Rendimiento deportivo y discapacidad
Resumen rendimiento deportivo y discapacidad
El rendimiento deportivo es un área del deporte que se identifica con la obtención de logros, considerando la relación entre el tipo y grado de esfuerzos ejecutados y los resultados obtenidos en un contexto determinado. Desde la discapacidad, entendiéndola como una desventaja social para la persona consecuencia de una deficiencia o una incapacidad, en cualquiera de sus grupos (físico, psíquico o sensorial), que limita o impide la realización de sus funciones sociales (según la edad, sexo y factores socio-culturales) también se puede plantear el rendimiento deportivo entendiéndolo como tal, aplicándose, entonces, al ámbito competitivo con un reglamento de juego, sistemas de competición, clasificación y entidades nacionales e internacionales que lo avalan, con un planteamiento de entrenamientos integral (técnico, táctico, físico y psicológico), sistemático, continuado, cíclico y planificado, donde los deportistas, en función de sus posibilidades y a través del calendario de competiciones, van comprobando los avances obtenidos, que informan del ajuste que es necesario darle a los entrenamiento para la mejora en la siguiente competición. Existen numerosos estudios sobre el deporte en discapacidad, siendo un área que genera cada vez mayor interés, siendo el objetivo del presente trabajo, y bajo una revisión teórica y análisis de estadísticas, realizar una aproximación a la situación actual en la que se encuentra el deporte en discapacidad en su área de rendimiento, teniendo en cuenta tanto sus definiciones, reglamentación, como su presencia a nivel federativo dentro del marco de referencia del deporte para discapacidad en España.
1. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo pretende abordar la discapacidad haciendo hincapié en su concepto antagónico – la capacidad en si misma- y su potenciación (Dorsch, 1985), y resaltando la situación actual en lo que se refiere a deporte federado. Desde sus inicios el abordaje de la discapacidad (Alfonso e Ibáñez, 1987; Aguado, 1993) ha ido transformándose y ampliándose a lo largo de la historia, tanto desde el punto de vista teórico como práctico, donde sucesivas revisiones (Verdugo, 1998) y reinterpretaciones del término han ido sucediéndose por diferentes y renovadores tratamientos de esta área a nivel institucional (Boletín del Real Patronato, 1993) y popular. La inclusión de la actividad física (CSD, 1994) ha sido, desde sus inicios, un elemento importante a nivel terapéutico, donde ésta era considerada como una parte de la rehabilitación, o rehabilitadora en si misma por su componente de superación y logro, ocupando un apartado específico como medio de integración y adaptación, válida y accesible, en un enfoque normalizador para esta área (Clermont, Caron y Skrotzky, 2003). La trayectoria que después se ha trazado ha tenido como consecuencia la aceptación del planteamiento de objetivos de rendimiento dentro de la actividad física (López Chicharro, Lucía Mulas, Pérez Ruiz y López Mojares, 2002) transformándose, ya concretamente en el ámbito deportivo, en la práctica de deportes específicos siendo muchas las aportaciones en este sentido desde las distintas ciencias del deporte, y desde sus diferentes vertientes, científica, académica y práctica, señalando la importancia de tratar desde un punto de vista multidisciplinar el deporte de rendimiento (Dosil, 2005) en cualquiera de sus modalidades o formas de práctica, entre las cuales se halla la discapacidad. Esta situación ha conllevado a una nueva introducción y encuadre afrontando un nuevo reto: el que supone aceptar el alto rendimiento deportivo en la práctica desde la discapacidad como en cualquier otro contexto (Buceta, 1996), y donde cada ciencia puede aportar desde su área de intervención todas aquellas técnicas y métodos que faciliten, promuevan, potencien y desarrollen aquellas capacidades, habilidades y recursos para la consecución de los objetivos y mejora de los resultados deseados (Williams, 1991). Siendo un contexto tan específico se debe tener en cuenta tanto lo común del criterio deportivo de rendimiento (Dosil, 2001), como el aspecto diferenciador de sus participantes y reglas (Ríos el al., 1998), resaltando la presencia a nivel federativo por el número de licencias y clubes, dentro del marco de referencia de la discapacidad en España.
2. DEFINICIONES
Dentro de este apartado se hace hincapié en aquellas que resulta importante destacar por su significación especial dentro de este contexto, señalando las siguientes. – Rendimiento deportivo se podría expresar considerando la relación entre el grado de esfuerzo ejecutado y la obtención de resultados, donde se puede valorar la mejora con respecto a uno mismo en relación a los objetivos definidos y las posibilidades del deportista en un momento determinado, para eliminar el efecto del competidor y la relatividad del resultado. Esta definición sería aplicable por tanto a todos los ámbitos deportivos, incluida la discapacidad en cualquiera de sus grupos (físico, psíquico o sensorial), especificándose y delimitándose para cada caso los objetivos a lograr. – Competencia: Según Gilbert y Connolly (1995) competencia es la habilidad para conocer y tratar el ambiente de manera efectiva y adaptadora. Entendiéndolo en términos de deporte de competición y para poderlo imbricar a este ámbito debe ser aplicado a ser competente, a ser capaz de competir, a tener recursos para enfrentarse de la mejor forma posible a situaciones concretas, y siempre en términos de querer mejorar la capacidad de respuesta ante una situación dificultosa. Aquí serían contrapuestos los términos de ganar y hacer un record, ya que en el primero también se hace referencia al término de competitividad como tendencia a superarse o adquirir mayor competencia en comparación a un grupo de referencia, mientras que en el segundo se aplicará a la mejora respecto a otras competiciones o marcas personales anteriormente realizadas. – Deficiencia: es la pérdida, malformación o anomalía de un órgano, una estructura o una función mental, psicológica, fisiológica o anatómica, resultado de un estado patológico objetivo observable, mensurable y diagnosticable. – Incapacidad o limitación funcional: toda reducción (resultante de una deficiencia) parcial o total de la capacidad para realizar actividades de manera normal o dentro de los límites considerados normales para un ser humano. – Discapacidad: es una desventaja social para la persona consecuencia de una deficiencia o una incapacidad, que limita o impide la realización de sus funciones sociales (según la edad, sexo y factores socio-culturales) – Élite se definiría como una minoría selecta. En el caso del deporte de alto rendimiento se otorga a los deportistas cuyas marcas o proezas señalan la diferencia por la extrema dificultad que entraña lograr ese resultado. Viene también marcada por la temporalidad, ya que lo más difícil es mantener ese nivel de resultados a lo largo del tiempo, y más dentro del área de la discapacidad. Dentro del deporte de rendimiento consideramos importante matizar lo que ello significa en términos estadísticos, donde el modelo diferencial basado en éstos tiene en cuenta que la conducta deportiva de alto rendimiento se espera que se aleje de la respuesta normal en términos de población general, explicado en el siguiente cuadro.
3. REGLAMENTACIÓN Y DEPORTE FEDERADO
Reglamentación Como situación motriz, reglada e institucionalizada, posee su propio sistematización y organización, clasificando en función del grado de discapacidad y de las demandas deportivas especificas, cuyo objetivo es garantizar la igualdad de oportunidades en la competición, siendo muy amplia y exhaustiva. Proponemos la clasificación de Ríos et al. (1998) para la adaptación del deporte recreativo que nos orienta de manera básica, siendo ésta la siguiente: Discapacidad física (Ríos y Neus, 1998) se realiza en función del uso de la silla de ruedas o la ayuda de muletas en la desplazamiento: – DF(ó PC)1, afectados o no por parálisis cerebral que usan silla de ruedas y se divide en 1A (afectados en el tren inferior) y 1B (afectados en el tren inferior y superior). – DF (ó PC)2, afectados o no de parálisis cerebral que usan muletas o bastones. Se divide en 2A (una sola muleta) y 2B (dos muletas) – DPC3, Afectados de parálisis cerebral con deficiente equilibrio y manipulación o deficiente comunicación verbal. Discapacidad psíquica (Bonany, T.1998) – DP1 Discapacidad Psíquica media (CI entre 50-55 y 70) – DP2 Discapacidad Psíquica moderada (CI entre 35-40 y 50-55) – DP3 Discapacidad Psíquica severa (CI entre 20-25 y 35-40) – DP4 Discapacidad Psíquica profunda (CI por debajo de 20-25) Discapacidad sensorial de carácter visual (Antonio Blanco, 1998) – DV1 ceguera total. Ninguna percepción de luz en ambos ojos o con percepción de luz pero incapacidad de reconocer formas en cualquier distancia. – DV2 ceguera parcial. Percepción de los contornos de una mano hasta una agudeza visual de 2/60. Puede anticiparse a un obstáculo a velocidad moderada. Discapacidad sensorial auditiva (Miró, 1998) – DA1 sordera total, perdidas de audición de 90 DC. Percibe sonidos ambientales, incluso vocales pero no consonantes. Suele ir acompañada de alteraciones o imposibilidad de la voz. – DA2 sordera parcial, entre 20-90 DC. Perciben parcialmente el habla pero no la totalidad de los contrastes fonéticos. En el ámbito competitivo En la competición, las clasificaciones médicas para cada deporte son mas amplias y diferenciadas pudiéndose clasificar a un individuo de forma diferente en cada deporte. Deporte federado: Debemos destacar que si hablamos en términos federativos, el comité paralímpico español está integrado por cinco federaciones nacionales que se estructuran en torno a una discapacidad, y no a una modalidad deportiva como en las federaciones deportivas para no discapacitados, pudiéndose integrar en una modalidad para un mismo campeonato varios campeonatos diferenciados para las distintas federaciones. En la actualidad son cinco, las federaciones nacionales: – Federación Española de Deportes de Minusválidos Físicos (FEDMF), donde se integran los siguientes deportes: Actividades subacuáticas, atletismo, automovilismo, bádminton, baloncesto en silla de ruedas, boccia, ciclismo, esgrima, esquí, halterofilia, jockey en silla de ruedas, natación, tenis, tenis de mesa, tiro con arco, tiro olímpico, vela, voleibol. – Federación Española de Deportes para Discapacitados Intelectuales (FEDDI), donde los deportes que se practican son Ajedrez, atletismo, baloncesto, bolos, campo a través, ciclismo, equitación, esquí alpino., esquí nórdico, fútbol sala, fútbol 11, gimnasia rítmica, natación, petanca, tenis y tenis de mesa. – Federación Española de Deportes para ciegos (FEDPC), que consta de las siguientes modalidades: Ajedrez, atletismo, ciclismo en tanden, esquí, fútbol-sala, goalball, judo, montañismo, natación, tiro olímpico, deportes minoritarios (vela, powelifting…). – Federación Española de Deportes para Paralíticos Cerebrales (FEDPC) y sus deportes son: Atletismo, boccia, ciclismo, deportes de invierno, fútbol sala, fútbol 7, natación, slalom, tenis de mesa, equitación, deporte minoritarios (equitación, esgrima, halterofilia, tiro con arco, vela). – Federación Española de Deportes para Sordos (FEDS) donde se practica ajedrez, atletismo, baloncesto, ciclismo, fútbol sala, fútbol 11, petanca, tenis, tenis de mesa. En términos estadísticos podemos señalar su incidencia dentro de la práctica deportiva federada, en las tablas que exponemos a continuación. En cuanto a licencias federadas y número de clubes la situación en 2004, datos extraídos del Consejo Superior de Deportes (2006):
Donde la distribución en términos generales sería (C.S.D, 2006):
A modo de visión general (C.S.D, 2006):
A modo de visión general (C.S.D, 2006):
Diferenciándolos a su vez por comunidades autónomas (C.S.D, 2006):
Esta situación plasma la importancia del deporte federado y en particular del proveniente del área de la discapacidad, donde debe tenerse en cuenta el número de practicantes en términos poblacionales. Relacionando estos datos con los obtenidos en el estudio demográfico de discapacidad en la población española, de las 39.247.010 personas que constituían la población española en el momento de la encuesta, 3.528.222 declararon algún tipo de discapacidad o limitación, es decir, un 9,0% de la misma, tal como se muestra en el gráfico de la derecha (Abellán y Puga, 2004).
4. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
La definición específica de los distintos conceptos inherentes al área de discapacidad aclara el enfoque desde el que debe ser abordado, proporcionando un correcto encuadre y o marco de trabajo para la optimización de los recursos aportados desde las diferentes ciencias del deporte, evitando posibles errores de aplicación. A su vez, cualquier deporte de competición, y dentro de éste, el ámbito de la discapacidad, debe ser abordado con la profesionalidad que requiere la búsqueda de resultados deportivos de máximo nivel con un criterio basado en el rendimiento, diferenciándose los objetivos, tareas y estructuración de manera específica como queda plasmado en el siguiente cuadro.
Los datos aportados en el ámbito federativo por el número de licencias, clubes y actividades deportivas, su distribución por autonomías y las cifras de discapacidad en España nos indican la importancia y el grado de implantación que el deporte para discapacidad en el área de rendimiento alcanza en España. Siendo importante relacionar los datos de población con/sin discapacidad y deporte federado con/sin discapacidad. Finalmente, destacamos que estudios e investigaciones científicas han profundizado en aspectos relacionados con el rendimiento desde las distintas disciplinas que componen el deporte de rendimiento en discapacidad, como son la psicología, la medicina, la física, la ingeniería, etc, proporcionando cada una de ellas desde un punto individual y multidisciplinar técnicas, métodos, procedimientos y soportes que han posibilitado una considerable mejora para la consecución de objetivos deportivos de rendimiento, facilitando el apoyo de instituciones públicas y privadas al hacerse más visibles los resultados y su reconocimiento. La tendencia debería ir encaminada hacia la mejora de esta situación, ampliando y optimizando tanto los recursos como su implementación, detectando y solventando los propios problemas que conlleva esta área, posibilitando su práctica en términos geográficos, económicos, arquitectónicos, sociales, etc, disminuyendo las carencias y procurando desarrollar planes de actuación con estrategias orientadas hacia la consecución de objetivos de rendimiento deportivo en términos de eficiencia y eficacia.
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