Influencia del deporte en la diabetes mellitus tipo 1, en edad escolar.
RESUMEN
El equilibrio entre el aporte calórico, el tratamiento de insulina y el gasto de energía son factores relevantes para el control óptimo de glucosa, el crecimiento y el control de peso en niños con diabetes tipo I. Sin embargo, existen pocos informes referidos a la asociación entre el aporte energético, la actividad física y la composición corporal en los adolescentes diabéticos tipo I. De aquí surge nuestra preocupación por investigar sobre la relación existente entre el deporte y el suministro de insulina. Por ello analizamos la relación existente entre la actividad física realizada y el consumo de insulina, en una población de 20 niños de Ourense, que realizaban distinto tipo de actividad física y que eran sometidos a controles periódicos de insulinemia.
INTRODUCCIÓN.
El equilibrio entre el aporte calórico, el tratamiento de insulina y el gasto de energía son factores relevantes para el control óptimo de glucosa, el crecimiento y el control de peso en niños con diabetes tipo I. Sin embargo, existen pocos informes referidos a la asociación entre el aporte energético, la actividad física y la composición corporal en los adolescentes diabéticos tipo I. De aquí surge nuestra preocupación por investigar sobre la relación existente entre el deporte y el suministro de insulina. Puesto que es una de las enfermedades crónicas más frecuentes de la infancia y la adolescencia, estudiarla en una población determinada es algo necesario.
FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA
El término diabetes mellitus se refiere a un grupo de enfermedades metabólicas caracterizadas por hiperglucemia, que puede ser debida a defectos en la secreción de insulina, en la acción de la insulina o a una combinación de ambas. Según criterios del Comité de Expertos en el Diagnóstico y Clasificación de la Diabetes Mellitus de la American Diabetes Association (ADA), se denominan diabetes mellitus tipo 1 (DM1), antes llamada diabetes mellitus dependiente de insulina, aquellos casos cuya causa es la destrucción de células betapancreáticas y que puede presentarse con cetoacidosis. Esta destrucción se debe en la mayoría de los casos a un proceso autoinmune, expresado por la presencia de autoanticuerpos, mediado por linfocitos T, que ocurre en una población genéticamente predispuesta y expuesta a factores ambientales no bien conocidos. El ejercicio físico tiene un efecto favorable en la evolución del diabético, y la experiencia enseña que colabora de forma eficiente en su mejor control metabólico. En el diabético insulinodependiente bien controlado, el ejercicio produce una disminución de los niveles de glucemia como consecuencia de tener una cantidad de insulina adecuada. En estos casos puede producirse hipoglucemia durante o después del ejercicio físico, ya que el paciente está sujeto a la cantidad de insulina que se administró y no puede manejar su propia concentración como hace el sujeto que no tiene diabetes, en el que el ejercicio disminuye la secreción de insulina. Si los niveles de insulina alcanzados por el diabético son muy elevados también se produce un freno en la producción de glucosa por el hígado. Esto, unido al mayor consumo de glucosa por el músculo, es lo que condiciona la hipoglucemia que puede producirse en esa situación. El ejercicio puede disminuir las necesidades insulínicas del diabético bien controlado y habrá que aconsejarle la necesidad de aumentar la ingesta hidrocarbonada y/o reducir la dosis de insulina según los casos. Por el contrario, el diabético mal controlado, con hiperglucemia (más de 350 mg/dl) y cetonuria, se agrava tras la realización del ejercicio físico. En el diabético insulinodependiente que se inicia en el ejercicio es habitual una progresiva disminución de las necesidades insulínicas que puede llegar en algunos casos hasta un 30-40% de la dosis inicial en un periodo de 3-4 meses.
MATERIAL Y MÉTODOS.
El método utilizado ha sido una rejilla observacional aplicada a una muestra de 20 niños (10 niños y 10 niñas) con diabetes mellitus tipo I que asisten de manera continua a la Residencia Cristal Piñor de Ourense. El método consiste en una punción en la yema del dedo y el análisis de una gota de sangre con una máquina específica para analizar el porcentaje de hemoglobina glicosilada en sangre (proteína que va unida a la sangre y determina el nivel de glucosa existente en la misma). Los niños que presentan un buen control, realizan esta prueba con una periodicidad de dos meses, mientras que aquellos que presentan un mal control la realizan semanalmente.
RESULTADOS
De los 20 niñ@s observados se desprenden los siguientes resultados, correspondientes al porcentaje de hemoglobina glicosilada en sangre:
Como observamos en el gráfico hay 5 niños que tienen un buen control, 6 presentan un control aceptable y 9 tienen un mal control. De este estudio en el que se entrevistaron 20 casos de diabetes mellitus tipo I, se observó que aquellos sujetos que realizaban al menos una hora diaria de actividad física, presentaba mejores niveles de glucosa en sangre, que aquellos que solamente hacían las actividades propias del colegio o durante su tiempo libre.
DISCUSIÓN
La cantidad e intensidad del ejercicio que puede realizar cada paciente es muy variable y probablemente estará en relación con la actividad que habitualmente desarrolla. Para la mayoría, sobre todo en obesos, andar 30 minutos diarios puede ser suficiente y proporciona gran bienestar. Es natural que personas que realicen mayor actividad necesiten también más cantidad de ejercicio, pero mucha gente se beneficia bastante simplemente de andar cada día un tiempo determinado y a una hora concreta. Esta actividad, por otra parte, es muy segura, tiene pocos riesgos y es económica. Es aconsejable que el paciente consulte primero con su médico cuando pretende realizar ejercicio físico de forma continuada, teniendo en cuanta todos los problemas que pueden ser en alguna manera contraindicación. Cualquier tipo de ejercicio debería iniciarse con un periodo de calentamiento continuado con alguna actividad aeróbica y terminar con una frase de enfriamiento. El programa de ejercicio según la revista “Diabéticos, Presente y Futuro” debería consistir en sesiones de 20 a 30 minutos de actividad aeróbica, a realizar un mínimo de tres sesiones semanales, que según cada caso y teniendo en cuenta toda una serie de factores individuales podrá ampliarse a una sesión diaria. En lo que se refiere a la intensidad del ejercicio, es importante tener en cuenta la respuesta de la frecuencia cardiaca. Se necesita hacer ejercicio por lo menos 30 minutos 3 veces a la semana para tener una frecuencia cardiaca que sea del 70-85% del máximo. Según el Programa de Apoyo a la Atención de la Diabetes, reafirma que una actividad física ayuda a mantener unos buenos niveles de glucosa en sangre aunque resalta que el ejercicio físico nunca debe reemplazar al tratamiento o la dieta. Para obtener beneficios del ejercicio debe realizarse regularmente y a ser posible a la misma hora, debe durar entre 45 y 60 minutos. Se suele observar una disminución de requerimientos de insulina de hasta un 40% en algunas personas. No prescribe el ejercicio físico para una glucemia superior de 300 mg/dL y C. Cetónicos de más de 0,5 mmol/l y en personas cercanas a estos niveles recomienda el ejercicio moderado, pero asegurando suficiente insulina y aumentar el número de controles para actuar en consecuencia. El programa desaconseja realizar deporte en casos de: • Diabetes descompensada: cetosis • Hipoglucemias recurrentes • Problemas cardiovasculares • Retinopatía • Neuropatía • Hipertensión La Unidad de Endocrinología del Servicio de Pediatría del Hospital Vall D´Hebron (Barcelona) recomienda ejercicios físicos de baja resistencia o aeróbic porque favorecen la circulación sanguínea periférica, mejorando la oxigenación y nutrición de todas las células. No aconseja por el contrario los ejercicios de alta resistencia porque disminuye la oxigenación de los tejidos en actividad y aumenta la tensión arterial. Propone hacer ejercicio regular a diario de una duración de 45 a 90 minutos, siempre que sea diabético insulinodependiente y desaconseja la actividad física para diabéticos con hiperglucemia y/o centonuria. Advierte que con el ejercicio físico aumenta las necesidades de azúcares después de practicarlo, y habrá que aumentar la ración de hidratos de carbono después de éste. En el Boletín de Bayer, Diabetes para el autocontrol del paciente, corrobora que si las condiciones físicas lo permiten, un diabético no tiene más límites que cualquier persona. Para ello hay que prepararse, conocer bien el esfuerzo físico requerido, aplicar preventivamente las correcciones necesarias en la alimentación y en la dosis de insulina, y sobre todo eliminar los riesgos de hipo e hiperglucemia reactiva. En la diabetes tipo I la recomendación para el deporte sería un ejercicio físico sin llegar a la competición en la élite (debido a las importantes cargas) de tipo discreto, moderado o intenso dependiendo de las particularidades de la persona y regulando el tiempo de actividad acorde con la intensidad del esfuerzo. También se desaconseja la actividad física en aquellas persona con antecedentes de enfermedad cardiovascular (angina de pecho, infarto). Cuando se ha diagnosticado una neuropatía diabética (lesión del sistema nervioso). En caso de enfermedad renal (nefropatía). En diabéticos con un mal control metabólico y muy inestable. Pero sobre todo, a todos los diabéticos que no tengan en cuenta las medidas de autocontrol (regulación dietaejercicio- insulina)
CONCLUSIONES
Cabe destacar que la actividad física practicada de forma regular juega un papel clave en la diabetes mellitus tipo I, aunque no es considerado como un tratamiento para la diabetes, ya que, diferentes estudios demostraron que no se obtiene un mejor control de glucosa en sangre a través de la actividad física. A pesar de esto, mejora la sensibilidad de insulina, los aumentos de glucosa, reduce factores de riesgo cardiovasculares y ayuda a prevenir la obesidad. Por esta razón se debería animar a los niñ@s, y adolescentes con T1DM a participar en deportes de equipo o a realizar actividad física ya que principalmente mejorarían su bienestar y calidad de vida. El objetivo para todos los niños con la diabetes debería ser el de atender a sus respuestas individuales de glucemia ante la práctica del deporte para controlar las fluctuaciones de glucosa modificando la dosificación de insulina y la dieta de manera apropiada. Pocas limitaciones deberían tener los jóvenes diabéticos para que puedan competir con sus pares y de modo que ellos puedan sacar las ventajas sociales, psicológicas, y fisiológicas de un modo de vivir físicamente activo.
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