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Motivación en el contexto deportivo teorias
12 Mar 2021

MOTIVACION EN EL CONTEXTO DEPORTIVO (I)

Teorías sobre motivación en el contexto deportivo (1ª parte)

La motivación es considerada, tradicionalmente, como una de las variables más importantes por su influencia sobre el rendimiento (Roberts, 1995). Pero ni el concepto de motivación ni los llamados procesos motivacionales son vistos de la misma forma por el conjunto de la Psicología. A continuación se irán revisando las principales teorías motivacionales al uso, tanto en sus aspectos más generales y conceptuales como en las características más conspicuas aplicadas y aplicables al contento del deporte y del ejercicio.

Motivación de logro

La motivación de logro es una predisposición del sujeto que busca una meta específica (logro o éxito) y se fundamenta sobre las que considera necesidades básicas del individuo: afiliación, superación, poder, etc. (Moreno et al., 2006; Murray, 1938). Pérez y Caracuel (1997), señalan que la búsqueda de motivos de logro sigue dos tendencias opuestas ya sea de manera positiva o negativa que se reflejan en la autoestima del sujeto. Ello se concreta en tres criterios de logro más comunes: demostrar habilidad, lograr la autosuperación y ser aprobado socialmente.

En el terreno deportivo, los deportistas motivados sobre todo por el logro pretenderán evitar el fracaso y sentirse orgullosos de sus logros; son aquéllos que buscan demostrar sus habilidades y conseguir éxitos. En este sentido, un deportista con un alto nivel de motivación de logro elegirá tareas complejas que le permitan demostrar sus habilidades y destrezas o dominio y en las que pueda conseguir sus logros.

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Teoría de la ansiedad de prueba

Como ya demostraran Watson y Rayner (1920), por ansiedad se entiende la reacción emocional suscitada en un individuo ante algún tipo de amenaza de peligro acontecimiento nocivo o no deseado, etc., generalmente señalado por algún estímulo. En esta misma línea, Estes y Skinner (1941), –en su estudio sobre las propiedades cuantitativas de la ansiedad– la identifican como un efecto supresor de la conducta causado por un estímulo, previamente condicionado, emparejado con otro estímulo o situación de naturaleza aversiva.

Es sobradamente conocido, los primeros estudios se iniciaron a principios del siglo XX con Yerkes y Dodson (1908), quienes plantearon una función curvilínea en forma de “U” invertida que relacionaba ansiedad y rendimiento, llegando a la conclusión de que a bajos niveles de implicación y/o activación del sujeto frente a la prueba, el rendimiento era asimismo bajo pero, conforme se incrementan dichos niveles, el rendimiento va subiendo, pudiendo alcanzar un tope máximo. Sin embargo este crecimiento no se prolonga indefinidamente, pues si los mencionados niveles de activación e implicación aumentan, el rendimiento vuelve a descender.

Desde otro punto de vista, la ansiedad es considerada como manifestaciones de tipo cognitivo o fisiológico que logran alterar el rendimiento del individuo ya sea positiva o negativamente. Los factores cognitivos hacen hincapié en las preocupaciones del sujeto ante un examen o competencia a desarrollar, lo que le podría hacer dudar de sus capacidades, su ejecución o su rendimiento, pudiendo conducirle a malos resultados. Los factores fisiológicos hacen referencia a situaciones de orden emocional que afectan a la ejecución del sujeto y se refiere a síntomas físicos de ansiedad: tensión muscular, aumento de las pulsaciones, sudoración, malestar estomacal, dolor de cabeza, etc., (Liebert y Morris, 1960).

La ansiedad de prueba interviene considerablemente en las competiciones deportivas e influye en los resultados de los deportistas. Cuando un deportista muestra niveles de ansiedad altos su rendimiento puede verse afectado considerablemente (Torres, Torregrosa y Roca, 2007). Los valores de ansiedad son bajos cuando las experiencias han sido positivas en cuanto a rendimiento deportivo; sin embargo si aumenta el nivel de ansiedad se produce una bajada en el rendimiento, aumentando la correlación existente entre estas dos variables.

No obstante, existe una dicotomía en relación a cómo los deportistas consideran la ansiedad: los deportistas que se consideran capaces o con una orientación a la tarea con metas más complejas, la consideran como favorecedora de su rendimiento, mientras que los deportistas con una orientación a la tarea pero con metas más sencillas, la consideran perjudicial; lo mencionado puede tener variaciones de acuerdo al deporte, la edad, el género y el tiempo de práctica (Pozo, 2007).

Teoría de la atribución

La atribución se define como un constructo psicológico que hace referencia a cómo las personas realizan juicios sobre su conducta con base en experiencias previas y de sus relaciones de causalidad a través de los procesos cognoscitivos (Mendelsohn, 2001). Las personas realizan atribuciones acerca de lo que les ocurre, en dos variantes, como lo señala Heider (1958): una disposicional y otra situacional, según las cuales los individuos tienden a adjudicar al éxito la primera variante y al fracaso la segunda.

Los éxitos, logros y buenos resultados propician autoestima alta y son eficaces por el proceso de esfuerzo realizado para obtener la tarea; por contra, cuando las personas no logran obtener el éxito y fracasan pueden llegar a una depresión crítica, ya que se atribuyen a sí mismos los malos resultados (Rotter, 1966).

Si se parte de este mismo autor, el sujeto puede identificar dónde radica las causas de la aparición del efecto de sus acciones; dichas causas pueden ser tanto internas como externas; la primera tiene que ver con el sujeto como causante de todo y la segunda con aquellos factores externos que permiten la aparición del efecto (Mendelsohn, 2001).

Para Pérez y Caracuel (1997), existen errores comunes en el proceso de atribución y éstos consisten fundamentalmente en que tendemos a atribuir los éxitos a factores propios mientras que los errores solemos adjudicarlos a factores externos. Cuando el resultado es positivo lo atribuimos a causas estables y el sujeto aumenta su motivación, pero cuando es negativo lo atribuimos a causas inestables, lo que puede producir una baja autoestima y baja motivación.

En el deporte de competición se producen resultados favorables y no favorables; el deportista al término de las competencias, realiza atribuciones sobre las causas del resultado. Como se dijo, si fue positivo lo suele atribuir a causas propias y si es negativo a causas externas (Heider, o.c.; Spink, 1978; Spink y Roberts, 1980). Las experiencias pasadas influyen considerablemente en las posteriores. Si el resultado anterior fue favorable su estado de ánimo y sus expectativas tienden a ser positivos; por el contrario, si el deportista obtuvo un fracaso, tenderán a ser negativos.

Por su parte, aquellos deportistas con una atribución al locus de control interno adjudican los resultados a factores individuales; por lo contrario, aquellos deportistas con un locus de control externo, los atribuyen a factores externos, lo que permite demostrar la importancia de la teoría de las atribuciones en el deporte.

Próximamente: Motivación en el Contexto Deportivo (2ª parte)

Roberto J. García Sandoval*; José C. Caracuel Tubío**
Universidad Autónoma de Tamaulipas (México)*, Universidad de Sevilla (España)**.

Referencias

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  • Deci, E.L. y Ryan, R.M., (2000). The “what” and “why” of goal pursuits: Human needsand the self-determination of behaviour. Psychological Inquiry, 11, 227-268.
  • Deci, E.L. y Ryan, R.M., (2002). Handbook of self-Determination research. New York: The University of Rochester Press.
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  • Feltz, D. (1995) Comprensión de la motivación en el deporte: una perspectiva de autoeficacia. En Roberts, G. (Ed), Motivación en el deporte y el ejercicio, (pp. 123-138). Bilbao: Desclée de Brouwer.
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  • Joloy, E. (2006). Autoeficacia y motivación en el deporte en jóvenes universitarios. http//www.efdeportes.com, 10(92). Consultado en enero de 2008.
  • Locke, E. A. (1968). Toward a theory of task motivation and incentives. Organizational Behavior and Human Performance.3, 157-189.
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  • Watson, J.F. y Rayner, R., (1920). Condicionamiento de reacciones emocionales. Reproducido en R. Ulrich, T. Stachnik y J.Mabry, (compils.), (1966): Control de la conducta humana. México: Trillas. Original en Journal of Experimental Psychology, 3, 1-14.
  • Yerkes, R.M. y Dodson, J.D., (1908). The relation of strength of stimulus to rapidity habit-formation. Journal of Comparative Neurology and Psychology, 18, 459-482.

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