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8 Feb 2012

Aprender a pensar desde el cuerpo. Una nueva perspectiva en educación

La educación se ha interesado siempre más por el hacer que por el sentir, pero quizá convenga cambiar ahora la perspectiva; acostumbrarse a sentir es empezar a sentirse, y al verbalizar lo que sentimos se produce el conocimiento

Autor(es): Jose Luis López López-Menchero, Gilberto Martín Vicente.
Entidades(es): Universidad de Castilla La Mancha
Congreso: IX Congreso Internacional sobre la Enseñanza de la Educación Física y el Deporte Escolar
Úbeda 8 – 11 de Septiembre de 2011
ISBN: 9788461536665
Palabras claves: Educación. Comunicación. Vivencias. Cuerpo

Aprender a pensar desde el cuerpo. Una nueva perspectiva en educación

Resumen

La educación se ha interesado siempre más por el hacer que por el sentir, pero quizá convenga cambiar ahora la perspectiva; acostumbrarse a sentir es empezar a sentirse, y al verbalizar lo que sentimos se produce el conocimiento; pero conocerse es vivir, y por eso decimos que, ante todo, aprender es APRENDER A PENSAR DESDE EL CUERPO. El propio pensamiento abstracto tiene su sede en la forma como vivimos nuestros movimientos

La explicación de una serie de teorías que pretenden dar un concepto integrador del cuerpo (psicoanálisis, existencialismo, perspectiva sociológica del cuerpo… e incluso la existencia de una hermenéutica corporal) posibilitan un referente teórico que nos permiten generar un constructo educativo tomando como referente al cuerpo y sus vivencias, que a su vez genera la experiencia personal. Se aprende lo que se vive. Y este concepto tiene validez tanto para el profesor como para el alumno.

La experiencia innovadora que presentamos, realizada en formato de numerosos cursos para la formación de profesorado, pretende que el docente cuando se encuentre practicando su acción educativa tenga relación con la propia manera de pensar, con lo que quiere y con su propio estilo de interactuar. Parte de un conocimiento progresivo del propio cuerpo, buscando su estructuración (mapa conceptual) y posterior integración con el entorno, a través de vivencias que faciliten generar “huella” en el individuo, pasando a ser componente de la memoria y fundamento de los siguientes aprendizajes. Se pretende obtener un cambio de perspectiva en la mente del profesor.

EDUCACIÓN. Educación Física.

Partimos de la conceptualización de dos enfoques sobre educación, uno antiguo y otro moderno. Uno es aprender a vivir; el otro es aprender viviendo.

La enseñanza para la vida. Aprender a vivir.

La vida es una meta: un mensaje que hay que transmitir. La enseñanza para la vida tiene objetivos y metodologías que juegan un papel protagonista sobre el alumno, que no es más que el decorado. Todo se hace para el alumno, pero el alumno no es más que un telón de fondo sobre otro telón de fondo que es el contexto. Todo se hace para él, pero sin él.

La enseñanza es vida. Aprender viviendo.

La vida es el camino; una experiencia que hay que compartir. Los objetivos y metodologías son el telón de fondo sobre el que se juega la vida; ese trozo de vida que es la enseñanza, y que no puede ser un paréntesis para aprender a vivir, sino que aprender a vivir es vivir ya lo que se aprende, y se aprende lo que se vive. La vida es la experiencia, que se construye en vivencias.

Educación Física.

El sentir es motricidad, sensibilidad, espontaneidad, intuición. El hacer es rutinario o consciente, según los casos, y puede ser corporal o mental; el movimiento aquí no es espontaneidad, sino esfuerzo; ahora se trata de espontaneidades aprendidas, de destrezas.

La educación se ha interesado siempre más por el hacer que por el sentir, pero quizá convenga cambiar ahora la perspectiva; acostumbrarse a sentir es empezar a sentirse, y al verbalizar lo que sentimos se produce el conocimiento; pero conocerse es vivir, y por eso decimos que, ante todo, aprender es aprender a pensar desde el cuerpo. El propio pensamiento abstracto tiene su sede en la forma como vivimos nuestros movimientos.

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EDUCACIÓN. Procesos de comunicación.

Partimos del concepto de que toda comunicación es un proceso de interacción con el entorno con el que nos rodea o con nosotros mismos. Toda conducta es comunicación y por ende toda comunicación afecta a la conducta, viéndose afectada por el contexto en que se desarrolla.

“Entendemos, por tanto, la educación como el conocimiento y desarrollo de los procesos de comunicación que faciliten al alumno tomar decisiones, después de una reflexión sobre la información recibida, y tener propuestas propias[MARTÍN, 2002].

La puesta en práctica de esta concepción educativa lleva implícita dos conceptos fundamentales:

  • La globalidad. Entendida como la interdependencia de los fenómenos entre sí y la interdependencia entre los fenómenos y el sujeto que los contempla.
  • La participación. Sólo mediante la experiencia personal el individuo interioriza – exterioriza sus sensaciones, percepciones… y se siente parte activa del mundo en que vive.
El lenguaje

Como componentes básicos de la comunicación nos encontramos:

  • El lenguaje en sus distintas facetas: verbal, icónico, de los sonidos, matemático y corporal. Es el elemento básico que facilita la comunicación y la interrelación que posibilita la articulación de ideas, sentimientos, problemas y soluciones.
  • El símbolo es un signo que representa una noción abstracta, basada en una convención que ha de ser conocida para entender su significado. A base de signos categorizados se desarrolla el acto sémico.
  • El metalenguaje como el estudio, por extensión, de los distintos lenguajes y su funcionamiento.

La utilización de uno o varios lenguajes y la aplicación de símbolos, de forma libre y autónoma posibilitando la expresión del individuo, nos permite  acceder a uno de los productos más fructíferos de la comunicación: la creatividad.

Las reglas. Mapas mentales.

Un proceso mental que esté relacionado con el razonamiento y el pensamiento creativo se desarrolla cuando tomamos conciencia de su existencia. Son imágenes que se basan en los cambios que se producen en el cuerpo y en el cerebro. La gestión y control de esta información es esencial para el cerebro que necesita informarse a sí mismo. Esta información se configura en mapas que pueden utilizarse de forma consciente o inconsciente.

Estos mapas se configuran cuando interactuamos con el entorno. Son mutables reflejando los cambios que se producen en el interior de nuestro cuerpo. Movilizan las habilidades corticales (palabra, imagen, numero…), lo que permite una infinita extensión de las capacidades del cerebro, “cuando el cuerpo interactúa con su entorno, el intercambio hace que se produzcan cambios en los órganos sensoriales del cuerpo como, por ejemplo, en los ojos, en los oídos y en la piel; a su vez, el cerebro acota esos campos en mapas y así, de manera indirecta, el mundo que se halla fuera del cuerpo adquiere cierta forma de representación  en el interior del cerebro” [DAMASIO, 2010].

Existen tres variedades de mapas: visuales, auditivos y somáticos, ubicados en el colículo superior y el hipotálamo. Aunque se generan en lugares diferentes, el cerebro tiene que relacionarlos.

Partiendo de conceptos claves, mediante la jerarquía y la categorización, se organizan otros conceptos, estructurando el pensamiento y generando el mapa mental. Se basa, según Buzan (2002), en la lógica de la asociación y no en la lógica del tiempo. Permitiendo el pensamiento en cualquier dimensión “pensamiento lateral” para De Bono (1974).

Componentes psicológicos: Cognición. Emoción.

La actividad psíquica permite la realización del hombre como persona. Sensaciones, percepciones, conciencia… forman una unidad integral con nuestro cuerpo y nuestro cerebro.

La cognición podemos definirla como la capacidad para construir representaciones de nuestro entorno y de las relaciones que establecemos con él y con los otros. Según la “Teoría de la Mente (ToM, theory of mind) o “mentalización”, la cognición social se refiere a los correlatos neuronales de la capacidad de explicar y predecir el comportamiento de otras personas, atribuyéndoles estados mentales independientes” [RIZZOLATTI; SINIGAGLIA, 2006].
Gardnerd (2005) establece cinco capacidades cognitivas:

  • Mentalidad disciplinada: Ser capaz de pensar de forma disciplinada. Que entiendan lo que se está enseñando, y hacerlo práctico. Ser capaz de buscar y descartar lo que no sea importante dentro del volumen de información recibida.
  • Mentalidad sintetizadora: Ser capaz de sintetizar la información, unirla de la forma más coherente para que tenga sentido y que pueda ser transmisible para los demás.
  • Mentalidad creativa: Ser capaz de utilizar informaciones precisas que permitan generar nuevas cosas o nuevas ideas. Para ello se deber asumir la capacidad de riesgo y superar las dificultades, porque desafiamos al resto al cambiar la forma de pensar.
  • Mentalidad respetuosa: Se pretende tener la capacidad de respetar  a los demás, reconociendo orígenes y creencias diferentes y esperar que se devuelva la misma actitud.
  • Mentalidad ética: Es un nivel superior de abstracción. Se refleja en distintos roles, que concreta en la excelencia, el compromiso y la ética. En concreto, tomar conciencia. En palabras de J. L. Sampedro “puedo decir que no siempre he estado seguro de qué hacer, pero siempre he sabido lo que no debo hacer”.

El equilibrio emocional de uno mismo, su autoconfianza, empatía, adaptabilidad, capacidad de comunicación, facilidad para gestionar los conflictos, de trabajar en equipo y el espíritu colaborativo, la capacidad de liderazgo,… son aspectos importantes que se tienen en cuenta.

Desde una perspectiva neurocientífica cuando el cuerpo funciona de manera fluida se facilita el acercamiento al entorno. Hay relajación y apertura corporal, facilitando la producción de sustancias químicas favorecedoras de un estado de bienestar. Las emociones implican un conjunto de respuestas químicas y neuronales que determinan distintos patrones. Su respuesta es situar al organismo en las adecuadas situaciones para la supervivencia y el bienestar.

Existen emociones personales, que están en relación con los estímulos que las causan y los organismos que las perciben; y sociales, que intervienen en la vidas de los grupos sociales.
Ser capaz de tomar conciencia de las propias emociones, de las emociones de los demás, manejar las emociones adecuadamente, generar autoestima, ser asertivo, facilitar la comunicación… son competencias básicas en la formación.

Bases corporales: neurociencia, biología…

Las modernas teorías neurocientíficas parecen demostrar que es en el cerebro donde se ordena el cuerpo que actúa. Controla el cuerpo, organiza sus resultados, almacena la información, influye emocionalmente, experimenta y se construye en su relación con el exterior. La Neurociencia constituye un nuevo paradigma que permite analizar y explicar el comportamiento humano inteligente mediante modernas técnicas de inspección e investigación como, por ejemplo, la desarrollada por la neuroimagen.

Entre las distintas aportaciones manifestadas por los recientes descubrimientos nos encontramos que el cerebro se desarrolla, al igual que el corazón o los músculos, mediante la actividad y la experiencia, y en las distintas edades.
Mediante la actividad se estimulan los circuitos bioquímicos y neuronales. A un nivel de microescala las conexiones neuronales (sinapsis) se ven modificadas por nuestra actividad activando la generación de los neurotransmisores (serotonina, dopamina,…), las hormonas y los moduladores (catecolaminas: adrenalina, la noradrenalina y dopamina). En el nivel de macroescala, la importancia de las distintas zonas cerebrales en su activación y función específica (lenguaje, sensación, pensamiento, recuerdo, comportamiento…).

Esta condición se fundamenta en el mecanismo de funcionamiento del cerebro en el cual relaciona las partes con el todo; es decir, existen hemisferios o áreas que cumplen funciones específicas, que caracterizan el comportamiento humano, pero éste, a su vez, requiere de todo el cerebro, para operar de manera óptima. Por otra parte, la plasticidad cerebral está condicionada por las experiencias del individuo. El reciente descubrimiento de las neuronas espejo (MNS, mirror neuron system), que se activan cuando un individuo realiza una acción y cuando observa una acción similar  realizada por otro; arrojan luz sobre muchas de las actuaciones humanas, en especial sobre la imitación o el mimetismo. Sin olvidar que no existen dos cerebros iguales.

Los hallazgos de la neurociencia aportan implicaciones para la teoría y la práctica educativa. Ofrecen explicaciones novedosas que permiten profundizar en el conocimiento acerca de las condiciones bajo las cuales el aprendizaje puede ser más efectivo.

EL PENSAMIENTO. Aprender a pensar.

El pensamiento es una actividad natural que se emplea para resolver los problemas. Pero a veces y en determinadas ocasiones, se carecen de recursos para solucionar bien temas generales o específicos, lo que requiere adquirir determinadas prácticas o métodos de trabajo que le faciliten su resolución.

El origen de nuestros problemas se encuentra en nuestras maneras fundamentales de pensar, y está condicionado por nuestras vivencias, que  Morín (1996) concreta “se trata de ejercitarse en un pensamiento capaz de tratar, de dialogar, de negociar, con lo real”.

Los programas de enseñar a pensar son alternativas de carácter instructivo a los clásicos procesos de enseñar. Se aplican bien de apoyo  en las distintas áreas ó bien de forma específica para ser aplicados posteriormente.

Las tendencias en la enseñanza del pensamiento las podemos sintetizar en tres líneas diferenciadas:

  • Aquellos que entienden que lo que hay que hacer es CAMBIAR LOS ESTILOS PEDAGOGICOS. Por lo tanto se deben reestructurar los objetivos y los métodos de trabajo. El docente es mediador de la experiencia y el educando es parte activa del proceso.
  • EVALUACION DEL PENSAMIENTO CRÍTICO. Lo que pretende es la búsqueda de la forma de probar el razonamiento, no los hechos ni la memoria: Los estudiantes son implicados en la determinación de objetivos, estableciendo criterios de éxito y autoevaluación. Se utilizan técnicas de pensamiento de alto nivel: formulación, análisis, reflexión.
  • Se destaca el importante papel de LAS ACTITUDES Y LA MOTIVACIÓN. Se investiga sobre el conocimiento del pensamiento (metacognición). Se potencia la capacidad y el deseo de utilizarlo. Es un aprendizaje de tipo cooperativo.

Una aportación reflexiva sobre el enfoque de estos métodos de trabajo la recogemos de  Matthew Lipman en su “Filosofía para niños” cuando dice: “La educación no es solo una cuestión de técnicas de pensamiento, sino también de la calidad del pensamiento y el vínculo existente entre pensamiento y acción “correcta” [GARCIA MORIYON, 2002].

Los instrumentos que se utilizan son herramientas para aprender a aprender. El objetivo es el desarrollo de procesos mentales más avanzados. Se reconoce que es más importante aumentar la capacidad de pensar antes que facilitar excesiva información.
Nosotros defendemos la vivencia como elemento fundamental educativo. Para Vilarroya (2002) “esas instantáneas vivenciales espontáneas, sincrónicas, vividas y evocables funcionan como las unidades operativas que disciernen los estratos cruciales y las relaciones entre situaciones intimas en el mundo del cerebro-mente”.

Pero estas vivencias dejan “huella” en el individuo, pasando a ser componente de la memoria y fundamento de los siguientes aprendizajes.

Engloban tanto elementos conscientes como inconscientes, donde el propio individuo puede llegar a no identificarlos. Es un hecho relevante que se da en los grupos de trabajo, cuando se realiza la reunión de grupo, y se escucha la expresión: “…pues es verdad, yo también lo he sentido y sin embargo no me daba cuenta”. Donde la propia reflexión es una forma de experiencia en sí misma, y su verbalización pasa a ser un componente del conocimiento.

Toda vivencia implica una “acción” que activa los procesos motores, sensoriales, perceptivos y de movimiento.
El contenido de las vivencias va a estar condicionado por el objeto, el entorno y la situación. Se crea a través del sistema cognitivo, quien procesa la información proveniente de los sentidos y los combina con los datos registrados en la memoria. Dependiendo, también, de la discriminación que el sistema cognitivo puede realizar de una vivencia, estableciendo su correlación de forma individualizada con respecto a otras vivencias ya vividas estableciendo parecidos, similitudes, conexiones…

En la práctica educativa, de una u otra forma, estamos proponiendo vivencias al individuo. “Pero lo que tenemos que tener en cuenta es que lo que significa cada vivencia es su carácter único, al presentársela a un individuo con su historia personal y situación determinada” [LÓPEZ; MARTÍN, 2011]. Lo que puede generar incertidumbre en el docente que no ha percibido o no ha recibido una formación que pueda facilitar la comprensión sobre en qué situación se encuentra el alumno.

Aprender es aumentar nuestra capacidad, nuestra competencia, mediante la experiencia obtenida. El aprendizaje siempre ocurre en el tiempo y en la vida real, no solo en la clase ni en sesiones de entrenamiento. Este tipo de aprendizaje; que debemos tener en cuenta; puede ser difícil de controlar; “carecemos de instrumentos teóricos y técnicos necesarios para identificar los elementos de las vivencias de una manera objetiva, unívoca y convenida” [VILARROYA, 2002]; pero genera un conocimiento que dura, y que viene a traducirse en una mayor capacidad para actuar con eficacia en situaciones que tienen importancia para el individuo.

Toma de conciencia. Vivir. Conocerse. Sentirse. Verbalizar.

El cuerpo podemos concebirlo como el referente fundamental de la cultura. Es a la vez un instrumento de liberalización de la espontaneidad individual que establece la necesaria condición para lograr el equilibrio psicológico y moral.

Desde una perspectiva técnica, basada tanto en los estudios de la neurofisiología como en la moderna perspectiva de la neurociencia, se acepta que no puede haber un pensamiento o sentimiento que no esté apoyado en una estructura física. De hecho, tanto el cerebro sensorial como el cerebro motor, se hacen y se transforman con la experiencia a lo largo de toda nuestra vida. Nuestra salud mental, el ser capaces de interpretar el mundo de las cosas y a los demás correctamente, está condicionado a un constante contacto con la realidad perceptiva del mundo y de los otros, “mi cerebro interactúa con el mundo a través de mi cuerpo” [MORA, 2002].

La representación de nuestro cuerpo, necesaria para la relación con el entorno está basada en tres sistemas independientes: La conciencia de nuestro cuerpo (límites y disposición del mismo); el conocimiento general de nuestro cuerpo y sus partes (léxico, semántico, distribución espacial…); la información que poseemos sobre su configuración (espacio corporal, espacio de apreciamiento y de acción).

La relación cuerpo-cerebro-mente-entorno, representa un flujo de información constante. Los cambios en el mundo sensorial que nos rodea, así como en nuestro cuerpo, son la base del aprendizaje y de la memoria.

EL ALUMNO. La praxis.

Dentro del contenido de esta exposición, entendemos que la educación como lenguaje corporal, se encarga de las manifestaciones verbales y no verbales como instrumentos simbólicos cargados de sentidos y significados.
A través de la actividad motriz, mediante las distintas vivencias, los alumnos adquieren competencias como: aprender a vivir; a conocerse a sí mismo y a su entorno; a respetarse; aprender a sentir y verbalizar sus experiencias; a organizar y estructurar sus conocimientos; aprender a tener un espíritu emprendedor; y todo ello dentro de un contexto de progresiva autonomía del alumno en un clima de libertad, que facilite su maduración corporal, neuronal y mental.

En una necesaria abstracción nos ocuparíamos de los signos corporales, los gestos, las relaciones intergrupales, las actitudes, las relaciones temporales y espaciales, de los roles de cada sujeto, de la adecuación del entorno…

Estamos en una acción educativa en perspectiva abierta, basada en la libertad y la autonomía. Debemos pretender que toda situación vivida, nos preguntemos como explotarla con una perspectiva educativa y buscar sistemáticamente las situaciones que permitan descubrir a partir de esas vivencias las nociones que esperamos hacer adquirir a los alumnos, potenciando la manifestación de los distintos lenguajes que faciliten la expresividad del individuo.

EL DOCENTE

El profesor, entendido como educador, necesita unas competencias determinadas para llevar a cabo su labor (competencias comunicativas y emocionales, competencias creativas, competencias emprendedoras…), ante todo debe ser un pensador abierto, tanto para hacer, como para recibir nuevas propuestas, debe ser receptivo a los planteamientos que surjan y saber enfocar el tipo de actuación para que sea lo más constructiva posible, ser capaz de integrar vivencias más o menos complejas y abstractas y facilitar su transmisión, saber vivenciar y experimentar, ser capaz de vivir la libertad, la libertad de los otros y potenciar la relación y el diálogo, ser estratega, saber esperar y diseñar la acción de un futuro tanto próximo como lejano. En el fondo, ser un líder que genera energía al alumno y al grupo, posibilitando una tensión creativa.
Nuestros procesos de actuar, estrategias que seguimos, la propia práctica cotidiana, organización, sistemas que utilizamos… son modificados en correspondencia a la intensidad del cambio que se haya producido en nuestra forma de pensar.
Establecer un cambio profundo en nosotros, requiere una transformación fundamental de nuestra manera de pensar. Este cambio profundo implica modificaciones internas en la selección de valores, nuestras aspiraciones y conductas. Para producir cambios en  las manifestaciones externas se precisa de un aprendizaje y la necesidad de una organización que nos aporte una capacidad de mantener el cambio continuo en la línea elegida.

CONCLUSIONES.

En esta experiencia innovadora, llevada a la práctica a través de numerosos cursos de formación, entendemos que el docente debe de experimentar de forma personal aquellos elementos fundamentales o claves que están presentes en una vivencia. La actividad pretende ser una reflexión personal sobre sí mismo, sus planteamientos y su actuación en la labor educativa, mediante las vivencias que la expresión corporal nos puede aportar.

Esta experiencia innovadora se desarrolla de forma progresiva para ir solucionando los problemas que surgen a niveles personales sobre la inhibición; la timidez; la vergüenza;  bloqueos; la ruptura de hábitos, conductas e incluso valores; procurando facilitar la integración no traumática y posibilitando siempre una postura abierta y receptiva a las novedades surgidas. El apoyo de recursos como la música y sus componentes (ritmo, silencio, tono…) y los objetos como medio de relación y argumentos de comunicación son de singular relevancia. La propuesta práctica la desarrollamos con una programación diseñada pero abierta a su modificación, de acuerdo con los niveles del grupo y su proceso de evolución.

Las actividades se realizan en un clima de libertad donde se van sugiriendo los planteamientos a experimentar y que pueden ser voluntariamente rechazados por el practicante, teniendo en cuenta la importancia de generar situaciones (vivencias) y no plantearlos como ejercicios, respetando, acentuadamente, la relevancia del tiempo de realización de la actividad, para vivenciar con profundidad la actividad propuesta. En la verbalización de las experiencias es importante facilitar que la persona exprese y comparta sensaciones, sentimientos, emociones y pensamientos que han experimentado. A los que no entraremos a juzgar o valorar. ¡Así lo ha vivido!, y así lo respetamos.

Bibliografía

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Para saber más.

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EDELMAN, G. M.; TONONI, J. (1990): El universo de la conciencia. Madrid. Ed. Crítica.
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GOLEMAN, D. (1996): Inteligencia emocional. Barcelona. Ed. Kairós.
KANDEL, E.; SCHWARTZ, J.H.; JESSELL, T.M. (2000): Principios de Neurociencia. Madrid. Ed. Mc Graw.
LE BRETON, D. (2002): La sociología del cuerpo. Ed. Buena Visión
MACLURE, S.; DAVIES, P. (1994): Aprender a pensar, pensar en aprender. Barcelona. Gedisa.
MORA, F. (2000): El cerebro sintiente. Barcelona. Ariel.
ORTIZ, T. (2009): Neurociencia y educación. Madrid. Alianza Ed.
PLANELLA, J. (2006): Cuerpo, cultura y educación. Bilbao. Ed. Desclée de Brouwer.
ROGOFF, B. (1993): Aprendices de pensamiento. El desarrollo cognitivo en el contexto social. Barcelona. Paidós.
VARELA, F.J.; THOMPSON, E.; ROSCH, E. (2005): De cuerpo presente. Barcelona. Ed. Gedisa.
VELASCO MAILLO, H. (2010): Cuerpo y Espacio. Símbolos y metáforas, representación y expresividad en las culturas. Madrid. Edición Universitaria Ramón Areces.
VICENT, J. D. (2009): Viaje extraordinario al centro del cerebro. Barcelona. Anagrama.
WATZLAWICK, P. (2002): Teoría de la comunicación humana. Interacciones, patologías y paradojas. Barcelona. Ed. Herder.
ZUBIRI, X. (2004): Inteligencia sentiente. Madrid. Tecnos. Fundación X. Zubiri.

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