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6 Feb 2012

La obesidad infantil en España: epidemiologia

A través del presente trabajo se pretende valorar la percepción que tienen los adolescentes sobre el desarrollo de valores en las clases de Educación Física, comprobando si el género de los alumnos y la importancia concedida a la Educación Física provocan diferencias significativas en cuanto a estas variables.

Autor(es): Guillermo Cañadas González, Miguel Ortiz Marcos, Guillermo A. Cañadas de la Fuente, Rosario González Respetto
Entidades(es): E.O.E. Andújar. Delegación, Provincial de Educación de Jaén,
Congreso: IX Congreso Internacional sobre la Enseñanza de la Educación Física y el Deporte Escolar
Úbeda 8 – 11 de Septiembre de 2011
ISBN: 9788461536665
Palabras claves: obesidad infantil,actividades extraescolares, salud y niños discapacitados.

La obesidad infantil en España: epidemiologia

Resumen

A través del presente trabajo se pretende valorar la percepción que tienen los adolescentes sobre el desarrollo de valores en las clases de Educación Física, comprobando si el género de los alumnos y la importancia concedida a la Educación Física provocan diferencias significativas en cuanto a estas variables. Para ello, han formado parte de la muestra un total de 218 alumnos de género masculino y femenino, con edades comprendidas entre los 11 y los 19 años.

Tras el análisis de los resultados, la importancia asignada a la Educación Física destaca como variable diferenciadora en casi la totalidad de los valores analizados, mientras que el género solamente provoca diferencias significativas en la tolerancia y el respeto a los demás y el factor global de valores.

Introducción

Debido al impacto en la morbimortalidad, la obesidad infantil es la enfermedad crónica más prevalente en la infancia y la adolescencia en los países occidentales (Martos-Moreno, Barrios & Argente, 2009). Por lo que debido a su impacto sobre la calidad de vida y el gasto sanitario, la OMS reconoció la obesidad como la epidemia del siglo XXI (Ogden, Yanovski, Carroll, Flegal, 2007; Sharma, Grummer-Strawn, Dalenius, D. Galuska,  Anandappa, E. Borland, et al., 2009) y afirma que ésta influye en el desarrollo de patologías crónicas: diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, patologías músculo-esqueléticas, cáncer o trastornos de la imagen corporal.

Así mismo, del cúmulo de conocimientos que se están desplegando en los últimos años, hemos aprendido que las bases fisiopatológicas de la obesidad transmitidas y desarrolladas en nuestros libros de texto eran erróneas e incompletas. En consecuencia, hoy sabemos que el tejido adiposo no es un órgano pasivo; antes al contrario, es un órgano endocrino productor de múltiples «adipoquinas» (leptina, adiponectina, visfatina, vaspina, interleuquina-6 y factor de necrosis tumoral alfa, entre otras), con receptores específicos en el hipotálamo para regular el apetito y la saciedad. Asimismo, se han aislado receptores en el adipocito para la mayoría de las hormonas hipofisarias e hipotalámicas, denominadas «adipotropinas», indicando en conjunto que existe un «diálogo endocrinológico» entre el adipocito y el sistema nervioso central, y viceversa (Martos-Moreno,  Argente, 2011; Barrios, Martos-Moreno, Frago, Chowen, Argente, 2011).

Todo ello ha conducido a que los profesionales veamos hoy comorbilidades asociadas a la obesidad (Martos-Moreno, Argente, 2011) empleando el término de «síndrome metabólico» (Muñoz, Argente, 2009), que hasta hace no mucho eran patrimonio de la obesidad del adulto: alteraciones del metabolismo hidrocarbonado (diabetes mellitus tipo 2, intolerancia a hidratos de carbono, síndromes de resistencia a la insulina), del metabolismo lipídico, hiperuricemia, hipertransaminemia, artralgias e hipertensión arterial, entre otras, que requieren nuestra atención y mejor hacer en su asistencia. Junto a ello, sabemos bien que el niño o adolescente obeso tienen mayores posibilidades de convertirse en adultos obesos.

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Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº18.

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Objetivos

Analizar el estado de salud infantil en cuanto a hábitos de vida saludables y su proyección de futuro.

Metodología

Estudio descriptivo transversal basado en la encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2006 sobre estilos de vida y prácticas preventivas comparando grupos de edad, sexo y comunidades autónomas.

Resultados

De acuerdo con la encuesta del INE se consideran los cuatro segmentos de población que aparecen en el gráfico siguiente, que nos muestra que los niños de 2 a 4 años normopesos se encuentran alrededor del 70% en ambos sexos; esta proporción disminuye en el segmento de 5 a 9 años, que es lo que podíamos considerar como obesidad infantil y que genera una inquietud importante entre los profesionales, ya que las cifras son bastante pobres.

A partir de los 10 años la situación cambia pasando los normopesos en varones a un 70% y en mujeres a un 80%, porcentajes de normopesos que siguen incrementándose en el siguiente tramo estudiado.

Se entiende que la diferencia en tanto por ciento es tan grande que no podemos atribuirla al efecto cohorte. Las diferencias obtenidas en ambos sexos como nos muestra el gráfico siguiente atendiendo al Índice de Masa de Corporal (IMC) se pueden ver en la siguiente tabla:

Figura 1.

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 18

Los resultados para los niños con sobrepeso (IMC?24.99 hasta IMC <30) muestran una disparidad en la distribución de resultados; aún así globalmente considerado el sobrepeso definido es mayor claramente en niñas hasta los 10 años y a partir de entonces se invierten los roles pasando a obtenerse diferencias amplias a favor de los varones.

Figura 2.

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 18

Como comentábamos anteriormente, la gráfica de obesidad muestra un importante descenso de la misma a partir de los 10 años de edad donde las cifras bajan espectacularmente en ambos sexos.

Figura 3.

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 18

Parece evidente que la obesidad infantil se encuentra mucho mas condicionada por factores ambientales que genéticos, ya que curiosamente al estudiar la distribución  de normopesos por comunidades autónomas nos encontramos con diferencias de un 20% de la población de normopesos entre País Vasco y Canarias, siendo en esta última CCAA donde menos normopesos hay entre la población infantil.

Figura 4.

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 18

Si que nos ha sorprendido un tanto la distribución de obesidad (IMC?30) por sexos en las diferentes comunidades autónomas, dándose casos en los que apenas si hay diferencias entre el tanto por ciento de obesos infantiles por sexos (Cantabria, Andalucía…) a diferencias más que notables (Canarias, Ceuta y Melilla, Murcia…) (Gutiérrez, Rodríguez, Guallar, Banegas, Rey, 1999; Soriguer, Rojo, Esteva de Antonio, Ruíz de Adana, Catalá, Merelo, et al., 2004) Lo cual constituye un fenómeno de difícil explicación y que evidentemente requiere un análisis más profundo.

Figura 5.

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 18

Discusión/conclusiones

En niños menores de 10 años el IMC>30, llega a superar el 15%; si tenemos en cuenta que esta situación se debe más a factores ambientales que genéticos. Aun habiendo diferencias entre las distintas comunidades autónomas, el pronóstico para dentro de dos décadas es poco alentador si continuamos con esta tendencia.

Las consecuencias del aumento de sobrepeso y obesidad en la población española se están empezando ya a sufrir. A diferencia de lo que sucede con la obesidad en adultos, los datos que se registran en España de prevalencia de obesidad en la infancia (el 13,9%) nos sitúan por encima de la media europea, suponiendo un riesgo para desarrollar precozmente patologías crónicas en las próximas dos décadas.

Aún así tenemos que señalar como posibles causas de la obesidad infantil las siguientes:

  • Primero y como muy importante hay que señalar el mecanismo de medida ya que consideramos que el IMC puede ser un buen indicador para detectar el sobrepeso en adultos pero posiblemente existan sesgos de medida en los niños; ya que al no tener concluido su desarrollo somático la proporción de tejidos varía. Otro problema del instrumento de medida es la posible diferente distribución entre individuos de ambos sexos porque al solo aplicarse a la edad no distingue que en la mayoría de las ocasiones el crecimiento somático de las mujeres concluye antes que el de los varones.
  • Por otro lado también hay que destacar el hecho de que para explicar la variabilidad intersexos, la relación existente entre los valores del IMC, ya que éste es una medida muy semejante a la densidad. Considerando, en líneas generales, que los varones tienen mayor cantidad de masa muscular y las mujeres mayor cantidad de tejido adiposo (menos denso) probablemente los valores de IMC salgan más altos en una población normalizada de varones que en una de mujeres, como ocurre en este caso. Debido a esto, se puede considerar sin que se puedan explicar y/o sin necesidad de explicar la influencia que otras variables puedan tener en la diferencia entre ambas distribuciones.
  • A raíz de lo anterior hay que señalar también las diferencias existentes en los porcentajes de obesidad entre los niños menores de 10 años frente a los mayores de 10 años (Ruiz Pérez, Zapico Alvarez-Cascos, Zubiaur Cantalapiedra,   Alfayete Guerra, Sánchez Payá, Flores Serrano, 2009)., más acusadas a partir de los 15 años donde disminuyen afortunadamente de forma contundente los porcentajes de obesidad. Lo que sí es cierto es que ninguna de las causas anteriores puede explicar las diferencias entre el IMC que se plantean entre sexos en algunas comunidades autónomas.

Puede haber algunas causas subyacentes que expliquen la distribución entre las que destacamos las siguientes:

  • En primer lugar destacar que en la mayoría de los países desarrollados, los niños están sobrealimentados, al disminuir drásticamente el índice de natalidad, los padres están más pendientes de sus hijos y al sospechar un bajo crecimiento, la primera tendencia es la sobrealimentación (Olivares Grohnert, Buñuel Alvarez, 2008).
  • En segundo lugar tenemos las diferentes etapas de crecimiento somático que pueden explicar que el niño acumule más reservas energéticas para crecer en edades tempranas, ya que para este crecimiento necesita nutrientes y energía.
  • Esta explicación también es válida para explicar cierto componente de variabilidad en las diferencias sexuales, ya que el crecimiento somático de las mujeres concluye antes que el de los varones.
  • Cabe destacar que en algunas comunidades autónomas una de las preocupaciones en las instituciones educativas es la alimentación, habiendo eliminado de los comedores de los colegios la bollería industrial e incluso proponiendo dietas con hábitos alimenticios saludables.
  • El sedentarismo al que se ven forzado actualmente los niños hacen que las cifras de obesos y sobrepesos aumenten (Quiles i Izquierdo, Pérez Rodrigo, Serra Majem, Román Viñas,  Aranceta Bartrina, 2008).
  • Sin embargo cabe destacar que los programas educativos con mayor cantidad de horas de educación física y la preparación del profesorado pueden influir, en que a partir de cierta edad haya menor cantidad de niños obesos.

A pesar de que los profesionales que intervienen en la educación del niño tengan dificultades para concienciar sobre el problema, cabe reseñar el incremento de las consultas, quizás más por considerarlo un problema estético que uno de salud. Lo cierto es que una dieta sin una educación física está condenada al fracaso a medio o largo plazo, y, esto seguramente es aplicable tanto a adultos como a niños pero es en éstos últimos donde debemos combatir los malos hábitos desarrollados, sobre todo en un sedentarismo cada vez más presente en su día a día.

Bibliografía

  • Barrios, V., Martos-Moreno, G.Á., Frago, L.M., Chowen, J.A., Argente, J. Neuroendocrine regulation. (2011). En: Moreno, L.A. (ed.), Epidemiology of obesity in children and adolescents (pp. 291–309). Springer Series on Epidemiology and Public Health. vol 2. New York: Springer.
  • Gutiérrez, J.L., Rodríguez, F., Guallar, P., Banegas, J.R. & Rey, J. (1999). Determinants of geographical variations in body mass index (BMI) and obesity in Spain. Int J Obes Relat Metab Disord, (23), 342-347.
  • Martos-Moreno, G.A. & Argente, J. (2011). Obesidades pediátricas: desde la lactancia a la adolescencia. An Pediatr (Barc), 75, 63.
    Martos-Moreno, G.Á., Barrios, V. & Argente, J. (2009). Fundamentos clínicos y diagnóstico-terapéuticos de la obesidad en la infancia. Rev Esp Ped, 65, (5), 408-422.
  • Muñoz, M.T. & Argente, J. (2009). Prevención del síndrome metabólico en la infancia. An Ped Cont, 7, 45-49.
  • Ogden, C.L., Yanovski, S.Z., Carroll, M.D. & Flegal, K.M. (2007). The epidemiology of obesity. Gastroenterology, 132, 2087-2102.
  • Olivares Grohnert, M. & Buñuel Alvarez, J.C. (2008). Los padres, en comparación con los profesionales sanitarios, tienden a infraestimar el peso de sus hijos. Evid Pediatr, 4, (4).
  • Quiles i Izquierdo, J., Pérez Rodrigo, C., Serra Majem, L., Román Viñas, B. & Aranceta Bartrina, J. (2008). Situación de la obesidad en España y estrategias de intervención. Rev Esp Nutr comunitaria, 14, (3), 142-149.
  • Ruiz Pérez, L., Zapico Alvarez-Cascos, M.D., Zubiaur Cantalapiedra, A.,  Alfayete Guerra, R., Sánchez Payá, J. & Flores Serrano, J. (2009). Perfil lipídico y estudio hormonal en población escolar de la provincia de Alicante. Endocrinol Nutr, 56, (4), 158-163.
  • Sharma, A.J., Grummer-Strawn, L.M., Dalenius, K., D. Galuska, M.P.H.,  Anandappa, M., E. Borland, M.S., et al. (2009). Obesity prevalence among low-income, preschool-age children-United States, 1998-2008. Centers for Disease
  • Control and Prevention (CDC). Morb Mortal Wkly Rep, 58, 769–773.
    Soriguer, F., Rojo, G., Esteva de Antonio, I., Ruíz de Adana, M.S., Catalá, M., Merelo, M.J., et al. (2004). Prevalence of obesity in south-east Spain and its relation with social and health factors. Eur J Epidemiol, (19), 33-40.
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