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5 Jun 2012

Indicadores de riesgo en la ejecución del saque en voleibol femenino de alto nivel a partir del análisis de componentes principales

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Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº15.

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En situaciones concretas del set, y por tanto del partido, el jugador al saque debe decidir asumir un determinado nivel de riesgo en la ejecución del servicio.

Autor(es): Quiroga, M.E.; Rodríguez-Ruiz, D.; Sarmiento, S.; García-Manso, J.M.; Martín González, J.M.
Entidades(es): Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Congreso: VII Congreso Nacional de Ciencias del deporte y educación Física
Pontevedra – 5, 6 y 7 de Mayo de 2011
ISBN: 978-84-614-9945-8
Palabras claves: Voleibol, Componentes principales, Indicadores de riesgo, Rendimiento deportivo

Indicadores de riesgo en la ejecución del saque en voleibol femenino de alto nivel a partir del análisis de componentes principales

Resumen

En situaciones concretas del set, y por tanto del partido, el jugador al saque debe decidir asumir un determinado nivel de riesgo en la ejecución del servicio. Por otro lado, el entrenador debe dar la indicación correcta a nivel táctico en función de las posibilidades técnicas y de variación táctica del jugador. En el presente estudio pretendemos mostrar una serie de inicadores de riesgo que tanto jugador como entrenador deben asumir a la hora de tomar una decisión a la hora de iniciar el juego o rally mediante el saque. Para la obtención de esto indicadores se estudiaron 1300 saques correspondientes a 8 partidos disputados en dos Final Four de las Indesit European Champions Leagues. Los saques fueron realizados por 58 jugadoras de 25 nacionalidades diferentes. Se emplearon planillas de observación y dos cámaras de video ubicadas en ambos fondos de la cancha. La velocidad del saque se evaluó con un radar. Las doce variables analizadas nos permiten organizar el saque en cuatro componentes diferentes. El componente más determinante (19.02% de la varianza) engloba las variables relacionadas con las características técnicas de la ejecución (tipo de saque y velocidad de saque). En segundo lugar, el saque queda supeditado a las características técnico-tácticas de las jugadoras contrarias o posición que estas jugadoras ocupan en el campo en el momento de efectuar el saque (15.15%). Además, el saque se ve afectado por las acciones técnico-tácticas que la sacadora deba ejecutar en las acciones de juego posteriores (12.20%) y, de la misma forma, debe ser tenido en cuenta el momento del partido y el resultado (10.67%). En función del peso de estas variables podemos obtener una serie de indicadores del nivel de riesgo asumible por las jugadoras y/o entrenadores en el momento de tomar decisiones tácticas al iniciar la jugada o rally mediante el saque

Introducción
El voleibol, es un deporte que en los últimos quince años, se ha visto sometido a importantes y significativos cambios reglamentarios establecidos por la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) buscando una mayor espectacularidad en el juego. Tales modificaciones reglamentarias han sido estudiadas recientemente por diferentes autores (Morales, 2000; Ejem, 2001; Lozano et al., 2003; Palao et al., 2004; Martínez & Abreu, 2003; Lozano, 2007; Quiroga et al., 2008). Los cambios reglamentarios que más han favorecido que el saque cobre un protagonismo significativo, y por lo tanto que sea un elemento técnico decisivo a la hora de conseguir el triunfo final, los podemos organizar en tres grupos: 1) los que afectan a la evolución del tanteo (Rally Point System); 2) los que tienen que ver con la composición de los equipos (inclusión del líbero) y 3) los que afectan al saque (ampliación de la zona de saque; continuidad del saque cuando golpea en la red y entra en campo contrario; posibilidad de recibirlo mediante el toque de dedos; y eliminación de la tentativa de saque).
El saque es el único momento de una jugada donde el jugador posee el 100% del control del balón y del inicio de las acciones, debiendo seleccionar el tipo de saque, la potencia que imprimirá sobre el balón y la zona del terreno contrario hacia donde dirigirá este elemento técnico (Ureña, 1998; Martínez & Abreu, 2003). Es decir, es el instante en que lo que subyace detrás de la ejecución de este elemento técnico es crear el mayor número de problemas en la recepción del oponente, y si es posible, conseguir punto directo (Ureña, 1998; Ureña et al., 2000b).
En consecuencia, el saque se ha convertido en el primer arma ofensiva de un equipo, ya que puede causar problemas a la recepción del equipo contrario restringiendo, previniendo o incluso eliminando la posibilidad de un ataque eficiente del equipo oponente (Díaz, 2000; Katsikadelli, 1998b; Ureña, 1998, Ureña et al., 2000a; Molina, et al., 2004; Lozano, 2007).
El rendimiento global de un equipo de voleibol depende de una cadena de múltiples factores. Estos factores son decisivos para la ejecución de las habilidades técnico-tácticas que conducen de inmediato a ganar o perder la jugada o rally. De entre ellos se destacan los saques fallados y los saques que son punto directo (Marelic et al., 2004; Marcelino et al., 2005; Drikos et al., 2009).
Marcelino et al. (2005), señalan que la relación entre saques fallados y los puntos de saque es un aspecto determinante en el voleibol de alto nivel. En esta línea, Palao (2001), en la Olimpiada de Sydney 2000, y Valadés (2005), en la Olimpiada de Atenas 2004, refieren que el saque aporta entre un 4,4 y un 8,1% de los puntos obtenidos con las diferentes acciones finales.
Como consecuencia de todos estos aspectos, la acción de saque se convierte en uno de los momentos más importantes para el juego de un equipo, siendo un elemento a considerar por el entrenador en la elaboración de sus programas de entrenamiento. Una de las causas más significativas que se han provocado de estos cambios reglamentarios es la modificación de los tipos de saque más frecuentemente utilizados en el voleibol internacional. En este sentido, el incremento y predominio de la utilización del saque en salto, tanto potente como flotante, es un aspecto destacable en el voleibol masculino de alto nivel (Katsikadelli, 1998; Ejem, 2001; Agelonidis, 2004; Lirola, 2006), mientras que en el voleibol femenino, el saque en salto, sobre todo el potente, ha tenido una evolución más lenta (Ejem, 2001; Ureña, 1998; Quiroga et al., 2008). Algunas de las razones que determinan este comportamiento pueden ser debidas a las diferencias condicionales entre ambos géneros y a los riesgos inherentes a la ejecución de este tipo de saque.
El objetivo del presente estudio ha sido determinar cuáles son las aspectos principales, del juego o del desarrollo del partido, que afectan al saque en el voleibol femenino de máximo nivel, y cuál es el peso relativo que estos tienen, sobre este elemento técnico, durante el transcurso del mismo, para, de esta forma, poder enunciar los distintos indicadores de riesgo que el entrenador y/o el jugador que ejecuta el saque deben tener presente a la hora de tomar cualquier decisión táctica en el inicio de la jugada o rally.
MATERIAL Y MÉTODO
Muestra. La muestra del estudio estuvo integrada por 1300 acciones de saque, correspondientes a 8 partidos y 29 sets, disputados en las Final Four de las Indesit European Champions Leagues celebradas en Santa Cruz de Tenerife (España). Estas acciones de saque fueron realizadas por un total de 58 jugadoras de 25 nacionalidades diferentes que jugaban en los 4 mejores equipos de la Liga Europea de Clubes en las dos ediciones estudiadas. La muestra incluye 52 jugadoras internacionales, de las que 16 han participado en Juegos Olímpicos. Únicamente 6 jugadoras no habían jugado previamente en sus respectivos equipos nacionales.
Criterios de observación. La observación fue realizada a partir de la grabación obtenida de dos cámaras digitales Panasonic NVDS88, ubicadas en ambos fondos de la cancha de juego, con la intención de obtener un óptimo plano de visión de las variables a observar.
Para la medición de la velocidad del saque se empleó un radar de mano, marca STALKER, modelo Deluxe Stats Package, validado por los estudios de De-Renne et al. (1990), Kraemer et al. (2000) y Valadés et al. (2007). El responsable del radar registró las velocidades desde el fondo de la cancha, frente a la posición en la que se realizaba el saque, y realizando los desplazamientos oportunos en cada uno de los mismos hasta conseguir alinear el radar con la trayectoria del balón, como sugieren Forthomme et al. (2005), para amortiguar posible errores en la medida.
Para garantizar la fiabilidad de la observación, se verificó el porcentaje de acuerdos intra-observador e inter-observadores, a partir de la fórmula de Bellack, con un intervalo temporal de 10 días. Se observó el 20% de la muestra, (saques correspondientes a cuatro encuentros de la muestra, extraídos al azar). Los valores de fiabilidad obtenidos fueron superiores al 95%, en todas las variables consideradas en el estudio.
Análisis de los datos. La importancia del saque, y su comportamiento como elemento crucial de la victoria, inicialmente fue evaluada a partir de doce variables previamente determinadas. El criterio seguido para seleccionar las variables de estudio fue seleccionarlas a partir de un debate previo entre un grupo de tres entrenadores expertos con experiencia en trabajo con equipos profesionales de voleibol. Tras un análisis previo del comportamiento de las variables elegidas en partidos de control, dos de ellas fueron eliminadas por entender que estaban englobadas en otras variables analizadas.
Las variables finalmente utilizadas en este estudio fueron: el tipo de saque (saque en salto potente, saque en salto flotante, saque de tenis flotante, saque de tenis potente, saque de gancho flotante); la velocidad del saque (<40 km/h, 40-49 km/h, 50-59 km/h, 60-69 km/h, 70-79 km/h, 80-89 km/h and >89 km/h); zona de destino del saque (seis zonas, tres delanteras y tres zagueras) siguiendo la propuesta metodológica de Wise (2002) y Mesquita et al. (2007); rol de la jugadora receptora (outside, opposite, middle, or libero player); eficacia del saque empleando las categorías diferenciadas en el sistema FIVB adaptado de Coleman (1975) (punto directo, saque que imposibilita la construcción del ataque y supone el envío de un free ball, saque que limita las opciones de construcción del ataque no permitiendo la realización de ataques rápidos, saque que permite la construcción de cualquier tipo de ataque y saque fallado); zona de origen del saque (3 zonas, identificadas como la extensión de las  zonas defensivas 1, 5 y 6) y seleccionadas de acuerdo a la propuesta metodológica de Gerbrands & Murphy (1995); rol de la jugadora que realiza el saque (setter, outside, middle, or opposite player); franja del marcador en el momento en que se realiza el saque (en los cuatro primeros sets se consideraron las siguientes franjas: 1 a 8; 9 a 16; 17 a 20; y 21 a 25; mientras que en el quinto set se tuvieron en cuenta dos franjas: 0 a 8 y 9 a 15); set del partido (1º, 2º, 3º, 4º o 5º set).
Con los datos de las variables estudiadas, se realizó un análisis de componentes principales tratando de agrupar las variables condicionantes del saque y, de esta forma, determinar el peso que cada uno de los factores (componentes) obtenidos, para, finalmente, agrupar estos factores en función del peso total alcanzado al relacionarlos entre ellos.
RESULTADOS
La tabla 1, muestra la proporción de varianza explicada por los cuatro principales factores resultantes del análisis de componentes principales y las correlaciones de cada factor con las variables analizadas.

Tabla 1.

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 15

Nótese como las variables se agrupan en aspectos específicos del juego que responden a: ejecución del saque (factor 1), equipo receptor (factor 2), quien realiza el saque (factor 3) y evolución del partido (factor 4). El factor 1 representa el 19.02% de la varianza en el saque, mientras que el factor 2 representa el 15.16 %, el factor 3 el 12.20% y el factor 4 el 10.67%.
Ordenando estos factores resultantes del análisis de componentes principales y las correlaciones de cada factor con las variables analizadas, por el peso total que se alcanza a la hora de relacionarlos entre sí, podremos ordenar una serie de indicadores del riesgo que puede asumir el jugador y/o el entrenador a la hora de iniciar el juego mediante la acción técnica del saque (tabla 2).

Tabla 2. Orden de los indicadores de riesgo en función del peso de los cuatro factores resultantes del análisis de componentes principales.

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 15

DISCUSIÓN
Las variables analizadas en los 1300 saques estudiados, nos permiten organizar este elemento técnico en cuatro componentes diferentes cuyo peso total, dentro del resultado, alcanza el 57% de varianza explicada y, a partir de estos, enunciar una serie de indicadores de riesgo a tener presentes a la hora de la realización del saque. Partimos de un análisis de componentes principales en el que todas las variables utilizadas son consideradas como importantes en la ejecución de un saque eficaz en un partido de voleibol. Cada uno de estos componentes incorpora variables diferentes entre si, algo que no ocurría en el resto de componentes que influían en esta acción técnica.
De acuerdo a los datos obtenidos, el componente de mayor peso (19.02% de la varianza) es aquel que está en relación con el tipo de saque realizado (factor 1), resaltando la importancia que tiene la ejecución técnica y las características de la acción seleccionada, así como la velocidad aplicada al balón en el saque. Las jugadoras observadas tratan de efectuar un saque que finalice en tanto directo o que, al menos, dificulte la construcción del ataque del equipo contrario, para lo que buscan realizar un saque preciso, difícil de recibir y, en muchas ocasiones, potente.
Los saques en salto potente, que corresponden a un 23,92% del total de saques realizados, hacen que este sea el modelo de saque más determinante en el voleibol femenino de alto nivel, aunque no el más frecuentemente utilizado por las jugadoras de nuestro estudio (overhead float serve: 48.62%). Debemos que tener en cuenta que siempre, el saque utilizado (trayectoria y velocidad del balón), va a condicionar la recepción del contrario y la respuesta táctica del equipo defensor (Ureña et al., 2001).
Un aspecto decisivo en la selección de la velocidad del saque fue el rol de la jugadora que lo efectúa. La mayor parte de los saques de las jugadoras opuestas alcanzan una velocidad superior a 80 km/h (31.0%), las receptoras atacantes a 70-79 km/h (13.3%) y las centrales a 50-69 km/h (65.0%). La menor velocidad de saque (<49 km/h, 23.0%) fue reportada por las colocadoras.
Tanto en categoría masculina como femenina, el saque en salto potente es el que mayor porcentaje de veces limita el ataque contrario (Palao et al., 2004; Quiroga et al. 2007). Por su parte, Morales (2000) señala que cada vez es mayor, a nivel masculino y especialmente en la élite, el número de jugadores por equipo que realizan un saque en salto potente, obligando por su elevada velocidad, a aumentar el número de participantes en la recepción del saque.
Así mismo, debemos tener en cuenta que la velocidad del balón, y la eficacia de la acción, serán mayores cuánto más alto sean el nivel del jugador o mayor sea su especialización en esta acción técnica. Este comportamiento es lógico, pues responde a las posibilidades de correr riesgo por parte de la jugadora que elige un saque en salto en potencia respecto a otra que se decide por un saque de componente más táctico (en salto flotante o en apoyo) en el que se envía el balón sobre los peores receptores, sobrecargando a un mismo receptor o a las zonas más débiles.
La velocidad del balón en el saque viene condicionada por la acción técnica que lo caracteriza (tipo de saque). Atendiendo a este criterio, la velocidad media de los saques en salto potente fue de: 78.9 km/h (+/- 9.37) del saque en salto potente, por 54.9 km/h (+/- 5.09) del saque en salto flotante, 54.4 km/h (+/- 5,89) del saque de tenis flotante, 54.1 km/h (+/- 6.06) del saque de tenis potente, y 51.9 km/h (+7- 4.51) del saque de gancho.
Tras la elección de un saque u otro, observamos que el aspecto más relevante de esta acción técnica, corresponde al factor que incluye las variables que afectan al equipo que lo defiende (zona de destino, rol del jugador que lo recibe y eficacia del saque). Es decir, hablamos del perfil del jugador que va a recibir y del efecto que el saque seleccionado tiene sobre el sistema de ataque del equipo contrario (factor 2). A estas variables les corresponde el 15.15% de la varianza explicada. Estos resultados responden a un comportamiento dominante en el voleibol de alto nivel: dirigir intencionadamente el saque hacia zonas y jugadores determinados con la intención de aumentar la eficacia del saque, dificultando la acción de recepción y, por tanto, del sistema táctico de cambio de saque (recepción, colocación y ataque).
El tercer factor en importancia, a la hora de analizar las variables que condicionan el saque en el voleibol femenino de alto nivel, en nuestro estudio, respondió a criterios individuales que varían con el perfil del jugador que ejecuta este gesto técnico. La selección de la zona de saque vendrá determinada por el rol que habitualmente desarrolla el jugador que saca y por la acción de juego posterior que desee realizar (factor 3). Debemos comprender que, tras la ejecución del saque, el jugador debe ir a cubrir una zona específica del campo que le permita cumplir sus posteriores acciones defensivas. Este factor explica un 12.20% de la varianza entre los aspectos del saque analizados.
El desarrollo del partido (factor 4) engloba el último grupo de variables (marcador, la franja de tanteo y el set) que deben ser tenidos en cuenta a la hora de efectuar un tipo de saque u otro. El peso relativo de este factor en nuestro estudio alcanzó un valor del 10.67%. Los resultados nos demuestran que estas variables sólo son relevantes en situaciones específicas del partido y no tiene la misma importancia a lo largo de todo el set.
García-Tormo et al. (2006), en un estudio del saque realizado con jugadoras de la categoría juvenil femenina española, observan la existencia de una pequeña, aunque significativa, relación entre el nivel de riesgo que asumen las jugadoras y la diferencia de puntos existente en el momento en que se realiza el servicio. Molina & Barriopedro (2003) observaron que, en primera división nacional masculina, el tipo de saque cambia en función del marcador, de forma que, cuando la diferencia de tanteo disminuía, también lo hacía la utilización del saque en salto, mientras que a mayor margen de puntuación, se incrementaba la utilización de dicho tipo de saque más arriesgado.
A partir de estos cuatro factores y el peso de cada uno de ellos a la hora de conseguir punto o una acción favorable para el equipo del sacador, enunciamos una serie de factores que se van ordenando sucesivamente (tabla 2) para entender mejor la toma de decisiones en el momento de asumir diferentes niveles de riesgo.
CONCLUSIONES – APLICACIÓN.
Entre los equipos de categoría femenina de alto nivel, las variables principales que condicionan el saque son las que están relacionadas con las características técnicas de la ejecución (tipo de saque y velocidad de saque). En segundo lugar, el saque queda supeditado a las características técnico-tácticas de las jugadoras contrarias o a la posición que estas jugadoras ocupan en el campo en el momento de efectuar el saque. Además, el saque se ve afectado por las acciones técnico-tácticas que deba ejecutar, en las acciones de juego posteriores, la jugadora que realiza el saque. También debe ser tenido en cuenta el momento del partido y el resultado, ya que determinan el tipo de saque elegido y la potencia con que se ejecuta. Según el peso de estos factores, resultantes del análisis de componentes principales y las correlaciones de cada factor con las variables analizadas, podremos ordenar una serie de indicadores del riesgo que puede asumir el jugador y/o el entrenador a la hora de iniciar la jugada o rally mediante la acción técnica del saque (tabla 2).

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