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4 May 2006

La carrera en agua profunda: beneficios en sujetos sedentarios tras ocho semanas de entrenamiento

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Se llevó a cabo un estudio para comprobar los beneficios que un período de ocho semanas de carrera en agua profunda podrían tener en un grupo de sujetos sedentarios. Ocho sujetos adultos (siete hombres y una mujer)…

Autor(es):Paula García Tenorio
Entidades(es): Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.
Congreso:I Congreso Internacional de las Ciencias Deportivas
Pontevedra: 4-6 de Mayo de 2006
ISBN: 84-611-2727-7
Palabras claves: Carrera en Agua Profunda. Velocidad Aeróbica Máxima. Adultos sedentarios.

Abstract

Se llevó a cabo un estudio para comprobar los beneficios que un período de ocho semanas de carrera en agua profunda podrían tener en un grupo de sujetos sedentarios. Ocho sujetos adultos (siete hombres y una mujer) realizaron ocho semanas de entrenamiento aeróbico en piscina profunda con ayuda de cinturones de flotación. La duración de las sesiones varió entre los 21 y los 50 minutos. La intensidad se ajustó de manera individualizada tras comprobar la frecuencia cardíaca máxima (FCM) en el Test de Carrera en Pista de la Universidad de Montreal (UMTT) adaptándola a la piscina y utilizando valores que oscilaban entre el 50% y el 85% para realizar un entrenamiento interválico. Se empleó el programa SPSS para Windows para realizar el análisis estadístico de las variables de Velocidad Aeróbica Máxima (VAM1-VAM2) y Duración (D1-D2) inicial y final del UMTT. Se demostró un aumento tanto en la VAM como en la D en todos los sujetos estudiados excepto en uno (la única mujer del estudio). A pesar de no alcanzar niveles de significación estadística debido al tamaño de la muestra, incrementos en la VAM por encima de 1 Km.h-1 representan mejoras cuantitativas para cualquier sujeto.

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INTRODUCCIÓN

Las mejoras en el rendimiento deportivo, condicionadas en gran parte por las adaptaciones biológicas que el cuerpo humano realiza a los estímulos a los que es sometido a través de volúmenes e intensidades cada vez mayores, hacen que el aparato locomotor del deportista llegue casi al límite de sus posibilidades, soportando un gran estrés que en ocasiones, desencadena lesiones de diferentes tipos por sobrecarga. Por ello, la búsqueda de un sistema alternativo que de manera beneficiosa pueda ser incorporado para la prevención de lesiones y para el mantenimiento de la capacidad aeróbica, encuentra en la carrera en agua profunda (CAP) su más fiel aliado. Con ella, se consigue un aumento del entrenamiento muscular sin someter a las articulaciones y demás puntos débiles a las tensiones que llevarían inherentes otro tipo de entrenamiento (Caminero, 1988). De hecho, Duffield (1985) sostiene que la mayoría de los individuos puede tolerar mejor los ejercicios energéticos en el agua. Avanzando un poco más, el Grupo de Investigación de Actividades Acuáticas del INEFC de Lleida, defiende que correr en el agua puede restablecer a un sujeto para sus actividades normales más rápidamente de lo que se conseguiría empleando los métodos tradicionales de la crioterapia o de las pesas (Sabadí, 1998). La CAP es un programa de readaptación deportiva y de entrenamiento de las capacidades físicas básicas (las cargas de trabajo son susceptibles de producir beneficios principalmente a nivel cardiovascular) que consiste en la práctica de una carrera sin apoyo plantar en el medio acuático con la ayuda de un cinturón de flotación, con el fin de reproducir el gesto cíclico de la carrera pedestre. Escasa es la bibliografía que se remite al tema pero los autores que se han aventurado a profundizar en los beneficios que aporta la CAP, llegan a criterios análogos: con minucioso rigor, es un método de entrenamiento seguro. Puede desempeñar un papel destacado en procesos de recuperación de diversas patologías; a intensidades muy bajas, para colaborar en la eliminación del lactato después de un entrenamiento con cargas pesadas; para incrementar la fuerza y la flexibilidad mientras se trabaja contra una resistencia constante; como método de entrenamiento alternativo cuando las condiciones climatológicas son adversas o extremas; como entrenamiento integrado en el programa regular de un atleta “frágil” … (Caminero, 1988; Cordente, 1997; Dowzer, Reilly, Cable y Nevill, 1999; Duffield, 1985; Eyestone, Felligham y Fisher, 1993; Goulet, 1988; McFarlane, 1995; Sabadí, 1998). Con el objetivo de facilitar una clara comprensión de lo que puede llegar a representar un entrenamiento de carrera en agua profunda se propone con el presente estudio: 1- Comprobar las mejoras que a nivel cardiovascular puedan producirse con un trabajo de carrera en agua profunda en sujetos sedentarios; 2- Comparar los valores obtenidos con los de otros estudios reflejados en la bibliografía consultada. 3- Determinar un protocolo válido y fiable que sirva como base para futuros programas de entrenamiento de carrera en agua.

MATERIAL Y MÉTODO

En el presente estudio participaron ocho sujetos (siete hombres y una mujer) con edades comprendidas entre los 25 y los 40 años que previamente fueron informados del objeto de investigación, dando su consentimiento. Todos los individuos estaban familiarizados con el medio acuático pero no así con la actividad a realizar en las 20 (± 4) sesiones de entrenamiento de CAP, motivo por el cual fue necesaria una semana previa de entrenamiento para conseguir una técnica notablemente correcta. Con el fin de evitar una excesiva fatiga muscular sobre todo tras las 4 ó 5 primeras sesiones se repartieron los tres días de entrenamiento semanales en sesiones distintas y días alternos. La duración de cada una de las sesiones varió en función del volumen diario, oscilando entre los 21 los 50 min. La intensidad de las mismas, tal y como recomienda el Colegio Americano de Medicina del Deporte (1991), se ajustó de manera individualizada sobre intensidades que iban desde el 50% (para las micropausas activas entre las series), el 65% (para el calentamiento), el 75% (para las series de 3 min.), el 80% (para las series de 2 min.) y el 85% (para las series de 1 min.) de la frecuencia cardíaca máxima (FCM) del sujeto registrada tras la prueba de carrera en pista de la Universidad de Montreal (UMTT). Este entrenamiento interválico coincidiendo con las afirmaciones de Tuimil (1999) presupone un volumen relativamente elevado a una intensidad media-alta, una duración media de la carga (entre 1 y 3 minutos) y cortos períodos de recuperación que se ciñen en este caso, a la escala 1:1. Con la aplicación de este método de entrenamiento se pretende conseguir una mejora en la capacidad aeróbica y en la tolerancia y eliminación del lactato. Con el fin de comprobar cuál era la velocidad aeróbica máxima (VAM) a la que los sujetos eran capaces de llegar previo a los entrenamientos de CAP y cuál tras dos meses de trabajo, la muestra fue sometida al UMTT. Es una prueba indirecta, máxima, colectiva, progresiva y de protocolo triangular que se realiza en una pista calibrada con marcas cada 50 m. El sujeto debe correr el máximo tiempo posible siguiendo el ritmo impuesto por una señal sonora, de tal forma que el paso del sujeto coincida con la siguiente señal sonora al paso por la referencia visual correspondiente situada cada 50 m. Para un mayor control de la prueba y por lo tanto de la fiabilidad del test, se contó con la referencia de un ciclista que marcaba el ritmo, limitándose el sujeto única y exclusivamente a seguirla hasta que fuera incapaz de soportar el ritmo impuesto. El test se inicia con una velocidad de 7 Km.h-1, que aumenta en 1 Km.h-1 a intervalos de 2 minutos hasta un máximo de 25 Km.h-1. La VAM corresponderá a la velocidad del último estadío completado. La duración de la prueba depende del nivel de los sujetos y suele oscilar entre los 10 y los 25 minutos (Tuimil, 1999). Su protocolo validado científicamente presenta un nivel de correlación con los resultados de la VAM obtenidos mediante determinación directa en laboratorio de r>0,90. (Tuimil y Ferrán, 2001). Pasados tres días, se comenzó con el trabajo específico de la CAP. La instalación empleada para ello fue una piscina cubierta, climatizada, de 25 metros de longitud y con una profundidad suficiente como para que los pies de los sujetos no contactaran con el fondo de la misma. Dado que el agua conduce al sujeto a modificar la organización de las sensaciones relativas a su propio cuerpo y está obligado a constantes ajustes para la permanente adaptación de un nuevo acto motor (Detilleux, 1995), contaron con la ayuda de un chaleco de flotación para minimizar los posibles errores producidos durante la ejecución técnica del estilo de carrera en el medio acuático. La sistematización de los entrenamientos encontró en el incremento gradual del volumen su cambio más significativo, permaneciendo invariables las intensidades de las series a lo largo de las ocho semanas de trabajo. Estas se controlaron de manera individualizada a través de Pulsómetros que permitieron registrar en un fichero la frecuencia cardíaca cada cinco segundos, de cada una de las series y recuperaciones de 1 min., de 2 min. y de 3 min., llevadas a cabo por este orden y de manera repetida e incremental a lo largo de las siete primeras semanas de entrenamiento (Tabla I).

Tabla I. Entrenamiento de 8 semanas CAP destinada a un grupo de sujetos adultos sedentarios. Recuperación activa ceñida a la escala 1:1.

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Para el análisis estadístico de los datos se empleó el programa informático SPSS para Windows. Las variables sobre las cuales se realizó dicho análisis así como las pruebas a aplicar en el mismo, se establecerán a continuación, previa presentación de los datos. Las variables sobre las que se trabajó en el estudio son: Velocidad aeróbica máxima inicial (VAM1) (m/sg.): variable en escala de intervalo o de razón; Velocidad aeróbica máxima final (VAM2) (m/sg.): variable en escala de intervalo o de razón; Duración del UMTT inicial (D1) (sg.): variable en escala de intervalo o de razón; Duración del UMTT final (D2) (sg.): variable en escala de intervalo o de razón. Las pruebas estadísticas empleadas para la consecución de los resultados se describen a continuación: Prueba de Kolmogorov-Smirnov, para determinar si la diferencia entre la función de distribución empírica de la variable y la función de distribución esperada bajo hipótesis de normalidad, es estadísticamente significativa; Prueba de Levene, para comprobar la homogeneidad de la varianza en las variables comparadas; T de Student, para determinar si la diferencia entre las medias de dos variables es estadísticamente significativa; Prueba de los signos, para determinar si la diferencia entre el número de veces en que el valor de una variable es mayor que el de la otra y el número de veces en que es menor, es estadísticamente significativa; Prueba de Wilcoxon, para determinar si la diferencia entre la magnitud de las diferencias positivas entre los valores de las dos variables y la magnitud de las diferencias negativas, es estadísticamente significativa; Análisis inferencial, para establecer posibles diferencias significativas entre la VAM inicial y la VAM final. Se aplica la T de Student previa comprobación de normalidad y homogeneidad de las variables. Con el fin de ser riguroso en el análisis y debido al pequeño tamaño muestral se aplica la alternativa no paramétrica mediante la prueba de signos y de Wilcoxon.

RESULTADOS

Los valores encontrados en este estudio en las variables de VAM1, VAM2, D1 y D2, se presentan en la Tabla II. Se registraron mejoras tanto en la VAM como en la duración en el tiempo en el UTTM en todos los sujetos excepto en uno, curiosamente el único de sexo femenino. No se encontraron diferencias significativas en la VAM (p = 0.14), pero sí en la duración del UMTT (p = 0.03). El valor medio de la VAM1 fue de 14.75 Km.h-1 frente a los 15.5 Km.h-1 obtenidos ocho semanas más tarde en la VAM2. Por lo que respecta a los valores medios de la D, los resultados conseguidos en el estudio fueron de 1079.875 metros para D1 y de 1151.5 metros para D2.

Tabla II: Análisis comparativo entre la VAM1 y VAM2, y el D1 y D2, obtenidas a través de la prueba progresiva de carrera en pista de la Universidad de Montreal.

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En la Tabla II y a nivel descriptivo, puede observarse cómo se produce una mejora tanto en la VAM como en la D en el UMTT en casi todos los sujetos. Tan sólo uno de ellos curiosamente el único de sexo femenino, presentó valores inferiores en el segundo registro de datos. Inicialmente, es este un hecho sin mayor transcendencia y la causa más probable es que sea fruto del azar. No obstante, Brown et al. (1998) comprobaron que la relación entre la frecuencia cardíaca y el porcentaje de consumo máximo de oxígeno depende del sexo. A este estudio se contrapone el de Green, Cable y Elms (1990) al demostrar que la relación entre las dos variables durante la carrera en agua profunda no es dependiente del sexo. Si bien puede afirmarse que el grupo ha mejorado en las variables estudiadas (VAM1 vs. VAM2, y D1 vs. D2), diferencias significativas se han encontrado únicamente en la duración de las mismas. Estas diferencias fueron contrastadas con la prueba de Wilcoxon pero no con la de los Signos, lo que lleva a interpretar que si bien el número de sujetos que ha mejorado no difiere significativamente de aquellos que han empeorado, la magnitud de estas mejoras sí ha sido significativa. El hecho de no haberse encontrado diferencias significativas en la VAM, tal vez obedezca al carácter de la magnitud de la medida (variable discreta); es decir, el rango de valores de esta variable es muy pequeño, y esto junto al tamaño muestral, dificulta determinar la existencia de posibles diferencias significativas. Pero no se puede obviar que para cualquier deportista, un incremento de 1 Km.h-1 en la VAM supone una mejora más que considerable, y que prescindir de la información o interpretación “cualitativa” de los resultados dejaría lagunas en cualquier investigación semejante a la que se presenta. La carencia de estudios análogos que permitan aunar conocimientos que aventajen las publicaciones actuales, presenta los peculiares inconvenientes de la inexperiencia generalizada existente en este nuevo campo del entrenamiento y la readaptación funcional de deportistas. De todos los estudios consultados tan solo uno, el de Michaud, Brennan, Wilder y Sherman (1995) se asemeja al presente trabajo. Sometiendo a 10 sujetos adultos sedentarios a un período de ocho semanas de entrenamiento, tres días a la semana y con un volumen de entrenamiento que osciló entre los 16 y los 36 minutos, consiguieron una mejora de la potencia aeróbica máxima en un 20.1%. Bushman et al. (1997) concluyeron que tras un período de cuatro semanas de entrenamiento de carrera en agua, 11 atletas dedicados a la competición con edades comprendidas entre los 32.5 ± 5.4 años, fueron capaces de mantener su condición física hasta el extremo de poder reemplazar sus entrenamientos en tierra realizando los equivalentes mediante carrera en agua profunda. Algo similar concluyeron los primeros estudios encontrados en las referencias bibliográficas. Así, Gatti, Toung y Glad (1979) mostraron que con tres semanas de entrenamiento de carrera en agua, se lograban mantener los niveles de consumo máximo de oxígeno de manera similar al del grupo que mantenía su entrenamiento regular, y por encima del grupo control que dejaba de entrenar durante el mismo período de tiempo. Eyestone, Fellingham, George y Fisher (1993) demostraron que el tiempo realizado por 32 sujetos en una prueba de dos millas de distancia podía ser mantenido e incluso mejorado ligeramente después de realizar un entrenamiento exclusivo de CAP durante 6 semanas. No obstante, en otros trabajos como en el de Wilber, Moffat, Scout, Lee y Cucuzzo (1996) no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el VO2 máx tras 6 semanas de entrenamiento en agua al compararlo con un grupo control que mantenía sus entrenamientos en tierra. Independientemente de la finalidad del trabajo de la CAP no debe dejarse en el olvido que el desarrollo de un programa de entrenamiento efectivo y satisfactorio debe basarse en la periodización a fin de evitar el sobreentrenamiento; para ello, es imprescindible conocer los efectos fisiológicos del entrenamiento en el agua y contar con nuevos trabajos en los que el tamaño de la muestra sea suficientemente amplia para obtener resultados significativos. Del mismo modo, el hallazgo de un protocolo cerrado y riguroso, facilitaría comparar, corroborar y consolidar los resultados obtenidos en los estudios sobre carrera en agua profunda.

CONCLUSIONES

1. La CAP mantiene e incluso mejora los niveles de Velocidad Aeróbica Máxima 2. LA CAP representa un programa de entrenamiento válido para complementar y/o sustituir los entrenamientos de carrera pedestre.

BIBLIOGRAFÍA

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  • Wilber, R.L., Moffat, R.J., Scott, B.E., Lee, D.T., Cucuzzo, N.A. (1996). Influence of water run training on the maintenance of aerobic performance. Medicine and Science in Sports and Exercise, 28(8),1056-62.

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