la que vivimos, sus problemas, sus conflictos y sus contradicciones. Estamos ante una concepción idealista del deporte y del Movimiento Olímpico que ha estado ligada a los JJOO desde su fundación por el barón Pierre de Coubertin a finales del siglo XIX. Dicha concepción lleva a una falla fundamental en la filosofía del Olimpismo, la confusión entre fines y medios. ¿Pueden existir instituciones o grupos dentro del cuerpo social cuya acción, sea deportiva o de otro tipo, se desarrolle de forma autónoma sin verse afectada por las acciones de los demás agentes sociales, sin verse envueltos en los diferentes procesos de influencia social? Si rechazamos esta posibilidad como una perversión idealista de la realidad social, entonces deberemos concluir que el Deporte no puede ser un fin en sí mismo, como parece sugerir el Olimpismo, sino un medio al servicio de las personas, conectado con el tejido social y los procesos culturales, plástico y evolutivo, el cual desempeñará determinadas funciones según los diferentes contextos históricos, sociales y culturales. 
La esencia apolítica del deporte constituye un prejuicio carente del menor rigor científico desde el punto de vista de las ciencias sociales. Como institución y como acción social, el deporte no puede desvincularse del contexto social y cultural en el que se desarrolla y del que recibe influencias, al tiempo que genera consecuencias tanto sobre los individuos como sobre la estructura social. La idea de una asepsia social o política del deporte esconde uno más de los estereotipos ligados al Olimpismo moderno, del que éste debe desprenderse, al igual que en su tiempo lo hizo del amateurismo, si realmente quiere conectar con la realidad histórica en la que se encuentra. No quiero decir con esto que el Olimpismo deba renunciar a su independencia o someterse a los intereses de otras instituciones o grupos de presión, sino que debería considerar las aportaciones de ciencias sociales, como la Sociología o la Psicología Social, para actualizar la C.O. y su concepción del deporte y de las funciones que éste desempeña en el mundo actual. 
Quienes defienden la necesidad de mantener el carácter apolítico del deporte, aunque sea de manera bienintencionada, no son en absoluto neutrales. El carácter apolítico del deporte es un señuelo ideológico que en realidad beneficia a la parte “fuerte” del conflicto, en este caso al gobierno chino y a la ideología dominante. Como deporte espectáculo, lo queramos o no, los JJOO constituyen hoy día un poderoso agente de influencia social en manos de los estados. Esta idea es válida tanto para los autoritarios como para los democráticos, que lo utilizan como medio de control social y medio de propaganda de sus respectivos sistemas políticos y económicos. El novelista y ensayista Sánchez Ferlosio lo ha expresado en los siguientes términos: 
“…extraña que los Estados democráticos no hayan dado en mirar con nueva suspicacia y reconsiderar con más circunspección el torvo potencial congénito en el origen mismo del deporte agónico, sino que se hayan entregado sin reservas y hasta con entusiasmo acrecentado a su culto y a su dedicación. En cierta parte, puede achacarse simplemente al hecho de que un Estado, por democrático que sea no pierde las servidumbres del prestigio, y una vez inscrita entre los “prestigios obligados” la victoria deportiva, ningún Estado puede permitirse renunciar a ella…” (El País, 31/5/97)

Ahora bien, pienso que existe una diferencia objetiva entre ambos modelos de estado. Aunque en diferentes grados, los democráticos poseen al menos instituciones, seguridad jurídica, medios de comunicación, etc., que garantizan los derechos  humanos y las libertades básicas, así como la capacidad de los grupos minoritarios para expresar sus propuestas diferentes de la mayoría o cuestionar las actuaciones del poder. Desde su elección como sede olímpica en 2001, China ha demostrado con pruebas fehacientes que no se encuentra ni desea hacerlo, dentro de este grupo. Según el COI, los Juegos permitirían que China se abriese al mundo y que eso mejoraría la situación de los derechos humanos. Lo más sorprendente es que a pesar de la proximidad de los Juegos y de que la realidad ha desmentido ya aquella esperanza ilusoria, algunos dirigentes del MO como Jacques Rogge, presidente del COI o el presidente del COE, Alejandro Blanco, sigan insistiendo en dicha teoría. Éste último afirmaba recientemente:
“Estoy seguro de que después de un acontecimiento deportivo de esta magnitud nada en China volverá a ser lo mismo cuando el 24 de agosto se celebre la jornada de clausura en el Estadio Olímpico. Entonces el espíritu olímpico se habrá adueñado definitivamente de este país, de sus gentes y de sus mandatarios”,  (As.com, 25/3/2008)

Ciertamente impresiona el poder que para el presidente del COE puede tener el “espíritu olímpico”. A la luz de la Historia, y con la C.O. en la mano, el mismo MO puede aparecer como el primer incumplidor de los principios del Olimpismo en Beijing 2008. En mi opinión, las acciones y las manifestaciones de sus dirigentes dejan en entredicho como se ha demostrado varios de los puntos expresados en su Capítulo I referido al “Movimiento Olímpico y su actividad”. Las contradicciones ideológicas y el desfase entre praxis y filosofía olímpica, puestos de manifiesto durante esta crisis, deberían hacer reflexionar al COI ya que en  ellas se encuentra la raíz de su cuestionamiento internacional y de críticas como la expresada por Alain Duhamel en el diario francés Liberation:
« …c’est au Comité international olympique (CIO) que revient, haut la main, la médaille d’or de l’hypocrisie. Dans cette discipline, il n’a pas de rival. C’est lui qui porte entièrement la responsabilité du choix de Pékin pour la plus belle récompense dont puisse rêver une ville. C’est à lui que les autorités communistes chinoises ont publiquement offert la garantie que l’organisation des Jeux olympiques permettrait de desserrer les contraintes qui menacent tout individu au sein de la nation la plus peuplée du monde. C’est donc vis-à-vis de lui que la Chine communiste manque cruellement à sa parole. C’est lui dont on attend en vain la moindre protestation, la moindre condamnation publique, le moindre regret. Le CIO se comporte comme l’auxiliaire, comme le vassal des autorités chinoises. »

            La reflexión del COI debería pasar por actualizar los principios del Olimpismo aplicando las teorías de las ciencias sociales a su concepción del deporte y de las funciones que éste desempeña en la sociedad. Debería concretar y definir la ética olímpica en función de unos valores universales irrenunciables e inaplazables que todos deban respetar, esos valores no hay que inventarlos ni descubrirlos, están ahí y tienen nombre, se llaman “derechos humanos y libertades básicas”. Afortunadamente, hoy día el umbral de tolerancia de la población mundial ante el atropello a dichos valores no es el mismo que en 1936, cuando los gobiernos democráticos y el COI permitieron a los nazis utilizar los JJOO para exhibir su arrogancia fascista, a pesar de que hacía menos de un año que habían puesto en marcha las execrables Leyes de Nuremberg (15 de septiembre de 1935) que privaban de la nacionalidad alemana a los judíos, prohibían el matrimonio o las relaciones sexuales extramaritales entre la población alemana aria y la judía y castigaban con severas penas de prisión a los que violaran estas normas. La concesión de los JJOO a Alemania se realizó en 1931 cuando los nazis aún no habían alcanzado el poder, aunque esto no exime de responsabilidad histórica al COI de aquel tiempo, podría servir de atenuante. En el momento presente no hay atenuantes. Más arriba hemos destacado algunos de los ‘méritos’ del currículum chino que ya en 2001 desaconsejaban la cesión a China de la sede olímpica, sin embargo el COI se la concedió en base a la teoría de la Nueva China, basada en una concepción del cambio social frívola y simplista, ignorante de las teorías que en este sentido han aportado las ciencias sociales. El cambio social no es un concepto apriorístico ni automático que se pueda desencadenar al margen de las circunstancias históricas ni de los procesos de influencia social, al menos en el sentido que los dirigentes del COI pretenden de JJOO= Cambio= Mejora derechos humanos y libertades básicas.
De mismo modo ya es hora de que el Olimpismo se desprenda, como ya hizo con elamateurismo deportivo, del tópico de la asepsia política del deporte, heredado al igual que el anterior de un olimpismo trasnochado, diseñado por caballeros y aristócratas ociosos. Aceptar el carácter político del deporte y de los JJOO es un paso previo imprescindible para comprender las funciones reales que éstos cumplen en la sociedad, y para confeccionar una filosofía del Olimpismo en la que se establezca de una manera clara y sin complejos cuáles de estas funciones son tolerables en el mundo actual y cuáles no.  

 

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