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24 Nov 2021

PERDONARSE EL FALLO, ENTENDER EL ERROR

Perdonarse el fallo, entender el error.

Tanto profesores, padres, familiares, amigos y demás compañeros que suelen vernos entrenar o competir a lo largo de las semanas, están de sobra acostumbrados a vernos reaccionar de muy distintas formas cuando fallamos. Por ejemplo al echar fuera una bola clarísima, o cuando cometemos dos dobles faltas seguidas, cuando tengo toda la pista para meter la bola y de repente se va larga… Vemos que son errores que se repiten una y otra vez. De vez en cuando experimentamos una fase en la que parece creo ya no va a haber más, y de repente, ahí está otra vez el fallo. ¿Por qué?

Las reacciones a estas situaciones suelen ser muy marcadas, entendidas y asumidas por todos los que formamos la gran familia del tenis, por ejemplo; Frustración, incapacidad, enfado, ira, sensaciones de inferioridad, auto-lenguaje negativo, impotencia, y un largo etcétera. Los insultos que nos dedicamos a nosotros mismos, los enfados que conllevan el fallo forzado y no forzado son comunes en todas las canchas cuando aparece. Bien, ¿Por qué nos sucede esto? Sé que debo perdonarme el error o el fallo, juego a un juego, el tenis, en el que se convive con el error gran parte de los entrenamientos, o de los partidos que hago. Sin embargo no soy capaz de hacerlo, de perdonármelo.

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Quizá lo que no soy capaz de comprender o procesar, es que estoy en una fase de aprendizaje. Me explico. Para dominar una habilidad (una derecha, un revés, un saque, etc.) o un conocimiento en un campo establecido por completo (matemáticas, historia, economía, marketing, etc.), el cerebro pasa por 4 fases.

  1. No sabes, que no sabes.
  2. Sabes que no sabes.
  3. Sabes que sabes.
  4. No sabes que sabes.

Cuando te encuentras en la primera fase, no eres ni siquiera consciente de que eres un completo ignorante sobre el tema. Si posees la suficiente humildad de darte cuenta de que estás en ese punto, pasarás a encontrarte en el segundo, y ya por lo menos serás consciente de la ignorancia de la que partes, quedándote en una disposición idónea para el aprendizaje. Es aquí, en esta segunda fase donde iniciarás un camino largo, duro, costoso, y por qué no decirlo, también divertido. Este proceso que transcurre entre el punto dos y punto tres se llama Proceso de Aprendizaje. Un ejemplo sencillo, si recordamos cómo nos fue el proceso de aprender a montar en bicicleta, recordaremos con más o menos cariño los golpes y las caídas que hemos tenido.

El proceso de aprendizaje lleva incluido el error y el fallo, es lógico y normal que existan (tanto forzados como no forzados) cuando estás aprendiendo. Sin embargo no lo interpretamos de la misma manera que cuando aprendíamos a montar en bicicleta. Aquí ya es interpretado como un fracaso, en lugar de parte del proceso de aprendizaje.

Hasta llegar a la fase tres en este deporte pasará mucho más tiempo que con la bicicleta. Es un transcurso mucho más largo y del que tenemos que ser conscientes del lugar que ocupamos en él. Si no somos conscientes de ello, de que estamos en un proceso de aprendizaje que va a conllevar cometer errores y cometer fallos, vamos a interpretar estos como si fueran fracasos, reaccionando con frustración y enfados.

Respondiendo a las preguntas que inicialmente hacía, fallamos porque es normal que fallemos, ¡Estamos en un proceso de aprender a dominar una habilidad!, ¿¡Cómo no vamos a equivocarnos y echarla fuera!? Aprende a verlo como parte de ese proceso de aprendizaje y no como un fracaso, porque no lo es en absoluto. Y aunque podemos frustrarnos por infinidad de cosas, el no entender que estoy entre el paso dos y tres, es un motivo de mucho peso por el que llegamos a frustrarnos.

Cuando con el tiempo y la práctica hayamos conseguido llegar a la tercera fase, comenzará otro largo camino hasta llegar a dominar la tarea o la habilidad, y es cuando habrás aprendido y dominado esa habilidad o conocimiento, y por lo tanto  lo hagas sin querer. En este proceso de perfeccionamiento, también va incluido el fallo.

Mi consejo una vez más es que sepas situarte correctamente en una o entre alguna de esas cuatro fases, no te dejes llevar por comentarios que te saquen y te adelanten lo que todavía no toca. Cuando le decimos a alguien que está aprendiendo que es muy bueno y que tiene una “derecha demoledora”, lo que hacemos es decirle indirectamente que ya está en la fase cuatro, cuando realmente no lo está. En un partido o en un entrenamiento, al fallar, se provocará un conflicto interno grande: “Si soy tan bueno, ¿Por qué fallo?”, provocando la temida frustración.

Entiende y asimila bien esto, porque si lo haces, te vas a asegurar haber madurado un poquito más en tu proceso de aprendizaje, tomando el fallo como lo que de verdad es; parte del proceso, NO un fracaso. Y recuerda esto:

AÚN no eres lo suficientemente bueno…”


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