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16 May 2012

Género y motivos para la práctica deportiva en universitarios gallegos

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En los últimos treinta años en España, el deporte en general, y la práctica deportiva en particular, han experimentado una transformación altamente significativa. Como señala Moscoso (2006) el deporte se institucionalizó en la sociedad. En 1980 se aprobó la Ley del Deporte y la Cultura Física, lo que posibilitó el impulso de políticas públicas que promovieran la práctica deportiva (instalaciones deportivas, práctica deportiva obligatoria en la escuela, divulgación de los beneficios físicos, psíquicos y sociales, etc.).

Autor(es): Francisca Fariña, Mª José Vázquez, Jorge Viaño y Mª Elena Arce
Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte (U. Vigo)

Congreso: IV Congreso Internacional de Ciencias del Deporte y la Educación Física. (VIII Seminario Nacional de Nutrición, Medicina y Rendimiento Deportivo)
Pontevedra, España, 10-12 Mayo 2012
ISBN: 978-84-939424-2-7
Palabras Clave: : práctica deportiva y género, motivación.

Género y motivos para la práctica deportiva en universitarios gallegos

RESUMEN COMUNICACIÓN/PÓSTER

En este trabajo se analiza los motivos, en función del género, para la realización de la práctica deportiva y aquellos por los que no se realiza deporte. Para ello se ha utilizado una muestra de 502 estudiantes de universidad, 204 varones y 298 mujeres, que cursaban Psicología (n = 139), Ciencias de la Educación (n = 201) y Ciencias del Deporte (n = 162), a los que se les a los que se les aplicó un cuestionario creado ad hoc, en el que se le pedían datos sociodemográficos y se formulaban preguntas relacionadas con la actividad deportiva que realizaban, así como por las razones por las que realizaban deporte y por las que no lo hacían.

Los datos señalan que existen diferencias significativas en la práctica del deporte entre los estudiantes que cursaban Ciencias del Deporte (94,4%) y los que cursaban Psicología (41%) y Ciencias de la Educación (43,8%). En cuanto al género no se encontraron diferencias significativas en la práctica del deporte, en ninguna de las tres titulaciones, si bien, en las tres, el porcentaje de varones que realizaban deporte era superior al de las mujeres. Por otra parte, las motivaciones esgrimidas, por universitarios y universitarias, para realizar y no realizar deporte eran semejantes. En general, los resultados obtenidos refuerzan la idea que las políticas de fomento del deporte en la ciudadanía y las de igualdad, llevadas a cabo en nuestro país, por los distintos organismos e instituciones, están resultado efectivas, al menos en lo que se refiere en los universitarios gallegos, de las titulaciones mentadas.

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Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº21.

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Introducción

En los últimos treinta años en España, el deporte en general, y la práctica deportiva en particular, han experimentado una transformación altamente significativa. Como señala Moscoso (2006) el deporte se institucionalizó en la sociedad. En 1980 se aprobó la Ley del Deporte y la Cultura Física, lo que posibilitó el impulso de políticas públicas que promovieran la práctica deportiva (instalaciones deportivas, práctica deportiva obligatoria en la escuela, divulgación de los beneficios físicos, psíquicos y sociales, etc.). De esta manera, los jóvenes se han socializado en los hábitos deportivos. Pero esto no ha provocado una práctica generalizada entre ellos (Alvariñas, Fernandez-Villarino y  López-Villar, 2009; García-Ferrando, 2001); muy por el contrario, los jóvenes y adolescentes españoles son de los menos activos de Europa (Alvariñas, Fernandez-Villarino y  López-Villar, 2009; Balaguer y Castillo, 2002; Mendoza, 2000), pese a que manifiestan tener interés por la actividad física y el deporte (Fernández-García et al., 2007) y  considerarla como algo positivo (Álvarez y López,1999; García-Ferrando, 2001; Alvariñas, Fernandez-Villarino y  López-Villar, 2009; Piéron, 2002), relacionándolo con aspectos lúdicos y estéticos; los cuales, en esa etapa de la vida presentan mayor significación y prioridad. Sin embargo, numerosas investigaciones informan que durante la adolescencia existe un importante fenómeno de abandono de esta práctica (Camargo, Orozco, Hernández y Niño, 2009; Macarro, Romero y Torres, 2010), especialmente en las chicas (Fernández-García et al., 2007).

Por otro lado, el deporte tradicionalmente se ha vinculado más al sexo masculino, constatándose científicamente que las mujeres practican menos deporte que los varones (Botelho-Gomes, Silva, Graça y Queirós, 2010; Fernández-García et al., 2007; Williams, Bedward y Woodhouse, 2000). En nuestro país, hace ya más de una década, Vázquez-Gómez (2001) afirmaba “el aumento de la práctica deportiva de las mujeres españolas en los últimos años se ha acelerado, tanto en el deporte recreativo como en el de alta competición” (p.221); aunque, a tenor de los resultados científicos, no suficientemente. Así,  Fernández-García et al. (2007) encontraban  que, durante los años de escolarización obligatoria, el 81.3% chicos frente al 49% de las chicas  realizaban actividad físico-deportiva, al margen de las clases de Educación Física. Igualmente, en el 2010, el Eurobarómetro establecía que en España,  en la misma línea que el resto de la UE, los hombres realizaban más deporte que las mujeres, diferencia especialmente remarcada en el grupo de edad entre 15 y 24 años, en el que el 28% de los hombres llevaba a cabo ejercicio físico, frente al 16% de mujeres.

Sin duda, esta realidad facilita que los hombres se encuentren sobrerrepresentados en ámbitos relacionados con el deporte (federaciones, clubes, alumnos en las titulaciones de Actividad Física y del Deporte, etc.).  Todo ello a pesar que a nivel internacional, de manera inequívoca, se ha impulsado la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, y España no se ha mantenido ajena a esta presión internacional, así cabe destacar la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.

Los principales objetivos de las políticas de igualdad se centran en anular las trabas que obstaculizan la igualdad entre hombres y mujeres, tanto a nivel de normas como de hábitos y costumbres (Fariña, Arce y Vázquez, 2011, Figueiredo, Ramírez, 2008); dificultades que pueden ser físicas, sociales o psicológicas.  En el ámbito de la actividad física y el deporte, como no podía ser de otra manera, la investigación sobre las diferencias existentes entre personas del género femenino y masculino también ha despertado el interés de la comunidad científica (Alvariñas, Fernandez-Villarino y  López-Villar, 2009; Blández, Fernández-García y Sierra, 2007; Botelho, Silva y Queirós, 2000; Fariña y Souto, 2009; Macías y Moya, 2002; Scraton, 1992; Vázquez-Gómez, 2001; Ruíz, 2011).

Desde este posicionamiento, se muestra  relevante estudiar la actividad física y deportiva en la población universitaria, No en vano,  es en la adolescencia, como ya se ha señalado, cuando empieza a disminuir la práctica de la actividad física y del deporte, tanto en hombres como en mujeres,  y sigue  progresando hasta la edad adulta, siendo la etapa universitaria un período intermedio (Camargo, Orozco, Hernández y Niño, 2009). A nuestro entender, es especialmente importante averiguar las causas para realizar deporte y para no hacerlo, al igual que se ha hecho con otras poblaciones (p.e. Arribas y Arruza, 2004; Fernández-García et al. 2007; Tergerson y King, 2002; Kimm, Glynn, McMahon, Voorhees, Striegel-Moore y Daniels, 2006; Dwyer, Allison, Goldenberg, Fein, Yoshida, y Boutlier, 2006; Macarro, Romero y Torres, 2010; Whitehead y Biddle, 2008), con objeto de incrementar su motivación hacia esta actividad física y deportiva, en su vida universitaria y la consecuente  adquisición de hábitos saludables; que  deberían mantenerse en la etapa de egresados (Jackson y  Howton, 2008).

Método

Participantes.

En el estudio participaron un total de 502 estudiantes de universidad, 204 varones y 298 mujeres, que cursaban Psicología (n = 139), Ciencias de la Educación (n = 201) y Ciencias del Deporte (n = 162)
Instrumentos y procedimiento.

La selección de los participantes fue accidental, tomándose todos aquellos estudiantes que acudieron a la clase en el día de la evaluación y que quisieron participar de forma voluntaria. Quienes, en pases colectivos, cumplimentaron un cuestionario creado ad hoc, en el que se les pedían datos sociodemográficos y se formulaban preguntas  relacionadas con la actividad deportiva que realizaban, así como por las razones por las que realizaban deporte y por las que no lo hacían.

Resultados

Ejecutado un ji cuadrado 2 (práctica deportiva: sí vs. no) X 3(estudios: Psicología, Ciencias de la Educación y Ciencias del Deporte) mostró diferencias, ?2 (2, N = 502) = 122,29; p < ,001, que los contrastes a posteriori, con el nivel de protección de bonferroni (.05/3 = .017), concretaron en que los estudiantes de Ciencias del Deporte (94,4%) practicaban más deporte que los estudiantes de Ciencias de la Educación (43,8%), ?2(1, N = 363) = 103,19; p < ,001, y que los de Psicología (41%), ?2(1, N = 301) = 101,28; p < ,001.

Comprobado que la práctica deportiva, como era de esperar, está fuertemente relacionada con el estudio de Ciencias del Deporte, el siguiente paso fue poner a prueba si las políticas de igualdad están siendo efectivas a la hora de igualar la práctica deportiva en las diferentes titulaciones. Los resultados pusieron de manifiesto que los  estudiantes de Ciencias de la Educación (45,5% y 44,8%, para chicos y chicas, respectivamente), ?2(1, N = 201) = 0,10; ns, Psicología (45,5%  y el 34,8 %, para chicos y chicas, respectivamente), ?2(1, N = 139) = 1,01; ns, y Ciencias del Deporte (96,6 y 93,3%, para chicos y chicas, respectivamente), ?2(1, N = 162) = 0,71; ns, practican deporte por un igual.

Las respuestas sobre la cuestión “Indica el primer motivo por qué  prácticas deporte” (ver tabla 1) indicaron que tanto los chicos como las chicas señalaban  principalmente “el gusto por el deporte, la diversión y realizar ejercicio, seguidas de “por mantenerse en forma”.

PRIMER MOTIVO POR QUÉ PRACTICA DEPORTE (Tabla 1)

Figura 1. Género y motivos para la práctica deportiva en universitarios gallegos

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 21

 

Las respuestas sobre la cuestión “Indica el segundo motivo por qué  prácticas deporte” (ver tabla 2) evidencian que tanto hombres y mujeres señalan,  primordialmente, por mantenerse en forma, porque les gusta el deporte, por mantener y mejorar la salud, seguido de el gusto por competir y por hacer ejercicio.

 

SEGUNDO MOTIVO POR QUÉ PRACTICA DEPORTE (Tabla 2)

Figura 2. Género y motivos para la práctica deportiva en universitarios gallegos

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 21

 

Las respuestas sobre la cuestión “Indica el motivo por el que no realizas deporte” los resultados señalan que  hombres y mujeres coinciden en afirmar que la causa principal es la falta de tiempo; seguida de por pereza y cansancio laboral o académico.

Figura 3. Género y motivos para la práctica deportiva en universitarios gallegos

Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 21

 

Discusión

Los resultados obtenidos, en cuanto a la práctica deportiva y la titulación cursada, se ciñen a lo esperado, el alumnado de Ciencias del Deporte realizan mayoritariamente deporte (94,4%), y lo hacen significativamente más que el alumnado de Ciencias de la Educación (43,8%) y Psicología (41%).  Estos datos no dejan de ser alentadores, si los comparamos con los porcentajes que informó el Eurobarómetro en el 2010, para el rango de edad en el que se encuentran los participantes de este estudio. De este modo, se podría pensar que la población universitaria presenta más práctica deportiva que los jóvenes no universitarios.

Los resultados que hacen referencia al género refuerzan  las afirmaciones de García Ferrando (2005) y Vázquez-Gómez (2001), cuando señalaban que en los últimos años la práctica deportiva de la población femenina había experimentado un avance significativo. De esta manera, si bien los varones practican más deporte, no lo hacen, en términos estadísticos, de una manera  significativa. 

Por otra parte, cuando se pregunta la principal razón por la que realizan deporte, atendiendo al género, la opción más señalada por los varones es “porque me gusta el deporte”, seguida “por diversión”, mientras que las mujeres lo hacen en orden inverso; sin embargo, coinciden en la tercera y cuarta causa más escogida, a saber: “por hacer ejercicio físico” y “por mantenerme en forma”. Estos resultados aunque no plenamente coincidentes  con los alcanzados con muestras de estudiantes adolescentes, por Castillo y Balaguer (2001) y Castillo, Balaguer y Duda (2000),  sí están en línea con ellos;  en ambos trabajos el motivo principal que se esgrime para realizar deporte es el de “mejorar la salud”, seguido por “divertirse”. 

En cuanto a la segunda razón por la que realizan deporte, la opción más  indicada por los universitarios varones fue “por mantenerme en forma”, seguida de  “porque me gusta el deporte”, mientras que las universitarias lo hicieron en orden inverso; volviendo a coincidir,  chicos y chicas, en la tercer motivo más elegido “por mantener o mejorar la salud”; discrepando en el  cuarto, los varones “por hacer ejercicio físico” y las mujeres “porque me gusta competir”. En conclusión, al igual que en otras investigaciones llevadas a cabo principalmente con niños  y adolescentes (Balaguer y Atienza, 1994; Castillo y Balaguer, 2001;  Castillo, Balaguer y Duda, 2000; García Ferrando, 1986, 1997; Tabernero, 1998), aunque también con universitarios (Torres, Carrasco y Medina, 2000) el practicar deporte se vincula más con motivos intrínsecos (mantenerme en forma, por hacer ejercicio físico, porque me gusta el deporte, por hacer ejercicio físico)  que extrínsecos (por encontrarme con amigos, por competir).

En cuanto al análisis  de las motivaciones por las que no realizan deporte, se identifica la falta de tiempo como la causa principal por la que los universitarios, chicos y chicas,  no practican deporte, resultados  totalmente coincidentes con los que la literatura científica ha establecido (p.e, Arribas y Arruza, 2004; Bourdeauhuj y Sallis, 2002; Daskapan, Tuzun y Eker, 2006; Dwyer, et al., 2006; Kimm, et al., 2006; Macarro, Romero y Torres, 2010; Martínez, Fernández-García y Camacho, 2010; Otero, Fernández-Morales, Isla, Cordobés, Marín y Reyes, 2004;  Grubbs y Carter, 2002; Ruiz, García y Gómez, 2005; Tergerson y King, 2002, Vázquez-Gómez, 1993; Whitehead y Biddle, 2008). En segundo lugar se señala la  pereza,  seguida del  cansancio; también en línea con lo alcanzado por otros investigadores (p.e., Martínez, Fernández-García y Camacho, 2010; Robbins, 2003; Whitead y Biddle, 2008).

Queremos significar, coincidiendo con Martínez, Fernández-García y Camacho (2010), que motivar la falta de tiempo se muestra, cuando menos, paradójico; ya que se encuentra bien constatado  que los jóvenes españoles, entre ellos los universitarios, emplean  al días  más  de una hora a actividades lúdicas sedentarias, tales como ver televisión,  navegar por internet, redes sociales, juegos de ordenador, etc. En nuestra opinión, esto  podría estar más relacionado con la escasa prioridad que esas personas conceden a la realización del deporte, que a una falta de tiempo real.

De forma genérica, los resultados alcanzados en esta investigación nos permiten ser optimistas, tanto en el ámbito de la práctica deportiva como de igualdad. De esta manera,  como se ha indicado en la introducción, sí los principales objetivos de las políticas de igualdad persiguen eliminar los obstáculos que dificultan  la igualdad entre hombres y mujeres, tanto a nivel de normas como de hábitos y costumbres, de manera indirecta, se constata que lo que se ha ejecutado en materia de igualdad ha tenido incidencia positiva en la práctica deportiva del alumnado universitario. Igualmente, las políticas de fomento en la ciudadanía de la actividad física y el deporte, parece que están cuajando positivamente en la población universitaria de Galicia, al menos en las titulaciones estudiadas en esta investigación. Sin embargo, somos conscientes que estos resultados y conclusiones han de ser tomados con cautela, al no ser la muestra representativa.

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