La planificación de entrenamiento en deportes individuales
Resumen
Desde hace ya tiempo, venimos repitiendo que “la planificación del entrenamiento deportivo es ante todo el resultado del pensamiento del entrenador”. Este pensamiento debe estar lo más distanciado posible de toda improvisación; integrar los conocimientos en un sistema estructural y organizado lo más cercano a la ciencia y la tecnología.
Para Kaufman, R. (Planificación de sistemas educativos. Editorial Trillas, México, 1973) “la planificación es un proceso para determinar adonde ir y establecer los requisitos para llegar a ese punto de la manera más eficiente y eficaz posible”.
INTRODUCCIÓN
Desde hace ya tiempo, venimos repitiendo que “la planificación del entrenamiento deportivo es ante todo el resultado del pensamiento del entrenador”. Este pensamiento debe estar lo más distanciado posible de toda improvisación; integrar los conocimientos en un sistema estructural y organizado lo más cercano a la ciencia y la tecnología.
Para Kaufman, R. (Planificación de sistemas educativos. Editorial Trillas, México, 1973) “la planificación es un proceso para determinar adonde ir y establecer los requisitos para llegar a ese punto de la manera más eficiente y eficaz posible”.
Los preceptos de la planificación para Sancho, J.A. (Planificación deportiva. INDE Barcelona, 1997) son los siguientes:
- La planificación no es intuitiva, no puede dejarse al azar. Por el contrario, ha de seguir un proceso; debe, como se ha dicho en algún momento, planificarse.
- Los fines sobre todo, y también los objetivos, deben estar en concordancia con los problemas y consiguientes necesidades; debiendo, aquellos, establecerse y determinarse claramente. De lo contrario se corre el riesgo de planificar un proceso encaminado hacia algo diferente de lo que, realmente, se precisa, para el primero de los casos y, sin saber para qué, en el segundo.
- Las metas, los objetivos y, en última instancia, los fines, deben ser alcanzables, realistas (lo que no excluye una cierta osadía y un cierto nivel de riesgo).
- La planificación es un proceso secuencial y lógicamente ordenado. No se desarrolla todo él, simultánea ni caprichosamente.
- La planificación está inmersa en el medio ambiente, no pudiendo ni desprenderse ni trabajarse al margen del mismo.
- Toda planificación presupone un cambio efectivo con respecto a la situación existente, de la que se parte.
- Se planifica para la ejecución. No puede hablarse de verdadera planificación, el trabajo exclusivamente teórico sin intensión de su posterior puesta en práctica; debe, por tanto, existir voluntad de hacerla efectiva.
Consideramos que la planificación del entrenamiento deportivo, es la organización de todo lo que ocurre en las etapas de la preparación del deportista. Es a su vez, el sistema que interrelacionan los momentos de preparación y competencia. En esta definición dejamos implícito el problema actual de la planificación para el rendimiento competitivo.
Estructura y planificación son dos términos inseparables en el proceso de preparación deportiva, pero son diferentes.
La estructura es la organización que adoptará el período de tiempo tanto de entrenamiento como de competiciones. La estructura del entrenamiento tiene un carácter temporal, por cuanto, considera un inicio y un fin del proceso de preparación y competencias. Y estará determinada fundamentalmente por:
- El calendario competitivo, que considera el número de competencias, la frecuencia, el carácter y la dispersión o concentración de las competencias en un período de tiempo dado.
- La organización y dosificación de las cargas, que considera si estas serán diluidas o concentradas; la concepción que se adopte en el carácter de carga, es decir, la proporcionalidad entre las cargas generales y las especiales.
- Las direcciones del entrenamiento objetos de preparación, que considera las direcciones determinantes del rendimiento (DDR) y las direcciones condicionantes del rendimiento (DCR).
La estructuración del entrenamiento deportivo, es hoy por hoy, una de las principales condiciones para obtener un resultado deportivo en cualquier deporte.
“… una perfecta estructuración del entrenamiento, garantiza no solo la obtención de resultados en el ámbito mundial, sino además procura asegurar la longevidad deportiva de nuestros atletas…” (Forteza, Alta Metodología, 1999).
Como hemos expresado en oportunidades anteriores, la paternidad de una teoría científica y aún válida – aunque con profundas modificaciones – sobre la estructura y planificación del rendimiento se la debemos al ruso l. Matveiev. Si actualmente existen diferentes concepciones sobre cuál estructura del entrenamiento es mejor, es que todas ellas parten de la periodización del entrenamiento deportivo, propuesta inicialmente por el ruso Matveiev desde los años 60 del siglo pasado, considerando a los precursores: Kotov, 1916; Grantyn, 1939; Letunov, 1950.
Por lo anterior, para analizar cualquier estructura actual del entrenamiento, es necesario partir de la formulada por L. Matveiev y conocida mundialmente por periodización del entrenamiento.
El plan de la temporada, también llamado plan de entrenamiento anual debe integrar todos los aspectos de la preparación; incluyendo los conocimientos sobre los diseños de los mesociclos, microciclos y sesiones, así como los sistemas propios de un diseño de una temporada.
Desde nuestro punto de vista de Navarro y Feal (2001), la planificación y estructuración de una temporada se deben plantear los siguientes requerimientos:
- El plan debe asegurar que se manifiesten plenamente las capacidades del deportista y se alcancen los mejores resultados en las competiciones principales.
- El plan debe tener en cuenta que el deportista tiene que actuar a su plena capacidad durante toda la temporada, ya que de lo contrario no logrará ser seleccionado para las competiciones principales; con la particularidad de que debe actuar así sin detrimento de su preparación general y sin perjuicio de su salud.
- El plan debe crear los fundamentos para que continúe mejorando la preparación y los resultados del deportista en las temporadas posteriores y, por consiguiente, para que se desarrollen de modo integrado sus capacidades y se fortalezca su salud.
El concepto de planificación de la temporada está basado en los siguientes condicionantes:
- La distribución de las competiciones dentro de un periodo de preparación de 12 meses;
- La estrategia de preparación a largo plazo;
- Las peculiaridades del proceso de adaptación
1.1 Condicionantes del plan de la temporada
Las condicionantes fundamentales de un ciclo anual de entrenamiento son las competiciones, la estrategia de la preparación a largo plazo y las peculiaridades de la adaptación.
Para Navarro y Feal, (2001), una de las características del deporte contemporáneo es el número elevado de competiciones. No cabe duda, que incluso para los deportistas, de clase mundial, no es posible obtener unos resultados superiores y una preparación “Cima” para cada competición; los rendimientos se alcanzan solamente en las competiciones principales y éstas deberían tener lugar como el resultado final de una preparación de toda una temporada. Por tanto, la preparación debe dirigirse con claridad hacia un número limitado de competiciones con el logro de la preparación “Cima” inmediatamente antes de la prueba principal.
Según ello, la preparación de la temporada puede diseñarse con un formato de una cima, dos cimas y poli – cimas. Un factor importante en la distribución de competiciones dentro del ciclo anual lo marca el tipo de deporte. El sistema más común para la planificación de la temporada establece que tales cimas de preparación pueden lograrse a través del entrenamiento completo dentro de un macrociclo; así, se emplearían planes de temporada de un ciclo, dos ciclos y tres ciclos. Como alternativa, el sistema contemporáneo, como se muestra más abajo, facilita tres, cuatro o más picos de preparación dentro de la estructura de una temporada (macrociclo) (Navarro y Feal, 2001).
Otro factor del entrenamiento para estos autores (Navarro y Feal, 2001) dentro de la temporada es la estrategia de preparación a largo plazo. Existe un acuerdo común en que la preparación de los jóvenes deportistas debe ser más generalizada y multilateral, con un menor número de competiciones que en la preparación de los deportistas de elite. La planificación y distribución de la carga debe basarse en las tendencias a largo plazo del progreso individual. Actualmente, en la preparación de los deportistas jóvenes en los primeros dos o tres años de entrenamiento se lleva a cabo con ciclos de entrenamiento más prolongados.
Un aspecto más concreto en la estrategia de la preparación a largo plazo es el plan cuatrienal olímpico, donde se establecen características especiales de entrenamiento para cada temporada y que pueden incluso determinar las proporciones relativas de varios periodos dentro de un ciclo anual.
Por último, la planificación de la temporada también se basa en las peculiaridades y en las fases y periodos de preparación para su desarrollo.
Siguiendo la idea de los autores citados anteriormente, las principales peculiaridades para el desarrollo de la preparación dentro de una temporada se basan en la ley de adaptación. Las consecuencias prácticas para el entrenamiento de esta ley son como sigue:
- Los deportistas no pueden ejecutar continuamente el mismo programa de entrenamiento debido a que la entrenabilidad desciende tras la adaptación a cargas habituales. Así, el entrenamiento debe cambiarse, bien a través de la magnitud de los estímulos o / y del contenido de los ejercicios.
- Las exigencias de entrenamiento aumentan durante la temporada y alcanza su punto máximo en la última y, a menudo, más importante competición. Este punto corresponde normalmente a la fase crítica de adaptación, donde una elevación posterior de la carga de trabajo puede ser peligrosa y destructiva. Este debe ser el punto de referencia que marque el objetivo de la siguiente temporada.
- El efecto de entrenamiento máximo en los deportes se alcanza con la ayuda de ejercicios específicos. Sin embargo, la sensibilidad de los deportistas para tales ejercicios será más baja durante el entrenamiento anual a largo plazo; la entrenabilidad de los deportistas con tales ejercicios debería ser utilizada con debida dosificación antes de las competiciones principales. La renovación del potencial motor y psicológico necesita del uso de ejercicios generalizados y parcialmente no específicos. Esta es la razón por la que en los periodos iniciales y posteriores de una temporada deben ser diferentes cualitativamente.
El primer intento para diseñar un sistema válido de entrenamiento anual estuvo basado sobre la experiencia deportiva en la década entre 1920 y 1930. Este sistema abogaba por el trabajo general en invierno para desarrollar la fuerza y la resistencia y el trabajo especial en la primavera y el verano incluyendo la competición.
El papel de la preparación física, fisiológica, psicológica y coordinativa era extensivo, siendo por esta causa por lo que fueron recomendados unos periodos prolongados de preparación general para una temporada. Sin embargo, después de algún tiempo, esta posición fue adaptada a la necesidad de lograr dos o tres cimas de preparación en el año. Como resultado de las siguientes variables de periodización se abogó en la práctica por (Navarro y Feal, 2001):
- Periodización de un ciclo – un macrociclo en un año.
- Periodización de dos ciclos – dos macrociclos en un año.
- Periodización de tres ciclos – tres macrociclos en un año.
1.2 Como realizar el diseño de una temporada
El esquema de la figura 1 señala los pasos que conviene seguir para llevar a cabo en su totalidad el proceso completo de planificación del entrenamiento de una temporada.
El punto de referencia para la planificación es la determinación de objetivos que se pretenden alcanzar en la temporada. Estos objetivos deben ser concretos y realistas. Las bases para la determinación de los objetivos se llevan a cabo teniendo en cuenta los resultados anteriores, las marcas de referencia logradas en los testes, el ritmo de mejora de las destrezas y rendimiento en el deporte y las fechas de las competiciones principales. También es necesario el factor dominante de entrenamiento del deporte y los que son están particularmente debilitados en cada deportista (Navarro y Feal, 2001). De este modo, el orden metodológico de las prioridades de entrenamiento se puede decidir teniendo en cuenta los factores limitantes (por ejemplo: ¿es la preparación física el factor limitante o es la preparación técnica o psicológica?).
Sin embargo, no es necesario atender la secuencia concreta de objetivos que hemos señalado. Lo importante es dar la mayor prioridad a aquellos factores en que los deportistas estén proporcionalmente poco desarrollados y aquellos otros que son de importancia principal para la participación de los deportistas en el deporte.
Una vez establecidos los objetivos, se deben analizar las condiciones posibles para llevar adelante el plan, es decir, las posibilidades de participación en concentraciones para entrenamientos, la existencia de recursos materiales, equipamiento, el lugar o lugares de entrenamiento, etc. Es obvio que si no se dispone de estos datos resulta difícil elaborar un plan concreto y, menos aún, incitar a los deportistas a que lo cumplan.
La tercera operación es la de fijar las principales competiciones. En la mayoría de las veces, estos datos vienen ya impuestos por el calendario de las competiciones aprobado y las indicaciones de las direcciones técnicas. En cualquier caso, se deben elegir aquellas competiciones en función de los objetivos principales. En los gráficos del plan de la temporada, es muy útil reflejar las diferencias entre las competiciones principales, importantes y preparatorias con un símbolo o color diferente.
Después se debe determinar y puntualizar quiénes son los ejecutores del plan (jefe del equipo, entrenadores, metodólogo, médico, masajista, etc.)
A continuación Navarro y Feal (2001) clasifican los periodos y las fases del ciclo anual y el planteamiento de los objetivos parciales en cada uno de ellos:
- Establecer el contenido concreto de cada fase (medios fundamentales, métodos, procedimientos metodológicos, volúmenes de las cargas, tiempo que se dedica a la semana y al mes y, en algunos casos, el plan de cada entrenamiento). Es necesario determinar el diseño que se va a seguir (uno, dos, tres ciclos, etc; diseño convencional o contemporáneo), para después fijar los periodos con la duración específicamente precisa de cada fase. El mismo proceso continúa especificando los mesociclos y estableciendo su número y tipo, sus objetivos y los métodos empleados para alcanzar estos objetivos.
- Fijar las actividades para controlar y comprobar la eficacia con que se realiza la preparación en cada fase (elegir los tests y normas de control, convenir el contenido y los plazos para los controles médicos y bioquímico, etc.) Las marcas – referencia de cada test, especialmente los físicos y los técnicos, se deben establecer durante la realización del proyecto del plan de la temporada. La progresión dosificada hacia el logro de cada marca – referencia debería reflejarla adaptación del deportista a un programa, así como a su ritmo de mejora. Sin embargo, hay que ser cuidadoso con la planificación de las marcas – referencias debido a que representan un incentivo, tanto para el progreso como para la preparación. El deportista de élite, sus marcas – referencias pueden ser comparativas a la de otros deportistas de máximo nivel del mismo u otro país.
Con esto concluye la elaboración del plan de entrenamiento de la temporada; sus líneas maestras se explican a los deportistas y se pasa a su realización. Durante su cumplimiento se realiza la planificación puntual de la preparación en los mesociclos y microciclos, la cual se apoya sobre la base de las posiciones de partida de la temporada, pero que tiene en cuenta el estado real del deportista, los datos de controles puntuales y por fases y los cambios en las condiciones de preparación. Las rectificaciones puntuales son necesarias para cumplir los objetivos fundamentales del plan.
Figura 1.1. Esquema de la planificación del proceso de entrenamiento (Navarro y Feal, 2001). Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
1.3 La Periodización del entrenamiento deportivo.
La forma más comúnmente concentrada de la preparación de los deportistas, es la organización del entrenamiento a través de períodos y etapas. Esta forma de estructurar el entrenamiento deportivo, como ya señalamos, tiene como a su idealizador, al ruso Matveiev, L, siendo creada en la década de los 60, perdurando hasta nuestros días.
Basados en los ciclos de la supercompensación, creados por el austríaco Hans Seyle, y modificado por el gran bioquímico deportivo, el ruso Yakolev, Matveiev ideo la periodización del entrenamiento, apoyado en evaluaciones estadísticas del comportamiento en atletas de diversas modalidades deportivas de la ex Unión Soviética, en las décadas de los años 50 y 60.
Esta periodización fundamentaba la premisa de que el atleta tiene que construir, mantener y después perder relativamente la forma deportiva a lo largo de los grandes ciclos anuales de entrenamiento ( Matveiev, 1961, 1977, 1981, 1986).
De esta forma, la periodización del entrenamiento deportivo puede ser entendida como una división organizada del entrenamiento anual o semestral de los atletas, en la búsqueda de prepararlos para alcanzar ciertos objetivos establecidos previamente obtener un gran resultado competitivo en determinado punto culminante de la temporada deportiva, o sea, obtener la forma deportiva a través de la dinámica de las cargas de entrenamiento ajustadas a su punto máximo en ese momento ( Dick , 1988, Mc Farlane, 1986).
Estas tres fases, de adquisición, mantenimiento y pérdida temporal de la forma deportiva se transforman en un ámbito más general, en los tres grandes períodos del entrenamiento deportivo, a saber: período preparatorio, competitivo y transitorio ( Ozolín, 1989) o sea:
- El período preparatorio es relativo a la adquisición de la forma deportiva.
- El período competitivo es relativo al mantenimiento de la forma deportiva y
- El período de tránsito es responsable por la pérdida temporal de la forma deportiva.
El esquema de Matveiev se tiene demostrado que es demasiado rígido en lo concerniente a las diversas fases de la preparación deportiva, considerándose que, para diferentes modalidades deportivas y diferentes atletas, son las mismas y poseen relativamente, al misma duración (Tschiene, 1985).
Observen en la página siguiente, el cuadro resumen sobre las características fundamentales de la periodización de Matveiev. (Forteza A. “Entrenar para Ganar” México, 1994, pág. 121).
Varios estudios se han realizado, unos de forma complementaria y para perfeccionar la periodización de Matveiev (Platonov, 1988, Harre 1988, Ozolin 1989, Forteza, 1990, Viru 1991), y otros intentando un rompimiento con esta forma tradicional de estructuración del entrenamiento (Verjoshanski, 1990, Tschiene, 1986, 1988, Bonderciuk con Tschiene, 1985).
Mc. Farlane, 1986 y Dick, 1988 se pronunciaron en sus estudios sobre el tema, plantean que la periodización del entrenamiento deportivo puede ser entendida como una división organizada del entrenamiento anual o semestral de los atletas, en la búsqueda de prepararlos para alcanzar ciertos objetivos establecidos previamente y obtener un gran resultado competitivo en determinado punto culminante de la temporada competitiva, exigiendo que la forma obtenida sea el ajuste de la dinámica de las cargas en su punto máximo para el momento competitivo.
La esencia de la periodización de Matveiev es la relación temporal de las fases de la Forma deportiva con la estructuración de los Períodos del Entrenamiento (Forteza y Ranzola, 1988). Según Dilson, 1992 la periodización del entrenamiento se fundamenta justamente en la transferencia positiva de los grandes volúmenes de cargas generales de trabajo en las primeras fases del entrenamiento para una mayor especificidad de las fases posteriores.
Algunas críticas a la periodización de Matveiev.
Varias críticas han surgido sobre la periodización de Matveiev y sus seguidores.
Weineck, 1989. Afirma que la preparación general tiene sentido apenas para elevar el estado general de preparación del atleta que de por si ya está elevado por los años de entrenamiento realizados. Por esta razón, según el autor no se desencadenan en los atletas los procesos adaptativos para una nueva capacidad de resultados aumentado.
Para Gambetta, 1990, el modelo de Matveiev es válido solamente para las primeras fases del entrenamiento, considerándose que al aumentar el nivel de rendimiento de los atletas, se debe aumentar también el porcentaje de utilización de los medios de preparación específica. Bompa, 1983, argumenta que no existe, con los calendarios competitivos actuales, tiempo disponible para la utilización de medios de preparación general que no corresponden a las especificidades concretas del deporte en cuestión. Este planteamiento coincide con lo señalado al respecto al inicio de nuestra ponencia.
Tschiene, 1990, que es uno de los autores que más ha discutido la periodización del entrenamiento deportivo, realza la importancia de una preparación individualizada y específica con altos índices de intensidad durante le proceso actual de entrenamiento deportivo, el que no ocurre en la periodización tradicional de Matveiev, señalando que su esquema es demasiado rígido en lo referido a las diversas fases de la preparación deportiva, considerando que para diferentes deportes y deportistas son las mismas y poseen relativamente la misma duración. También llama la atención para la importancia de nuevas formas alternativas de estructuración del entrenamiento deportivo surgidas últimamente y que más adelante señalaremos. Verkoshanski 1990, plantea que la periodización del entrenamiento deportivo, cuando fue concebida, tenía como base resultados competitivos mucho más bajos y de un nivel de exigencia mucho menor que las actuales, por lo que esta forma de estructurar el entrenamiento se debe concebir únicamente para atletas de nivel medio y no en atletas de elite, que trabajan con exigencias mayores.
Bondarchuk con Tschiene 1985 y con Márquez 1989, afirman que no hay transferencia positiva de la preparación general para la preparación específica en deportes de alto nivel.
Navarro y Feal (2001) citan algunas observaciones de la periodización convencional en la utilización en el deporte de alto rendimiento, que son las siguientes:
- Desarrollo complejo de muchas capacidades en el mismo tiempo. El sistema tradicional aboga por el desarrollo complejo de muchas capacidades a través de la orientación general del entrenamiento en varias direcciones. Por ejemplo, en natación, el entrenamiento en el periodo preparatorio esta dirigido a la resistencia aeróbica, aeróbica – anaeróbica, la fuerza máxima, la fuerza resistencia, el acondicionamiento físico general. Como es usual, estos tipos de entrenamiento se utilizan dentro de cada mesociclo en distintas proporciones. La misma situación es típica en el periodo competitivo de acuerdo con otra serie de objetivos que incluyen capacidades anaeróbicas alácticas, resistencia anaeróbica, fuerza – resistencia específica, técnica y táctica competitiva, etc. La formulación compleja de un programa de entrenamiento que simultáneamente desarrolle muchas capacidades motoras produce una superposición negativa del efecto de entrenamiento. Más aún, para obtener una ganancia real de alguna capacidad en los deportistas de élite, es necesario facilitar una concentración suficiente y énfasis sobre cargas de entrenamiento concretas. Un programa complejo restringe esta posibilidad.
- Periodos prolongados de entrenamiento de forma monótona y poco atractiva. Esta posición se basa en el empleo rutinario de periodos prolongados de entrenamiento involucrando tareas y / o contenidos de ejercicios monótonos. Usualmente, los periodos duran de dos a tres meses. La principal consecuencia de este entrenamiento es que la adaptación al estímulo habitual reduce las ganancias en la preparación. Al lado de esto, el periodo prolongado de trabajo extensivo en los periodos preparatorios lleva al desentrenamiento de la velocidad y la alteración de la técnica según el estilo extensivo.
- Pocas oportunidades para realizar capacidades específicas durante el periodo preparatorio (rapidez, potencia anaeróbica alactácida, técnica competitiva, etc); y retener capacidades básicas más generalizadas durante el periodo competitivo (resistencia aeróbica, capacidades de fuerza).La prolongación de un trabajo determinado con unas características concretas durante los distintos periodos puede provocar efectos negativos. Es bien conocido que la capacidad para desarrollar velocidad máxima y potencia puede disminuir debido a un alto volumen de entrenamiento, causada por la adaptación morfológica y biomecánica de los músculos. Por esta razón se puede llegar a una pérdida muy estable de rapidez y capacidad anaeróbica aláctica. Un efecto negativo adicional puede ser la alteración de la técnica de movimiento. Bajo condiciones de trabajo extensivo prolongado, la técnica cambia hacia un modelo de coordinación predominante por ejemplo, movimientos lentos por demasiado trabajo aeróbico, y pudiendo esta transformación llegar a ser también muy estable. Como punto añadido más a este apartado, la prolongación del periodo competitivo no permite al deportista sostener el nivel de las capacidades básicas, como la resistencia aeróbica y fuerza máxima. Incluso la masa muscular se ve disminuida muy a menudo día antes de las competiciones principales.
- Limitaciones para tomar parte en las competiciones durante la parte principal de la temporada. Es común en el deporte contemporáneo de alto rendimiento tomar parte en competiciones, no solamente durante el periodo competitivo, sino también durante el periodo preparatorio. La estructura convencional de preparación no ofrece la oportunidad para seguir esta práctica debido a la escasez de situaciones competitivas que se presentan durante el periodo preparatorio de entrenamiento. La acumulación de carga y la baja motivación para tomar parte en la competición (debido a la falta de preparación) hacia que la competición en este tiempo sea poco factible.
Matveiev 1990, ha respondido a algunas de estas críticas principalmente en lo que se refiere a la utilización de las cargas generales y los altos volúmenes de trabajo en las fases básicas del entrenamiento, planteando de que esto es un factor que no puede ser contestado y mucho menos eliminado. En este fenómeno los contenidos generales están en dependencia de los contenidos específicos y viceversa. En la figura 5.2 podemos ver la periodización clásica de este autor.
Figura 1.2. Periodización Tradicional. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
Los principales problemas encontrados en la práctica concreta del entrenamiento deportivo están relacionados, sin duda alguna, con los calendarios variados de los ciclos competitivos a lo largo de los años y con el gran número de competiciones que existen durante el año.
Alrededor de este problema, nuevas formas de estructurar el entrenamiento deportivo para atletas de alto nivel han surgido, y la tendencia es que cada vez se recurran a la utilización de unos u otros sistemas (Raposo, 1989).
Las formas de estructurar el entrenamiento deportivo que señalaremos a continuación, bien la que tienden a perfeccionar la periodización de Matveiev, o las que pretenden romper con ella, es evidente que estas formas no encierran las variadas posibilidades de estructuración del entrenamiento deportivo, más son actualmente las más discutidas en la literatura internacional especializadas en el tema.
1.4 El carácter cíclico del entrenamiento deportivo.
Los ciclos del entrenamiento constituyen otra forma estructural del mismo, estos igualmente fueron formulado por L. Matveiev en los primeros años de los 60 del siglo pasado y rápidamente se unificaron a la estructura periódica estableciendo un híbrido estructural en ambas formas temporales y distintas de organizar el entrenamiento.
Este carácter cíclico se define en dos niveles fundamentales:
- Nivel de micro estructura, conocidos por microciclos.
- Nivel de meso estructura, conocidos por mesociclos.
La estructura de los microciclos en el entrenamiento.
La estructura del entrenamiento constituye un orden relativamente estable de elementos, los cuales tienen correlación unos con otros.
Si variamos los lugares de las sesiones de entrenamiento, el efecto será distinto. En la actualidad, el arte en la construcción de los entrenamientos por medio de los diferentes ciclos tiene una importancia vital para el éxito de la planificación y por ende de los resultados competitivos.
El microciclo consta como mínimo de dos fases: la acumulativa, que está relacionada en uno u otro grado con el agotamiento y la de restablecimiento, que está relacionada con el descanso necesario por las cargas recibidas.
En la práctica por cuestiones organizativas del calendario, se utiliza frecuentemente el ciclo semanal – 7 + – 2 días -; sin embargo, puede haber microciclos desde 2 hasta 20 días. La duración mínimo es de dos días, aunque es poco utilizado, pues no da muchas posibilidades a la resolución de tareas de entrenamiento.
El tipo de deporte no determina la duración del microciclo, la misma depende de las tareas de la preparación del proceso de entrenamiento (de las direcciones a cumplir). Lo que se trata es de buscar la duración óptima del microciclo en dependencia con el nivel de calificación del deportista, con las direcciones a cumplir y con el momento de preparación.
Los microciclos de entrenamiento permiten concentrar las tareas en las distintas sesiones, así como el volumen necesario de influencias para su solución. Se mantienen hasta tanto sean necesarios para cumplir las tareas trazadas en la preparación.
A pesar de la gran influencia de sesiones de entrenamientos, la construcción racional del microciclo permite evitar la uniformidad y la monotonía.
1.4.1 Factores que influyen en la construcción de los microciclos.
- El régimen general de la actividad vital del deportista, influyendo la actividad de estudio o laboral y la dinámica condicionada de la capacidad de trabajo.
No es casual que con frecuencia, los microciclos de entrenamiento, se construyan en los marcos del calendario semanal. Esto no siempre responde completamente a los requisitos de la estructura óptima del proceso de entrenamiento, pero facilita la coordinación entre el régimen de entrenamiento y los momentos principales del régimen general de vida de los deportistas.
- El contenido, la cantidad de sesiones de entrenamiento y la magnitud sumatoria de las cargas del microciclo, estos factores están condicionados, en principio, por las particularidades de la especialización y por el nivel de preparación del deportista.
El orden de alternación de las magnitudes de las cargas y del descanso, depende, en gran medida, de la interacción de los procesos de agotamiento y restablecimiento.
Según Platonov, 1994, existen algunos tipos de magnitudes de las cargas:
- Carga pequeña: 20% de las significaciones máximas.
- Carga media: 50% de la máxima.
- Carga considerable: 70-80% de la máxima.
- Carga grande: + del 80% de la máxima.
La cuestión es determinar: ¿cuál es la máxima? Esto es un tema muy discutido. Si en cada microciclo se cumplen varias direcciones de preparación; por lo general cada dirección tiene, por una parte magnitudes diferentes de valoración, y por otra niveles diferentes de intensidades de influencias (potenciales de entrenamiento), así como por la tendencia de las mismas. ¿Cómo cuantificar todas las cargas?. Este es el Problema planteado en el primer capítulo.
La adaptación funcional el organismo que se origina en el proceso de entrenamiento, se halla en estrecha relación con el carácter y la tendencia del mismo. El entrenamiento multifacético y complejo conduce a la adaptación multilateral, y por otra parte. La tendencia unilateral del entrenamiento provoca una adaptación profunda y más unilateral.
De los tipos de deportes que plantean diversos requisitos a las capacidades físicas, no es posible esperar un restablecimiento completo si las sesiones de entrenamiento no se alternan unas con otras con tareas, medios y diversa dosificación de los ejercicios. En este caso, cada vez se cargan otros sistemas de órganos y funciones.
Semejante cambio, y la construcción racional de las sesiones de entrenamiento, permiten realizar una carga grande sin observar ningún índice de sobre tensión de los sistemas funcionales del organismo. A modo de ejemplo, podemos tomar la siguiente alternación de la tendencia predominante durante las sesiones de entrenamiento en la semana:
- Preparación técnica y desarrollo de las capacidades de velocidad.
- Entrenamiento complementario con carácter de restablecimiento.
- Preparación técnica y desarrollo de las capacidades de velocidad – fuerza.
- Desarrollo de la resistencia de la velocidad (anaeróbica lactácida).
- Desarrollo de la resistencia aeróbica.
Este ejemplo es típico de los primeros momentos en la preparación de los deportes de velocidad y fuerza. En los tipos de deportes que se requiera de resistencia muy especial, para los momentos de preparación especial, se puede realizar la siguiente alternación de las sesiones de entrenamiento:
- Perfeccionamiento de la técnica de los movimientos de acuerdo con el desarrollo de las capacidades de velocidad.
- Desarrollo de la resistencia especial (de fuerza, de velocidad, de técnica, de táctica, etc.) con la influencia principal sobre sus distintos componentes.
- Desarrollo de la resistencia especial (de fuerza, de velocidad, de técnica, de táctica, etc) con la influencia principal sobre sus componentes condicionales.
- Entrenamiento complementario con carácter de restablecimiento.
- Desarrollo de la resistencia especial (de fuerza, de velocidad, de técnica, de táctica, etc.), conforme a las condiciones de la competición.
- Desarrollo de la resistencia aeróbica.
Hasta el momento, la práctica del deporte no cuenta con las fórmulas precisas para la construcción de los microciclos, la misma se apoya en la lógica de traslación de las sesiones de entrenamiento, en dependencia con las tareas del proceso de entrenamiento y el momento de preparación.
Por ejemplo, resulta necesario no menos de tres días en el microciclo semanal, para influir de forma dirigida sobre la capacidad requerida.
Al mismo tiempo, si esta capacidad se lleva hasta la condición necesaria y sólo hay que mantenerla, entonces se requerirán dos sesiones a la semana – Hettinger -, ya que si no, los índices de la capacidad dada comenzarán a reducirse. Para mantener cualquier capacidad, no es conveniente pasar al desarrollo de otra por más de tres días a la semana. En la mayoría de los casos, el ciclo semanal no se inicia con grandes cargas. Si en el ciclo semanal, se presentan dos entrenamientos con grandes cargas, será conveniente distribuirlas en el tiempo. A su vez, si son más de dos, es posible realizarlos de forma seguida dos de cada tres días.
Como es conocido, las cargas son menos efectivas cuando existe un cansancio fuerte (en el sentido del efecto sumatorio), que en estado de una óptima capacidad de trabajo. Es posible acelerar los procesos de restablecimiento, si se incluyen distintas sesiones que construidas con ejercicios de desarrollo general, los cuales actuarán como mecanismo de descanso activo.
Con el objetivo de construir correctamente los microciclos, es necesario conocer qué influencia ejercen las cargas sobre el deportista, diferentes por su magnitud y tendencia, así como por la dinámica y la duración de los procesos de restablecimiento después de las mismas.
En este sentido, resultan también importantes las informaciones sobre el efecto acumulativo de algunas cargas, diferentes por su magnitud y tendencia, y sobre las posibilidades de utilización de cargas medias y pequeñas, con el objetivo de intensificar los procesos de restablecimiento, después de tensiones físicas considerables. Al mismo tiempo, es conveniente conocer las regularidades de la oscilación e la capacidad de trabajo durante el día y sus mecanismos condicionantes.
Son varias las investigaciones que han demostrado el carácter de las fases de los procesos de restablecimiento (Folbert, 1948; Vinogradov, 1958; Chagovet, 1964; Yakolev, 1969). En sentido general sus resultados se basan en lo siguiiente: Durante el proceso de trabajo muscular y después del mismo, sobre la capacidad de trabajo de los distintos órganos y sistemas, se originan diversas fases: gasto, restablecimiento, super restablecimiento y regreso a la inicial. (Ver Capítulo III).
Pero el restablecimiento después de las cargas físicas, no significa sólo el regreso al nivel inicial de las funciones del organismo; la aparición de “huellas”, no se eliminan completamente, sino que se mantienen y se afianzan. Las variaciones de las diferentes funciones del organismo que surgen en el período de restablecimiento, sirven de base para elevar el nivel de entrenamiento.
En el período de trabajo, se distinguen generalmente dos fases:
El crecimiento del nivel de entrenamiento depende en gran medida, de la cantidad de sesiones en el microciclo con grandes cargas y el correspondiente descanso entre ellas, durante el cual se lleva a cabo la homeostasis del organismo (1ra. Fase) y la formación de las variaciones morfo funcionales (2da. Fase). La alternación diversa de las cargas y del descanso en el microciclo puede llevar a tres tipos de reacción:
Las reacciones del primer tipo, se observan cuando en el microciclo se alternan óptimamente las sesiones con grandes cargas y el descanso, o con sesiones con cargas pequeñas. El segundo tipo de reacción se manifiesta cuando se utilizan cargas pequeñas.
En el tercer tipo de reacción, se observa la inadecuada utilización de las sesiones de entrenamiento con grandes cargas.
La concepción de Folbert se basa en la alternación de las cargas y el descanso y consiste en que si la carga inmediata se realiza en la fase de supercompensación, dará un efecto de entrenamiento mayor, si se produce posterior a esta, el efecto es insignificante. En la fase de restablecimiento insuficiente, se observa agotamiento del organismo y exceso de entrenamiento. Todo esto es mucho más complejo a lo descrito, en realidad el restablecimiento y la supercompensación de las diferentes funciones del organismo ocurren de manera heterogénea.
1.4.2 Estructura de los ciclos medios y sus condiciones.
Los mesociclos (ciclos medios) del entrenamiento deportivo, representan la combinación de algunos microciclos, incluyendo dos como mínimo. Frecuentemente los mesociclos incluyen de 3 a 6 microciclos, con una duración aproximada de un mes, representando etapas relativamente terminadas en el proceso de entrenamiento. El orden de combinación de los microciclos y su variabilidad depende de la formación general del proceso de entrenamiento y de las tareas de una u otra sesión.
En la estructura del mesociclo influyen principalmente los factores siguientes:
- El régimen de actividad del deportista.
- El contenido y la calidad de las sesiones y la magnitud de las cargas.
- Las particularidades individuales de reacción del deportista ante las cargas de entrenamiento.
- Los factores biorrítmicos.
- El lugar del mesociclo en el sistema general del proceso de entrenamiento.
En la formación de la estructura de los mesociclos desempeña un papel fundamental las siguientes condiciones:
- La necesidad de los mesociclos surge fundamentalmente debido a que los mismos permiten dirigir racionalmente los efectos acumulativos del entrenamiento de la serie de microciclos, garantizando elevados ritmos de desarrollo del nivel de entrenamiento y previendo las alternancias en los procesos de adaptación, que se originan en el organismo del deportista bajo la influencia de las cargas de entrenamiento acumuladas.
Los cambios de adaptación se originan en el organismo de forma heterogénea y en una u otra medida, se retrasan en relación con la dinámica de las cargas de entrenamiento.
- En el carácter y la duración de los mesociclos, influyen las oscilaciones biorrítmicas (cercanas a un mes) de la actividad vital del organismo del deportista.
Por ejemplo, los biociclos físicos, con una duración de 23 días, poseen dos fases relacionadas con el aumento y la disminución de las posibilidades funcionales del organismo. A pesar de que los resultados investigativos al respecto no han dado confirmaciones precisas sobre estos datos, el propio hecho de la existencia de los biorritmos de casi un mes, hace que los mismos no se puedan negar.
- El lugar del mesociclo en el sistema general de construcción del entrenamiento, influye sobre la estructura del macrociclo. De este factor depende el contenido del mesociclo, la magnitud de los intervalos entre ellos, y las condiciones de restablecimiento.
1.5 La estructuración pendular del entrenamiento deportivo.
El ruso Arosiev, conjuntamente con Kalinin, en un artículo publicado en 1971, fueron los primeros autores en proponer la “estructuración pendular” del entrenamiento deportivo. Posteriormente, algunos otros seguidores de este tema Forteza con Goberna, 1987 y Forteza 1988, harán algunas consideraciones al respecto de estas formas de estructurar el entrenamiento deportivo del atleta.
Esta propuesta (estructuración pendular) se basa, en primer lugar, en el caso de que los atletas tengan que entrar y salir de su mejor forma competitiva varias veces en el transcurso del año deportivo. Y por tanto, importante a la alternancia sistemática de cargas generales para una primera fase de entrenamiento y de carga específicas para una segunda fase.
Esta alternancia sistemática forma lo que se llama “de péndulo de entrenamiento”, ya que las cargas específicas crecen en cada ciclo de entrenamiento, al contrario de las cargas generales, que decrece en cada ciclo hasta prácticamente desaparecer, en la búsqueda de una mejor transferencia de los efectos de las cargas generales para las cargas específicas y cargas de competición.
El péndulo de entrenamiento es responsable de las alternancias sistemáticas que carecen en el transcurso del proceso de entrenamiento de forma generalizada y que sustentan la posibilidad de los atletas para participar en varias competencias a lo largo de grandes ciclos anuales de entrenamiento.
Cuanto menores son los péndulos durante el proceso de entrenamiento, mayor será el número de veces que el atleta estará en condiciones de competir eficazmente, pero si los péndulos son mayores, mayor será la posibilidad de sustentar la forma deportivo por un tiempo mayor por parte del deportista.
La estructuración del entrenamiento deportivo, sobre esta forma, utiliza los ciclos de entrenamiento propuestos por Matveiev (1981-1986) que es seguido por varios autores posteriormente (Berger y Minow, 1984, Forteza y Ribas 1988, Ushiko y Volbov 1991, Viru 1991), para la formación de los péndulos del entrenamiento, lo que se torna aún dependiente de los ciclos generales de trabajo que sirven de base para los ciclos específicos y competitivos formulados por Matveiev.
Se puede notar que, en esta forma de estructurar el entrenamiento deportivo, aún es dado la importancia a las cargas generales de entrenamiento y existe la relativa separación, igual, pero en menor escala que en la periodización de Matveiev, entre la preparación general y la preparación específica. Esta separación es torno a esta forma de estructurar el entrenamiento aún es un poco problemática en lo que respecta justamente a la obligatoriedad o no de las cargas generales de entrenamiento, asunto este que viene siendo trabajado específicamente por otros autores (Márques, 1989, 1990, Tschiene, 1985, Satori y Tschiene 1987, Forteza 1993). Obsérvese en la figura 5.3, el esquema estructural de Péndulo.
Figura 1.3. Esquema estructural de Péndulo. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
La estructuración del entrenamiento en bloques
La estructuración del entrenamiento en bloque, presentada por el ruso Verkoshanski en el inicio de los años 80, propone grandes alteraciones en la periodización del entrenamiento deportivo. Esta forma de estructurar el entrenamiento de los atletas fue propuesta principalmente para los deportes característicos de fuerza.
Verkoshanski (1990), presentó sus ideas principalmente en el libro “Planificación y programación del entrenamiento deportivo”, publicado originalmente en Moscú 1985 y traducido posteriormente por varios idiomas, y también en algunos artículos publicados en revistas especializadas (1983 al 1990).
Esta forma de estructuración del entrenamiento en atletas de alto nivel es también llamada por el autor como “Estructuración de sucesiones interconexas”. Se fundamenta básicamente en el caso de que en el trabajo fuerza, debe ser “concentrado” en un bloque de entrenamiento (ver capítulo de Carga, organización de la carga de entrenamiento), para crear condiciones de una mejoría posterior en los contenidos del entrenamiento relacionado con el desarrollo técnico y de las cualidades de velocidad del atleta. Estas condiciones son dadas por el llamado efecto de acumulación retardada del entrenamiento (EART).
Este concepto es fundamental para esta teoría, pues se constituye en lo concerniente a la estructuración del entrenamiento “en bloques”. El efecto del entrenamiento retardado a largo plazo, plantea al respecto que a los efectos obtenidos después de sucesivas sesiones de aplicación de cargas de fuerza en un bloque concentrado, que puede durar varias semanas, y crear las bases condicionantes para el entrenamiento de las demás capacidades de los deportistas y para el perfeccionamiento de la técnica.
La línea general de la estrategia (figura 1.4) del proceso de entrenamiento representa el concepto metodológico central, que determina el objetivo principal que afecta a cada fase del proceso de entrenamiento. Se elaborada sobre la base del objetivo principal y debe, ante todo, establecer un progreso racional en la preparación del deportista. Dicho progreso debería lograrse por medio de la mejora planificada de la capacidad específica de trabajo del organismo, basada en el desarrollo coordinado de la preparación física especial del deportista y de su maestría técnica y táctica. Este concepto determina todas las decisiones del entrenador en relación con la organización de cada fase del proceso de entrenamiento.
Figura 1.4.- Ejemplos de la línea general de la estrategia en un ciclo anual. Adaptado de Verkhoshansky (1998) en Navarro,(2000). Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
La línea general de la estrategia que conduce al logro del principal objetivo – un rendimiento dado en un tiempo determinado – podría ser representado en un ciclo anual, por ejemplo, la tendencia en el aumento de la velocidad de carrera, o el incremento de la intensidad del fuerza en el ejercicio específico de competición (figura 1.4 A). El objetivo principal, que refleja la metodología general, influye en cada una de las fases del ciclo anual (1-4 en figura 1.4) y actúa como guía para la organización de sus contenidos. Además, en cada fase, el resultado planificado (velocidad o intensidad) determina el contenido y la organización de esa fase y es su objetivo final, el cual es considerado como un objetivo intermedio, frente al objetivo principal del proceso de entrenamiento (Navarro, 2000).
La línea general de la estrategia también puede ser representada como la dinámica del estado funcional del deportista durante el ciclo anual, por ejemplo, como la tendencia ideal en la variación de los parámetros funcionales de a capacidad específica de trabajo. La figura 1.4B muestra el modelo de la tendencia de la capacidad de fuerza explosiva (FE) en disciplinas de atletismo que requieren fuerza-velocidad. El punto más elevado de la ordenada FE señala la fase de competición de la segunda fase en el segundo ciclo. Es el objetivo principal de la preparación (OFP) y tiene una influencia sobre todas las fases del segundo ciclo y sobre el objetivo intermedio (OFI) del primer ciclo.
La organización del proceso de entrenamiento incorpora todo lo que sabemos sobre el mismo. Se basa en los principios de entrenamiento y en el objetivo final perseguido. Implica una utilización sistemática y racional de las cargas de trabajo, de tal modo combinadas que garanticen el efecto optimo de entrenamiento y el gasto de energía ideal por parte del deportista.
La organización del proceso de entrenamiento tiene dos objetivos:
- la utilización sistemática de los medios seleccionados;
- la optimización de los contenidos de la carga de trabajo.
Los métodos y los medios de entrenamiento pueden emplearse simultáneamente o con un orden determinado. El término “utilización sistemática” indica aquello que garantizará el máximo efecto de entrenamiento y el tiempo y gasto de energía ideal por parte del deportista. La “utilización sistemática” concierne a las cargas con similares prioridades (por ejemplo, la mejora de la resistencia, la fuerza explosiva, la habilidad técnica o la velocidad de ejecución) y a las cargas de trabajo con diferentes prioridades.
Una aproximación sistemática implica continuidad, consistencia e interdependencia de los efectos de los estímulos de entrenamiento sobre el organismo del deportista.
La continuidad significa que el trabajo y los periodos de descanso deben ser proporcionados adecuadamente para garantizar la actividad funcional constante del organismo en las condiciones determinadas por el estímulo de entrenamiento. El intervalo de descanso entre una unidad de trabajo y la siguiente se conoce como el descanso y la recuperación, pero, ante todo, es el lapso de tiempo durante el cual son desarrollados los procesos de biosíntesis inducidos por la actividad muscular. Estos procesos determinan el estado funcional del organismo; siendo, por tanto, la base para la siguiente carga de trabajo y la influencia mayor de su efecto de entrenamiento.
La consistencia del estímulo de entrenamiento requiere la combinación y distribución en el tiempo precisa de las cargas de trabajo, de modo que garanticen el efecto deseado.
La interdependencia de los efectos de entrenamiento implica que la combinación y distribución de las cargas de trabajo debe ser estudiada, de modo que el efecto de una carga favorezca la realización de la siguiente. También, cada una de las cargas de trabajo programadas determina las condiciones que debe ser satisfechas por las cargas precedentes.
Una utilización sistemática de los medios de entrenamiento debe estar basada en los siguientes conceptos:
- El efecto de entrenamiento de una carga determinada disminuye cuando el nivel de preparación especial del deportista aumenta debido al efecto de dicha carga;
- La reacción funcional del organismo a una carga de trabajo determinado y, por tanto, su efecto de entrenamiento, está influenciado por el logro de la carga precedente;
- El efecto de entrenamiento de las cargas de trabajo seleccionadas está determinada, no tanto por la suma de todos sus respectivos efectos como por la forma en la que se combinan, su sucesión y el lapso de tiempo que separa una de otra;
- Una variación en el orden cronológico de las cargas de trabajo influye de manera significativa sobre su efecto de entrenamiento;
Por tanto, Según Navarro, (2000) la aplicación sistematizada del estímulo de entrenamiento, implica:
- una elección cuidadosa de la combinación de medios que tienen el potencial de entrenamiento requerido, es decir, aquellos que, por lo común, estimulan las reacciones adaptativas deseadas;
- un adecuada organización de la interacción de las cargas de entrenamiento con diferentes prioridades;
- una introducción progresiva de los medios de entrenamiento con mayor potencial, con el fin de mantener la tendencia del desarrollo deseado;
- una combinación racional de medios con un efecto de entrenamiento elevado (método intensivo) y medios con un efecto óptimo (método extensivo);
- una duración adecuada de los medios seleccionados, suficiente para inducir una adaptación estable.
Con el fin de obtener el máximo aprovechamiento de las ventajas del empleo sistematizado de las cargas de trabajo de diferentes prioridades, se utilizan en la actualidad dos métodos: el método paralelo-complejo y el método secuencial-contiguo. La figura 1.5 muestra las diferencias entre ambos métodos. Con el método paralelo-complejo (I), a lo largo de una fase de entrenamiento, las cargas de trabajo tienen una prioridades diferentes (A, B y C en la figura 1.5) tienen un efecto cuantitativo monótono, a pesar del aumento del volumen y la intensidad. Al mismo tiempo, las reacciones del cuerpo a los componentes específicos de la carga son insignificantes, debido a que los cambios adaptativos son generalizados. Como consecuencia, el efecto de entrenamiento (EE) de las cargas de trabajo se agota muy rápidamente, el proceso de adaptación se hace lento y la capacidad de trabajo especial del deportista alcanza un “platteau”, e incluso algunas veces decrece (Navarro, 2000).
Figura 1.5- Comparación del método paralelo-complejo (I) con el método sucesivo-contiguo (II). Adaptado de Verkhoshansky (1998) en Navarro,( 2000). Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
En el método secuencial-contiguo, la organización compleja de las cargas de trabajo (A, B y C), es la misma durante periodos prolongados. La organización es sucesiva, en el sentido de que existe un orden cronológico muy exacto para la introducción de las cargas de trabajo con un aumento gradual de su intensidad y de la especificidad de sus efectos de entrenamiento. Es contigua debido a que su sucesión racional en el tiempo se organiza de modo que la carga A induce adaptaciones morfológicas que favorecerán el logro de los efectos deseados de las cargas B y C.
La característica distintiva del método secuencial-continuo es que las cargas de trabajo que tienen las mismas prioridades son concentradas dentro de unos periodos limitados de tiempo, de modo que enfatizan sus efectos de especialización, y aquellos que tienen diferentes prioridades son separados y ordenados cronológicamente, de modo que cada carga puede inducir transformaciones adaptativas estables.
Asimismo, es importante notar que la separación de las cargas de trabajo con diferentes prioridades (A, B, y C en figura 1.5) no se corta bruscamente; una carga nunca se abandona completamente antes de empezar la siguiente. Durante el proceso de entrenamiento, una carga, por ejemplo la carga B, substituye gradualmente a la carga precedente, por ejemplo, la carga A. También, todas las cargas de trabajo (A y B) crean las bases funcionales y morfológicas que enfatizarán el efecto de entrenamiento en las siguientes cargas. Estas, a su vez, favorecerán una posterior mejora de las transformaciones adaptativas inducidas por las cargas A y B en un nivel más elevado de intensidad. Esto garantiza un aumento gradual de la intensidad de los efectos de entrenamiento (EE) sobre el organismo del deportista.
Con respecto a la optimización de los contenidos de la carga de trabajo, es importante prestar atención a que una carga de trabajo determinada debe abarcar un tiempo específico y ser organizada en relación al mismo. El tiempo es el mejor instrumento para controlar la eficiencia del estímulo de entrenamiento, ello determina su duración y su repetición cíclica. Por otro lado, es necesario un cierto tiempo para la organización de los contenidos del proceso de entrenamiento requeridos para alcanzar el objetivo final de la preparación del deportista. Además. Si se consideran las condiciones reales y el calendario de competiciones, el tiempo representa un factor condicionante de la organización del entrenamiento, y de este modo influye en su organización. La habilidad de un entrenador profesional reside en su capacidad para elaborar e implementar una organización racional adaptada a las situaciones reales (Navarro, 2000).
Con respecto al factor tiempo, existen seis estructuras principales: el ciclo anual, el ciclo de adaptación principal, el microciclo, el día de entrenamiento, la unidad de entrenamiento y la sesión de entrenamiento. Estas dos estructuras necesitan una explicación más detallada.
El día de entrenamiento incluye 2 ó 3 unidades de entrenamiento. El contendido y la organización son determinadas según las prioridades del carga de trabajo llevadas a cabo el día anterior y aquello planificado para el día siguiente.
La sesión de entrenamiento es el tiempo necesario para llevar a cabo, sin interrupción, los medios de entrenamiento (usualmente con las mismas prioridades), elegidas sobre la base de las reacciones a corto plazo del organismo, de modo que la repetición de una actividad muscular determinada conducirá al efecto de entrenamiento deseado. Una sesión de entrenamiento puede ser una parte de una unidad de entrenamiento o de una unidad de entrenamiento completa, la cual es parte del día de entrenamiento. Se planifica sobre las bases de las reacciones adaptativas fisiológicas a corto plazo del organismo a cargas de trabajo continuadas (Viru, 1992) y de acuerdo con los requerimientos metodológicos (la selección y la magnitud de los ejercicios, sus variaciones y secuencias respectivas, la duración y el tipo de pausas de recuperación entre las repeticiones). El objetivo es garantizar un estímulo de entrenamiento significativo por medio de un volumen de trabajo relativamente bajo, involucrando el mínimo de tiempo y gasto de energía al deportista.
En la práctica esta forma de estructurar el entrenamiento toma forma al paso que concentra, en diferentes bloques los aspectos físicos y técnicos-tácticos. En un primer bloque se trabaja determinadamente las capacidades físicas, predominantes la fuerza, y en un segundo bloque se trabaja determinadamente las capacidades físicas, predominantemente la fuerza y en un segundo bloque las cuestiones técnicas y tácticas.
Este modelo de estructuración causa una relativa división del entrenamiento respecto a las capacidades físicas y la técnica deportiva. Ahora bien, Verkoshanski deja claro que existe en cada bloque una predominante de varios contenidos, sin que la separación sea estática o absoluta.
Según Tschiene, 1985 y Satori con Tschiene 1987, el modelo de dinámica en bloques deberá estar precedido por una dinámica de alto nivel, principalmente por el caso de que el propio autor refiere de manera clara, la importancia de la unilateralidad de las cargas específicas de trabajo, el que constituye un avance significativo de la teoría del entrenamiento deportivo. Obsérvese en figura 1.6, el esquema estructural de Bloques.
Figura 1.6. Esquema estructural de Bloques. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
1.7 Esquema estructural de Tschiene
Con el objetivo de conseguir que el atleta mantenga un alto nivel de rendimiento durante todo el ciclo anual de competiciones, el autor alemán Peter Tschiene, organizó lo que el mismo considera llamar el “Esquema Estructural de Entrenamiento de Altos Rendimientos”.
En este modelo, tanto el volumen de trabajo como la intensidad del mismo son altos durante todo el año.
Basado en la experiencia con deportistas alemanes, este autor sistematiza la estructuración del entrenamiento deportivo con una acentuada forma ondulatoria de las cargas de entrenamiento en fases breves, con cambios tanto cuantitativos como cualitativos de los contenidos de preparación. Al contrario de las variaciones de volumen e intensidad de las cargas tal como lo propuesto por Matveiev, Tschiene, 1988, procuró establecer un esquema estructural en el cual estos parámetros estuvieran siempre en altos índices de graduación, donde el principio de globalidad de los deportistas se integre perfectamente, en una forma de organización incompatible con la periodización propuesta por el autor ruso.
La existencia de varias competencias en el transcurso de proceso de entrenamiento es para Tschiene, un factor fundamental en la construcción de un alto resultado en los deportistas.
La existencia de una elevada intensidad de las cargas de trabajo en una unidad de entrenamiento relativamente breve y un carácter dominantemente específico objetivado por las competiciones más importantes que el deportista será sometido, son puntos a destacar en esta forma de organizar el entrenamiento de alto nivel.
Esto se basa en el caso de que el atleta deba mantener, a lo largo del año deportivo, una alta capacidad de rendimiento y no construirla para después mantenerla y más tarde perderla, conforme a la teoría Matveiev.
Siendo esta forma de organizar el entrenamiento bastante desgastante, el autor introdujo la necesidad de intervalos profilácticos, entre las altas intensidades de trabajo, como medio de recuperación activa y mantenimiento de las capacidades de rendimiento aumentadas durante todo el desarrollo del proceso de entrenamiento.
Se puede percibir un avance de esta teoría, principalmente en lo que se plantea respecto a la relativa eliminación de fases generales del entrenamiento, donde los resultados no se constituyen en objetivos específicos. Aquí, por el contrario, se establece que el atleta debe estar el año entero apto a competir en buenas condiciones para el mejor rendimiento. (ver figura 1.7).
Figura 1.7. Esquema estructural de Tschiene. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
1.8 Las campanas estructurales de Forteza.
Al inicio del capítulo dimos a conocer una síntesis de las tendencias actuales de la planificación del entrenamiento deportivo, explicando las estructuras del entrenamiento que como recurso tecnológico es necesario conocer para tratar de solucionar los cambios que se han operado en la dinámica competitiva mundial, basado fundamentalmente en la cantidad de competiciones de nivel a las que los deportistas deben asistir siempre bajo el paradigma de “Entrenar para Ganar” (Obra publicada en Argentina y México (1994), Madrid (1997).
Esta situación competitiva, tiene una gran significación para las estructuras del entrenamiento. Si bien hasta la década pasada, los deportistas disponían de un tiempo relativamente suficiente para prepararse como pretemporada competitiva, debido a que las competencias cardinales de la macroestructura se encontraban concentradas en un período de tiempo (para la mayoría de los países en los meses de junio a septiembre, temporada veraniega), hoy día no sólo ha crecido el número de estas competencias, sino que las mismas se encuentran dispersas por toda la macroestructura.
Ante este cambio de realidad, inicialmente, se continuó estructurando de la forma tradicional u ortodoxa el entrenamiento deportivo, es decir basados en la Periodización (estructura clásica de Matveiev), con posterioridad, a esta estructura periódica se le incluyeron a la misma los ciclos estructurales, siempre tratando de buscar una solución a las demandas cada vez mayores de la cantidad de competencias de compromiso de participación (debido a uno u otro interés), lo que significó un híbrido estructural dado por la unión de los Períodos (preparatorio – etapa de preparación general y etapa de preparación especial- competitivo y transitorio) con los ciclos (micro, meso y macro). Lo expresado significa que los entrenadores empezamos a forzar las estructuras metodológicas a las exigencias de los calendarios competitivos, lo que originó que muchos Planes de Entrenamiento no fueran reales. Ilustremos lo planteado con un ejemplo:
La estructura periódica se inicia como todos saben con el período preparatorio y dentro de este con la etapa de preparación general, teniendo esta etapa una duración mínima de aproximadamente 6 semanas, resulta entonces que, si a partir de la tercera semana de iniciado el plan, dado los momentos actuales (en relación con los calendarios competitivos), tenemos que enfrentarnos a la primera competencia. ¿ qué se hace entonces?
Si estamos en una etapa de preparación general y ésta demanda un contenido de preparación acorde a su propio enunciado:
Una orientación dirigida a crear una base sólida en la forma del Deportista; Cargas de entrenamiento de carácter general; Volumen de las cargas superiores a la Intensidad de las mismas; Los Medios de preparación son de orientación mediata, etc.
Entonces, irremediablemente la demanda de la etapa no la podemos cumplir, lo que traerá como consecuencia la realización de un trabajo no planificado en el Plan prescrito, es decir una vulneración del mismo.
Todo lo anterior ha obligado a la metodología del entrenamiento deportivo, o más bien a los que nos dedicamos a sus aspectos teóricos y metodológicos, a buscar nuevas tentativas de solución a este problema estructural que define en gran medida la Planificación del entrenamiento, por lo que,
Uno de los recursos tecnológicos que a nuestra consideración se ajusta cada vez más a la dispersión competitiva en la macroestructura para el deporte de Alta competición, lo constituye el Esquema Estructural de Péndulo. El ruso Arosiev conjuntamente con kalinin, en un artículo publicado en 1971, fueron los primeros autores en proponer la “estructuración pendular” del entrenamiento deportivo posteriormente otros seguidores han realizado algunas consideraciones y aportes a este esquema pendular.
Esta propuesta, que identificamos como recurso tecnológico para la planificación del entrenamiento deportivo se basa, en primer lugar, en el caso de que los deportistas tengan que estar compitiendo de forma reiterada en casi toda la macroestructura, demostrando en dichas competiciones un rendimiento grande y a veces máximo. Esto significa que la alternancia entre las cargas generales y especiales siguen siendo un aspecto fundamental en la estructuración del entrenamiento, en este caso no puede existir una preponderancia de las cargas generales sobre las especiales en una etapa y viceversa en otra posterior. En el caso de esta estructura pendular las cargas especiales de preparación siempre estarán por encima de las cargas generales. Precisamente la separación entre las correlaciones de cargas generales y especiales harán el péndulo del entrenamiento, pues las cargas especiales crecerán constantemente a medida que avanza la macroestructura, a diferencia de las cargas generales que disminuirán en la misma medida, pudiendo llegar estas últimas a desaparecer en los ciclos más acusados de competición.
La diferencia entre las cargas generales y especiales determina la amplitud pendular, péndulos muy abiertos caracterizan una gran diferencia entre las cargas de orientación general y especial, lo que significa que el deportista estará sometido a un régimen de competición limitado, por el alto nivel de preparación a que es sometido. Por le contrario si los péndulos se cierra, la diferencia entre las cargas generales y especiales es pequeña, la participación competitiva será mayor y el nivel de preparación se irá incrementando en la media que avanza la estructura del plan.
Esta estructura utiliza los ciclos de Matveiev en su organización, aspecto que han seguido otros autores (Berger y Minow, 1984, Forteza, 1988, Ushko y Volkiv, 1991, Viru 1991) para la formación de los péndulos de entrenamiento.
Queremos notar, que en esta forma de estructuración del entrenamiento aún se le concede una importancia a la preparación general del deportista, aunque en menor consideración que la propuesta por Matveiev (Periodización).
La obligatoriedad o no de la utilización de las cargas generales del entrenamiento, es un tema que muchos autores han estado tratando, y constituye aún un punto problémico en esta estructuración (Marquez, 1989 y 1990, Tschienie, 1985, Satori con Tschienie 1987 y Forteza, 1993).
Un aspecto que hemos observado en algunas tentativas prácticas sobre este tipo de estructuración es que durante la misma los péndulos se cruzan, es decir en un ciclo determinado (Mesociclo) la preparación general aumenta sobre la especial, esto constituye un error en la estructuración pendular, pues rompe con su propia esencia. Lo que sucede que a nuestro modo de ver la estructura pendular original es muy rígida en cuanto a la diferenciación progresiva de la preparación general y especial, es por ello que nos pronunciamos en definir una “Estructura de Campana” tomando como base para la misma la estructuración pendular de Arosiev y Kalinin (1971).
Las Campanas Estructurales siguen el mismo principio de la diferenciación entre las cargas generales y especiales, es decir, siempre y en todo momento de la macroestructura las cargas de preparación especial estarán por encima de las cargas generales sobre la especial, esto trae como consecuencia una ruptura del proceso de calificación deportiva para las competencias que se van desarrollando en el plan.
Durante un año de entrenamiento, es posible identificar varias Campanas Estructurales, dependiendo lo anterior del calendario competitivo. Si identificamos cada Campana Estructural con un Macrociclo, entonces será admisible tener en un año varios macrociclos. Veamos lo anterior con algunos ejemplos: (Figura 1.8)
Hemos expuesto dos ejemplos a través de los cuales explicaremos la esencia de nuestro trabajo: “Las Campanas Estructurales”.
En la primera gráfica observamos un Macrociclo de cinco mesociclos, en esta estructura cada mesociclo, la correlación entre la preparación general, y a medida que el proceso avanza, se van diferenciando más ambos tipos de preparación. Así tenemos en el ejemplo que la relación primaria parte de una proporción de 40% la general por un 60% la especial, la primera como planteamos continua su disminución mientras que la segunda continua su aumento hasta llegar al mesociclo No.5 con una relación de 5% la preparación general y el 95% la preparación especial. Aquí tenemos una estructura que propicia al deportista participar en las actividades competitivas del calendario casi al empezar su ciclo, digamos desde la tercera semana aproximadamente, esto resuelve un problema actual muy importante, generalmente los deportistas disponen de poco tiempo de concentración preliminar para la temporada competitiva, aspecto que ya ha sido mencionado.
Al observar el segundo ejemplo, constatamos una doble campana continua, esto se debe a que el deportista después de haber terminado una temporada competitiva, casi inmediatamente debe iniciar otra. Observen que aún uniendo las dos campanas el “Péndulo” no cruza la frontera de diferenciación, es decir la preparación general no sobrepasa a la preparación especial en relación de carga porcentual, el alivio está en que después de haber terminado un Macrociclo, en este caso el primero de tres mesociclos, con una relación de 10% – 90% – general y especial respectivamente, – se inicia una nueva Campana Estructura con una relación de 45% – 55%. En este caso cabe también la posibilidad de invertir el orden de las Campanas, la primera de cinco mesociclos y la segunda de tres, esto dependerá básicamente del calendario de competiciones y de las posibilidades del deportista de soportar un alto régimen de preparación especial.
Dos aspectos a considerar en la planificación de las Campanas Estructurales son los siguientes:
- La consideración de planificar las Campanas Estructurales por Direcciones del Entrenamiento, esta concepción fue formulada en el libro Entrenar para Ganar. Metología del entrenamiento deportivo. Argentina, México (1994). España (1997), (del propio autor). Las direcciones concretan más el trabajo en cada meso y micro estructura, por lo que la planificación y el control del trabajo se hace más efectivo.
- Al consignar un porciento de trabajo en la preparación general y la preparación especial, se deberá consignar qué Direcciones de entrenamiento corresponden – esto es por tipo de deporte como es lógico – a cada tipo de preparación.
Por ejemplo, Natación, en un mesociclo tenemos consignado el 30% del trabajo a la preparacion general y el 70% a la preparación especial, entonces debemos considerar:
Esta forma de estructuración “Campanas Estructurales”, es por el momento sólo un intento de solución al problema actual que presenta la dinámica competitiva mundial, a nuestra consideración las formas estructurales clásicas de Matveiev, L. (Periodización del Entrenamiento), continúan siendo las básicas para la planificación del a preparación de los deportistas escolares, pues sus metas de Alto Rendimiento Competitivo tienen un carácter de perspectiva.
Las Campanas Estructurales constituyen una propuesta sobre la cual habrá que continuar investigando, sobre todo para establecer el ángulo determinante en la amplitud pendular (ancho de la Campana).
La diferencia fundamental que distingue a las Campanas del Péndulo es precisamente en este que este no se cruza en ningún momento de la macroesctructura.
La amplitud se podrá estrechar o alargar de un macro a otro del ciclo anual, pero bajo ningún concepto la preparación general aumentará su porciento en relación con el mínimo porciento establecido para la preparación especial en cualquier mesociclo (figura 1.9).
Una de las últimas cuestiones que el autor ha tratado sobre la presente estructura de “Campanas”, es lo referente a la intensidad de los ciclos intermedios o mesociclos, considerando a estos como los ciclos cardinales donde se concentran los objetivos mediáticos de preparación y competencia. Al respecto consideramos lo siguiente:
Durante todo el proceso – tanto de planificación como de realización – de la preparación del deportista, los ciclos intermedios o meso ciclos ocupan un lugar cardinal por la posición estructural que ocupan.
Es ampliamente conocida la dependencia multifactorial del rendimiento deportivo, pues este está determinado por varios factores condicionantes y determinantes que en nuestra teoría adquieres la denominación de “direcciones del entrenamiento”.
Las direcciones del entrenamiento, que constituyen en definitiva los contenidos básicos y específicos de preparación , se planifican en toda la macro estructura del entrenamiento (diluidas o concentradas), pero se van cumpliendo parcialmente en cada meso estructura del plan. Este es en definitiva la razón fundamental del meso ciclo “cumplir las tareas parciales de la preparación del deportista”.
La teoría y metodología del entrenamiento reconoce esta realidad, y a partir de ahí argumenta todas las condiciones estructurales de estos meso ciclos. Es ahí donde identificamos un problema necesario de investigar:
La condicionalidad de los meso ciclos no puede estar basados únicamente en factores estructurales de temporalidad ni de vida del deportista.
Nuestro análisis del problema nos ha llevado a formular el siguiente razonamiento que ponemos a vuestra consideración.
Si la condicionalidad de los meso ciclos dependen de factores de temporalidad y de vida del deportista, ¿que posición ocupa el contenido del entrenamiento deportivo (cargas de entrenamiento, direcciones determinantes y condicionantes, etc.) si sabemos que los mismos se van adquiriendo parcialmente en cada meso estructura del macro ciclo de preparación?
A partir del razonamiento anterior, expondremos algunas consideraciones como punto de partida para estudios de mayor alcance y profundidad.
La temporalidad de los meso ciclos refiere básicamente a la cantidad de micro estructura que relacionan, reconociendo la teoría tradicional un número que oscila entre 2 micro ciclos como mínimo y entre 6 y 7 micro ciclos como máximo . Los argumentos al respecto a nuestro modo de ver son convencionales, pues hemos encontrado meso estructuras de entrenamiento con un amplio calendario competitivo que organizan en su interior hasta 24 micro ciclos, siendo estas estructuras muy efectivas para la preparación del deportista dentro de la concepción general del macro ciclo.
Es por ello que analizar la temporalidad del meso ciclo únicamente por la cantidad de micro ciclos que sistematiza constituiría un aspecto muy poco racional para organizar un plan de entrenamiento macro estructural.
Ahí es donde iniciamos el estudio de “la proporcionalidad que debe existir entre temporalidad y relación de cargas (contenido de preparación)” (figura 1.10).
Ambas posiciones relacionan una proporción porcentual (100%) a la unión del carácter de los contenidos. Es el caso de que al tener 60 % de contenido determinante, tendríamos entonces 40 % de contenido condicionante. DDR = 60 % DCR = 40 % DDR + DCR = 100 %
Este es el volumen por ejemplo, de contenido que daríamos en una meso estructura, pero ese volumen que refiere a una cantidad de contenido de preparación adquiere realmente su significación o grado de influencia o intensidad en dependencia destiempo disponible planificado para desarrollarlo, por lo tanto es diferente la proporcionalidad de contenido y estructura si el 60 y 40 por ciento de contenido se aplica en una meso estructura con 3, 4, 6 o 7 micro ciclos.
Surge entonces la fórmula siguiente que nos expresa el índice de intensidad de la meso estructura:
Debemos recordar que nuestra teoría sobre las Direcciones del entrenamiento, plantea que “a lo largo de toda la macro estructura del entrenamiento y por ende en cada meso estructura, las direcciones determinantes del rendimiento serán superiores en su relación porcentual a las direcciones condicionantes del rendimiento” , constituyendo el enunciado anterior el punto de conflicto mayor con la teoría de Matveiev en cuanto a la preparación general y especial.
Analicemos con un ejemplo de una macro estructura. En la macro estructura de preparación y competencia que mostramos en la tabla siguiente, reflejamos un total de 4 meso ciclos con sus correspondientes micro estructuras y por cientos de preparación por direcciones determinantes y condicionantes, observen y comprueben:
Al aplicar la fórmula de intensidad de la meso estructura, descrita con anterioridad, se constata el resultado de la misma por meso ciclos, siendo específicamente los siguientes:
Veámoslo a continuación en una gráfica reflejado.
Una gráfica normal de variación del índice de intensidad de los meso ciclos deberá corresponder con la mostrada anteriormente, es decir, a medida que avanzamos por la macro estructura de preparación y competencias, el índice de intensidad del meso ciclo deberá ir en aumento.
¿En qué punto nos encontramos en estos momentos?
En poder llegar a establecer los índices óptimos de intensidad según los objetivos de preparación y competencias de los meso ciclos.
1.9 Estructura ATR
Un concepto alternativo de los mesociclos, y desde luego más sencillo, se basa en la experiencia de entrenamiento recogida de datos del equipo nacional URSS en Kayack y canoa (Issurin & Kaverin, 1985). Su esencia radica en la periodicidad y la permutación de la orientación preferencial del entrenamiento. Esta permutación se logra alternando tres tipos de mesociclos: de acumulación, transformación y realización (ver tabla abajo).
Las características y orientación de esos mesociclos es un reflejo de su denominación. Así, el mesociclo de acumulación se realiza con la finalidad de aumentar el potencial motor del deportista y crear una reserva de cualidades básicas; es, por decirlo de otro modo, todo el mesociclo preparatorio en miniatura. En el mesociclo de transformación ese potencial se convierte en preparación especial; sobre la base de la fuerza desarrollada, aumenta la resistencia de fuerza, y sobre la base del desarrollo aeróbico se perfecciona el abastecimiento energético mixto aeróbico – anaeróbico y se incrementa la resistencia especial y de velocidad. Por último, el mesociclo de realización crea premisas para que en las competiciones cristalicen los potenciales motores acumulados y transformados. Por supuesto que la cristalización es distinta al comienzo y al final del ciclo anual, circunstancia que la tiene en cuenta el propio periodo de competiciones. Por ejemplo, Kaverin y Issurin (1986) señalan que para los palistas, el programa de entrenamiento en el periodo preparatorio exige en que la práctica se trabajen la resistencia general, las cualidades de fuerza y la resistencia especial en una distancia alargada de paleo y en el periodo competitivo todo el conjunto de cualidades y hábitos técnicos del palista, que incluye su preparación especial y su puesta a punto para competiciones concretas.
Debido a las diferencias entre las clasificaciones convencionales y contemporáneas, deben considerarse algunas particularidades esenciales de esta nueva representación.
- Se renuncia al entrenamiento simultáneo de muchas cualidades y se concreta el efecto de entrenamiento y una orientación definida en un menor número de capacidades.
- Como unidad estructural de entrenamiento, los mesociclos deben poseer una duración lo suficientemente larga para alcanzar los cambios morfológicos energéticos y coordinativos que sean necesarios. Los mesociclos duran de 14 a 28 días. En estos plazos, la realización de estos cambios en deportistas altamente entrenados, exige una atención preferencial al entrenamiento de determinadas capacidades. Esta elevada concentración de cargas de entrenamiento requiere una reducción del número de capacidades para su desarrollo simultáneo.
- El entrenamiento consecutivo de acumulación, transformación y realización es la mejor forma para obtener una concentración más elevada de cargas de entrenamiento. Más aún, este diseño de entrenamiento hace más fácil planificar y interpretar la preparación al repertorio de ejercicios, programa de evaluación, empleo de los medios de recuperación y condiciones de nutrición.
- Se alternan con más frecuencia la orientación del entrenamiento y sus contenidos, lo que hace que la preparación llegue a ser de mayor interés, más motivante y atractiva para los deportistas.
- Aumenta la eficacia en el control del entrenamiento puesto que el objetivo sobre el que actúa el entrenamiento se restringe en cada mesociclo, registrando los cambios justamente en las capacidades sobre las cuales se actúa preferentemente (ver tabla abajo).
Sin embargo, se pueden constatar ciertos problemas en este sistema. Al elaborar el plan anual, por regla general hay que adaptarlo al calendario de las competiciones. En el momento cumbre de competiciones, con pequeños intervalos entre ellas, la duración entre las mismas no es suficiente para ubicar tres mesociclos, aunque los mismos se acorten. Debido a ello, es preciso programar la participación en competiciones como mesociclos de transformación o variar la mesoestructura en el periodo de competitivo.
5.9.1 La selección y ordenación de los diferentes mesociclos
Una característica notable en los deportistas de élite contemporáneo es la variedad de sistema de diseños de entrenamiento dentro de los mesociclos. No obstante, el concepto moderno de los mesociclos ayuda a definir las intenciones básicas de un programa de entrenamiento. En la siguiente tabla representa el punto referencia básico para elaborar los mesociclos – bloques de un entrenamiento especializado (Navarro y Feal, 2001).
1.9.1.1 Mesociclo de acumulación
Los autores del texto que viene a continuación (Navarro y Feal, 20001) dicen que los ejercicios de fuerza máxima son la base del programa de entrenamiento especializado posterior (mejora de la fuerza explosiva, fuerza – resistencia). Además sirven para estimular la hipertrofia muscular, como es a veces necesario. Sin embargo, el programa de fuerza debe ser suplementado por el trabajo aeróbico debido a que el entrenamiento acumulativo debería mejorar los potenciales oxidativos y contráctiles del músculo. El trabajo simultáneo es compatible con periodos de perfeccionamiento técnico, la eliminación de errores, etc. De éste modo, el programa de entrenamiento completo en un mesociclo acumulativo incluye una cantidad sustancial de trabajo aeróbico y técnico. Por el contrario, el programa de fuerza debe utilizar ejercicios de alta carga para afectar los mecanismos nerviosos e hipertróficos de mejora de la fuerza.
1.9.1.2 Mesociclo de transformación
Los mismos autores hablan que la mayoría de las competiciones atléticas requieren o involucran resistencia aeróbica y aeróbica – anaeróbica, así como fuerza resistencia específica. De éste modo, el mejor formato de entrenamiento combina la mejora simultánea de estas capacidades dentro de un mesociclo. Sin embargo, este entrenamiento de gran demanda, intenso, necesariamente afecta a la estabilidad y causa fatiga que, a su vez, estorba a la técnica. Este tipo de mesociclo esta caracterizado por máxima carga de acumulación de fatiga, una cantidad esencial de este entrenamiento debe ser ejecutado en un estado de cansancio.
1.9.1.3 Mesociclo de realización
El entrenamiento principal (objetivo) en este mesociclo es la condición física integrada que típicamente incluye trabajo de velocidad y tácticas competitivas. De acuerdo con ello, la mayoría del entrenamiento comprende el modelamiento de la actividad competitiva con las correspondientes referencias tácticas y técnicas. Adicionalmente, el entrenamiento incluye los ejercicios anaeróbico alactácidos. La experiencia de los deportistas de élite ha demostrado que el modelamiento de la actividad competitiva y el trabajo anaeróbico alactácido es una forma muy efectiva y compatible para alcanzar la preparación específica para las competiciones próximas. Para estimular las capacidades de velocidad y de condición física integrada, los nadadores deberían entrenarse en un estado bien descansado (Navarro y Feal, 2001).
1.9.2 El desarrollo consecutivo de ciertas capacidades objetivos
El entrenamiento convencional asume una alteración de las direcciones de entrenamiento de fase a fase y de periodo preparatorio competitivo con peculiaridades de entrenamiento predominante complejas. El sistema contemporáneo requiere una formulación más dinámica de entrenamiento de un mesociclo a otro dentro de cada fase. Este diseño de programa consecutivo determina las siguientes características (Navarro, 2000):
- La ordenación de los mesociclos, basada en los efectos residuales de entrenamiento del trabajo precedente. Es obvio que la ordenación óptima de los mesociclos debe basarse en los términos y efectos de la superposición de los efectos residuales de entrenamiento. Como sea que el entrenamiento aeróbico y de fuerza máxima poseen el mayor efecto residual, estos tipos de entrenamiento deben ser la base para una intensificación posterior. Según ello, el estado de entrenamiento debe empezar con el trabajo que desarrolle las capacidades con efecto residual mayor (fuerza máxima, resistencia aeróbica) El siguiente mesociclo debe centrarse en las capacidades / objetivos con efectos residuales medios (fuerza – resistencia y capacidad glucolítica anaeróbica), y el mesociclo final, antes de la competición, debe utilizar los ejercicios con los efectos residuales pequeños (entrenamiento anaeróbico aláctico, modelación de entrenamiento de situaciones competitivas, tácticas concretas, etc.). Esta explicación aporta argumentos adicionales y finales para la secuencia de los mesociclos previamente presentados, es decir, de acumulación, transformación y realización.
- La conjunción de distintos mesociclos en los diversos macrociclos. En el sistema contemporáneo, el macrociclo, como una unidad de entrenamiento, tiene mucho más importancia que la que tiene en el sistema tradicional. El macrociclo no – tradicional afecta a todos los aspectos fundamentales de la preparación deportiva. En efecto, es similar al ciclo anual, solamente que en versión miniatura. No obstante, la estructura y contenidos del entrenamiento varía dependiendo de:
- La posición de las fases competitivas dentro de la temporada,
- La cualificación de los deportistas;
- La especificidad de las distintas especialidades.
Dependiendo de la ubicación del macrociclo en el ciclo anual, la estructura y contenido puede ser diferente. En la figura 5.10 se representa dos variaciones de diseños de una temporada con diversas duraciones y estructuras de los ciclos competitivos. La primera variación se caracteriza por la combinación de tres mesociclos diferentes dentro de cada ciclo de entrenamiento. Este sistema ofrece el empleo de mesociclos más largos y una combinación estándar entre los mismos entre ciclo en ciclo de entrenamiento. La duración del ciclo de entrenamiento permite lograr: a) más picos de preparación y tomar parte en competiciones con resultados elevados, b) una mayor variación en el entrenamiento debido a que los mesociclos están cambiando frecuentemente.
La segunda variación comprende la reunión de cuatro o cinco mesociclos. Como consecuencia, las fases de entrenamiento son más largas y son utilizadas principalmente por deportistas de clase media aunque puede también ser apropiado para el periodo preparatorio de entrenamiento de los deportistas de élite. El empleo de los mesociclos doble de acumulación y transformación puede justificarse para aumentar la influencia de ciertos tipos de entrenamiento. Sin embargo, dado los posibles efectos sobre las reservas de adaptación, este programa de entrenamiento debe ser meticulosamente preparado con el fin de prevenir la disminución de algunas capacidades. Como resultado, el énfasis sobre cargas de entrenamiento puede involucrar solamente una o dos capacidades y el nivel de concentración será más bajo (Navarro, 2000).
La concentración en una capacidad / objetivo queda usualmente asegurada en los deportistas de élite con el 40% como mínimo de la duración total del entrenamiento. El resto del entrenamiento debe ser distribuido entre otras capacidades poniendo atención especial a los efectos residuales del trabajo precedente. En la figura 1.11 se muestra el modelo de entrenamiento para la construcción de un macrociclo contemporáneo típico (Navarro, 2000).
- La distribución especial de los macrociclos dentro del ciclo anual. En la práctica contemporánea, esta distribución dependen del momento e importancia de las competiciones dentro del ciclo anual; del nivel de cualificación del nadador y de la especificidad de su especialidad.
Siguiendo al sentido común, el momento ideal para competir debe ser al final del macrociclo, de ahí que su distribución dentro de la temporada debe hacerse poniendo la principal atención en los momentos e importancia de las competiciones. Por tanto, los macrociclos debe planificarse de modo que las principales competiciones se sitúen al final de los mesociclos de realización. Las competiciones adicionales pueden ser distribuidas dentro de los mesociclos de realización e incluso de transformación. Sin embargo, la posibilidad de llevar a cabo la preparación y obtener máximos resultados no será tan grande. No obstante, estas competiciones son de gran importancia para chequear varios puntos técnicos y tácticos mientras que a la vez se facilitan los medios para entrenar con alta intensidad y motivación. Debido a que el número de competiciones en el periodo preparatorio es mucho menor y el entrenamiento es relativamente multilateral, la duración del ciclo de entrenamiento en el periodo preparatorio debería ser especialmente mayor que en el competitivo (3 – 4 meses versus 1.5 – 2 meses).
Dependiendo del nivel de cualificación deportiva, la distribución de los mesociclos puede también ser diferente. Una característica particular del deporte de élite moderno es la participación en muchas competiciones durante una gran parte de la temporada. Esta es una de las razones por la que los deportistas de clase mundial usualmente tienen más macrociclos que los de clase media. Otra razón es que los deportistas de clase media y baja realizan un entrenamiento más generalizado y menos concentrado que requiere periodos más prolongados de adaptación. En consecuencia, sus macrociclos son más largos y su número en la temporada es mucho menor.
1.10. Consideraciones finales sobre las formas de estructurar la planificación del entrenamiento”.
Atendiendo a las condiciones actuales de la dinámica competitiva internacional del deporte elite, consideramos que la Periodización del entrenamiento deportivo del científico ruso L. Matveiev, ha pasado a ser la forma efectiva de estructuración del deporte juvenil y de menores donde los objetivos e alto rendimiento tienen un carácter de perspectiva.
Las formas anteriormente expuestas de estructuración del entrenamiento tienen su base en las llamadas estructuras cíclicas del entrenamiento, definidas por el propio Matveiev, 1983.
Esto nos hace ver que las diferentes estructuras cíclicas constituyen la base de la planificación en nuestros días y en el futuro inmediato.
Consideramos que los altos rendimientos deportivos alcanzado por los deportistas en los últimos años se debe entre otros factores a una “biologización” del proceso de entrenamiento deportivo, y en este sentido nos pronunciamos para establecer nuestra propia metodología en la construcción de los diferentes planes de entrenamiento con estructuras cíclicas, no sin antes considerar un aspecto importante de la llamada “biologización del entrenamiento”, relacionado con la Responsabilidad moral de la ciencia.
La moral constituye un conjunto de reglas, de normas de convivencia y de conducta humana que determinan las obligaciones de los hombres, sus relaciones entre sí y con la sociedad. El carácter de la moral está determinado por el régimen económico y social.
Aunque esta “invasión biológica” al “fenómeno social deporte”, está fundamentada y justificada por responder a una necesidad que impone la realidad deportiva- competitiva- actual, nuestra responsabilidad moral no debe bajo ningún prisma conducirnos a ver al hombre únicamente como realidad biológica, eso nos llevaría como ha conducido a muchos entrenadores a desarrollar en los deportistas, agresividad, violencia, esfuerzos límites, dóping, alineación, robotización y algo más: muerte.
Nuestra responsabilidad como científicos debe velar ante todo por la integridad del hombre en su entorno natural y social, no dejarnos llevar por la “anxiedad del rendimiento”, respetar las necesidades espirituales (sentimientos, emociones, ideas, juicios, etc), del hombre deportista a quien se dirige nuestro trabajo. Como citamos en la introducción del libro. “Entrenar para Ganar”.
“… En el entrenamiento deportivo es todo lo contrario, un atleta con metas fijas para los máximos rendimientos, recibiendo cargas en la frontera de sus posibilidades, aspirar a ser el mejor entre los mejores, llamándose Ana Fidelia, Juantorena, Steveson u otros de los tantos Campeones nuestros”.
“A esos atletas su salud he ha pendido como la Espada de Damocles al entrenar en el proceso de preparación”.
“Ahora bien, esa espada no cae, ni daña si aplicamos consecuentemente la metodología correcta, si nos asesoramos, consultemos e investigamos todo lo que hacemos con nuestros pupilos. Pensar siempre que nuestros atletas no son máquinas de trabajo, son hombres, mujeres, y muchas veces niños, son personas con motivaciones y sentimientos, son en definitiva los que reciben el resultado de nuestro pensamiento”.
Al respecto en el propio texto citado (ob. cd) resaltó dos anécdotas que nos ejemplifican lo anterior. Al hacer referencia a los tipos de fatiga (aspecto eminentemente biológico), que se pueden suceder en el proceso del entrenamiento, señaló:
“… Este tipo de fatiga (fatiga prepatológica o anómala ) suele producirse, cuando la progresión del entrenamiento no se corresponde con el descanso, o por patologías latentes. “Los síntomas más evidentes son: la desproporción entre esfuerzo-cansancio, lenta recuperación entre los esfuerzos, disminución del rendimiento y un estado general de abulia e irritabilidad en el atleta. Normalmente no hay alteraciones fisiológicas grave en los órganos. Si disminuimos o cesamos el entrenamiento y efectuando una oportuna revisión médica por si existe una causa patológica y sobre todo procurando que el atleta descanse física y psíquicamente, en pocos días se puede superar esta crisis.
“Al respecto, recuerdo un caso que jamás se nos olvidará, en pleno proceso intenso de preparación (en los umbrales competitivos) para los Juegos Panamericanos, La Habana/91, el mejor deportista y por ende nuestra posible medalla, comenzó a manifestar síntomas de agotamiento, inmediatamente le disminuimos la carga de forma gradual en el microciclo, no obstante a ello su estado anómalo continuaba, lo remitimos al fisiólogo y se le sometió a un complejo control cardiovascular: su estado de entrenamiento era satisfactorio, pensamos por tanto que la causa era psíquica (por problemas emocionales que realmente estaba presentando, pero que hasta el momento no le habían afectado el entrenamiento, nuestro psicólogo lo sometió a un control de su estado psicológico y nos recomendó lo que ha habíamos pensado, darle una semana de descanso para aliviar cualquier fenómeno oculto no detectado. A la semana, se nos incorpora con los mismos deseos de entrenar, pues estos nunca los perdió (manifestaba su deseo pero se agotaba apenas iniciadas las cargas de entrenamiento), inmediatamente lo remitimos a un centro hospitalario y se le sometió a un control médico general, los resultados del mismo fueron determinantes: nuestro atleta y mayor esperanza para los Juegos tenía declarada una Hepatitis Viral. El tratamiento médico invariable, descanso total, y abandono de la práctica intensa del entrenamiento por un período de tiempo largo, gran dolor sentimos, no por nuestra ambición al triunfo, más bien por ver el resultado de un esfuerzo permanente reflejado en nuestro atleta y sus familiares por competir en unos Juegos que pasarían a la historia de nuestro país y de América.
En el propio texto, otro ejemplo:
“Por experiencia vivida, siempre es recomendable observar el estado de salud en los deportistas desde días antes de la competición. Recuerdo un caso de una atleta nuestra durante los Juegos Nacionales de PDVSA, celebrados en Puerto La Cruz, Venezuela, noviembre 1991. Su preparación física y psicológica la pronosticaban para la Medalla de Oro en su categoría, dos días antes de la competición enfermó de vómitos y diarreas, de forma inconsciente esta atleta ocultó su estado, pues sabía que en esas condiciones no le permitirían competir, se presenta a la competencia y faltándole 2 km. Para la meta (rezagada ya) sufrió una hipotensión aguda, con la pérdida de la conciencia, la rápida atención médica impidió un lamentable suceso. Estas experiencias deben ser tenidas siempre presente por todo entrenador para evitar consecuencias lamentables en nuestros atletas” (fin de la cita).
En la práctica efectiva del deporte contemporáneo, ya están viendo realizadas algunas tentativas, diferenciadas de aquellas propuestas por Matveiev, que tal vez se encaminan a una u otra forma sobre las cuales expuse en esta fundamentación. La mayoría de estas tentativas han sido realizadas más, sobre la base de las necesidades concretas que a realidades que impone el entrenamiento a través de investigaciones científicas en el campo del entrenamiento. Sin obviar el mérito de tales tentativas, se espera que en poco tiempo sea posible sistematizar, de manera más juiciosa estas nuevas formas de estructurar el entrenamiento a deportistas de alto rendimiento, pero por lo pronto debemos de seguir citando la estructura cíclica de Matveiev. La metodología propuesta por nosotros sigue estas tentativas, la cual considera principalmente el carácter cíclico del entrenamiento definido por Matveiev, sintetizando las diferentes estructuras expuestas en este trabajo.
Un plan de entrenamiento es real en la medida en que sea controlado, esto significa lo siguiente: en muchas ocasiones se lleva a los modelos de planificación aspectos teóricos de la misma que solo reflejan tendencias orientadoras, pero no realidades del proceso, la dosificación de las cargas de entrenamiento constituye el aspecto cardinal de un plan, por lo que su planificación cíclica debe ser tal que en todo momento sea admisible su control y de esta forma recibir la información de la marcha de la preparación.
En los ciclos que preparamos deben estar consignados las cargas en lo referido a: Contenido, Volumen y Organización, tratando de cuantificar lo más real las magnitudes que el deportista entrenará, considerando en cada caso la dirección fundamental del entrenamiento.
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